Diccionario histórico de la lengua española

Se documenta por primera vez, con la variante  castanna  y la acepción 'fruto o semilla del castaño, del tamaño de una nuez, de forma abombada hacia el exterior y la cara interior plana, recubierto por una cáscara dura y flexible de color marrón', en el Lapidario ( c 1250), de Alfonso X, y se consigna en el  Lexicon hoc est dictionarium ex sermone latino in hispaniensem  (1492) de Nebrija. Con cierta frecuencia, se registra en un complemento con de del sustantivo  color  y, ya en el  Vocabulario español-latino  de Nebrija, se atestigua con los modificadores  regoldana  (en referencia a la castaña de menor tamaño y calidad, fruto del castaño silvestre o no injertado), y  pilada  (después también apilada, pilonga o seca), para referirse a la castaña seca o deshidratada, que, como indica el  Diccionario de autoridades  (1729), así "se guarda todo el año para potáges". Únicamente en el  Cancionero  (1481-1496), de J. Encina, se emplea el diminutivo castañeta con el valor 'glándula sexual del hombre que produce los espermatozoides'. Como sustantivo y con el valor 'color parecido al de la cáscara de la castaña' se registra, en 1515, en un documento y ofrece testimonios esporádicos hasta finales del siglo XX. La actuación de la metáfora explica nuevas acepciones, documentadas fundamentalmente en España: 'expulsión de gases del intestino por el ano' (en 1564, en  Buen aviso y portacuen tos, de J. Timoneda); 'persona que delata o acusa en secreto a otra persona' ( Doña Isabel, la ladrona , texto datado entre 1638 y 1640, obra de L. Quiñones de Benavente; la acepción se consigna en las Voces germanescas , de 1949, de Hill); 'dulce con forma de castaña' (en 1642, en la  Cédula real en que Su Magestad manda se observe y guarde la moderación de alquileres de casas y precios de todos géneros comerciables , y registrada en el  Diccionario castellano con las voces de ciencias y artes  (1786), de Terreros y Pando); 'recipiente para líquidos con forma de castaña' (documentada por vez primera en el Diccionario de autoridades , en 1729 y, en 1792, en la  Crotalogía ó ciencia de las Castañuelas , de F. Florencio); y 'recogido parecido, por su forma, a una castaña, que se hace enrollando el pelo y sujetándolo generalmente con horquillas' (atestiguada, en 1780, en el  DRAE , y en 1841 en el  Diccionario de anécdotas ). El ruido que hacen las castañas cuando explotan en el fuego explica así mismo la acepción 'golpe dado con la mano', registrada, en 1876, en  Un lío: juguete cómico en un acto y en verso , de E. Navarro Gonzalvo, y consignada, en 1907, en  Palabras, giros y bellezas del lenguaje popular de la Montaña  (1907), de Huidobro. Posteriormente, se registra como 'golpe, choque o caída, en especial si son violentos o accidentales'; con este valor se emplea, en 1972, en "Mini-noticias a pleno sol", texto aparecido en  Aragón Exprés: Diario de la Tarde (Zaragoza) .   La metáfora se halla también en el origen de otras acepciones: en España y en un registro informal actúa como sinónimo de  borrachera  ('estado de alteración de las capacidades físicas o mentales provocado por la ingestión excesiva de bebidas alcohólicas'), como se puede percibir, ya en 1891, en la  Gramática del castellano antiguo [...]. Primera parte: Fonética , de P. Mugica; esta acepción se consigna en el tomo V del  ALEA  (1972), dirigido por Alvar. Como 'engaño o fraude realizado con la intención de obtener algún beneficio', se atestigua, en 1895, en  La buena sombra , de S. Álvarez Quintero y J. Álvarez Quintero. En Puerto Rico, con la acepción 'pedúnculo en el que se cría la semilla del anarcado', se documenta en 1948, en  El español en Puerto Rico , de T. Navarro Tomás, y se consigna en el  Diccionario de americanismos  (2010), de la ASALE. Es coloquial (y restringido a Argentina y España), el uso de esta voz para referirse a la 'vulva o vagina del aparato genital de la mujer', consignada en  Vocabulario sayambriego  ( c 1941-1959), de Díaz y Díaz-Caneja, y documentada, en 1973, en  Si te dicen que caí , de J. Marsé. También de carácter informal y adscrito a España son las siguientes acepciones: 'unidad monetaria de España hasta la implantación del euro', registrada en el  Diccionario madrileño-castellano  (1967), de Carandell, y atestiguada, en 1972, en  Pólvora mojada , de A. Berlanga; 'año de edad', registrada en el  Diccionario de argot español  (1980), de León, y documentada, en 1983, en un texto publicado en  Flores y Abejas (Guadalajara) ; y 'cosa que tiene poca calidad o que funciona mal', atestiguada, en 1980, en "Castañas calientes", de A. Molinos, artículo publicado en  Aragón Exprés: Diario de la Tarde (Zaragoza) .

Como 'barril de pequeño tamaño', se atestigua, en México, en 1865, en Astucia, de L. G. Inclán y figura después en el Vocabulario de mexicanismos (a1894), de García Icazbalceta. En un registro coloquial, se emplea en España y en Uruguay con el valor 'persona o cosa que causa aburrimiento, fastidio o molestia' desde 1889, en la Traducción de Don Jaime el Conquistador. Juguete cómico-lírico-bailable [...] de don Federico Jaques, de M. Fernández Caballero, acepción que se recoge en 2001 en el DRAE.

Como denominación del 'árbol de la familia de las lecitidáceas de hasta 50 metros de altura, tronco recto, con la corteza lisa y grisácea, hojas oblongas, flores pequeñas y verdosas y fruto de cáscara leñosa, parecido al coco y con varias semillas en forma de media luna en su interior' se registra, en 1947, en el en 1947, en el Vocabulario del oriente peruano, de Tovar Ramírez, y, en  1976, en el artículo especializado "La Castaña (Bertholletia excelsa H. B. K.)", de R. Figueroa Z.; no obstante, para referirse a la 'semilla en forma de media luna contenida en el fruto de la castaña' (la Bertholletia excelsa), se atestigua, con el complemento de(l) Pará, en 1894, en la Traducción de Memoria sobre una enfermedad del cafeto en la provincia de Río de Janeiro, Brasil por el doctor Emil August Göldi, de G. Gómez).

En diversos repertorios lexicográficos se consignan varias acepciones: 'carlinga [ | asiento establecido sólidamente y formado de una pieza proporcionada de madera, con escopleadura o hueco practicado en ella, para engastar la mecha del palo que ha de descansar encima]. (1831, Diccionario marítimo español, de O'Scanlan); en Cuba, 'pieza que sirve de chumacera a la maza mayor de los trapiches' (1836, Diccionario provincial de voces cubanas, de Pichardo); en el ámbito de la veterinaria, 'excrecencia córnea en las patas de los caballos' (1853, Diccionario enciclopédico de la lengua española, de la editorial Gaspar y Roig); en el ámbito de minería, 'mina abandonada' 1853, Diccionario enciclopédico de la lengua española, de la editorial Gaspar y Roig); en España y de carácter jergal, 'años de presidio' (1906, Diccionario de Argot Español, de Besses); en Andalucía (España) y en registro coloquial, 'broma, burla' (1920, Voces andaluzas); en el área occidental de España, 'cada uno de los trozos del excremento de las caballerías' y 'vulva, y más particularmente, clítoris de la yegua' (c1941-1959, Vocabulario sayambriego, de Díaz y Díaz-Caneja; en el área oriental de España, 'especie de pelota que se halla en el estómago del sarrio y que se va formando al lamerse éste. Está compuesta de resina, pelo y jugos gástricos. Antiguamente se le atribuían efectos mágicos' (1992, Diccionario aragonés, de Andolz); en Cuba, 'trenza o moño que a manera de relleno o postizo usaban en Cuba las mujeres a los comienzos del pasado siglo' (1928, Vocabulario espirituano, de Martínez Moles); en México, 'petaca, baúl' (1942, Diccionario general de americanismos, de Santamaría) y 'en Tabasco llaman así, y también bellota, el fruto de una esterculiácea (Sterculia apetala, Karst.), conocida por panamá en Centro América, y la planta que lo produce' (1942, Diccionario general de americanismos, de Santamaría); en el ámbito de la equitación, 'adral' (1945, Diccionario ecuestre, de Duque de Regla; en Perú, 'es la planta combretácea Terminalia catappa' (1947, Vocabulario del oriente peruano, de Tovar y Ramírez); en El Salvador, 'dinero' (2003, Diccionario de salvadoreñismos, de Romero); en Bolivia, Colombia y Perú, 'fruto comestible de este árbol' (2010, Diccionario de americanismos, de la ASALE); en la República Dominicana, 'fruto del árbol del pan' árbol' (2010, Diccionario de americanismos, de la ASALE); 'pedúnculo en el que se cría la semilla del pajuil.' (2010, Diccionario de americanismos, de la ASALE).

Por otra parte, castaña se integra en diferentes unidades pluriverbales. Así, castaña de agua, como 'planta acuática de la familia de las litráceas de hasta 4,5 metros de altura, tallo sumergido y hojas romboidales aserradas en forma de roseta que quedan en la superficie', se atestigua, en 1772, en la Traducción de Physica de los arboles, de C. Gómez Ortega; sacar [a alguien] la(s) castaña(s) del fuego (con la mano del gato), con la acepción 'resolver los problemas o realizar las tareas [de otra persona]', se documenta, en 1534, en la Segunda Celestina, de F. Silva; castaña de cajú, locución empleada en Argentina, Uruguay y Chile como 'fruto del anacardo', se registra, en 1875, en el Catálogo oficial de la Esposición Internacional de Chile en 1875; sacar las castañas con la mano del gato, como 'resolver los problemas o realizar las tareas de otra persona', se documenta, en 1947, en Al filo del agua, de A. Yáñez; castaña de Indias, como 'fruto del castaño de Indias', se atestigua en España desde 1772, en los Extractos de las Juntas Generales celebradas por la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del Pais en la ciudad de Vitoria por septiembre de 1771; dar [a alguien] la castaña, 'hacer creer [a alguien] que algo falso es verdadero' se atestigua, en 1866, en "Dentro de la petaca. I", de L. Rivera, en Gil Blas (Madrid).

Otras unidades pluriverbales presentan restricciones en su extensión: se adscriben a España las siguientes: castaña de (la) tierra, 'planta de la familia de las asteráceas de hasta 2,5 metros de altura, de tallo, hojas lanceoladas y con el margen aserrado, flores amarillas y tubérculos alargados e irregulares, de color marrón, rojo o púrpura, que se consume como raíz alimenticia' y 'planta herbácea de la familia de las umbelíferas de hasta 50 centímetros, tallos rollizos, verdes y cubiertos con un vello fino, hojas estrechas y lanceoladas, flores blancas en racimo y raíz en forma de tubérculo redondeado, de color negro por fuera y blanco por dentro (1962, Plantas Medicinales. El Dioscórides Renovado, de P. Font Quer); una (o dos) castaña (o castañas), como 'muy poco o nada' (Libro de buen amor (1330-1343), de J. Ruiz); castaña de mar, 'equinodermo de hasta 7 centímetros de diámetro, con el caparazón aplanado en la zona ventral y púas largas, poco numerosas y de color generalmente morado' (en los Inventarios Reales. Bienes muebles que pertenecieron a Felipe II, datados alrededor de 1600); dar [a alguien] la castaña, 'causar incomodidad o malestar [a alguien]' ("Gacetillas [...] Preindios", artículo aparecido en el Diario de Córdoba de Comercio, Industria, Administración, Noticias y Avisos); estar castaña, 'tener las capacidades físicas o mentales alteradas por la ingestión excesiva de bebidas alcohólicas' ( 2007, en Pájaro en mano, de J. Madrid); en el ámbito de la tauromaquia, haber (o tener) castaña, como 'tener [un toro] buen tamaño y defensa' (1944, en "Notas taurinas. Extraordinaria animación para la novillada de esta tarde", de B. García, artículo aparecido en Imperio (Zamora); tener [algo] castañas, 'ser [algo] sorprendente' (1932, en "Conversaciones de Puerta de Tierra", texto publicado en La Información (Cádiz); y la locución interjectiva toma castaña, empleada para expresar asentimiento, satisfacción o sorpresa ante algo que se dice, se registra, en 1931, en "Anecdotario taurino", publicado en El Noticiero Gaditano (Cádiz).

Otras unidades pluriverbales se registran únicamente en repertorios lexicográficos: en España, castaña de puerco, como 'Bulbocastanum linaei [...]' (1986, Diccionario ilustrado de los nombres vernáculos de las plantas en España, de Ceballos Jiménez); en el área occidental de España, castaña maya, 'castaña pilonga' (1884, DRAE); en Canarias (España), castaña de sala, 'variedad de castaña que suelta con facilidad el pellejo que la cubre' (1996, Diccionario diferencial del español de Canarias, de Corrales Zumbado, Corbella Díaz y Álvarez Martínez); en Cantabria (España), castaña jabalinera, 'planta con la raíz parecida a la de la castaña, muy apetecida por los jabalíes' (1949, El lenguaje popular de las montañas de Santander, de García-Lomas); en Andalucía (España), castaña perruna, 'en Sierra Nevada, España, la castaña silvestre' (1953, Diccionario enciclopédico de la editorial UTEHA); dar [a alguien] para castañas, 'dar para peras' (1869, DRAE); dar (o pegar) una castaña, 'dejar de corresponder una persona ó cosa al juício más ó ménos ventajoso que de ella se había uno formado' y dar (para) castañas, 'dar de golpes, ó dar que sentir' (c1880-1910, Diccionario de andalucismos, de Sbarbi).

 En Cuba, castaña purgante (de Cuba), como 'planta, Hippocratea malpighifolia' (1871, Diccionario de los diversos nombres vulgares de muchas plantas usuales notables del antiguo y nuevo mundo, de Colmeiro); y en Colombia, dar [a alguien] para castañas, 'anunciar castigos' (1958, Diccionario de voces y dichos del habla santandereana [Colombia], de Sánchez Camacho).