Rafael María Baralt

Rafael María Baralt. Óleo de Antonio Herrera Toro.

letra R

Toma de Posesión

27 de Noviembre de 1853

Fallecimiento

4 de Enero de 1860

Rafael María Baralt

Académico de número

Maracaibo (Venezuela), 1810-Madrid, 1860

El 27 de noviembre de 1853 ocupaba su asiento en la RAE el primer miembro americano de la institución, el periodista y poeta venezolano Rafael María Baralt, que dedicó su discurso de ingreso a su antecesor en la silla, Don Juan Donoso Cortés, marqués de Valdegamas, sus obras y su estilo; y consideraciones sobre «los que so color de ilustrar y enriquecer el habla miserablemente la profanan y empobrecen»: «Mi veneración á la Academia Española data de los primeros años de mi existencia, y vive unida en mí á los recuerdos de aquella edad en que el ánimo y la inteligencia reciben, á modo de tierra vírgen, la semilla de los afectos que difícilmente se borran, de las pasiones que tarde se apagan, y de las ideas que jamás se olvidan» (p. 5). El académico Joaquín Francisco Pacheco fue el encargado de darle la bienvenida a la casa de las palabras.

Nacido en Maracaibo (Venezuela) el 3 de julio de 1810, Baralt vivió en América hasta 1841. De raíces españolas por parte de abuelo paterno, la infancia de Baralt transcurrió en la República Dominicana. En 1823 regresó a Venezuela, se alistó en el ejército y participó en la batalla de Maracaibo. Tras estudiar Latín y Filosofía en Bogotá, volvió a Venezuela, donde fue nombrado oficial la oficina de correos del departamento de Zulia, oficial del Estado Mayor (1830) y secretario del general Santiago Mariño, a quien acompañó en la Revolución de 1835. En Caracas, Baralt formó parte de la vida intelectual y cultural de la ciudad; participó en la Sociedad Económica de Amigos del País y colaboró en distintas revistas y periódicos, como El Correo de Caracas, donde publicó artículos costumbristas.

En 1841 se trasladó a París con el fin de elaborar y publicar la obra Resumen de la Historia de Venezuela, y a su regreso a Venezuela le fueron encomendados otros proyectos que le llevaron de a Londres y a Sevilla. En 1846 llegó a Madrid, donde pronto se convirtió en uno de los periodistas políticos más destacados de su tiempo; comenzó a colaborar en El Tiempo, donde publicó su Oda a España (1846), y se incorporó después en El Espectador y en El Siglo, donde publicó una serie de artículos sobre la libertad de imprenta que hicieron que fuera detenido y encarcelado. En 1849 Baralt obtuvo el primer premio del Liceo de Madrid por su Oda a Cristóbal Colón, y en 1852 fue nombrado vocal de la Junta consultiva de teatros del Reino. Después fue director de la Gaceta de Madrid y de la Imprenta Nacional, y fue nombrado comendador de la Real Orden de Carlos III.

Pero la fama de Baralt se vio consolidada con la publicación del Diccionario Matriz de la lengua castellana (1850), del que solo se publicó el plan general, y, sobre todo, con la publicación del Diccionario de galicismos (1855), con prólogo del académico Hartzenbusch. A pesar de los errores de la obra, comentados por Juan Mir en su Prontuario de hispanismos y galicismos (1908), el Diccionario de galicismos aportó una valiosa información sobre un tema que preocupaba mucho en los círculos intelectuales de entonces, la rápida penetración del francés en los medios culturales. La labor filológica de Baralt fue exaltada por el gramático venezolano Andrés Bello y por el filólogo Milá y Fontanals.

Además de su faceta periodística y filológica, Baralt escribió numerosas odas y poemas, Oda a España (1846), Oda a Colón (1850), Odas a S. M. la Reina Doña Isabel II (1851), etc. Su obra completa fue editada por la Universidad de Zulia entre 1960 y 1970, coordinada por Pedro Grases, y sobre su personalidad es de imprescindible manejo el libro de Agustín Millares Carlo, Rafael María Baralt (1810-1860). Estudio biográfico, crítico y bibliográfico (1969).

Rafael María Baralt, el primer académico americano de la RAE, murió en Madrid el 4 de enero de 1860. En 1982 fue creada en su honor la Universidad Nacional Experimental Rafael María Baralt en Cabimas, (Venezuela). El venezolano fue retratado, con guasa y en verso, en el libro Cabezas y calabazas (Salvador María Granés, 1880, p. 148):

«Cuando joven, era un crítico

ilustrado e indulgente:

hoy la edad le ha hecho gruñón

y, cuando critica, muerde».

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