Víctor Balaguer

Víctor Balaguer

letra b

Toma de Posesión

25 de Febrero de 1883

Fallecimiento

1 de Enero de 1901

Víctor Balaguer

Académico de número

Barcelona, 1824-Madrid, 1901

Tomó posesión el 25 de febrero de 1883 con el discurso titulado Significado e importancia de las literaturas regionales. Le respondió, en nombre de la corporación, Emilio Castelar.

Estudió el bachiller de Jurisprudencia en la Universidad de Barcelona. Entró en la política con la Revolución de 1854, fue miembro de la Milicia Nacional de Barcelona y secretario del Círculo Liberal de Amigos del País (1855) y fundó y dirigió el periódico La Corona de Aragón (1854-1856), desde el que desarrolló su programa catalanista y progresista, y la revista La Ilustración (1856). Tuvo a Espartero, Prim y Madoz como referentes. En 1857 presentó su primera candidatura a Cortes, por el distrito de Granollers, pero fue derrotado.

Según explica Joan Palomas i Moncholí en el Diccionario biográfico español, «desde finales de los años cuarenta utilizó de modo complementario la literatura, el periodismo, la historia, la dinamización cultural y la política para desarrollar una propuesta ideológica liberal y catalanista, de signo descentralizador, federal e iberista, que le convertiría en las dos décadas siguientes en el principal impulsor del catalanismo progresista y del sector liberal de la Renaixença».

«Comprometido con las conspiraciones progresistas, tuvo un breve exilio en 1865 y otro más prolongado entre 1866 y 1867, que en su fase inicial coincidió con un nuevo viaje periodístico a Francia e Italia. Expulsado de los Pirineos orientales por su intervención en un acto político en Perpiñán, se instaló en Aviñón, donde se relacionó con Federico Mistral y el Felibrige, que le nombró socio de mérito, en una relación que simbolizó durante años la fraternidad entre las letras catalanas y occitanas. En el verano de 1867 participó en un nuevo intento revolucionario de Prim y, tras su fracaso, acompañó al general a Ginebra. A finales de este año ponía fin a su exilio», señala Joan Palomas i Moncholí en el Diccionario biográfico español.

Llegó a ser ministro de Ultramar (del 5 de octubre al 21 de diciembre de 1871, y en el periodo 1886-1888) y de Fomento (del 26 de mayo al 13 de junio de 1872) y vicepresidente del Congreso (1872). Ante la proclamación de la república, siguió la consigna del partido de retraimiento electoral y de conspiración para reconducir la situación política. Tras el golpe de Pavía fue ministro de Ultramar por segunda vez (del 3 de enero al 13 de mayo de 1874) e interino de Fomento (3 y 4 de enero de 1874) y presidente del Tribunal de Cuentas (del 26 de junio de 1874 al 25 de enero de 1875). Dimitió con el pronunciamiento de Martínez Campos. Presidió el Consejo de Instrucción Pública en dos ocasiones (1881-1882 y 1886) e impulsó un sistema completo de escuelas de artes y oficios e intentando la creación de un Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, siendo también vocal en un tercer período (1895-1900). Fue el primer presidente del Patronato General de las Escuelas de Párvulos (1882-1884). En 1885 Cánovas le nombró presidente del Consejo de Filipinas, organismo que llegó a presidir en tres ocasiones (1885-1886; 1888-1890, en parte como Consejo de Ultramar, y 1894-1899), iniciando desde él la Exposición General de Filipinas, que se celebró en Madrid en 1887, y la Exposición Regional de Manila de 1895.

Colaboró en el Semanario Pintoresco Español y La Iberia Musical, El Laurel, El Hongo, El Genio, El Ángel Exterminador, El Barcino Musical, El Tornavoz, El Catalán, Diario de Cataluña, El Bien Público, El Sol y Diario de Barcelona. Fue corresponsal de guerra en Italia del diario barcelonés El Telégrafo. Fundó y dirigió en Barcelona la revista La Montaña de Montserrat (La Montaña Catalana). Dirigió en Madrid el semanario La América (1870-1871). Fue director de colecciones literarias, adaptó textos teatrales (a veces con el seudónimo Arturo Vilgabec). Fue traductor de los novelistas románticos franceses y poeta del Liceo y del Teatro Principal. En 1852 fue nombrado cronista de Barcelona, adoptando el lema «En todo, por todo, para todo, Cataluña».

Fue miembro de numerosas sociedades, como el Instituto Industrial de Cataluña, del que fue socio fundador en 1848, la Sociedad Filarmónica y Literaria, cuya revista —La Violeta de Oro— fundó y dirigió en 1851, y la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona, en la que ingresó en 1853. Fue uno de los impulsores de los Juegos Florales de Barcelona en 1859, en donde llegó a ser presidente en 1868.

En 1875 ingresó en la Real Academia de la Historia (era miembro correspondiente desde 1865). Fue miembro del Ateneo de Madrid, presidiendo en el curso 1881-1882 la sección de Literatura y Bellas Artes, y directivo de la Sociedad Española de Geografía Comercial (1885) y de la Unión Ibero Americana (1886).

Entre su bibliografía, cabe destacar Pepino el jorobado, 1841; Cinco venganzas en una, 1844; Los hermanos del Agnus Dei, 1844; Bandera contra bandera, 1845; Noches de luz, 1845; Chiridirelles, 1846; Juan de Padilla, 1846; El porvenir del genio, 1847; Julieta y Romeo, 1849; Montserrate: su historia, sus tradiciones, sus alrededores, 1850; La elocuencia al alcance de todos, 1851; Los frailes y sus conventos, 1851; Manresa y Cardona, 1851; Las flores, 1853; Guía de Barcelona a Arenys de Mar por el ferrocarril, Guía de Barcelona a Granollers por el ferrocarril, Guía de Barcelona a Martorell por el ferrocarril y Guía de Barcelona a Tarrasa por el ferrocarril, 1857; Italia: colección de cantos sobre la Guerra de la Independencia Italiana, escritos en idioma catalán, 1859; Jornadas de gloria o los españoles en África, 1860; Historia de Cataluña y de la Corona de Aragón, 1860-1864; Poesies catalanes, 1861; Estudios históricos y políticos, 1876; Tragèdies, 1876; Historia política y literaria de los trovadores, 1878-1879; En el Ministerio de Ultramar, 1888; Poesías, 1889; Mis recuerdos de Italia, 1890; Poesías catalanas, 1891-1892; Los Reyes Católicos, 1891-1893; Cristóbal Colón, 1892; Islas Filipinas, 1895; Los juegos florales en España, 1895; A granel, 1896; Historias y tradiciones, 1896; Instituciones y Reyes de Aragón. San Juan de la Peña, 1896; Historias y leyendas, 1899. Alonso Zamora Vicente en La Real Academia Española lo describe como «uno de los más destacados artífices del resurgimiento literario del catalán».

Recibió las distinciones de Mestre En Gai Saber y la Gran Cruz de Carlos III.

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