El político, jurista y escritor madrileño Raimundo Fernández Villaverde ocupó la silla g de la RAE el 23 de noviembre de 1902 con el discurso titulado La escuela didáctica y la poesía política en Castilla durante el siglo xv. Le respondió, en nombre de la institución, su colega Francisco Silvela.

Nacido el 20 de enero de 1848, Fernández Villaverde fue un político conservador de gran relevancia reconocido, principalmente, por su labor como ministro de Hacienda. Estudió Derecho en Madrid, donde, alcanzado el grado de doctor, fue nombrado profesor supernumerario de la facultad.

Seducido por la política, se adscribió al Partido Conservador, con el que consiguió el acta de diputado por el distrito de Caldas (Pontevedra) en las elecciones del 15 de septiembre de 1872. Antes de cumplir los veinticinco, Fernández Villaverde estaba ya instalado en el Congreso de los Diputados, donde ocupó un escaño hasta su muerte.

Villaverde, al igual que el académico Cánovas del Castillo, fue un acérrimo defensor de la Restauración y, con la llegada del nuevo rey, Alfonso XII, se ocupó de sanear las cuentas del Ayuntamiento de Madrid. Se familiarizó entonces con los presupuestos públicos y alcanzó un gran prestigio como hacendista, que le acompañó a lo largo de toda su carrera política, desarrollada, en su mayoría, en los ministerios de Hacienda y de la Gobernación.

En 1890, Cánovas lo nombra ministro de Justicia y, en 1892, de Gobernación. Tras el fallecimiento de su colega Cánovas en 1897, Francisco Silvela lo traslada al ministerio de Hacienda (1899-1900), donde se ocupa del desbarajuste económico que siguió a la guerra con Estados Unidos. Tras varios meses de preparación, el 17 de junio de 1899, Villaverde presentó su proyecto de ley para el ejercicio presupuestario de 1899-1900, que fue la obra cumbre de su carrera política. El plan de estabilización era global y afectaba a todas las vertientes de la política fiscal y monetaria: equilibrio, gasto, impuestos, deuda y sistema monetario.

Su encomiable labor, una vez más, evitó la ruina ocasionada por la guerra y la pérdida de las colonias españolas y subrayó, de nuevo, su fama de gran hacendista.

Además de ser elegido miembro de la Española, Fernández Villaverde ingresó en la Academia de Ciencias Morales y Políticas en 1889 y fue presidente de la Academia de Jurisprudencia.

El político, «efusivo, cordial, y a la vez sereno» —como lo describe su amigo Carlos M. Cortezo en Paseos de un solitario—, murió en Madrid, el 15 de julio de 1905. La austeridad, la rectitud, la honradez, la moralidad y la ética son algunas de las principales cualidades que destacan de él sus biógrafos.

• La Real Academia Española, 1999, Alonso Zamora Vicente (pp. 269 y 270).
• Documentación digitalizada de Fernández Villaverde en el archivo de la RAE.
• Fernández Villaverde en el Diccionario biográfico de la Real Academia de la Historia (RAH).
• Obras digitalizadas de Fernández Villaverde en la Biblioteca Digital Hispánica.