5.ª Entrega (enero de 2018)
Versión del 31/01/2018
Equipo Real Academia Española
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celestinismo s. (1877-)
celestinismo
Etim. Derivado de celestino, a2 e -ismo.

Se documenta por primera vez, con la acepción 'actividad propia de un celestino (‖ persona que acuerda, facilita o encubre relaciones amorosas o sexuales entre otras personas)', en  1877, en un artículo de V. Gómez publicado en La Ilustración Católica (Madrid). Como 'oficio del celestino (‖ persona que induce u obliga a otra a prostituirse para obtener un beneficio económico)' se atestigua en 1904, en un artículo firmado por Froilán León (seudónimo de Á. López Núñez) publicado en La Lectura Dominical (Madrid). Por último, con la acepción de 'manera de actuar o de comportarse propia del celestino (‖ persona que facilita contactos con fines políticos, comerciales o de otro tipo)' se registra en 2009, en un artículo de J. J. Armas Marcelo publicado en ABC (Madrid).

  1. >celestino+–ismo
    s. m. Actividad propia de un celestino.
    docs. (1877-1993) 6 ejemplos:
    • 1877 Gómez, V. "Revista Semana" [21-10-1877] La Ilustración Católica (Madrid) Esp (HD)
      Esta especie de exámen de conciencia semanal no da de sí más de lo que dejamos dicho, á no ser que coloquemos en la categoría de lo notable cierta noticia que ha dado un periódico, segun el cual una dama de la aristocracia española está coleccionando fotografias de mujeres hermosas para presentarlas en la Exposicion de Paris. La noticia nos parece falsa. Es imposible que ninguna dama de nuestra aristocracia vaya á desempeñar el papel que se desprende de semejante ocupacion. Si fuera cierta, habria que inscribir en la lista clasificadora de las aristocracias modernas, una nueva aristocracia: la aristocracia del celestinismo.
    • 1914 Glz-Blanco, E. "Novela Pueblo" [30-12-1914] Mundo Gráfico (Madrid) Esp (HD)
      También ha pintado Mora las tragedias del Madrid maloliente, las hazañas de los descalificados de extramuros, el ambiente de sociedades de carteristas, la poesía de la modista guapa y del oficial de carpintero, el celestinismo de mercado y de taberna, el adulterio en comandita del Rastro.
    • 1948 Gmz Serna, R. Automoribundia [1948] Esp (CDH )

      Ni el mismo celestinismo de la vida me hacía adelantar en aquella visita larga que yo celebraba como en Marte. Ni una vecina muy guapa amiga de ellas y que llevaba muchos años de casada, asomada a la par que nosotros en el balcón de abajo y que levantaba la cabeza con sonrisa maliciosa y aconsejadora, me sacaba de aquel pasmo en que solapadamente estaba haciendo perder el tiempo a mi prima. ¡Pero nos quedaba tanto, que bien podíamos perder un poco!

      Yo aprovechaba la estancia en el balcón para darme mejor cuenta de la vida, y veía a lo lejos el pasaje del público atareado, y también a lo lejos veía la escuela blanca —caserón de yeso— de los que estudiaban la carrera de comercio, y veía el edificio intrasparentable en que se celebraba el ritmo juramentado de la Institución Libre de Enseñanza.

    • 1982 Glz Lanuza, E. Puntos cardinales p. 72 Ar (FG)
      [...] qué pulcritud en la operación misma de unir las gametas masculinas con las femeninas, tantas veces libradas a los azares del viento, o al ir y venir del celestinismo de abejorros o mariposas [...].
    • 1993 Márquez Villanueva, F. Tema celestinesco p. 146 Esp (BD)
      Más interesante lectura tiene aún el inesperado desprecio del celestinismo a cargo de un personaje tan poco ejemplar, a la vez que ostentosamente converso, como es la protagonista de La lozana andaluza. Aun reconciliada a fondo con la realidad de la prostitución y sus habituales lenocinios, Aldonza se niega con horror a la corrupción de mujeres honestas que era, como se sabe, el centro de gravedad de la alcahuetería profesionalizada, además de la única que de veras interesaba a la literatura.
    • 1877 Gómez, V. "Revista Semana" [21-10-1877] La Ilustración Católica (Madrid) Esp (HD)
      Esta especie de exámen de conciencia semanal no da de sí más de lo que dejamos dicho, á no ser que coloquemos en la categoría de lo notable cierta noticia que ha dado un periódico, segun el cual una dama de la aristocracia española está coleccionando fotografias de mujeres hermosas para presentarlas en la Exposicion de Paris. La noticia nos parece falsa. Es imposible que ninguna dama de nuestra aristocracia vaya á desempeñar el papel que se desprende de semejante ocupacion. Si fuera cierta, habria que inscribir en la lista clasificadora de las aristocracias modernas, una nueva aristocracia: la aristocracia del celestinismo.
    • 1914 Glz-Blanco, E. "Novela Pueblo" [30-12-1914] Mundo Gráfico (Madrid) Esp (HD)
      También ha pintado Mora las tragedias del Madrid maloliente, las hazañas de los descalificados de extramuros, el ambiente de sociedades de carteristas, la poesía de la modista guapa y del oficial de carpintero, el celestinismo de mercado y de taberna, el adulterio en comandita del Rastro.
    • 1923 García Sanchiz, F. "Diablo Altares" [01-09-1923] La Esfera (Madrid) Esp (HD)
      En cambio no consentía licencias y complicidades sospechosas. Según se refiere, una dama de respetable alcurnia, con abolengo de generales y purpurados, queriendo halagar al bohemio real, brindó su casa solariega á una suripanta con abolengo de la propia Venus, que debía entrevistarse con su mantenedor, el heredero de la corona británica. [...] Y, en efecto, agradecido cuanto disgustado de la espontaneidad que mancillaba una estirpe, no amparadora del amor en un rasgo de independencia moral, y, por el contrario, encubridora de un lance equívoco, se presentó en la morada venerable, y encerrándose en una habitación con la beldad, hizo sentir á la madama torpemente ambiciosa la pesadumbre de su tercería y de su celestinismo.
    • 1948 Gmz Serna, R. Automoribundia [1948] Esp (CDH )

      Ni el mismo celestinismo de la vida me hacía adelantar en aquella visita larga que yo celebraba como en Marte. Ni una vecina muy guapa amiga de ellas y que llevaba muchos años de casada, asomada a la par que nosotros en el balcón de abajo y que levantaba la cabeza con sonrisa maliciosa y aconsejadora, me sacaba de aquel pasmo en que solapadamente estaba haciendo perder el tiempo a mi prima. ¡Pero nos quedaba tanto, que bien podíamos perder un poco!

      Yo aprovechaba la estancia en el balcón para darme mejor cuenta de la vida, y veía a lo lejos el pasaje del público atareado, y también a lo lejos veía la escuela blanca —caserón de yeso— de los que estudiaban la carrera de comercio, y veía el edificio intrasparentable en que se celebraba el ritmo juramentado de la Institución Libre de Enseñanza.

    • 1982 Glz Lanuza, E. Puntos cardinales p. 72 Ar (FG)
      [...] qué pulcritud en la operación misma de unir las gametas masculinas con las femeninas, tantas veces libradas a los azares del viento, o al ir y venir del celestinismo de abejorros o mariposas [...].
    • 1993 Márquez Villanueva, F. Tema celestinesco p. 146 Esp (BD)
      Más interesante lectura tiene aún el inesperado desprecio del celestinismo a cargo de un personaje tan poco ejemplar, a la vez que ostentosamente converso, como es la protagonista de La lozana andaluza. Aun reconciliada a fondo con la realidad de la prostitución y sus habituales lenocinios, Aldonza se niega con horror a la corrupción de mujeres honestas que era, como se sabe, el centro de gravedad de la alcahuetería profesionalizada, además de la única que de veras interesaba a la literatura.
  2. s. m. Oficio del celestino.
    docs. (1904) Ejemplo:
    • 1904 Froilán León (Álvaro López Núñez) "Prostitución" [07-08-1904] La Lectura Dominical (Madrid) Esp (HD)
      Una de las principales causas del aumento de prostitución, y por tanto del celestinismo que con ella trafica, es el ambiente de sensualidad que la prensa desvergonzada forma en torno de la juventud moderna.
  3. s. m. Manera de actuar o de comportarse propia de un celestino.
    docs. (2009) Ejemplo:
    • 2009 Armas Marcelo, J. J. "Itinerarios: Hamastán" [06-01-2009] ABC (Madrid) Esp (HD)
      La política exterior de la UE, a cuyo frente está un político español que más parece un turista rico y despistado, vuelve a bailar en la cuerda floja y a jugar el papel del funambulista, conocedor del celestinismo y la componenda, un oficio ya un tanto vergonzoso por repetitivo y estéril.

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