Narciso Alonso Cortés

Narciso Alonso Cortés (1875-1972). © Biblioteca Digital de Castilla y León

letra B

Toma de Posesión

10 de Febrero de 1946

Fallecimiento

6 de Mayo de 1972

Narciso Alonso Cortés

Académico de número

Valladolid, 1875-1972

El 10 de febrero de 1946 tomaba posesión de su plaza de académico el erudito e investigador literario Narciso Alonso Cortés con el discurso titulado La poesía práctica y doctrinal del siglo XIX. Ángel González Palencia fue el encargado de darle la bienvenida a la institución.

Nacido en Valladolid el 11 de marzo de 1875, Alonso Cortes se doctoró en Derecho en la Universidad de Madrid en 1897; fue profesor auxiliar de la Facultad de Derecho de Valladolid (1899-1901) y ejerció como abogado en la Audiencia vallisoletana. Su firma apareció entonces en los principales semanarios de Madrid y de Barcelona Madrid Cómico, Barcelona Cómica, Pluma y Lápiz, etc. Sin embargo, en palabras de Ángel González Palencia, «su alma se sentía más atraída por los bellos versos que por los secos artículos del Código» (La poesía práctica y doctrinal del siglo XIX, p. 50). En 1901 se licenció en Filosofía y Letras y en 1906 impartió la cátedra de Lengua y Literatura españolas en el Instituto nacional de Enseñanza media de Santander hasta 1913, que obtuvo la plaza de catedrático de la misma disciplina en el Instituto Zorrilla de Valladolid, donde permaneció hasta su jubilación en 1945.

Además de a la enseñanza, Alonso Cortés dedicó su vida a la investigación y a la erudición, centrado principalmente en los escritores españoles del pasado. Realizó numerosas incursiones a los archivos en busca de documentación e hizo también excursiones por los pueblos de Burgos y Palencia a la caza de romances y de cantares tradicionales que fueron recogidos en la obra Romances populares de Castilla (1906).

Como catedrático y docente, Alonso Cortés escribió un copioso arsenal de manuales y de material didáctico que fueron usados en las aulas durante muchos años; algunos de esos títulos fueron Los Elementos de Preceptiva literaria (1907), Resumen de Historia Literaria (1907), Literaturas extranjeras (1907), Gramática elemental de la Lengua castellana (1917) o Historia de la Literatura Española (1939).

Sin embargo, en medio de las andanzas eruditas y docentes, «no dejaba Alonso Cortés sin cultivar su cercado huerto poético, inclinación primordial de su alma» (La poesía práctica y doctrinal del siglo XIX, p. 54). Publicó, a lo largo de su vida, algunos poemarios como La Mártir (1894), Briznas (1907), La mies de hogaño (1911), Árbol añoso (1914).

Su vida fue una ininterrumpida sucesión de publicaciones que arrojaron luz e información inédita sobre las figuras fundamentales de las letras españolas. Como investigador literario documentó diversos aspectos de la literatura relacionados con Valladolid y se centró en la vida y obra de autores vallisoletanos y de otros de la talla de Lope de Vega, Calderón, Quevedo, Cervantes o Zorrilla; sobre este último escribió el fabuloso libro José Zorrilla, que fue galardonado con el premio Fastenrath de la RAE en 1920. Destacan, en su vasta bibliografía sobre investigación literaria, obras como Un pleito de Lope de Rueda: nuevas noticias para su biografía (1903), La corte de Felipe III en Valladolid (1908), Miscelánea vallisoletana, (1912), Casos cervantinos que tocan a Valladolid, (1916) o Espronceda: ilustraciones biográficas y críticas (1942).

Además, dirigió ediciones de textos literarios antiguos y modernos, como el Licenciado Vidriera de Cervantes, las Eróticas o amatorias de Esteban Manuel de Villegas, el Epistolario del padre Nieremberg, El lindo Don Diego El desdén con el desdén de Moreto o las Poesías de Quintana.

El erudito Narciso Alonso Cortés murió el 6 de mayo de 1972, embebido en la investigación literaria y retirado en su Valladolid natal.

El poeta y académico Antonio Machado le dedicó el poema titulado A Narciso Alonso Cortés, poeta de Castilla, cuyas dos últimas estrofas evocan el canto aún joven del viejo poeta vallisoletano:

 

«Poeta, el alma sólo es ancha en la ribera,

dardo cruel y doble escudo adamantino;

y en el Diciembre helado, rosal de primavera;

y sol del caminante y sombra del camino.

 

Poeta, que declaras arrugas en tu frente,

tu noble verso sea más joven cada día;

que en tu árbol viejo suene el canto adolescente,

del ruiseñor eterno la dulce melodía»

(La poesía práctica y doctrinal del siglo XIXp. 55).

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