Emilio Fernández Galiano

Emilio Fernández Galiano (1885-1953).  © Real Academia Nacional de Medicina (RANM)

letra F

Toma de Posesión

18 de Marzo de 1948

Fallecimiento

11 de Mayo de 1953

Emilio Fernández Galiano

Académico de número

Guadalajara, 1885-Madrid, 1953

El 18 de marzo de 1948 ocupaba su asiento en la RAE el naturalista Fernández Galiano con el discurso titulado Algunas reflexiones sobre el lenguaje biológico. El académico y arabista Ángel González Palencia, amigo y compañero de paseos de Fernández Galiano, fue el encargado de darle la bienvenida a la institución: «¡Lástima —pensaba yo al terminar nuestros largos y reconfortantes paseos por la vega bilbilitana—, lástima de no tener un laboratorio donde poder iniciarme en la investigación de estos secretos de la Naturaleza! ¡Con lo divertido que me parecía a mí que debían resultar estas investigaciones con microscopio y reactivos, para saber la estructura del corazón de un cefalópodo!» (p. 29).

Nacido en Marchamalo (Guadalajara) el 24 de septiembre de 1885, Fernández Galiano —discípulo de Santiago Ramón y Cajal— se licenció en Ciencias Naturales en Madrid en 1906. En 1908 se doctoró, tras la defensa de una tesis sobre la distribución geográfica de los arácnidos en España, e inició su carrera docente en 1911 como profesor auxiliar de Zoología en la Universidad de Barcelona; enseguida obtuvo la cátedra de Histología Vegetal y Animal en esa misma universidad, en la que permaneció hasta 1935, cuando se trasladó a Madrid para ocupar la misma cátedra e impartir la asignatura de Historia de las Ciencias Naturales. Fue profesor de la Universidad de Madrid hasta su muerte, en 1953.

Además de su carrera como docente, Fernández Galiano fue vicedirector del Instituto Cajal de Investigaciones Biológicas (1940-1941), director del Instituto José de Acosta de Ciencias Naturales (1941-1953), director del Museo Nacional de Ciencias Naturales de España, presidente de la Real Sociedad Española de Historia Natural y vicepresidente del Patronato Ramón y Cajal del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Perteneció, además de a la Española desde 1948, a las reales academias de Ciencias y Artes de Barcelona (1926) y de Medicina (1942).

Escribió con sencillez sobre asuntos tan complejos como la célula, la sangre o la vida de las plantas en su libro Lecturas biológicas (1916), y abordó numerosos asuntos sobre biología en obras como Morfología y biología de los protozoos (1921); Compendio de biología general (1931), varias veces reeditado; Los animales parásitos (1943), etc.

A pesar de su breve paso por la RAE —murió cinco años después de haber ocupado la silla F—, el naturalista se entregó con esmero a la revisión de las definiciones de su especialidad en el diccionario. La Academia, consciente de la necesidad de incluir nuevas palabras para designar nuevas técnicas, había comenzado a llamar a sus filas a científicos españoles; por eso, tras la muerte de Fernández Galiano, ocupó su asiento otro hombre de ciencia, el matemático Julio Rey Pastor.

El académico naturalista experto en arácnidos murió en Madrid el 11 de mayo de 1953. En su necrológica, que leyó el médico y académico Gregorio Marañón, se dibuja la sonrisa bondadosa del sabio unas horas antes de morir:

 «Dicen, y yo lo creo, que sus propios sufrimientos, cada uno de los cuales era un paso más hacia el cercano fin, los anotaba, para su solo y estoico conocimiento, en un librillo del que, únicamente después de morir, han tenido noticia sus familiares. Aquí mismo, su sonrisa bondadosa y su copiosa sabiduría estuvieron abiertas de par en par, disimulando la implacable congoja, hasta unas horas antes de morir» (Gregorio Marañón, «D. Emilio Fernández Galiano (necrología)», 1953, p. 179).

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