6.ª Entrega (febrero de 2019)
Versión del 15/02/2019
Equipo Real Academia Española
Familia Ver familia de palabras
avestruzar v. (1781-)
avestruzar
Etim. Derivado de avestruz y -a(r).

Se documenta por primera vez, con la acepción de 'hacer vil o despreciable [a alguien o a algo]', en las Cartas apologéticas en defensa del autor e Historia del famoso Predicador Fr. Gerundio de Campazas, contra el papel que dió á luz el Penitente del M.R.P.P. Marquina (a1781). En la acepción 'hacer que [algo] adquiera el estilo característico de un avestruz' se atestigua en 2017, en La sinfonía de la destrucción de P. Novoa, en lo que parece tratarse de una imagen literaria particular (recuérdese que este mismo autor emplea también el adjetivo avestruzado, a).

    Acepción en desuso
  1. >avestruz+–a(r)
    v. tr. Hacer vil o despreciable [a alguien o a algo].
    Esquema sintáctico
    docs. (1781) Ejemplo:
    • a1781 Isla, J. F. Cartas apologéticas [1813] p. 93 Colección de varias piezas relativas á la obra de Fray Gerundio de Campazas, t. IV Esp (BD)
      De la misma especie son los que usted hace á lo que se dice en el núm. 3 del cap. 6. Redúcese á contar que un niño pidió la caca; añadiendo que no sabia arremangarse: miren que bajeza en un capítulo en que se trata de niños; como si no dijera el refrán: quien con niños se acuesta, etc. Que no quiero me avestruce usted tambien á mí, si le acabo todo.
  2. v. tr. Hacer que algo adquiera el estilo característico de un avestruz.
    Esquema sintáctico
    docs. (2017) 2 ejemplos:
    • 2017 Novoa, P. La sinfonía de la destrucción Pe (BD)
      El Monarca avestruzó su andar. Sus chancabuques perdieron distancia, pero ganaron estilo, pero ganaron estilo, caché. Y hasta hubiera pasado por natural, sino fuera por esa sutil cojera que había adoptado para diferenciarse y hacer sentir su caminar por la dura epidermis del suelo limeño.
    • 2017 Novoa, P. La sinfonía de la destrucción Pe (BD)
      El Monarca asiente, a lo lejos el sol parece tambalear al final de la calle. Herido de muerte, arrastra una cola luminosa por las aceras y parques. Los niños corretean tras el resplandor, gritan, felices de alcanzarlo, de destrozarlo a patadas arremolinadas e incansables. La infancia gana al sol, la tarde y su reinado. Las caras sucias, sudorosas, siempre imponen su inocencia al mundo; parece pensar el Monarca mientras sonríe y avestruza aún más el paso, como si de pronto transcurriera por una superficie lunar. A Lima no la conoces, te la inoculas directo a las venas.

Diccionario histórico de la lengua española
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