Jaime Balmes (electo, 1848)

Retrato de Jaime Balmes. Litografía de J. Donon (Madrid, ¿1846?). © Biblioteca Nacional de España

letra T

Elección

10 de Febrero de 1848

Fallecimiento

9 de Julio de 1848

Jaime Balmes (electo, 1848)

Académico de número

Vic (Barcelona), 1810-1848

El 10 de febrero de 1848 era elegido académico de número el sacerdote, filósofo y ensayista Jaime Luciano Balmes Urpiá; sin embargo, el nuevo ocupante de la silla T no llegó a tomar posesión de su plaza, pues murió cinco meses después, en julio de 1848.

Nacido en Vic (Barcelona) el 28 de agosto de 1810, Balmes destacó desde su niñez por su afición a la lectura y por su prodigiosa memoria. Estudió gramática, retórica y filosofía en el Seminario de Vic, y en 1826 continuó los estudios teológicos en la Universidad de Cervera (Lérida). El 24 de septiembre de 1834 fue ordenado sacerdote en el palacio episcopal de Vic, y en octubre regresó a la Universidad de Cervera para estudiar Derecho Canónico. Finalmente, se doctoró en Teología en la Universidad de Cataluña. En el verano de 1835 regresó a Vic, donde permaneció hasta 1841; se volcó en el estudio y en la escritura y trabajó como profesor de matemáticas en la Sociedad de Amigos del País de Barcelona.

A partir de 1839, comenzó a publicar con éxito alguna de sus obras —de contenido religioso, político y filosófico—, y trabajó como articulista en distintos periódicos y revistas. Afincado en Barcelona en 1841, fundó y dirigió las revistas La civilización (1841-1843) y La sociedad (1843-1844). Después de instaló en Madrid, donde fundó, en 1844, el semanario El Pensamiento de la Nación (1844-1846). En él vertió sus ideas sobre política y religión y promovió, con la intención de poner fin a las luchas civiles carlistas, el matrimonio de la reina Isabel II con el pretendiente carlista; sin embargo, el matrimonio de la reina con su primo Francisco de Asís, en 1846, supuso el cierre definitivo del periódico. En julio de 1845 fundó, también en Madrid, el periódico El Conciliador, dirigido al sector moderado del partido isabelino, pero no contó con el apoyo moderado y en diciembre de 1845 se publicó el último número.

Además de su labor como articulista, Balmes fue un gran pensador y concibió obras muy valoradas e interdisciplinares sobre religión, política, filosofía, e historia. Escribió, entre otras, El protestantismo comparado con el catolicismo en sus relaciones con la civilización europea (1844), El Criterio (1843), Filosofía fundamental (1846), Cartas a un escéptico en materia de religión (1846), etc. Además, escribió algunas composiciones poéticas en catalán.

De talante humanista, a lo largo de su carrera viajó varias veces a París, donde entró en contacto con los intelectuales y con el pensamiento católico francés. Su obra se caracteriza por la idea de que el hombre accede a la verdad por tres vías: la conciencia, la evidencia y el sentido común, que constituyen las verdades subjetivas, las verdades racionales y las verdades objetivas. Su pensamiento político práctico, junto a su idea de una iglesia acorde a los nuevos tiempos y de una mayor participación laica en la administración, hicieron que Balmes se granjeara alguna enemistad dentro de la iglesia y la política.

Abatido por las críticas y enfermo, Balmes regresó a su tierra natal a principios de 1848, poco después de haber sido elegido académico de la RAE.  En marzo fue diagnosticado de tuberculosis, y murió cuatro meses después, el 9 de julio de 1848, a los treinta y ocho años.

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