Fernando Fernán-Gómez

Fernando Fernán-Gómez ingresó en la RAE en 2000. Foto: Yolanda Cardo, ABC.

letra B

Elección

17 de Noviembre de 1998

Toma de Posesión

30 de Enero de 2000

Fallecimiento

21 de Noviembre de 2007

Fernando Fernán-Gómez

Académico de número

Lima (Perú), 28 de agosto de 1921-Madrid, 21 de noviembre de 2007

Elegido académico de número el 17 de noviembre de 1998. Tomó posesión el 30 de enero de 2000 con el discurso titulado Aventura de la palabra en el siglo xx. Le respondió, en nombre de la corporación, Francisco Nieva.

Fernando Fernández Gómez, más conocido como Fernando Fernán-Gómez, fue «uno de los actores más prestigiosos del mundo de la interpretación teatral y cinematográfica española, un director versátil y prolífico, autor de una filmografía densa y variada […], gran autor teatral, escritor, guionista y realizador […] y asiduo colaborador de publicaciones en prensa», según explica Cristina Ros Berenguer en el Diccionario biográfico español (DBE).

Según cuenta Alonso Zamora Vicente en La Real Academia Española, «su vinculación con el mundo teatral fue muy temprana», ya que su madre era actriz: Carlota Fernán-Gómez. Su primera oportunidad como actor de reparto se la brindó Enrique Jardiel Poncela en 1940 en su obra Los ladrones somos gente honrada. Dos años más tarde, y tras participar en otras comedias del dramaturgo madrileño, pasó al cine. Debutó en 1942 en Cristina Guzmán, profesora de idiomas, película dirigida por Gonzalo Delgrás. Con ella inició una larga carrera como actor de cine en la que se incluyen más de ciento cincuenta largometrajes.

Fernán-Gómez trabajó a las órdenes de los más destacados directores del cine español, como Edgar Neville, Carlos Saura, Mario Camus, Víctor Erice, Ricardo Franco, Manuel Gutiérrez Aragón, Jaime de Armiñán, Gonzalo Suárez, Juan Antonio Bardem o Luis García Berlanga.

A partir de la década de 1950 empezó a dirigir, realizando, entre cine, televisión y teatro, numerosos títulos, como los destacados La vida en un bloc (1953), El extraño viaje (1964), Mi hija Hildegart (1977), El alcalde de Zalamea (1979), Mambrú se fue a la guerra (1986) y Lázaro de Tormes (2000).

Tal y como explica Zamora Vicente, Fernán-Gómez «compaginó su labor cinematográfica con la de escritor. Fue autor de varias novelas, como El mal de amor (1987), La cruz y el lirio dorado (1998) y Capa y espada (2001). Por encima de todas, destaca El viaje a ninguna parte (1985), […] que él mismo se encargó de llevar más tarde a la gran pantalla con gran éxito. También se convirtió en película su aclamada obra de teatro Las bicicletas son para el verano (Premio Lope de Vega 1978)». Además de esta, fue el autor, entre otras obras teatrales, de La coartada. Los domingos, bacanal (1980), Del rey Ordás y su infamia (1983) y El pícaro. Aventuras y desventuras de Lucas Maraña (1992).

Fue autor, también, de ensayos en los que reflexiona sobre el mundo del cine, como El actor y los demás (1987) y Desde la última fila: cien años de cine (1995). Su poesía está recogida bajo el título de El canto es vuelo (2002). Cabe destacar, asimismo, sus memorias, El tiempo amarillo (1990), que fueron ampliadas en 1998.

Entre los reconocimientos que recibió Fernando Fernán-Gómez por su carrera, sobresalen, además de los premios Goya concedidos a su labor de actor, director y guionista, los premios a la interpretación conseguidos en festivales internacionales como Berlín o Venecia, la Medalla de Oro de las Bellas Artes (1981), el Premio Nacional de Teatro (1984), el Premio Nacional de Cinematografía (1989), el Premio Donostia del Festival de Cine de San Sebastián (2000) y la Medalla de Oro de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España (2001).

En 1995 recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Artes por ser un «cómico extraordinario que durante más de medio siglo de vida artística y profesional ha construido en España y América —desde la gran riqueza de su personalidad— una meritoria biografía como actor de cine, teatro y televisión, director, autor y, en suma, creador del espectáculo. Su obra, además, es un testimonio crítico de nuestra época».

En 2007, a título póstumo, recibió la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio.

 

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