Manuel de Sandoval

Imagen Manuel de Sandoval

letra T

Toma de Posesión

1 de Febrero de 1920

Fallecimiento

12 de Octubre de 1932

Manuel de Sandoval

Académico de número

Madrid, 1874-1932

El 1 de febrero de 1920, el poeta Manuel de Sandoval ocupó el sillón T de la RAE con el discurso Lo inconsciente y lo voluntario en las obras literarias y poéticas: «El opulento, flexible y sonoro verso castellano ha perdido su ritmo […] y es hoy débil y torpe, como pájaro volandero, cuyas alas no le sirven para elevarse confiado y seguro, sino para sostenerse con trabajo y revolar a ras de tierra amedrentado y aturdido» (p. 39). Francisco Rodríguez Marín fue el encargado de darle la bienvenida a la Academia.

Sandoval nació en Madrid el primer día de enero de 1974. Licenciado en Derecho y en Filosofía y Letras fue catedrático de Retórica y Poética de educación secundaria en los institutos de Soria, Burgos, Córdoba, Toledo y Teruel y catedrático del Instituto Cardenal Cisneros de Madrid hasta su muerte, en 1932. Compaginó la docencia con la escritura y en 1895 publicó su primer poemario, Prometeo, prologado por el académico Emilio Ferrari. En 1904 publicó el elogiado poemario Aves de paso, cuyo prólogo escribió el también académico Jacinto Octavio Picón.

Ajena a las vanguardias de la época, la poesía de Sandoval se mantuvo impasible ante la nueva oleada de voces poéticas. Heredero de la poesía decimonónica de Núñez de Arce —y heredero, también, del sillón T que el propio Arce había ocupado en 1876—, Sandoval recibió numerosas críticas y burlas por parte de los modernistas, pero siguió fiel a su estilo: «Ha nacido en el arte contemporáneo un procedimiento técnico que consiste en procurar el efecto por medio de lo incompleto, y de considerar la incorrección como una excelencia, fundándose en que el borrador y el boceto valen más que la obra terminada y definitiva» (discurso de ingreso de Sandoval en la RAE, p. 38).

Anclado en el siglo xix y «anacrónico» —en palabras de Alonso Zamora—, Sandoval continuó dando recitales de poesía en el Ateneo de Madrid y publicó nuevos poemarios, como Cancionero (1911), Musa castellana (1911), De mi cercado (1912), Renacimiento (1915) o Aún hay sol (1925).

Manuel de Sandoval, en cuyo pecho «palpita un corazón de poeta, de apasionado amador de la cultura y las glorias de su patria» —como dijo Rodríguez Marín en la respuesta al discurso de ingreso de Sandoval (p. 43)—, murió en Madrid el 12 de octubre de 1932. Lo hizo doce años después de haber ocupado el mismo sillón en la RAE que había pertenecido, cuarenta y cuatro años atrás, a su admirado y venerado poeta Núñez de Arce.

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