Agustín de Foxá y Torroba (electo, 1956)

El conde de Foxá durante la conferencia en los estudios de Radio Nacional, «Personajes del bando nacional. Escritores» (1936-1939).  © Biblioteca Nacional de España

letra Z

Elección

1 de Enero de 1956

Fallecimiento

30 de Junio de 1959

Agustín de Foxá y Torroba (electo, 1956)

Académico de número

Madrid, 1906-1959

En 1956 era elegido académico el diplomático y escritor Agustín de Foxá, conde de Foxá. Sin embargo, el nuevo ocupante de la silla Z no llegó a tomar asiento; murió tres años después sin haber leído el preceptivo discurso de ingreso.

Nacido en Madrid el 28 de febrero de 1906, Agustín de Foxá estudió Derecho en Madrid e ingresó en el cuerpo diplomático en 1930, desempeñando sus primeros servicios en Bucarest y en Sofía. El estallido de la Guerra Civil le sorprendió en Madrid, de donde consiguió salir en agosto de 1936 con destino a Rumanía. En 1937 regresó a España; ocupó la Secretaría de Relaciones Exteriores en Salamanca y fue nombrado inspector del Servicio Exterior de Falange Española.

Concluida la guerra, fue designado jefe de Falange Española en Italia, en noviembre de 1939, donde permaneció hasta 1941. Volvió entonces a su labor diplomática; en julio de 1941 fue enviado a Helsinki, donde conoció y entabló una gran amistad con el escritor italiano Curzio Malaparte –corresponsal de Guerra durante la II Guerra Mundial­ –que incluyó al diplomático español en alguna de sus novelas como la popular Kaputt (1944), donde Malaparte narra su experiencia como corresponsal. Foxá volvió a Madrid en 1943 y en 1945 se trasladó a Montevideo; dos años después lo destinaron a Buenos Aires, donde fue nombrado consejero cultural en 1947. Como enviado cultural de España, en los años siguientes recorrió gran parte de Hispanoamérica dando conferencias y recitando poemas, a veces en compañía de los poetas Leopoldo Panero y Luis Rosales. En 1950 desempeñó su último cargo en Hispanoamérica, como secretario de embajada en La Habana. En 1955 regresó a España por problemas de salud y en 1958 puso fin a su carrera diplomática como ministro plenipotenciario en Manila (Filipinas), de donde tuvo que regresar debido a sus problemas de salud; murió en Madrid un año después, en 1959.

Además de su faceta diplomática, Agustin de Foxá se dedico al periodismo y a la escritura; trabajó como articulista en el diario madrileño ABC, principalmente, y reunió sus artículos en los libros Un mundo sin melodía (1949) y Por la otra orilla (1955), donde subrayó su amor por lo antiguo y su desafección por el mundo contemporáneo. 

Se inició en la vida literaria en la década de 1920 como asiduo de las tertulias de Valle-Inclán, César González Ruano y los hermanos Machado: «Foxá era un poeta de arrebatadora personalidad que llenaba una gran zona de la vida social de Madrid» (José María Pemán, Lengua literaria y norma lingüística, 1960, p. 43).

Cultivó la poesía, el teatro y la novela; entre sus obras poéticas cabe recordar La niña del caracol (1933), El toro, la muerte y el agua (1936), El almendro y la espada (1940) o El gallo y la muerte (1948). Su teatro, «envuelto en una sombra de melancolía y de añoranza de viejos hábitos de la sociedad madrileña» (La Real Academia Española, p. 238), se hizo popular con las obras Baile en capitanía (1944) y El beso a la Bella Durmiente (1948).

Fue autor de una única y popular novela, Madrid, de Corte a checa (1938, reeditada en 1993), que fue su obra más divulgada; escrita durante su estancia en Salamanca en 1937, la novela cuestiona el orden republicano desde su advenimiento en 1931 hasta el primer año de Guerra Civil.

Agustín de Foxá –cuya personalidad e ingenio estuvieron en boca de todos aquellos que le trataron– murió en Madrid el 30 de junio de 1959, sin haber llegado a ocupar su asiento en la RAE.

Su sucesor en la silla Z, Salvador Fernández Ramírez, se refirió a él con estas palabras en su discurso de ingreso en la Academia:

«Yo veo a Foxá como a un niño que viste la ropa de los mayores porque se le ha quedado estrecho el mundo infantil. Su mirada pasaba por encima de lo maléfico y se fijaba con avidez en las cosas hermosas» (Lengua literaria y norma lingüística, 1960, p. 10).

Leer biografía completa Ocultar biografía
cerrar

Buscador general de la RAE