Agustín González de Amezúa y Mayo

Detalle del retrato de Agustín González de Amezúa por M. de Molina (1942-1953). N.º inv.: 218. © Real Academia de la Historia

letra Z

Toma de Posesión

24 de Febrero de 1929

Fallecimiento

10 de Junio de 1956

Cargo

Tesorero

Agustín González de Amezúa y Mayo

Académico de número

Madrid, 1881-1956

El 24 de febrero de 1929 ocupaba su sillón en la RAE el bibliófilo González de Amezúa con el discurso titulado Formación y elementos de la novela cortesana. Su maestro Francisco Rodríguez Marín le dio la bienvenida en nombre de la corporación.

Nacido en Madrid el 30 de agosto de 1881, González de Amezúa se licenció y doctoró en Derecho en la Universidad Central de Madrid en 1901. Pronto comenzó a escribir en distintos periódicos de la época, como el ABC y La Vanguardia y en 1909 logró consagrarse con el premio Medalla de Oro concedido por la Real Academia Española por el estudio de Cervantes y Lope de Vega en su obra El casamiento engañoso y Coloquio de los perros, publicada en 1912.

A partir de entonces comenzó a publicar de manera constante libros de distintas temáticas; rescató del olvido a clásicos como Juan Rufo, Juan Enríquez de Zúñiga, fray Martín de Castañega, el padre Antonio Andrade, María de Zayas y Rey de Artieda. Llevó a cabo la edición de algunos libros del siglo xvi, como el Jardín de flores curiosas, de Antonio Torquemada (1943), y mostró predilección, como su maestro Rodríguez Marín, por Cervantes y Lope de Vega, a quienes dedicó estudios muy importantes. Publicó, también, estudios biográficos sobre Don Pedro José Pidal (1913), El marqués de la Ensenada (1917) e Isabel la Católica, reina de España (1950). Asimismo, trabajó junto con otras destacadas personalidades en la continuación de la Colección de documentos inéditos para la historia de España, que habían comenzado un siglo antes Miguel Salvá, Martín Fernández de Navarrete y Pedro Sainz de Baranda.

Discípulo de los bibliófilos y eruditos Menéndez Pelayo, Pérez Pastor y Rodríguez Marín, González de Amezúa impulsó y estuvo al frente de la Sociedad de Bibliófilos Españoles. Heredó la nutrida biblioteca de su tío, Ramón Nocedal Romea, y fue miembro de la Junta de Patronato de la Biblioteca Nacional y comendador de la Corona de Italia. Además de a la Española, González de Amezúa perteneció a la Real Academia de la Historia desde 1944, y fue su director desde 1953 hasta su muerte en 1956. Fue también numerario de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación, donde ocupó el cargo de bibliotecario.

En la Real Academia Española, Amezúa fue un excelente e infatigable colaborador; dirigió el efímero Centro de Estudios sobre Lope de Vega, dio noticia de manuscritos olvidados y publicó obras de vital importancia para el estudio de Cervantes y de Lope de Vega como el Epistolario de Lope de Vega (4 volúmenes, 1989), Cervantes, creador de la novela corta española (1960) y los Opúsculos histórico-literarios (1954). Logró el patronato de la Fundación García Cabrejo, propietaria de la Casa Museo de Lope de Vega, y allanó el camino para la creación de la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE) en 1951.

Amezúa fue enviado a México como observador durante el primer Congreso de Academias de la Lengua Española (1951) en momentos en los que la escisión amenazaba con disolver los vínculos entre las academias; sin embargo, «hubo de hacer frente con tacto y finura entrelazados al eco de las discordias, de las actitudes encontradas y divergentes. Todo lo solucionó perfectamente, a golpes de cortesía y dominio de la condición académica, amén de un certero conocimiento de los problemas» (Alonso Zamora, La Real Academia Española, 1999, p. 365). Amezúa supo capear el temporal y preparó el terreno para el segundo congreso, que se celebró en Madrid en 1956.

Fue también tesorero de la Academia y legó, en 1953, una colección de cartas de la condesa de Pardo Bazán a Galdós y una réplica reducida de la estatua de Menéndez Pelayo, obra del escultor José Capuz, así como una colección de documentos del bibliófilo y un gran volumen de fichas y documentos de trabajo. Además, contestó a los discursos de ingreso de los académicos García Sanchiz (1941), Ramiro de Maeztu, Félix de Llanos y Torriglia (1945) y González Anaya (1948).

Agustín González de Amezúa murió en Madrid el 10 de junio de1956, tras veintisiete años de intensa labor académica.

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