Participantes en el curso. Foto: Universidad de Cádiz.

Los 300 años de la RAE, en la Universidad de Cádiz

11 de Julio de 2015

El director de la Real Academia Española (RAE), Darío Villanueva, inauguró el jueves en Cádiz «Centenarios de la Real Academia Española (de los estatutos al Fuero Juzgo, 1715-1815)», un curso de verano de esta universidad andaluza que, del 9 al 11 de julio, presentó distintos aspectos históricos y lingüísticos relacionados con la Academia.

En estas sesiones participaron otros cuatro miembros de número de la corporación: Guillermo Rojo, José Antonio PascualJosé Manuel Blecua y Pedro Álvarez de Miranda. Este último también intervino en la jornada del jueves con una conferencia sobre «La Academia del siglo xviii entre dos centenarios».

Coordinado por el catedrático de Lengua Española José María García Martín, los objetivos de este curso han sido, según sus organizadores, caracterizar y definir los rasgos del funcionamiento de la RAE desde su fundación [en 1713] hasta la publicación del Fuero Juzgo (1815); analizar la relación entre la RAE, la sociedad y la monarquía en el siglo xviii; determinar y fijar los elementos básicos de la labor de la RAE desde el punto de vista del desarrollo de los procesos de normalización y normativización del español en el siglo xviii; delimitar e interpretar los puntos básicos de la labor de edición en la RAE en ese período, y plantear y precisar el papel de la RAE en la política lingüística y cultural en España hasta el término de la vigencia de la Constitución de Cádiz. 

EL ESPAÑOL DE TODO EL MUNDO

Darío Villanueva fue el encargado de inaugurar el curso con una conferencia sobre El Tricentenario de la Real Academia Española y el español de todo el mundo, en la que el director hizo un elogio de la lengua, describiéndola como un «fenómeno complejo [...], un hecho que roza el prodigio y que, sobre todo, puede ser calificado como radicalmente igualitario y democrático [...]. Toda persona es dueña de, al menos, una lengua, a cuyas reglas comunales debe someterse, pero que ejecuta —y puede modificar— mediante el ejercicio de su habla soberana». Un ejercicio, el de la palabra, que siempre ha ido acompañado, como indicó Villanueva, «del poder demiúrgico no solo de reproducir la realidad, sino también de crearla». 

El director de la RAE también recordó los trabajos desarrollados por la institución que dirige a lo largo de estos últimos tres siglos: «Quienes han servido desde sus orígenes y hasta el presente [a aquella fundación ilustrada surgida de la sociedad civil que es la Real Academia Española] han atendido a las dos caras del ejercicio del lenguaje que se manifiestan en el ámbito del idioma español como también en el de todos los demás: la iniciativa y realización individual del habla, y la codificación social del pacto que sustenta la lengua. En cada uno de los académicos alienta esa dualidad; se sienten, como el resto de los hispanoparlantes, dueños de su habla, pero trabajan también para contribuir a la mejor sistematización de la lengua española de acuerdo con la evolución nunca concluida de una sociedad crecientemente compleja, en la que en nuestro siglo xx la información y la comunicación se benefician de hasta hace poco inconcebibles desarrollos tecnológicos». 

DICCIONARIO DE AUTORIDADES

En la jornada del viernes intervino el académico Guillermo Rojo, tesorero de la corporación y director del CORPES XXI, con una conferencia Sobre el análisis cuantitativo de los textos citados en el «Diccionario de autoridades» (1726-1739). «Una obra —señaló— que, a los casi trescientos años de su publicación, sigue sorprendiendo por la modernidad de su planteamiento, su calidad y su volumen». El Diccionario es la primera tarea que se proponen llevar a cabo los académicos fundadores y «lo hacen con una velocidad asombrosa: la RAE se constituye en 1713 y los seis tomos se publican entre 1726 y 1739».

En cuanto al nombre con el que se conoce habitualmente el Diccionario, «de autoridades», Guillermo Rojo indicó que puede mover a confusión, «en el sentido de interpretar autoridad como testimonio de uso de una palabra en un determinado sentido por parte de un autor perteneciente a lo que hoy llamaríamos el canon literario».

«Sin duda —matizó Rojo—, ese factor se da, muy especialmente en la concepción inicial, pero en la realización de la obra prima la idea de que las citas constituyen más bien la demostración de que, efectivamente, la palabra es usada en ese sentido. Es decir, aproximadamente como se hace en los diccionarios descriptivos modernos». Los académicos fundadores ya tenían una idea muy clara de cuál era el papel que debían jugar las citas en el Diccionario: «Las citas de los Autores para comprobación de las voces, en unas se ponen para autoridád, y en otras para exemplo, como las voces que no están en uso, y el olvído las ha desterrado de la Léngua». 

PASCUAL Y BLECUA

En la jornada de hoy, 11 de junio, la última del curso, intervinieron otros dos académicos. José Antonio Pascual, vicedirector de la RAE, explicó La importancia de un manuscrito del «Fuero Juzgo» de la Real Academia Española para el estudio de la historia del español. Y José Manuel Blecua, exdirector de la corporación, habló  sobre La lexicografía en el siglo XVIII

Prólogo de Manuel de Lardizábal a la edición académica del Fuero Juzgo.

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«Darío Villanueva analiza los 300 años de la RAE en los Cursos de Verano»Diario de Cádiz, 10 de julio de 2015.

Galería de fotos

El director durante su intervención. Foto: Universidad de Cádiz.

En la segunda jornada, Guillermo Rojo ha hablado del «Diccionario de autoridades».

José Antonio Pascual, vicedirector de la RAE (derecha) con el organizador del curso.

José Manuel Blecua, exdirector de la RAE, en Cádiz.

Participantes en el curso. Foto: Universidad de Cádiz.

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