13.ª Entrega (diciembre de 2022)
Versión del 31/12/2022
Equipo Real Academia Española
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cateya s. (1615-)
cateya, cateia
Etim. Del latín catēia, ae, probablemente, voz de origen galo (véase TLL, s. v.). Cf., no obstante, el italiano catèia (véase Lessico universale italiano, Instituto della Enciclopedia italiana, 1970, t. IV, s. v.).

Se documenta por primera vez, con la acepción 'arma blanca arrojadiza, parecida a una lanza corta, que se dispara con la mano', en 1615, en Plaza universal de todas ciencias y artes, que incluye una parte traducida de la obra La piazza universale di tutte le profesioni del mondo (1585), de T. Garzoni y otra compuesta por el propio C. Suárez de Figueroa. Tal y como muestra el resto de la documentación acopiada, pese a ser un sustantivo femenino, en este primer testimonio se considera un nombre masculino al establecerse la concordancia en este género con el artículo, como también ocurre en el texto original de Garzoni (Venetia, Gio. Battista Somascho, 1585, p. 471), a pesar de que esta voz es de género femenino también en italiano. Posteriormente, en los siglos XVIII y XIX, se atestigua en narraciones de ambientación histórica y estudios sobre la historia de España en los que, en ocasiones, se combina con el modificador teutónica. También en estas centurias figura en obras lexicográficas especializadas en armas. Más adelante, en los siglos XX y XXI, aparece en diccionarios, textos periodísticos y composiciones literarias en los que se recupera esta voz tanto en su sentido literal como en un uso figurado. En los repertorios lexicográficos, se consigna por primera vez en 1888, en el cuarto tomo del Diccionario enciclopédico hispano-americano de literatura, ciencias y artes, redactado bajo la dirección de Pagés. Unos años más tarde, la Real Academia Española dedica una entrada a esta voz en el DRAE de 1925. 

Vid. también cateya (DH 1933-1936).

  1. ac. etim.
    s. f. Arma blanca arrojadiza, parecida a una lanza corta, que se dispara con la mano.
    docs. (1615-2022) 21 ejemplos:
    • 1615 Suárez Figueroa, C. Plaza universal p. 335 Esp (BD)
      El Cateya truxeron generalmente los Germanos segun Silio. La Chinchea de Venecia, fue en otro tiempo llamada Paraconio, con otros generos de espadas que se suelen hallar en los libros.
    • 2022 Ferré, E. Última tarde Virginia Woolf p. 138 Esp (BD)
      Dichoso será quien se empequeñeció delante de sí mismo; quien impidió fuese la codicia ogro de su paz y logró convertir las monedas en rosas. Entonces, solamente los actos contarán. Serán la cateya que vuelve a la mano del que la lanzó. Entonces se comprobará lo importante que era no haberse ahogado en mundanalidad ni resultar henchido de sí propio. Llegó a concluir cuánto convenía estar siempre en guardia “como meseguero que vigila la mies”, porque no cobrase el temor poder agigantado.
    • 1615 Suárez Figueroa, C. Plaza universal p. 335 Esp (BD)
      El Cateya truxeron generalmente los Germanos segun Silio. La Chinchea de Venecia, fue en otro tiempo llamada Paraconio, con otros generos de espadas que se suelen hallar en los libros.
    • 1712 Vasconcelos, F. Botelho Morais El Alphonso p. 81 Esp (BD)
      Usan cateya o clava sus campeones Transportada con impetu humano En las Cymbricas fieras invasiones Al assombro y noticia del Romano. Ni el arco olvidan y horridos harpones, Como armas heredadas y no en vano De los Godos, que siempre triumphadores Fueron de aquel imperio fundadores.
    • 1791 Castañón, L. Trad Arte militar Keralio, I p. 97 Esp (BD)
      La segunda arma arrojadiza despues de la piedra, pudo ser el baston simple, y luego el baston puntiagudo ó javalina. No se debió tardar mucho en guarnecerle con una punta, y se hizo el dardo, que según la diferencia de las naciones, y las formas que le dieron, se dividió en muchas especies. La javalina ó largo chuzo, el dardo ó pequeño chuzo, la asta, el verutum, el contus, la framea, el gasum, la cateia, la mazara, el angon y la azagaya.
    • 1857 Hevia, D. DiccMilitar p. 449 Esp (BD)
      Tentonio. n. p. ant. Especie de flecha ó saeta, que usaron los galos y los godos, á la que llamaron tambien Cateya o cateca.
    • 1863 Anónimo (J. D' W. M.) Diccionario militar p. 694 (BD)
      Tentonio. s. m. Cierta flecha ó saeta que usaron los galos y los godos, que tambien se llamó cateya ó cateca.
    • 1877 Navarro Villoslada, F. "Vascos siglo VIII" [01-01-1877] p. 240 La Ciencia Cristiana (Madrid) Esp (HD)
      —¡Teodosio de Goñi! exclamó Amaya, ¿Es ese quizás el capitán que tanto figura hoy entre los vascos? —El mismo. Su padre vive todavía, y si hace veinte años era ya viejo, imaginaos lo que hoy será. Por eso quien realmente dispone y manda en los combates es Teodosio, aquel muchacho á cuya dirección me entregué una noche oscura como boca de sima, nebulosa y casi de llovizna, sin luna ni estrellas. Fui solo, á pié y sin otras armas que la cateya que me servia de báculo.
    • 1888 Pagés, A. (dir.) DiccEnciclopHispanoamericano, IV Esp (BD)
      Cateya: f. Arma que usaban en Italia los habitantes de la Campania, segun Virgilio, quien le atribuye origen teutónico […]. Era, á lo que parece, un arma arrojadiza con asta de madera muy flexible, de longitud de un codo á codo y medio, con punta muy afilada sujeta con clavos y con una correa adaptada para después de lanzarla poderla recoger; sin duda á causa de esto y de su peso, como dice Isidoro, no podía lanzarse á larga distancia.
    • 1895 Zerolo, E. DiccEnciclLengCastellana (NTLLE)
      Cateya. f. Nombre de un pilo, chuzo ó javalina que según san Isidoro, usaron los antiguos germanos.
    • 1918 Bedoya, M. Dicc militar ilustrado I Pe (BD)
      Cateya. Arma arrojadiza, usada por los galos y alemanes. Consistía en una asta de madera erizada de púas en un extremo, y del otro pendía una cuerda con la que se le atraía de nuevo después de haberla lanzado
    • 1930 Vázquez Bello, J. "Réplica obligada" [23-01-1930] Gaceta de Tenerife (Santa Cruz de Tenerife) Esp (HD)
      Todos sabemos, como usted quiso decir, que hay maestros que no cumplen. Esto sucede, aunque es la excepción, porque la generalidad cumple bien; usted mismo lo reconoce... Pero como cada cosa tiene su ijada, no debemos cometer exabruptos, que siempre son de lamentar. Ab-iratis arrojamos la cateya ó el tragacete, y quizá no nos sería fácil después restañar las heridas que pudiéramos producir, por nuestra poca táctica. No todo el monte es orégano, señor Sosa y Acevedo. Medrados, pues, estaríamos los maestros nacionales con un tan ínclito defensor que nos sublimase poniendo en tela de juicio nuestro celo en el cumplimiento de nuestros deberes profesionales y nuestra vocación.
    • 1950 RAE DMILE 2.ª ed. (NTLLE)
      Cateya. f. Arma antigua arrojadiza de punta acerada, provista de una correa en el extremo opuesto, para recogerla después de hecho el tiro.
    • 2020 Ferro Veiga, J. M. Rastro balística p. 97 Esp (BD)
      El arma nacional primitiva de los pueblos germánicos parece haber sido la framea, especie de venablo, que servía lo mismo como arma arrojadiza que como arma de corte o de punta; también fue común entre ellos el hacha, lo que francos hicieron tan famosa (francisca) y el martillo, usado por los escandinavos y por los pueblos de Alemania del norte. La teutona o cateya de los godos, especie de jabalina, cuya asta estaba armada de clavos, convirtióse con el transcurso del tiempo en la masa de bola.
    • 2021 Padilla, F. J. Nahui p. 92 (BD)
      Por el camino al taller clandestino, escucha la maleza removida y la orden de atacar o morir, ve una maraña de flechas que acribilla los chozos, asiste al retumbar del suelo bajo la horda de energúmenos atraídos por un enclave vulnerable. Son humanoides cubiertos de pelo, que no vocalizan, sino que gruñen, cual simios de frente abultada y enormes dentaduras con sarro, dados a pulverizar cabezas mediante un solo trancazo, aun portan armas arrojadizas, atadas a una correa que les permite recogerlas después de hacer el tiro (cateyas).
    • 2022 Ferré, E. Última tarde Virginia Woolf p. 138 Esp (BD)
      Dichoso será quien se empequeñeció delante de sí mismo; quien impidió fuese la codicia ogro de su paz y logró convertir las monedas en rosas. Entonces, solamente los actos contarán. Serán la cateya que vuelve a la mano del que la lanzó. Entonces se comprobará lo importante que era no haberse ahogado en mundanalidad ni resultar henchido de sí propio. Llegó a concluir cuánto convenía estar siempre en guardia “como meseguero que vigila la mies”, porque no cobrase el temor poder agigantado.
    • 1615 Suárez Figueroa, C. Plaza universal p. 335 Esp (BD)
      El Cateya truxeron generalmente los Germanos segun Silio. La Chinchea de Venecia, fue en otro tiempo llamada Paraconio, con otros generos de espadas que se suelen hallar en los libros.
    • 1712 Vasconcelos, F. Botelho Morais El Alphonso p. 81 Esp (BD)
      Usan cateya o clava sus campeones Transportada con impetu humano En las Cymbricas fieras invasiones Al assombro y noticia del Romano. Ni el arco olvidan y horridos harpones, Como armas heredadas y no en vano De los Godos, que siempre triumphadores Fueron de aquel imperio fundadores.
    • 1712 Vasconcelos, F. Botelho Morais El Alphonso p. 32 Esp (BD)
      Bélates conduzia otra furiosa Hueste que de Pentápolis proviene, Con cateyas y sudes que animosa Les labró su Battiade Cyréne. Van los del rio cuya plata undosa De Hércules en la cumbre origen tiene, Y con sed quando al Mar se ve deslize Entre Arsinoe se baña y Berenice.
    • 1791 Castañón, L. Trad Arte militar Keralio, I p. 97 Esp (BD)
      La segunda arma arrojadiza despues de la piedra, pudo ser el baston simple, y luego el baston puntiagudo ó javalina. No se debió tardar mucho en guarnecerle con una punta, y se hizo el dardo, que según la diferencia de las naciones, y las formas que le dieron, se dividió en muchas especies. La javalina ó largo chuzo, el dardo ó pequeño chuzo, la asta, el verutum, el contus, la framea, el gasum, la cateia, la mazara, el angon y la azagaya.
    • 1857 Hevia, D. DiccMilitar p. 449 Esp (BD)
      Tentonio. n. p. ant. Especie de flecha ó saeta, que usaron los galos y los godos, á la que llamaron tambien Cateya o cateca.
    • 1863 Anónimo (J. D' W. M.) Diccionario militar p. 694 (BD)
      Tentonio. s. m. Cierta flecha ó saeta que usaron los galos y los godos, que tambien se llamó cateya ó cateca.
    • 1877 Navarro Villoslada, F. "Vascos siglo VIII" [01-01-1877] p. 148 La Ciencia Cristiana (Madrid) Esp (HD)
      El traje de los bucelarios consistía en túnica corta de lana burda, casco de hierro, y bragas sujetas con tiras de cuero cruzadas desde los pies hasta la cintura; eran sus armas, arcos, flechas, cateyas y escudos redondos y pequeños, á modo de rodelas.
    • 1877 Navarro Villoslada, F. "Vascos siglo VIII" [01-01-1877] p. 240 La Ciencia Cristiana (Madrid) Esp (HD)
      —¡Teodosio de Goñi! exclamó Amaya, ¿Es ese quizás el capitán que tanto figura hoy entre los vascos? —El mismo. Su padre vive todavía, y si hace veinte años era ya viejo, imaginaos lo que hoy será. Por eso quien realmente dispone y manda en los combates es Teodosio, aquel muchacho á cuya dirección me entregué una noche oscura como boca de sima, nebulosa y casi de llovizna, sin luna ni estrellas. Fui solo, á pié y sin otras armas que la cateya que me servia de báculo.
    • 1888 Pagés, A. (dir.) DiccEnciclopHispanoamericano, IV Esp (BD)
      Cateya: f. Arma que usaban en Italia los habitantes de la Campania, segun Virgilio, quien le atribuye origen teutónico […]. Era, á lo que parece, un arma arrojadiza con asta de madera muy flexible, de longitud de un codo á codo y medio, con punta muy afilada sujeta con clavos y con una correa adaptada para después de lanzarla poderla recoger; sin duda á causa de esto y de su peso, como dice Isidoro, no podía lanzarse á larga distancia.
    • 1895 Zerolo, E. DiccEnciclLengCastellana (NTLLE)
      Cateya. f. Nombre de un pilo, chuzo ó javalina que según san Isidoro, usaron los antiguos germanos.
    • 1917 Alemany Bolufer, J. DiccLengEsp (NTLLE)
      Cateya. f. Arma arrojadiza de punta acerada y con una correa en uno de sus extremos, para poder recogerla después de lanzarla. Usáronla indistintamente varios pueblos de la antigüedad.
    • 1918 Bedoya, M. Dicc militar ilustrado I Pe (BD)
      Cateya. Arma arrojadiza, usada por los galos y alemanes. Consistía en una asta de madera erizada de púas en un extremo, y del otro pendía una cuerda con la que se le atraía de nuevo después de haberla lanzado
    • 1925 RAE DRAE 15.ª ed. (NTLLE)
      Cateya [...] f. Arma arrojadiza de punta acerada, provista de una correa en el extremo opuesto, para recogerla después de hecho el tiro. Fué bastante común en los pueblos de la antigüedad.
    • 1927 RAE DMILE 1.ª ed. (NTLLE)
      Cateya. f. Arma antigua arrojadiza de punta acerada, provista de una correa en el extremo opuesto, para recogerla después de hecho el tiro.
    • 1930 Vázquez Bello, J. "Réplica obligada" [23-01-1930] Gaceta de Tenerife (Santa Cruz de Tenerife) Esp (HD)
      Todos sabemos, como usted quiso decir, que hay maestros que no cumplen. Esto sucede, aunque es la excepción, porque la generalidad cumple bien; usted mismo lo reconoce... Pero como cada cosa tiene su ijada, no debemos cometer exabruptos, que siempre son de lamentar. Ab-iratis arrojamos la cateya ó el tragacete, y quizá no nos sería fácil después restañar las heridas que pudiéramos producir, por nuestra poca táctica. No todo el monte es orégano, señor Sosa y Acevedo. Medrados, pues, estaríamos los maestros nacionales con un tan ínclito defensor que nos sublimase poniendo en tela de juicio nuestro celo en el cumplimiento de nuestros deberes profesionales y nuestra vocación.
    • 1950 RAE DMILE 2.ª ed. (NTLLE)
      Cateya. f. Arma antigua arrojadiza de punta acerada, provista de una correa en el extremo opuesto, para recogerla después de hecho el tiro.
    • 2001 RAE DRAE 22.ª ed. (NTLLE)
      cateya. f. Arma arrojadiza de punta acerada, provista de una correa en el extremo opuesto, para recogerla después de hecho el tiro, bastante común en los pueblos de la Antigüedad.
    • 2014 RAE DLE (NTLLE)
      cateya. f. Arma arrojadiza de punta acerada, provista de una correa en el extremo opuesto, para recogerla después de hecho el tiro, bastante común en los pueblos de la Antigüedad.
    • 2020 Ferro Veiga, J. M. Rastro balística p. 97 Esp (BD)
      El arma nacional primitiva de los pueblos germánicos parece haber sido la framea, especie de venablo, que servía lo mismo como arma arrojadiza que como arma de corte o de punta; también fue común entre ellos el hacha, lo que francos hicieron tan famosa (francisca) y el martillo, usado por los escandinavos y por los pueblos de Alemania del norte. La teutona o cateya de los godos, especie de jabalina, cuya asta estaba armada de clavos, convirtióse con el transcurso del tiempo en la masa de bola.
    • 2021 Padilla, F. J. Nahui p. 92 (BD)
      Por el camino al taller clandestino, escucha la maleza removida y la orden de atacar o morir, ve una maraña de flechas que acribilla los chozos, asiste al retumbar del suelo bajo la horda de energúmenos atraídos por un enclave vulnerable. Son humanoides cubiertos de pelo, que no vocalizan, sino que gruñen, cual simios de frente abultada y enormes dentaduras con sarro, dados a pulverizar cabezas mediante un solo trancazo, aun portan armas arrojadizas, atadas a una correa que les permite recogerlas después de hacer el tiro (cateyas).
    • 2022 Ferré, E. Última tarde Virginia Woolf p. 138 Esp (BD)
      Dichoso será quien se empequeñeció delante de sí mismo; quien impidió fuese la codicia ogro de su paz y logró convertir las monedas en rosas. Entonces, solamente los actos contarán. Serán la cateya que vuelve a la mano del que la lanzó. Entonces se comprobará lo importante que era no haberse ahogado en mundanalidad ni resultar henchido de sí propio. Llegó a concluir cuánto convenía estar siempre en guardia “como meseguero que vigila la mies”, porque no cobrase el temor poder agigantado.
      Acepción en desuso
    1. s. En ocasiones, con el modificador teutónica.
      docs. (1792-1885) 5 ejemplos:
      • 1792 Masdeu Montero, J. F. Historia critica España, XI p. 52 Esp (BD)
        Ademas de las armas propias de los antiguos Españoles, y de las que introduxeron Romanos y Godos, se hacia uso en España de algunas otras extrangeras, como son la Cateya Teutonica, que era un dardo pesado que heria con mucha fuerza, y la Hacha, que llamaban Francisca, por haberla tomado de los Francos.
      • 1863 Cervilla Soler, M. Compendio historia España p. 76 Esp (BD)
        Tambien observaron los godos en sus batallas el orden de las tres líneas como vimos en los campos catalaúnicos y en la Galia Narbonense […]. Usaban cota, peto, coselete, loriga y celada, y algunos los mas principales, llevaban casco. Sus armas ofensivas eran la espada, el escramo, cuchillo pequeño; el venablo, especie de saeta; el hacha; el conto, cuya punta era muy dura y aguda, y la lanza. Tambien usaron el arco y la flecha, contándose entre estas la cateya teutónica; y según se nos refiere en las campañas de Wamba, se asegura llevó este monarca compañías de honderos.
      • 1870 Varona, C. Apuntes libro historia militar p. 55 Esp (BD)
        Tambien los godos usaban estandartes á los que daban el nombre de banderas. Sus armas defensivas eran el yelmo, coraza, escudo y brazalete, y las ofensivas, picas, lanzas y espadas, en cuyo manejo eran muy diestros. Disparaban tambien dardos y flechas cuya punta era de acero. Manejaban la honda con mucho acierto; durante la paz se adiestraban en el ejercicio de todas las armas. Usaban ademas un dardo que se llamaba Cateya teutónica, y el hacha Francisca.
      • 1877 Navarro Villoslada, F. "Vascos siglo VIII" [01-01-1877] p. 148 La Ciencia Cristiana (Madrid) Esp (HD)
        Pendíale de los hombros capa de púrpura, que sujeta al pecho con broches de oro, más que al manto consular de la república, se asemejaba al caracala que empezó á usarse en tiempo del emperador á quien dió nombre. Brillaba también el oro en los brazaletes con que terminaban las mangas de un sayo de lino, y en las groseras figuras y tachones del peto y el escudo. Las armas ofensivas eran espada pendiente de un cinturón de cuero, la cateya teutónica, lanza corta que servia también de dardo arrojadizo, y en contrapeso del redondo escudo, que colgaba de la silla, iba al opuesto lado el hacha terrible de dos filos llamada francisca, por haberla usado los francos.
      • 1885 Romero Barros, R. "Estudio arqueológico sarcófago" [01-02-1885] p. 275 Revista Contemporánea (Madrid) Esp (HD)
        El yelmo ó morrión de los citados cazadores, el escudo, el arco y los venablos, ya dijimos no difieren del arreo militar del pueblo godo, y aun estas últimas armas, sino á la Cateya Teutónica, semejan á la Framea de antigua procedencia, usada por los invasores en este linaje de caza.

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