Ventura de la Vega

Ventura de la Vega (1807-1865). Archivo de la RAE.

letra F

Toma de Posesión

1 de Enero de 1845

Fallecimiento

29 de Noviembre de 1865

Ventura de la Vega

Académico de número

Buenos Aires, 1807-Madrid, 1865

El ilustre dramaturgo y poeta ocupó, a los 38 años, su asiento en la Academia. Hijo de un militar leonés destinado al Virreinato de la Plata como administrador de la Real Hacienda, Ventura de la Vega nació en Buenos Aires el 14 de julio de 1807. Llegó a Madrid en 1818, a los once años, y se convertiría, más adelante, en una de las figuras más destacadas del panorama cultural de España. Fue descrito por el académico José María de Pereda, en su novela Pedro Sánchez, como «pequeñito y enjuto, bien hecho y elegante, de frente espaciosa, acentuada nariz, ojos algo saltones y negra patilla casi unida al bigote».

De la Vega, que frecuentaba la tertulia del Parnasillo junto con otros académicos y autores románticos, fue autor de una copiosa producción, principalmente teatral. En el año 1841, por ejemplo, llegó a escribir una docena de comedias. Su teatro estuvo más cerca de la estética neoclásica que de la neorromántica, que dominaba en la alta comedia de su tiempo; una de sus obras más conocidas —en la que disecciona ciertos hábitos de la burguesía contemporánea— fue la comedia El hombre de mundo, en cuyo estreno (1845) actuó, en el papel de protagonista, el propio De la Vega.

Trabajó en el Ministerio de la Gobernación (1831-1840) como supervisor del Conservatorio de Música, donde conoció a la que sería su mujer, la cantante de ópera Manuela Oreiro de Lema. En 1843 fue nombrado profesor de literatura de la princesa Isabel y en 1846, siendo ya reina, Isabel II lo nombró gentilhombre de cámara y secretario particular, en sustitución de Donoso Cortés.

De la Vega estuvo siempre muy vinculado al teatro; fue director del teatro privado de la condesa Eugenia de Montijo desde 1843 y comisario del Teatro Español en 1849, puesto desde el que trató de modernizar la producción teatral y la representación en España y que abandonó, sin éxito, un año después debido a los recelos que despertó su intención en el mundillo. Viajó entonces a Londres y a París para ver obras de teatro y asistir a las recepciones de palacio de la condesa, convertida ya, por su matrimonio con Napoleón III, en emperatriz de Francia. Tras su regreso a Madrid, fue nombrado director del Conservatorio (1857).

Como era de esperar, el discurso de ingreso de Ventura de la Vega en la RAE versó sobre una de sus pasiones, el teatro romántico y su caducidad. Veinte años después de haber sido nombrado académico, De la Vega —el dramaturgo «pequeñito y enjuto, bien hecho y elegante»— murió en Madrid el 29 de noviembre de 1865. Su viejo amigo, el conde de Cheste, fue quien leyó su elogio fúnebre.

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