Diccionario histórico de la lengua española

Se documenta por primera vez, en las acepciones 'parte hueca y dura de las plumas de las aves que está inserta en la piel' y 'pluma del ave cuando empieza a nacer', en Moamín. Libro de los animales que cazan, en 1250, de A. Toledo, aunque, desde mediados del siglo XIX, la frecuencia de la segunda decae. La primera se consigna en repertorios desde 1599, momento en que se registra en el Recveil de dictionaires francoys, espaignolz et latins de Hornkens, mientras que la segunda no se recoge en un diccionario hasta el Vocabulario español-italiano (1620) de Franciosini. Como 'tubo de un instrumento musical, especialmente del órgano, al que se suministra aire a presión por su boca para producir diferentes sonidos' se documenta en El libro de Alexandre, obra compuesta entre 1240 y 1250. Esta acepción, que se consigna por vez primera en el Diccionario de autoridades (1729), presenta gran vitalidad hasta el siglo XIX, cuando su uso comienza a disminuir. Se documenta puntualmente como 'flauta rústica antigua, simple o doble, generalmente de madera, caña o cuerno'. Esta acepción se atestigua por primera vez en 1300, en la traducción del Libro del Tesoro de B. Latini. Como 'parte más dura del pelo, especialmente de la barba, que está próxima a la raíz' se atestigua, con gran vitalidad, desde antes de 1435, cuando aparece recogida en las Poesías de A. Villasandino; en concreto, en un fragmento del Cancionero de Baena incluido en aquella obra. Como 'conducto del cuerpo humano' se atestigua en textos desde el Menor daño de la medicina, obra de A. Chirino escrita antes de 1429. Por acción de la metáfora sobre la primera acepción, se documentan los siguientes valores: 'tubo estrecho que sirve para conducir un fluido', registrada en la traducción de la Historia de Jerusalem abreviada de Jacobo de Vitriaco, y publicada p1350, y 'conducto por donde corren fluidos', atestiguada en 1570, en el Vocabulario de las dos lenguas toscana y castellana de Casas, donde se ofrece como correspondencia cannone que, a su vez, se traduce como 'atanor'. Esta acepción presenta varias subacepciones que especifican conductos con diferentes finalidades: así, se documenta cañón de chimenea, cañón de letrina, cañón pasante o cañón de bomba. Puntualmente, pero sobre todo durante el siglo XVI, se documenta como 'pieza metálica de la armadura, en forma de tubo, que pertenece al brazal y protege el brazo y antebrazo', también tras un proceso de metáfora. Con este sentido se utiliza en el Inventario de los bienes de Diego López de Ayala, tercer señor de Cebolla, en 1441. La similitud con la forma de los tubos de los instrumentos musicales provoca la creación de un nuevo valor para cañón: 'tubo, generalmente metálico, de las armas de fuego o de tiro por donde sale disparado el proyectil', atestiguado desde la Crónica de Don Álvaro de Luna, en 1453, con fuerte pervivencia hasta nuestros días. Por sinécdoque respecto a esta acepción, se designa como cañón al 'arma de artillería con un cañón, generalmente de gran longitud respecto a su calibre, que dispara proyectiles'. La primera documentación que se registra se localiza en la Historia de la linda Melosina, traducción anónima de la obra de Jean D'arras, publicada en 1489. Su empleo ha ido en progresivo aumento tanto en España como en América hasta la actualidad, en todo tipo de obras, aunque en los inicios su peso sea mayor en las crónicas y en la narrativa histórica. A partir del s. XVI, debido al desarrollo de la artillería, se documentan numerosos tipos de cañones como, por ejemplo: cañón serpentino, cañón pedrero, cañón medio, cañón reforzado, cañón aculebrinado, cañón de crujía, cañón bastardo, cañón común, cañón de campaña, cañón naranjero, cañón de alarma, cañón bomba, cañón de corredera, cañón obús, cañón Berta o cañón antiaéreo. A partir de esta acepción, y por acción de la metonimia, también se documenta 'disparo efectuado con un cañón', desde, al menos, 1612, cuando se registra en la Comedia famosa de Juan de Dios y Antón Martín de F. L. Vega Carpio. En el Vocabulario español-latino (1495) de Nebrija, se consigna por primera vez como 'pluma del ave que se utiliza para escribir', valor registrado con frecuencia en textos del Siglo de Oro, pero que, posteriormente, pierde vitalidad, probablemente por la creación de instrumentos más sofisticados para la escritura. Cañón también designa la 'pieza de caña que sirve para devanar el hilo' desde a1538, cuando se documenta en las Leyes, ordenanças, premáticas y declaraciones de las ordenanças antiguas que hablan del obrage de las lanas e paños. Como 'prenda de adorno para hombre consistente en una media con volantes de encaje que se coloca entre la calza y la bota' se documenta desde 1550, en la Farsa llamada alarquina. Para esta acepción, teniendo en cuenta la influencia de la moda francesa en España, cabe confrontar el francés canon, presente en esta lengua como 'pieza de lona fruncida que se sujetaba a la parte inferior de los calzones' (TLF, s. v. canon). Como 'tallo de algunas plantas, especialmente gramíneas' se registra por vez primera en la Historia general y natural de las Indias, entre 1535 y 1557, de G. Fernández de Oviedo. La acepción 'tubo de un candelero en el que se coloca la vela' se documenta por vez primera en la Crónica de la Nueva España de F. Cervantes de Salazar, en 1560. En el ámbito ecuestre, cañón designa la 'pieza redonda de hierro que, colocada a un lado de la boca del caballo y unida a otra igual, forma parte de la embocadura del freno'; este valor se atestigua desde 1599, en el Libro de la gineta de España de P. Fernández de Andrada, y se documenta fundamentalmente en tratados de equitación. Circunscrita al ámbito de la minería, se localiza, en la transcripción de una patente de Jerónimo de Ayanz, fechada en 1606, la acepción 'camino o pasaje abierto en una mina donde se hace la labor'. En 1623, en Uso de los antojos para todo género de vistas de B. Daza de Valdés, se atestigua por primera vez el valor 'instrumento que sirve para ampliar imágenes a distancia, consistente en uno o dos tubos con una lente en cada extremo'. Como 'tubo del telescopio' se documenta en 1729, en la tercera parte del Teatro crítico universal de B. J. Feijoo. En el Siglo de Oro y, posteriormente, en repertorios lexicográficos, se atestiguan las siguientes germanías: 'persona ingeniosa, descarada y vil', desde 1626, en La vida del Buscón llamado don Pablos de F. de Quevedo y Villegas, y 'persona que delata o acusa en secreto a otra persona', documentado en las Jácaras del mismo autor, compuestas alrededor de 1610. En La vida del Buscón llamado don Pablos de F. de Quevedo y Villegas, publicada en 1626, también se registra por primera vez el valor 'tubo en el que se guardan cosas, especialmente papeles', aunque su uso es muy puntual. Mayor frecuencia presenta la acepción 'construcción arqueada que cubre el espacio entre paredes o pilares', circunscrita, al principio, al ámbito técnico de la arquitectura, como atestigua la primera documentación en el Arte y uso de arquitectura, publicado por L. de San Nicolás en 1639, a pesar de lo cual el paso del tiempo ha extendido los registros de uso. Este valor también se documenta con diferentes modificadores que especifican subtipos: puntualmente, se registran las formas cañón aviajado y cañón aviejado, mientras que cañón medio y cañón seguido están ampliamente testimoniadas. Como 'serie de azotes dados a un marinero, apoyado sobre un cañón, como castigo' se atestigua en 1760, en los Escritos de J. C. Mutis. Como 'parte cilíndrica de una prenda de vestir que se parece a un cañón por su forma' se consigna en la primera edición del DRAE, en 1780, y se localiza en textos de manera puntual, con cierta frecuencia durante el siglo XIX. La acepción 'parte cilíndrica de algunas llaves que está hueca y se introduce en la cerradura o da cuerda a un reloj' se registra, por primera vez, en el Diccionario castellano con las voces de ciencias y artes y sus correspondientes en las tres lenguas francesa, latina e italiana (1786) de Terreros y Pando. De manera ocasional, se atestigua el sentido 'órgano copulador y miccionador del hombre y de algunos animales de sexo masculino', como se puede testimoniar en El jardín de Venus de F. M. de Samaniego, publicado alrededor de 1790. Como 'parte de la bota que cubre la pierna' se documenta en 1801, en el artículo "Noticias particulares de Madrid. En la calle de la Ruda" del Diario de Madrid. En la esfera rural, se atestigua como 'campana de metal parecida al cencerro, pero de mayor tamaño, que se usa para el ganado'; así la incluye Borao en el Diccionario de voces aragonesas (1859). En Colombia, Costa Rica y Guatemala, se localiza la acepción 'tallo central, fuerte y macizo de un árbol' y se documenta, por lo menos, desde la Memoria sobre el cultivo del maíz de G. Gutiérrez González, en 1866. Por su parte, en Chile y Panamá se atestigua como 'espacio largo y estrecho de un edificio' desde 1870, cuando se registra en el artículo "El seminario de San Pelayo" de M. E. Ballesteros para La Estrella de Chile (Santiago de Chile). Cañón también presenta un uso adverbial, con el sentido 'de manera excelente, superior o digna de encomio', desde 1878, en la "Carta de 12 de julio de 1878" de J. Valera, incluida en el Epistolario de Valera y Menéndez y Pelayo. A partir de 1882, se documenta como 'foco de luz concentrada' en la segunda parte de los Siete tratados de J. Montalvo. Cañón también se registra como adjetivo, con la acepción '[persona] que es muy atractiva' y, desde que se documenta en 1904 en La busca de P. Baroja, su uso aumenta en todo el ámbito hispánico. Mayoritariamente, el adjetivo se muestra invariable, pero se ha registrado la forma cañona, con la moción femenina, en un artículo publicado en El Mundo (Madrid), en 2016. Respecto a esta acepción, es preciso mencionar que Julio Casares, en Cosas del lenguaje, propone la posible influencia del alemán Kanone, lengua en que se utiliza de modo similar. En el área antillana, se documenta como 'arma de fuego corta, individual y portátil, que se puede usar con una sola mano' en 1951, en Trópico en Manhattan de G. Cotto-Thorner, y como 'jugador que destaca por su capacidad anotadora o goleadora', también presente en el área chilena y registrada en 1938, en la noticia "Vuelven a ganar los muchachos del club Unidos" del Diario de la Marina (La Habana). Para designar el 'recipiente de vidrio, de forma ligeramente cónica, alto y estrecho, que sirve para beber vino u otras bebidas alcohólicas' se testimonia desde 1956, en Cárcel de mujeres de M. C. Geel, aunque posteriormente solo se consigna en repertorios lexicográficos, los cuales circunscriben este uso a Chile. En la subárea canaria, cañón presenta la acepción 'vía estrecha y larga en la que se producen corrientes de aire', registrada en Los cuentos famosos de Pepe Monagas de F. Guerra Navarro, compuestos entre 1941 y 1961. Por su parte, tanto en el área occidental como en el área central de España, especialmente en las zonas rurales, se localiza como 'galería que sirve de acceso a una bodega y, en ocasiones, a sus distintas dependencias', de lo cual da cuenta A. Klemm en su artículo "La cultura popular de la provincia de Ávila", publicado entre 1932 y 1962 en los Anales del Instituto de Lingüística de la Universidad de Mendoza. La acepción 'objetivo que permite fotografiar o grabar a gran distancia' se consigna en 1976, en el Diccionario del periodismo de López de Zuazo Algar, aunque no se ha documentado fuera de repertorios lexicográficos hasta 2007, cuando se registra en La Suma de los Días de I. Allende. Cañón se usa, asimismo, para designar a la 'persona que está en buen estado físico', tal como señala Rosario en el Vocabulario puertorriqueño (1965). En el área rioplatense y en Panamá, se localiza la acepción 'dulce elaborado con masa de hojaldre, enrollada en forma de cilindro o cono y rellena de chocolate, crema pastelera, dulce de leche o mermelada', como se documenta en 1981, en la novela Su espíritu inocente de A. Steimberg. Con gran presencia en los textos actuales, cañón se utiliza para nombrar al 'aparato que sirve para proyectar imágenes o vídeos' desde, al menos, 1992, cuando es utilizada por O. Caballero en el artículo "La Gaumont dota a París con el mejor complejo de cine de Francia", en La Vanguardia (Barcelona). Por último, en México, se documenta la acepción adjetiva 'que exige habilidad, esfuerzo, mucho trabajo o inteligencia' desde, al menos, 2002, cuando se registra en el artículo "Sacrificaría el título de la Copa de Oro: Vasco" de J. Sepúlveda Marín, publicado en La Jornada (Ciudad de México).

En diversos repertorios lexicográficos se consignan las siguientes acepciones: como 'cañón de trigo, rastrojo' (Recveil de dictionaires francoys, espaignolz et latins de Hornkens, 1599); 'en Galicia se llaman assi los pícaros perdidos, que no tienen oficio, ni domicilio' (Diccionario de autoridades, 1729); 'en la cerrajería, el que tiene la escopeta, pistola', 'en los telares se da este nombre a cuatro husos que enfila la barra', 'en las boticas, un cañuto de tierra cocida, largo, y redondo para poner los electuarios, y confecciones' y 'en las fábricas de cristales, una barra de hierro que después de haber cortado con unas tijeras grandes el vidrio, sirve para mantener la masa para las operaciones que siguen' (todas ellas consignadas en el Diccionario castellano con las voces de ciencias y artes y sus correspondientes en las tres lenguas francesa, latina e italiana de Terreros y Pando, 1786); 'espacio que hay desde la entrada hasta el crucero en las iglesias de cruz latina' (recogido en el Vocabulario de arquitectura civil de Matallana, 1848); 'tubo de forma cilíndrica, más o menos largo y hueco interiormente, que puede tener un movimiento distinto en duración del que tenga su eje' (Diccionario enciclopédico de la lengua española de Gaspar y Roig, de 1853); 'canal largo, angosto y profundo, situado entre dos tierras y que conduce a un puerto espacioso y abrigado' (atestiguada desde 1864, en el Diccionario marítimo español de Lorenzo, Murga y Ferreiro). Otras de las acepciones recogidas en repertorios presentan restricciones geográficas: 'camino, tierra por donde se transita' (circunscrita a Perú y México y atestiguada en la duodécima edición del DRAE, en 1884); en Venezuela, 'murga compuesta de flauta, violín, guitarra y cuatro (pequeña guitarra de cuatro cuerdas)' (consignada en los Glosarios del bajo español en Venezuela de Alvarado, c1929), 'grupo de músicos que tocan a las puertas de la casa de una familia para recibir algún obsequio o felicitar a una persona' (incluida en el Diccionario del habla actual de Venezuela de Núñez y Pérez, en 1994) y 'construcción con techo de dos aguas' (registrado en el Diccionario de provincialismos de Lara de Silva Uzcátegui, en 1941, aunque también se documenta en Nicaragua). Dentro de España, en el subárea andaluza se localiza como 'medida en el reparto de aguas de Jaén, equivalente a cuatro plumas', 'polaina de cuero sin avampié ni rodillera' y 'canuto de caña que se coloca en el peine de la urdidera para la fabricación de cordones' (según testimonia el Vocabulario andaluz de Alcalá Venceslada, de 1933); en el área occidental como 'cada uno de los brazos que salen del tronco de un árbol' (presente en el Vocabulario sayambriego de Díaz Díaz-Caneja, c1941-1959), mientras que, en el subárea canaria, se documentan los valores 'volador grande' y 'útil textil, de caña común, que se emplea a modo de carrete o bobina' (ambas en el Diccionario diferencial del español de Canarias de Corrales Zumbado, Corbella Díaz y Álvarez Martínez, de 1996). En México, se sitúa la acepción 'barrica estrecha y larga para transportar pulque' (Diccionario general de americanismos de Santamaría, 1942), así como 'borracho' (consignada por vez primera en el Léxico de la borrachera. Ampliación y corrección de un léxico de Madueño, en 1958, aunque también circunscrita a Bolivia). En Guatemala, se atestigua como 'mujer fea' (Voces populares guatemaltecas de Armas, en 1971), al tiempo que en Uruguay se documenta como 'porción doble de caña' (Glosario lunfardo de Chaparra, 1978) y como 'pan casero moldeado de tal manera que recuerda la forma de un cañón' (en 2011, en el Diccionario del español del Uruguay de la Academia Nacional de Letras de Uruguay). En Cuba, se registran los valores 'cuerpo del tabaco' (Léxico tabacalero cubano de Perdomo, 1940), 'arcaísmo que todavía usan muchos en la parte oriental de Cuba para nombrar el mango o cabo de pluma' (Léxico mayor de Cuba de Rodríguez Herrera, 1958), 'sí' (Diccionario de cubanismos más usuales de Sánchez-Boudy, 1978) y 'botella de licor de mayor tamaño que el usual' (documentada en el Diccionario del español de Cuba. Español de Cuba - Español de España, coordinado por Cárdenas Molina en el 2000). Por su parte, en Chile se registra como 'cigarrillo de marihuana', 'caña, agurdiente', 'pierna, especialmente de mujer' y 'trabuco' (consignadas en el Diccionario ejemplificado de chilenismos y de otros usos diferenciales del español de Chile de Morales Pettorino, Quiroz Mejías y Peña Álvarez, en 1984, a pesar de lo cual la primera de ellas también se utiliza en Perú y Argentina, como señala el Diccionario de americanismos de la ASALE, de 2010). En Puerto Rico, se localiza la acepción adjetiva 'de miedo; muy difícil' (consignada en 1997, en el Diccionario de hispanoamericanismos no recogidos por la Real Academia de Richard), mientras que, por su parte, en El Salvador se atestigua cañón con el sentido 'un tipo de calcetín que se usa para jugar' y 'calcetín' (de lo que da cuenta el Diccionario de salvadoreñismos de Romero, en 2003). A República Dominica, se circunscriben las siguientes acepciones: 'cosa o asunto demasiado difícil' (Jergas de habla hispana de Fitch, 2006), 'peso, moneda corriente dominicana' (Diccionario de americanismos de la ASALE, 2010) y 'cosa o asunto importante o valiosa' (Diccionario del español dominicano, 2013, de la Academia Dominicana de la Lengua). Por último, en el Diccionario de americanismos de ASALE, 2010, también se consigna la acepción 'pene en erección', restringida a Ecuador.

Por otra parte, cañón se integra en diferentes unidades pluriverbales. Así, se documentan las siguientes locuciones sustantivas: cañón Berta (o Bertha), para designar la 'cosa que sirve para derribar obstáculos, para atacar a otra considerada contraria o para imponer cambios profundos en ideas o instituciones' se atestigua en 1983, en el artículo "La castaña", de P. Rodríguez, publicado en ABC (Madrid); tanto en Cuba como en República Dominicana, cañón corto se refiere al 'hombre cuyo órgano copulador y miccionador es de pequeño tamaño' y se documenta en el Diccionario del español de Cuba (2000) coordinado por Cárdenas Molina; cañón de agua, por su parte, se utiliza con frecuencia con el valor 'aparato que lanza agua a presión para disolver manifestaciones o disturbios', al menos desde 1961, cuando se registra en Sevilla: Diario de la Tarde, en concreto, en el artículo "La crisis de Berlín"; cañón de ayuda (o de jeringa), con documentación esencialmente lexicográfica, se consigna en el Diccionario de autoridades (1729) como 'tubo terminal de una jeringa'; cañón de mano, con la acepción 'arma de fuego individual y portátil, formada por un cañón de hierro o de bronce que, sujeto a un palo, se dispara mediante una mecha', se registra desde 1848, en el Vocabulario francés-español de términos de artillería de Llave; cañón de nieve, como 'aparato que sirve para producir y lanzar nieve', se atestigua en 1963, en el artículo "Veredes cosas. En Alemanía podrá esquiarse todo el año" del Diario de Burgos; cañón de Volta designa al 'instrumento consistente en un vaso metálico provisto de una abertura en la parte inferior, que se cierra con un tapón, que sirve para estudiar las propiedades del aire inflamable' desde, al menos, 1808, cuando se ha localizado en el tomo octavo de la traducción del Sistema de conocimientos químicos, y de sus aplicaciones á los fenómenos de la naturaleza y del arte de Fourcroy, llevada a cabo por G. González Azaola; cañón electrónico (o de electrones), con el valor 'aparato eléctrico que sirve para producir y dirigir un haz de electrones' se localiza por primera vez en "Vocabulary of radio terms", un pequeño glosario publicado en 1939 en Report of the delegation of the United States of America and appended documents; y cañón lanzacabos, locución que se utiliza con el valor 'aparato que consiste en un caballete con rieles de inclinación regulable, generalmente de hierro, que sirve para lanzar un proyectil unido a una cuerda y que se emplea en las operaciones de salvamento marítimo' desde 1886, momento en el que se registra su uso en el artículo titulado "Gacetilla. Aprovechando la circunstancia..." del Semanario de Palamós: Periódico Ilustrado. A su vez, se documentan, del mismo modo, varias locuciones verbales: dejar a uno (o estar) en cañones, como 'ser [una persona] joven o carecer de experiencia', se atestigua en 1747, en el auto sacramental El mejor rey de los reyes, al tiempo que también se consigna, para esta unidad pluriverbal, el valor 'estar sin blanca; tener apenas para comer', incluido en el suplemento al Diccionario nacional o Gran diccionario clásico de la lengua española (1849) de Domínguez; destrincarse los cañones, para designar el acto de 'soltarse [un cañón] de su sujeción', se registra en 1831, en la Cartilla marítima para la instrucción de los Caballeros Guardias Marinas de M. Roldán; en el área antillana, enfilar los cañones [a alguien] se usa como 'volverse [alguien] en contra [de alguien]' y se localiza por vez primera en la publicación Lunes de Revolución (La Habana) en 1959, en el artículo "Cada cosa en su lugar" de V. Piñeira, mientras que, la misma locución verbal, significa 'vigilarlo para sorprenderlo haciendo algo que quiere ocultar' en Cuba, como muestra el Diccionario del español de Cuba (2000), coordinado por Cárdenas Molina; estar (hecho un, o como un) cañón, como 'tener [alguien] buena salud' se documenta en 1914, en el artículo "Noticias y comentarios" de J. Diego para Justicia (San Juan); saludar al (o con el) cañón, con el valor 'disparar [una embarcación] cañones en señal de saludo, obsequio o celebración', se atestigua desde 1793, en concreto, en la primera parte de las Ordenanzas generales de la Armada naval; y, por último, virar los cañones se utiliza para 'manifestar hostilidad [alguien] [contra alguien]', acepción que se documenta en 1976, en la obra Cuba, primera república, segunda ocupación de T. Yglesia Martínez. También se atestigua la locución adjetiva como (un) cañón (rayado), con el sentido 'que muestra fortaleza o resistencia' (documentado en 1876, en la carta "No. 118 de la Gobernación Civil y Militar de la provincia de La Vega al Ministerio de lo Interior y Policía" de S. Núñez), así como 'referido a persona, preparada o apercibida para cualquier acontecimiento' (consignado en Dominicanismos de Patín Maceo, 1940-1947). Por último, se documentan dos locuciones adverbiales: ni (de) a cañón (o cayones) (rayado), como 'de ninguna manera', documentada desde 1889, momento en que se registra en el artículo "Guitarrazos" de A. Irarrázaval para la Revista del Progreso (Santiago de Chile), y con el valor 'con sinceridad o sin reserva', atestiguado en 1913, en Episodios venezolanos. Partidos en facha (Memorias de un vividor) de F. Tosta García.

Finalmente, otras unidades pluriverbales solo se han documentado en repertorios lexicográficos: así, cañón ahuevado (o figurado), con la acepción 'cuerpo del puro que tiene abultamientos', se atestigua en Honduras y Cuba y se consigna en el Léxico tabacalero cubano (1940) de Perdomo, repertorio en el que también se recoge cañón parejo como 'cuerpo del tabaco. Cuando es simétrico se llama cañón parejo' ;cañón compuesto como 'pieza de artillería que consta de dos partes unidas en la recámara para que pueda cargarse por la culata' (Vocabulario militar de Corsini, 1849), cañón de báscula (o palanca) como 'el de fusil que tiene la recámara dividida al efecto, para poder separarlo de la culata sin quitar aquella' y cañón de cinta (o en hélice) como 'pieza antigua de artillería, construida con una plancha ó cinta de hierro arrollada en espiral' (Diccionario enciclopédico de la lengua española de Gaspar y Roig, 1853), cañón moyano como 'cada uno de los laterales al de crujía' (Diccionario marítimo español de O'Scanlan, 1831), como cañón con el valor 'inevitablemente' (circunscrito a Panamá, como señala el Diccionario de americanismos de la ASALE, 2010), hacer [algo] cañón como 'hacer algo muy sonado' (Diccionario de cubanismos más usuales de Sánchez-Boudy, 1978) y, por último, montar cañón como 'amenazar a alguien para amedrentarlo' (decimosegunda edición del DRAE, 2001, donde se incluye la marca Venezuela).

Vid. también cañón (DH 1933-1936).