José María de Cossío

José maría Cossio

letra G

Toma de Posesión

6 de Junio de 1948

Fallecimiento

24 de Octubre de 1977

Cargo

Primer vocal adjunto

José María de Cossío

Académico de número

Valladolid, 1892-1977

El historiador y erudito vallisoletano tomó posesión de su asiento académico el 6 de junio de 1948 con el discurso titulado Lope, personaje de sus comedias. Le respondió, en nombre de la Academia, Emilio García Gómez: «Sin perjuicio de escribir como el que más, [a Cossío] le queda vagar para frecuentar asiduamente la sociedad, viajar de continuo por placer, dejarse ver en todos sitios, no perderse concierto, corrida ni espectáculo, jugar en campeonatos de ajedrez, no tener nunca prisa, y pasarse en un café las horas vivas» (p. 92).

Nacido el 25 de marzo de 1892, Cossío estudió Derecho en Valladolid y Filosofía y Letras en la Universidad de Salamanca, donde fue alumno de Miguel de Unamuno y entabló amistad con él. Aficionado a los libros desde joven, Cossío, como gran humanista, comenzó a coleccionarlos y a catalogarlos en la biblioteca de su casona de Tudanca (Cantabria), en la montaña santanderina; pronto se convirtió, al igual que el académico Antonio Rodríguez Moñino, en un grandísimo bibliófilo. La nutrida biblioteca de su casona —prueba del afán coleccionista de toda una vida— lleva hoy su nombre y ha sido convertida en un museo biblioteca.

Fue precisamente en la casona de Tudanca donde Cossío, junto con el director de la Biblioteca Menéndez Pelayo de Santander, Miguel Artigas, y los poetas de la generación del 27 Gerardo Diego y Jorge Guillén, comenzaron a promover una nueva mirada a Góngora, que culminaría en el homenaje al poeta en 1927. Cossío —íntimo amigo de los miembros de la generación del 27 y afín a la revalorización del poeta del Siglo de Oro— participó entonces en la edición de los Romances de Góngora (1927) y en el homenaje al poeta, que se celebró en Sevilla en 1927 y que marcó, simbólicamente, el nacimiento de una de las generaciones poéticas más brillantes del siglo xx.

José María de Cossío escribió, desde joven, artículos en los periódicos más populares de la época: El Sol, la Revista de Occidente, ABC, y, ya en la posguerra, en Escorial. Sus artículos, prólogos y ediciones críticas sobre la poesía del siglo xviii, tanto de autores españoles como extranjeros, se sucedieron a lo largo de su vida y fueron publicados en prensa y en revistas especializadas.

Ya en la década de 1920, la presencia de José María de Cossío en Madrid era frecuente; viajaba a menudo a la capital para estar al tanto de las novedades literarias y pronto se convirtió en una figura muy popular en las tertulias literarias y en el círculo cultural de Madrid; una de las más conocidas era la que mantenía con el también académico y bibliófilo Antonio Rodríguez Moñino, por la que desfilaban escritores, profesores y cualquier hispanista que recalase en Madrid. Además de capitanear numerosas tertulias literarias, Cossío —aficionado a los toros como Francisco de Goya— mantuvo amistad con algunas de las grandes figuras del toreo de la época, como Gallito, Belmonte, el Gallo o Ignacio Sánchez Mejías.

El escritor, famoso por su taurofilia —ya había escrito varios libros y artículos sobre toros—, recibió en 1943 el encargo de la editorial Espasa Calpe de publicar un gran tratado sobre los toros. Cossío, que había sido director de las ediciones de clásicos castellanos y asesor literario en Espasa Calpe, comenzó entonces la que sería su obra más conocida, Los toros, una enciclopedia cuyos cuatro primeros tomos publicó personalmente (1943-1961) y que fue continuada,  tras su muerte y fiel al guion inicial, por diversos colaboradores. Los toros constituye, hoy, un manual básico y completísimo sobre cualquier vertiente del mundo taurino.

Amén de Los toros y de sus numerosos artículos sobre poesía, la producción literaria de Cossío fue extraordinaria; recogió los romances tradicionales de la montaña santanderina, y dedicó trabajos de erudición y crítica a diversos aspectos de la literatura.  Cabe señalar, entre otros, títulos como La obra literaria de José María de Pereda (1934), Poesía española (1936), Fábulas mitológicas en España (1952), Rutas literarias de la montaña (1960) y Cincuenta años de poesía española (1850-1900), un detenido análisis de los poetas más destacados.

Cossío murió en Valladolid el 24 de octubre de 1977; seis años después, sus restos se trasladaron desde el panteón familiar de Valladolid al humilde cementerio de Tudanca. El taurófilo, que no se perdía ningún «concierto, corrida ni espectáculo», pasó largas temporadas en la montaña de Tudanca, rodeado de sus libros. Hoy, como entonces, descansan sus restos junto a la casona, convertida en casa museo del escritor.

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