Aurora Egido durante su conferencia. Foto: Óscar Romero.

Congreso «Murillo ante su IV centenario»

Aurora Egido celebra en Sevilla los 400 años de Bartolomé Esteban Murillo

22 de Marzo de 2018

• La secretaria de la RAE ha impartido una conferencia sobre Murillo y la lectura

La secretaria de la Real Academia Española (RAE), Aurora Egido, ha participado hoy en el Congreso Internacional «Murillo ante su IV centenario. Perspectivas historiográficas y culturales», que se celebra en Sevilla del 19 al 22 de marzo. Organizado en colaboración con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), este simposio «pretende ser el foro científico en el que se ofrezca una nueva visión del artista a través de los más destacados expertos en su figura y su tiempo».

Con una conferencia titulada «Murillo y la lectura: Santa Ana enseñando a leer a la Virgen», Aurora Egido ha comenzado explicando que «el caso de las mujeres lectoras y escritoras conformó, desde la Edad Media, una amplia serie literaria y artística en la que el modelo imitable de la vida de Cristo se trasladó al de la educación de María». Sin ahondar en un asunto tan desbordante en el que la lectura femenina se inclina tanto a favor como en contra de la libertad y autonomía de las mujeres, la secretaria de la Academia ha explicado que «el acto de leer adquiere un simbolismo de amplio espectro, gracias al cual estas ingresan en un ámbito propio de varones y santos».

«La imagen de la Virgen con un libro en el regazo o sobre una mesa —ha continuado la académica— aparece en el arte medieval a raíz de que san Alberto Magno la considerase maestra de las siete artes liberales, prodigándose su imagen en los Libros de horas. También fue capital el impulso que san Bernardo dio al culto de María, patente en esculturas, pinturas, grafías, trazos y filacterias de todo tipo».

El aprendizaje de la Virgen y del Niño durante su primera infancia, difundido a través de los evangelios apócrifos, «es un tema angular respecto a la educación femenina, que se intensificó durante el Renacimiento, gracias sobre todo a Luis Vives y fray Luis de León, alcanzando una gran proyección en el Barroco. El asunto alcanzó a la Leocadia cervantina de Las dos doncellas, que leía cédulas, y a un sinfín de libros, grabados, pinturas y esculturas que ejemplificaron el papel de la mujer como madre, maestra y autora».

En el cuadro de Murillo Santa Ana enseñando a leer a la Virgen, que se conserva en el Museo del Prado, «es fundamental la tradición franciscana de la imagen de María lectora que la consagró, junto a la del Niño Jesús, como lectores predispuestos a la meditación y a una vida interior que los enriquecía», ha destacado Egido.

A juicio de la académica, «detrás de esa pintura está no solo la tradición artística de Roelas y otros pintores de la ciudad de Sevilla, sino numerosas fuentes literarias, algunas de las cuales Murillo tenía en su biblioteca. En ellas, era usual contrahacer a lo humano lo divino y lo divino a lo humano, en un viaje de ida y vuelta con el que Murillo rebajó los ángeles celestes al mundo doméstico, a la par que realzaba este a lo más excelso».

Galería de fotos

«Santa Ana enseñando a leer a la Virgen». Detalle. Bartolomé Esteban Murillo. Museo del Prado. Hacia 1655.

Aurora Egido durante su conferencia. Foto: Óscar Romero.

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