Ramiro de Maeztu

Retrato de Ramiro de Maeztu por Ramón Casas (1904-1905). ©  Museu Nacional d'Art de Catalunya

letra L

Toma de Posesión

30 de Junio de 1935

Fallecimiento

29 de Octubre de 1936

Ramiro de Maeztu

Académico de número

Vitoria, 1874-Madrid, 1936

El destacado periodista, pensador autodidacta y ensayista vasco Ramiro de Maeztu y Whitney leyó su discurso de ingreso en la RAE —La brevedad de la vida en nuestra poesía lírica el 30 de junio de 1935;  le respondió, en nombre de la corporación, Agustín González de Amezúa.

Nacido el 4 de mayo de 1874 y educado durante la Restauración, Maeztu pronto se convirtió en un personaje público de primer orden. Gracias a la fortuna que su abuelo había hecho en Cuba por el cultivo y el comercio del azúcar, el joven Ramiro recibió una educación anglosajona; sin embargo, tras la muerte del abuelo el negocio no sobrevivió. El joven Maeztu abandonó los estudios y comenzó a instruirse a sí mismo. Se forjaba, ya entonces, la figura del pensador autodidacta y austero que siempre lo acompañó.

De 1891 a 1894 viajó a Cuba, donde trabajó como azucarero y como lector en una fábrica de tabacos. Allí, sobre una tarima, leía desde su silla la prensa diaria y literatura de muy diverso tipo a los hombres que torcían el tabaco. Según el poeta cubano José Martí, «la mesa de lectura de las tabaquerías fueron tribunas de libertad» (El País, 2012).

En 1894, Ramiro de Maeztu regresó a Vitoria e inició, animado por su madre, su carrera periodística en El Porvenir Vascongado. En 1897 se instaló en Madrid para dedicarse de lleno al periodismo, donde pronto destacó como original pensador y analista político, alejado del circuito intelectual y académico de entonces. Maeztu, asiduo a los cafés y a las tertulias, fue amigo de los jóvenes de la generación del 98. Su firma aparece en distintas revistas y periódicos como Alma Española, Germinal, Vida Nueva, El Imparcial, el Heraldo de Madrid, Nuevo Mundo, La Correspondencia de España, El País o El Sol.

El joven Maeztu simpatizaba por aquel entonces con Unamuno y creía que era necesaria, en España, una clase media nacida del ahorro, el trabajo y el esfuerzo. Atraído incluso por el socialismo, se mostró preocupado en aquellos años por la cuestión social y el papel del naciente regionalismo en la política española. Tras su viaje a Londres como corresponsal de La Correspondencia de España, Maeztu —educado en la cultura anglosajona— se transformó en un ferviente defensor del nuevo liberalismo social inglés, que defendía, entre otras medidas sociales, un mayor gasto en educación y en servicios públicos y una nueva política fiscal que gravara a las grandes fortunas y regulara los salarios mínimos. Sin embargo, de vuelta a España y tras participar como corresponsal en la Primera Guerra Mundial, Maeztu tomó una actitud conservadora que marcaría, desde entonces, su pensamiento y su obra. Fruto de ese pensamiento de retorno a los valores católicos clásicos y eternos —por encima de cualquier subjetividad individual— es su obra La crisis del humanismo, publicada en 1916.

Durante la dictadura de Primo de Rivera, Maeztu se afilió a la Unión Patriótica y colaboró como periodista del diario oficial, La Nación. Primo de Rivera lo nombró embajador de Argentina, de donde regresó en 1930, tras el fracaso del dictador. En 1934, tras numerosos años de vaivenes políticos, Maeztu —que temía por su vida— participó de forma activa en la formación y consolidación del Bloque Nacional, el partido monárquico y contrarrevolucionario liderado por el exministro José Calvo Sotelo. Tras el asesinato de Calvo Sotelo, el 13 de julio de 1936, Maeztu se escondió en casa de su amigo José Luis Vázquez Dodero; sin embargo, el 30 de julio varios milicianos le descubrieron y fue llevado a la cárcel de las Ventas. Tres meses después, el 29 de octubre de 1936, Maeztu fue fusilado en las afueras de Madrid, en Aravaca.

Además de sus artículos, Maeztu fue autor de distintas obras literarias y ensayos. Aficionado de joven a los versos y a las narraciones cortas, la obra del periodista, al igual que su pensamiento, vuelve la mirada al pasado; prueba de ello son sus libros Don Quijote, Don Juan y la Celestina (1926) y Defensa de la Hispanidad (1934). Escribió, también, una novela por entregas que se publicó en El País de abril de 1900 a enero de 1901, La guerra del Transvaal y los misterios de la Banca de Londres; posteriormente, en 1971, la novela fue reeditada en un único tomo.

Maeztu fue miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, en la que ingresó el 20 de marzo de 1932 con un discurso titulado El arte y la moral.

Tras su muerte en 1936, la silla L que ocupaba en la RAE estuvo vacante más de cuarenta años. Su sucesor, Eugenio Montes, fue elegido en 1940, pero no leyó su discurso hasta 1978.

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