De izquierda a derecha: René Raúl Drucker Colín, José Carlos Gómez y Santiago Muñoz Machado. Foto: UCO.

Santiago Muñoz Machado, doctor «honoris causa» por la Universidad de Córdoba

6 de Octubre de 2015

El secretario de la Real Academia Española (RAE), miembro de número de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas y catedrático de Derecho Administrativo Santiago Muñoz Machado ha recibido hoy el doctorado honoris causa por la Universidad de Córdoba (UCO) en reconocimiento a su continuada colaboración con esta universidad andaluza en «la organización de cursos, establecimiento de convenios, edición de libros y participación en congresos y seminarios, así como en trabajos de investigación con grupos de la UCO».

En la ceremonia, celebrada en el salón de actos Juan XXIII del campus universitario de Rabanales, bajo la presidencia del rector José Carlos Gómez, también ha recibido esta misma distinción el científico mexicano René Raúl Drucker Colín —cuyo padrino ha sido Isaac Túnez— por «su relevante perfil científico en el campo de las neurociencias y sus trabajos, en muchos casos pioneros, sobre la fisiopatología de los procesos neurodegenerativos, la neurofisiología del sueño o la estimulación magnética transcraneal».

El profesor Manuel Rebollo, padrino de Santiago Muñoz Machado en la sesión de investidura, ha sido el encargado de pronunciar la laudatio de «este cordobés de Pozoblanco que se licenció y doctoró en Derecho por la Universidad Complutense». Este «ilustre cordobés», ha continuado Rebollo, «se ha ganado el derecho a ser leído con atención. Siempre independiente, ha conquistado el respeto unánime de unos y de otros. El de la doctrina española y extranjera, el de la judicatura, el de la abogacía, el de la opinión pública y el de los responsables políticos (el de los responsables, no el de los políticos). Y esa influencia merecida potencia el valor de su obra».

Los trabajos de Muñoz Machado, en palabras del profesor Rebollo, «son hitos en cada una de las materias con las que se ha enfrentado y en su conjunto forman una obra suculenta, llena de atractivo y fuerza, una obra ya clásica que perdurará como la construcción más completa del derecho y del Estado en mutación frenética de este tiempo que nos ha tocado vivir».

Por último, Manuel Rebollo ha recordado que «Santiago Muñoz Machado no puede comprenderse al margen de la enorme figura del profesor [y académico] Eduardo García de Enterría (1923-2013) y de su escuela».

LA BÚSQUEDA DE LA FELICIDAD

Santiago Muñoz Machado, en su intervención ante el claustro de profesores, ha esbozado una reflexión «sobre las razones por las que forma parte de la cultura de los europeos la idea de que el Estado asegure el bienestar de los ciudadanos [...]. Hablaré, por tanto, del origen y sentido de esa responsabilidad del Estado de promover y asegurar la felicidad de los ciudadanos».

El secretario de la RAE ha comenzado su lección refiriéndose a «uno de los párrafos más memorables de la historia del constitucionalismo: el que figura al frente de la Declaración de la Independencia de los Estados Unidos de América acordada el 4 de julio de 1776. Dice: [El Creador de los hombres] les ha dotado de ciertos derechos inalienables; que entre estos derechos está la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad [...]». La aparición de la «búsqueda de la felicidad» como derecho individual fue, como ha indicado Muñoz Machado, la más llamativa de sus proclamas.

A continuación, ha hecho un repaso de las normas constitucionales en la Francia revolucionaria, en la España de entresiglos y en la Norteamérica independentista. Según Muñoz machado «tienen una misma raíz y hasta expresiones muy parecidas [...]. No obstante, las proyecciones políticas del concepto divergirán en seguida en uno y otro lado del Atlántico, hasta el punto de que caracterizaron las políticas públicas, económicas y sociales que se han mantenido a lo largo de los siglos siguientes en América y Europa».

Así, como ha explicado Muñoz Machado, la búsqueda de la felicidad en Norteamérica «se constitucionalizó como un derecho individual cuya realización corresponde a cada ciudadano. El poder político debe procurar la paz y seguridad necesarias para que las potencias humanas alcancen su máxima expresión y desarrollo. En Europa, en cambio, no será posible dejar en manos de los ciudadanos exclusivamente la satisfacción de sus necesidades, y los poderes públicos tendrán que organizar servicios y acciones para allanar los obstáculos provenientes de la economía, la política y la estructura de la sociedad del Antiguo Régimen».

El diferente carácter de la sociedad europea y la americana, y la diversa concepción del Estado y su relación con los derechos, explican, como ha subrayado Muñoz Machado, que un mismo enunciado constitucional, el derecho a la felicidad, se desarrolle de una manera distinta en uno y otro lado del Atlántico. «En Estados Unidos la felicidad es un derecho que corresponde satisfacer a cada individuo. El Estado ha de garantizar un marco estable y seguro de convivencia que permita, pero no ha de asumir políticas públicas asistenciales para llevar a los ciudadanos al bienestar que no consigan por sus medios. En países como Francia y España también la felicidad es un derecho individual [...]. Pero desde el principio del constitucionalismo se entendió que el bienestar era un componente esencial de la felicidad y que el Estado debía organizar servicios que lo aseguraran ofreciendo prestaciones directas a los ciudadanos. Especialmente en casa de falta de recursos o de incapacidad o imposibilidad personal de subvenir a las propias necesidades».

«En Norteamérica», ha concluido Muñoz Machado, se optó por una interpretación individualista y en Europa por una concepción solidaria del mismo derecho. Al principio para dar cobertura y asegurar la protección de los ciudadanos desvalidos, más tarde, al cabo de los años, para fundar, con el antecedente de esa misma ideología, aunque enriquecida con un nuevo pacto social urgido por el desarrollo de la industrialización y el capitalismo, el Estado del bienestar».

PROFETA EN SU TIERRA

La ceremonia ha concluido con las palabras que el rector, José Carlos Gómez, ha dedicado a los nuevos doctores. De Muñoz Machado ha destacado, primeramente, que «es merecedor de ser profeta en su tierra. Siendo pozoalbense, nos permitimos la libertad de considerarlo, desde la Universidad de Córdoba, como algo nuestro. Ya dispone de nuestra distinción Abderramán III, y no podía haber otro destino que este doctorado honoris causa que hoy se hace realidad».

Por último, el rector ha subrayado la «capacidad interdisciplinar» de Santiago Muñoz Machado, «la perspectiva y el criterio para abordar temáticas desde una sólida formación». Por ello, ha añadido, «nos gustaría contar con él con la frecuencia que fuera posible para inocular en nuestro alumnado la inquietud por un análisis interrelacionado, considerando los muchos y diversos factores que intervienen en objeto de estudio, y la habilidad para aplicarlos a la realidad más concreta».

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Foto de familia tras la sesión de investidura. Foto: UCO.

De izquierda a derecha: René Raúl Drucker Colín, José Carlos Gómez y Santiago Muñoz Machado. Foto: UCO.

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