Jacinto Benavente (electo, 1912)

Jacinto Benavente

letra l

Elección

18 de Octubre de 1912

Fallecimiento

14 de Julio de 1954

Jacinto Benavente (electo, 1912)

Académico de número

Madrid, 1866-1954

El dramaturgo madrileño fue el elegido para ocupar el sillón «I» de la RAE el 18 de octubre de 1912. Transcurridos más de treinta años desde su elección, Benavente seguía sin leer su discurso de ingreso y, a petición del propio dramaturgo, la Academia optó por nombrarle académico de honor en 1946 y convocó la vacante. La silla «I» fue ocupada en 1948 por el novelista malagueño, Salvador González Anaya, a cuyo nombramiento asistió caso insólito en la historia de la Academia, el académico antecesor, don Jacinto.

Según cuenta el académico Pedro Álvarez de Miranda en su discurso de ingreso a la RAE en 2011, En doscientas sesenta y tres ocasiones como esta, fue el propio Benavente quien hizo correr el rumor de que —al contrario de lo que otros opinaban sobre la inmortalidad de la que gozaban aquellos que eran nombrados académicos de la RAE— él tenía el temor y la superstición de que la lectura del discurso, más que la inmortalidad, aceleraría en su caso la llamada de la Parca.

Jacinto Benavente Martínez nació en Madrid el 12 de agosto de 1866. Forzado a estudiar una carrera, probó primero con Ingeniería y, en 1882, optó por matricularse en Derecho. Tras la muerte de su padre en 1885, el joven Benavente abandonó los estudios para dedicarse, exclusivamente, a la creación literaria. Inauguró aquella época con la publicación, en 1892, de las ocho piezas de Teatro fantástico y sus colaboraciones en los periódicos y revistas literarias fueron cada vez más frecuentes: La Época, Revista Contemporánea, Madrid Cómico —de la que será redactor jefe en 1898—, Germinal, Vida Nueva y Revista Nueva.

Siguiendo las tendencias del teatro europeo, Benavente inició una renovación y una modernización del teatro español que se prolongaría durante las dos primeras décadas del siglo XX. Fruto de esa tendencia escribió obras como La gata de angora (1900), La gobernadora (1901), Lo cursi (1901), La noche del sábado (1903), El dragón de fuego (1904), Rosas de otoño (1905), Cuento inmoral (1905) o La princesa Bebé (1906); muchas de ellas fueron interpretadas por los mejores actores de la época, como María Guerrero y Fernando Díaz de Mendoza, y le llevaron, por vez primera, a América en 1906. Tras su viaje a América, Benavente continuó estrenando nuevas obras. Estos años marcan el momento culminante de su producción, a partir de dos de sus piezas más destacadas, Los intereses creados (1907) y la ya citada Señora ama (1908), que han seguido editándose como las más emblemáticas de su teatro.

Después de haber sido elegido académico de número de la RAE, Benavente continuó publicando artículos en la prensa, particularmente en Blanco y Negro, así como otras obras, La propia estimación (1915) y Campo de armiño (1916).

En 1922 le fue concedido el Premio Nobel de Literatura, cuya noticia recibió de gira en Argentina. Fue nombrado entonces hijo adoptivo de Nueva York y, de regresó a España, recibió —además de la calurosa acogida de su público— la Gran Cruz de Alfonso XIII.

Tras la concesión del premio, Benavente publicó otras obras, Lecciones de buen amor (1924), Un par de botas (1924), Pepa Doncel (1928), Literatura (1931) o Santa Rusia (1932). Después de la guerra, el dramaturgo retomó la escritura y publicó treinta y cuatro obras teatrales entre 1940 y 1954 entre las que se encuentran Abuelo y nieto (1941), La última carta (1914), La enlutada (1942), La ciudad doliente (1945), y numerosas conferencias y colaboraciones en la prensa.

Con más de ciento setenta obras en su haber, Jacinto Benavente murió a los 87 años en Madrid, el 14 de julio de 1954.

 

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