Alonso Verdugo de Castilla

Detalle del retrato de Alonso Verdugo de Castilla por Andrés Ginés de Aguirre, 1768. N. º Inv.: 314. © Real Academia de la Historia

letra P

Toma de Posesión

10 de Junio de 1740

Fallecimiento

1 de Enero de 1767

Alonso Verdugo de Castilla

Académico de número

Alcalá la Real (Jaén), 1706-Turín, 1767

El 10 de junio de 1740 era elegido académico de número el diplomático y poeta Alonso Verdugo, conde de Torrepalma. El ocupante de la silla P había sido elegido supernumerario cuatro años antes, el 6 de marzo de 1736.

Nacido en Alcalá la Real (Jaén) el 3 de septiembre de 1706, Alonso Verdugo era hijo del también académico y segundo conde de Torrepalma Pedro Verdugo, uno de los hombres más eruditos de su tiempo. El joven Alonso pronto seguiría los pasos de su padre; ya a los trece años traducía obras del italiano y, aficionado a la poesía como su padre, escribía sus primeros versos.  En 1720 se trasladaron a Granada y Verdugo hijo empezó a abrirse camino en el mundo de las letras y de los estudios; acudía a bibliotecas y a sesiones literarias y se codeó con numerosos intelectuales de la época.

Más adelante, con la llegada de los reyes a Madrid, Verdugo se estableció en la capital y participó en la fundación de la Real Academia de la Historia, creada el 21 de febrero de 1735. El tercer conde de Torrepalma estuvo siempre vinculado a la política y a la labor diplomática, de la mano de la Casa Real; entró al servicio de Fernando VI como mayordomo de semana y en 1755 fue nombrado ministro plenipotenciario en Viena, donde permaneció cinco años; desde allí informaba de su labor al monarca religiosamente, enviándole cartas con numerosa documentación y noticias. En 1758 Carlos III le nombró embajador en la ciudad de Turín, cargo que desempeñó hasta su muerte en 1767.

En la Real Academia Española continuó la labor iniciada por su padre; participó en la elaboración del plan general del diccionario y supuso un importante nexo entre la Academia y la Corona, con la que tan buena relación mantenía. Sin embargo, su intensa actividad diplomática en Turín y su trabajo en la corte lo mantuvieron alejado de las tareas académicas.

Al igual que su padre, Alonso Verdugo destacó como poeta. En palabras de Alonso Zamora, en sus versos barrocos era «dado a la imaginería excesiva y grandilocuente, pero tras la que se adivina una indudable sensibilidad poética» (La Real Academia Española, p. 73).

El talentoso Alonso Verdugo, caballero de las órdenes de Santiago y de Calatrava, murió siendo embajador en Turín en 1767.

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