Manuel Gómez-Moreno Martínez

Imagen Manuel Gómez-Moreno Martínez

letra T

Toma de Posesión

28 de Junio de 1942

Fallecimiento

7 de Junio de 1970

Manuel Gómez-Moreno Martínez

Académico de número

Granada, 1870-Madrid, 1970

El 28 de junio de 1942, a los setenta y un años, ocupaba la silla T el arqueólogo e historiador Manuel Gómez-Moreno con el discurso titulado Las lenguas hispánicas, en el que presentó una serie de inscripciones indescifrables escritas en distintos alfabetos. El entonces director de la RAE, Miguel Asín Palacios, le dio la bienvenida: «La Academia necesita para sus trabajos la colaboración de filólogos, lingüistas, eruditos historiadores de la lengua y de la literatura, y, además, técnicos de las diversas ciencias y artes que puedan acoger en el Diccionario las voces del léxico peculiar de aquéllas, junto a las del léxico común» (p. 25).

Nacido en Granada el 21 de febrero de 1870, la afición de Gómez-Moreno por las antigüedades se forjó desde niño, cuando acompañaba a su padre —entonces secretario de la Comisión Provincial de Monumentos—en sus excursiones a los yacimientos de Andalucía. A los dieciséis años trabajó como ayudante del epigrafista Emil Hübner para calcar inscripciones romanas durante la elaboración del suplemento del volumen II del Monumenta Linguae Ibericae, lo que le permitió formarse desde muy joven como epigrafista. En 1889 se licenció en Filosofía y Letras en Granada y comenzó, a los diecinueve años, a impartir clases de Artes Decorativas en la Escuela de Artes y Oficios mientras colaboraba restauración de cuadros; en 1895 fue también profesor de Arqueología Sagrada, Dibujo y Lengua Griega en el seminario granadino del Sacromonte.

Pronto trabó amistad con Juan Facundo Riaño, director de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y académico de la Historia, y con el filósofo y pedagogo Francisco Giner de los Ríos, creador de la Institución Libre de Enseñanza y del Centro de Estudios Históricos en 1910, dirigido por Ramón Menéndez Pidal, al que se incorporó Gómez-Moreno en mayo de 1910, en la sección de Arqueología. Empeñado en que del Centro de Estudios Históricos contara con una publicación periódica y rigurosa, fruto del trabajo que allí se realizaba, en 1925 creó la revista cuatrimestral Archivo Español de Arte y Arqueología.

En 1917 fue elegido miembro de la Real Academia de la Historia y en 1931 lo fue de la de Bellas Artes de San Fernando. Más adelante, en 1942, lo sería de la Española.

Gracias a Riaño, Gómez-Moreno fue el encargado de redactar el Catálogo Monumental de Ávila (1900) al que siguieron el Catálogo Monumental de Salamanca (1901-1903), el Catálogo Monumental de Zamora (1905) y el Catálogo Monumental de León (1906-1909). Aparte de aquellos rigurosos y cuidados catálogos, su producción fue ingente; publicó artículos y monografías sobre artistas del siglo XVIII; libros sobre arte y arquitectura románica y estudió, incluso, los tejidos hallados en las tumbas reales del monasterio de las Huelgas (Burgos). Pero su mayor aportación en el ámbito de la historia fue el estudio dedicado al arte hispanomusulmán, tal y como atestiguan sus múltiples artículos en revistas especializadas y sus obras Iglesias mozárabes (1917), Arte árabe español hasta el siglo XII. Arte mozárabeArs Hispaniae. Historia Universal del Arte Hispánico (1951), etc.

Como responsable de la Dirección General de Bellas Artes en 1930, Gómez-Moreno participó activamente en el ámbito del patrimonio arqueológico y monumental español; redactó el borrador de la Ley de Excavaciones Arqueológicas, consiguió la creación de zonas monumentales de España y tramitó numerosos expedientes de declaración de monumentos nacionales histórico-artísticos.

Su pasión por el arte le llevó a crear una riquísima colección de objetos artísticos —pinturas, esculturas y diversas piezas— que se conservan aún en el museo granadino que lleva su nombre, el Instituto Gómez-Moreno. Fue miembro de la Society of Antiquaries de Londres y de la Hispanic Society de Nueva York, así como patrono del Metropolitan Museum de Nueva York, del Museo del Prado, del de Artes Decorativas, del Arqueológico Nacional y del Museo de La Alhambra.

«A pesar de que su voz, en los últimos años, era apenas inteligible, su charla y su nitidez mental eran un regalo para el interlocutor, que salía enriquecido de su compañía» (La Real Academia Española, p. 219). Manuel Gómez-Moreno, el gran patrón de las artes cuya charla enriquecía a cualquiera, murió en Madrid el 7 de junio de 1970, a los cien años.

Su discípulo, el académico Antonio Tovar, le dedicó al maestro estas palabras:

«Ahí queda su obra, toda tan sólida y segura, con el sello de su personalidad, descubridora de tantas claves de la historia de España» («Mi maestro don Manuel Gómez-Moreno», Boletín de la Real Academia Española, LI, 1971, p. 82).

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