Miguel Echegaray

Miguel Echegaray

letra V

Toma de Posesión

28 de Mayo de 1916

Fallecimiento

20 de Enero de 1927

Miguel Echegaray

Académico de número

Quintanar de la Orden (Toledo), 1848-Madrid, 1927

El dramaturgo —hermano pequeño del también académico y premio nobel José Echegaray— siguió sus pasos y ocupó, el 28 de mayo de 1916, el sillón V de la RAE. Como gran comediante, su discurso de ingreso versó sobre Lo cómico y la originalidad; le respondió, en nombre de la Academia, su colega Emilio Cotarelo.

Nacido en Quintanar de la Orden (Toledo) el 29 de septiembre de 1848, Miguel Echegaray estudió Filosofía y Letras y Derecho y fue un experto en leyes modernas. Ejerció como abogado desde 1869 y fue, durante un tiempo, secretario de su hermano José. Al igual que otros académicos de la época, Miguel coqueteó con la política durante varios años; perteneció al Partido Radical y fue diputado por Toledo en 1872; mantuvo, durante esos años, rencillas con los conservadores Fernández Villaverde, Silvela y Nocedal. Finalmente, con la llegada de la Restauración en 1875, abandonó la política y se dedicó de lleno al teatro popular, su gran pasión.

Echegaray, gran cómico y excelente conocedor del habla popular madrileña, puso en escena ciento diez obras —veintiuna de las cuales fueron zarzuelas— y reprodujo, en todas ellas y con enorme humor y maestría, el habla cotidiana de las distintas clases sociales. Sus obras son, hoy, verdaderos documentos del idioma vivo de aquella época.

El dramaturgo dominó, durante una época, la escena madrileña y contribuyó al auge del género chico. En la puesta en escena de sus libretos líricos colaboró con los músicos más importantes del momento: Tomás Bretón, Amadeo Vives, Joaquín Valverde, Ruperto Chapí, etc., así como con el compositor Manuel Fernández Caballero, con quien produjo obras maestras como El dúo de «La africana» o Gigantes y cabezudos —que se estrenaron, respectivamente, en el Teatro Apolo de Madrid el 13 de mayo de 1893 y en el Teatro de la Zarzuela de Madrid el 29 de noviembre de 1898, y que se siguen representando, aún hoy, con el éxito de entonces—.

En palabras de Alonso Zamora (Historia de la Real Academia Española, p. 228): «Anegados bajo la música, sus libretos andan aún de boca en boca y su nombre, en cambio, ha quedado en una zona de sombra a veces impenetrable».

Miguel Echegaray —que durante tantos años y hasta la llegada del cine había hecho disfrutar al público con su teatro popular— murió el 20 de enero de 1927.

La palabra gratitud, con la que encabezó su discurso de ingreso en la RAE en 1916, le es devuelta hoy al dramaturgo por la calidad de su trabajo y su tenaz escritura: «¡Gratitud! Esta hermosa palabra quiero que vaya en las primeras líneas de mi modestísimo trabajo para hacerle aceptable y simpático».

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