13.ª Entrega (diciembre de 2022)
Versión del 31/12/2022
Equipo Real Academia Española
Familia Ver familia de palabras
chispa s., interj., adj. (1550-)
chispa, chispilla, chispita
Etim. Voz de origen onomatopéyico (DECH, s. v.).

Se documenta por primera vez, en la acepción 'partícula encendida que salta del fuego o del roce de dos objetos', en 1550, en  Apologética historia sumaria , de Fray Bartolomé de las Casas, y se consigna por vez primera en  Recveil de dictionaires francoys, espaignolz et latins  (1599) de Hornkens. Poco después, en 1609, se registra con el significado, muy poco frecuente, 'comentario o noticia no verificada con la que se pretende desacreditar a una persona o enemistarla con otra', en  Romances de germanía de varios avtores con su Bocabulario al cabo por la orden del a, b, c, para declaración de sus términos y lengua , de C. de Chaves. En plural y generalmente entre signos de exclamación, chispa es interjección que  'expresa asombro o protesta' ya en 1682, en El más divino remedio y Aurora de san Ginés, de A. Arboreda.  Como 'gota pequeña, generalmente de lluvia', se documenta por vez primera en 1645, en  Bailes , de F. de Quevedo y Villegas. Como 'trozo muy pequeño [de algo]', chispa se atestigua desde 1747, en  Noticias secretas de América , de J. Juan y A. de Ulloa. Unas decenas después, se localiza el primer testimonio de chispa con el significado 'cantidad pequeña [de algo]', en Cartas de 1787 , de L. Fernández de Moratín. Poco después, en 1793, se documenta con la acepción 'descarga luminosa que se produce entre dos cuerpos con diferente potencial eléctrico', en traducción, hecha por C. Andrés, de Origen, progresos y estado actual de toda la literatura, de Juan Andrés, tomos VII y VIII . Como 'conjunto de cualidades de una persona o una cosa por las que resulta agradable o atractiva', chispa se atestigua a partir del Diario de 1794 , de G. M. de Jovellanos. Ya en el siglo XIX, en 1825, chispa se registra con la acepción 'estado de disminución o pérdida de las capacidades físicas o mentales provocado por la ingestión excesiva de bebidas alcohólicas', en Los dos sobrinos, ó la escuela de los parientes , de M. Bretón de los Herreros. Como 'punto de luz, generalmente brillante y de corta duración', se documenta por primera vez en 1882, en Cecilia Valdés o La loma del ángel , de C. Villaverde. Poco después, en 1897, se atestigua la acepción metafórica 'causa inmediata o desencadenante de un hecho', en Misericordia , de B. Pérez Galdós. Y en 1897, como 'período de tiempo muy breve', en  Cartucherita , de A. Reyes. Ya en el siglo XX, chispa se localiza con el significado 'alimento real o simulado que se coloca en el anzuelo', en 1966, en Hombres de la orilla , de G. Rodríguez, y como 'pieza de oro que se incrusta en el diente y que sirve de adorno', por vez primera en 1985, en El amor en los tiempos del cólera , de G. García Márquez.

En diversos repertorios lexicográficos se consignan las siguientes acepciones: 'escopeta corta' y 'diamante muy pequeño' se documentan por primera vez en la tradición lexicográfica en el Diccionario de la lengua castellana de 1729 de la Real Academia Española; 'vivo, precipitado, ardiente' se consigna por vez primera en el Diccionario castellano con las voces de ciencias y artes (1786) de Terreros y Pando; como 'viva, maliciosa, picaruela', desde 1846, en el Nuevo diccionario de la lengua castellana de Salvá; como 'planta exótica, ornamental, de unos 60 cms. de altura' se consigna por primera vez en 1908, en el Ensayo sobre las plantas usuales de Costa Rica de Pittier; con la acepción 'cada una de las burbujas que arroja hacia arriba un líquido en fermentación, como la chicha, o una substancia efervescente que se diluye en agua, como la sal de Vichy, la sal de fruta, etc.' se atestigua en la Semántica guatemalense o Diccionario de guatemaltequismos (1941), de Sandoval; en 1942, en el Diccionario general de americanismos de Santamaría empieza a registrarse con el significado 'carruaje ligero de dos ruedas, tirado por un solo caballo'; en 1946, en Colombianismos y otras voces de uso general, de Tobón Betancourt, como 'aguardiente'; chispa se documenta además con la acepción 'mujer de menudas proporciones', por primera vez en el Vocabulario Andaluz (1951) de Alcalá Venceslada; 'pequeña hormiga de color marrón oscuro o rojo', limitada a Colombia y consignada a partir del Lexicón de colombianismos de Alario di Filippo; 'zarpa, salpicón de barro o de estiércol que se pega al calzado o a los pantalones' desde 1965, en el Atlas lingüístico y etnográfico de Andalucía, de Alvar (dir.); como 'miembro viril' se consigna por primera vez en 1969, en el Léxico del cuerpo humano en Colombia, de Flórez; en el Glosario lexicográfico del atlas lingüístico-etnográfico de Colombia (1986), de Montes Giraldo et alii se consigna con la acepción 'empaste'; como 'cuchillo, navaja' se localiza en De lo popular y lo vulgar en el habla cubana (1988), de Paz Pérez; como 'plata nativa macroscópica, en delgadas hojas' se documenta en el Diccionario de términos mineros para la América española (Siglos XVI-XIX) (1993), de Langue y Salazar-Soler; en el Diccionario diferencial del español de Canarias, de Corrales Zumbado et alii se atestigua chispa con los significados 'mancha en el pelaje de las cabras, vacas y otros animales' y 'sueño ligero, superficial y de corta duración'; en el Diccionario de americanismos (2010), de la Asociación de Academias de la Lengua Española, se consigna como 'azada', como 'combustión que activa y mantiene el funcionamiento de un motor', como 'revólver, arma de fuego corta' y como 'pequeño carro que corre sobre raíles impulsado por una palanca de mano'.

Por otra parte, chispa se integra en diferentes unidades pluriverbales. Así, chispa fulminante, con la acepción 'artefacto explosivo usado en el tercio de muerte de un novillo' se documenta en 1887, en La vida en Madrid en 1886, de E. Sepúlveda; chispa más o menos, con la acepción 'de manera aproximada', se atestigua en 1950, en Lola, espejo oscuro, de D. Fernández-Flórez; chispas del oficio, con la acepción de 'inconvenientes propios de una actividad' se registra en 1972, en "El espanto de la ambulancia", de H. Gaitán; dar chispa, o chispas, con la acepción 'ser [una persona] capaz de realizar algo' se documenta en 1896, en Los niños, de F. Flores García y J. Abati. En los diccionarios se consigna también dar chispa, o chispas como 'dar resultado alguna cosa', por primera vez en el Diccionario de mejicanismos (1895) de Ramos y Duarte; de chispa, con el significado '[arma de fuego] que se dispara con llave de chispa' se atestigua en 1701, en Historia de la conquista de la provincia del Itzá, de J. de Villagutierre Sotomayor; echando chispas se registra, con la acepción 'con rapidez' en 1805, en El sí de las niñas, de L. Fernández de Moratín; echar chispas, con la acepción de 'mostrarse [una persona] con enfado' se atestigua en 1602, en El celoso, de D. A. Velásquez de Velasco. En los diccionarios se consigna también echar chispas como 'estar uno muy bien vestido', por vez primera en Riqueza de la lengua castellana y provincialismos ecuatorianos (1933), de Mateus; encendérsele, o prendérsele, la chispa a alguien se consigna, con el valor 'ocurrírsele repentinamente la solución de un problema', en el Diccionario de americanismos (2010) de la ASALE; ni chispa, con la acepción 'muy poco o nada' se atestigua en 1889, en Insolación, de E. Pardo Bazán; sacar chispas se atestigua como 'lograr que alguien rinda al máximo' y como 'pelear o discutir dos personas con igual posibilidad de vencer' en el Diccionario de americanismos (2010), de la ASALE. Según este mismo diccionario, sacar chispas de la humedad es en Cuba 'hacer alguien algo increíble', y sacar la chispa 'poner de mal humor a alguien'. Saltar chispas es locución verbal que se documenta desde 1979, en la revista chilena Hoy, con la acepción 'producirse un momento tenso o una discusión'. El Diccionario de americanismos (2010) de la ASALE consigna además las siguientes locuciones: saltársele la chispa a alguien como 'ponerse furioso, reaccionar de forma violenta a una provocación', ser chispa con el significado 'ser alguien listo'. Ser una chispa se documenta en el diccionario académico desde la edición de 1780. Finalmente, una chispa es locución adverbial que se atestigua con la acepción 'en pequeña medida' a partir de 1948, en La silla del Moro, de E. García Gómez.

  1. s. f. Partícula encendida que salta del fuego o del roce de dos objetos.
    docs. (1550-2019) 264 ejemplos:
    • 1527-1550 Casas, B. Apologética historia [1992] II, 834 Esp (CDH )
      Está siempre moviéndose y hirviendo, y estos movimientos y hervores cuasi son oídos de los que arriba en la abertura estamos, y de rato en rato, a veces ordinarias, como si lo atizasen o pusiesen más huego debajo, levanta unas olas y echa de sí parte de aquel metal o lo que es, como chispas que se apegan por las paredes en alto dos y tres estados, las cuales luego se apagan. Dentro deste pozo andan muchos pájaros y pequeñas aves, y, a lo que parece, del huego no en mucha distancia.
    • 1571 Anónimo Trad Vida cristiana Pinto [1967] 473 Esp (CDH )
      Y en sintiendo que se comienza a encender alguna centella de su amor habemos de amatarla luego con la memoria de la muerte, porque no se vaya encendiendo y de una chispa se haga grande incendio, porque es tan perjudicial este amor que luego que entra en un alma quiere a la hora tomar posesión de ella y levantarse con el homenaje y aherrojar la razón y tenerla presa en cadenas.
    • 1587 García Palacio, D. Instrución náuthica [2000] Esp (CDH )
      Y quando las lumbres de las velas, o candil, hecharen algunas chispas de fuego, como se entienda que no es por causa de la materia, significa viento Sur o aguas. Y si la llama no subiere derecha, mas tuerta y encorvada, serán pluvias y vientos juntamente. Y si, al tiempo que está lloviendo, la dicha llama estuviere quieta, sin hazer centellas ni ruydo, significa que el tiempo abonançará con serenidad. Y quando la mecha de alguna lámpara o candil lleno de azeyte haze una cabeça como clavo, denota que presto vendrá pluvia y agua.
    • 2019 Osorio Gumá, M. Otro lado Mx (CORPES)
      —¿A poco todo eso dice en ese libro que andabas trayendo? No le entiendo cómo le hacen para meter tanta cosa en un lugar tan chaparro —y me echó un vistazo, como tanteando la verdad o la mentira en mí. —De veras, mamita. Todo eso dice, y hasta más —y nos quedamos un rato calladas mirando un tizón echar chispas. Después de dar largas boqueadas, removió los leños y continúo: —Pues ahora me toca a mí hablar y a ti oír. Vas a saber cómo es que vine a dar a esta cueva por primerita vez, hace ya más de cincuenta años —respiró hondo, tal vez para animarse. Miró en silencio la leña arder durante un buen rato, antes de soltarse a hablar. Y no paró hasta que los pájaros anunciaron la llegada de la tarde.
    • 1527-1550 Casas, B. Apologética historia [1992] II, 834 Esp (CDH )
      Está siempre moviéndose y hirviendo, y estos movimientos y hervores cuasi son oídos de los que arriba en la abertura estamos, y de rato en rato, a veces ordinarias, como si lo atizasen o pusiesen más huego debajo, levanta unas olas y echa de sí parte de aquel metal o lo que es, como chispas que se apegan por las paredes en alto dos y tres estados, las cuales luego se apagan. Dentro deste pozo andan muchos pájaros y pequeñas aves, y, a lo que parece, del huego no en mucha distancia.
    • 1571 Anónimo Trad Vida cristiana Pinto [1967] 473 Esp (CDH )
      Y en sintiendo que se comienza a encender alguna centella de su amor habemos de amatarla luego con la memoria de la muerte, porque no se vaya encendiendo y de una chispa se haga grande incendio, porque es tan perjudicial este amor que luego que entra en un alma quiere a la hora tomar posesión de ella y levantarse con el homenaje y aherrojar la razón y tenerla presa en cadenas.
    • 1587 García Palacio, D. Instrución náuthica [2000] Esp (CDH )
      Y quando las lumbres de las velas, o candil, hecharen algunas chispas de fuego, como se entienda que no es por causa de la materia, significa viento Sur o aguas. Y si la llama no subiere derecha, mas tuerta y encorvada, serán pluvias y vientos juntamente. Y si, al tiempo que está lloviendo, la dicha llama estuviere quieta, sin hazer centellas ni ruydo, significa que el tiempo abonançará con serenidad. Y quando la mecha de alguna lámpara o candil lleno de azeyte haze una cabeça como clavo, denota que presto vendrá pluvia y agua.
    • 1599 Hornkens, H. RecDictFrEspLat [1599] Esp (NTLLE)
      chispas de hierro caliente, estincelles d'un fer chauld; stricturae.
    • 1611 Covarrubias, S. Tesoro Cast Esp (NTLLE)
      CHISPA, la centella que salta de la lumbre, por el sonido que haze chis.
    • 1626 Céspedes Meneses, G. Soldado Píndaro [1975] Esp (CDH )
      Es pues el meno —llámanle assí en Italia, pero no assí en Alemania, adonde le an inventado— una argolla de bronce cercada de espessas puntas de diamante agudíssimas, de anchor de quatro dedos, y forjada con tan estraño temple y de tan fuerte massa, que no ay lima tan dura que la pueda mellar, quanto y más romper, demás que si lo intentan, apenas le tocan con alguna quando, en vez de cortarla, saltan chispas de fuego como de un pedernal, que abrasan y fatigan al mísero paciente con igual daño que el que le causa la argolla; la qual es obra, aunque diabólica y terrible, muy común en Alemania. Y por robusto y recio que sea el que la tiene encima, raras vezes llega a vivir treynta oras, porque el aprieto es tan estrecho y grande que no le da lugar para tragar un pisto; y assí, desalentado en tormento tan duro, faltando el aliento, el sueño y el reposo, o pagan lo que deven, aunque vendan sus hijos, o perecen rabiando; porque tratar de abrirle tiénese de ordinario por impossible empresa, si no es con su llave; la qual después de echada cubre de tal manera el güeco y abertura, que no dará con ella, menos que por milagro, otro del que le sabe y forjó el laberinto.
    • 1628 Quevedo Villegas, F. Disc Diablos [2003] Esp (CDH )
      una tía disparando sobrinas como chispas; una niña con ojos en ristre; una moza asestando meneos; una vieja armada de moños, en naguas como de punta en blanco; un adulador que es sí perpetuo de todo lo que se quiere y amén de a letra vista; un chismoso que es polilla de la quietud y por cada maravedí da un cuento, que vive de llevar y traer como arriero, trajinador de mentiras, que dice lo que no oye y afirma lo que no sabe y jura lo que no cree; un maldiciente, picaza de las honras, que sólo se sienta en las mataduras; un hipócrita que —haciendo mortificación la comodidad, y éxtasis los ahítos, y penitencia los mofletes, y revelaciones los chismes, y oratorios las mesas, y desiertos los estrados, y milagros las curas—, adivinando lo que le dijeron y resucitando los vivos y haciéndose bobo para el trabajo, negociando con Deo gratias y empreñando con la sombra, vive a costa de todos y muere a la de Dios. Pues pierden su parte en un pícaro de éstos, conventuales de la calle, que tienen por superior al vicio, la obediencia entre las sábanas, la castidad entre los manteles, la pobreza en el entendimiento. Dicen que dejan lo que tienen por Dios, y no es mal trueque, pues es para tener lo que todos poseen por el diablo. Este es diablo, y éstos son los diablos que me condenaron; y tú, maldita vieja, me los has de dar, que con esas tocas eres epílogo de demonios.
    • 1628 Quevedo Villegas, F. Disc Diablos [2003] 536 Esp (CDH )
      Mandole Satanás detener, y, reconociéndole, hallaron que llevaba escondidas y desenvainadas dos paludes buidas y un adolescente de chispa. Mandó Lucifer que, pues cada uno de por sí bastaba a revolver el mundo, que entre sí tuviesen paz y que se repartiesen: el uno, a ser confusión de lenguas, y el otro, sonsonete. El culto, con dos piras de ayuda, entre construyes y eriges se fue a matar candelas, digo las luces de todos los escritos de España, y a enseñar a discurrir a buenas noches; y desde entonces llaman al culto, como a vuestra Diabledad, Príncipe de las Tinieblas. El Poeta de los Pícaros se fue concomiendo de chistes a festejar la boca de noche y el miedo de los niños, y a revestirse en el cuerpo de los poetas mecánicos, ingenios cantoneros y musas de alquiler, como mulas.
    • 1631 Quiñones Benavente, L. Casamiento [2001] Jocoseria Esp (CDH )
      Artiaga Yo soy la Puerta Cerrada, / por quien el refrán dijeron / de «Al herrero, que echa chispas», / siendo quien las echa el hierro.
    • 1636-1637 Quiñones Benavente, L. Jácara Olmedo [2001] 221 Jocoseria Esp (CDH )
      / A los bolsillos con alma / les digo: «Dios os bendiga»; / y a las almas sin bolsillos / «al herrero, que echa chispas».
    • 1597-1645 Quevedo Villegas, F. Poesías [1969-1971] II, 275 Esp (CDH )
      / Cantáridas toma el yelo / para mostrarse muy hombre; / los berros arrojan chispas; / sienten cosquillas los montes.
    • 1597-1645 Quevedo Villegas, F. Poesías [1969-1971] II, 329 Esp (CDH )
      puras perlas que sorbes, / tienes una sed muy rica; / avechucho de matices, / hecho de todas las Indias, / pues las plumas de tus alas / son las venas de sus minas; / tú, que vuelas con zafiros; / tú, que con rubíes picas, / guardajoyas de las llamas, / donde naciste tan linda; / tú, que a puras muertes vives / (los médicos te lo invidian), / donde en cuna y sepultura / el fuego te resucita; / parto de oloroso incendio, / hija de fértil ceniza, / descendiente de quemados, / nobleza que arroja chispas; / tú, que vives en el mundo / tres suegras en retahíla, / y, medula de un gusano, / esa máquina fabricas; / tú, que del cuarto elemento / la sucesión autorizas; / estrella de pluma, vuelas; / pájaro de luz, caminas; / tú, que te tiñes las canas / con las centellas que atizas, / y sabes el pasadizo / desde vieja para niña; / suegra y yerno en una pieza / invención que escandaliza, / la cosa y cosa del aire, / y la eterna hermafrodita; / ave de pocos amigos, / más sola y
    • 1635-1645 Quevedo Villegas, F. Fortuna seso Hora de todos [2003] Esp (CDH )
      Con esto se apartaron, tratando unos y otros entre sí de juntarse, como pedernal y eslabón, a combatirse y aporrearse y hacerse pedazos, hasta echar chispas contra todo el mundo, para fundar la nueva secta del dinerismo, mudando el nombre de ateístas en dineranos.
    • 1635-1645 Quevedo Villegas, F. Fortuna seso Hora de todos [2003] Esp (CDH )
      Júpiter, que se vio salpicar de jacarandinas los oídos y estaba, siendo verano y asándose el mundo, con su rayo en la mano haciéndose chispas cuando fuera mejor hacerse aire con un abanico, con voz muy corpulenta, dijo:
    • 1703 Garau, F. Sabio instruido [2003] 299 Esp (CDH )
      pero a pocos golpes le vén, arrojar chispas, que suelen passar a incendios. Por esso Cristo para curar al sordo, y mudo, le separa de las turbas: Et apprehendens eum de turba seorsum. Marc. 7. 33. No porque no pudiera curarle entre ellas, sino para enseñarnos, que no se cura el pecado, mientras se está en la ocasión del pecado. Porque como dize Dios por Jeremias, solo se assegura de perseverar en la vida, quien se quita de los voluntarios lazos de la muerte: Si abstuleris offendicula tua à facie mea, non commoveberis. Jerem. cap. 4. 1. Bien lo entendía aquella, que a la luz del desengaño no se contentó de armarse con los instrumentos de una devoción arrepentida, sino que echó al fuego todas las memorias de passado delirio: reconociendo que era precisso para no perecer, que perecieran. Después de un gran llanto, nacido de un grande incendio de amor, embia Cristo a la Madalena en paz; pero la embia: Vade in pace. Luc. 7. 50. Señor, que es ya muy tarde, y la embiais ambrienta, y pues os allais en un combite, dadle un regalo; como se lo dio su Padre al Prodigo. No Señor, Vade: Vaiase Madalena si quiere vivir en paz: no esté mas en casa agéna; retirese a la suya, y no se detenga mas en la del Fariseo.
    • 1726 Feijoo, B. J. Theatro crítico universal, I [1998] Esp (CDH )
      de cuyo fuego marcial saltando chispas a los corazones de los Soldados, y Vecinos, que prendieron en la pólvora de el honor, con tanto ímpetu cerraron todos sobre los Enemigos, que con la muerte de mil y quinientos (entre ellos vn hermano de el General de Tierra Enrique Noris) los obligaron a levantar el sitio. Phelipe Segundo premió el valor de la Pita, dándole por los días de su vida grado, y sueldo de Alferez Vivo, y Phelipe Tercero perpetuó en sus descendientes el grado, y sueldo de Alferez Reformado. Una Ana de Vaux, gallarda Flamenca, natural de vna Aldea cerca de Lila, que solo con el motivo de guardar su honor de los insultos Militares en las guerras de el vltimo Siglo, escondiendo su sexo con los hábitos de el nuestro, se dio al exercicio de la guerra, en que sirvió mucho tiempo, y en muchos lances con gran valor, de modo, que arribó a la Tenencia de vna Compañía, y siendo después hecha prisionera por Franceses, descubierto ya su sexo, el Mariscal de Seneterre le ofreció vna Compañía en el servicio de Francia; lo que ella no admitió por no militar contra su Príncipe, y bolviendo a su Patria se hizo Religiosa.
    • 1727-1728 Torres Villarroel, D. Visiones [1991] Esp (CDH )

      Ya tratamos de salir cuando encontramos con otro colegial. Era éste muy conciso de cuerpo, muy lacónico de estatura, súmula de hombre y parva materia de la humanidad; hambriento de cara, tan menudo de facciones, que casi las tenía en polvos; cabeza de títere, pelo de cofre, angustiado de frente, dos chispas por ojos, una verruga por nariz y tan sumido de boca, que me pareció sorberse los labios; él, en fin, era hombre con raza de mico.

    • 1727-1728 Torres Villarroel, D. Visiones [1991] Esp (CDH )
      — No, amigo Torres, a las chispas de esta lumbre es preciso encenderse la yesca de la sensualidad. El fuego no se ha de tomar tan cerca; esta libertad es irse ensayando para el infierno y ponerse en infusión de precito. Nada de cuanto he visto me ha enojado más que esta confusión, mezcla, libertad y desenvoltura. En mi siglo, la cierta señal de correspondencia para el que había de ser marido, era permitirle pisar el borde de la alfombra. Éste era ya el penúltimo favor que recibía el que dentro de un cuarto de hora se había de desposar. Y es lástima el que estas señoras malogren el buen ejemplo de sus honestos trajes con las ensanchas * que dan a su honestidad.
    • 1729 Afán Ribera, F. Virtud y mística [1847] Esp (CDH )
      Si hablares con hombres eruditos, críticos y discretos, habla poco, y eso del juicio final, de la muerte y del infierno, con cuatro suspiros entripados, un ejemplo que eche chispas, y los dejarás á todos, hechos unos monos; porque estas verdades mazorrales, sin venir al caso, no tienen respuesta ni contrarresto. Has de decir mal de todas las ciencias naturales y artes liberales; pero nunca te metas en dar razón de eso, sino decir que saber salvarse es la verdadera ciencia, que en el infierno hay muchos doctos, pero ninguno santo. Si pudieres tener de memoria algunas autoridades de algún santo (que mal entendidas hay algunas) contra astrólogos, poetas y humanistas, darles luego con ellas; y si las quisieren explicar, decir que son cavilaciones de el demonio, y mudar luego de asunto. Con hombres doctos y serios te encargo mucho, que en no siendo herejía apoyes todo cuanto digan; y de cuando en cuando decir: Lo mismo dice santa Teresa; lo propio afirma el venerable Puente; y luego dos cositas de las agonías de la muerte, y del juicio universal que con eso, aunque no logres opinión de docto, queda en duda el crédito de místico. Con los tontos habla mucho de Dios, y pondérales la sagrada Escritura.
    • 1729 RAE DiccAutoridades (NTLLE)
      CHISPA. s. f. Centella, parte pequeña, que resalta del fuego, ó por la violencia del aire que le agita, ó por el movimiento, percusion, ó apremio de la matéria que se quema, ó contiene en sí el fuego, como el pedernál. Dixose del sonido Chis que hace quando se despide. [...].
    • 1742 Feijoo, B. J. Cartas eruditas, I [2004] Esp (CDH )
      Una chispa sola levanta un grande incendio, si cae en mucha pólvora. Atheneo, que es quien refiere el caso de Herodoto, dice, que este era hombre de cuerpo agigantado, y de extraordinaríssima robustez. Dale tres ulnas y media de estatura, añadiendo, que comía cada día veinte libras de carne, y bebía vino a proporción. Un hombre de tanta robustez usaría de trompetas mucho mayores que las ordinarias, y inspiraría su aliento por ellas con tanto ímpetu, que, agitando vivíssimamente los ánimos, añadiesse algunos grados de vigor passagero a los cuerpos. Para ello no es menester suponer en él alguna especial destreza en el manejo de el instrumento, porque esto no pide maña, sino fuerza, y qualquiera que hoy tuviesse igual robustez, haría el mismo efecto. Acaso, ni en los otros hechos de irritar, o mitigar la ira, tampoco hay mucho que admirar, porque pudo caer la influencia de la música sobre espíritus sumamente movibles, quales vemos algunos, que, como levíssimas veletas, a qualquiera tenue aura mudan de rumbo.
    • 1725-1744 Torres Villarroel, D. Pronósticos Piscator [2006] 403 Esp (CDH )
      de manera, que no se le alcanzaban a distinguir más que dos ojetes tan menudos como dos chispas. La boca se le desgarraba en rectitud hasta el colodrillo, de manera, que a cada resuello enseñaba todos los arrabales de las muelas. Este, pues (que se llamaba Don Braulio Foronda), tomando la voz de la Madama Anatomía, y la del Compañero, que era otro peñasco de carne, cebón de la humanidad, algo más enxuto de papadas, pero tan monstruoso de calvaria, que retenía en su cabidad un buen esportón de sesos, me dixo que entrase a ocupar el asiento que llevaban vacío en aquel Coche, que era el de la diligencia, y que los acompañase a Balsaín, adonde los conducían unos deseos de su estimación y su comodidad. Yo no puedo consentir en semejante precepto (le respondí), porque en las Cortes solo tienen lugar, y buen viso los Duques y los pretendientes, y yo no soy ni uno ni otro, sino es un Filósofo porcallón descamisado, y desnudo de la política, las ceremonias y civilidades con que se comercia en tan serios concursos. Pretensión, empleo ni motivo, para aparecerme allá, por ahora tampoco lo tengo, gracias a Dios; con que suplico a Vms. no me hagan la burla de llevarme a representar el papel de ocioso, fantasma, entrometido, charlatán, bufón y petardista, que a todos estos oficios y tropezones va expuesto el hombre que se entromete en los laberintos y honduras de Palaciego, no tocándole por parte alguna vivir, ni enquadernarse en la compañía de los que con justas causas siguen las aventuras de la Corte. No valen excusas, acudió la Vieja con un ahullido entre mahúllo de Gato, y chirriadero de Urraca; y agarrándome el sombrero, para obligarme a entrar, lo escondió baxo de sus asquerosos faldamentos.
    • 1725-1744 Torres Villarroel, D. Pronósticos Piscator [2006] 386 Esp (CDH )
      / En el Agosto, ¡mal ajo! / ha de echar la tierra chispas, / pero tocante a las parvas / serán llargas y tendidas; / Las eras hasta el gollete / se cobrirán de gavillas, / y han de llenare a cogüelmo / las paneras y cortinas.
    • 1725-1744 Torres Villarroel, D. Pronósticos Piscator [2006] 415 Esp (CDH )
      / En el fuego un Palacio / corre borrasca, / mas las aguas sosiegan / las fieras llamas: / Pero las chispas / no pueden apagarse / ni en muchos días.
    • 1745-1746 Sarmiento, M. Viaje Galicia [1975] Esp (CDH )
      Moxena, Chispa. V. g.: «moxena» de lumbre.
    • 1747 Juan, J. / Ulloa, A. Noticias América [1985] Perú (CDH )
      Este se reduce a tomar dos pedazos de yesca de maguey o chahuarquero (que es a lo que en Andalucía llaman pitacos) y, encendidos, golpean uno contra otro para que le caigan sobre la carne las chispas, al tiempo que los están azotando. En los obrajes y haciendas les ponen cormas para que no se huyan, como ya se ha dicho. Y porque ninguno de estos castigos es para los indios de tanta afrenta como el cortarles el pelo, que lo estiman en lo mismo que herrarlos, por quedar así señalados, lo ejecutan también cuando no está saciado su rigor. Y por último no puede inventar la desenfrenada cólera ningún castigo que no lo experimenten los indios de la mano de aquellos españoles.
    • 1770 Cadalso, J. Solaya circasianos [1982] 58 Esp (CDH )
      Casiro / No sólo de tu sangre nuestros pechos / están con las reliquias satisfechos, / sino que de tu antiguo brío y fama / sienten las chispas, cuya ardiente llama / abrasará algún día la Asia entera.
    • 1772 Cadalso, J. Eruditos violeta [1818] Esp (CDH )
      (¡Cuidado que el diantre de la palabra le dexa á uno la boca abrasada, y la lengua echando chispas!) Contad los artífices mejores que ha habido desde el primero hasta el famoso Torija el de Alcalá de Henares. Con esto, y con decir que el dia de santa Bárbara celebran los artilleros su funcion, reventareis de sabios en esta materia. De buena gana añadiera á lo dicho una disertacion sobre la mezcla y fundicion de los metales, y del modo de poner granos á las piezas; pero no es para vosotros.
    • c1775 Concolorcorvo Lazarillo [1965] Perú (CDH )
      Dos leguas antes de llegar a Caiza se aparecen unos grandes ojos de agua caliente que asombrarían a cualquiera que no fuese prevenido, porque hace cada uno tanto ruido como una fragua de herrero, arrojando las aguas y humo con el mismo ímpetu que aquéllas despiden humo y chispas de fuego. A una corta distancia se había empezado a fabricar una casa para baños y hacer alguna granjería, pero considerando el dueño que era un disparate, abandonó la empresa porque los vecinos de las dos únicas poblaciones de Potosí y Chuquisaca tienen este recurso más cerca y con mejores comodidades, como diré después. El pueblo nombrado Caiza dista de Potosí doce leguas, que rara vez las caminan los harrieros en una jornada. A las seis leguas de regular camino hay un sitio nombrado Lajatambo, en donde se hospedan los pasajeros y se les venden a subido precio algunos comestibles, siendo la más estimada la cebada para las mulas, porque aquel sitio es de puna muy rígida y, si se echaran al campo las bestias, le desampararían hasta buscar alivio en distante quebrada; y por esta razón no se situó posta en un paraje que pudiera ser de grande importancia, así para el alivio de las mulas como para aligerar esta jornada, que verdaderamente es molestosa, porque cuatro leguas antes de llegar a Potosí hay tanta piedra suelta que no se puede trotar si no se tiran a matar las mulas de los miserables indios carboneros, que proveen aquella gran villa en mulas flacas, cojas y mancas, y éstas son las que comúnmente arrean para los correos que salen de la villa hasta Caiza. La dicha es que estos correos sólo ocupan tres mulas, que son la de silla, la de las valijas, que son de poco peso, y la del postillón, que muchas veces ahorra el miserable, y hace la jornada a pie porque descanse su mula.
    • 1755-1779 Caulín, A. HNueva Andalucía I [1966] 78 Venezuela (CDH )
      Mas sepamos el origen de esta pestilencial fetidéz que, como digo, observé, recibiendo en el rostro algunas chispas, por satisfacer à la curiosidad con la certidumbre de la experiencia. Es un bejiculillo glanduloso, que tiene en la parte superior del ano, el qual entumece, quando quiere defenderse, y por él expele unos chisquetes de humor azafranado, y acre como el pimiento, à la manera del pezon de una muger exprimido con violencia. Con estos chisquetes hace su tiro, apuntando á quien lo dirige, y en este exercicio permanece levantada la colilla, y tendida sobre el espinazo, todo el tiempo que tiene presente à quien le parece, que le ofende. La prueba de esta experiencia se confirma con otra, de que también me consta; y es: que cogiéndolos pequeños, y cortandoles el tal bejiculo, se crian domesticos sin la menor hediondéz en el excremento, ni aliento. En medio de su fetidéz es de una carne muy gustosa, y tierna, teniendo el cuidado de arrancarle la tal bolsilla, luego que le matan; porque sino, se contamina todo su cuerpo, y se hace inaguantable su hedor pestifero.
    • 1782 Iriarte, T. Fábulas [1992] Esp (CDH )
      Al eslabón de crüel / trató el pedernal un día, / porque a menudo le hería / para sacar chispas de él.
    • 1786 Montengón, P. Eusebio [1998] Esp (CDH )
      pero la soberbia de su corazón echaba chispas interiormente, viéndose forzado a tal abatimiento y obligado a tragar todas las heces de la ignominia y vergüenza delante de la majestuosa presencia de Eusebio, que lo había sorprendido en el cuerpo del delito cuando lo creía muy de asiento en casa del abogado.
    • 1786 Terreros Pando, E. DiccCastVocesCienciasArtes (NTLLE)
      CHISPA, partecílla de fuego, que se despide de un cuerpo en que está embebida, ó encerrada. [...].
    • 1793 Andrés, C. Trad Origen Literatura, VI y VII [2000] 41 Esp (CDH )
      Y aún más recientemente, Marino Napolitano, Isidoro Milesio, Diocles, Erón, Filón, Esporo y algún otro, que pueden ser tenidos como las últimas reliquias de aquella escuela, supieron encontrar nuevas verdades o ilustrar con nuevas demostraciones las ya descubiertas, e hicieron aún saltar alguna chispa del fuego inventor de sus maestros. Pero cayendo hacia la mitad del siglo séptimo la Escuela alejandrina, se extinguió también en los griegos el genio matemático, y no se vieron ya doctos inventores que acarreasen a aquellas ciencias algún adelantamiento. Matemática de los árabes. Los árabes destructores de la Escuela de Alejandría, los árabes conquistadores en gran parte del Imperio de los griegos, los árabes estudiosos y émulos de su saber, los árabes procuraron reemplazarlos en la cultura de las Matemáticas y pretendieron de algún modo recompensar con sus estudios las pérdidas que habían causado a las mismas. Los árabes, en efecto, conservaron los conocimientos de los griegos, y aun en algunas partes los aumentaron no poco y los transmitieron a los europeos enriquecidos con algunos descubrimientos suyos. Carecían entonces los europeos de todo conocimiento matemático, y necesitaban de las luces y de la enseñanza de los sarracenos para poder entrar con alguna felicidad en el estudio de aquellas ciencias. De los europeos. Su estudio en aquellos tiempos más tenía por objeto el uso de los ritos eclesiásticos, que la propia erudición o el adelantamiento de sus estudios, y se reducía a saber calcular los movimientos de los astros para formar un buen calendario y fijar oportunamente las fiestas eclesiásticas.
    • 1801 Mutis, J. C. A P. Mendinueta [1947] Cartas Colombia (CDH )
      No menos debería estimularme mi conciencia a pedir a Vuestra Excelencia alguna satisfacción por los frecuentes insultos hechos a mi carácter y empleo, si por desgracia mía hubiera quedado en mi corazón alguna chispa de resentimiento hacia Roales, que procuré siempre apagar con la resignación propia de mi estado. Sin embargo, previendo las fatales impresiones de los malos ejemplos que ha dado en tan dilatado tiempo a todos mis dependientes, y especialmente ahora con el arrojado procedimiento de presentarse a Vuestra Excelencia sin la menor sombra de alguna bien justificada queja; dando tal vez motivo a semejantes infundados recursos y contestaciones; sería muy conveniente y propia de la justificación de Vuestra Excelencia la más oportuna corrección de este perdido artesano. Tal pudiera ser la de encerrarlo por alguna temporada en el hospicio, para curarle el hipo de su eterna holgazanería, que lo lleva continuamente expuesto al precipicio de mayores delitos, con deshonor de sus honrados suegros y parentela.
    • 1807 Quintana, M. J. Convite amigos [1969] 311 Poesías Esp (CDH )
      / Nunca sospecha o ponzoñosos celos / osen romper tan amorosos lazos; / que a sus abrazos cedan los abrazos / del álamo y la vid, y que a sus besos / cedan también en fuego y en dulzura / las deliciosas chispas centellantes / que ora en este licor mi labio apura.
    • 1799-1815 Conde de Noroña Poesías [1871] Esp (CDH )
      / El cuerpo es chico, bien formado y limpio; / Frente redonda con los ojos vivos, / Y tan activos, que parece arrojan / Ardientes chispas.
    • 1799-1815 Conde de Noroña Poesías [1871] Esp (CDH )
      / Crece el fuego, y arroja / Chispas al soplo del robusto herrero.
    • 1799-1815 Conde de Noroña Poesías [1871] 456 Esp (CDH )
      / Entónces Pardo el pedernal hiriendo / Con el fuerte eslabon, chispas saltaron; / El balcon á sus luces registraron / Con presta vista, sin causar estruendo.
    • 1822 Olmedo, J. J. Al Gral Sucre [1960] Epistolario Ecuador (CDH )
      Una chispa causa un incendio: la pequeña ventaja del 8 presagia la libertad de Quito.
    • c1790-1823 Arriaza, J. B. Poesías [1822-1826] I, 1ª, 207 Esp (CDH )
      / Asi en amable lazo / Con dos hermosas damas, / Que parece en su seno han escondido, / Una desde el regazo / De Venus lentas, llamas, / Otra menudas chispas de Cupido, / Con el jóven querido / De tí, mas no tan solo, / Que le quiere tambien el mismo Apolo.
    • 1827 Bello, A. Juicio poesías J. M. Heredia [1985] 273 Crítica literaria Venezuela (CDH )
      / Iztaccihual purísimo volvía / de los trémulos rayos de la luna / el plateado fulgor, mientra en oriente, / bien como chispas de oro, retemblaban / mil estrellas y mil... / Al paso que la luna declinaba, / y al ocaso por grados descendía, / poco a poco la sombra se extendía / del Popocatépetl, que semejaba / un nocturno fantasma.
    • 1834 Larra, M. J. Doncel [2003] Esp (CDH )
      La última frase del orador produjo el efecto de una chispa lanzada en medio de un montón de estopa seca. Veíase lucir en todos los semblantes la misma animación que en el de Guzmán; todos provocaban y excitaban mutuamente su cólera con la relación de las ofensas que en aquel momento se figuraba cada cual haber recibido o del rey Doliente o del intruso maestre. Inútil es decir si se recapitularon largamente las calidades del conde de Cangas. Había quien le había visto horas enteras evocando los manes de los difuntos en un cementerio, en compañía del judío Abenzarsal; había quien le había visto sepultarse en una larga redoma y desaparecer a los ojos de los circunstantes, y hasta se llegaba a probar que había estado en más de una ocasión en dos partes opuestas a un mismo tiempo; lo cual, como convinieron todos, no podía obrarse sino por arte del demonio, si se atiende a que cada uno suele tener en el mundo más que un cuerpo. Ahora bien: era cosa sabida que el demonio no hace nada de balde, circunstancia que podría hacerle pasar perfectamente por escribano o agente de negocios, de lo cual era forzoso inferir que don Enrique le habría vendido su alma, si bien no había entre tanto ilustre caballero quien osase descifrar las ventajas que al demonio le podían resultar de poseer el alma de don Enrique de Villena, tanto más cuanto que a todo tirar no era realmente de las mejores.
    • 1834 Larra, M. J. Doncel [2003] Esp (CDH )
      ¿No arde siquiera en vuestro corazón una chispa de esperanza?
    • 1835 Larra, M. J. Poesías J. B. Alonso [2000] Fígaro Esp (CDH )
      Si bien luce algún ingenio todavía de cuando en cuando, nuestra literatura, sin embargo, no es más que un gran brasero apagado, entre cuyas cenizas brilla aún pálida y oscilante tal cual chispa rezagada. Nuestro Siglo de Oro ha pasado ya, y nuestro siglo XIX no ha llegado todavía.
    • 1844 Gil Carrasco, E. Señor Bembibre [1989] 179 Esp (CDH )
      las armas y escudos despedían chispas en la obscuridad con el incesante martilleo y la escena llegó a hacerse temerosa y horrible de veras. Por fin los enemigos comenzaron a extenderse por las alas del reducido y abandonado escuadrón, y don Álvaro, estrechado entonces, comenzó a retirarse ordenadamente resistiendo con su acostumbrado valor el empuje contrario. * Su gente por último, comenzó a desbandarse y don Álvaro herido ya en el pecho, recibió otra herida en la cabeza, con lo cual vino al suelo debajo de su noble caballo que herido también hacía rato, parecía haber conservado su brío, sólo para ayudar a su jinete. Entonces sobrevino nueva pelea al rededor del caído caballero, pues sus soldados hacían desesperados esfuerzos para arrancarle del poder de los enemigos; pero el número de éstos era ya tan grande y el aliento que recibían de don Juan Núñez que mandaba en persona esta encamisada, * tal que, por último, ensangrentados y rotos hubieron de tomar la huida dejándolo en sus manos. Lara que lo reconoció y que ya de antemano le estimaba, hizo vendar sus heridas y transportarle con gran cuidado a su castillo. Por último como los refuerzos del rey iban llegando, él mismo se retiró en buen orden sin experimentar daño ni escarmiento.
    • 1844 Gil Carrasco, E. Señor Bembibre [1989] Esp (CDH )
      Entraron en ella y tres mozos del país empuñando los remos comenzaron a bogar reciamente, mientras la airosa embarcación se deslizaba rápida y majestuosamente dejando tras sí un largo rastro, en el cual los rayos del sol parecían quebrarse en mil menudas chispas y centelleos. *
    • 1844 Gmz Avellaneda, G. Espatolino [1981] Novelas Cuba (CDH )
      El jefe político tomó entonces la palabra, impidiendo lo hiciese el procurador, cuyos ojos echaban chispas de cólera, y dijo con dulzura a María:
    • p1846 Gmz Avellaneda, G. Anécdota Cortés [1981] Novelas Cuba (CDH )
      — ¡Decis que deliro! replicó Marina, echando chispas por los ojos. ¡Ah, Malinche! sabed que os he visto salir hace pocos momentos del cuarto de Gualcazintla... Sabed que no abrigo sospechas, sino evidencia, de vuestro crímen atroz. Pero no lo repetiréis —yo os lo juro— no volveréis a ultrajar al cielo, mancillando el tálamo de la viuda del emperador de Méjico antes de que haya enfriado su cadáver. Yo debía impedirlo, y lo he ejecutado así.
    • 1847 Estébanez Calderón, S. Escenas andaluzas [1985] 349 Esp (CDH )
      Sin tabaco negro no hay verdadero fumador, señores, y el blanco, con su entrada en uso, ha trocado en vulgar y trivial por extremo aquella ocasión de boato y gala señoril, de preparar, hacer y fumar un cigarro. ¡Qué diferencia de estos pitillos que como en haz de antiguos lictores se llevan en la faltriquera, a los aprestos que en otro tiempo eran necesarios para la noble operación! ¡Qué contraste entre la manifactura que llaman fósforos ahora, con aquellas menudencias y cachivaches que in illo tempore llamábamos avíos! Entonces iba un hombre vestido de corto con su coleto y chupa, ya fuese de estezado, ya de triple, y el calzón de lo mismo con cenojiles copiosos y de colores, y al querer fantasear algún tanto en la plática sabrosa con un amigo, se asentaban en par, ora en un poyo si la escena pasaba en calle o plaza, ora en este canto o aquel repecho si tenía lugar en algún otero o prado, y comenzaba la entretenida operación del cigarro. Recogiendo la rodilla siniestra y hacia dicho costado, ladeando sutilmente la persona, se alargaba la pierna derecha reposadamente, y con la mano se exhumaba la bolsa de lobo marino que abultadamente se dibujaba en el tiro del calzón, asomando él un cabo de algún tanto por la faltriquera. Nacida al mundo, se desdoblaba sosegadamente la ancha colonia de veinte varas que la envolvía y religaba, y abriéndose de entrañas la bolsa, ofrecía primero el jeme de tabaco brasileño, su navaja roma y de cabo de hueso, su macillo de papel valenciano, el correspondiente pedernal con su adecuado eslabón y su golpe de yesca, ya de gata o ya de hierbas, amarilla como el azafrán. ¡Qué actitud aquella para picar el tabaco! ¡Qué tomarlo entre el índex y el anular de la izquierda, mientras que la derecha blandía el fierro y trocaba en rebanadas, de diámetro justo y cabal todas, el cabo del tabaco! ¡Qué aroma de higo bujarasol se percibía al restregar y moler entre las palmas aquel perfume oriental! En fin: en esto no cabe encarecimiento, porque ello es la pura verdad; baste decir que era el prólogo, la preparación y el introito —mundanidades aparte— del mejor rato posible que le es dado gustar a la gente buena. No hablo ni apunto aquello de envolver y dar ser al cigarro, de atravesarlo en los labios o ingerirlo a horcajadas en la oreja mientras se aprestaban los avíos, ni tampoco el herir del eslabón en la piedra, ni el soplo para dar alimento a la chispa cebada en la yesca, ni aquel volteo del brazo encendiéndola al impulso de cien garatusas en el aire, ni otras cosas más, que más son para sentidas que no para relatadas, realzada la operación con las pláticas sabrosas que todo esto salpimentaban. Yo diría que sin estos agradables coloquios habidos en trances semejantes, se hubiera perdido enteramente la memoria de los empalletados * de Gibraltar y de la Guerra del Rosellón.
    • 1847 Estébanez Calderón, S. Escenas andaluzas [1985] 352 Esp (CDH )
      Cuando algún desabrido o mal contento le echaba en cara la desconformidad del peso con la dimensión menguada del pez que llevaba, le replicaba con aire suficiente y tono decisivo aquel fiel contraste del género de la escama: «No hay que reparar en eso señores míos; estos róbalos, salmonetes y pajares, y estas lisas, doradas y merluzas —señalando así el género que vendía— están muy embebidas y en contracción; pero en cuanto sientan un poco el amor de la lumbre, se desenvainarán por cuartas y se alargarán por jermes; la calidad encubre el bulto, y el oro, si abulta poco, mucho vale; andar y andemos, y hacer hueco y lugar para que otros disfruten de tanta conveniencia y provecho.» Me gustó por extremo aquel despejo y bilada, pues era mozo como treinteno, embutido todo en unos como pantalones de terliz que casi le llegaban al hombro, con camisolín listado arremangado de ambos los brazos, con un pañizuelo pasado galantemente por la cabeza y saboreando un cigarro linterna en la boca, ni con más ni menos limpieza que la que yo muestro ahora mismo en mis labios. Por supuesto que desde que le eché los ojos dije para mí: «Este es un hombre»; pero no queriendo acelerarme, y para proceder con detenimiento, me acerqué al circunstante que me pareció más del caso, y le pregunté: «¿Quién es este mozo bueno?» Aquel hombre se me quedó mirando, y exclamó: «¡Cristiano!; qué ¿no conoce al señor Lipende, campana gorda de los valientes, extremo y cabo del mundo del saber, y aguja sutil de todas las mañas y zancadillas del mundo?» Yo, sin aguardar más palabra, dejé a éste y me fui a estotro, tendiéndole la mano como de casa y de la propia familia, y le dije: «Serrano de la mar, puesto que yo soy marisqueador de la tierra: ¿se pueden saber los antecedentes y premisas de ese noble apellido que lleva?» Aquel mozo regular, conociendo sin duda ser yo el otro, me tomó la mano, y me dijo: «Yo soy el mentado Lipende; pero esta derivación viene ya desfigurada y corruta, porque el verdadero nombre es Libripendens, que por la antigüedad preside y antecede a los famosos apellidos de los Mendozas, Ponces y Osorios, puesto que desde los añejos tiempos de Roma asistían mis antepasados con el Pretor para todo acto decente y de circunstancias en esto de Justicia, conteniendo esto gran misterio y significación, manifestando que en todos los actos judiciales debe intervenir verdadera compra y venta. Los tiempos han venido a menos, y si imperios se han trastrocado, nada de extraño parecerá que el Libripendens de entonces sea el Lipende de ahora; todo al fin es cosa de pesas y balanza, de comprar y vender, y el cielo lo cobija todo. Entre tanto —prosiguió, así que observó lo mucho que me maravillaba la limpieza y arte de su peso—, ¿quiere vuesa merced comprarme una mosca que pesa dos libras?» Yo, señores, al oír tal desacierto, le repliqué diciéndole: «Señor Lipende: eso será alguna mosca morcón, imperial o de siete cabezas; porque ni en mis viajes, ni en las idas y venidas de los propios y los extraños, he visto ni oído cosas tal.» «Pues ahí está el caso —volvió a replicarme Lipende—, que todo ello no es más que el buche de la mosquilla más raez y de petiminí que puede verse.» El aquí —ya la había cogido al vuelo— echó una pesa de a dos libras en un platiller, y en el otro arrojó con brío y desenfado el insecto párvulo, y con admiración y espanto mío, vi ahocicar y atropellarse la balanza de estroto lado hasta tocar el suelo, alzando la cola y las pesas, ni más ni menos que al cenit. Yo quedé estático anonadado de aquel portento, y a no ser por mi contrariedad a toda idolatría, hubiera caído de hinojos, adorando aquel sabio vulnerador e infractor de las leyes de la estática y de la mecánica. Desde luego conocí que aquel no era hombre de los que llamamos grandes en el día y de los que necesitan de periódicos, romances y relaciones, que todo es uno, para ganar nombradía. Era un aficionado émulo de Arquímedes, un Newton que andaba incógnito por las playas y mataderos; pero no queriendo yo ceder tan pronto la palma de mis merecimientos, le dije al señor Lipende: «Yo abato mi bandera ante esas gracias y manosidades, si sutiles y curiosas, más útiles todavía, pero siempre me difiendo y mejoro en esto del encender y chupar de las colas, tusas, puntillas y cigarros.» Y diciendo y haciendo, comencé a ejecutar y poner por obra todo el manual y cartilla de mi práctica y escuela cigarril. Con aire bondadoso, y casi satisfecho, me miraba el maestro Lipende; y viendo que ante nosotros se parecía cierto anafe castañeasadero, de donde se desprendía ráfagas de centellas ardientes y fugitivas que, a fuer de lentejuelas vaporosas, se extinguían por el aire, se volvió a mí, y habló de esta manera: «Señor Puntillas: la gala de fumador y el gracejo, los buenos toques, el acierto en las señales, el buen manejo, el continente y señorío en provocar el humo, el primer y todos los puntos y tildes del melindre de fumador, tienen su asiento efectivamente en esa persona; pero ¿alcanza vuesamerced igual fuerza en la fuerza del chupe? ¿Sabe cogerla al vuelo, hacerla suya y arder al mundo entero, sin excluir las aguas y los mares, una chispa, un átomo, una minutísima parte de elemento caliente? Atienda vuesamerced bien, señor Puntillas, y ensáyeme, imíteme y remédeme si puede.» Y diciendo esto, el maestro Lipende —que este es el nombre que desde entonces le doy—, tomando en ristre con los labios el cigarrillo, salió escapando detrás de la centelleja de fuego más apartada que disparó el anafe, y con más acierto que el vencejo sobre el mosquito, y con más tino que la paviota encanuta al pececillo que trasflora el agua, atrapó el átomo ardiente; y encanutándolo y embutiéndolo en el ánima del cigarro, y moviéndolo allí con el bullir pruriginoso de los dedos, y cebándolo y alimentándolo, acreciéndolo con el chupe de mayor compás, amansándolo ahora, acrecentándolo después, remitiéndolo luego para ensoberbecerlo más aina, y volviendo la cara al cielo para tomar aire y volviéndolo de soslayo para tantear el viento, ello es que a poco vi trocado el cigarro —ya era anochecido— en una hacha de ocho pabilos o antorcha que recordaba el incendio de los Pirineos en tiempos del rey Gerión. * Desde allí —añadió suspirando Puntillas—, hace el tanto de dos años que ando bebiendo los vientos, escopeteándome con mi cigarro en pos y tras la querencia de las chispas y centellas que estalla cualquier lumbrada, farol o braserillo encendido, y aún todavía me hallo en ayunas en lo de aquel primor que Maestre Lipende dibujaba cada y cuando se le antojaba y a mano le caía.
    • 1847 Estébanez Calderón, S. Escenas andaluzas [1985] 353 Esp (CDH )
      Por supuesto que desde que le eché los ojos dije para mí: «Este es un hombre»; pero no queriendo acelerarme, y para proceder con detenimiento, me acerqué al circunstante que me pareció más del caso, y le pregunté: «¿Quién es este mozo bueno?» Aquel hombre se me quedó mirando, y exclamó: «¡Cristiano!; qué ¿no conoce al señor Lipende, campana gorda de los valientes, extremo y cabo del mundo del saber, y aguja sutil de todas las mañas y zancadillas del mundo?» Yo, sin aguardar más palabra, dejé a éste y me fui a estotro, tendiéndole la mano como de casa y de la propia familia, y le dije: «Serrano de la mar, puesto que yo soy marisqueador de la tierra: ¿se pueden saber los antecedentes y premisas de ese noble apellido que lleva?» Aquel mozo regular, conociendo sin duda ser yo el otro, me tomó la mano, y me dijo: «Yo soy el mentado Lipende; pero esta derivación viene ya desfigurada y corruta, porque el verdadero nombre es Libripendens, que por la antigüedad preside y antecede a los famosos apellidos de los Mendozas, Ponces y Osorios, puesto que desde los añejos tiempos de Roma asistían mis antepasados con el Pretor para todo acto decente y de circunstancias en esto de Justicia, conteniendo esto gran misterio y significación, manifestando que en todos los actos judiciales debe intervenir verdadera compra y venta. Los tiempos han venido a menos, y si imperios se han trastrocado, nada de extraño parecerá que el Libripendens de entonces sea el Lipende de ahora; todo al fin es cosa de pesas y balanza, de comprar y vender, y el cielo lo cobija todo. Entre tanto —prosiguió, así que observó lo mucho que me maravillaba la limpieza y arte de su peso—, ¿quiere vuesa merced comprarme una mosca que pesa dos libras?» Yo, señores, al oír tal desacierto, le repliqué diciéndole: «Señor Lipende: eso será alguna mosca morcón, imperial o de siete cabezas; porque ni en mis viajes, ni en las idas y venidas de los propios y los extraños, he visto ni oído cosas tal.» «Pues ahí está el caso —volvió a replicarme Lipende—, que todo ello no es más que el buche de la mosquilla más raez y de petiminí que puede verse.» El aquí —ya la había cogido al vuelo— echó una pesa de a dos libras en un platiller, y en el otro arrojó con brío y desenfado el insecto párvulo, y con admiración y espanto mío, vi ahocicar y atropellarse la balanza de estroto lado hasta tocar el suelo, alzando la cola y las pesas, ni más ni menos que al cenit. Yo quedé estático anonadado de aquel portento, y a no ser por mi contrariedad a toda idolatría, hubiera caído de hinojos, adorando aquel sabio vulnerador e infractor de las leyes de la estática y de la mecánica. Desde luego conocí que aquel no era hombre de los que llamamos grandes en el día y de los que necesitan de periódicos, romances y relaciones, que todo es uno, para ganar nombradía. Era un aficionado émulo de Arquímedes, un Newton que andaba incógnito por las playas y mataderos; pero no queriendo yo ceder tan pronto la palma de mis merecimientos, le dije al señor Lipende: «Yo abato mi bandera ante esas gracias y manosidades, si sutiles y curiosas, más útiles todavía, pero siempre me difiendo y mejoro en esto del encender y chupar de las colas, tusas, puntillas y cigarros.» Y diciendo y haciendo, comencé a ejecutar y poner por obra todo el manual y cartilla de mi práctica y escuela cigarril. Con aire bondadoso, y casi satisfecho, me miraba el maestro Lipende; y viendo que ante nosotros se parecía cierto anafe castañeasadero, de donde se desprendía ráfagas de centellas ardientes y fugitivas que, a fuer de lentejuelas vaporosas, se extinguían por el aire, se volvió a mí, y habló de esta manera: «Señor Puntillas: la gala de fumador y el gracejo, los buenos toques, el acierto en las señales, el buen manejo, el continente y señorío en provocar el humo, el primer y todos los puntos y tildes del melindre de fumador, tienen su asiento efectivamente en esa persona; pero ¿alcanza vuesamerced igual fuerza en la fuerza del chupe? ¿Sabe cogerla al vuelo, hacerla suya y arder al mundo entero, sin excluir las aguas y los mares, una chispa, un átomo, una minutísima parte de elemento caliente? Atienda vuesamerced bien, señor Puntillas, y ensáyeme, imíteme y remédeme si puede.» Y diciendo esto, el maestro Lipende —que este es el nombre que desde entonces le doy—, tomando en ristre con los labios el cigarrillo, salió escapando detrás de la centelleja de fuego más apartada que disparó el anafe, y con más acierto que el vencejo sobre el mosquito, y con más tino que la paviota encanuta al pececillo que trasflora el agua, atrapó el átomo ardiente; y encanutándolo y embutiéndolo en el ánima del cigarro, y moviéndolo allí con el bullir pruriginoso de los dedos, y cebándolo y alimentándolo, acreciéndolo con el chupe de mayor compás, amansándolo ahora, acrecentándolo después, remitiéndolo luego para ensoberbecerlo más aina, y volviendo la cara al cielo para tomar aire y volviéndolo de soslayo para tantear el viento, ello es que a poco vi trocado el cigarro —ya era anochecido— en una hacha de ocho pabilos o antorcha que recordaba el incendio de los Pirineos en tiempos del rey Gerión. * Desde allí —añadió suspirando Puntillas—, hace el tanto de dos años que ando bebiendo los vientos, escopeteándome con mi cigarro en pos y tras la querencia de las chispas y centellas que estalla cualquier lumbrada, farol o braserillo encendido, y aún todavía me hallo en ayunas en lo de aquel primor que Maestre Lipende dibujaba cada y cuando se le antojaba y a mano le caía.
    • 1847 Mitre, B. Soledad [1928] 131 Argentina (CDH )
      Una chispa de generosidad se encendió en su alma, pero pronto fué apagada por el helado egoismo que lo dominaba. Bajó la escalera, montó á caballo y se dirigió hácia la hacienda de D. Ricardo, diciendo: — He aqui una aventura en que me veo comprometido. ¿Pero no he salido bien de tantas otras iguales? Entonces, por qué he de desesperar en esta ocasion? Engañemos á esta muger, y esperemos del tiempo que todo lo arreglará. —Haciendo estas reflecciones ú otras semejantes llegó al patio de la casa de D. Ricardo, entregó su caballo á un criado y le contestaron que habia salido al campo, pero que la señorita estaba en su costurero y que podia pasar á verla.
    • 1849 Fernán Caballero Gaviota [1997] Esp (CDH )
      Medio-pollito se acercó y vio una chispa diminuta, que se iba apagando por instantes entre las cenizas.
    • 1849 Fernán Caballero Gaviota [1997] Esp (CDH )
      — Amado Medio-pollito —le dijo la chispa al verle—, a buenas horas vienes para salvarme la vida. Por falta de alimento estoy en el último trance. No sé dónde se ha metido mi primo el viento, que es quien siempre me socorre en estos lances. Tráeme unas pajas para reanimarme.
    • 1849 Fernán Caballero Gaviota [1997] Esp (CDH )
      — ¡Quién sabe si te haré falta algún día! —repuso la chispa—. Nadie puede decir de esta agua no beberé.
    • 1849 Fernán Caballero Gaviota [1997] Esp (CDH )
      Con eso despertó el tío Miguel y echó a correr como si tuviese chispas en los pies. El lagarto es un bicho bueno y bien inclinado. Nunca se recoge a puestas del sol sin bajarse por las paredes y venir a besar la tierra. *
    • 1850 Coronado, C. Jarilla [2001] Esp (CDH )
      Luchaba el bruto entre las piedras, haciendo saltar con sus cascos encendidas chispas, y a cada trueno que retumbaba en aquella noche repentina, se volvía desatentado y ciego, unas veces avanzando hacia la sierra, y otras queriendo precipitarse de lo alto de ella.
    • 1850 Coronado, C. Jarilla [2001] Esp (CDH )
      Sólo el hombre de las pobladas cejas, el valeroso, el atrevido, el imperturbable descendiente de don Enrique de Villena, hubiera tenido aliento para acercarse a las murallas del castillo, que sombreaba la mitad del valle cortado por la luz de la luna. Y no sólo se acercó sino que buscó la entrada que halló franca como por encanto; y penetrando en la primera sala, se desnudó el casco, puso cerca de sí su escudo y su espada, y se tendió a dormir en el pavimento. La respiración del joven era fatigosa: un médico la hubiera declarado síntoma de la fiebre. En el consuelo que sentía al tocar con sus mejillas el frío y húmedo pavimento, hubiera hallado otra síntoma; y si por fin se decidiera a pulsarle, hallaría el más torpe la evidencia de una repentina enfermedad. Y sería como la media noche cuando alguno que salía de lo interior del castillo tropezó en el cuerpo de Román, y pronunció en arábigo un terrible juramento. El enfermo se llevó las manos a la cabeza dando un gemido, tendió convulsivamente el brazo hacia la espada, y quedó inmóvil mientras una sombra hacía saltar en un rincón luminosas chispas. Hubo un momento de silencio en que no se oía más que la respiración agitada del doncel, y el golpe de un eslabón contra el pedernal. De repente se iluminó la estancia, y la figura de un moro de colosal estatura apareció con la luz en una mano y con un brillante puñal en otra. El doncel abrió los ojos, y no pudiendo resistir la claridad, volvió a cerrarlos, pero sus dedos se crisparon sobre el puño de la espada, y quiso levantar la cabeza, dejándola otra vez caer de un golpe que resonó en las bóvedas. El moro se acercó a él, y le examinó un instante; después le puso el pie en la frente y se inclinó acercando el puñal a su corazón. "Perro hidalgo", murmuró en arábigo cuando iba a hundir el acero.
    • 1850 Coronado, C. Jarilla [2001] Esp (CDH )
      Su corcel hace brotar mil chispas bajo sus cascos, y se oye en el viento el son de una música que celebra la venida de Román. Jarilla, frenética, corre hacia la puerta, pero está cerrada y la golpea; no se abre y grita; no la responden y exhala resonantes alaridos. Acuden las dueñas y hacen saber a doña Inés el escándalo que causa la prisionera. Doña Inés, revestida de una severidad imponente, abre la puerta y se presenta a Jarilla; pero se asombra al ver que la joven no da muestras de dolor sino de loca felicidad.
    • 1851-1855 Mármol, J. Amalia [2000] Argentina (CDH )
      Y a medida que hablaba, decimos nosotros, nuestro Daniel, esa organización nerviosa, ese pedernal que, a semejanza del coronel Dorrego, la discusión era el acero que le arrancaba chispas, iba perdiendo la timidez que pocos momentos antes lo había descompuesto algo, y entraba a paso de carrera a reconquistar en la discusión la energía de su espíritu y la lucidez de sus ideas.
    • 1851-1855 Mármol, J. Amalia [2000] Argentina (CDH )
      »Dios, que sostiene pendientes en las hebras impalpables de su voluntad soberana esos mundos espléndidos que giran, como chispas de su inteligencia, sobre esa bóveda infinita y diáfana que parece formada con el aliento de los ángeles.
    • 1851-1855 Mármol, J. Amalia [2000] Argentina (CDH )
      empiece usted por los suyos, que yo después explicaré los míos —le contestó el redactor, hombre a quien la naturaleza había tenido el capricho de envolverle el alma entre un velo negrísimo, tejido con las peores fibras de que brotan las malas pasiones en las degeneraciones de la raza humana, al mismo tiempo que salpicádole la inteligencia con algunas brillantes chispas de imaginación y de talento.
    • c1858 Díaz Castro, E. Manuela [2003] Colombia (CDH )
      El golpe de un tizón que cayó en la puerta de la sala, por el lado del patio interior, regando chispas para todos lados, sorprendió a las tres personas de la visita, las cuales oyeron en seguida estas palabras de rabia:
    • c1858 Díaz Castro, E. Manuela [2003] Colombia (CDH )
      Paula y Manuela cantaban en la tonada versos alegres, y el pequeño prado de las lavanderas era el recinto de una chispa general, en la cual se ardían los hombres y las mujeres. Algunos se habían dado por muertos, dejándose caer entre las matas, [100] como Simona, ñor Dimas y el sacristán. El día vino a sorprender aquella orgía de los bosques y se pensó en la vuelta a la parroquia.
    • c1858 Díaz Castro, E. Manuela [2003] Colombia (CDH )
      «¡Que se quema Ambalema!» Más de la mitad de las casas de Ambalema son de paja y esa paja es la hoja de una palma llamada guayacana, la cual arde en los veranos como pólvora, si se le arrima una chispa. En otros pueblos son los empajes de palma de cuesco, y es tanta la rapidez con que arden estos techos, que ha [189] habido pueblo que en ocho minutos esté hecho cenizas. En Ambalema se sobrecoge la población de tal modo al oír la palabra ¡fuego! que no hay palabras cómo explicarlo. «¡Se quema la cárcel!» gritaba una peona de los caneyes. «¡Agua! ¡Escaleras! ¡Herramientas!» gritaban los comerciantes.
    • c1858 Díaz Castro, E. Manuela [2003] Colombia (CDH )
      En el corazón de un gólgota encuentra usted franqueza, desinterés, verdad, y sobre todo la chispa de la libertad como la inspiración de la divinidad misma. Nosotros, los gólgotas, no decimos libertad de sufragio para trastornar elecciones por la violencia; nosotros no decimos libertad absoluta de la imprenta para fraguar revoluciones, que no son justificables sino donde no hay imprenta libre ni sufragio; nosotros no hablamos de fraternidad para aterrar, violentar y subyugar. Nosotros somos consecuentes con nuestros principios.
    • 1851-1860 Gmz Avellaneda, G. Dolores [1981] Novelas Cuba (CDH )
      Dios, sin embargo, en su infinita piedad no ha querido apagar la última chispa de vida que queda en este cuerpo ruinoso, sin concederme antes el consuelo de ver a vuesa merced y pedir de rodillas su perdón.
    • 1864 Bécquer, G. A. Celda [1985] Esp (CDH )
      Cuando sopla el cierzo, cae la nieve, o azota la lluvia los vidrios del balcón de mi celda, corro a buscar la claridad rojiza y alegre de la llama, y allí, teniendo a mis pies al perro, que se enrosca junto a la lumbre, viendo brillar en el oscuro fondo de la cocina las mil chispas de oro con que se abrillantan las cacerolas y los trastos de la espetera al reflejo del fuego, ¡cuántas veces he interrumpido la lectura de una escena de La tempestad, de Shakespeare, o del Caín, de Byron, para oír el ruido del agua que hierve a borbotones, coronándose de espuma y levantando con sus penachos de vapor azul y ligero la tapadera de metal que golpea los bordes de la vasija! Un mes hace que falto de aquí, y todo se encuentra lo mismo que antes de marcharme. El temeroso respeto de estos criados hacia todo lo que me pertenece no puede menos de traerme a la imaginación las irreverentes limpiezas, los temibles y frecuentes arreglos de cuarto de mis patronas de Madrid. Sobre aquella tabla, cubiertos de polvo, pero con las mismas señales y colocados en el orden en que yo los tenía, están aún mis libros y mis papeles. Más allá cuelga de un clavo la cartera de dibujo; en un rincón veo la escopeta, compañera inseparable de mis filosóficas excursiones, con la cual he andado mucho, he pensado bastante y no he matado casi nada. Después de apurar mi taza de café, y mientras miro danzar las llamas violadas, rojas y amarillas a través del humo del cigarro que se extiende ante mis ojos como una gasa azul, he pensado un poco sobre qué escribiría a ustedes para El Contemporáneo, ya que me he comprometido a contribuir con una gota de agua a llenar ese océano sin fondo, ese abismo de cuartillas que se llama un periódico, especie de tonel que, como el de las Danaidas, siempre se le está echando original y siempre está vacío.
    • 1864 Bécquer, G. A. Celda [1985] 93 Esp (CDH )
      Entonces volví los ojos, que hasta entonces había tenido clavados en ella con alguna insistencia, y me entretuve en ver pasar a través de los cristales, y sobre una faja de terreno oscuro y monótono, ya las blancas nubes de humo y de chispas que se quedaban al paso de la locomotora rozando la tierra y como suspendidas e inmóviles, ya los palos del telégrafo, que parecían perseguirse y querer alcanzarse unos a otros lanzados a una carrera fantástica. No obstante, la aproximación de aquella mujer hermosa que yo sentía aun sin mirarla, el roce de su falda de seda que tocaba a mis pies y crujía a cada uno de sus movimientos, el sopor vertiginoso del incesante ruido, la languidez del cansancio, la misteriosa embriaguez de las altas horas de la noche, que pesan de una manera tan particular sobre el espíritu, comenzaron a influir en mi imaginación, ya sobreexcitada extrañamente.
    • 1864 Bécquer, G. A. Celda [1985] Esp (CDH )
      Dorotea, entonces, aprovechando el sueño de su tío, se vistió apresuradamente con los hermosos vestidos, presente de las brujas, púsose los pendientes de filigrana de oro, cuyas piedras blancas y luminosas semejaban sobre sus frescas mejillas gotas de rocío sobre un melocotón dorado, y con sus zapatillas de tafilete y un anillo en cada dedo se dirigió al punto en que los mozos y las mozas bailaban al son del tamboril y las vihuelas, al resplandor del fuego, cuyas lenguas rojas, coronadas de chispas de mil colores, se levantaban por cima de los tejados de las casas, arrojando a lo lejos las prolongadas sombras de las chimeneas y la torre del lugar. Figúrense ustedes el efecto que su aparición produciría. Sus rivales en hermosura, que hasta allí la habían superado en lujo, quedaron oscurecidas y arrinconadas; los hombres se disputaban el honor de alcanzar una mirada de sus ojos y las mujeres se mordían los labios de despecho. Como le habían anunciado las brujas, el triunfo de su vanidad no podía ser más grande. Pasaron las fiestas del santo, y aunque Dorotea tuvo buen cuidado de guardar sus joyas y sus vestidos en el fondo del arca, durante un mes no se habló en el pueblo de otro asunto.
    • 1871 Pereda, J. M. Tipos y paisajes [1989] Esp (CDH )
      Imagínense ustedes todos los colores conocidos en la química, y todos los instrumentos músicos portátiles asequibles a toda clase de aficionados y ciegos de profesión, y todos los sonidos que pueden aturdir al humano oído, y todos los olores de figón que pueden aspirarse sin llorar... y llorando, y todos los brincos y contracciones de que es susceptible la musculatura del hombre, y todos los caracteres que caben en una chispa, y todas las chispas que caben en una agrupación de quince mil personas de ambos sexos y de todas edades y condiciones, de quince mil personas entregadas a una alegría carnavalesca; imagínense ustedes estas pequeñeces, más algunos centenares de escuálidas caballerías, de parejas de bueyes, de carros del país y coches de varias formas; imagínense, repito, todo esto, revuélvanlo a su antojo, bátanlo, agítenlo y sacúdanlo a placer; viertan en seguida «a la volea» el potaje que resulte sobre una pradera extensísima interrumpida a trechos por peñascos y bardales, y tendrán una ligera idea de la romería del Carmen en la época a que me refiero.
    • 1871 Pereda, J. M. Tipos y paisajes [1989] Esp (CDH )
      Imagínense ustedes todos los colores conocidos en la química, y todos los instrumentos músicos portátiles asequibles a toda clase de aficionados y ciegos de profesión, y todos los sonidos que pueden aturdir al humano oído, y todos los olores de figón que pueden aspirarse sin llorar... y llorando, y todos los brincos y contracciones de que es susceptible la musculatura del hombre, y todos los caracteres que caben en una chispa, y todas las chispas que caben en una agrupación de quince mil personas de ambos sexos y de todas edades y condiciones, de quince mil personas entregadas a una alegría carnavalesca; imagínense ustedes estas pequeñeces, más algunos centenares de escuálidas caballerías, de parejas de bueyes, de carros del país y coches de varias formas; imagínense, repito, todo esto, revuélvanlo a su antojo, bátanlo, agítenlo y sacúdanlo a placer; viertan en seguida «a la volea» el potaje que resulte sobre una pradera extensísima interrumpida a trechos por peñascos y bardales, y tendrán una ligera idea de la romería del Carmen en la época a que me refiero.
    • 1871 Pereda, J. M. Tipos y paisajes [1989] Esp (CDH )
      las seis mejores guisanderas de los contornos, posesionadas del gallinero, de la despensa y de la cocina, desplumaban acá, revolvían allá y sazonaban acullá, y atizaban la fogata que calentaba a veinte varas a la redonda, y al salirse en volcán de chispas por la chimenea se llevaba consigo unos aromas que hacían chuparse la lengua a toda la vecindad. En un ángulo del corral otras cocineras menos diestras guisaban en grandes trozos seis terneras; improvisábase en el centro una fuente de vino tinto, y se armaba una cucaña en el otro lado. Estallaban en el espacio multitud de cohetes; recorrían las callejas cuatro gaiteros, sacando a sus roncos instrumentos los más alegres aires que dar podían; volteábanse las campanas; los mejores mozos del lugar ponían el relincho en las nubes; las mozas adornaban sus panderos con cintas y cascabeles; el sacristán tendía paños limpios y planchados en el ara del altar mayor, y el maestro de escuela se comía las uñas buscando un consonante que le faltaba para concluir un epitalamio.
    • 1871 Pereda, J. M. Tipos y paisajes [1989] Esp (CDH )
      Me alegro que hayas sido sordo por este instante, pues si la música de la canción te hubiera sacado chispas de los oídos, la moral de la copla te hubiera achicharrado la vergüenza... Y repara que bien fructifica lo malo cuando se siembra a tiempo, en este rapaz que apenas tendrá siete años; ¿a que no me dejaba a mí publicar, sin correctivo, el Código Penal, y haría bien, la copla que él ha entonado a toda voz impunemente? Y eso que yo no ofendería más que a algunos cuantos lectores, al paso que los nocturnos cantares callejeros escandalizan a todo un pueblo. Hemos llegado a la cúspide: descansemos un instante, y en el ínterin, mira qué buen efecto hacen allá abajo las luces de la calle del Correo, y enfrente, en lontananza, la negra línea de árboles del paseo del Alta.
    • 1863-1873 Hostos, E. M. Peregrinación [1939] Cuba (CDH )
      Una chispa las crea, un soplo las inflama.
    • 1845-1874 Sarmiento, D. F. Facundo [1993] Argentina (CDH )
      que aun en los caracteres históricos más negros, hay siempre una chispa de virtud que alumbra por momentos, y se oculta. Por otra parte, ¿por qué no ha de hacer el bien el que no tiene freno que contenga sus pasiones? Esta es una prerrogativa del poder como cualquiera otra.
    • 1845-1874 Sarmiento, D. F. Facundo [1993] 299 Argentina (CDH )
      Invítase a Facundo a ir a interponer su influencia para apagar las chispas que se han levantado en el Norte de la República; nadie sino él está llamado para desempeñar esta misión de paz. Facundo resiste, vacila; pero se decide al fin.
    • 1874 Valera, J. Pepita Jiménez [1997] Esp (CDH )
      Claro está que para el que lleva en su alma el germen de los pensamientos livianos, la levadura del vicio, cada una de las impresiones que Pepita produce, puede ser como el golpe del eslabón que hiere el pedernal y que hace brotar la chispa que todo lo incendia y devora; pero yendo prevenido contra este peligro, y reparándome y cubriéndome bien con el escudo de la prudencia cristiana, no encuentro que tenga yo nada que recelar. Además que, si bien es temerario buscar el peligro, es cobardía no saber arrostrarle y huir de él cuando se presenta.
    • 1874 Valera, J. Pepita Jiménez [1997] Esp (CDH )
      Toda su beldad, todo su resplandor, todo su atractivo no es más que el reflejo de ese sol increado, no es más que la chispa brillante, transitoria, inconsistente de aquella infinita y perenne hoguera. *
    • 1875 Palma, R. Tradiciones peruanas III [1967] Perú (CDH )
      La vieja aquella era petróleo purito, y buscaba en el joven una chispa de fosfórica correspondencia para producir un incendio que no bastasen a apagar la bomba Garibaldi ni todas las compañías de bomberos. No paró aquí la cosa.
    • 1875 Palma, R. Tradiciones peruanas III [1967] Perú (CDH )
      Proseguía, no obstante, gimoteando y limpiándose la moquita con el dorso de la mano. El dómine le corregía la segunda falta, gritando: —¡Ah cocodrilo! Te has comido una ese del plural. Van dos puntos—. Segundo palmetazo. A la tercera equivocación se llenaba la medida de la benevolencia magistral. Don Bonifacio echaba chispas por sus ojillos, y de sus labios brotaba esta lacónica y significativa frase:
    • 1879 León Mera, J. Cumandá [1998] 91 Ecuador (CDH )
      Unos cuantos hilos de plata en eses prolongadas y desiguales, y, a veces, interrumpidas de trecho en trecho, brillan allá distantes: son los caudalosos ríos que descendiendo de los Andes se apresuran a llevar su tributo al Amazonas. Con frecuencia se ve la tempestad como alado y negro fantasma cerniéndose sobre la cordillera y despidiendo serpientes de fuego que se cruzan como una red, y cuyo tronido no alcanza a escucharse; otras veces los vientos del Levante se desencadenan furiosos y agitan las copas de aquellos millones de millones de árboles, formando interminable serie de olas de verdemar, esmeralda y tornasol, que en su acompasado y majestuoso movimiento producen una especie de mugidos, para cuya imitación no se hallan voces en los demás elementos de la naturaleza. Cuando luego inmoble y silencioso aquel excepcional desierto recibe los rayos del sol naciente, reverbero con luces apacibles, aunque vivas, a causa del abundante rocío que ha lavado las hojas. Cuando el astro del día se pone, el reverberar es candente, y hay puntos en que parece haberse dado a las selvas un baño de cobre derretido, o donde una ilusión óptica muestra llamas que se extienden trémulas por las masas de follaje sin abrasarlas. Cuando, en fin, se levanta la espesa niebla y lo envuelve todo en sus rizados pliegues, aquello es un verdadero caos en que la vista y el pensamiento se confunden, y el alma se siente oprimida por una tristeza indefinible y poderosa. Ese caos remada los del pasado y el porvenir, entre los cuales puesto el hombre brilla un segundo cual leve chispa y desaparece para siempre; y el conocimiento de su pequeñez, impotencia y miseria es la causa principal del abatimiento que le sobrecoge a vista de aquella imagen que le hace tangible, por decirlo así, la verdad de su existencia momentánea y de su triste suerte en el mundo.
    • 1879 León Mera, J. Cumandá [1998] Ecuador (CDH )
      Orozco que penetró al punto el peligro de su familia, montó a caballo y voló a su hacienda. La noche le sorprendió en medio camino. Un mozo que venía del lugar de la sublevación le dice que varias casas de campo se hallan ardiendo incendiadas por los indios, quienes además no han dejado un blanco con vida. Don José Domingo despedaza los ijares del caballo, que hace los postreros esfuerzos, pero que al empezar una cuesta cae muerto de fatiga. No importa: el temor de llegar tarde, el deseo de volar, la ansiedad, le prestan alas y corona la subida. Observa que se elevan al cielo, de distintas partes, espesas columnas de humo entre las que relumbran millares de chispas. Avanza un poco más; pónese al principio del declivio de una loma... ¡Qué horrible espectáculo! Todas las casas de la llanura inferior están envueltas en llamas. ¿Y la suya? ¡Dios santo! ¿y la suya? ¡Allí está, y arde también! Al ruido que hace el incendio se mezclan los feroces alaridos de los sublevados, y el ronco y pavoroso son del caracol que ha servido para convocarlos, y que ahora los anima a la venganza y al exterminio. Orozco, sin embargo, no teme la muerte que pueden darle los indios, y echa a correr; salva cercados, salta zanjas, atraviesa sementeras, y está en el linde de su hacienda, y al cabo, delante de la casa que acaba de ser consumida por las llamas. ¡Qué abandono! ¡qué silencio! Sólo se ven las últimas lenguas de fuego que se desprenden de entre las paredes ennegrecidas, y las brasas que las rodean. ¿Dónde está la gente de la hacienda? ¿dónde los indios enemigos? D. José Domingo grita desesperado; da vueltas en torno de la hoguera, llama a su esposa, a sus hijos, a sus criados, y nadie le responde.
    • 1879 León Mera, J. Cumandá [1998] Ecuador (CDH )
      pero estaba el infeliz en aquella situación de ánimo en que los pensamientos oportunos se ocultan a toda diligencia, y en que la mente del hombre es como un pedernal que no da chispas por más que el acero le golpee. No es raro que, cuando se siente mucho se piense poco o nada; los afectos vehementes o avivan o absorben las ideas: no hay término medio.
    • 1879 León Mera, J. Cumandá [1998] Ecuador (CDH )
      pero en los extremos de muchos de esos fantásticos bultos alcanzaba a verse brillar chispas de fuego: eran los ojos iracundos de los salvajes.
    • 1882 Montalvo, J. Siete tratados, II [1882] Ecuador (CDH )
      ni le irritan vanas palabras, ni le encienden chispas ligeras, ni vuela en alas del enojo sobre los que le han tocado blandamente. Cuán mullido y cómodo lecho es el buen genio, bien así para los que lo poseen, como para los que de él sacan ganancia! La cólera es negra petardista: se queda con cuanto se le da fiado: es ingrata; nunca vuelve los servicios que se le hacen, como dijo uno que acaso la servia con frecuencia. Cada arrebato es un burujon en el pecho; cada arranque de furia un golpe mortal para el que lo padece: no avenirse á nada, no tener jamas por solventados para con nosotros á los que nos acompañan y rodean, es vida de Júdas llena de sinsabores y quebrantos. El buen genio se los ahorra sabiamente: oye con calma filosófica las sandeces de los mil pedantes con quienes topa cada dia: se harta en silencio de la miel empalagosa de esos ruines que nos lavan la cara, hasta cuando se les ofrezca echarnos en ella un puñado de cieno: sufre, y hasta da impulso á las locuras de esos insensatos que se levantan á las regiones inmortales en alas de su alabanza propia. El hombre de buen genio es conllevador perpetuo de cuantos son sus semejantes: a él le cuentan pajarotas, á él le llevan quejas, á él le ocupan de balde en todo. Ente más socorrido para los otros, y más infeliz para sí mismo que el de buen genio, no hay en la tierra: sin estas personas benditas de Dios en quienes descargamos nuestro mal humor, nuestra cólera los irascibles, ¿qué seria de nosotros? Así como el Hacedor en su bondad infinita crió el caballo, el buey para alivio del hombre, asimismo crió los de buen genio para respiro y desfogue de esos temperamentos inflamables que se prenden y revientan con los rayos del sol, y hasta con los de la luna.
    • 1882 Montalvo, J. Siete tratados, II [1882] Ecuador (CDH )
      donde las chispas del ingenio hacen un ruidecillo que parece música de alegres aves, y las malicias del amor vuelan encarnadas en cuerpos de donosos silfos. Allí, ante esa representacion grandiosa de las costumbres desenvueltas por la inteligencia de primer órden, la carcajada. no tiene cabida: si se atrevió á venir, á la puerta se quedó, contenida por la estatua de Voltaire, el cual nunca se rió como, echacantos, risa alta, y pesada, sino bajito, pian pianino, y en forma de puntas buidas metió su risa por el corazon de los errores y las verdades, los vicios y las virtudes. Así como Rabelais es el padre de la risa francesa, así Molière es el padre de la sonrisa: sonrisa culta, pura; sonrisa de buena fe, de buena casta; sonrisa agradable, saludable; sonrisa señora, sonrisa reina, que temeria caer en la desconsideracion de las Musas, si se abultase en términos de dar en risa declarada: sonrisa sin voz ni ruido: estampa muda, pero feliz, donde el placer ejecuta sus mudanzas, asido de las manos con esa deidad amable que nombramos alegría.
    • 1882 Montalvo, J. Siete tratados, II [1882] Ecuador (CDH )
      Harto derecho tiene para dudarlo un hijo del Nuevo Mundo; y hoy por hoy lo dudarian asimismo los europeos. Uno de los títulos que Luis decimosexto tiene al cariño del género humano es su incontrastable parcialidad por la papa; sin él, ricos y pobres se habrian visto quizá privados, los unos de exquisitos manjares, los otros del fundamento de su alimentacion diaria. Ni el tabaco, con ser quien es, ha sufrido guerra más cruda que la papa: pontífices le excomulgaron á ese negro infame, reyes le condenaron á mutilacion de orejas y nariz; y con todo, triunfó el brujo, y hoy es envenenador universal condecorado por los príncipes de la tierra. El emperador Napoleon III fumaba elegantemente su cigarrillo; el czar de Rusia se deleita con su puro Vuelta-Abajo; el Gran Señor de la Puerta Otomana, sentado en medio de una sala redonda, cruzadas las piernas sobre alcatifa de Damasco, está chupando su pipa de boquilla de ámbar, cuyo recipiente de porcelana reposa una vara distante de él asida á luengo conductor de exquisita materia. Me perdonaria Dios si dijese yo que el sumo pontífice, el pontífice romano, cuando ha comido bien ó mal, saca su cóngolo de la manga, lo rasca artificiosamente, vierte en la concavidad de la mano una porcion de su oloroso contenido, y echándolo á lo largo de un rollo de papel, lo corre y tuerce entre los dedos? Ya está hecho su buen papelillo, como decimos en América; cigarrillo, como dicen en España: Su Santidad sabe echar yescas como fumador provecto; pero eso sí, con eslabon taraceado de oro en finísimo acero. Prendió la chispa: el santo viejo sopla ese diminuto hogar, aviva el fuego, y allí es el prender su sabrosa máquina, chupando apuradamente, á golpes los labios el de arriba con el de abajo. Esas bocanadas de humo azulino santifican el Vaticano; y puesto que fuma Su Santidad, ya podemos hacer otro tanto los herejes, sin miedo de las penas eternas.
    • 1882 Montalvo, J. Siete tratados, II [1882] 290 Ecuador (CDH )
      de la piedra fria brota la chispa del fuego socorrido; y dicen que en lo antiguo, la púrpura, ese color amable que simboliza el placer y la felicidad, la extraian del múrice, triste habitante de los rincones más oscuros del océano. Como de estos contrarios se compone el gran todo de, las cosas humanas: si algo sabemos de los efectos, las causas de la mayor parte de ellas estamos por averiguar. Mucho presumimos de nosotros mismos, pero no somos más que semisabios, y para con lo que ignoramos nada es lo que sabemos. La tumba solamente remedia esta ignorancia que nos mortifica unas veces, nos consuela otras, y está siempre acreditando nuestra pequeñez. Muerte es leccion que nos descubre todo: el que sabe la eternidad, no tiene otra cosa que saber.
    • 1882 Montalvo, J. Siete tratados, II [1882] 26 Ecuador (CDH )
      Cuando el valor y el punto no magnifican la exaltacion del ánimo, puede ser; pero ay de esos que se afrontan por sistema con un hombre prendido en justa furia, que á un mismo tiempo abriga corazon capaz del cielo y de la tierra! Valen más la modestia, que no tiene necesidad de ser miedo, y esa serenidad rica de filosofía can las cuales algunos temperamentos privilegiados saben romper las tempestades y desbaratarlas, bien como los náuticos hábiles de los mares de China rompen la tromba y le matan en el seno la muerte con que viene amenazando. Sea desprecio, sea reportamiento filosófico, sea elevada indiferencia, lo cierto es que causan asombro esos varones esclarecidos que sojuzgan al enemigo con la paciencia y el silencio, armas de los dioses. Yo no me siento, en verdad, capaz de tanto como ese orador que, teniendo levantado sobre su cabeza el baston de su rival, con serenidad enérgica le dice: Descarga, pero escucha! Lo que solemos hacer los hombres comunes, filósofos de teoría, es abalanzarnos al pescuezo de los que nos alzan la mano, y sacarles media vara de lengua, á efecto de enseñarles moderacion y darles buena crianza. Bonito soy yo para que venga á hacerme callar un majagranzas mostrándome los puños! Pues a ése me le voy a fondo, y si no sale como perro con maza, de Dios le venga la salvacion, váyase el diablo para atrevido. Si es de los que hacen rostro y no usan calzas de Villadiego, sino medias de punto grueso sobre canilla de gallo bien señalada, será ese un asalto de Lubaina, y un puñado de ceniza quedará allí dando testimonio de la insensatez de dos soberbios que, no por falta de talento sino de filosofía, se deshicieron las muelas, ó se abrieron en el pecho feridas tales, que Turno apénas las recibió mayores de la airada mano del hijo de Anquíses. Muchos hay que tienen en los labios esta máxima de la Escritura:"Gran virtud es la paciencia: el hombre arrebatado está acreditando su locura;" y en los hechos son un compuesto de salitre, carbon y azufre; pólvora de Flandes que prende la sombra de una chispa. Cuando la paciencia no frisa con la cobardía, ni el buen genio es máscara de la ruindad, son virtudes y prendas nobilísimas de paz y sosiego entre los mortales. Con ser que no soy de los mejores, detesto á esos desventurados que se andan á la greña y sobre el mio y el tuyo se suben á la parra, y concitan la ira del cielo, y se sacan los ojos, con notable perjuicio de la sociedad humana, la cual ha de llevar adelante en ritmo acorde sus revoluciones en la órbita de la concordia y el amor, fundamentos fuera de los cuales no hay dicha ni placer que se levanten. La exaltacion del ánimo en las grandes ocasiones, no hay duda sino que es toque de nobleza: sufrimiento que traspasa ciertos limites acredita falta de valor, ó ficcion refinada del orgullo. La única vez que pongo en duda la sinceridad del más santo de los filósofos es cuando le veo recibir un bofeton y un puntapié con rostro sereno, é irse a su casa á contarle á su mujer que un asno le ha dado una coz por ahí en la calle. Pero sí me parece muestra de gran carácter el silencio con que otro estaba oyendo la contumelia de un enemigo suyo, y cuando éste hubo agotado el tesoro de las injurias, siguió adelante su discurso interrumpido, sin aludir á los denuestos que acababa de presenciar el auditorio.
    • 1882 Montalvo, J. Siete tratados, II [1882] 181 Ecuador (CDH )
      Hoy es la carne de los pobres en Francia, Alemania, Irlanda; es pan, donde falta trigo; dulce, donde no se digna concurrir el azúcar aristócrata; y, siendo como es auxilio del pueblo necesitado, es al propio tiempo regalo del gran señor. Ese globo crespo, blanco, que está erguido sobre provocativa salsa en fuente de porcelana, es la papa entera, cocida sin condimento ni artificio: su harina está brotando en flósculos y reventazones que prometen exquisito sabor al paladar, al estómago sustancia delicada: heridla con el tenedor de plata, ahogadla en el jugo que la rodea, y ved si lo dioses gustaron manjar más delicioso en los mejores tiempos del Olimpo. Qué onzas de oro son esas que están poniendo sitio al pedazo de lomo que se yergue en medio de ellas orgullosamente? Depuesta su crudez en la parrilla, ahora es comestible que ofrece sangre y vida; esponjado, tierno, suculento: mas ¿qué seria él sin los adminículos que le rodean en forma de monedas resonantes? La papa, cortada en tenues rodelas, frita en mantequilla, ha tomado ese color de águilas americanas, levantada su epidérmis en convexidad henchida de goloso viento. Tomad una de esas ostias profanas, apretadla entre las mandíbulas, y ved si es música el ruido con que se quebranta y desmenuza, quejándose amorosamente de vuestro legítimo apetito. Si sois viejos, allí la teneis en masa blanca y pura, ó ya embermejecida con ají punzador ó con azafran oloroso. Si cholos, comprad en la esquina de la calle, en la ciudad de Quito, ese emplasto ruidoso que está echando chispas en el tiesto, derramadas las entrañas al rededor en feroces hebras de queso derretido. De qué otro modo os presentaré la papa, amigos mios? Parmentier la ofrecia al rey y su augusta esposa en dieziseis maneras diferentes: seguro está que ese hábil cocinero haya descubierto manjares tan variados y tantos como de ella hacemos y comernos los hijos del Nuevo Mundo. Para un banquete de Pitágoras, sobran los que hemos puesto al antojo de los lectores: si sobrios y morigerados, pasemos á la lechuga.
    • 1839-1882 Villaverde, C. Cecilia Valdés [1992] Cuba (CDH )
      En mala hora. No habló ni una palabra; se dimudó, se puso ceniza; resopló como un animal espantado; soltó muchos ufs y afs y salió disparada y se metió en la cocina. Otra vez le pregunté quién metió a Cecilia en la Casa Cuna. ¡Jesús! Acabó de rematarse. No pudo hablar. Le pregunté otra vez: ¿cómo es la gracia del padre de Cecilia? Pareció que le pegaron candela; materialmente echó chispas por todo el cuerpo; se le pararon como culebras los moñitos de pasas en la cabeza; dijo: ¡oh! ¡ah! ¡abrió los brazos, uno para acá, otro para allá, formó dos cruces con los dedos cual si hubiera visto al diablo y me dejó con tamaña boca abierta. Le digo a las niñas que no me descuidaba.
    • 1884 Pz Galdós, B. Bringas [1994] Esp (CDH )
      Bastaba esta chispa para hacer estallar otra vez la tormenta en aquel ahuecado cerebro, mientras el de Bringas hervía en consideraciones económicas. «¡Pasar una temporadita en Francia sin gastar un real¡» Los dos esposos estuvieron durante largo rato contemplando y revolviendo sus propias ideas, sin comunicárselas ni cambiar una palabra. A veces se miraban en silencio. Cada cual esperaba, sin duda, que el otro dijera algo, proponiendo una fórmula de conciliación... Por la tarde se volvió a hablar del asunto; mas Rosalía, henchida de soberbia, persistió en sus repugnancias y en poner a Agustín y a Amparo por los suelos... Por la noche, la ilusión del viaje ganó en su espíritu tanto terreno, que se aventuró a hacerse una pregunta inspirada en el sentido recto de las cosas: «¿Y a mí qué me importa que se casen o se dejen de casar, o que ella sea como Dios quiere?» Su alma se inundaba de tolerancia; pero no quería dar su brazo a torcer ni manifestarse vencida, por lo cual esperaba que su marido cediera antes para hacerlo después ella, afectando obediencia y resignación. El gran Thiers, en tanto, después de pesar en su mente las ventajas del viaje, miraba a su esposa como deseando que de ella partiese la iniciativa de conciliación. Era como cuando dos están enojados y ninguno quiere ser el primero en romper el hielo y hablar de paces.
    • 1884 Pz Galdós, B. Bringas [1994] 176 Esp (CDH )
      Con tanto brío se restregaba las manos Bringas, que poco faltó, sin duda, para echar chispas de ellas. «Vamos bien, bien. Vea yo, y verán todos mis obras...», era lo que, sin cesar, decía.
    • 1884 Pz Galdós, B. Bringas [1994] Esp (CDH )
      Oyéronse de nuevo risas en la casa, y el paciente mismo, recobrando sus ánimos, despedía chispas de impaciencia y vivacidad. «La semana que entra —había dicho el doctor—, le quitaremos a usted el trapo. Eso va muy bien. Para la otra semana no tendrá usted sino ligeras alteraciones en la visión, y podrá salir a la calle con espejuelos oscuros. Absteniéndose durante el verano de todo trabajo en que se canse la vista, para el otoño volverá usted a su oficina y a las ocupaciones ordinarias, renunciando para siempre a jugar con pelos... Los trabajos mecánicos que afecten al sistema muscular le sentarán bien, como la carpintería, por ejemplo; la tornería, labores campestres... Pero nada de menudencias...» Muy mal gesto puso Bringas cuando el médico agregó a esto la indicación de tomar las aguas de Cestona. * Hubo aquello de «patraña; en otros tiempos nadie tomaba baños y moría menos gente», y lo de que «los baños son un pretexto para gastar dinero y lucir las señoras sus arrumacos...» A lo que el viejo galeno contestó con una apología vehemente de la medicación hidropática.
    • 1884-1885 Clarín Regenta [1990] II, 275 Esp (CDH )
      el fuelle parecía soplar en una fragua de la que salían chispas de música retozona; ahora tocaba como las gaitas del país, imitando el modo tosco e incorrecto con que el gaitero jurado del Ayuntamiento interpretaba el brindis de la Traviata y el Miserere del Trovador.
    • 1884-1885 Clarín Regenta [1990] Esp (CDH )
      A Ronzal ya le echaban chispas los ojos montaraces. Se había embrollado y esto era lo que más le irritaba siempre, perder el discurso a lo mejor.
    • 1884-1885 Clarín Regenta [1990] I, 356 Esp (CDH )
      ¡No sea usted tan material! —responde ella, turbándose como una niña aturdida que sospecha haber sido indiscreta, y clava en el mancebo los ojos risueños, arrugaditos, que Visitación cree que echan chispas. El catalán finge que se deja seducir por aquellos ojos y en cada vara rebaja un perro chico.
    • 1884-1885 Clarín Regenta [1990] Esp (CDH )
      Todo fue cosa de Trabuco. Convídesele, había dicho Mesía, y la vanidad satisfecha le inspirará maravillas. En efecto Ronzal, abusando de su cargo en la Junta directiva, acaparó lo mejor del restaurant, tomó por asalto el gabinete de lectura, quitó periódicos de la mesa y puso manteles, cerró con llave la puerta, hizo que entrara el servicio por una de escape que estaba cerca del armario de libros, y allí pudo cenar la flor y nata de la nobleza vetustense con sus paniaguados y amigos de confianza. Obdulia se encargó desde el primer momento de premiar el celo y la actividad de Trabuco, que estaba loco de contento. Todas las damas le felicitaron por su energía para cerrar aquello con llave y por el buen gusto de la mesa. Los ojos montaraces le echaban chispas, pero no se movían. Obdulia le sentó a su lado.
    • 1884-1885 Clarín Regenta [1990] Esp (CDH )
      Y veía el hogar frío, sin una chispa entre la ceniza...
    • 1884-1885 Clarín Regenta [1990] Esp (CDH )
      en los párpados le estallaban estrellitas, como chispas de fuegos artificiales, sí, sí, estaba mala, iba a darle el ataque; había que llamar; cogió el cordón de la campanilla, llamó. Pasaron dos minutos. ¿No oían?... Nada. Volvió a empuñar el cordón... llamó. Oyó pasos precipitados.
    • 1884-1885 Clarín Regenta [1990] Esp (CDH )
      "Era el ataque, aunque no estaba segura de que viniese con todo el aparato nervioso de costumbre; pero los síntomas los de siempre; no veía, le estallaban chispas de brasero en los párpados y en el cerebro, se le enfriaban las manos, y de pesadas no le parecían suyas..." Petra corrió a la cocina sin esperar órdenes; ya sabía lo que se necesitaba, tila y azahar.
    • 1884-1885 Clarín Regenta [1990] Esp (CDH )
      Petra se encargó de presidir el servicio de la mesa de aldea, aún vestida de aldeana del país, y colorada, echando chispas de oro de los rizos de la frente, y chispas de brasa de los ojos vivos, elocuentes, llenos de una alegría maligna que robaba los corazones de los aldeanos y de algunos clérigos rurales.
    • 1884-1885 Clarín Regenta [1990] Esp (CDH )
      aquella turgencia y expansión de formas que al amante del aya le arrancaban chispas de los ojos, habían contenido su crecimiento; Anita iba a transformarse en mujer cuando parecía muy lejos aún de esta crisis; estaba delgada, pálida, débil; sus quince años eran ingratos, a los diez tenía las apariencias de los trece, y a los quince representaba dos menos.
    • 1884-1885 Clarín Regenta [1990] Esp (CDH )
      Las chispas de los ojos de la jamona saltaron como las de un brasero aventado.
    • 1884-1885 Clarín Regenta [1990] Esp (CDH )
      La robusta virgen de aldea parecía un carbón encendido, y mientras don Juan, de rodillas ante doña Inés, le preguntaba si no era verdad que en aquella apartada orilla se respiraba mejor, ella se ahogaba y tragaba saliva, sintiendo el pataleo de su primo y oyéndole, cerca de la oreja, palabras que parecían chispas de fragua. Edelmira, a pesar de no haber desmejorado, tenía los ojos rodeados de un ligero tinte oscuro.
    • 1884-1885 Clarín Regenta [1990] Esp (CDH )
      Petra se encargó de presidir el servicio de la mesa de aldea, aún vestida de aldeana del país, y colorada, echando chispas de oro de los rizos de la frente, y chispas de brasa de los ojos vivos, elocuentes, llenos de una alegría maligna que robaba los corazones de los aldeanos y de algunos clérigos rurales.
    • 1884-1885 Clarín Regenta [1990] Esp (CDH )
      "El Romero y el Clavel torcieron de repente; el landó se dobló sin ruido, nos sacudió un poco, dejamos la carretera de Santianes y las ruedas rebotaron sobre la grava nueva de la carretera estrecha del Vivero; los sauces, como una lluvia de yerba suspendida en el aire, nos hacían cosquillas con las puntas de sus ramas, flotando sobre la frente como cabello movido por el viento. Se abrió la gran puerta de la cerca vieja, y los caballos arrancaron chispas del piso empedrado de la quintana vieja, despertando con el ruido resonancias en el silencio del palación cerrado y vacío. Por mi gusto nos hubiéramos quedado a vivir en aquella casa inmensa, con dos torres de piedra parda y soportales con columnas... pero el coche siguió al trote; el Marqués tiene la vanidad de hacer que la entrada al Vivero habitable sea por aquí, por delante de la antigua mansión señorial... Las ruedas vuelven a callar, como enfundadas, Romero y Clavel machacan sin estrépito con los cascos briosos la arena tersa, blanca y blanda de la avenida ancha y flanqueada de pretil de mármol con macetas y rosetones de verdura exótica. / La casa nueva nos sonríe enfrente y delante de la coquetona marquesina de la entrada nos detenemos; silencio general... un momento. Habla el sol... nosotros gozamos; la limpieza, la corrección, la elegancia parecen allí obra de la naturaleza, y el follaje, el esplendor de su verdura, los susurros del aire discreto, la hermosura de la perspectiva, los vuelos graciosos de miles de pájaros, parecen importación del lujo; riqueza y naturaleza se juntan allí; el sol, cortesano del confort, alumbra más... ¡Cosa extraña! Yo no había visto el Vivero hasta ahora, lo que se llama ver, hasta ahora nunca había comprendido esta armonía íntima del lujo y del campo. Está bien así. Debe haber rincones en la tierra en que no haya nada feo, ni pobre ni triste. / Paco y la Marquesa, que han venido a darnos posesión del Vivero, comen con nosotros y de tarde, al caer el sol, se vuelven a Vetusta. / Ya estamos solos. Examino toda la casa. En el piso bajo, salón, billar, gabinete-biblioteca, galería de costura sobre el jardín, rodeada de cristales, el comedor con paso a la estufa por la escalinata de mármol blanco. ¡Qué alegría! Todo es cristal, flores, plantas de hojas gigantescas, de colores fuertes, raros. Lo que me agrada más es el capricho del Marqués en el piso principal; una galería con cierre de cristales rodea todo el edificio. He dado dos vueltas a todo el corredor como si nunca hubiera visto el Vivero. ¿Qué será que todo me parece nuevo, mejor, más elegante, más poético? Quintanar está encantado, y se me figura que tiene un poco de envidia. / ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... / Vida excelente. La primavera entró en mi alma. Madrugo. El baño me fortifica y me alegra el espíritu. Tendida en la pila, con la mano en el grifo, dejo que el agua tibia me enerve, y la fantasía como en sopor se detiene en imágenes plásticas tranquilas y suaves. Después tiemblo dentro de la sábana y vuelvo gozosa al calor de mi cuerpo, contenta de la vida que siento circular por mis venas. La cabeza está firme; jamás vienen a mortificarme ideas sutiles, alambicadas... Pienso poco, vagamente, y los pormenores de los accidentes ordinarios que me rodean absorben lo mejor de mi atención. Benítez puede estar satisfecho. Así la salud volverá con más fuerza. Vivir es esto: gozar del placer dulce de vegetar al sol. / ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... / Y sin embargo hay horas en que las vibraciones de las cosas me hablan de una música recóndita de ideas y sentimientos. ¿Qué es esta esperanza de un bien incierto? A veces se me antoja todo el Vivero escenario de una comedia o de una novela... Entonces me parece más solitario el bosque, más solitario el palacio. Esta soledad parece meditabunda. Está todo en silencio reflexivo, recordando los ruidos de la alegría y del placer que latieron aquí, o preparándose a retumbar con la algazara de fiestas venideras... Insisto en ello, hay aquí algo de escenario antes de la comedia. Los vetustenses que tienen la dicha de ser convidados a las excursiones del Vivero son los personajes de las escenas que aquí se representan... Obdulia, Visita, Edelmira, Paco, Joaquinito, Álvaro... y tantos otros han hablado aquí, han cantado, corrido, jugado, bailado... reído sobre todo... Y algo olfateo de la alegría pasada o algo presiento de la alegría futura. Sí, Quintanar dice bien, esto es el paraíso, ¿qué nos falta a nosotros en él? Según Quintanar, nada más que música... Oh, pues por música que no quede. Corro al salón a tocar La donna è mobile, con el dedo índice, mi único dedo músico. ¡Qué cursi es esto según Obdulia...! ¡Una dama que no sabe tocar el piano más que con un dedo! / ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... / Quintanar es feliz. ¡Y es tan bueno! ¡Cómo me cuida! ¡qué agasajos, qué mimos! Parece otro. Piensa más en mí que en la marquetería. ¡Pasa días enteros sin serrar nada! No hay alma que no tenga su poesía en el fondo. Su alegría es demasiado bulliciosa, pero es sincera. Yo no podría vivir aquí sin él. Imagínole ausente, me veo aquí sola y tengo miedo y siento la soledad... Luego no me estorba, luego su compañía me agrada. / ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... / Petra, la misma Petra, me gusta aquí en el campo. Se viste como las aldeanas del país, canta con ellas en la quintana, se mete en la danza y toca la trompa con maestría. Ayer, al morir el día, junto a la Puerta Vieja tocaba, con la lengüeta de hierro vibrando entre sus labios, los aires del país monótonos y de dulce tristeza. Pepe, el casero, cantaba cantares andaluces convertidos en vetustenses... y Petra tañía la trompa quejumbrosa, y yo sentía lágrimas dulces dentro del pecho... y la vaga esperanza volvía a iluminar mi espíritu. Cuanto más triste la lengüeta de la trompa, más esperanza, más alegría dentro de mí. Todo esto es salud, nada más que salud. / ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... / He traído al Vivero algunos libros de mi padre. Hacía muchos años que no los había abierto. Quintanar los tenía en los cajones más altos de sus estantes. / ¡Qué impresiones! He encontrado entre las hojas de una Mitología ilustrada, pedacitos de yerba de Loreto... eran polvo; papeles escritos en que reconocí mis garabatos de niña... y un marinero dibujado por mi pluma que, según la leyenda que tiene al pie, era Germán. / ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... / Probablemente Benítez condenaría este afán de leer y me prohibiría la desmedida afición. ¡Oh, qué cosas tan nuevas encuentro en estos libros que apenas entendía en Loreto! Los dioses, los héroes, la vida al aire libre, el arte por religión, un cielo lleno de pasiones humanas, el contento de este mundo... el olvido de las tristezas hondas, del porvenir incierto... un pueblo joven, sano en suma... Quisiera saber dibujar para dar formas a estas imágenes de la Mitología que me asedian." / ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
    • 1884-1885 Clarín Regenta [1990] Esp (CDH )
      A las ocho en punto, la berlina de la Marquesa venía arrancando chispas por las mal empedradas calles de la Encimada; llegaba a la Plaza Nueva y se detenía delante del caserón arrinconado.
    • 1884-1885 Clarín Regenta [1990] Esp (CDH )
      Como si fuera un estallido, sintió dentro de la cabeza un "sí" tremendo que se deshizo en chispas brillantes dentro del cerebro. Pasaba esto mientras seguía leyendo; aún estaba aturdida, casi espantada por aquella voz que oyera dentro de sí, cuando llegó al pasaje en donde el santo refiere que paseándose él también por un jardín oyó una voz que le decía "Tolle, lege" y que corrió al texto sagrado y leyó un versículo de la Biblia... Ana gritó, sintió un temblor por toda la piel de su cuerpo y en la raíz de los cabellos como un soplo que los erizó y los dejó erizados muchos segundos.
    • 1886 Pardo Bazán, E. Pazos [1987] Esp (CDH )

      El médico de Cebre, atrabiliario, magro y disputador; el notario, coloradote y barbudo, osaban decir chistes, referir anécdotas; el sobrino del cura de Boán, estudiante de derecho, muy enamorado de condición, hablaba de mujeres, ponderaba la gracia de las señoritas de Molende y la lozanía de una panadera de Cebre, muy nombrada en el país; los curas al pronto no tomaron parte, y como Julián bajase la vista, algunos comensales, después de observarle de reojo, se hicieron los desentendidos. Mas duró poco la reserva; al ir vaciándose los jarros y desocupándose las fuentes, nadie quiso estar callado y empezaron las bromas a echar chispas.

    • 1887 Rabasa, E. Gran ciencia [1948] México (CDH )
      Y echando chispas por los ojos avanzó hacia la puerta, en donde yo había quedado como una estatua, de rígido y frío.
    • 1888 Acevedo Díaz, E. Ismael [1991] Uruguay (CDH )
      "Hay que pensar que un pueblo que descubre poder gobernarse a sí propio, ha dejado ya de ser pupilo ipso facto; y que, de este paso casi autonómico, a la descomposición del organismo colonial, no aquí, sino donde el ejemplo y la chispa halle alimento, puede sólo mediar una línea... aunque ésta sea del ancho de un río»
    • 1888 Acevedo Díaz, E. Ismael [1991] Uruguay (CDH )
      Ismael dio un segundo bote ciego de rabia, y melláronse las dagas echando chispas al chocar en la sombra.
    • 1888 Acevedo Díaz, E. Ismael [1991] Uruguay (CDH )
      Las dagas se cruzaron despidiendo chispas en el choque, para separarse, ondular, recogerse y alargarse de nuevo como víboras rabiosas. Sus filos solían encontrarse en las tendidas a fondo cerca de los extremos agudos; y los dos combatientes, comprimiendo sus respiraciones, apretando el labio y bien abiertos los ojos, cual si los párpados se hubiesen recogido en el fondo de las cuencas, parecían hacer reposar sus troncos sobre elásticos de goma o muelles de acero al saltar de frente o balancearse con la flexibilidad del tigre.
    • 1888 Acevedo Díaz, E. Ismael [1991] Uruguay (CDH )
      La lluvia los había convertido en negras esponjas llenas, y las chispas del eslabón y la mecha ardiendo chisporroteaban al contacto, para apagarse de súbito.
    • 1888 Acevedo Díaz, E. Ismael [1991] Uruguay (CDH )
      Como una tromba que comienza a formarse atrayendo desperdicios y desechos a su centro de vorágine para rodar en seguida por toda una zona inmensa, hinchada a su paso incontrastable con los despojos del desastre, ocurríasele al fraile que él distinguía en el horizonte —allá donde hervían las irritaciones nativas— una columna espesa de polvo y chispas que levantaban los cascos de los potros, sacudida por un viento caliente de tormenta, y que venía avanzándose desde los aduares solitarios entre siniestros rumores.
    • 1885-1888 Pereda, J. M. Sotileza [1991] Esp (CDH )
      y no hay como la luz de los cuidados para que echen chispas los ojos más mortecinos. En cuanto a genio, mucho peor que la piel, que la barba, las greñas, los andares y la mirada; no por lo fiero precisamente, sino por lo gruñón, y lo seco, y lo áspero, y lo desapacible. Unos calzones pardos, que al petrificarse con la mugre, el agua de la mar y la brea de la lancha, habían ido tomando la forma de las entumecidas piernas; unos calzones así, atados a la cintura, con una correa; unos zapatos bajos, sin tacones ni señal de lustre, en los abotagados pies; un elástico de cobertor, o manta palentina, sobre la camisa de estopa, y un gorro catalán puesto de cualquier modo encima de las greñas, como trapo sucio tendido en un bardal, componían el sempiterno envoltorio de aquel cuerpo, pasto resignado de la roña y muy capaz hasta de pactar alianzas con la lepra, pero no de dejarse tocar del agua dulce.
    • 1885-1888 Pereda, J. M. Sotileza [1991] Esp (CDH )
      Al fin, volvió solo, echando chispas por los ojos bizcos, y agitándose en derredor de su cabezota, al impulso del viento, los mechones retorcidos de su greña montuna.
    • 1879-1890 Campoamor, R. Poética [1902] Esp (CDH )
      Hay una casta de religiosos sin religiosidad que en seguida que ven que sale á luz alguna obra mía, creyendo sin duda que las fulguraciones del humorismo son chispas de las fraguas del infierno, afilan los dientes, me muerden, y creo que hasta me devoran. Si fuese cierto, como aseguran los seleccionistas inversos, que todos los hombres somos la evolución detenida de alguna bestia futura, yo acabaría por ser un cordero y ellos unos lobos.
    • 1892 Fdz Medina, B. Charamuscas [1892] Uruguay (CDH )
      Saludó á todos y de su cara mal engastada salió como chispa una mirada que vino á clavarse en Guacziola y en mí.
    • 1892 Fdz Medina, B. Charamuscas [1892] Uruguay (CDH )
      El viento nos traía primero cenizas y despues chispas de la hoguera que había formado el rancho. Nuestro dolor aumentó cuando al llegar al pié del montecillo vimos derrumbarse entre la humareda las paredes de terron del rancho.
    • 1894 Rubén Darío Amelia [1950] Cuentos Nicaragua (CDH )
      De más está decir que muy pocas chispas fueron necesarias para encender una hoguera de amor...
    • 1896 Magón Cocinera [1947] Cuentos Costa Rica (CDH )
      Ña Sunción, amoratada de rabia y con los ojos echando chispas, agarró de un brazo a Rosendo y reventándolo en medio patio, exclamó:

      — ¡Cómanselo, jártenselo, si pa eso es que yo lo he criao, pa que sea comida de hocicones!

    • 1897 Pz Galdós, B. Misericordia [1993] 86 Esp (CDH )
      Entre los restantes empezaron a saltar, como chispas, las frasecillas primeras de su sorpresa y confusión:
    • 1898 Blasco Ibáñez, V. Barraca [1997] Esp (CDH )
      Oyó sordos crujidos como de cañas que estallan lamidas por la llama, y hasta vio danzar las chispas agarrándose como moscas de fuego a la cortina de cretona que cerraba el cuarto. Sonó un ladrido desesperado, interminable, como un esquilón sonando a rebato.
    • 1898 Blasco Ibáñez, V. Barraca [1997] Esp (CDH )
      Ya ardía el techo de su cuarto, arrojando sobre la cama un ramillete de chispas.
    • 1898 Blasco Ibáñez, V. Barraca [1997] Esp (CDH )
      La techumbre se vino abajo estruendosamente, aquella erguida techumbre que los vecinos miraban como un insulto, y del enorme brasero subió una columna espantosa de chispas, a cuya incierta y vacilante luz parecía gesticular la huerta con fantásticas muecas.
    • 1898 Blasco Ibáñez, V. Barraca [1997] 232 Esp (CDH )
      Arrojaba humo por las narices, agitando su melena de chispas, batiendo desesperadamente su rabo como una escoba de fuego, que esparcía hedor de pelos quemados.
    • 1898 Ganivet, Á. Pío Cid [1983] Esp (CDH )
      — Pues el pedernal echa chispas dándole con fuerza. Si quieres, yo haré de eslabón, y no sólo vas a echar chispas, sino que va a parecer tu cabeza un castillo de fuegos artificiales.
    • 1898 Ganivet, Á. Pío Cid [1983] Esp (CDH )
      Si quieres, yo haré de eslabón, y no sólo vas a echar chispas, sino que va a parecer tu cabeza un castillo de fuegos artificiales.
    • 1899 Picón-Febres, G. Sargento Felipe [2003] Venezuela (CDH )
      Impulsada por el viento, en el acto la llama tomó cuerpo sobre la seca paja, y chirriadora, amenazante, horriblemente luminosa, se levantó como inmensa pirámide de oro, restallando como un látigo, inundando los espacios de humo espeso, lanzando como un árbol pirotécnico ramilletes de chispas encarnadas, rugiendo sordamente al sentirse fustigada por las ráfagas nocturnas, y despidiendo entorno suyo rojiza claridad. Las chispas estallaban con furor, los palitroques gemían al retorcerse y consumirse, el humo escalaba las alturas como soberbia espiral negra, y la enardecida llama, desgarrada en mil pedazos, flotaba al viento como bandera ígnea. y que la pobre Encarnación se escapaba por la puerta.
    • 1899 Picón-Febres, G. Sargento Felipe [2003] Venezuela (CDH )
      Las chispas estallaban con furor, los palitroques gemían al retorcerse y consumirse, el humo escalaba las alturas como soberbia espiral negra, y la enardecida llama, desgarrada en mil pedazos, flotaba al viento como bandera ígnea. y que la pobre Encarnación se escapaba por la puerta.
    • 1899 Picón-Febres, G. Sargento Felipe [2003] Venezuela (CDH )
      y que las chispas cayeron enseguida sobre el cañaveral que había detrás, plantado por usted con tantos sacrificios, para abrasarlo también todo en un momento. Cuando Gertrudis despertó, fue en medio de las llamas, y salió despavorida, dando gritos, llena de horribles quemaduras y creyendo que Encarnación había muerto achicharrada, porque por más que la llamaba a grandes voces, ni la veía salir, ni de ella obtenía respuesta alguna. Al fin le contestó de la cocina, la cual ya iba a derrumbarse consumida por el fuego; pero es el caso que no podía salir de allí, a pesar de sus esfuerzos, porque alguien, que no se sabe quién, había amarrado las argollas de la puerta por de fuera; que Gertrudis trató de desatar el fuerte nudo, pero en vano; y que al fin Encarnación le pasó un cuchillo por la rendija que se abría en el dintel, cuchillo con el cual cortó el mecate. Ello es lo cierto que las dos mujeres se salvaron milagrosamente, y que aquella misma noche D. Jacinto Sandoval, que supo en el acto lo ocurrido y como a la media hora acudió con varios peones de su hacienda, se las llevó para su casa.
    • 1901 Díaz Mirón, S. Giganta [1947] Lascas México (CDH )
      / En la mano, linda en forma, vello rubio y ralo y tieso / cuyos ápices fulguran como chispas, en el rayo / matinal, que les aplica fuego móvil con un beso.
    • 1901 Díaz Mirón, S. Versos [1947] Lascas México (CDH )
      / No sois gemas inmunes a limas / y con lampos de fijas estrellas, / sino chispas de golpes y mellas / y ardéis lascas de piedras de simas.
    • 1902 Azorín Voluntad [1989] Esp (CDH )
      Y en sus pausas repetidas ante la mesa, el líquido de la botella mengua. La llama de la lamparilla se encoge formando en torno del encendido pábilo un diminuto nimbo de violeta. Los muebles se sumen turbiamente en la penumbra. De la mesa parte sobre la pared una rígida sombra larga que se ensancha hasta esfumarse cerca del suelo. Azorín se sienta; sus ojos miran hacia la sombra. La luz chisporrotea: una chispa del pábilo salta y se divide crujiendo en diminutas chispas de oro. Azorín cierra los ojos. La luz se apaga: en la obscuridad los purpúreos grumos de la pavesa reflejan sobre la dorada lamparilla... El afanoso tic-tac de un reloj de bolsillo suena precipitado.
    • 1902 Azorín Voluntad [1989] Esp (CDH )
      Y en sus pausas repetidas ante la mesa, el líquido de la botella mengua. La llama de la lamparilla se encoge formando en torno del encendido pábilo un diminuto nimbo de violeta. Los muebles se sumen turbiamente en la penumbra. De la mesa parte sobre la pared una rígida sombra larga que se ensancha hasta esfumarse cerca del suelo. Azorín se sienta; sus ojos miran hacia la sombra. La luz chisporrotea: una chispa del pábilo salta y se divide crujiendo en diminutas chispas de oro. Azorín cierra los ojos. La luz se apaga: en la obscuridad los purpúreos grumos de la pavesa reflejan sobre la dorada lamparilla... El afanoso tic-tac de un reloj de bolsillo suena precipitado.
    • 1902 Díaz Rdz, M. Sangre Patricia [1925] Venezuela (CDH )
      Luego, venía y pasaba el almuerzo entre el estrépito jubilante de la vajilla y el burbujear estrepitoso de mil conversaciones ligeras, muy ligeras, apenas encendidas con una chispa de vino, rojo ó blanco. Después de almorzar, quienes no dormían la siesta iban al puente y se arrellanaban en sillas de extensión, en donde mataban el tiempo amodorrándose, á ratos, á ratos recurriendo á la lectura, y soñando, en los más de los ratos, con los ojos muy abiertos y vencidos del glauco señuelo de la onda. Algunos, los de alma poética, soñando y soñando, yendo y viniendo por obra y gracia de la fantasía, con el arte y la presteza de una leve araña hábil, entre el vapor y el horizonte lejano, labraban sobre las olas toda una complicada urdimbre de sueños vagos y azules.
    • 1902 Valle-Inclán, R. M. Sonata otoño [1996] 85 Esp (CDH )
      Don Juan Manuel continuaba tambaleándose sobre la silla, pero esto no impedía que en los malos pasos alzase su poderosa voz para advertirme que refrenase mi rocín. Llegando a la encrucijada de tres caminos, donde había un retablo de ánimas, algunas mujeres que estaban arrodilladas rezando, se pusieron en pie. Asustado el potro de Don Juan Manuel, dio una huida y el jinete cayó. Las devotas lanzaron un grito, y el potro, rompiendo por entre ellas, se precipitó al galope, llevando a rastras el cuerpo de Don Juan Manuel, sujeto por un pie del estribo. Yo me precipité detrás... Los zarzales que orillaban el camino producían un ruido sordo cuando el cuerpo de Don Juan Manuel pasaba batiendo contra ellos. Era una cuesta pedregosa que baja hasta el río y, en la oscuridad, yo veía las chispas que saltaban bajo las herraduras del potro. Al fin, atropellando por encima de Don Juan Manuel, pude pasar delante y cruzarme con mi rocín en el camino. El potro se detuvo cubierto de sudor, relinchando y con los ijares trémulos. Salté a tierra. Don Juan Manuel estaba cubierto de sangre y de lodo. Al inclinarme abrió lentamente los ojos tristes y turbios.
    • 1904 Blest Gana, A. Transplantados [1904] Chile (CDH )
      Pero la presuntuosa expectativa no se había realizado. El desengaño le dejaba un escozor de vanidad herida. Sin aceptar ese resultado tan diverso de sus cálculos, reflexionando ahora, Stephan no renunciaba á la ilusión de establecer sus relaciones con la que era ya su esposa, en un pie de correcta urbanidad, que le ahorrase las humillaciones de una lucha degradante. Su interés estaba en evitar una ruptura, en no desbaratar sus planes de porvenir, fundados, no solamente en la renta de la dote, sino en el pago, más ó menos periódico, de sus prodigalidades, que él contaba imponer á su suegro por el honor de tener un yerno de familia reinante, un príncipe auténtico en el gran rol de la nobleza europea. Pero en aquel momento no eran ya únicamente esas consideraciones de su feroz egoísmo lo que formaba su principal preocupación en esos proyectos de futura vida matrimonial. La chispa que alumbra el gran incendio humano, la que no ha podido apagar el desgaste de los siglos ni los refinamientos egoístas de la civilización, había caído en su cerebro antes de salir del compartimento donde se hallaba Mercedes. Una desazón de amor empezaba á hacerle sentir, al través de sus meditaciones, la inquietud precursora de su fuego. La noble actitud de la mujer en defensa de los fueros de su corazón, le aparecía ahora revestida de la gracia subyugante de su encanto femenil. Analizando esa impresión retrospectiva, el mozo sentía un placer desconocido en filosofar sobre ella. «¿Qué actitud del esbelto talle; qué inflexión de la voz armoniosa; qué reflejo de la mirada; qué sombra de indignación en el rostro; qué sonrisa de altanero desdén en los labios, había dejado su huella de saeta inflamada en su corazón durante aquel penoso momento de la enconosa disputa?» Imposible saberlo. «Es el caso, pensaba el joven, del soldado que en el campo de batalla no puede sospechar en qué instante ni de dónde partió la bala que lo ha herido.» La chica tomaba desde ese momento, á sus ojos, un prestigioso atractivo de pureza, una magia de llama que devuelve la vida de lo ideal al corazón entorpecido en el materialismo Con un estremecimiento de disgusto pensó en la hermosa mundana, que hasta entonces había avasallado sus pasiones con su belleza material de estatua sin alma.
    • 1904 Blest Gana, A. Transplantados [1904] Chile (CDH )
      Un idilio vulgar, sin más poesía que la chispa fugaz de la atracción juvenil, vino á decidir de su suerte. De su naufragio desastroso le había quedado alguna ropa blanca, con la que dió muy alta idea de su elegancia á la chica que la patrona de la lavandería de fino destacaba á sus mejores clientes en la distribución del lavado.
    • 1904 Blest Gana, A. Transplantados [1904] Chile (CDH )
      La chispa de súbito amor que le había incendiado el cerebro en las horas postrimeras de la infeliz princesita, ponía en su semblante un reflejo de sombría entereza, revestía de cierta majestad á su persona vulgar de atleta de feria suburbana. Una rabia de haber visto nublarse ese cielo divisado apenas, se complicaba en su imaginación con las dificultades pecuniarias del porvenir: divisaba una nueva era de trampas y de usureros cuando creía haberla cerrado para siempre en su existencia. Del fruncimiento de cejas con que dirigía la imaginación á ese porvenir, inferían los espectadores sentimentales la pena acerba de su alma; los fisonomistas positivos, un signo de la energía de su raza ante la tremenda adversidad de su destino. Al lado del príncipe, don Graciano caminaba alta la frente, renegrida la larga barba, agobiado de triste abatimiento, sostenido por el invencible orgullo de atravesar las calles de París, envuelto en el mismo duelo que su alteza serenísima, su yerno.
    • 1903-1905 Echeverría, A. J. Romances [1953] Concherías Costa Rica (CDH )
      La tez de caliente armiño, / de nieve redondo seno, / flor de granado la boca / y hebras de oro los cabellos; / los ojos como dos chispas, / digo mal, cual dos luceros / de esos que en noches oscuras / cruzan veloces el cielo; / la cintura de serpiente / por el ágil culebreo, / y los pies como de broma, / piececillos de muñeco.
    • 1905 Rubén Darío Cantos vida [1995] 370 Nicaragua (CDH )
      / Danos siempre el anhelo de la vida, / Y una chispa sagrada de tu antorcha encendida / Con que esquivar podamos la entrada del Infierno.
    • 1905 Rubén Darío Cantos vida [1995] Nicaragua (CDH )
      Divina Psiquis, dulce Mariposa invisible / Que desde los abismos has venido a ser todo / Lo que en mi ser nervioso y en mi cuerpo sensible / Forma la chispa sacra de la estatua de lodo! / Te asomas por mis ojos a la luz de la tierra / Y prisionera vives en mí de extraño dueño: / Te reducen a esclava mis sentidos en guerra / Y apenas vagas libre por el jardín del sueño.
    • 1906 Chocano, J. S. Alma América [1906] Perú (CDH )
      / ¿No sientes que el Dorado te embriaga con su olor? / Cocuyo es cada chispa que salta y reverbera, / al golpe acompasado del potro volador... / Ya se estremece toda la andina cordillera... / Y pasan noches, días, semanas de fragor... / Pero ya viene el bosque, ya acaba la carrera.
    • 1906 Chocano, J. S. Alma América [1906] Perú (CDH )
      / Dijérase un cadáver del estelario coro; / dijérase una chispa que apagan huracanes: / á veces, de los cielos, fulminan los Titanes / pedazos que un martillo le arranca á un meteoro... / Quien mira, sobre el mapa de América, aquel trazo / en que flexibles mueven los Andes su espinazo, / figúrase una larga serpiente que camina; / y así es cómo aquel punto final del Continente, / desde que dél arranca la cordillera andina, / parece una cabeza cortada á una serpiente...
    • 1906 Chocano, J. S. Alma América [1906] 311 Perú (CDH )
      / Cada árbol dominante, al brusco choque / del Sol que huía, orlábase de oro; / y entre la obscura red de la maleza, / quedaba prisionero el postrer toque / de vacilante luz, como se alcanza / á ver en la más lóbrega tristeza / la chispa de una última esperanza... / Entonces fué: la virgen soñadora, / que en su avarienta falda recogida / flores atesoraba, sorprendida / por el puma se vió.
    • 1906 Lugones, L. Lluvia [1988] Cuentos Argentina (CDH )
      Tuve que esperar largo rato para ver caer otra chispa, pues la luz solar anegábalas bastante; pero el cobre ardía de tal modo, que se destacaban lo mismo. Una rapidísima vírgula de fuego, y el golpecito en la tierra. Así, a largos intervalos.
    • 1906 Lugones, L. Lluvia [1988] Cuentos Argentina (CDH )
      Acababa de caer una chispa en mi terraza, a pocos pasos. Extendí la mano; era, a no caber duda, un gránulo de cobre que tardó mucho en enfriarse. Por fortuna la brisa se levantaba, inclinando aquella lluvia singular hacia el lado opuesto de mi terraza. Las chispas eran harto ralas, además. Podía creerse por momentos que aquello había ya cesado. No cesaba.
    • 1906 Lugones, L. Lluvia [1988] Cuentos Argentina (CDH )
      Tenía en su desnuda espalda un agujerillo, en cuyo fondo sentíase chirriar aún la chispa voraz que lo había abierto. Ahogámosla en aceite, y fue enviado al lecho sin que pudiera contener sus ayes.
    • 1906 Lugones, L. Lluvia [1988] Cuentos Argentina (CDH )
      A eso de las once cayeron las primeras chispas. Una aquí, otra allá —partículas de cobre semejantes a las morcellas de un pabilo; partículas de cobre incandescente que daban en el suelo con un ruidecito de arena. El cielo seguía de igual limpidez; el rumor urbano no decrecía. Unicamente los pájaros de mi pajarera cesaron de cantar.
    • 1907 Lillo, B. Sub Sole [2001] Chile (CDH )
      De pronto, como una antorcha, como un fuego fatuo que se extingue, la última chispa brilla, parpadea, desvaneciéndose en la oscuridad.
    • 1907 Lillo, B. Sub Sole [2001] Chile (CDH )
      el sol echaba chispas allá arriba y parecía que iba a pegar fuego a los secos pastales y a los rastrojos. Yo y otros de mi edad nos habíamos quitado las chaquetas y jugábamos a la rayuela debajo de la ramada.
    • 1906-1910 Barrett, R. Dolor paraguayo [1987] Paraguay (CDH )
      Entonces ella viene a mí, para que la remedie, ya con aceite, ya con árnica, ya tan sólo con mi piedad ociosa y llora a mi lado, llora a chorros, con todas sus lamentables arrugas que suben y bajan—, entonces comprendo hasta qué punto es hermana mía, hasta qué punto aparece en su ser, desnuda, vacilante, la débil chispa que ocultamos nosotros bajo máscaras inútiles.
    • 1913 Agustini, D. Cálices [1993] Poesías Uruguay (CDH )
      / Te inclinabas a mí supremamente, / Como a la copa de cristal de un lago / Sobre el mantel de fuego del desierto; / Te inclinabas a mí, como un enfermo / De la vida a los opios infalibles / Y a las vendas de piedra de la Muerte; / Te inclinabas a mí como el creyente / A la oblea de cielo de la hostia... / —Gota de nieve con sabor de estrellas / Que alimenta los lirios de la Carne, / Chispa de Dios que estrella los espíritus.
    • 1914 Cestero, T. M. Sangre [2003] República Dominicana (CDH )
      En la penumbra, a salvo de miradas delatoras, es posible conversar, maquinar, y aun conspirar. La situación política cada día está peor, aumentándose la división entre los dos hombres que usufructúan el poder en un tira y encoge insostenible. La prensa partidaria pega, las intrigas bullen y los personajes moran en los caminos, chapaleando en el lodo, para atajar a los gallos que quieren arremeterse. De boca a oreja se divulgan frases sibilinas. Las dueñas de casa almacenan petacas de carbón; las verduras y gallinas suben de precio, y los campesinos se llevan a las hijas que sirven como domésticas, y aprovisiónanse de sal. La revolución está en el aire, una chispa sola y las llamas crepitarán. El Congreso pide cuentas al Ejecutivo del manejo de los fondos nacionales, y después de acalorado debate, acuerda un voto de censura. Los partidarios del Presidente recogen adhesiones al pie de un documento que le da un voto de confianza. Alea jacta est!, ha exclamado, alisándose la barba, un docto de vara alta. De noche bajo los haces de yerba, en carretas y en coches, trasponen carabinas fuera de la ciudad y damajuanas y bidones llenos de proyectiles.
    • 1914 Trigo, F. Jarrapellejos [1991] 52 Esp (CDH )
      Entre los que venían de dentro, rechazados, y los que llegaban de fuera sin cesar, formaban remolinos, que ocultaban a los que en vano intentaban detenerlos... ¡Ah, sí! Comprendía Orencia la imponente magnitud de lo espantoso. El suelo todo, por todas partes, no era más que un densísimo y movible manto de la plaga ambulatoria. Algo así como si la propia tierra, cansada de su quietud en su esplendor primaveral, viva ella también, se hubiese ido pudriendo en una vida de miríadas de átomos de horror de lo sucio y lo siniestro para ahogar las hierbas y las flores. Y emigraba, emigraba aquello a saltos de los minúsculos seres que formaban la eterna sábana infinita del monstruo inagotable. Una vibración, el suelo. Una ebullición de chispas grises, como de moscas, en que cada cuerda de langostos brincase huyendo de la legión que en un solo instante de reposo pudiera atropellarlos y envolverlos. Así, microscópicos payasos infernales de una tropa colosal, Orencia, desde el coche, veíalos por su izquierda subir, subir al terraplén, cruzar la carretera, bajar al lado opuesto..., continuar, en fin, aquel trémulo avance de marea, de inundación eternamente inacabable y destructora. Seguían su paso, seguían sus saltos, seguía el conjunto de la horrenda marea su reptación, orientada exactamente igual que aquella otra que nublaba el sol pasando con su lúgubre rumor de sedas por la altura, y nada ni nadie era capaz de contenerlos.
    • 1916 Ambrogi, A. LTrópico II [1916] El Salvador (CDH )
      Los volatines!" La palabra ha corrido como una chispa encendiendo la yesca de la imaginación popular. Las carretas han pasado. Han dejado atrás la plaza. Atrás ha ido quedando, paulatinamente, el ruinoso convento, la oficina de telégrafos, la escuela de niñas. Las carretas han ido a detenerse frente a un predio entapialado, ya casi en los aledaños del pueblo, cerca de la pradera. Y los carreteros, después de descansar un rato, han principiado a descargar las carretas.
    • 1916 Lynch, B. Caranchos [1984] 39 Argentina (CDH )
      — Ya lo ves ——respondió Mosca, sonriente, encendiendo su cigarrillo con la chispa de un viejo yesquero de cola de mulita—. Ya lo ves, pitando.
    • 1918 Vallejo, C. Heraldos [1985] 25 Perú (CDH )
      / Entre músicas, fuegos de bengala, / solfea un acordeón! Algún tendero / da su reclame al viento: "Nadie iguala!" / Las chispas al flotar lindas, graciosas, / son trigos de oro audaz que el chacarero / siembra en los cielos y en las nebulosas.
    • 1919 Arguedas, A. Raza [1988] Bolivia (CDH )
      Porque, en verdad, el solo sentimiento que animaba con su divina chispa esa alma dormida era el orgullo.
    • 1919 Arguedas, A. Raza [1988] Bolivia (CDH )
      Cuando lo hubo conseguido, depositó la bosta encendida sobre un cacharro y se fue llevando la divina chispa.
    • 1921 Miró, G. SDaniel [1988] Esp (CDH )
      — ¡Con éste lo castro! —y el «Potrón» le arremetió enviándole un erizo de chispas que estalló en las ingles de «Cara-rajada».
    • 1924 Rivera, J. E. Vorágine [1995] Colombia (CDH )
      Al momento, el platanal, chamuscado, aflojó las hojas y las chispas multiplicaron el estrago en la cocina y el caney. A la manera de la víbora mapanare, * que vuelve los colmillos contra la cola, la llamarada se retorcía sobre sí misma, ahumando la limpidez de la noche, y empezó a disparar bombas en la llanura, donde el viento —aliado luciferino— le prestó sus alas a la candela.
    • 1920-1924 Valle-Inclán, R. M. Luces Bohemia [1995] Esp (CDH )
      Llega el sereno, meciendo a compás el farol y el chuzo. Jadeos y vahos de aguardiente. El capitán Pitito revuelve el caballo. Vuelan chispas de las herraduras. Resuena el trote sonoro de la patrulla que se aleja.
    • 1929 Mejía Nieto, A. Relatos nativos [1929] 15 Honduras (CDH )
      Mientras tanto eso pasaba bajo la lluvia y la obscura noche. Los hombres peleaban contra las sombras. Aquel pueblecito jamás había visto un drama igual en su historia de resentimientos contenidos. Cuerpos llenos de sangre se veían caer. Los nombres de Carlos y don Lupe Rubio saltaban de los labios como si hubiesen sido dos generales, jefes de opuestas fuerzas. Bajo la lluvia, contra las sombras, mientras las mujeres imploraban a sus maridos la prudencia que no existía, el fuego terrible, con sangre, con lodo, con espanto, con dolor, con olor a pólvora, con chispas de las balas como relámpagos, con ese horror de la guerra! seguía...
    • 1929 Parra. T. Memorias Mamá Blanca [1991] Venezuela (CDH )
      Su pesimismo al avivarse iba invadiendo poco a poco todo nuestro continente sur hasta que al fin se decidía, atravesaba con voracidad el mar, se lanzaba sobre España, la devoraba y acababa salpicando terrible con las chispas de su incendio todos los pueblos latinos. Sobre la gran desolación de la catástrofe sólo flotaban felices y sonrientes las dos islas británicas.
    • 1930 Arconada, C. Turbina [1975] Esp (CDH )
      Hizo culebrear las riendas por el lomo del caballo y brotaron chispas de cascabeles encendidos, que derramaron su bullicio metálico de ruta en la mañana firme, quieta, sin un pequeño soplo de viento que la arrastrase hasta el Mediodía.
    • 1930 Chacel, R. Estación [1996] 105 Esp (CDH )
      Además, cuando las preguntas no han tenido respuesta, es casi imposible saber su verdadero valor y significado. Porque cuando se nos pregunta y respondemos, en la pregunta siguiente ya hemos colaborado, mientras que si callamos, las preguntas se suceden, cohibidas por nuestro silencio. Las últimas son siempre agriadas, envenenadas por el fracaso de las primeras. Y yo, en aquel momento, estaba dominado por una impaciencia loca, que me impedía ver claro hasta qué punto había quedado ella contrariada por mi incomprensión. Pero me esforzaba en contenerla, sin atreverme a llamarla a una hora desusada, porque, en el fondo, dudaba también de mis temores. Me veía apagando ese fuego imaginario que nos sugiere el olor de un hilo que se quema en las últimas chispas del brasero y en el que pasamos horribles horas salvando a una persona o casa querida. Embebidos en nuestro tormento, incapaces de acción, avergonzados de dar la voz de alarma por algo incomprobable y temiendo al mismo tiempo que cada minuto de nuestra indecisión esté agravando el peligro. A ratos, por cualquier sensación física, por encontrar una postura cómoda en la cama, me parecía que no podía pasar nada, y que al día siguiente me levantaría y sería un día como los otros. Pero otras veces, al recordar cualquier cosa, me sentía retroceder en la noche, alejarme de la claridad, hundirme en todo aquello, que era como una consecuencia de mi cuarto, de estar allí metido, y no veía la posibilidad de salir.
    • 1931 Uslar Pietri, A. Lanzas [1993] Venezuela (CDH )
      Las chispas hacían caracolear el caballo.
    • 1933 Arrocha Graell, C. HIndependencia Panamá [1973] Panamá (CDH )
      Prendió la chispa esta vez allá en una lejana ciudad del sur, en Pasto, y fue causa para ello el exagerado celo religioso de los frailes del lugar, excitados al saberse que deberían ponerse en vigencia ciertas disposiciones legislativas que los congresos de 1821, 24..., 32 y 1839, habían venido dictando para la supresión de los conventos menores.
    • 1933 Mtz Estrada, E. Radiografía Pampa [1991] Argentina (CDH )
      Separado el virreinato del Rey, Buenos Aires suplantó al Monarca en la defensa de los fueros hispánicos, en la administración, el arzobispado y el ejército. La independencia nació en los Cabildos; por eso fue urbana y municipal. Buenos Aires hizo el anteproyecto de la emancipación y más tarde se convirtió en enemigo de los ideales republicanos, federales y representativos. Hasta 1862 quedó fuera de los pactos y de la constitución: pero desde 1880 todo quedó dentro de él. En una época encarnó lo unitario contra lo democrático, y lo litoral contra lo interior. La ciudad donde ardió la chispa revolucionaria subsistió como un trozo de España en el virreinato, porque sus intereses no iban más allá del libre tráfico marítimo ni más lejos que la política aduanera. Lo que en realidad se hizo, en vez de desprender América de España, fue desprender España; y quedó, como un fragmento de ella, Buenos Aires.
    • 1934 Bombal, M. L. Última niebla [1997] Chile (CDH )
      Hay días en que me acomete un gran cansancio y, vanamente, remuevo las cenizas de mi memoria para hacer saltar la chispa que crea la imagen. Pierdo a mi amante.
    • 1935 Loynaz, D. M. Jardín [1992] Cuba (CDH )
      chispa inicial en fraguas y crisoles, vientre donde la escoria cobra un alma.
    • 1935 Loynaz, D. M. Jardín [1992] Cuba (CDH )
      El mismo de los antiguos santos, que temblaban de impaciencia al oír el rugido de los leones en el vivarium y se estremecían de fe y deleite contemplando cómo se entremezclaban en el aire las chispas de la hoguera de los tormentos con el fulgor de los ángeles del cielo, enviados con palmas y con lirios.
    • 1937 Pellicer, C. Tilatongo [2002] 203 Antología México (CDH )
      Brilla / como una chispa incendiaria / la flecha que así voló, / zumbante luz de batalla.
    • 1939 Azaña, M. Velada Benicarló [1980] 142 Esp (CDH )
      Afirmo que las libres acciones de los hombres brindan la ocasión de satisfacer el sentimiento de la justicia, chispa de lo divino en nuestra alma. La rebelión es una iniquidad, el proceso inflamatorio de iniquidades acumuladas. Lo demás que ocurre en España es la reivindicación de la justicia.
    • 1939 Azaña, M. Velada Benicarló [1980] Esp (CDH )
      Una conducta noble, sin otro rigor que el de la justicia, habría robustecido la autoridad de nuestra causa. Yo estaba en Madrid la terrible noche de agosto en que fue asaltada la cárcel y asesinadas por una turba furiosa algunas personas conocidas. Yo también hubiese querido morirme aquella noche, o que me mataran. La desesperación no me enloqueció... ¡Ingrata fortaleza! El Presidente del Consejo lloraba lágrimas de horror. Razón le sobraba. Este camino, recorrido después hasta el cabo ¿forma parte del plan providencial, es un fuego de la chispa divina de la justicia?
    • 1941 Alegría, C. Mundo [1978] Perú (CDH )
      El cañón relucía al sol y el pivote parecía una chispa. Al fin se aquietó en el vértice del alza como una mosca plateada. Ahí triscaba la ovejita a pintas negras. Acaso... todo estaba quieto y definitivo.
    • 1941 Alegría, C. Mundo [1978] 253 Perú (CDH )
      ¿De dónde diablos iba a hacer salir cheques? Pero él tenía ya su plan preparao y de rato en rato le echaba un vistazo a su reló de pulsera. Si le fallaba el plan y no llegaba la policía, era hombre muerto y yo tamién. En eso llamó a uno de los accionistas de la fabricación. "Mire, estamos en la primera parte del procedimiento" y que no sé qué y que no sé cuántos... De repente, ¡blum!... El papel y los líquidos se prendieron formando una llamarada que llegó hasta el techo e hizo correr a todos a la puerta. Los materiales se quemaron en un santiamén. Apenas se acabó la candela, González explicó todo: cayó alguna chispa del cigarrillo que el accionista tenía entre los dedos, produciendo el incendio. Una verdadera lástima. Los otros no dejaron de regañar, diciendo que debió haberles recomendado que no fumaran. El aceptó amablemente todas las censuras y propuso que le dieran otros dos mil soles pa encargar nuevos materiales a Lima. El más vivo de ellos o quién sabe el más tacaño, dijo que debían irse a su pueblo por sus negocios y que después verían. La cosa quedó aplazada pa otra ocasión.
    • 1943 Fdz Flórez, W. Bosque animado [1997] Esp (CDH )
      Pero es la única ocasión que tiene la máquina de un corto, en aquellos parajes, para presumir de potencia y estremecer los árboles y las casas con el torbellino de su marcha, porque cuando vuelve a pasar, subiendo, a la cabeza de coches veteranos, despidiendo humo y chispas y tornillos, su asmático jadeo hace pensar en que acaso la materia bruta tenga también, como los hombres, sufrimientos crueles.
    • 1943 Sinán, R. Plenilunio [1961] 68 Panamá (CDH )
      Mi costumbre era acostarme temprano). La luna se proyectó redonda sobre unos algarrobos. Sus rayos me inundaron de luz y dibujaron, a través del cristal, un gran rectángulo sobre el piso. Con cierto sobresalto miré a Elena. Mi nieta estaba erguida. La luz del cigarrillo saltó al agua deshaciéndose en chispas. La bata de dormir cayó en el césped. Y Elena, ya desnuda, le arrancó al instrumento sus melodías. Lo recuerdo como si lo estuviera viendo. Desde ese día la luna volvió a ser un suplicio para mi espíritu. En cada plenilunio aquella escena se volvía a repetir, siempre la misma, con ligeras variantes.
    • 1933-1946 Asturias, M. Á. Señor Presidente [2000] Guatemala (CDH )
      Urgida por la prisa, quebrada por la pena, sin oír bien ni poder decir otra cosa que «¡ay, Dios mío!», «¡ay, Dios mío!», corrió a despertar al asistente para que ensillara la cabalgadura, una magnífica mula de ojos que parecían chispas, y volvió a cómo poner la valija, ya no decía componer (...toallas, calcetines, panes..., sí, con mantequilla, pero se le olvidaba la sal...), después de pasar a la cocina despertando a su nana, cuyo primer sueño lo descabezaba siempre sentada en la carbonera, al lado del poyo caliente, junto al fuego, ahora en la ceniza, y el gato que de cuando en cuando movía las orejas, como para espantarse los ruidos.
    • 1947 Yáñez, A. Filo Agua [1992] 92 México (CDH )
      Lo complacen, como siempre. Al amanecer, cuando prenden el fuego nuevo. Recuerda las mañanas de Sábado Santo. Siendo acólito ayudaba, en las puertas de la parroquia, todavía a oscuras —a oscuras, con especial encanto de misterio antiguo—, ayudaba a encender con pedernal y yesca, no más con pedernal y yesca, el fuego nuevo, y se sentía trasladado a épocas remotas, al principio del mundo y del tiempo, al limbo de los años proféticos. Hubiera nacido, como la luz. Me hubieran encendido el alma, como a las brasas del incensario, como a las velas, con luz bendita, con lumbre, nueva, como a las tres —misteriosas— velas de la caiga, una a una encendidas, en procesión por la iglesia, mientras la voz canta Lumen Christi, resonante a voz nueva, en una iglesia, en un mundo nuevos, y el alma se arrodillaría al entrar, en medio, al llegar, encendiéndose, nueva. "Antes de encenderse, el cirio pascual es la imagen de Chisto en el sepulcro; encendido, figura al Salvador iluminando al mundo con los resplandores de su resurrección, como la columna de fuego que iluminó la marcha..." — "No leas, te hace daño." — "Déjenme solo, sálganse." No han querido contrariarlo nunca. Incrustada el alma con cinco estrellas como el cirio... tuba insonet salutaris... como el cirio con los cinco granos de incienso... totius orbis se sentiat amisisse caliginem... en cruz griega, sobre mi pecho... sancti luminis claritatem... las estrellas... haec nox est... como las llagas de San Francisco... columnae illuminatione purgavit... y las de Nuestro Señor... o vere beata nox... bienaventurada noche en que debí morir para resplandecer como un meteoro, con sangre de mártir, cuando el cirio se enciende con las luces de la caña bendita, y me hallara luminoso el lucero de la mañana, que no tiene ocaso, y volviendo de los senos inferiores amanece sereno sobre los hombres. Moisés... flectamus genua... Isaías, Baruc, Ezequiel, Jonás, Daniel, todos los Santos Patriarcas y Profetas... levate... profetizad. Mi amado se ha hecho una viña en una loma muy fértil... y construyó en ella un lagar. Hubiera entrado a la muerte con capa morada, y cruz, y ciriales, y cirio, y caña e incensario... como ciervo sediento... como entran a la pila bautismal y bendicen las aguas, dividiéndolas... como ciervo sediento... como dicen que huya lejos de aquí todo espíritu inmundo y esta criatura, el agua, quede libre y bendita por el Dios vivo, por el Dios verdadero, por el Dios santo, que en el principio, con una sola palabra, te separó de la tierra y cuyo Espíritu sobre ti flotaba... como cuando el sacerdote remueve las aguas en la pila hacia los cuatro vientos, acordándose de que Dios las dividió en cuatro ríos para regar el mundo, y les quitó amargura, y les dio suavidad, y las hizo brotar de una peña, con una vara, y las convirtió en vino, y anduvo sobre ellas; como cuando sopla tres veces en el agua y le imbuye el cirio encendido, también tres veces, luego rocía al pueblo y le reparte agua bendita, para la hora de la muerte, y echa crisma y óleo a la pila de bautizar, donde me bautizaron... Haber muerto para luego nacer chispa, luz trina, cirio, agua, el Sábado solemne, al compás de una liturgia eterna, por los mundos de los mundos. Jehovah saldría revestido con capa pluvial y barbas de Pontífice antiguo. Omnes Sancti et Sanctae Dei. No hubieran doblado las campanas: repicaran, con júbilo, al rasgarse los velos de la carne morada y el coro de los ángeles cantase,¡aleluya! Cuando volvieron a entrar doña Carmen y Victoria, lo encontraron en el suelo, bocabajo, cantando la Letanía de los Santos, desfallecidamente, con esfuerzo que a veces explotaba en gritos desentonados: "Santa María Magdalena, Santa Inés, Santa Cecilia, Santa Águeda, Santa Anastasia, todas las santas Vírgenes y Viudas"... Cuando sintió que había penetrado Victoria en la pieza, estalló la voz, complicada con gruñidos, como si las palabras se arrastraran imposibilitadas: — "...Vírgenes y Viudas... ¡me voy a condenar por su causa, por usted, lo veo claro, puesto que Dios no quiso concederme morir como mártir, como monje, como eremita, y subir al cielo como fuego nuevo la madrugada del Sábado, a la hora en que, como lucero, se enciende el cirio incrustado de incienso, y brillan en las tinieblas —lumen Christi— las tres velas misteriosas de la caña misteriosa, y bendicen el agua de bautizar! ¡váyanse! ¡retírense de un condenado! ¡siento que comienzo a quemarme por dentro y suya es la culpa, suya y del señor cura, Victoria, que se vaya! libera nos, Domine, te rogamos, audi nos, ab omni malo, ab omni pecado, a morte perpetua, in die iudicii, ut nobis parcas, ut nos exaudire digneris... Y volvía a empezar: "San Miguel, San Gabriel, San Rafael... San Silvestre (Jehovah como San Silvestre... ¡perdido estoy! ¡no me lo concedió!)... vere beata nox... ¡Condenado en vida! ¡váyanse!" Infundía horror el paroxismo. Doña Carmen se desvaneció. El pobre de don Alfredo —que siempre fue un pobre pusilámine— daba lástima con su cara de cera, transparente. Por la impresión o por contagio, Victoria se había puesto lívida y temblaba; sin embargo se le ocurrió proponer que trajeran a alguno de los padres que lo sosegara.
    • 1930-1948 Asturias, M. Á. Leyendas Guatemala [1977] Guatemala (CDH )
      Contra las puntas negras de los senos de las mujeres sacaban chispas al pedernal. Lo que sólo era un símbolo, como fue simbolizada con la caricia de la mano en el sexo femenino, la alegría del hallazgo del fuego en la tiniebla.
    • 1930-1948 Asturias, M. Á. Leyendas Guatemala [1977] Guatemala (CDH )
      veo luces, chispas de fraguas volcánicas, faros, tempestades, llamas, estrellas; me siento atado a una cruz de hierro como un mal ladrón; mis narices se llenan de un olor casero de pólvora, trapos y sartenes. Al rumor sucede el silencio, al mar el desierto. Noche delirante. En la oscuridad no existe nada. En la oscuridad no existe nada.
    • 1948 Gmz Serna, R. Automoribundia [1948] Esp (CDH )
      Desde luego la señal de la realidad no está en la tecnología del conocimiento, es una chispa, una cuchara de madera, un hierro en la nieve.
    • 1948 Marechal, L. Adán Buenosayres [1999] Argentina (CDH )
      Se nubló aquí el rostro de Flores y una chispa de bronca centelleó en su mirada, como si aquel nombre hubiera hecho revivir en su sangre todo el fuego de un rencor extinguido.
    • 1948 Marechal, L. Adán Buenosayres [1999] Argentina (CDH )
      No hace mucho pretendió hacerme creer que durante sus iluminaciones le brotaban chispas de la cabeza y aromas exquisitos de la piel. Cuentan por ahí que fue internado una temporada: se decía el Cristo Negro y le daba por cachetear a los vigilantes.
    • 1949 Ayala, F. Cabeza cordero [1993] 81 Esp (CDH )
      Pero la buena señora estaba hecha una furia, toda encendida, arrebatada, como un basilisco y, echando chispas por los ojos, se negaba a dar ningún detalle.
    • 1950 Alonso, D. Poesía española [1993] Esp (CDH )
      Pero una chispa sublógica es lo que lleva desde el estado psicológico de las estrofas sexta-octava a esta visión objetiva.
    • 1950 Alonso, D. Poesía española [1993] Esp (CDH )
      No ha habido una exacta disemia (como había en "acero") que pudiera establecer la chispa entre B y A. Pero ello ha ocurrido, partiendo de la lejana semejanza entre los engaños de la manzana y del seudovirtuoso. La voz "hipócrita" establece aquí la relación, pero aflora desde el plano B, donde es propia. Anudada la vinculación, el término "hipócrita" atraía otro (también procedente del conjunto B) "a lo pálido". Pero la realidad coloreada de la manzana exige rechazarlo: a lo pálido (B) no; a lo arrebolado (A).
    • 1952 Casaccia, G. Babosa [1991] Paraguay (CDH )
      Crujió el suelo, se estremecieron los muros y el patio se llenó de humo y chispas.
    • 1929-1952 Cuadra, P. A. Tierra prometida [1952] 12 Nicaragua (CDH )
      / Los cuatro costados del campo ardían avanzando hacia el centro / Y las víboras y los sinuosos cascabeles / Y las gruesas boas atléticas / Y el jaguar entorpecido por las resinas humeantes / Y el congo de quejidos cavernarios / Y el sajino rechoncho y trepidante / Y el coyote aullador de las noches perdidas / Acudían a un solo lugar que poco a poco se enfurecía en su temperatura / Y se llenaba de chispas desprendidas y de explosivos tizones amenazantes.
    • 1952 Cáceres Lara, V. Humus [1995] Cuentos Honduras (CDH )
      Montaba un macho rocío cuyos cascos sacaban chispas de los empedrados de la calle principal y era seguido, como a tres cuadras de distancia, por cuatro mulas y un arriero; las mulas cargando ocho pesados cofres de cuero y el arriero, cargado de algunos aires musicales nuevos que interpretaba silbándolos al tiempo que lanzaba groseras interjecciones contra el cansino paso de las acémilas.
    • 1949-1953 Asturias, M. Á. Hombres maíz [1992] Guatemala (CDH )
      Ansina me figuro, porque te quedaste callada. Pero lo jue pa soltar más el llanto, un llanto que se fue volviendo de poquitos. Tu nana era una montaña de pelo helado. Y más duro chillaste al trepar buscando de la chiche para arriba; se me imagina a mí, pues, que querías en tu inocencia hacerle algo de lo que le hacías cuando dormía, para despertarla con tus exigencias. Se me imagina a mí, pues, le buscabas la nariz, los cachetes, los ojos, la frente, el pelo, las orejas y no encontraste nada porque le habían llevado la cabeza los Tecún. ¡India puerca, cualquiera, comportarte ansina conmigo que te pepené el tanteyo y te reviví a soplidos, como se revive el fuego cuando ya sólo es una chispa!
    • 1953 Carpentier, A. Pasos [1985] Cuba (CDH )
      pero pronto se rompía lo amasado y el ardiente cuerpo, sacudido de convulsiones amarillas, se enroscaba en zarza ardiente, hincada de chispas, sonora de bramidos, antes de estirarse hacia la ciudad, en mil latigazos zumbantes, como para castigo de una población impía. Junto a esas piras encadenadas proseguían su trabajo de extracción, incansables, regulares, obsesionantes, unas máquinas cuyo volante tenía el perfil de una gran ave negra, con pico que hincaba isócronamente la tierra, en movimiento de pájaro horadando un tronco. Había algo imposible, obstinado, maléfico, en esas siluetas que se mecían sin quemarse, como salamandras nacidas del flujo y reflujo de las fogaradas que el viento encrespaba, en marejadas, hasta el horizonte. Daban ganas de darles nombres que fuesen buenos para demonios y me divertía en llamarlas Flacocuervo, Buitrehierro o Maltridente, cuando terminó nuestro camino en un patio donde unos cochinos negros, enrojecidos por el resplandor de las llamas, chapaleaban en charcos cuyas aguas tenían costras jaspeadas y ojos de aceite. El comedor de la fonda estaba lleno de hombres que hablaban a gritos, como aneblados por el humo de las parrilladas. Con las máscaras antigases colgadas aún debajo de la barbilla, sin haberse quitado todavía las ropas del trabajo, parecía que sobre ellos se hubieran fijado, en coladas, borrones y pringues, las más negras exudaciones de la tierra.
    • 1956 Piñera, V. Cuentos [1999] 55 Cuba (CDH )
      «Ésas no cuentan para nada —me dijo—, están totalmente sordas y no podrían escuchar ni remotamente un solo sonido. Cada vez que llega la parte del estribillo y los timbales echan chispas de tanto tocar, ellos, como no pueden escucharlo, adelantan el latido de sus corazones, lo que, de acuerdo con la lógica, origina una lesión cardíaca de la cual mueren rápidamente».
    • 1956 Schz Ferlosio, R. Jarama [1994] Esp (CDH )
      Entró a hablar el alguacil, tímido, con los ojos en chispas:
    • 1950-1959 Paz, O. Laberinto soledad [1993] México (CDH )
      Y su grito, como los cohetes que tanto nos gustan, sube hasta el cielo, estalla en una explosión verde, roja, azul y blanca y cae vertiginoso dejando una cauda de chispas doradas. Esa noche los amigos, que durante meses no pronunciaron más palabras que las prescritas por la indispensable cortesía, se emborrachan juntos, se hacen confidencias, lloran las mismas penas, se descubren hermanos y a veces, para probarse, se matan entre sí. La noche se puebla de canciones y aullidos. Los enamorados despiertan con orquestas a las muchachas. Hay diálogos y burlas de balcón a balcón, de acera a acera. Nadie habla en voz baja.
    • 1960 Benedetti, M. Tregua [2001] Uruguay (CDH )
      El miércoles tenía que encontrarse con ella a las ocho y, debido a que yo lo elegí para quedarse, no pudo ir. Le avisó por teléfono, pero no hubo caso. La otra desconfiada ya le comunicó que no quiere saber más nada de él. Dice Muñoz que él lo consuela diciéndole que siempre es mejor enterarse de esos inconvenientes antes del casamiento, pero Robledo está con una luna tremenda. Hoy lo llamé y le expliqué que no sabía lo de la novia. Le pregunté por qué no me lo había dicho, y entonces me miró con unos ojos que echaban chispas y murmuró:
    • 1960 Usigli, R. Corona fuego [1966] 807 México (CDH )
      / Mientras bienes y gloria disfrutemos, / ¿qué importan unos cuantos mesticillos, / chispas de nuestro fuego y alegría, / gajos de nuestra fuerza y valentía? / Pocos, muchos, ¿qué importan mesticillos? / ¡Que suene al fin la dulce chirimía!
    • 1961 Sábato, E. Héroes [1986] Argentina (CDH )
      Su pelo rojo parecía echar chispas, como esos plumeros cargados con la máquina electrostática en las clases. Sus ojos fulguraban con ironía.
    • 1962 Fuentes, C. Muerte Artemio Cruz [1962] México (CDH )
      Allí nacerá la chispa. Allí la escucharás, en ese espejo común, en ese estanque que reflejará los rostros de ambos, que los ahogará cuando traten de besarse, el uno al otro, en el reflejo líquido de sus rostros: ¿por qué no miras a un lado?; allí estará Catalina en su carne; ¿por qué tratas de besarla en el frío reflejo del agua?, ¿por qué no acerca ella su rostro al tuyo, por qué, como tú, lo hunde en las aguas estancadas y te repite, ahora que no la escuchas, —me dejé ir? Quizás su mano te hable de una libertad excesiva que derrota a la libertad.
    • 1962 Fuentes, C. Muerte Artemio Cruz [1962] México (CDH )
      Pero los cascos del caballo negro arrastraban toda la fuerza de la tierra, iban recogiendo hierba y polvo y espina, iban dejando una estela de chispas derramadas por la tea empuñada por el hombre que se lanzó sobre el puesto del puente, saltó por encima de la fogata, disparó la pistola contra los ojos azorados, contra las nucas oscuras, sobre los cuerpos que no entendían, que hacían retroceder los cañones, que no sabían distinguir en la noche la soledad del jinete que debe llegar al sur, al siguiente pueblo, donde lo esperan... / —
    • 1962 Mujica Láinez, M. Bomarzo [1996] 97 Argentina (CDH )
      Lo cierto es que tanto él como Hipólito eran bastardos, lo cual irritaba a los florentinos. Lo era también el propio papa, y eso sacaba de quicio, en Italia, a mucha gente. Junto a Alejandro reía un niño que pertenecía en cambio a la rama legítima de los Médicis. Lorenzino, aquel que lo asesinó más tarde, y que en ese tiempo andaba por los nueve años y era frágil y maleable y amigo de las bufonerías. Sin saberlo, se ensayaba ya para cumplir el ideal del cortesano de Baltasar de Castiglione, que debía poder practicar no sólo las bromas sino hasta los juegos del bufón. Quizás, si sus interlocutores se hubieran aproximado lo suficiente, hubieran descubierto, en el fondo de sus ojos, una chispa, una llama.
    • 1962 Mujica Láinez, M. Bomarzo [1996] Argentina (CDH )
      Porzia lo acompañaba en su docta soledad que prolongaba hasta el alba una luz, detrás de sus postigos, como si una chispa caída de los astros que analizaba sin reposo continuara ardiendo en el corazón de nuestra fortaleza.
    • 1962 Mujica Láinez, M. Bomarzo [1996] Argentina (CDH )
      Después supe que muchas lo amaron, pues era capaz de reiteradas proezas sensuales. Al crepúsculo partía a caballo, hundida la barba blanca en el rebozo, sin miedo de los salteadores y sin más defensa que su espada y su puñal, rechazando la escolta de sus pajes y escuderos, y regresaba con el sol alto, muy pálido, muy marcado por las ojeras, gritando que le dieran de comer. Cuando Girolamo cumplió catorce años, lo llevó con él, orgulloso de la elegancia de su cuerpo. Lo inició simultáneamente en las estrategias de la guerra y de la voluptuosidad. Quería que fuera un perfecto Orsini. Muchas veces los espié, envidiándolos, al tiempo en que las herraduras sacaban chispas de las piedras, en el patio, y los palafreneros se apresuraban a tomar las riendas del anciano duque que descabalgaba de un salto, con la misma agilidad donairosa que su hijo mayor. Se comprenderá, entonces, que mi padre me execrara, porque yo representaba exactamente lo contrario de su gallardía varonil y principesca y de su ufana actitud frente a la vida, sonora de armas, llameante de vivaques y de asedios, jubilosa en el escándalo de las orgías y de las violaciones.
    • 1962 Vargas Llosa, M. Ciudad perros [1997] 86 Perú (CDH )
      El humo y las chispas le llenaban los ojos de lágrimas; siempre estaba con los párpados hinchados.
    • 1963 Cortázar, J. Rayuela [1991] Argentina (CDH )
      Y yo consentiría, porque creo que mi obra es una chispa que debe incendiar la sensibilidad de los públicos, aquí y en Estados Unidos, en Hungría... Sí, yo consentiría, pero antes tendrían que venir a pedirme el honor de interpretar mi música.
    • a1966 Cáceres Lara, V. Tierra [1995] Cuentos Honduras (CDH )
      los cascos arrancaban no chispas sino que llamas de las piedras de la quebrada; el aliento del animal quemaba las hojas de los árboles y las hierbas que tocaba, y en el centro de la frente llevaba una como linterna azul verdosa que iluminaba los lugares que pisaba con una luz misteriosa y atemorizadora.
    • 1966 Delibes, M. Mario [1996] 243 Esp (CDH )
      Y él, entonces, dio media vuelta y salió como un cohete por la carretera de El Pinar, que yo le decía, «vuelve, ¿estás loco?, ¿qué va a decir la gente?», pero él, ni caso, cada vez pisaba más y decía, ¿sabes lo que decía?, decía, «déjales que digan misa» y los dos a reír, figúrate qué locura, en un Tiburón, mano a mano, a ciento diez, que hasta se me iba la cabeza, te lo juro, que hay cosas que no se explican, date cuenta, aquel chiquilicuatro que hasta trabucaba las palabras, pues no veas ahora, un aplomo, una serenidad, hablando a media voz, sin vocear, pero sólo lo justo, como la gente de mundo, si no se ve no se cree, que hay que ver, en un dos por tres, lo que ha corrido este hombre, si es el no parar, ¡Dios mío, aquel chisgarabís! En realidad, Transi ya me lo había advertido, la tarde que la encontré, date cuenta, al mes escaso de largarse Evaristo, y como si nada, pero a ésa no la matan penas, claro que siempre fue un poco así, no sé cómo decirte, nunca tomó las cosas demasiado en serio, imagínate qué papeleta, con tres criaturas, pues ella, igual, «¿has visto a Paco? Chica, está majísimo». Y es verdad, Mario, qué cambiazo, por mucho que te lo diga no te lo puedes ni imaginar, unos modales, una delicadeza, lo que se dice otro hombre, eso, que yo recuerdo por aquellos entonces, «diócesis» por «dosis», y cosas por el estilo, que era una perfecta calamidad, que yo no sé sus padres, él maestro de obras, si es que llegaba, gente artesana desde luego, de medio pelo, aunque, las cosas como son, Paco siempre fue inteligente y en la guerra se portó de maravilla, que tiene el cuerpo como una criba, la de metrallazos, no puedes hacerte idea. Bueno, pues le ves conducir ahora y te caes de espalda, ¡qué soltura!, es que no hace ni un solo movimiento de más, que parece que hubiera nacido con el volante entre las manos. Y luego ese olor que se gasta, como a tabaco rubio mezclado con colonia de fricción, que a la legua se ve que hace deporte, tenis y así, y cuando fuma ni se quita el pitillo de los labios, a ver, a ciento diez, loco sería, y guiña los ojos como en el cine, que yo le decía, te lo juro, «da la vuelta, Paco, tengo un montón de cosas que hacer», pero él venga de reírse, que tiene toda la dentadura completa, figúrate qué envidia, «demos tiempo al tiempo; la vida es breve», y, ¡hala!, como un loco, a ciento veinte, que, en éstas, nos cruzamos con el Dos Caballos de Higinio Oyarzun, que a saber de dónde vendría a esas horas por esa carretera, y yo quise agacharme pero estoy casi segura de que me vio, date cuenta qué apuro, y Paco, «¿te ocurre algo, pequeña?» y, luego, «es que estás igual», y yo, «¡qué bobada! fíjate la de años que han pasado», y él, muy fino, «el tiempo no pasa igual para todos», una galantería, tú dirás, pero que se agradece, por qué voy a decir lo contrario. Y cuando paró no me quitaba ojo y me preguntó, de repente, que menudo sofoco, si sabía conducir, y yo que muy poco, casi nada, y él, dale, que todos los días me encontraba en la cola del autobús, entre gentuza, que yo ni sabía dónde meterme, que pasé más vergüenza que en toda mi vida junta, te lo prometo, pero a ver qué le iba a contestar, la verdad, Mario, que quien dice la verdad ni peca ni miente, que no teníamos coche, que a ti eso de los modernismos no acababa de entrarte, y no quieras saber cómo se puso, que me gustaría que le hubieras visto, «¡no, no, no!», como un loco, palabra, dándose coscorrones en la cabeza, natural, que es lo que yo digo, cariño, que hace años tal vez, pero hoy en día, un coche no es un lujo, es un instrumento de trabajo. Y Paco venga de encender pitillos, uno tras otro, que si no fumó veinte no fumó ninguno, y «¿qué es de Transi»?, y lo que yo le dije, que no había tenido suerte, y que si se acordaba de los Viejos, bueno, pues Evaristo, el alto, se casó con ella, ya de mayor, y a los cinco años la había abandonado con tres criaturas y él se había largado a América, a Guinea, me parece, que Paco, entonces, «todos nos equivocamos, no es fácil acertar», que me dejó de una pieza, que le brillaban los ojos y todo, Mario, te lo puedo jurar, que a mí me dio lástima, un hombrón así, que no pude por menos, «¿no eres feliz?» y él, «dejemos eso. Vivo y no es poco», pero me miraba cada vez más de cerca y yo estaba toda aturdida, a ver, pensando en la mejor manera de ayudarle, que entonces se me ocurrió recordarle cuando paseábamos por la Acera, de nuestros tiempos, Mario, cuando el bárbaro de Armando se ponía los dedos en las sienes y mugía, ¿te acuerdas?, antes de hacernos novios, pues eso, y él, «¡qué tiempos!», como suele decirse, y, de repente, «tal vez entonces perdí mi oportunidad. Luego, ya ves, la guerra», como con pena, que lo que yo le dije «pues tú te portaste bien bien en la guerra, Paco, no digas», que él, sin venir a cuento, se desabotonó la camisa, que no lleva suéter ni nada, en pleno invierno, y me enseñó las cicatrices del pecho, un horror, no te puedes ni imaginar, entre los pelos, que quién lo hubiera dicho, tan varonil, que de chico era un poco niño Jesús, que me dejó helada, te lo prometo, que eso es lo último que me esperaba, y le dije, «pobre», sólo eso, nada más, te lo juro, pero él me puso el brazo por detrás, que yo pensé que en buen plan, te lo juro, y cuando me quise dar cuenta ya me estaba besando, visto y no visto, y sí, desde luego, muy fuerte, que yo ni sabía lo que hacía, como de tornillo, sí, apretadísimo y muy largo, ésta es la verdad, pero yo no puse nada de mi parte, como lo estás oyendo, que estaba como hipnotizada, te lo juro, que me había estado mirando sin dejarlo yo que sé el tiempo, y luego aquel olor entre de colonia y de tabaco rubio, que trastorna a cualquiera, Valen te lo puede decir, que me lo ha comentado un montón de veces, que yo sólo te quiero a ti, no hace falta que te lo diga, pero estaba como atontada, a lo mejor de la misma velocidad, la falta de costumbre, vete a saber, cualquier cosa, como un fardo, lo mismito, y el corazón, paf, paf, paf, como desbocado, no puedes hacerte idea, eso instintivamente, los principios, lógico, y no podía ni menear un dedo, igual que anestesiada, lo mismito, que ni los árboles, imagínate, con los que había, sólo el runrún de sus palabras, cerquísima, desde luego, prácticamente encima, que era como estar en las nubes, una desorientación, y él me abrió la puerta y, muy suave, «baja» y yo como una sonámbula, bajé, pero como te lo digo, ni voluntad ni nada, que era una especie de flojera, a buena hora si no, obedecía sin darme cuenta, y nos sentamos detrás de una mata, al sol, más bien grande, sí, muy grande, nos tapaba desde luego, y figúrate a esas horas, en día de labor, ni un alma, lo que se dice nadie, que si yo estoy en mis cabales de qué, y Paco insistiendo, «aquí donde me ves, que parece que tengo todo, estoy solo, Menchu», que yo «pobre», otra vez, pero conmovida de veras, Mario, que esto es lo curioso, como si no supiera decir otra cosa, claro que no era yo ni Dios que lo fundó, hipnotizada o lo que quieras, segurísimo, imagínate, buena soy, y él, como enloquecido, empezó a abrazarme y a estrujarme por el suelo, y me decía, me decía, ¿sabes qué me decía?, después de todo, Mario, no es ninguna novedad, que al fin y al cabo, fue sincero, que otros lo piensan y no lo dicen, me decía, mira Eliseo San Juan, de siempre, y el mismo Evaristo, que a saber qué tienen mis pechos, yo qué le voy a hacer, y Paco cada vez más frenético, me decía, ¿sabes lo que me decía?, me decía, «veinticinco años soñando con estos pechos, pequeña», figúrate, que yo, como tonta, «pobre», esto te dará idea, que él como fuera de sí, que hasta me rompió la ropa y todo, Mario, pero yo no era yo, no hace falta que te lo diga, perdóname, nada de culpa, que le rechacé, te lo juro, le recordé a nuestros hijos, que ni sé de dónde me vinieron las fuerzas porque estaba completamente sin voluntad, hipnotizada, palabra, pero le mandé a paseo, que se debió quedar de un aire, te lo prometo, que me caiga muerta, que a saber tú con Encarna, en Madrid, perdona, Mario, perdóname, no quise decir eso, pero no pasó nada de nada, puedes estar tranquilo, te lo juro, que le recordé a nuestros hijos, o a lo mejor fue él, vete a saber, ya ni me acuerdo, pero para el caso es lo mismo, Mario, que me quitó la palabra de la boca, que ni hablar podía, estaba desquiciada, cariño, tienes que hacerte cargo, sólo quiero que me comprendas, ¿oyes?, porque aunque hubiese hecho algo malo no era yo, puedes estar seguro, que la persona que estaba allí no tenía nada que ver conmigo, sólo faltaría, pero no pasó nada, nada de nada, en absoluto, te lo juro por lo que más quieras, Mario, creéme, y si Paco no hubiera reaccionado hubiese reaccionado yo, ya me conoces, aunque estuviera convertida en una piltrafa, pero él, después de todo, tenía la culpa, a él le correspondía, que cuando se separó tenía unos ojos que daban miedo, echaban chispas, Mario, de loco, pero dijo, «somos dos locos, pequeña, discúlpame, no quiero perjudicarte», y se levantó, que yo avergonzada, sí, así fue, bien mirado, fue él, pero que fuera uno u otro es indiferente, cariño, lo importante es que no pasó nada, te lo prometo, sólo hubiera faltado, el respeto que te debo y nuestros hijos, pero, por favor, no te quedes ahí parado, ¿es que no me crees?, te lo he contado todo, Mario, cariño, de pe a pa, tal como fue, te lo juro, no me guardo nada, como si me estuviera confesando, palabra, Paco me besó y me abrazó, lo reconozco, pero de ahí no pasó, estaría bueno, te lo juro, y tienes que creerme, es mi última oportunidad, Mario, ¿no lo comprendes?, y si tú no me crees yo me vuelvo loca, te lo prometo, y si te quedas ahí parado es que no me crees, ¡Mario!, ¿es que no me estás escuchando?, atiende, por favor, nunca he sido más franca, te lo podría jurar, con nadie, figúrate, que te estoy hablando con el corazón en la mano, escucha, para mí el que me perdones es cuestión de vida o muerte, ¿te das cuenta?, no se trata de un capricho, Mario, mírame, anda, aunque sólo sea un momentín, por favor, no me vayas a confundir con mi hermana, me aterro sólo de pensarlo, te lo prometo, ya ves Julia, una cualquiera, no me digas, con un italiano, que no tiene perdón, en plena guerra, tú me dirás, como quien dice en frío, que al fin y al cabo, Galli, un desconocido, buena diferencia con Paco que perdería la cabeza y todo lo que quieras, pero en resumidas cuentas, un caballero, Mario, «somos unos locos, pequeña; discúlpame», un detalle, que me quitó la palabra de la boca, te lo juro, Mario, te lo juro por lo que más quieras, que yo se lo iba a decir y eso que estaba como tonta, completamente hipnotizada, ni voluntad ni nada, un fardo, pero se lo iba a decir, palabra, y él, zas, se me adelantó, claro que lo importante, fuese uno u otro, es que no pasara nada, a ver si no, Mario, pero mírame un poco, di algo, no te quedes ahí parado, que parece como que no me creyeras, que te estuviera engañando o así, y no, Mario, cariño, que en la vida he sido más franca, te estoy diciendo toda la verdad, toda, enterita, te lo juro, no ocurrió nada más, pero mírame, di algo, anda, por favor, mira que eres, me estoy tirando por los suelos, más no puedo hacer, Mario, cariño, que al fin y al cabo, si a su tiempo me compras un Seiscientos, ni Tiburones ni Tiburonas, segurísimo, que con estas restricciones lo que hacéis es ponernos en el disparadero, a ver si no, que cualquiera te lo puede decir, pero perdóname, Mario, anda, te lo pido de rodillas, no hubo más, te doy mi palabra, yo sólo he sido para ti, te lo juro, te lo juro y te lo juro, por lo más sagrado, Mario, por lo que más quieras, por mamá, fíjate, que más no puedo hacer, pero mírame, un segundo aunque sólo sea, anda hazme ese favor, ¡mírame!, ¿es que no me oyes? ¿cómo quieres que te lo diga?
    • 1966 Goytisolo, J. Señas identidad [1996] Esp (CDH )
      Le habíais encontrado al fin en un bar de la plaza en el momento de la iluminación del castillo de fuegos artificiales, aturdidos por el fragor de las explosiones, bañado el pueblo por una pródiga lluvia de chispas.
    • 1964-1967 Cabrera Infante, G. Tristes Tigres [1967] Cuba (CDH )
      «¡Silvestre que te matan!», y me siento impulsado hacia un lugar que luego sabré que es una fonda de chinos y caigo bajo una mesa, donde ya hay una pareja compartiendo el precario refugio de una silla de madera y paja y el tiesto de una areca y oigo que mi hermano me pregunta con la voz por el suelo si estoy herido o no y es entonces que oigo los disparos muy lejos/muy cerca y me levanto (¿para huir? ¿para correr hacia adentro de la fonda? ¿para enfrentar al peligro? no, solamente para ver) y me asomo por la puerta y ya la calle está desierta y a media cuadra o al fondo o solamente a unos pasos (no recuerdo) veo un hombre gordo y viejo y mulato (no sé cómo sé ya que es mulato) tirado en el suelo, agarrando por las piernas a otro hombre, que trata de sacudirlo con los pies una y otra vez y como no puede no ve otro medio de apartarlo que dispararle dos veces seguidas en la cabeza y no oigo los tiros, sólo veo una chispa, un relámpago blanco y rojo y naranja o simplemente verde que sale de la mano del hombre que está de pie y alumbra la cara del mulato muerto —porque no hay dudas de que ahora está muerto y el hombre suelta una de sus piernas, luego otra y echa a correr, disparando su pistola al aire, no para asustar, no para abrirse camino, sino como el anuncio de una victoria, me parece, como un gallo que cantara después de matar al otro gallo del corral, y la calle se llena otra vez de gente y comienzan a gritar y a pedir auxilio y las mujeres a llorar aullando y alguien dice muy cerca «¡Lo han matado!», como si se tratara de un muerto famoso no de un bulto que está tirado en medio de la calle que ahora levantan que se llevan cuatro hombres casi sin poder con él y desaparece en una esquina, en una máquina tal vez, de seguro en la noche. Mi hermano regresa de alguna parte y está asustado. Se lo digo: «Si te vieras la cara que tienes». El me dice: «¡Si tú vieras la tuya!».
    • 1970 Donoso, J. Obsceno pájaro [1990] Chile (CDH )
      Más allá una vieja se encuclilla encogida como una gárgola soplando sobre los carbones de otro brasero... la cola de chispas invade la calle, es el resuello crepitante que sale de la boca de esta bruja benigna para encender los faroles que iluminan nuestro tránsito, y la magia estridente de la electricidad cambia de repente el signo de las cosas, el celeste es violeta, el rosa es púrpura, el limón anaranjado y las figuras apostadas en las esquinas como conspiradores... las reconozco, la electricidad las desvela, a mí no, sigo siendo el Gigante que conoce a todo el mundo en el barrio, los Cuatro Ases fumando en una esquina no conspiran contra nadie, son Aniceto, Anselmo, Andrés, Antonio, ya pues Irma, suelta a tu pololo no seai sinvergüenza no ves que se prendió la luz, y seguimos por la vereda donde aparecen más mujeres a encender sus braseros, soplan y comentan, mírala, la chiquilla de la Casa, la que baila, Gina dicen que se llama, no es cierto, se llama Iris, es la amiga del Gigante, crucemos al otro lado de la calle, y nos tomamos de la mano y durante un instante los focos de un auto que frena logra transfigurarnos, iluminados, funambulescos, más grandes y más bellos que lo cotidiano que las horas van deteriorando, mientras que a nosotros, esos focos, en ese segundo de la frenada, nos aíslan y nos preservan, y no oímos los gritos indignados del chofer, que sigue hasta perderse en la realidad de otras esquinas. Conduzco a la Iris hasta el baldío. Nos escondemos detrás del Ford.
    • 1970 Rivarola Matto, J. B. Yvypóra [2003] Paraguay (CDH )
      La vida convidaba a la pelea. Un alma que no era solamente suya, un alma antigua que conocía de mares sin riberas, de montañas colosales, de bosques interminables erizados de tigres y venablos, de llanuras sedientas con retumbos áridos de artillerías, se sentía liberada de la invisible telaraña que tambea al hombre en el mundo, que le impide galopear el horizonte en caballos de espuma. Tal vez alguna vez volviera raudo a prenderla de la cintura, montarla en ancas. Nombrarle las estrellas y las constelaciones reclinada en la montura. Y dejarla. Dejarla sabiéndola guardando una chispa rescatada del cielo, que alguna vez, cuando te tumben, seguirá galopando, galopando...
    • 1971 Palomino, Á. Torremolinos [1996] Esp (CDH )

      Pero Luis sabe que algo ocurre. La gobernanta dice que hay un problemita de tiempo. El maîtredice que él no crea problemas. Luego hay problema. Y Luis está seguro de que no es de tiempo. En las entrañas del hotel se ha producido un pequeño roce; casi nada, pero han saltado chispas. Son esas chispas de todos los días; el cliente no las ve. El director las adivina. Lo que no sabe aún es cómo, por qué, cuándo han saltado.

    • 1972 García Hortelano, J. Mary Tribune [1999] Esp (CDH )
      — A mí tu voz me llena los ojos de chispas.
    • 1972 Puig, M. Boquitas [1994] Argentina (CDH )
      Al doblar el mantel descubrió que una chispa del cigarrillo de Mabel, la única fumadora, había agujereado la tela.
    • 1972 Puig, M. Boquitas [1994] Argentina (CDH )
      Árboles que se inclinan por el día y por la noche, preciosos lienzos bordados que una pequeña chispa de cigarrillo logra destruir, campesinas que se enamoran un día en bosques de Francia y se enamoran de quien no deben.
    • 1973 Aguilera Malta, D. Secuestro [1973] Ecuador (CDH )
      Narices de sabueso. Bocas de zorro. Además, sus cerebros escapaban al mundo de la zoología. Eran unos cerebros computadoras, micrométricos nidos de resortes, ruedecillas e hilos metálicos. Parecían salírseles de las bóvedas craneanas. Chispas brincando de un lado para otro. Fosforescencias. Extraños ruidos mínimos. Movimientos peristálticos. Las enormes cabezas contrastaban con el enanismo de los troncos y las extremidades. Se movían con pasos y ademanes lentos de marmota soñolienta.
    • a1973 Neruda, P. Confieso [1993] Chile (CDH )
      De pronto volaba en una chispa fosfórica, o se ocultaba en su corredor de mina, lejos de la claridad pero amarrado a su propia verdad. Tal vez esta verdad, esta identidad del cuerpo de su poesía con la naturaleza, esta tranquilidad reverdiana, esta autenticidad inalterable le fue anticipando el olvido. Poco a poco fue considerado por los otros como una evidencia, fenómeno natural, casa, río o calle conocida, que no cambiaría jamás de vestido ni lugar.
    • 1974 Saiz, G. Princesa [1974] México (CDH )
      Y entonces se para Gabriel Infante con los ojos irritadísimos despidiendo chispas. Bueno, te advierto que Mauricio era un monstruo de este alto... Se para y le dice oye mano, este... Le dice díme por favor dónde puedo hablar contigo, porque tengo muchas ganas de hablar contigo. Y yo digo ay, pues de qué... Es que quiero unas trescientas lámparas para un hotel que voy a poner. Porque Mauricio tenía una fábrica de lámparas. Y dijo porque voy a necesitar trescientas lámparas, trescientas noventa lámparas, y necesito hablar contigo... Entonces coge Mauricio, agarra Mauricio y este, bueno, le da una tarjeta. Entonces yo que me fijo bien en dónde se guarda Gabriel la tarjeta.
    • 1975 Mendoza, E. Caso Savolta [1994] Esp (CDH )
      Sus ojos desprendían chispas y su barba tenía puntos luminosos como estrellas y en las manos llevaba sus llagas puestas como cuando se le apareció a santo Tomás, el incrédulo.
    • 1976 Nieva, F. Carroza [1991] Esp (CDH )
      (Saturno hincando sus ojos, ha ido acercando cada vez más la llama al ano de la cabra, por la que ahora se escapan las chispas de una bengala. Al final estalla una traca, se produce una espesa humareda y la cabra desaparece. En su lugar se muestra Venus Calipigia, Saturno abre la boca embobado. Todos menos Garrafona están sorprendidos.)
    • 1976 Pacheco, J. E. Islas [2000] México (CDH )
      En la madera que se resuelve en chispa y llamarada, / luego en silencio y humo que se pierde, / miraste deshacerse con silencioso estruendo tu vida.
    • 1976 Pacheco, J. E. Islas [2000] México (CDH )
      / No hay chispas de herradura que enciendan / las baldosas ya cóncavas.
    • 1977 Paso, F. Palinuro [1982] México (CDH )
      ¡Heil Forhan's! saludó chocando los talones de sus botas para sacarles una chispa de ingenio, y situándose frente al circuito cerrado de cámaras de televisión con un cepillo de dientes imaginario en una mano y una pasta de dientes imaginaria en la otra mano, Puten der Pasten uver das Bruschen, dijo, y Brusjchen, Brasjchen, Brischjen, agregó cepillándose los dientes en una forma furiosamente imaginaria, con el resultado de que el gerente gritó ¡Raus!, los ejecutivos ¡Es un genio!, el gerente ¡Es un imbécil!, los ejecutivos ¡Nosotros nos referíamos al joven Palinuro!, el gerente ¡Yo también!, y de la confusión reinante se aprovechó Palinuro, y mimificando todo lo que decía, agregó que una vez descalzo en sus pisos Goodrich se metía a la regadera (habiéndose quitado antes su piyama Arrow y sus pantuflas Canadá) para enjabonarse con su jabón Lux y enjuagarse con su esponja Dolphin (porque sólo los fines de semana se permitía un buen baño de tina con escamas fragantes Radox) y habiéndose lavado el pelo con shampú Alberto VO 5 y habiéndose después secado el cuerpo con su toalla Marks & Spencer y luego de declarar que no compraba todos esos productos para hacer todas esas cosas, sino que hacía todas esas cosas para poder comprar todos esos productos, se puso en todo el cuerpo su cotidiano talco Old Spice (habiendo tosido un ejecutivo alérgico al talco, ¡Cough! ¡Cough! habiendo hecho la tos y habiendo el ejecutivo-médico recomendado Para Esa Tos Fosfocreosol), Palinuro se aplicó su desodorante Mum Roll-On (con una bolita mágica en donde podía leerse el futuro del mal olor) y tras unas buenas gárgaras con Listerine (¡Gurgle! ¡Gurgle!) aplicóse posteriormente (y anteriormente también) su agua de colonia Sanborn's y se peinó con su peine Pirámide tras untarse en los cabellos su brillantina Vitalis y ponerse en la punta de la nariz (con objeto de preservar el brillo de la juventud) una pizca de Cold Cream de Pond's, habiendo entonces el ejecutivo drogadicto llevándose a la nariz un pañuelo con Cocaína en Flor, mientras que Palinuro, dándose cuenta de pronto de que se encontraba desnudo, se puso rápidamente sus calcetines de nylon duPont sus zapatos Corfam, sus calzones Aurrerá, su camiseta Fajer, su camisa Van Heusen, su corbata Nudo-Perfecto, su gabardina Acquascutum y su sombrero Stetson, habiéndose quitado este último de inmediato para agradecer los aplausos (¡Clap! ¡Clap! ¡Clap! hicieron los aplausos) que le brindó la concurrencia.
    • 1977 Paso, F. Palinuro [1982] 283 México (CDH )
      La labor de los artistas de esta Isla —pues merecen más este título que el de hombres de ciencia— ha ido mucho más lejos: cada bomba de los aviones norteamericanos B52 está equipada con un dispositivo especial, de manera que al hacer explosión libera un sinnúmero de luces de Bengala cuyos millones de estrellas bañan de luz la frente de los muertos. Nosotros no acostumbramos tomar partido en las guerras —agregó el guía—: también los bombarderos están equipados con cargas de fuegos artificiales de manera que cuando el aparato hace explosión al ser alcanzado por un proyectil enemigo o al estrellarse en tierra, el ámbito se cubre de castillos, girándulas y cascadas de luces. Lo mismo sucede con cada avión de pasajeros y con cada automóvil. Tenemos accidentes tornasolados, colisiones color cereza, choques iridiscentes. Lo mismo sucede con cada ametralladora y arma de fuego que se fabrica en la Isla. Aquí se asesina a los tiranos, a los héroes y a los gangsters con balas luminosas, de diferente color, ya sea granate, violeta o verdemar, que dejan tras sí una estela de chispas, y que al entrar al cuerpo producen un relámpago que no se olvida en mucho tiempo. Pero en esta Isla —le dijo el guía a Palinuro—, no somos del todo amorales: cada uno de estos inventos lleva, en sí mismo, una moraleja oculta y evidente al mismo tiempo. No es necesario señalarle a los visitantes de esta Isla que todas las pirotecnias y explosiones luminosas de que hemos hablado, recuerdan el Apocalipsis de San Juan, y que por otra parte los hongos elegidos para embellecer las conflagraciones atómicas recuerdan en su mayoría a especies como la amanita de las moscas y el robellón falso, que se encuentran entre las más venenosas. De cualquier manera, de nosotros será el mérito, si llega a ocurrir una explosión final que destruya a nuestro planeta, de ofrecer a los cielos un espectáculo no sólo grandioso por su duración inacabable: porque la explosión de la Tierra no tendrá lugar una sola vez, sino cientos, miles de veces: tantas como pueda ser contemplada, en el futuro, por los habitantes de aquellos planetas que se encuentren a cuatro anos luz de distancia de nuestro sistema solar, o a diez mil años luz, a cien mil, a un millón. Les corresponderá a los habitantes de otras galaxias —o acaso a algunos cuantos terrestres que pudieran huir a bordo de una nave alejándose de la catástrofe a la velocidad de la luz— el privilegio de contemplar cada segundo de cada minuto de sus vidas el espectáculo maravilloso de un instante de fuego que se transformó en una eternidad.
    • 1978 Galeano, E. Días [1979] Uruguay (CDH )
      Los mejores chistes se le ocurrían a Raúl y le salían chispas de los ojos cuando se acercaba a regalármelos.
    • 1980 Piglia, R. Respiración artificial [1980] 261 Argentina (CDH )
      Soy un hombre completamente inofensivo. Tuve que desahogarme. Lo que dije no son más que palabras. Yo lo interrumpo. Esto es precisamente lo peligroso. Las palabras preparan el camino, son precursoras de los actos venideros, las chispas de los incendios futuros. No tenía intención de decir eso, me contesta A. Eso dice usted, le contesto tratando de sonreír. Pero ¿sabe qué aspecto tienen las cosas realmente? Puede que estemos ya sentados encima del barril de pólvora que convierta en hecho su deseo.
    • 1982 Allende, I. Casa espíritus [1995] 193 Chile (CDH )
      Lo extraño es que mi sensualidad se había hecho más selectiva con la edad, pero era casi tan inflamable como en mi juventud. Me gustaba mirar a las mujeres, todavía me gusta. Es un placer estético, casi espiritual. Pero sólo Clara despertaba en mí un deseo concreto e inmediato, porque en nuestra larga vida en común habíamos aprendido a conocernos y cada uno tenía en la punta de los dedos la geografía precisa del otro. Ella sabía dónde estaban mis puntos más sensibles, podía decirme exactamente lo que necesitaba oír. A una edad en la que la mayoría de los hombres está hastiado de su mujer y necesita el estímulo de otras para encontrar la chispa del deseo, yo estaba convencido que sólo con Clara podía hacer el amor como en los tiempos de la luna de miel, incansablemente. No tenía la tentación de buscar a otras.
    • 1982 Mujica Láinez, M. Escarabajo [1993] 422 Argentina (CDH )
      ¿Cómo no iba a encenderse algo, una chispa, de lo que me quemaba por dentro? La voz de oro repicaba, retumbaba, como si brotase de una hoguera. Quizá Madame recurría a la memoria de su amor desesperado por Jacques Damala, para procurarse el acicate de energía llameante que reclamaba su papel, pero ¿qué era esa breve hambre amorosa comparada con la que constituía mi acompañante inmutable, mi sombra y mi estímulo; con el caudal de amor que mi soledad había atesorado en la andanza de los milenios? ¡Ah, noche triunfal! Quedó Madame Sarah exhausta, y se desvaneció sostenida por Philippe Garnier, antes de regresar a su camarín y ordenar que nadie entrase, ni Maurice, ni Clairin, ni Montesquiou, ninguno, que dejaran afuera las flores. También yo quedé agotado. Madame se fue quitando, lentamente, los pectorales, los brazaletes, las sortijas. Y aun entonces, aun cuando se había eliminado el contacto directo entre la suavidad de su piel y lo pulido de mi piedra, y permanecí en su tocador con las alhajas, los pinceles y los botes, como asombrado, como anonadado, aun entonces me percaté de que no se había roto por completo el nudo invisible que nos unía.
    • 1983 Cortázar, J. Reunión [1983] 209 Argentina (CDH )
      Ah, otra vez; vení, tenés que descansar, Lina. Sí doctor, pero un momentito apenas más fíjate que me queda este fondo de coñac tan tibio, pruébalo, sí, ves como está tibio. Y alto que él había debido decir sin saber qué mientras se acordaba del Rubí porque de nuevo Lina con esa manera de adivinarle la voz, lo que realmente decía su voz más que lo que le estaba diciendo que era siempre idiota y aspirina y tenés que descansar o para qué ir a Copenhague por ejemplo cuando ahora, con esa manita blanca y caliente bajo la suya, todo podía llamarse Copenhague, todo hubiera podido llamarse velero si seiscientos pesos, si huevos, si poesía. Y Lina mirándolo y después bajando rápido los ojos como si todo eso estuviera ahí sobre la mesa entre las migas, ya basura del tiempo, como si él le hubiera hablado de todo eso en vez de repetirle vení, tenés que descansar, sin animarse al plural más lógico, vení vamos a dormir, y Lina que se relamía y se acordaba de unos caballos (o eran vacas, le escuchaba apenas el final de la frase), unos caballos cruzando el campo como si algo los hubiera espantado de golpe: dos caballos blancos y uno alazán, en el fundo de mis tíos no sabes lo que era galopar por la tarde contra el viento, volver tarde y cansada y claro los reproches, machona, ya mismo, espera que termino este traguito y ya, ya mismo, mirándolo con todo el flequillo al viento como si a caballo en el fundo, soplándose en la nariz porque el coñac tan fuerte, tenía que ser idiota para plantearse problemas cuando había sido ella en el gran corredor negro, ella chapoteando y contenta y dos piezas qué tontería, pide una sola asumiendo por supuesto todo el sentido de esa economía, sabiendo y a lo mejor acostumbrada y esperando eso al acabar cada etapa, pero y si al final no era así puesto que no parecía, así, si al final sorpresas, la espada en la mitad de la cama, si al final bruscamente en el canapé del rincón, claro que entonces él, un caballero, no te olvides de la chalina, nunca vi una escalera tan ancha, seguro que fue un palacio, hubo condes que daban fiestas con candelabros y cosas, y las puertas, fíjate esa puerta, pero si es la nuestra, pintada con ciervos y pastores, no puede ser. Y el fuego, las rojas salamandras huyentes y la cama abierta blanquísima enorme y las cortinas ahogando las ventanas, ah qué rico, qué bueno, Marcelo, cómo vamos a dormir, espera que por lo menos te muestre el disco, tiene una tapa preciosa, les va a gustar, lo tengo aquí en el fondo con las cartas y los planos, no lo habré perdido, Shepp. Mañana me lo mostrás, te estás resfriando de veras, desvestite rápido, mejor apago así vemos el fuego, oh sí Marcelo, qué brasas, todos los gatos juntos, mira las chispas, se está bien en la oscuridad, da pena dormir, y él dejando el saco en el respaldo de un sillón, acercándose a la osezna acurrucada contra la chimenea, sacándose los zapatos junto a ella, agachándose para sentarse frente al fuego, viéndole correr la lumbre y las sombras por el pelo suelto, ayudándola a soltarse la blusa, buscándole el cierre del sostén, su boca ya contra el hombro desnudo, las manos yendo de caza entre las chispas, mocosa chiquita, osita boba, en algún momento ya desnudos de pie frente al fuego y besándose, fría la cama y blanca y de golpe ya nada, un fuego total corriendo por la piel, la boca de Lina en su pelo, en su pecho, las manos por la espalda, los cuerpos dejándose llevar y conocer y un quejido apenas, una respiración anhelosa y tener que decirle porque eso sí tenía que decírselo, antes del fuego y del sueño tenía que decírselo, Lina, no es por agradecimiento que lo haces, verdad?, y las manos perdidas en su espalda subiendo como látigo a su cara, a su garganta, apretándolo furiosas, inofensivas, dulcísimas y furiosas, chiquitas y rabiosamente hincadas, casi un sollozo, un quejido de protesta y negación, una rabia también en la voz, cómo puedes, cómo puedes Marcelo, y ya así, entonces sí, todo bien así, perdoname mi amor perdoname tenía que decírtelo perdoname dulce perdoname, las bocas, el otro fuego, las caricias de rosados bordes, la burbuja que tiembla entre los labios, fases del conocimiento, silencios en que todo es piel o lento correr de pelo, ráfaga de párpado, negación y demanda, botella de agua mineral que se bebe del gollete, que va pasando por una misma sed de una boca a otra, terminando en los dedos que tantean en la mesa de luz, que encienden, hay ese gesto de cubrir la pantalla con un slip, con cualquier cosa, de dorar el aire para empezar a mirar a Lina de espaldas, a la osezna de lado, a la osita boca abajo, la piel liviana de Lina que le pide un cigarrillo, que se sienta contra las almohadas, eres huesudo y peludísimo, Shepp, espera que te tape un poco si encuentro la frazada, mírala ahí a los pies, me parece que se le chamuscaron los bordes, Shepp.
    • 1983 Ribeyro, J. R. Geniecillos [1983] Perú (CDH )
      Vio al lado del piano varias botellas de cerveza vacías y luego un papel en el rodillo de la máquina de escribir. Al acercarse leyó: «El sol es una plaza, donde la muerte gira locamente». Nada más, igual que hacía unos días. Ludo trató de añadir algo a ese comienzo, pero divisó un tirabuzón sobre la mesa y este objeto insignificante y anodino le produjo un malestar instantáneo, casi un daño físico, cuya causa no trató ni siquiera de averiguar. Al poco rato estaba en el tranvía que iba hacia Lima, balanceándose contra uno y otro de los rieles, entre el ruido inclemente del tolón tolón. Del trole saltaban chispas azules que iluminaban las chacras. Decirle que no, que le mandaría a la cárcel. Además, apenas le quedaban diez soles. Para toda la vida. Ludo bajó en 28 de julio y se echó a caminar hacia el Porvenir. Largo camino, entre bares y ferreterías.
    • 1985 Alape, A. La paz, la violencia Colombia (CDH )
      Marquetalia fue el comienzo de una chispa que prendió en determinado momento histórico y que ya no es posible apagarla con ninguna candela. No fue posible apagar esa candelita en el curso de los veinte años en ninguna parte. Esa candelita comienza con 42 hombres, después de muchas dificultades, hay pérdidas, se pierden hombres, se pierden armas, después de esa experiencia, podemos decir que somos hoy un movimiento grande ya.
    • 1985 Sampedro, J. L. Sonrisa etrusca [1995] Esp (CDH )
      Suben las chispas hasta las ventanas...
    • 1986 Balza, J. Relatos [1990] Venezuela (CDH )
      para nosotros su origen saltaba como una chispa y lentamente adquiría la sinuosidad de las costas: abrumadoras cargas de bambúes, de palmeras y ceibas. Al acercarse parecía que el agua iba a sumergir la isla, frente a nuestra casa: pero no, el gigantesco cuerpo del río ondulaba dulcemente y apenas mordía, con dientes de molino, fugaz, los bordes de la isla y de nuestro propio puerto. A pesar de su humedad, el río era el verano: vientos de ópalo sobre el oleaje, sonidos momentáneos en el ramaje. El verano también tenía un cuerpo interminable: se lanzaba desde aquel cristal mínimo de donde surgía el río tras los bosques, hasta quedar atrapado en el silencio de cobre, en las hojas moradas del caimito, junto a mi casa.
    • 1986 Cabrera Infante, G. Habana [1993] 11 Cuba (CDH )
      Recuerdo la vida de entonces, del mes que vivimos allí, como una interminable sucesión de tranvías (yo estaba fascinado por los tranvías, vehículo para el que no conocía igual, con su paso rígido por sobre raíles cromados por el tránsito continuo, su aspecto de vagón de ferrocarril abandonado a su suerte, sus largas antenas dobles que al contacto con los cables de arriba, paralelos a las vías, producían chispas como breves bengalas) por el día y por la noche la iluminación azul y rojo intermitente que originaba el letrero luminoso colgado afuera, ahí mismo junto a nuestro balcón, que decía alternativamente «DROGUERÍA SARRÁ – LA MAYOR». Ese letrero en dos tonos de continuo coloreaba mis sueños, poblados de tranvías alternativamente azules y rojos —pero ésa era la infravida de medianoche. La gran aventura comenzada sucedía más temprano, en La Habana de noche, con sus cafés al aire libre, novedosos, y sus inusitadas orquestas de mujeres (no sé por qué las orquestas que amenizaban los cafés del Paseo del Prado, al doblar del edificio, eran todas femeninas, pero ver una mujer soplando un saxofón me producía una inquietante hilaridad) y la profusa iluminación: foso, faros, bombillas, reflectores, letreros luminosos: luces haciendo de la vida un día continuo. Yo venía de un pueblo pobre y aunque la casa de mis abuelos quedaba en la calle Real no había más que una bombilla de pocas bujías en cada esquina que apenas alumbraba el área alrededor del poste, haciendo más espesa la oscuridad de esquina a esquina.
    • 1986 Prensa El País, 02/02/1986 [1986] Esp (CDH )
      Molowny sólo se salió de la línea tópica en sus declaraciones al permitirse decir, tras el entrenamiento de ayer: "Estos choques son como una partida de poker, en la que todos nos conocemos, aunque siempre puede surgir alguna sorpresa". El amplio conocimiento de las cualidades y defectos del rival pasa por unas buenas relaciones incluso entre varios jugadores de un equipo y otro, si bien en los comentarios internos de cada vestuario se dejan deslizar frases significativas. Así, algunos madridistas suelen referirse a los defensas del Atlético como los Dalton, curiosa paradoja cuando los propios rojiblancos llaman Lucky Luke al lateral Tomás, mientras que en el Atlético algunos hablan, cuando llegan estos partidos, de "la mafia blanca". El Madrid de los últimos encuentros —Santander y Zaragoza— ha mantenido un excelente tono físico en los segundos tiempos y su impresionante capacidad para crear ocasiones y golear sigue siendo su mejor arma. Sin embargo, parece atravesar momentos de confusión en la media, en la que Gallego no alcanza la altura que se exige en el conductor de juego de un equipo que quiere ser campeón y Juanito, en espléndido momento de forma, da la impresión de intentar comer terreno por el centro al propio Gallego o a Michel desde su posición de interior izquierdo. Valdano supone el equilibrio de apoyo en la zona, Hugo no se mueve a gusto en este esquema y Butragueño queda a expensas de que se le encienda la chispa. Aun así, el Madrid ha mantenido una buena trayectoria desde que eliminó de la Copa de la UEFA al Borussia Moenchengladbach. El equipo estará integrado probablemente por Agustín (1); Chendo (2), Sanchis (5), Maceda (4), Camacho (3); Michel (8), Gallego (10), Juanito (6), Valdano (11); Butragueño (7) y Hugo Sánchez (9), con Ochotorena, Salguero, Martín Vázquez y Santillana de suplentes. La sorpresa sobre este cuadro base estaría en la inclusión de Salguero o Martín Vázquez por Gallego. Tal decisión estaría determinada por la preocupación de disponer de dos jugadores que marcaran encima a Landáburu y Setién. Por lo demás, la tensión extradeportiva es evidente.
    • 1986 Skármeta, A. Cartero Neruda [1996] Chile (CDH )
      — Por el beso no, pero el beso es la chispa que arma el incendio. Y aquí tienes otro verso de Neruda: «Amo el amor que se reparte, en besos, lecho y pan.» 0sea, mijita, hablando en plata, la cosa es hasta con desayuno en la cama.
    • 1986 Skármeta, A. Cartero Neruda [1996] Chile (CDH )
      «Querido Mario Jiménez, de pies alados, recordada Beatriz González de Jiménez, chispa e incendio de isla Negra, señora excelentísima Rosa viuda de González, querido futuro heredero Pablo Neftalí Jiménez González, delfín de isla Negra, eximio nadador en la tibia placenta de tu madre, y cuando salgas al sol rey de las rocas, los volantines, y campeón en ahuyentar gaviotas, queridos todos, queridísimos los cuatro.»
    • 1986 Soriano, O. Rendido león [1987] 78 Argentina (CDH )
      Excitado, lanzó dos rugidos y golpeó el armatoste contra el capó hasta que los vecinos empezaron a asomarse por las ventanas con faroles y linternas. El cónsul seguía allí, inmóvil, sin saber qué hacer. Sacó la botella, tomó un trago nervioso y se dijo que lo menos aconsejable era echarse a correr. Los nativos hacían comentarios en su lengua, de ventana a ventana, y al rato todos se volvieron a la cama y la calle quedó en silencio. Bertoldi advirtió, entonces, que los grillos habían dejado de cantar. El gorila arrastró el paragolpes sobre el empedrado sacándole chispas, hasta que reparó en Bertoldi, que seguía tieso como un monolito. Estaban a dos metros de distancia y el cónsul podía sentir el aliento del animal. De la nariz aplastada le salía un moco que se estiraba lentamente hasta cortarse por lo más fino y se renovaba cada vez que abría la boca y parecía a punto de estornudar. «Debe estar resfriado», pensó Bertoldi y le tendió la botella. El mono la agarró, la miro de cerca y al ponerla hacia abajo lo sobresaltó el whisky que se derramaba a sus pies. Desconcertado, le acercó la lengua y la lamió como si fuera un chupetín.
    • 1988 Rojo, J. A. Hotel Madrid [1988] Bolivia (CDH )
      Me digo que simplemente se aburrían y que fue sólo eso lo que les encendió la chispa del tacaneo. Más aún, y desde punto, sus mismos cuerpos, sujetos al azar y sin orden en el bamboleo. Quiero decir: quizá ni siquiera bailen alrededor de centro alguno. Que lo hacen sólo por sacudirse. Porque, si no fuera así, si verdaderamente bailaran en círculos alrededor de nada, témome que tendría que adelantar la incómoda hipótesis de que celebran, estos cuerpos, el vacío.
    • 1988 Rojo, J. A. Hotel Madrid [1988] Bolivia (CDH )
      chispas atrapadas en el instante de su combustión y trasladadas sobre lugares que tenían la presencia de lo familiar.
    • 1989 Esquivel, L. Como Agua [1995] México (CDH )
      En ese momento los cuerpos ardientes de Pedro y Tita empezaron a lanzar brillantes chispas. Éstas encendieron la colcha que a su vez incendió todo el rancho. ¡Qué a tiempo habían emigrado los animales, para salvarse del incendio! El cuarto oscuro se convirtió en un volcán voluptuoso. Lanzaba piedras y ceniza por doquier. Las piedras en cuanto alcanzaban altura estallaban, convirtiéndose en luces de todos los colores. Los habitantes de las comunidades cercanas observaban el espectáculo a varios kilómetros de distancia, creyendo que se trataba de los fuegos artificiales de la boda de Alex y Esperanza.
    • 1989 Landero, L. Juegos [1993] Esp (CDH )
      Salieron a la galería, recorrieron una calle tortuosa y desembocaron a una encrucijada por donde pasaban echando chispas los tranvías. Allí, bajo una acacia, estaba el negocio.
    • 1990 Uslar Pietri, A. Visita tiempo [1993] Venezuela (CDH )
      Durante todo ese día y los sucesivos llegaron en atropellada profusión de correos, fugitivos y viajeros, las descripciones aterradoras de Amberes saqueado por las tropas. Media ciudad incendiada, los comercios robados, la soldadesca alzada y borracha. Españoles, alemanes, valones, se entremataban por las presas. El gobernador de la ciudadela había sido engañado por los mercenarios alemanes. Tropas de merodeadores habían venido al auxilio de la guarnición para robar y degollar con grandes pendones de Jesús Crucificado y de la Santísima Virgen. Desde lejos una nube de humo y de chispas cubría las torres de la ciudad.
    • 1992 Roa Bastos, A. Vigilia Almirante [1992] Paraguay (CDH )
      En un antiguo bolso de piel de león guardaba dos pedazos de hueso de la fiera con cuyo frotamiento hacía saltar la chispa que encendía su candela. Luego empezaba a marchar y la lectura comenzaba a rugir.
    • 1993 Sarduy, S. Cantantes [1967] Cuba (CDH )
      Pasaron otra vez, llenos, rechinando en los raíles, echando chispas, los tranvías. El río corrió. Se soltaron los barcos.
    • 1994 Salvador Lara, J. HContemp Ecuador [1994] 296 Ecuador (CDH )
      El pelotón de fusilamiento tenía apuntadas las armas, la chispa prendida; el oficial que los comandaba, el sable en alto. Todos esperaban el perdón. ¿Y Montúfar? Tranquilo, la cabeza erguida, las anchas espaldas esperando el impacto, ni suplicaba ni se quejaba. Como "traidor" lo condenaron los realistas; "héroe y mártir" lo aclamaban los patriotas, con el silencioso latir esperanzado de sus corazones. Las mujeres lloraban, imploraban, caían de rodillas.
    • 1994 Solares, I. Nen [1994] México (CDH )
      Más tarde cayó sobre Tenochtitlan una gran brasa con lluvia de chispas. De ese cometa nacieron tres más, que corrían con fuerza y violencia hacia el oriente, desparramando centellas y dejando tras de sí largas colas de fuego.
    • 1995 Britton, R. M. No pertenezco [1995] 184 Panamá (CDH )
      Fue un viaje rápido, recargado de emociones. Joaquín y yo poco hablábamos, como si por tácito acuerdo hubiésemos decidido guardar nuestras impresiones para último análisis. El mar se portó bien, pero Joaquín se mareó. Era su primer viaje en barco y cuando regresamos nunca más se aventuró fuera de Santafé. Llegamos de noche a la rada de Limón en donde surgía la ciudad de Colón, construida a toda prisa alrededor de la estación del ferrocarril. Un conjunto desordenado de casuchas de madera, aunque el diseño inicial de calles y avenidas tenía una cierta elegancia. Y allí nos esperaba el Ferrocarril que tantas vidas había costado. Casi volamos a través de ciénagas y pantanos levantando chispas en el camino de hierro. Lo que antes era una odisea a través de la jungla se convertía en un paseo agradable que en pocas horas nos llevó de un océano al otro. ¡El ingenio y la tenacidad del hombre habían triunfado sobre la hostil naturaleza!
    • 1995 Donoso, J. Morir elefantes [1995] Chile (CDH )
      Gustavo abrió la ventanilla, furioso, y tiró su cigarrillo, que dibujó un arco de chispas al caer en el pavimento:
    • 1996 Pitol, S. Arte fuga [1997] México (CDH )
      las chispas se convierten en pequeñas llamas y comienzan a carbonizar una viga. Vivo solo, sin nadie que me auxilie en esos casos. Salgo a buscar a un electricista, pero la situación parece no preocuparme demasiado, como si ese cortocircuito tuviera la misma escasa importancia de la puerta del armario que cierra con dificultad. Salgo a la calle con una escalera portátil en una mano y en la otra una maleta. Advierto que Sacho me ha seguido; lo dejo acompañarme, pues es la hora de su paseo. Escondo la escalera y la maleta entre un macizo de flores, en una pequeña rotonda bastante desabrida.
    • 1998-2002 Fresán, R. Velocidad Cosas [2002] Argentina (CDH )
      La polaroid gris de la mañana siguiente cuya mecha supe encender con el fósforo de una cerveza, ese dudoso remedio promovido por aquellos bebedores que piensan que no hay nada mejor que la gasolina para apagar la chispa antes del estallido de la bomba supuestamente desactivada la noche anterior.
    • 2002 Mtz Salguero, J. Combate místico [2002] Bolivia (CDH )
      Un haz de sol brilló sobre una piedra sobresalida. Hiciste un poco de fuerza sobre ella y ésta cedió, continuaste sacando otras y pudiste entrar en una cueva. Avanzabas con mucha cautela, puesto que la penumbra te impedía caminar con seguridad. Una voz imperiosa te dijo: "¡Detente! Enciende la lámpara que está a la derecha". Entonces viste que, sobresaliendo de la peña, había un cuenco de piedra con un pabilo completamente seco. Vertiste el aceite con sumo cuidado y debajo de la concavidad hallaste un pedernal; lo frotaste y encendiste la lámpara con la chispa que se produjo. La luz te hizo ver un profundo hueco abierto a dos o tres pasos de donde te encontrabas. Nuevamente la voz te dijo: "Sólo quien obedece las instrucciones sale con vida de este sitio. Piensa serenamente y responde: ¿Estás dispuesto a seguir con esta aventura? Si no quieres, todavía puedes salir fácilmente". Sí, quiero seguir, respondiste. Después de un momento. sentiste una enorme energía empujándote la sangre hacia la cabeza y viste una figura delante de tus ojos. Fijaste la mirada en el centro y ésta cobró vida.
    • 2002 Mtz Salguero, J. Combate místico [2002] Bolivia (CDH )
      "Quiero hablar contigo" —le dijo con calma— "Pero yo no". Fue la seca respuesta. "Salga... por favor". Y el revolver miraba al centro de su pecho. "Debes escucharme" —repitió Calixto— ¡Salga! Resonó la voz aguardentosa en tono más elevado. Calixto, que hasta ese momento sentía temor, se dio cuenta de que en su pecho se encendía la chispa de un nuevo coraje y una extraña energía lo empezó a invadir. "Te apuesto a que no me haces daño", le dijo con voz firme, aunque sintiéndose admirado por cuanto sus labios pronunciaban. "Bueno, si usted así lo quiere..." fue la respuesta. Un disparo resonó en la alcoba. Jovito, por esas épocas, ya tenía fama de experto tirador, pero para su sorpresa, el intruso seguía de pie mirándole impertérrito.
    • 2002 Mtz Salguero, J. Combate místico [2002] Bolivia (CDH )
      "Cuando el Altísimo decidió agujerear la eternidad —comenzó la palabra— tomó en sus manos una pequeñísima porción de la luz que envuelve a su ser de infinito resplandor y la fue apagando hasta condensarla de tal manera que era sólo una mota opaca, apenas visible entre tanto fulgor. Apenas se la veía como una pequeña mancha en un inmenso espejo refulgente. En ese punto opaco vertió un poco de su pensamiento, como retaceando su sabiduría. Volvió a condensarla hasta que el polvo turbio tomó únicamente el brillo de mil soles juntos. Entonces dijo: "Con esta luz amortecida voy a formar el universo". En ese instante, una chispa antes nunca vista se encendió en la inmensidad del espacio recién formado y comenzó a crecer y crecer. / El fuego era el único amo del universo, pero no quemaba nada, sólo ardía con la pasión de formar núcleos de existencia. Se iluminaba a sí mismo y se veía deshilado en filamentos de amor que salían de él y a él volvían. Entonces, siguiendo el impulso de la voz que lo había generado, comenzó a formar columnas de luz, las cuales descendían en el tiempo recién estrenado, constituyéndose en el fundamento de cuanto hay. Establecidas estas columnas, nuevas chispas surgieron del fuego primordial y giraron enloquecidas en su afán de ser. Giraron en diferentes ángulos y por eso tuvieron diferentes destinos, concebidos especialmente para ellas por el amor de la voz formadora de las cosas". Después, nuevamente se hizo el silencio y volví a caer mientras la misma voz decía: "Por hoy es suficiente... pero no abras los ojos, sino hasta después de que tu maestro te hable". Un suave golpe me devolvió la conciencia a esta realidad. Voluntariamente mantenía cerrados mis ojos. "Has ido a regiones remotas y debes orar en agradecimiento", dijo suavemente mi maestro. Todo mi ser se abrió con el perfume de la gratitud.
    • 2014 RAE DLE (NTLLE)
      chispa. [...] f. Partícula encendida que salta del fuego o del choque entre piedras, metales, etc.
    • 2019 Osorio Gumá, M. Otro lado Mx (CORPES)
      —¿A poco todo eso dice en ese libro que andabas trayendo? No le entiendo cómo le hacen para meter tanta cosa en un lugar tan chaparro —y me echó un vistazo, como tanteando la verdad o la mentira en mí. —De veras, mamita. Todo eso dice, y hasta más —y nos quedamos un rato calladas mirando un tizón echar chispas. Después de dar largas boqueadas, removió los leños y continúo: —Pues ahora me toca a mí hablar y a ti oír. Vas a saber cómo es que vine a dar a esta cueva por primerita vez, hace ya más de cincuenta años —respiró hondo, tal vez para animarse. Miró en silencio la leña arder durante un buen rato, antes de soltarse a hablar. Y no paró hasta que los pájaros anunciaron la llegada de la tarde.
  2. s. f. Comentario o noticia no verificada con la que se pretende desacreditar a una persona o enemistarla con otra.
    docs. (1609-2002) 14 ejemplos:
    • 1609 Chaves, C. Bocabulario Romances Germanía Esp (NTLLE)
      chispas, chismes.
    • 2002 Hnz Alonso, C. / Sanz Alonso, B. Dicc germanía [2002] Esp (BD)
      chispa n. f. 'Chisme', 'Murmuración'. [...] Metáfora. Los chismes y difamaciones son rapidísimos en propagarse.
    • 1609 Chaves, C. Bocabulario Romances Germanía Esp (NTLLE)
      chispas, chismes.
    • 1609 Anónimo Romances germanía [1945] Esp (CDH )
      / (Iaques Godizos, y Macos / que toda costura entreuan, / oficiales de la Carda / y negros en las reuezas) / Que por chispas de vn mandil / que les porto vna rebuelta, / se auian desafiado / a reñir en la Barqueta / con baldeos y Rodanchos / los Nauios sin cubiertas, / Y saliendose del cerco / a dar principio a su vela / en el Compas los atajan, / los que en amistades tercian: / que son los Rufos godeños, / a quien los demas respetan.
    • 1729 RAE DiccAutoridades (NTLLE)
      CHISPA. En germanía significa el chisme. Juan Hidalgo en su Vocab.
    • 1786 Terreros Pando, E. DiccCastVocesCienciasArtes (NTLLE)
      CHÍSPAS, entre Jitanos, chismes, V.
    • 1876 Cuervo, R. J. Apuntaciones Lenguaje Bogotano (2.ª ed.) [1876] p. 416 Co (BD)
      Ya que estamos en este terreno mencionaremos otra que se nos hace muy expresiva, y es la de tomar á chispa por una de aquellas noticias políticas más ó menos falsas que alarman y sobresaltan las poblaciones, prendiendo á veces grandes incendios.
    • 1917 Alemany Bolufer, J. DiccLengEsp (NTLLE)
      CHISPA. f. [...] Amér. En Colombia, bola, embuste.
    • 1925 Malaret, A. Diccionario americanismos (BD)
      CHISPA. f.- Colomb. Noticia falsa; chisme.
    • 1942 Santamaría, F. J. DiccGralAmericanismos (NTLLE)
      CHISPA. f. [...] En Colombia, noticia falsa, pajarota, bola.
    • 1976 Alonso Hnz, J. L. Léx marginalismo S. Oro [1976] Esp (BD)
      CHISPA Germ. «Chisme» [...].
    • 1980 Arias Cruz, M. Á. Americanismos (BD)
      CHISPA [...] n. f. (Colomb.). Bola, embuste, trola.
    • 2002 Hnz Alonso, C. / Sanz Alonso, B. Dicc germanía [2002] Esp (BD)
      chispa n. f. 'Chisme', 'Murmuración'. [...] Metáfora. Los chismes y difamaciones son rapidísimos en propagarse.
    • 1609 Chaves, C. Bocabulario Romances Germanía Esp (NTLLE)
      chispas, chismes.
    • 1609 Anónimo Romances germanía [1945] Esp (CDH )
      / (Iaques Godizos, y Macos / que toda costura entreuan, / oficiales de la Carda / y negros en las reuezas) / Que por chispas de vn mandil / que les porto vna rebuelta, / se auian desafiado / a reñir en la Barqueta / con baldeos y Rodanchos / los Nauios sin cubiertas, / Y saliendose del cerco / a dar principio a su vela / en el Compas los atajan, / los que en amistades tercian: / que son los Rufos godeños, / a quien los demas respetan.
    • 1609 Anónimo Romances germanía [1945] 95 Esp (CDH )
      / Y fuera Godizo hecho, / y de Iayanes de veras, / dalle vna estiua de calco, / quando la Chispa traxera.
    • 1729 RAE DiccAutoridades (NTLLE)
      CHISPA. En germanía significa el chisme. Juan Hidalgo en su Vocab.
    • 1786 Terreros Pando, E. DiccCastVocesCienciasArtes (NTLLE)
      CHÍSPAS, entre Jitanos, chismes, V.
    • 1876 Cuervo, R. J. Apuntaciones Lenguaje Bogotano (2.ª ed.) [1876] p. 416 Co (BD)
      Ya que estamos en este terreno mencionaremos otra que se nos hace muy expresiva, y es la de tomar á chispa por una de aquellas noticias políticas más ó menos falsas que alarman y sobresaltan las poblaciones, prendiendo á veces grandes incendios.
    • 1917 Alemany Bolufer, J. DiccLengEsp (NTLLE)
      CHISPA. f. [...] Amér. En Colombia, bola, embuste.
    • 1925 Malaret, A. Diccionario americanismos (BD)
      CHISPA. f.- Colomb. Noticia falsa; chisme.
    • 1942 Santamaría, F. J. DiccGralAmericanismos (NTLLE)
      CHISPA. f. [...] En Colombia, noticia falsa, pajarota, bola.
    • 1943 Restrepo, R. Apuntaciones idiomáticas Co (FG)
      "Hay chispas de guerra" es frase sobresaltante que oyeron allá en su niñez los hombres de hoy. Se quería decir con ella que había noticias o chismes de nueva guerra civil.
    • 1962 Tobón, J. Colombianismos (3.ª ed.) Co (FG)
      CHISPA. [...] Noticia falsa o alarmante. Voz histórica.
    • 1976 Alonso Hnz, J. L. Léx marginalismo S. Oro [1976] Esp (BD)
      CHISPA Germ. «Chisme» [...].
    • 1980 Arias Cruz, M. Á. Americanismos (BD)
      CHISPA [...] n. f. (Colomb.). Bola, embuste, trola.
    • 2002 Hnz Alonso, C. / Sanz Alonso, B. Dicc germanía [2002] Esp (BD)
      chispa n. f. 'Chisme', 'Murmuración'. [...] Metáfora. Los chismes y difamaciones son rapidísimos en propagarse.
  3. s. f. Gota pequeña, generalmente de lluvia.
    docs. (1645-2017) 12 ejemplos:
    • p1615-a1645 Quevedo Villegas, F. Bailes [1971] Esp (CDH )
      Echando chispas de vino, / y con la sed borrascosa, / lanzando en ojos de Yepes / llamas del tinto de Coca, / salen de blanco de Toro, / hechos reto de Zamora, / ceñidas de Sahagún / las cubas, que no las hojas, / Mondoñedo el de Jerez, / tras Ganchoso el de Carmona, / de su majestad de Baco / gentileshombres de boca: / los soldados más valientes, / que en esta edad enarbolan, / en las almenas del brindis, / las banderas de las copas.
    • 2017 Landero, L. Vida negociable Esp (CORPES)
      Recuerdo que en el ala del sombrero titilaba a la luz de los focos una miríada de chispitas de lluvia de todos los colores, que a su vez se reflejaban y multiplicaban en los espejos, dándole a la escena un carácter de lo más irreal. Luego me enteré de que el brigada Ferrer había trabajado en aquel local en su tiempo libre, no por necesidad sino por pura vocación, por el gusto de crear y aprender, y de que era un viejo amigo de la dueña y de los padres de la dueña.
    • 1725-1744 Torres Villarroel, D. Pronósticos Piscator [2006] 349 Esp (CDH )
      / Tres, al golpe de un guixarro / saltan de su Presidencia, / Magañón el de Valencia, / D. Turuleque y Cucharro: / votos con furia y desgarro / destaca el ganchoso Trexo, / mientras que Matilla el viejo / está turbado y mohíno, / echando chispas de vino / a la margen de un pellejo.
    • 1784 Anónimo "Diario meteorológico" [01-10-1784] p. 6 Memorial Literario Instructivo y Curioso de la Corte de Madrid (Madrid) Esp (HD)
      Dias. 26. Vientos. N.O. Barómetro. 27.6. Thermómetro. 7. Tiempos. Viento frío... Por la tarde chispas de nieve.
    • 1794 Jovellanos, G. M. Diario 1794 [1994] Diario Esp (CDH )
      chispas de agua; viene el canónigo de San Marcos, D. Manuel Valdés Llanos, y me entrega 1.120 reales, producto de la mula vendida en León.
    • 1817 RAE DRAE 5.ª ed. (NTLLE)
      CHISPA. Gota pequeña de agua de las que caen cuando empieza á llover ó llueve muy menudo.
    • 1884-1885 Clarín Regenta [1990] Esp (CDH )
      En el bouquet del vino, en el sabor del queso Gruyer, en las chispas de la champaña, en el reflejo de unos ojos, hasta en el contraste del pelo negro de Ronzal y su frente pálida y morena... en todo encontraba Anita aquella noche belleza, misterioso atractivo, un valor íntimo, una expresión amorosa...
    • 1986 Lara, L. F. DiccBásicoEspañolMéxico Mx (NTLLE)
      chispa s f [...] Gota pequeña y ligera de agua, particularmente de lluvia: "Empiezan a caer chispas" [...].
    • 2017 Landero, L. Vida negociable Esp (CORPES)
      Recuerdo que en el ala del sombrero titilaba a la luz de los focos una miríada de chispitas de lluvia de todos los colores, que a su vez se reflejaban y multiplicaban en los espejos, dándole a la escena un carácter de lo más irreal. Luego me enteré de que el brigada Ferrer había trabajado en aquel local en su tiempo libre, no por necesidad sino por pura vocación, por el gusto de crear y aprender, y de que era un viejo amigo de la dueña y de los padres de la dueña.
    • p1615-a1645 Quevedo Villegas, F. Bailes [1971] Esp (CDH )
      Echando chispas de vino, / y con la sed borrascosa, / lanzando en ojos de Yepes / llamas del tinto de Coca, / salen de blanco de Toro, / hechos reto de Zamora, / ceñidas de Sahagún / las cubas, que no las hojas, / Mondoñedo el de Jerez, / tras Ganchoso el de Carmona, / de su majestad de Baco / gentileshombres de boca: / los soldados más valientes, / que en esta edad enarbolan, / en las almenas del brindis, / las banderas de las copas.
    • 1725-1744 Torres Villarroel, D. Pronósticos Piscator [2006] 349 Esp (CDH )
      / Tres, al golpe de un guixarro / saltan de su Presidencia, / Magañón el de Valencia, / D. Turuleque y Cucharro: / votos con furia y desgarro / destaca el ganchoso Trexo, / mientras que Matilla el viejo / está turbado y mohíno, / echando chispas de vino / a la margen de un pellejo.
    • 1784 Anónimo "Diario meteorológico" [01-10-1784] p. 6 Memorial Literario Instructivo y Curioso de la Corte de Madrid (Madrid) Esp (HD)
      Dias. 26. Vientos. N.O. Barómetro. 27.6. Thermómetro. 7. Tiempos. Viento frío... Por la tarde chispas de nieve.
    • 1793 Jovellanos, G. M. Diario 1793 [1994] Diario Esp (CDH )
      – Amanece cubierto, frío, ventoso y con chispas de agua. Esto nos desalienta. Resuélvese que D. Emeterio mida el pueblo, señale las casas que deben caer y nos espere a la salida. Preparativos contra el frío. Salimos a las ocho y media. No es tan fiero el león como le pintan: el viento, ni tan frío ni tan fuerte como anteayer, pero más húmedo; luego se templa y seca y queda un día tratable, aunque nada bueno para la operación.
    • 1794 Jovellanos, G. M. Diario 1794 [1994] Diario Esp (CDH )
      chispas de agua; viene el canónigo de San Marcos, D. Manuel Valdés Llanos, y me entrega 1.120 reales, producto de la mula vendida en León.
    • 1817 RAE DRAE 5.ª ed. (NTLLE)
      CHISPA. Gota pequeña de agua de las que caen cuando empieza á llover ó llueve muy menudo.
    • 1884-1885 Clarín Regenta [1990] Esp (CDH )
      En el bouquet del vino, en el sabor del queso Gruyer, en las chispas de la champaña, en el reflejo de unos ojos, hasta en el contraste del pelo negro de Ronzal y su frente pálida y morena... en todo encontraba Anita aquella noche belleza, misterioso atractivo, un valor íntimo, una expresión amorosa...
    • 1965 García Pavón, F. Liberales [1965] Esp (CDH )
      A veces caían unas chispas acariciantes, puntiagudas y, en seguida, riente, llegaba un sol ético y de gasa, dando verónicas de esperanza y chupándose el líquido.
    • 1972 Torrente Ballester, G. Saga/Fuga [1995] 607 Esp (CDH )
      La música saltaba de las cuerdas como el surtidor de su arcaduz, brillaba al sol en el aire, enviaba a los rincones asombrados fragmentos de arco iris, caía sobre los espectadores como chispas de lluvia, y se perdía, cansada, en las lejanías de la mar.
    • 1986 Lara, L. F. DiccBásicoEspañolMéxico Mx (NTLLE)
      chispa s f [...] Gota pequeña y ligera de agua, particularmente de lluvia: "Empiezan a caer chispas" [...].
    • 2014 RAE DLE (NTLLE)
      chispa. [...] f. Gota aislada de lluvia menuda.
    • 2017 Landero, L. Vida negociable Esp (CORPES)
      Recuerdo que en el ala del sombrero titilaba a la luz de los focos una miríada de chispitas de lluvia de todos los colores, que a su vez se reflejaban y multiplicaban en los espejos, dándole a la escena un carácter de lo más irreal. Luego me enteré de que el brigada Ferrer había trabajado en aquel local en su tiempo libre, no por necesidad sino por pura vocación, por el gusto de crear y aprender, y de que era un viejo amigo de la dueña y de los padres de la dueña.
  4. interj. Expresa asombro o protesta. Frecuentemente, entre signos de admiración.
    docs. (1682-2014) 12 ejemplos:
    • 1682 Arboreda, A. Divino remedio Aurora san Ginés [1997] Esp (CDH )
      Quisquís ¡Chispas!, / lleve el diablo tu amistad / si en ella son tan preciosas / las malas nuevas.
    • 2014 RAE DLE (NTLLE)
      chispas [...] interj. U. para ponderar lo extraordinario de algo.
    • 1682 Arboreda, A. Divino remedio Aurora san Ginés [1997] Esp (CDH )
      Quisquís ¡Chispas!, / lleve el diablo tu amistad / si en ella son tan preciosas / las malas nuevas.
    • 1715 Cañizares, J. Ilustre fregona [1859] Esp (CDH )
      CORREGIDOR.No hay vida / Como la suya; un cuidado / Que tanto nos martiriza, / No le hiciera levantar / Media hora antes que otros dias; / Parece cosa imposible, / Segun proceden distintas / Nuestras costumbres, que tenga / Mi sangre este necio.MANUELA. / ¡Chispas! DON DIEGO.¿Lo oyes?
    • c1730 Pita, S. Príncipe [1951] Cuba (CDH )
      LAMPARÓN.(Ap.El juicio le falta.) / Ea, pues voy; pero mira, / si por el vientre te ensarto, / luego arrojarás las tripas, / y si acaso te ve Aurora, / la has de provocar a risa.CLORIDANO.Villano, traidor, cobarde, / por vida de Aurora ... (Pégale.)LAMPARÓN. ¡Chispas! AURORA.Llegar quisiera y hablarle / menos severa y esquiva: / perdone aquí mi decoro, / que me tiene enternecida. (Sale.)¿Quién es quien a Aurora nombra?
    • 1780 RAE DRAE 1.ª ed. (NTLLE)
      CHISPAS. Voz que usada como interjecion, sirve para expresar admiracion, ú disgusto, y vale lo mismo que FUEGO usado como interjecion.
    • 1840-1841 Espronceda, J. Diablo Mundo [1993] Esp (CDH )
      SALADAEl alma / y el corazón; Adán, mira, / (Se adelanta con energía a ADÁN.)¿ves estas lágrimas? Son / las primeras que en mi vida / me ha hecho derramar un hombre; / no hagas tú que mi desdicha / se trueque en rabia y se cambie, / Adán, mi ternura en ira. / No quiero, no, tú no irás / porque yo no quiero.EL CURA / ¡Chispas! / ¡Qué mala hierba ha pisado / la mocita!
    • 1958 Fuentes, C. Región [1968] México (CDH )

      — Hola, Pimpinela— dijo el Junior y colocó una mano mojada sobre el printde la aludida—. ¡Chispas! Esto está rete internacional. Ya nomás falta que les caigan Norma y su nuevo amiguito...

    • 1973 Azuela, A. Tamaño infierno [1985] México (CDH )
      «¡Carajo! Qué mal sabor de boca tengo... Qué pasa. ¿Ojos de diamantes? ¿Mis sobrinos en Kimberley?... No, no puede ser... ¿La lujuria? ¿La avaricia?... Están tocando... Ah qué flojera. ¡Chispas! No será ésta la telepatía de los sueños... ¡La carne de Justiniano! Qué pesadillas, compañero, pero no todas te pertenecen... El mal sueño se contagia y no dudes que tus hermanos también deben estar con las ficciones a plena luz del sol...»
    • 1981 Bryce Echenique, A. Martín Romaña [1995] 338 Perú (CDH )
      Esto último, aclaremos, no fue más que una desesperada agresión contra Sandra y lo del dominicano y lo de medio mundo, porque ya andábamos en la época (la época empezó inmediatamente) en que Sandra se acostaba con cualquiera menos conmigo, porque a mí me amaba y quería acostarse conmigo, no por darme placer, como a los demás, sino cuando su corazón y su cuerpo, en un mismo instante, se lo pidieran. Chispas, ya verán los malos ratos que pasé al acecho de aquel instante... Bueno, todo eso por parte de Sandra.
    • 1987 Zurro, A. Farsas [1987] Esp (CDH )
      ¡Chispas! ¡Tú, embarazada! No preguntaré de quien. Así manchas el honor de nuestro linaje, ¡dejándote embarazar! ¿Lo haces para castigarme? Está bien. No volveré a tocarte. No volveré a verte hasta que eso se desinfle. Te encerraré en la torre.
    • 1999 González, E. Quién como Dios [1999] México (CDH )

      — ¿Busca usté algo, mamacita?

      — Mi mantilla.

      — ¿Una como la que trai puesta?

      — ¡Ah chispas! ¡Háblale a Manuelilla par'irnos enseguida, ya ves luego cómo se llenan de chusma las calles. En la madrugada soltaron el encierro en la calle del Correo. Me lo mandó avisar Manuelito Rubio, él apenas pudo salir de su casa en la mañanita cuando fue a misa, así que ¡apúrenle que hay un maremán de gente en las calles!

    • 2010 ASALE DiccAmericanismos (NTLLE)
      ¡ah, chispas! loc. interj. Mx, Ec. Expresa sorpresa o protesta.
    • 2014 RAE DLE (NTLLE)
      chispas [...] interj. U. para ponderar lo extraordinario de algo.
  5. s. f. Trozo muy pequeño [de algo].
    docs. (1747-2020) 14 ejemplos:
    • 1747 Juan, J. / Ulloa, A. Noticias América [1985] Perú (CDH )
      En la misma jurisdicción del curato de Azogues, cuya extensión es bastante grande, y no muy apartado del pueblo principal que hace cabeza de él, corre un río pequeño, el cual lleva, entre sus arenas, menudas chispas de una piedra que en el color, en lo duro de ellas y en su brío, persuaden bastantemente a que son rubíes. De este sentir fueron algunos sujetos de la compañía francesa que tenían inteligencia en piedras y las examinaron. Pero todas las que se sacan son pequeñitas, que las mayores llegan a ser apenas del porte de lentejas.
    • 2020 Jared, J. "Historia humana" [18-04-2020] Tiempo Digital (Tegucigalpa): www.tiempo.hn Ho (CORPES)
      ¿Avena-pasas o chispas de chocolate? Esa decisión de ingredientes para una galleta, más el desembolso de L25, podría ser su significativa aportación para el cumplimiento de los sueños de una joven de 20 años.
    • 1747 Juan, J. / Ulloa, A. Noticias América [1985] Perú (CDH )
      En la misma jurisdicción del curato de Azogues, cuya extensión es bastante grande, y no muy apartado del pueblo principal que hace cabeza de él, corre un río pequeño, el cual lleva, entre sus arenas, menudas chispas de una piedra que en el color, en lo duro de ellas y en su brío, persuaden bastantemente a que son rubíes. De este sentir fueron algunos sujetos de la compañía francesa que tenían inteligencia en piedras y las examinaron. Pero todas las que se sacan son pequeñitas, que las mayores llegan a ser apenas del porte de lentejas.
    • 1748 Ulloa, A. Viaje Perú [1990] I, 580 Perú (CDH )
      Consisten estas en unas pequeñas chispas de rubí fino, segun el dictamen de algunos inteligentes, las quales se suelen hallar entre las arenas que llevan las rápidas corrientes de un mediano rio, el qual hace su curso no muy distante del pueblo de los Azogues. Los indios y la demás gente de él suele ocuparse algunas veces en irlas á lavar y las sacan yá pequeñas y yá grandes hasta del porte de las lentejas ó algo mas, no siendo dudable que son estas las que el batidero del agua, passando por el mismo mineral, con la continuacion de chocar en él, puede desquiciar, pero nunca se ha puesto cuidado por aquellos moradores en indagar su origen para dedicarse á trabajarlo con formalidad. Yo ví algunas de estas chispas en bruto estando en el mismo pueblo, y su dureza, no menos que el color, daban bastantes indicios de ser finas.
    • 1774 Anónimo "Inventario joyas" [1969] p. 314 América hispana Esp (FG)
      [...] en la muñeca una pulsera de tres hilos con veinte y una perlas medianas: y en el dedo una especie de sortija con cinco chispitas de diamantes.
    • 1882 Pz Rosales, V. Recuerdos (1814-1860) [1993] 163 Chile (CDH )
      El Pachá, que rellenaba el sillón con su pesada humanidad, y que podría contar con unos sesenta inviernos, aunque no los representaba, era un hombre más bien alto que bajo, de rostro encendido, complexión sanguínea y perfil griego; tenía además los ojos vivos, pobladas las cejas y barba cuidadosamente extendida sobre el pecho. Vestía un traje talar de riquísima cachemira; llevaba en la cabeza una especie de coraza alta y reluciente, con profusión de piedras preciosas, y en la cintura lucía el puño de oro con brillantes de un puñal damasquino. Tras este exótico personaje, que hacía recordar la figura del Gran Lama, se colocaron, como dos estatuas de ébano, dos poderosos negros guardianes del harén, con sus bonetes zuavos, sus chalecos bordados, sus anchos mamelucos y sus inexorables puñales de guarnición dorada. A uno y otro lado de este mudo frontispicio, porque la tal trinidad todo lo miraba y de nada se dolía, se extendían como alas nueve preciosas damas orientales, en cuya fisonomía parece que la naturaleza se hubiese complacido en acumular lanza-fuegos para hacer estallar las bombas de los corazones franceses. Vestían, como las colegialas, trajes uniformes y muy semejantes en el corte a los que estilan las acaudaladas hijas de la Grecia, pero con tal copia de perlas y de joyas, que podía decirse que cada una de ellas llevaba a cuestas un tesoro. A pesar del rico y transparente velo con chispas de plata que al descuido y con cuidado caía sobre el rostro de aquellos angelitos de andas, podía conocerse que ocho eran trigueñas de ojos negros y rasgados, una rubia de ojos azules, y que la que más edad podría tener no pasaría de veintidós primaveras.
    • 1884-1885 Clarín Regenta [1990] Esp (CDH )
      y la carretela salió arrancando chispas de los guijarros puntiagudos por las calles estrechas de la Encimada. Detrás iba la Góndola, atronando al vecindario con horrísono estrépito de cascabeles, latigazos, cristales saltarines, y voces y carcajadas que sonaban dentro.
    • 1891-1894 Muro, Á. Practicón [1982] Esp (CDH )
      El jamón se guarda para otros fines si no se quiere recortar en chispas para realzar la vista y el gusto de la salsa.
    • 1906 Gabriel Galán, J. M. Religiosas [1996] Esp (CDH )
      En los espacios / del mundo sideral ya se borraban / las últimas estrellas que aún brillaban / como débiles chispas de topacios.
    • 1926 Pz Ayala, R. Curandero su honra [1991] Esp (CDH )
      Le hubiera gustado inscribir esta misma leyenda, con chispas de diamante, sobre la frente de Herminia. A la noche, le temblaban tanto las manos a Tigre Juan que no acertaba a colocar el brazalete en la muñeca de Herminia. Vinieron en su ayuda la abuela, el cura y la viuda, de suerte que Herminia recibió la impresión de que no era sólo Tigre Juan sino la sociedad entera quien la esposaba. *
    • 1977 Hnz Norman, I. Novela criolla [1977] Puerto Rico (CDH )
      Era una noche serena y despejada en que el cielo aparecía cual techumbre de zafiro con toques de nácar y chispas de oro. Alzábase la luna, brillante medalla del creador, presente dado a ciertas noches en premio de su belleza. El ambiente suave, embalsamado, como el de las horas felices en que tal vez hemos escuchado juramentos que no siempre se cumplen, pero que jamás se olvidan. / La ex florista estaba hermosa como aquella noche. (Pág. 100.)
    • 1985 García Márquez, G. Amor [1987] Colombia (CDH )
      Durmió a saltos, viendo al doctor Juvenal Urbino por todas partes, viéndolo reír, cantar, echando chispas de azufre por los dientes con los ojos vendados, burlándose de ella con una jerigonza sin reglas fijas en un coche distinto que subía hacia el cementerio de los pobres. Despertó mucho antes del amanecer, exhausta, y permaneció despierta con los ojos cerrados pensando en los años innumerables que todavía le faltaban por vivir. Después, mientras Hildebranda se bañaba, escribió una carta a toda prisa, la dobló a toda prisa, la metió a toda prisa en el sobre, y antes de que Hildebranda saliera del baño se la mandó con Gala Placidia al doctor Juvenal Urbino. Era una carta de las suyas, sin una letra de más ni de menos, en la cual sólo decía que sí, doctor, que hablara con su padre.
    • 1993 Bain, C. Dolor Ceiba [1995] 93 Colombia (CDH )
      Emilia no se quedó atrás, vestida en gris ostión con talle imperio y estola de mink blanco, regalo de Carlos en la navidad anterior, de su cuello pendía una gargantilla en rubíes y chispas de brillantes.
    • 2020 Jared, J. "Historia humana" [18-04-2020] Tiempo Digital (Tegucigalpa): www.tiempo.hn Ho (CORPES)
      ¿Avena-pasas o chispas de chocolate? Esa decisión de ingredientes para una galleta, más el desembolso de L25, podría ser su significativa aportación para el cumplimiento de los sueños de una joven de 20 años.
    • 1747 Juan, J. / Ulloa, A. Noticias América [1985] Perú (CDH )
      En la misma jurisdicción del curato de Azogues, cuya extensión es bastante grande, y no muy apartado del pueblo principal que hace cabeza de él, corre un río pequeño, el cual lleva, entre sus arenas, menudas chispas de una piedra que en el color, en lo duro de ellas y en su brío, persuaden bastantemente a que son rubíes. De este sentir fueron algunos sujetos de la compañía francesa que tenían inteligencia en piedras y las examinaron. Pero todas las que se sacan son pequeñitas, que las mayores llegan a ser apenas del porte de lentejas.
    • 1748 Ulloa, A. Viaje Perú [1990] I, 580 Perú (CDH )
      Consisten estas en unas pequeñas chispas de rubí fino, segun el dictamen de algunos inteligentes, las quales se suelen hallar entre las arenas que llevan las rápidas corrientes de un mediano rio, el qual hace su curso no muy distante del pueblo de los Azogues. Los indios y la demás gente de él suele ocuparse algunas veces en irlas á lavar y las sacan yá pequeñas y yá grandes hasta del porte de las lentejas ó algo mas, no siendo dudable que son estas las que el batidero del agua, passando por el mismo mineral, con la continuacion de chocar en él, puede desquiciar, pero nunca se ha puesto cuidado por aquellos moradores en indagar su origen para dedicarse á trabajarlo con formalidad. Yo ví algunas de estas chispas en bruto estando en el mismo pueblo, y su dureza, no menos que el color, daban bastantes indicios de ser finas.
    • 1774 Anónimo "Inventario joyas" [1969] p. 314 América hispana Esp (FG)
      [...] en la muñeca una pulsera de tres hilos con veinte y una perlas medianas: y en el dedo una especie de sortija con cinco chispitas de diamantes.
    • 1882 Pz Rosales, V. Recuerdos (1814-1860) [1993] 163 Chile (CDH )
      El Pachá, que rellenaba el sillón con su pesada humanidad, y que podría contar con unos sesenta inviernos, aunque no los representaba, era un hombre más bien alto que bajo, de rostro encendido, complexión sanguínea y perfil griego; tenía además los ojos vivos, pobladas las cejas y barba cuidadosamente extendida sobre el pecho. Vestía un traje talar de riquísima cachemira; llevaba en la cabeza una especie de coraza alta y reluciente, con profusión de piedras preciosas, y en la cintura lucía el puño de oro con brillantes de un puñal damasquino. Tras este exótico personaje, que hacía recordar la figura del Gran Lama, se colocaron, como dos estatuas de ébano, dos poderosos negros guardianes del harén, con sus bonetes zuavos, sus chalecos bordados, sus anchos mamelucos y sus inexorables puñales de guarnición dorada. A uno y otro lado de este mudo frontispicio, porque la tal trinidad todo lo miraba y de nada se dolía, se extendían como alas nueve preciosas damas orientales, en cuya fisonomía parece que la naturaleza se hubiese complacido en acumular lanza-fuegos para hacer estallar las bombas de los corazones franceses. Vestían, como las colegialas, trajes uniformes y muy semejantes en el corte a los que estilan las acaudaladas hijas de la Grecia, pero con tal copia de perlas y de joyas, que podía decirse que cada una de ellas llevaba a cuestas un tesoro. A pesar del rico y transparente velo con chispas de plata que al descuido y con cuidado caía sobre el rostro de aquellos angelitos de andas, podía conocerse que ocho eran trigueñas de ojos negros y rasgados, una rubia de ojos azules, y que la que más edad podría tener no pasaría de veintidós primaveras.
    • 1884-1885 Clarín Regenta [1990] Esp (CDH )
      y la carretela salió arrancando chispas de los guijarros puntiagudos por las calles estrechas de la Encimada. Detrás iba la Góndola, atronando al vecindario con horrísono estrépito de cascabeles, latigazos, cristales saltarines, y voces y carcajadas que sonaban dentro.
    • 1891-1894 Muro, Á. Practicón [1982] Esp (CDH )
      El jamón se guarda para otros fines si no se quiere recortar en chispas para realzar la vista y el gusto de la salsa.
    • 1906 Gabriel Galán, J. M. Religiosas [1996] Esp (CDH )
      En los espacios / del mundo sideral ya se borraban / las últimas estrellas que aún brillaban / como débiles chispas de topacios.
    • 1924 Lugones, L. Ojos [1988] Cuentos Argentina (CDH )
      y sobre su frente, erguíase como en el aire, al estar retenido por invisible diadema, el áspid de esmalte verde cuyos ojillos eran dos chispas de diamante.
    • 1926 Pz Ayala, R. Curandero su honra [1991] Esp (CDH )
      Le hubiera gustado inscribir esta misma leyenda, con chispas de diamante, sobre la frente de Herminia. A la noche, le temblaban tanto las manos a Tigre Juan que no acertaba a colocar el brazalete en la muñeca de Herminia. Vinieron en su ayuda la abuela, el cura y la viuda, de suerte que Herminia recibió la impresión de que no era sólo Tigre Juan sino la sociedad entera quien la esposaba. *
    • 1932 Reyles, C. Gaucho Florido [1969] Uruguay (CDH )
      Las pezuñas de las reses levantaban nubes de arena, chispitas de diamante, que se les metían a los hombres por ojos, narices y boca. Pero no cesaban de gritar y el monte resonaba de voces, relinchos, mugidos y algarabía de pájaros, que de los árboles se levantaban en bandadas. La hacienda seguía rodando barranca abajo, con rotundo estrépito. Éste se hizo mayor al caer aquélla al agua, formando bullentes remolinos, cascadas espumosas y líquidas columnas, que se elevaban como ansiosas de subir al cielo y, a cierta altura, disilusionadas, se venían abajo como muertas. Cuando toda la tropa perdió pie y empezó a nadar se produjo impresionante silencio.
    • 1977 Hnz Norman, I. Novela criolla [1977] Puerto Rico (CDH )
      Era una noche serena y despejada en que el cielo aparecía cual techumbre de zafiro con toques de nácar y chispas de oro. Alzábase la luna, brillante medalla del creador, presente dado a ciertas noches en premio de su belleza. El ambiente suave, embalsamado, como el de las horas felices en que tal vez hemos escuchado juramentos que no siempre se cumplen, pero que jamás se olvidan. / La ex florista estaba hermosa como aquella noche. (Pág. 100.)
    • 1985 García Márquez, G. Amor [1987] Colombia (CDH )
      Durmió a saltos, viendo al doctor Juvenal Urbino por todas partes, viéndolo reír, cantar, echando chispas de azufre por los dientes con los ojos vendados, burlándose de ella con una jerigonza sin reglas fijas en un coche distinto que subía hacia el cementerio de los pobres. Despertó mucho antes del amanecer, exhausta, y permaneció despierta con los ojos cerrados pensando en los años innumerables que todavía le faltaban por vivir. Después, mientras Hildebranda se bañaba, escribió una carta a toda prisa, la dobló a toda prisa, la metió a toda prisa en el sobre, y antes de que Hildebranda saliera del baño se la mandó con Gala Placidia al doctor Juvenal Urbino. Era una carta de las suyas, sin una letra de más ni de menos, en la cual sólo decía que sí, doctor, que hablara con su padre.
    • 1993 Bain, C. Dolor Ceiba [1995] 93 Colombia (CDH )
      Emilia no se quedó atrás, vestida en gris ostión con talle imperio y estola de mink blanco, regalo de Carlos en la navidad anterior, de su cuello pendía una gargantilla en rubíes y chispas de brillantes.
    • 2020 Jared, J. "Historia humana" [18-04-2020] Tiempo Digital (Tegucigalpa): www.tiempo.hn Ho (CORPES)
      ¿Avena-pasas o chispas de chocolate? Esa decisión de ingredientes para una galleta, más el desembolso de L25, podría ser su significativa aportación para el cumplimiento de los sueños de una joven de 20 años.
  6. s. f. Cantidad pequeña [de algo].
    Sinónimo: gota
    docs. (1787-2019) 48 ejemplos:
    • 1787 Fdz Moratín, L. Cartas 1787 [1973] Epistolario Esp (CDH )
      Quando amanezca en nosotros el buen gusto, quando lleguemos a sentir una chispa de amor a la patria; pero esto va muy largo.
    • 2019 Franco, J. Cielo [2019] Co (CORPES)
      —Me mandaron a Londres a desintoxicarme —dijo Charlie— porque bebía a escondidas y sola. Lo miró, esperando una reacción, pero a él no se le movió ni un músculo de la cara. Charlie agitó las manos. Algo en ella había cambiado. Una chispa de ira, una contrariedad, un inconformismo.
    • 1787 Fdz Moratín, L. Cartas 1787 [1973] Epistolario Esp (CDH )
      Quando amanezca en nosotros el buen gusto, quando lleguemos a sentir una chispa de amor a la patria; pero esto va muy largo.
    • 1793 Andrés, C. Trad Origen Literatura, VI y VII [2000] Esp (CDH )
      Purbach puede llamarse el primero que manifestó alguna chispa de genio geométrico, y que hizo ver en sus observaciones y en sus obras astronómicas alguna finura de pensar en la Geometría, y alguna vislumbre de invención para el mejoramiento de la Geometría práctica y de la Trigonometría. Regiomontano. Regiomontano, su discípulo, superó bastante al maestro y se formó un geómetra harto más perfecto. Cardano, oyendo de mala gana las alabanzas de Regiomontano, lo acusaba de plagio en la construcción de las efemérides, en la tabla de las direcciones, en el libro de los triángulos esféricos y en todas las cosas. Pero sea lo que se fuese de estas acusaciones, que nosotros no podemos referir ahora, lo cierto es que la Geometría y la Astronomía profesarán perpetuo reconocimiento a Regiomontano. Este corrigió y perficcionó la invención de Purbach para la exactitud de los cálculos trigonométricos, dividiendo el radio en 1000000 partes en vez 6000000, que Purbach había sustituido a los 60 de los antiguos. Además de esto, introdujo Regiomontano en la Trigonometría el uso de las tangentes y formó la tabla de ellas.
    • 1811-1813 Alvarado, F. Cartas Filósofo Rancio II [1824] Esp (CDH )
      Y ciertamente que esta es una de las muchas cosas en que ni su escrito de V. ni su persona me hacen chispa de gracia; porque puntualmente sobre el asunto siempre me he ido, y pienso irme con el debido tiento. Para aplicar á otro un nombre que nada tenga de odio, no es menester ser cura ni padrino; pero para un nombre odioso, y tal como el de jansenista ó de liberal, no está instituido sacramento, ni alcanzan las facultades de los curas. Es menester pues aguardar, ó á que el mismo interesado se lo aplique, como sucede con nuestros pomposos filósofos, ó á que se lo declare quien tenga sobre su persona la autoridad, que ni tengo, ni quiero, ni me hace falta para cosa de este mundo. Esto se entiende en público; porque acá para mi santiscario voy yo formando ciertos dípticos, en que á cada uno le doy lo que juzgo merece; pues como decia Cervantes con su inimitable gracia: tambien tengo mi alma en mi cuerpo, y debajo de mi manto al rey mato.
    • 1830 Lpz Soler, R. Bandos Castilla [2003] Esp (CDH )
      Su rostro prolongado y desabrido, el aire, aunque intrépido y marcial, poco afable y cortesano, y cierta chispa de presunción nada graciosa, que se echaba de ver al través de su gravedad solemne y afectada, hacían singular contraste con los modales llenos de afectuosidad y finura, que recomendaban a tiro de ballesta el carácter de su discípulo. Seguían detrás de ellos las trescientas lanzas con que auxiliaba al príncipe el conde Pimentel: era agradable espectáculo el ver cual tascaban los caballos el duro freno, dando saltos y corbetas como en jactancia de su reprimida energía; y cual centelleaban con los rayos del sol las tersas armaduras de los jinetes, agitándose en lo alto de sus yelmos livianas plumas de caprichosos matices. Correspondió el príncipe con galán saludo a los honores de esos primeros escuadrones de la vanguardia, que iban al parecer a la guerra más briosos y confiados en razón de llevar a su frente los dos héroes del ejército, el conde Arnaldo de Urgel y el caballero del Cisne.
    • 1850 Coronado, C. Jarilla [2001] Esp (CDH )
      Del corazón de este príncipe sólo Vicente Ferrer podía hacer brotar una chispa de virtud.
    • c1872 Pz Galdós, B. Rosalía [1984] Esp (CDH )
      Lo cierto es que Horacio, que siempre tenía una chispa de razón en los momentos de mayor desvarío, intentó lo que Rosalía, débil y apasionada, conjunto hermoso de sensibilidad e inocencia, no sabía ni podía hacer. Como aquel que, andando en noche oscura por escabrosos sitios, ve el abismo en el mismo instante en que va a poner su pie sobre la piedra que, resbalando, le precipitara sin remedio y se detiene y salva, así Reynolds miró la espantable sima moral que se abría a sus ojos y, evocando todo lo que en su espíritu había de fuerte, de prudente y de enérgico, quiso impedir la caída.
    • 1891-1894 Muro, Á. Practicón [1982] Esp (CDH )
      En su defecto, una de perejil, con una chispa de hierbabuena.
    • 1901 Boronat Barrachina, P. Moriscos españoles [1992] Esp (CDH )
      Mayor buena fe y una chispa de caridad bien entendida en algunos mal aconsejados cristianos viejos, hubiera contribuído según creemos, á evitar las graves consecuencias que reportaron las insurrecciones de Muela de Cortes y Laguar. Más compasión con los expulsos hubiera, tal vez, podido conciliarse con el deber religioso, tan en vigor en aquella época, sin que por ello seamos tan cándidos que tratemos de amalgamar la verdad con el error. La justicia, aunque inflexible y recta, puede revestir formas suaves que conduzcan al fin que el legislador se propone. Era necesario el rigor porque la legislación lo preceptuaba, porque el espíritu nacional lo demandaba, porque la protervia de los moriscos lo hizo necesario, porque la conducta de los señores lo exigía. Sin una mano fuerte, como la del duque de Lerma, la cuestión morisca se hubiera prolongado.
    • 1914 Espina, C. Esfinge [1914] Esp (CDH )
      — No tenemos ni una chispa de luz.
    • 1929 Parra. T. Memorias Mamá Blanca [1991] Venezuela (CDH )
      Ocurría con frecuencia que primo Juancho, deseando por su lado despertar en el alma dormida e indiferente de Papá una chispa siquiera de ese sagrado interés que debe animar las almas ante los destinos del país, se enfrentaba a él y le exponía vehemente, con la ayuda de sus dos brazos y de sus dos faldones trémulos, dilemas tan terminantes como éste:
    • 1972 García Hortelano, J. Mary Tribune [1999] Esp (CDH )
      La vida discurría tan acompasada que, al faltar Matilde, surgió la moza y, escanciada la ginebra y enunciado que ni allí, en los soportales, se disfrutaba de una chispa de viento (de aire, dijo), la moza desaparecía y Matilde regresaba, con las gafas colgando de la cintura del pantalón y el ombligos, por tanto, triplicado. Se bebió el café, la moza notificó que el todo montaba a la cantidad que venía apuntada y enseñó, sin soltarla, una hoja de bloc.
    • 1999 Volpi, J. Busca Klingsor [1999] México (CDH )
      Su nariz era idéntica a las protuberancias que cuelgan de los picos de los pavos y sus ojillos, encerrados tras unas gruesas gafas opacas, no presagiaban ninguna chispa de particular inteligencia. Sin embargo, Bacon estaba convencido, como todos los presentes, de que ese hombre delgado y fibroso era un genio, uno de esos sabios melancólicos que deben pagar con su salud mental el talento que les ha sido conferido.
    • 2019 Franco, J. Cielo [2019] Co (CORPES)
      —Me mandaron a Londres a desintoxicarme —dijo Charlie— porque bebía a escondidas y sola. Lo miró, esperando una reacción, pero a él no se le movió ni un músculo de la cara. Charlie agitó las manos. Algo en ella había cambiado. Una chispa de ira, una contrariedad, un inconformismo.
    • 1787 Fdz Moratín, L. Cartas 1787 [1973] Epistolario Esp (CDH )
      Quando amanezca en nosotros el buen gusto, quando lleguemos a sentir una chispa de amor a la patria; pero esto va muy largo.
    • 1793 Andrés, C. Trad Origen Literatura, VI y VII [2000] Esp (CDH )
      Purbach puede llamarse el primero que manifestó alguna chispa de genio geométrico, y que hizo ver en sus observaciones y en sus obras astronómicas alguna finura de pensar en la Geometría, y alguna vislumbre de invención para el mejoramiento de la Geometría práctica y de la Trigonometría. Regiomontano. Regiomontano, su discípulo, superó bastante al maestro y se formó un geómetra harto más perfecto. Cardano, oyendo de mala gana las alabanzas de Regiomontano, lo acusaba de plagio en la construcción de las efemérides, en la tabla de las direcciones, en el libro de los triángulos esféricos y en todas las cosas. Pero sea lo que se fuese de estas acusaciones, que nosotros no podemos referir ahora, lo cierto es que la Geometría y la Astronomía profesarán perpetuo reconocimiento a Regiomontano. Este corrigió y perficcionó la invención de Purbach para la exactitud de los cálculos trigonométricos, dividiendo el radio en 1000000 partes en vez 6000000, que Purbach había sustituido a los 60 de los antiguos. Además de esto, introdujo Regiomontano en la Trigonometría el uso de las tangentes y formó la tabla de ellas.
    • 1803 RAE DRAE 4.ª ed. (S) (NTLLE)
      CHISPA. met. La parte pequeña de algun cuerpo, ó el cuerpo muy pequeño: lo mismo que MIAJA; y así se dice: es una CHISPA, no le dieron ni una CHISPA. Particula.
    • 1811-1813 Alvarado, F. Cartas Filósofo Rancio II [1824] Esp (CDH )
      Y ciertamente que esta es una de las muchas cosas en que ni su escrito de V. ni su persona me hacen chispa de gracia; porque puntualmente sobre el asunto siempre me he ido, y pienso irme con el debido tiento. Para aplicar á otro un nombre que nada tenga de odio, no es menester ser cura ni padrino; pero para un nombre odioso, y tal como el de jansenista ó de liberal, no está instituido sacramento, ni alcanzan las facultades de los curas. Es menester pues aguardar, ó á que el mismo interesado se lo aplique, como sucede con nuestros pomposos filósofos, ó á que se lo declare quien tenga sobre su persona la autoridad, que ni tengo, ni quiero, ni me hace falta para cosa de este mundo. Esto se entiende en público; porque acá para mi santiscario voy yo formando ciertos dípticos, en que á cada uno le doy lo que juzgo merece; pues como decia Cervantes con su inimitable gracia: tambien tengo mi alma en mi cuerpo, y debajo de mi manto al rey mato.
    • p1822 Fuentes, P. Romances, en Doña Josefa Ramírez Romancero general Esp (CDH )
      / Esto dijo, y disparó / Con tan bellísimo acierto / El trabuco, que se lleva / De un tiro los tres primeros, / Que los cogió perfilados; / Y los otros, que esto vieron, / Se pusieron en campaña; / Mas la dama con esfuerzo / Sin chispa de cobardía / Hízose fuerte con ellos.
    • 1816-1827 Fdz Lizardi, J. J. Periquillo Sarniento [1997] México (CDH )
      Conque aliéntate, que por una chispa de capote que te perdí te voy a facilitar una porción considerable de dinero.
    • 1830 Lpz Soler, R. Bandos Castilla [2003] Esp (CDH )
      Su rostro prolongado y desabrido, el aire, aunque intrépido y marcial, poco afable y cortesano, y cierta chispa de presunción nada graciosa, que se echaba de ver al través de su gravedad solemne y afectada, hacían singular contraste con los modales llenos de afectuosidad y finura, que recomendaban a tiro de ballesta el carácter de su discípulo. Seguían detrás de ellos las trescientas lanzas con que auxiliaba al príncipe el conde Pimentel: era agradable espectáculo el ver cual tascaban los caballos el duro freno, dando saltos y corbetas como en jactancia de su reprimida energía; y cual centelleaban con los rayos del sol las tersas armaduras de los jinetes, agitándose en lo alto de sus yelmos livianas plumas de caprichosos matices. Correspondió el príncipe con galán saludo a los honores de esos primeros escuadrones de la vanguardia, que iban al parecer a la guerra más briosos y confiados en razón de llevar a su frente los dos héroes del ejército, el conde Arnaldo de Urgel y el caballero del Cisne.
    • 1846 Domínguez, R. J. DiccNacional, I Esp (BD)
      Chispa, s. f. [...] Resto, reisduo, algo, poco, lo último, el recuerdo de una cosa; v. g. Si aun te queda una chispa de honor, vuelve por el mío; ni chispa de pasion en su alma queda, está vacía [...].
    • 1850 Coronado, C. Jarilla [2001] Esp (CDH )
      Del corazón de este príncipe sólo Vicente Ferrer podía hacer brotar una chispa de virtud.
    • 1850 Coronado, C. Jarilla [2001] Esp (CDH )
      ¡Chispa fugitiva!
    • 1847-1857 Valera, J. Correspondencia [1913] Esp (CDH )
      Estos reyes no tienen chispa de educación ni de decoro. Seguro es que el más bellaco y rústico patán no hubiera hecho otro tanto con una hermana que hubiera venido á verle de tan lejos, por grandes que hubiesen sido sus anteriores disensiones, y si no por cariño fraternal, al menos por no dar escándalo, hubiera estado menos grosero. Además, el Rey de Nápoles sabía, más de un mes hace, que su hermana venía, y si no la quería recibir, ¿por qué no le escribió á su Embajador en París que evitase este viaje y el subsiguiente compromiso, lo que hubiera sido fácil indicándole á la Reina Cristina las disposiciones de su hermano? Pero parece que el Rey se ha complacido en hacer este feo á nuestra exgobernadora. Pero sobre él ha caído todo lo odioso del negocio, y los señores de aquí, que no lo quieren bien, lo critican amargamente.
    • c1872 Pz Galdós, B. Rosalía [1984] Esp (CDH )
      Lo cierto es que Horacio, que siempre tenía una chispa de razón en los momentos de mayor desvarío, intentó lo que Rosalía, débil y apasionada, conjunto hermoso de sensibilidad e inocencia, no sabía ni podía hacer. Como aquel que, andando en noche oscura por escabrosos sitios, ve el abismo en el mismo instante en que va a poner su pie sobre la piedra que, resbalando, le precipitara sin remedio y se detiene y salva, así Reynolds miró la espantable sima moral que se abría a sus ojos y, evocando todo lo que en su espíritu había de fuerte, de prudente y de enérgico, quiso impedir la caída.
    • 1882 Montalvo, J. Siete tratados, II [1882] 280 Ecuador (CDH )
      Deslinde éste muy holgado, si consideramos que no les ha cabido ni el aliento de la ridiculez, y que no afean su manto de armiño partícula de tierra ni chispa de sangre. Antes podemos considerar esta antilogia como el testimonio de lo avieso y torcido de nuestra condicion: efectivamente ¿quién aspira á la felicidad mundana, quién la alcanza con el ejercicio de las buenas obras? Si el que las tiene de costumbre se escapa de la fisga, la ingratitud no le perdona; si no muera en la cruz, de dia y de noche están en un tris de lapidarle sus más íntimos amigos. Oh tú, el franco, el dadivoso, no des una ocasion, ó no des cuanto te piden: eres un ahorrativo, un cutre para el cliente benigno; córrale sangre por las venas, y no serás menos que un canalla. Oh tú, el denodado, el menospreciador del peligro, perece en él, y eres un necio: murió de puro tonto, exclama tu propio camarada: si tu ángel de la guarda te preserva, no eres sino fanfarron, matasiete de comedia que se pone en cobro á la asomada del enemigo verdadero. Oh tú, el sufrido, el manso, que perdonas agravios, olvidas calumnias: hombre vil, sin honra ni amor propio. Oh tú, el magnánimo, el altivo, que por bondad ó por desden no das rostro á tus perseguidores: ignorante, cobarde, segun los casos.
    • 1883 Pz Galdós, B. Doctor Centeno [2003] Esp (CDH )
      Luego, durante el curso de la comida, no cesaba de echar donaires por aquella boca, y galanas flores retóricas del mejor gusto y sin chispa de malicia. Todos lo alababan y reían, no siendo las dos chicas indiferentes a los elogios que se hacían de su mérito.
    • 1891-1894 Muro, Á. Practicón [1982] Esp (CDH )
      En su defecto, una de perejil, con una chispa de hierbabuena.
    • 1901 Boronat Barrachina, P. Moriscos españoles [1992] Esp (CDH )
      Mayor buena fe y una chispa de caridad bien entendida en algunos mal aconsejados cristianos viejos, hubiera contribuído según creemos, á evitar las graves consecuencias que reportaron las insurrecciones de Muela de Cortes y Laguar. Más compasión con los expulsos hubiera, tal vez, podido conciliarse con el deber religioso, tan en vigor en aquella época, sin que por ello seamos tan cándidos que tratemos de amalgamar la verdad con el error. La justicia, aunque inflexible y recta, puede revestir formas suaves que conduzcan al fin que el legislador se propone. Era necesario el rigor porque la legislación lo preceptuaba, porque el espíritu nacional lo demandaba, porque la protervia de los moriscos lo hizo necesario, porque la conducta de los señores lo exigía. Sin una mano fuerte, como la del duque de Lerma, la cuestión morisca se hubiera prolongado.
    • 1902 Díaz Rdz, M. Sangre Patricia [1925] 113 Venezuela (CDH )
      Porque de todos esos libros, escritos por hombres que juran y perjuran, invocando la experimentación y la ciencia, y parecen condenados á ver una sola faz de las cosas, apenas obtendríamos, exprimiéndolos, una chispa de substancia. Y ni la ciencia verdadera ni la humanidad perderían mucho, en mi opinión, si á todos los volúmenes de casa de Alcan, hacinados en pirámide, les pusiéramos fuego.
    • 1895-1902 Unamuno, M. Casticismo [1991] 46 Esp (CDH )
      A través del amor llegamos a las cosas con nuestro ser propio, no con la mente tan sólo, las hacemos prójimos, y de aquí brota el arte, arte que vive en todo, hasta en la ciencia, porque en el conocimiento mismo brota del ser de que es forma la mente, porque no hay luz, por fría que parezca, que no lleve chispa de calor.
    • 1895-1902 Unamuno, M. Casticismo [1991] 119 Esp (CDH )
      En el fondo de aquellas naturalezas de un individualismo salvaje quedaba chispa de fe; poso de sumisión a una terrible ley externa, hado de la sociedad, a la que había de obedecer, mal que no se la cumpliera. A Sancho el socarrón le parecía un demonio «hombre de bien y buen cristiano», al oírle jurar «en Dios y en mi conciencia», y concluía que «aun en el mismo infierno debe de haber buena gente». ¡Respeto, respeto ante todo, y horror al escándalo! «Gracias a Dios, todo está tranquilo en los Países Bajos»: gracias a Dios y al Consejo de Sangre.
    • 1895-1902 Unamuno, M. Casticismo [1991] 163 Esp (CDH )
      Hacen melindres y se tapan los ojos con los dedos abiertos, gritando ¡profanación! gentes que en su vida han sentido en el alma una chispa de fervor religioso. ¡Ah!, es que en aquella edad de expansión e irradiación vivía nuestra vieja casta abierta a todos los vientos, asentando por todo el mundo sus tiendas.
    • 1905 Pardo Bazán, E. Quimera [1991] Esp (CDH )
      Corrida una quincena, Mariano empezó a vislumbrar una chispa de esperanza, por el favorable cambio que creyó observar en las costumbres de la convertida. Clara, a la verdad, tampoco antes había hecho extremos de devoción, ni manifestado en severidades de traje y de aspecto el sentido reciente; pero ahora parecía haber vuelto por completo a la normalidad social. El Doctor, al espiarla, como espía, hasta sin querer, la ansiedad del cariño, notó que se dejaba llevar a reuniones, teatros y paseos por la alborotapueblos de Micaelita y su fastuosa y divertida mamá, la de Mendoza; y la ilusión de felicidad, tan agradecida al riego, pues no desea otra cosa sino lozanear, lozaneaba. «He temido —pensaba Luz— cosas peores, si cabe, que la eterna separación en vida; he temido el suicidio... y me equivoqué. Puede ser que tampoco sea esto otro..., a pesar de habérmelo notificado. La vida se remedia a sí misma de un modo insensible; se lame las cuchilladas y se las cura.» ¡La vida! El médico tenía en ella fe inagotable. A pesar de rudos embates, no había podido perderla. Vencido tantas veces por el no ser, el ser, con sus reacciones, sus energías, su potencia oculta o triunfante, era el numen del Doctor.
    • 1905 Pardo Bazán, E. Quimera [1991] 415 Esp (CDH )
      Silvio se confunde entre esta multitud, se codea, se hinca, hace cuña y no percibe esa chispa de pasión, de simpatía o antipatía, que en Madrid se transmite de uno a otro transeúnte. La gente que pasa a su lado, que le empuja involuntariamente, que le esquiva con ágil respingo para no detener ni ser detenida, no le ve siquiera. Va a la obligación, va al trabajo. Contados están los minutos, trazado y distribuido el día, tasado el reposo y repartida la tarea.
    • 1905 Pardo Bazán, E. Quimera [1991] 288 Esp (CDH )
      (En mi nueva instalación no podía faltar este requisito.) Se hizo cargo del caballo jadeante, para llevarlo al picadero. El criadito que he tomado acudió solícito a desembarazarse de mi arreo de dandy y sustituirlo por la blusa. Es incleíble cómo me sentía de fatigado y descorazonado. Omití friccionarme las sienes con agua adicionada de colonia; y sin enjugar el sudor de la galopada, me arrojé sobre el diván del taller; mi respiración era angustiosa. ¡Qué débil soy! —pensaba—. ¡Acaso para llegar adonde tanto ansío se necesite esa sólida estructura, esa armazón recia y cuadrada del maestro! Es preciso, que economice mis fuerzas... en todos los terrenos... que no pierda de ellas una chispa inútilmente. Seguir un régimen, hacer sport moderado sin derrochar energías como hoy... Según suele ocurrir, al formar estos propósitos estaba a mil leguas de creer que pudiese cumplirlos. Comprendía que no era dable ya sujetarme al método austero que constituye la higiene moral del artista. Me acordé largo rato de la Ayamonte. Tal vez tuviese razón esa mujer. Desde luego, me quería... ¡Bah! ¿Qué importa que le quieran o no le quieran a uno? Lo que interesa es que no le estorben, que no le aten los brazos.
    • 1914 Espina, C. Esfinge [1914] Esp (CDH )
      — No tenemos ni una chispa de luz.
    • 1914 Trigo, F. Jarrapellejos [1991] Esp (CDH )
      Redújose el viaje de novios, salvo la chispa de San Sebastián y el poco de Biarritz, al dichoso Madrid, sin un alma en el verano; y, por colmo de venturas, aquí estaba la tontuela, rodeada en sus estancias de naves sin ensolar, llenas muchas de ellas de trigo, de patatas, de cebollas, y constreñida a mirar la condal corona sobre la cama de caoba y cobre (herencia de otra condesa), antigua ya, decididamente mazacote con respecto a la alta moda.
    • 1929 Parra. T. Memorias Mamá Blanca [1991] Venezuela (CDH )
      Ocurría con frecuencia que primo Juancho, deseando por su lado despertar en el alma dormida e indiferente de Papá una chispa siquiera de ese sagrado interés que debe animar las almas ante los destinos del país, se enfrentaba a él y le exponía vehemente, con la ayuda de sus dos brazos y de sus dos faldones trémulos, dilemas tan terminantes como éste:
    • 1945 Laforet, C. Nada [1997] Esp (CDH )
      Si yo te presentara a mis tíos, podrías buscar con un candil, que no encontrarías la menor chispa de espíritu. Mi padre mismo es un hombre vulgar, sin la menor sensibilidad... Lo cual no quiere decir que no sea bueno, y además, es guapo, ya le conoces, pero yo hubiera comprendido mucho mejor que mi madre se hubiera casado con Román o con alguien que se le pareciese... Esto es un ejemplo como otro cualquiera... Tu tío es una personalidad. Sólo con la manera de mirar sabe decir lo que quiere. Entender... parece algo trastornado a veces. Pero tú también, Andrea, lo pareces. Por eso precisamente quise ser tu amiga en la Universidad.
    • 1957 Cunqueiro, Á. Merlín [1969] Esp (CDH )
      Sacudí el cojín, que tenía la señal, todavía tibia, de la cabeza de la cervatilla, barrí las cámaras, eché pienso al caballo ruanés del caballero de la chistera, pillé en la cuadra unas moscas para el cornudo, le quité el polvo al espejo y al sillón de velludo, le puse una vela nueva a la palmatoria, y llené de rapé la cajita de concha donde mi amo, de cada y cuando, con dos dedos cogía una chispa y la sorbía por la nariz. Era mi tráfico de cada día, antes del desayuno, que en tiempo de cerezas era siempre de cerezas y pan trigo. Escupía yo muy bien los huesos, casi como un tirabalas las habas de estopa, y andaba enseñándole a escupirlos a Manueliña de Carlos. Podía tocarle así la carita colorada y los labios, y ella bien sabía que tanto como enseñarle a escupir huesos, me gustaba acariciarla. Pero aquella mañana no hubo escuela, que me llamó mi amo desde el balcón, y me mandó que atara los perros en la cabaña con cadenas, y que encendiera el horno con tojo y no me moviera de allí ni para mojar las escobas. Estaba yo sentado junto al horno poniendo con mi navajilla una F en cada zueca mía, cuando entró el señor Merlín con el caballero, que pronto supe que se llamaba don Silvestre, y era mosiú alcalde constitucional de una ciudad de Francia que se llama Burdeos, y tutor escriturado de la dama desconocida.
    • 1957 Cunqueiro, Á. Merlín [1969] Esp (CDH )
      — ¡Todo lo que no se ve! —me respondía don Merlín, mientras llevaba a la nariz, muy fino, con las puntas de los dedos, una chispa de rapé.
    • 1957 Laín Entralgo, P. Espera [1984] Esp (CDH )
      Un examen atento de cualquier situación humana, comprendidas aquellas que suelen pasar por estados de "desesperación absoluta", permite descubrir en su seno "una chispa, una gota de esperanza" (III, 181). En el acto mismo de la última desesperación, en la ejecución del suicidio, el ánimo del hombre "no sólo está abierto a la esperanza, sino poseído por ella" (III, 471 y 754), y no hay moribundo que no se prometa, al menos, una hora más de vida, por habitual misericordia de la naturaleza (III, 184). "Basta cualquier nadería para hacer creer al más profundo y experimentado filósofo que el mundo es algo. Una palabra, una mirada, un gesto gracioso, un leve halago de una persona de poca importancia, bastan para reconciliar con las esperanzas... al hombre más inmerso en la desesperación de la felicidad" (III, 379). Por una exigencia de la naturaleza del hombre, la esperanza vuelve siempre a él, hasta cuando más parece rechazarla la realidad (III, 672).
    • 1957 Laín Entralgo, P. Espera [1984] 310 Esp (CDH )
      Cuando en medio de lo que "tengo" —riqueza o pobreza, talento o necedad— descubro una chispa de lo que "soy", comienzo a abrirme a la esperanza. Y puesto que el "tener" se convierte en "ser" por la virtud transformadora, digestiva y asimilativa de la creación y el amor —trocar el tener en ser es una suerte de "digestión" metafísica—, síguese de ahí que la actividad creadora y el amor a la obra creada constituyen la vía regia de la esperanza. "La esperanza es un aspecto vital del proceso mismo por el cual la creación se cumple" (HV, 77). ¿Será necesario decir que toda existencia humana, genial o vulgar, es capaz de creación? La vida personal es siempre vida creadora: basta con que mi amor se encarne en una realidad que sin él no sería lo que es, para que mi existencia haya ejercitado su capacidad de crear, en la medida en que ésta es humanamente posible, y para que, como adehala, se abra a la humana posibilidad de la esperanza. La actividad creadora, la fidelidad, el amor, la generosidad y la esperanza se implican mutuamente en la existencia concreta. "Amar a un ser es esperar de él algo indefinible e imprevisible y darle a la vez de algún modo el medio de responder a esta espera" (HV, 66).
    • 1962 Mujica Láinez, M. Bomarzo [1996] Argentina (CDH )
      Después de la escena del alba, en el belvedere, aceché sin lograrlo la aparición de otro momento, de otra chispa de intimidad entre Adriana y yo. Era como si aquello no hubiera sucedido. Hasta llegué a dudar del episodio, como si hubiera fantaseado, como si hubiera sido parte de la fiebre del sueño que me deslumbró durante mi primera noche de Florencia. Adriana no abandonaba un aire de distante amabilidad que yo, tan tímido, tan trabado por mis desventajas físicas, no me arriesgaba a romper. Íbamos a veces, siguiendo la costumbre toscana, a devanar el día en las afueras de la ciudad. Salíamos de mañana y encontrábamos esparcidos en los alrededores los grupos que merendaban y departían a la sombra de los árboles, cerca de la carreta provista de cojines que había servido para el traslado de las damas.
    • 1963 Cortázar, J. Rayuela [1991] Argentina (CDH )
      En lo que él llevaba cumplido de ese movimiento, era fácil advertir el casi vertiginoso empobrecimiento de su mundo novelístico, no solamente manifiesto en la inopia casi simiesca de los personajes sino en el mero transcurso de sus acciones y sobre todo de sus inacciones. Acababa por no pasarles nada, giraban en un comentario sarcástico de su inanidad, fingían adorar ídolos ridículos que presumían haber descubierto. A Morelli eso debía parecerle importante porque había multiplicado las notas sobre una supuesta exigencia, un recurso final y desesperado para arrancarse de las huellas de la ética inmanente y trascendente, en busca de una desnudez que él llamaba axial y a veces el umbral. ¿Umbral de qué, a qué? Se deducía una incitación a algo como darse vuelta al modo de un guante, de manera de recibir desolladamente un contacto con una realidad sin interposición de mitos, religiones, sistemas y reticulados. Era curioso que Morelli abrazaba con entusiasmo las hipótesis de trabajo más recientes de la ciencia física y la biología, se mostraba convencido de que el viejo dualismo se había agrietado ante la evidencia de una común reducción de la materia y el espíritu a nociones de energía. En consecuencia, sus monos sabios parecían querer retroceder cada vez más hacia sí mismos, anulando por una parte las quimeras de una realidad mediatizada y traicionada por los supuestos instrumentos cognoscitivos, y anulando a la vez su propia fuerza mitopoyética, su «alma», para acabar en una especie de encuentro ab ovo, de encogimiento al Máximo, a ese punto en que va a perderse la última chispa de (falsa) humanidad. Parecía proponer —aunque no llegaba a formularlo nunca— un camino que empezara a partir de esa liquidación externa e interna. Pero había quedado casi sin palabras, sin gente, sin cosas, y potencialmente, claro, sin lectores. El Club suspiraba, entre deprimido y exasperado, y era siempre la misma cosa o casi.
    • 1972 García Hortelano, J. Mary Tribune [1999] Esp (CDH )
      La vida discurría tan acompasada que, al faltar Matilde, surgió la moza y, escanciada la ginebra y enunciado que ni allí, en los soportales, se disfrutaba de una chispa de viento (de aire, dijo), la moza desaparecía y Matilde regresaba, con las gafas colgando de la cintura del pantalón y el ombligos, por tanto, triplicado. Se bebió el café, la moza notificó que el todo montaba a la cantidad que venía apuntada y enseñó, sin soltarla, una hoja de bloc.
    • 1979 Quiñones, F. Mil noches [1979] Esp (CDH )
      Hasta un día que te coge sin chispa de gana, a ti o a cualquiera, y venga, a tragar. A mí misma me ha pasado algunas noches, pero hay a quien le pasa mucho y muchísimo, titi: que les pesa acostarse tanto. Y venga: a tragar.
    • 1982 Mujica Láinez, M. Escarabajo [1993] 33 Argentina (CDH )
      Aquellos antecedentes exóticos, aquellos regios caracteres y la noble suntuosidad de mi aspecto, unidos a la escena en que merced al conjuro de un príncipe, el fulgor del discernimiento descendió sobre mí, convenciéndome de que en mi raíz cayó una chispa de la esencia augusta que los dioses y los faraones comparten.
    • 1983 RAE DMILE 3.ª ed. [01-01-1983] (NTLLE)
      chispa. f. [...] Partícula de cualquier cosa. No le dieron ni una CHISPA de pan.
    • 1985 Merino, J. M. Orilla oscura [1995] Esp (CDH )
      Me pareció ver en sus ojos una chispa de sorna. Sin duda, ya él mismo se había hecho la misma pregunta. Tenía respuesta para todo.
    • 1986 Díez Rdz, L. M. Fuente edad [1993] Esp (CDH )
      Tras los gruesos cristales adivinaron los cofrades una chispa de codicia como la que alumbra al cazador furtivo ante la presa.
    • 1987 Edwards, J. Anfitrión [1987] Chile (CDH )
      La miré y ella me devolvió una mirada impávida, donde se escondía, quizás, una chispa de ironía. Hice un rápido esfuerzo para acordarme del nombre que me habían inventado y que acababa de repetirle a la dependienta, y después, para estar más seguro, lo leí en la tablilla: Demetrio Aguilera Sáez. Ese soy yo, me dije. Mi padre se llamaba Demetrio, igual, o quizás José Demetrio, y mi madre, Emelina, doña Emelina Sáez, nacida en Talca la Ilustre. Pagué la fotografía con una sonrisa, casi con una risa desfachatada, porque no es posible cuidarse las 24 horas del día, pensamiento que también suele acudirme a la mente cuando estoy en Berlín, en el otro lado, y emprendí el regreso a mi hotelucho de la Plaza de Armas. En grandes letras rojas, los titulares de un vespertino decían que un periodista de izquierda había sido sacado de su casa por un grupo de desconocidos y asesinado.
    • 1988 Pz-Reverte, A. Maestro esgrima [1995] 25 Esp (CDH )
      Su persecución del Grial, como él mismo la denominaba, había resultado estéril hasta entonces. Y, ya iniciada la pendiente de su decadencia física e intelectual, el viejo maestro de armas sentía cómo el vigor comenzaba a escapar de sus todavía templados brazos, y cómo el talento que inspiraba sus movimientos profesionales se iba desvaneciendo bajo el peso de los años. Casi a diario, en la soledad de su modesto estudio, inclinado a la luz de un quinqué sobre las cuartillas que el tiempo ya amarilleaba, Jaime Astarloa intentaba inútilmente arrancar a los recovecos de su mente aquella clave que él sabía, por inexplicable intuición, oculta en algún lugar del que se empeñaba en no ser desvelada. Pasaba así muchas noches despierto hasta el amanecer. Otras, arrancado al sueño por alguna inspiración súbita, se levantaba en camisa para, empuñando con desesperada violencia uno de sus floretes, situarse frente a los espejos que cubrían las paredes de su pequeña galería. Allí, intentando concretar lo que minutos antes sólo había sido una fugaz chispa de lucidez en su mente dormida, se enfrascaba en la agónica e inútil persecución, midiendo sus movimientos e inteligencia en silencioso duelo con la propia imagen, cuyo reflejo parecía sonreírle con sarcasmo desde las sombras.
    • 1991 Valenzuela, L. Novela negra [2004] Argentina (CDH )
      No puedo, tengo las manos ateridas, el corazón aterido, y para tocar al otro se necesita un poquitito, aunque sea una ínfima chispita de poquitito de calor humano. No me queda más.
    • 1993 Rovinski, S. Herencia sombras [1993] Costa Rica (CDH )
      Más bien, tal vez le quedaba una chispita de la antigua relación de sus años universitarios, que se interrumpió cuando sus respectivos padres hicieron cumplir la ley de hielo.
    • 1999 Volpi, J. Busca Klingsor [1999] México (CDH )
      Su nariz era idéntica a las protuberancias que cuelgan de los picos de los pavos y sus ojillos, encerrados tras unas gruesas gafas opacas, no presagiaban ninguna chispa de particular inteligencia. Sin embargo, Bacon estaba convencido, como todos los presentes, de que ese hombre delgado y fibroso era un genio, uno de esos sabios melancólicos que deben pagar con su salud mental el talento que les ha sido conferido.
    • 1999 Volpi, J. Busca Klingsor [1999] México (CDH )
      — Lo suponía —en la voz de Von Neumann había una chispa de compasión que Bacon no había advertido nunca antes—. Era lógico. Amar a dos mujeres (que no es lo mismo que acostarse con dos mujeres), es la peor desgracia que puede ocurrirle a alguien. Uno piensa que es una bendición o una prueba de virilidad, pero más bien es una calamidad bíblica... Al final, la verdad siempre termina saliendo a la luz y entonces uno no sabe por qué diablos se metió en un juego semejante. Bastante difícil es amar a una sola persona como para intentarlo con dos —Von Neumann parecía adentrarse en su propio pasado—. La competencia que se establece entre dos mujeres que quieren al mismo hombre es uno de los juegos que he llamado de «suma cero».
    • 2000 Vargas Llosa, M. Fiesta Chivo [2000] Perú (CDH )
      Se quedó mirando al coronel a los ojos —éste bajó los suyos, de inmediato— y le espetó, con una chispa de humor:
    • 2014 RAE DLE (NTLLE)
      chispa. [...] f. Porción mínima de algo. Queda una chispa de aceite. U. m. con neg. No corre una chispa de aire.
    • 2019 Franco, J. Cielo [2019] Co (CORPES)
      —Me mandaron a Londres a desintoxicarme —dijo Charlie— porque bebía a escondidas y sola. Lo miró, esperando una reacción, pero a él no se le movió ni un músculo de la cara. Charlie agitó las manos. Algo en ella había cambiado. Una chispa de ira, una contrariedad, un inconformismo.
  7. s. f. Descarga luminosa que se produce entre dos cuerpos con diferente potencial eléctrico.
    docs. (1793-2019) 26 ejemplos:
    • 1793 Andrés, C. Trad Origen Literatura, VI y VII [2000] 470 Esp (CDH )
      Con este fin levantó Buffon en su torre de Mombart una barra de hierro y Dalibart, en una llanura de Marly-la-Ville, erigió otra de 40 pies que se ha hecho más célebre; porque en ésta, sobreviniendo un temporal el día 10 de mayo de 1752, se vieron por primera vez vivísimas chispas, se sintieron fuertes golpes y se observaron todas las señales de la electricidad. Nueve días después se vieron igualmente chispas en la barra de Buffon. De Lor levantó otra semejante y tuvo los mismos efectos; y después otros repitieron muchas veces la misma experiencia, siempre con igual suceso.
    • 1861 Castelar, E. Disc inauguración [1861] 295 Discursos Esp (CDH )
      [...] los milagros de la industria, el vapor que borra las distancias, la electricidad que lleva en sus chispas por toda la redondez de la tierra la palabra humana, la prensa periódica, que es el gran libro de las muchedumbres, todo, todo cuanto sucede, sucede como el trabajo interior del planeta, antes de que apareciese el hombre; sucede para preparar la sociedad á la necesaria, á la inevitable emancipación de los pueblos. (Estrepitosos y prolongados aplausos).
    • 2019 Anónimo "Carro" [23-03-2019] El Colombiano (Medellín): elcolombiano.com Co (CORPES)
      Una mala conexión o un corto circuito en el sistema pueden provocar la chispa que desate la conflagración al hacer contacto con materiales como el caucho o el plástico. Todo este panorama es evitable con un adecuado mantenimiento de las partes.
    • 1793 Andrés, C. Trad Origen Literatura, VI y VII [2000] 470 Esp (CDH )
      Con este fin levantó Buffon en su torre de Mombart una barra de hierro y Dalibart, en una llanura de Marly-la-Ville, erigió otra de 40 pies que se ha hecho más célebre; porque en ésta, sobreviniendo un temporal el día 10 de mayo de 1752, se vieron por primera vez vivísimas chispas, se sintieron fuertes golpes y se observaron todas las señales de la electricidad. Nueve días después se vieron igualmente chispas en la barra de Buffon. De Lor levantó otra semejante y tuvo los mismos efectos; y después otros repitieron muchas veces la misma experiencia, siempre con igual suceso.
    • 1793 Andrés, C. Trad Origen Literatura, VI y VII [2000] 464 Esp (CDH )
      Pero aún tal vez debe más esta ciencia a Guericke, pues que él trabajó una bola de azufre con la cual pudo hacer mejor las experiencias y dio con ella una máquina eléctrica, la primera que vieron los físicos y que después ha podido servir de modelo a tantas otras máquinas más y más perfectas. Los antiguos, y también los modernos, sólo conocían en los cuerpos eléctricos la atracción; Guericke fue el primero que descubrió la chispa y el pequeño estremecimiento, que después advirtió más claramente Wall, aunque ni uno ni otro formaron aún de ello una justa idea, e hizo algunos otros descubrimientos que no han sido reconocidos por los físicos hasta muchos años después.
    • 1793 Andrés, C. Trad Origen Literatura, VI y VII [2000] 464 Esp (CDH )
      Él examinó en varios cuerpos su diversa virtud eléctrica, formó globos de vidrio, de resina, de azufre y de otras materias eléctricas y encontró en el vidrio, como ya antes había observado Descartes, la virtud más fuerte y activa que en todos los otros; fue el primero que dio una clara idea de la luz y de las chispas de los mismos cuerpos y distinguió en ellos la atracción y la repulsión, la propiedad de atraer y la de esparcir luz y la diferencia de los globos vacíos y de los llenos de aire [...].
    • 1793 Andrés, C. Trad Origen Literatura, VI y VII [2000] 465 Esp (CDH )
      Grey había encontrado en ellos la comunicación de la electricidad, pero probándola sólo con la atracción y con otras señales, sin pensar en las chipas; Du Fay, que tenía por ayudante y compañero en las experiencias a Nollet, fue el primero que sacó las chispas de los animales y del hombre ¡Qué dulce sorpresa, qué inesperado placer para aquellos dos atentos experimentadores!
    • 1793 Andrés, C. Trad Origen Literatura, VI y VII [2000] 467 Esp (CDH )
      [...] y Nollet, tanto en sus descubrimientos como en los de otros, fue con razón respetado como el primer doctor y maestro de la electricidad. Olor, calor, atmósfera, atracción, chispas, golpes, evaporaciones, todo lo observa con repetidas y varias experiencias, examina la electricidad en los fluidos y en los sólidos, en los fósiles, en los vegetales y en los animales, en los cuerpos eléctricos por sí y en los eléctricos por comunicación considera distintamente todos los efectos, reflexiona las más pequeñas circunstancias y por todo esparce los rayos de su agudo ingenio y el esplendor de su sublime saber.
    • 1793 Andrés, C. Trad Origen Literatura, VI y VII [2000] 470 Esp (CDH )
      Con una cometa echada al aire durante un temporal recibía la electricidad de las nubes y producía las chispas y todas las señales que suelen sacarse con el electricismo artificial.
    • 1793 Andrés, C. Trad Origen Literatura, VI y VII [2000] 470 Esp (CDH )
      Con este fin levantó Buffon en su torre de Mombart una barra de hierro y Dalibart, en una llanura de Marly-la-Ville, erigió otra de 40 pies que se ha hecho más célebre; porque en ésta, sobreviniendo un temporal el día 10 de mayo de 1752, se vieron por primera vez vivísimas chispas, se sintieron fuertes golpes y se observaron todas las señales de la electricidad.
    • 1793 Andrés, C. Trad Origen Literatura, VI y VII [2000] Esp (CDH )
      Sobre éstos hizo poco después muchas y varias experiencias el médico Bajon y concluyó que demuestran perfectamente la electricidad de dicha anguila, aunque añade que jamás ha podido divisar ni chispa ni atracción.
    • 1793 Andrés, C. Trad Origen Literatura, VI y VII [2000] 480 Esp (CDH )
      Y aunque el haber hecho él sus experiencias antes de tener noticia de los de Walsh le quitó el mérito de verificar las chispas en las circunstancias probadas por aquel inglés, cree, sin embargo, que las hubiera visto en otras muchas circunstancias de sus experiencias, si en el pez hubiese un fluido eléctrico que produjese tales fenómenos.
    • 1842-1851 Mesonero Romanos. R. Escenas matritenses [1993] Esp (CDH )
      No fue menester más para que la chispa eléctrico-romántica atravesase instantáneamente la calle y pasase desde el balcón de la doncella sentimental al otro frontero donde se hallaba mi sobrino, viniendo a inflamar súbitamente su corazón. Miráronse pues; creyeron adivinarse; luego se hablaron; y concluyeron por no entenderse; esto es, por entregarse a aquel sentimiento vago, ideal, fantástico, frenético, que no sé bien cómo designar aquí, si no es ya que me valga de la consabida calificación de... romanticismo puro.
    • 1861 Castelar, E. Disc inauguración [1861] 295 Discursos Esp (CDH )
      [...] los milagros de la industria, el vapor que borra las distancias, la electricidad que lleva en sus chispas por toda la redondez de la tierra la palabra humana, la prensa periódica, que es el gran libro de las muchedumbres, todo, todo cuanto sucede, sucede como el trabajo interior del planeta, antes de que apareciese el hombre; sucede para preparar la sociedad á la necesaria, á la inevitable emancipación de los pueblos. (Estrepitosos y prolongados aplausos).
    • 1863-1873 Hostos, E. M. Peregrinación [1939] Cuba (CDH )

      ¿Quién habita esa costa?

      Una raza que prueba que los hombres no tienen color en el espíritu; que hay una chispa igual en todos, que de todo los hace capaces: los negros han fundado un imperio en este sitio.

    • 1863-1873 Hostos, E. M. Peregrinación [1939] Cuba (CDH )

      — Jugaba yo con las trenzas de una niña, que nunca, hasta entonces, había visto; que no era de la tierra, porque la vi primero, como una nube azul llena de luz, suspendida en el aire: aquella nube encerraba una chispa que tenía formas, pero formas confusas; facciones, pero facciones vagas que veía yo mejor dentro de mí, que en el aire, en mi imaginación, que en el espacio: bajaba lentamente y lentamente me inundada en luz, se acercó tanto a mí, que extendí los brazos para retenerla... y en aquel momento sentí que salió de mi cerebro otra nube, otra chispa: y hubo un choque veloz, y las dos nubes se descompusieron en un ángel, el ángel en una niña de mi edad; un ser precioso, con carne como yo, pero más pura; con más luz en el fondo de los ojos, con más brillo en las ondas de sus rizos...

    • 1863-1873 Hostos, E. M. Peregrinación [1939] Cuba (CDH )
      ¿Por qué miro ese cielo, cuya luz se descompone en chispas, al tocar la superficie de las aguas? ¿qué me dice ese cielo? ¿qué recuerdo me trae? ¿por qué aquellas olas que al contrastar en el límite del horizonte con esta llanura, remedan un otero, me traen a la memoria aquel día misterioso de mi infancia en que, sentado en la cima del monte que resguarda la casa en que nací, después de contemplar el cielo, se encontraron mis ojos con el mar...?
    • 1884-1885 Clarín Regenta [1990] Esp (CDH )
      Para tener idea de lo que Mesía pensaba del prestigio de su físico, hay que figurarse una máquina eléctrica con conciencia de que puede echar chispas. Él se creía una máquina eléctrica de amor. La cuestión era que la máquina estuviese preparada. Era fatuo hasta ese extremo, pero dígase en su abono que nadie lo sabía, y que podía citar numerosos hechos que acreditaban el motivo de aquella vanidad monstruosa. Se creía hombre de talento —"él era principalmente un político"—; confiaba en su experiencia de hombre de mundo, y en su arte de Tenorio, pero humildemente se declaraba a sí mismo que todo esto no era nada comparado con el prestigio de su belleza corporal.
    • 1884-1885 Clarín Regenta [1990] Esp (CDH )
      La caridad en sus labios era la necesidad suprema, la belleza suma, el mayor placer. Cuando Fortunato bajaba de la cátedra deseando a todos la gloria por los siglos de los siglos, la unción del prelado corría por el templo como una influencia magnética; parecía que si se tocaban los cuerpos iban a saltar chispas de caridad eléctrica; el entusiasmo, la conversión, se leían en miradas y sonrisas; en aquellos momentos los vetustenses tomaban en serio lo de ser todos hermanos.
    • 1948 Gmz Serna, R. Automoribundia [1948] Esp (CDH )

      En 1910 —diez años antes de que llegase el plagio y la imitación de lo moderno a España— publiqué, en el número 20 de Prometeo, las proclamas futuristas de Marinetti a los españoles, en cuyo prólogo vertía yo ya frases como éstas: "¡Pedradas en un ojo de la Luna!""Conspiración de aviadores y «chauffeurs».""Abanderamiento de un asta de alto maderamen rematado de un pararrayos, con cien sierpes eléctricas y una lluvia de estrellas flameando en un lienzo de espacio.""¡Voltio más que verbo!""Saludable espectáculo de aeródromo y pista desorbitada.""Lirismo desparramado en obuses y en la proyección de extraordinarios reflectores.""Intersección, chispa, exhalación, texto de marconigramas o de algo más sutil volante sobre los mares y sobre los montes."

    • 1950 Pablo Neruda Canto general [1981] Chile (CDH )
      / El tucán era una adorable / caja de frutas barnizadas, / el colibrí guardó las chispas / originales del relámpago / y sus minúsculas hogueras / ardían en el aire inmóvil.. / Los ilustres loros llenaban / la profundidad del follaje / como lingotes de oro verde / recién salidos de la pasta / de los pantanos sumergidos, / y de sus ojos circulares / miraba una argolla amarilla, / vieja como los minerales.
    • 1962 Carpentier, A. Siglo luces [1979] Cuba (CDH )
      Acababa de armar, por otra parte, los más complicados aparatos del Gabinete de Física —ya funcionaban casi todos—, ilustrando teorías, analizando el espectro, echando chispas de buen ver, disertando acerca de ellos en aquel pintoresco castellano adquirido en sus andanzas por el Golfo de México y las islas del Caribe que se enriquecía de palabras y giros con cotidiana facilidad. A la vez, hacía practicar la pronunciación francesa a los jóvenes, haciéndoles leer una página de novela o, mejor aún, alguna comedia repartida a varias voces, como en el teatro.
    • 1962 Fuentes, C. Muerte Artemio Cruz [1962] México (CDH )
      Una chispa. Una chispa para dar vida a esta red compleja, enorme. Otros seres necesitan una generación eléctrica que a mí me mataría. Necesito navegar en aguas turbias, comunicarme a largas distancias, repeler a los enemigos. Ah sí. Gira eso.
    • 1970 Bryce Echenique, A. Julius [1996] 497 Perú (CDH )
      Se agachó para enchufar, en cuclillas descubrió que ya no tenía cuerpo, era un enorme mareo, luego le volvía el cuerpo lleno de náuseas, saltó una chispa al enchufar, siempre rezaba, soltó el enchufe porque ya no saltaban chispas, se irguió con los ojos cerrados, llenecita de chispas en la oscuridad, la vio venir, sí sí, detrás de los árboles, de las casas, detrás de todas las chispas la vio venir, cómo no lo supo antes para no abrir los ojos, justo los había abierto cuando ella aparecía, por ahí detrás de las casas, de los árboles. Miró todo lo que pudo al sol y cerró los ojos...
    • a1973 Neruda, P. Confieso [1993] Chile (CDH )
      Su personalidad fascinante atrajo los conflictos sobre su cabeza como un pararrayos atrae la chispa de las tempestades. Al final fue fusilado en Mendoza por los gobernantes de la recién declarada República Argentina. Sus desesperantes deseos de derribar el dominio español lo habían puesto a la cabeza de los indios salvajes de las pampas argentinas. Sitió a Buenos Aires y estuvo a punto de tomarla por asalto. Pero sus deseos eran libertar a Chile y en este empeño precipitó guerras y guerrillas civiles que lo condujeron al patíbulo. La revolución en aquellos años turbulentos devoró a uno de sus hijos más brillantes y valientes.
    • 1976 Revilla, B. Guatemala: Terremoto pobres [1976] Guatemala (CDH )
      «Fenómenos luminosos (iluminación del cielo, relámpagos, chispas, arcos luminosos, manchas de luz) se observaron en gran número y en una extensión considerable —escribe Jean P. Rothé refiriéndose al terrible seísmo que desvastó Bucarest el 10 de noviembre de 1940—. Todavía no puede darse una explicación exacta de estos curiosos fenómenos, cuya realidad no parece dudosa. Es posible que se tratara de la emanación de gases inflamables percibidos en el momento de su incandescencia».
    • 1998-2002 Fresán, R. Velocidad Cosas [2002] Argentina (CDH )
      Tal vez los velorios no sean más que el último sueño del muerto, su regalo de despedida orquestado por las últimas chispas de electricidad estática en un cerebro en el que ya se han apagado todas las luces. Tal vez por eso se repite una y otra vez eso de «Parece que estuviera durmiendo...», cuando en realidad se piensa «Ojalá que me despierte rápido».
    • 2014 RAE DLE (NTLLE)
      chispa. [...] f. chispa eléctrica. El incendio se debió a una chispa originada por un cortocircuito.
    • 2019 Anónimo "Carro" [23-03-2019] El Colombiano (Medellín): elcolombiano.com Co (CORPES)
      Una mala conexión o un corto circuito en el sistema pueden provocar la chispa que desate la conflagración al hacer contacto con materiales como el caucho o el plástico. Todo este panorama es evitable con un adecuado mantenimiento de las partes.
    1. s. Frecuentemente, con el modificador eléctrica.
      docs. (1793-2019) 18 ejemplos:
      • 1793 Andrés, C. Trad Origen Literatura, VI y VII [2000] 465 Esp (CDH )
        Entre los muchos y varios descubrimientos de Du Fay el más ruidoso fue el de sacar la chispa eléctrica de los hombres y de los animales. Grey había encontrado en ellos la comunicación de la electricidad, pero probándola sólo con la atracción y con otras señales, sin pensar en las chipas; Du Fay, que tenía por ayudante y compañero en las experiencias a Nollet, fue el primero que sacó las chispas de los animales y del hombre ¡Qué dulce sorpresa, qué inesperado placer para aquellos dos atentos experimentadores!
      • 2019 Alcalde, J. "Origen" [08-08-2019] La Razón (Madrid) Esp (CORPES)
        De hecho, se ha demostrado que el nacimiento de la vida en un planeta es algo mucho más sencillo de lo que parecía y que la interacción energéticamente apropiada de solo dos de esas famosas moléculas (agua e hidrógeno) podría dar origen a los más importantes precursores del ARN y, por lo tanto, a los ladrillos constructivos de los genes. El experimento de 1953 requirió de una gran parafernalia: matraces, chispas eléctricas que simulaban rayos, agua que se calentaba y se enfriaba, metano, amoníaco... Todos los elementos contenidos en el ensayo reaccionaron para formar ácido cianídrico o cianuro de hidrógeno, formaldehidos y otros ladrillos fundamentales de biología.
      • 1793 Andrés, C. Trad Origen Literatura, VI y VII [2000] 465 Esp (CDH )
        Entre los muchos y varios descubrimientos de Du Fay el más ruidoso fue el de sacar la chispa eléctrica de los hombres y de los animales. Grey había encontrado en ellos la comunicación de la electricidad, pero probándola sólo con la atracción y con otras señales, sin pensar en las chipas; Du Fay, que tenía por ayudante y compañero en las experiencias a Nollet, fue el primero que sacó las chispas de los animales y del hombre ¡Qué dulce sorpresa, qué inesperado placer para aquellos dos atentos experimentadores!
      • 1834 Larra, M. J. Dos liberales I [2000] 260 Fígaro Esp (CDH )
        Fue el caso no habernos entendido, que a entendernos otro gallo nos cantara, pero ¿qué quiere usted? La inteligencia no fue el don de que anduvo más pródigo el Ser Supremo; en cambio nos dio memoria de firme, para nuestra desdicha, y voluntad, la cual podemos tener todo lo mala posible. ¡Tal es el hombre! Pero si nosotros no nos entendimos parece que nos entendió Angulema, y aun nos tradujo y nos refundió de tal suerte que quedamos peor parados que comedia antigua en manos de poeta moderno. ¿Y quién tuvo la culpa? La libertad de imprenta. Claro está. Y si no, lo probaré. Las naciones del norte vieron que la chispa eléctrica corría demasiado, suscitaron aquí el partido descontento, y alzáronse las guerrillas.
      • 1836 Larra, M. J. Necrología Campo Alange [2000] Fígaro Esp (CDH )
        El odio le sigue y la persecución, como sigue la chispa eléctrica la cadena de hierro que la conduce.
      • 1851-1855 Mármol, J. Amalia [2000] Argentina (CDH )
        Este grito tan análogo al corazón de los riojanos fue la chispa eléctrica que los inflamó, y el 5 del corriente mes de América, por el órgano de sus R. R. respondieron y han jurado no permitir que los malvados osen poner su inmunda planta sobre el altar santo de la patria.
      • 1863-1873 Hostos, E. M. Peregrinación [1939] Cuba (CDH )
        ¿No es el placer del organismo chispa eléctrica que, partiendo del cerebro, va desarrollando, animando, conmoviendo los anillos del sistema nervioso, produciendo un choque simultáneo, cuyo fin es su principio, una violenta convulsión...? ¿no afectan dolorosamente al cuerpo enfermo, todo choque, toda convulsión?...
      • 1881 Glz Marti, M. Manual vidriero [1881] Esp (CDH )
        El rayo no es más que una chispa eléctrica, producida, como siempre, por la recomposicion del flúido neutro, y que salta entre una nube cargada de electricidad y la tierra, ó un cuerpo sobre ella colocado.
      • 1901 Echegaray, E. Discurso leído [1901] 33 Esp (CDH )
        y como por lo general en toda combinación química se desarrollan, con mayor ó menor intensidad, luz, calor, electricidad, la masa de vapores que formaba nuestro globo se vería surcada en todos sentidos por la chispa eléctrica, iluminada por la rojiza luz del relámpago, é interrumpido su silencio por atronadores ruidos que resonarían en el seno de este gran laboratorio.
      • 1945 Sarabia, R. Pedagogía familiar [1945] Esp (CDH )
        Cuando veáis saltar las chispas eléctricas, cuando contempléis asombrados las maravillas del magnetismo, cuando admiréis las fuerzas misteriosas del vapor y de la electricidad, cuando expliquéis las leyes sorprendentes en que se apoyan el teléfono, el telégrafo, el micrófono y todos esos mil aparatos estupendos que han ideado las inteligencias de los hijos de este siglo, caed de rodillas y adorad a Dios, a Dios que ha encerrado tantas maravillas en esa materia vil que palpan vuestras manos; a Dios, que ha dejado caer un rayo de luz en la humana inteligencia para que pueda sondear tan prodigiosos arcanos.
      • 1956 Pi Suñer, A. Fisiología general [1956] Esp (CDH )
        Por lo común se considera en estos casos á la chispa eléctrica, al punto en ignición, al cristal de hielo, al de sulfato sódico, al ácido mineral ó al fermento y al coloide metálico como causas respectivamente de la formación brusca del agua, de la combustión y de la explosión de la pólvora, de la congelación, de la cristalización, de la descomposición del azúcar y de la del agua oxigenada, es decir, de efectos desproporcionados y sin relación cuantitativa con las causas correspondientes. En algunos casos el primer impulso que determina estas reacciones rápidas ó bruscas es tan minúsculo, que escapa á nuestra observación; en otros la desproporción entre el primer impulso y el resultado es tan extraordinaria, que no nos atrevemos á llamar al primero causa del segundo. En uno y otro caso se suelen llamar estas reacciones espontáneas. Así se habla de explosiones espontáneas de los polvorines; así se llama espontánea á la combinación brusca y detonante del H y el O por un rayo de luz solar. Tanto la palabra causa como la palabra espontaneidad suponen impropiedades de lenguaje que debemos evitar.
      • 1987 Schz Río, C. Constitución eléctrica HFísica sXIX Esp (CDH )

        La aplicación primera de la pila de Volta, sin embargo, está directamente relacionada con nuestro tema. En mayo del mismo año de 1800, Anthony Carlisle (1768-1840) y William Nicholson (1735-1815) descompusieron electrolíticamente el agua y lo mismo hizo en septiembre Johann Wilhelm Ritter (1775-1810); éste último recogió separadamente el oxígeno y el hidrógeno, que recombinó después mediante una chispa eléctrica.

      • 1996 Prensa El Mundo, 05/10/1996 [1997] Esp (CDH )
        Fue una chispa eléctrica la que hizo explotar el gas, procedente de la fuga en una bombona, de la que no se había percatado.
      • 2004 Alemañ, R. Relatividad para todos Esp (CORPES)
        Por fin, en 1888 el joven físico alemán Heinrich Hertz demostraba que las oscilaciones inducidas por chispas eléctricas en un circuito abierto se propagaban en el aire a la velocidad de la luz. Había quedado definitivamente probado el origen electromagnético de las ondas luminosas y robustecida la teoría de Maxwell.
      • 2014 RAE DLE (NTLLE)
        chispa eléctrica [...] f. Descarga luminosa entre dos cuerpos cargados con muy diferente potencial eléctrico.
      • 2019 Alcalde, J. "Origen" [08-08-2019] La Razón (Madrid) Esp (CORPES)
        De hecho, se ha demostrado que el nacimiento de la vida en un planeta es algo mucho más sencillo de lo que parecía y que la interacción energéticamente apropiada de solo dos de esas famosas moléculas (agua e hidrógeno) podría dar origen a los más importantes precursores del ARN y, por lo tanto, a los ladrillos constructivos de los genes. El experimento de 1953 requirió de una gran parafernalia: matraces, chispas eléctricas que simulaban rayos, agua que se calentaba y se enfriaba, metano, amoníaco... Todos los elementos contenidos en el ensayo reaccionaron para formar ácido cianídrico o cianuro de hidrógeno, formaldehidos y otros ladrillos fundamentales de biología.
      • 1793 Andrés, C. Trad Origen Literatura, VI y VII [2000] 465 Esp (CDH )
        Entre los muchos y varios descubrimientos de Du Fay el más ruidoso fue el de sacar la chispa eléctrica de los hombres y de los animales. Grey había encontrado en ellos la comunicación de la electricidad, pero probándola sólo con la atracción y con otras señales, sin pensar en las chipas; Du Fay, que tenía por ayudante y compañero en las experiencias a Nollet, fue el primero que sacó las chispas de los animales y del hombre ¡Qué dulce sorpresa, qué inesperado placer para aquellos dos atentos experimentadores!
      • 1793 Andrés, C. Trad Origen Literatura, VI y VII [2000] 480 Esp (CDH )
        Entonces consiguió hacer ver en todas cuatro las chispas eléctricas, pero sólo estando el pez en el aire, no en el agua, e interrumpido el conductor que toca con la parte superior e inferior del animal.
      • 1834 Espronceda, J. Sancho Saldaña [2002] Esp (CDH )
        Su fibra, más delicada que la del hombre, corresponde a la voz de la compasión con la misma fuerza con que siente la chispa eléctrica el que más distante está de la máquina, por ligero que sea el contacto que le una con aquel a quien su golpe se comunique, y no hay duda que el más dulce consuelo de nuestros pesares es la piedad y el cuidado de una mujer. El carácter de Zoraida, a despecho de su altivez, era tan flexible al sentimiento y la melancolía como a todos los arrebatos de la ira, siendo su alma de fuego y no habiendo conocido nunca sino el último extremo de las pasiones, tan arrebatada en sus celos como exagerada en su amor sin que hubiese dique alguno que bastase a detener siquiera el torrente de su corazón. Los lazos que lo habían unido a Saldaña eran los únicos que le unían al mundo, y aislada y cautiva casi desde su infancia, había cifrado en el señor de Cuéllar todos los cariños de su alma mirándole como a su padre, a su hermano, a su amigo, a su amante, a su único protector en su cautiverio.
      • 1834 Larra, M. J. Dos liberales I [2000] 260 Fígaro Esp (CDH )
        Fue el caso no habernos entendido, que a entendernos otro gallo nos cantara, pero ¿qué quiere usted? La inteligencia no fue el don de que anduvo más pródigo el Ser Supremo; en cambio nos dio memoria de firme, para nuestra desdicha, y voluntad, la cual podemos tener todo lo mala posible. ¡Tal es el hombre! Pero si nosotros no nos entendimos parece que nos entendió Angulema, y aun nos tradujo y nos refundió de tal suerte que quedamos peor parados que comedia antigua en manos de poeta moderno. ¿Y quién tuvo la culpa? La libertad de imprenta. Claro está. Y si no, lo probaré. Las naciones del norte vieron que la chispa eléctrica corría demasiado, suscitaron aquí el partido descontento, y alzáronse las guerrillas.
      • 1836 Larra, M. J. Necrología Campo Alange [2000] Fígaro Esp (CDH )
        El odio le sigue y la persecución, como sigue la chispa eléctrica la cadena de hierro que la conduce.
      • 1853 [Gaspar y Roig] DiccEnciclLengEsp, I (NTLLE)
        Fis. CHISPA ELÉCTRICA: esplosion acompañada de luz y calor, que se verifica cuando se aproxima un cuerpo no terminado en punta, a un conductor cargado de electricidad.
      • 1851-1855 Mármol, J. Amalia [2000] Argentina (CDH )
        Este grito tan análogo al corazón de los riojanos fue la chispa eléctrica que los inflamó, y el 5 del corriente mes de América, por el órgano de sus R. R. respondieron y han jurado no permitir que los malvados osen poner su inmunda planta sobre el altar santo de la patria.
      • 1863-1873 Hostos, E. M. Peregrinación [1939] Cuba (CDH )
        ¿No es el placer del organismo chispa eléctrica que, partiendo del cerebro, va desarrollando, animando, conmoviendo los anillos del sistema nervioso, produciendo un choque simultáneo, cuyo fin es su principio, una violenta convulsión...? ¿no afectan dolorosamente al cuerpo enfermo, todo choque, toda convulsión?...
      • 1881 Glz Marti, M. Manual vidriero [1881] Esp (CDH )
        El rayo no es más que una chispa eléctrica, producida, como siempre, por la recomposicion del flúido neutro, y que salta entre una nube cargada de electricidad y la tierra, ó un cuerpo sobre ella colocado.
      • 1901 Echegaray, E. Discurso leído [1901] 33 Esp (CDH )
        y como por lo general en toda combinación química se desarrollan, con mayor ó menor intensidad, luz, calor, electricidad, la masa de vapores que formaba nuestro globo se vería surcada en todos sentidos por la chispa eléctrica, iluminada por la rojiza luz del relámpago, é interrumpido su silencio por atronadores ruidos que resonarían en el seno de este gran laboratorio.
      • 1945 Sarabia, R. Pedagogía familiar [1945] Esp (CDH )
        Cuando veáis saltar las chispas eléctricas, cuando contempléis asombrados las maravillas del magnetismo, cuando admiréis las fuerzas misteriosas del vapor y de la electricidad, cuando expliquéis las leyes sorprendentes en que se apoyan el teléfono, el telégrafo, el micrófono y todos esos mil aparatos estupendos que han ideado las inteligencias de los hijos de este siglo, caed de rodillas y adorad a Dios, a Dios que ha encerrado tantas maravillas en esa materia vil que palpan vuestras manos; a Dios, que ha dejado caer un rayo de luz en la humana inteligencia para que pueda sondear tan prodigiosos arcanos.
      • 1956 Pi Suñer, A. Fisiología general [1956] Esp (CDH )
        Por lo común se considera en estos casos á la chispa eléctrica, al punto en ignición, al cristal de hielo, al de sulfato sódico, al ácido mineral ó al fermento y al coloide metálico como causas respectivamente de la formación brusca del agua, de la combustión y de la explosión de la pólvora, de la congelación, de la cristalización, de la descomposición del azúcar y de la del agua oxigenada, es decir, de efectos desproporcionados y sin relación cuantitativa con las causas correspondientes. En algunos casos el primer impulso que determina estas reacciones rápidas ó bruscas es tan minúsculo, que escapa á nuestra observación; en otros la desproporción entre el primer impulso y el resultado es tan extraordinaria, que no nos atrevemos á llamar al primero causa del segundo. En uno y otro caso se suelen llamar estas reacciones espontáneas. Así se habla de explosiones espontáneas de los polvorines; así se llama espontánea á la combinación brusca y detonante del H y el O por un rayo de luz solar. Tanto la palabra causa como la palabra espontaneidad suponen impropiedades de lenguaje que debemos evitar.
      • a1973 Neruda, P. Confieso [1993] Chile (CDH )
        Fue como una chispa eléctrica. Las tres damas apagadas se encendieron. Sus transidos ojos y sus rígidos rostros se transmutaron, como si se les hubieran desprendido tres máscaras antiguas de sus antiguos rasgos.
      • 1987 Schz Río, C. Constitución eléctrica HFísica sXIX Esp (CDH )

        La aplicación primera de la pila de Volta, sin embargo, está directamente relacionada con nuestro tema. En mayo del mismo año de 1800, Anthony Carlisle (1768-1840) y William Nicholson (1735-1815) descompusieron electrolíticamente el agua y lo mismo hizo en septiembre Johann Wilhelm Ritter (1775-1810); éste último recogió separadamente el oxígeno y el hidrógeno, que recombinó después mediante una chispa eléctrica.

      • 1996 Prensa El Mundo, 05/10/1996 [1997] Esp (CDH )
        Fue una chispa eléctrica la que hizo explotar el gas, procedente de la fuga en una bombona, de la que no se había percatado.
      • 2004 Alemañ, R. Relatividad para todos Esp (CORPES)
        Por fin, en 1888 el joven físico alemán Heinrich Hertz demostraba que las oscilaciones inducidas por chispas eléctricas en un circuito abierto se propagaban en el aire a la velocidad de la luz. Había quedado definitivamente probado el origen electromagnético de las ondas luminosas y robustecida la teoría de Maxwell.
      • 2014 RAE DLE (NTLLE)
        chispa eléctrica [...] f. Descarga luminosa entre dos cuerpos cargados con muy diferente potencial eléctrico.
      • 2019 Alcalde, J. "Origen" [08-08-2019] La Razón (Madrid) Esp (CORPES)
        De hecho, se ha demostrado que el nacimiento de la vida en un planeta es algo mucho más sencillo de lo que parecía y que la interacción energéticamente apropiada de solo dos de esas famosas moléculas (agua e hidrógeno) podría dar origen a los más importantes precursores del ARN y, por lo tanto, a los ladrillos constructivos de los genes. El experimento de 1953 requirió de una gran parafernalia: matraces, chispas eléctricas que simulaban rayos, agua que se calentaba y se enfriaba, metano, amoníaco... Todos los elementos contenidos en el ensayo reaccionaron para formar ácido cianídrico o cianuro de hidrógeno, formaldehidos y otros ladrillos fundamentales de biología.
    1. s. f. En particular, descarga eléctrica que se produce entre dos nubes o entre una nube y la tierra.
      docs. (1881-1996) 7 ejemplos:
      • 1962 Goytisolo, J. Fin de fiesta [1962] Esp (FG)
        Arrebujado en las sábanas escuchaba el ruido del viento y, en dos o tres ocasiones, una sacudida súbita —como el chasquido de una caña seca al troncharse— me advirtió con unos segundos de anticipación, antes de que los gruesos muros temblaran, de que había caído una chispa en el pararrayos.
      • 1963 Urdiales, J. M. Habla Villacidayo [1966] Esp (BD)
        CHISPA B3 'rayo, descarga eléctrica que cae a tierra'.
      • 1979 Marcos Casquero, M. A. Habla Béjar (Salamanca) Esp (NTLLE)
        CHISPA: Rayo.
      • 1993 Miguélez Rdz, E. DiccHablasLeonesas Esp (NTLLE)
        chispa. [...] Fem. Rayo.
      • 1996 Corrales Zumbado, C. / Corbella Díaz, D. / Álvz Mtz, M. Á. DiccDiferencial Canarias Esp (NTLLE)
        chispa. f. GC. Rayo, relámpago.
      • 1962 Goytisolo, J. Fin de fiesta [1962] Esp (FG)
        Arrebujado en las sábanas escuchaba el ruido del viento y, en dos o tres ocasiones, una sacudida súbita —como el chasquido de una caña seca al troncharse— me advirtió con unos segundos de anticipación, antes de que los gruesos muros temblaran, de que había caído una chispa en el pararrayos.
      • 1963 Urdiales, J. M. Habla Villacidayo [1966] Esp (BD)
        CHISPA B3 'rayo, descarga eléctrica que cae a tierra'.
      • 1965 Alvar, M. (dir.) ALEA, IV [01-01-1965] Esp (FG)
        chispa 'rayo' [En toda Andalucía] [...] (lám. 859, mapa 856).
      • 1979 Marcos Casquero, M. A. Habla Béjar (Salamanca) Esp (NTLLE)
        CHISPA: Rayo.
      • 1985 Alvar, M. (dir.) Léxico marineros, I Esp (FG)
        CHISPA 'rayo' [...] (mapa 95, pág. 356).
      • 1993 Miguélez Rdz, E. DiccHablasLeonesas Esp (NTLLE)
        chispa. [...] Fem. Rayo.
      • 1996 Corrales Zumbado, C. / Corbella Díaz, D. / Álvz Mtz, M. Á. DiccDiferencial Canarias Esp (NTLLE)
        chispa. f. GC. Rayo, relámpago.
      1. s. En ocasiones, con el modificador eléctrica.
        docs. (1881-1993) 9 ejemplos:
        • a1881 Acosta, C. Literatura dramática [1887] p. 188 Ve (BD)
          ¿Quién podría agotar todos los hechos y el campo casi infinito en que la imaginación ejerce su poder? Pero la manera con que lo hace es maravillosa: [...] anima la materia con las fuerzas, para hallar la cohesión en la mecánica, las asimilaciones en la química, los medios impulsores de la industria, y la sencillísima ley, si bien grandiosa, con que se atraen las inmensas moles del espacio; asiste á las cristalizaciones, para hallar el secreto de las sales; va al encuentro de las nubes, para hallar la chispa eléctrica; al proceso de la savia [...].
        • 1993 Escuela de Supervivencia de Madrid Supervivencia deportiva [1993] Esp (CDH )
          Ahora bien, como la chispa eléctrica suele escoger el camino más corto entre las nubes y el suelo, cuando nos encontremos durante una tormenta en campo abierto:
        • a1881 Acosta, C. Literatura dramática [1887] p. 188 Ve (BD)
          ¿Quién podría agotar todos los hechos y el campo casi infinito en que la imaginación ejerce su poder? Pero la manera con que lo hace es maravillosa: [...] anima la materia con las fuerzas, para hallar la cohesión en la mecánica, las asimilaciones en la química, los medios impulsores de la industria, y la sencillísima ley, si bien grandiosa, con que se atraen las inmensas moles del espacio; asiste á las cristalizaciones, para hallar el secreto de las sales; va al encuentro de las nubes, para hallar la chispa eléctrica; al proceso de la savia [...].
        • 1899 Agencia Mencheta Un rayo El Noticiero Universal. Diario independiente de noticias, avisos y anuncios, 2 de junio de 1899 Esp (CDH )
          En una casa cayó una chispa eléctrica, causando muchos desperfectos.
        • 1900 Arcimis, A. Meteorología [1900] 124 Esp (CDH )
          El Sol, semejante a la Luna, estaba en medio del cielo, empañado y sin brillo, y aunque no tronaba, ni relampagueaba, se veían chispas eléctricas cruzar por el aire; a las cinco de la tarde desapareció el Chamsin, con rapidez igual a la de su llegada, de tal suerte que, cinco minutos después, había recobrado la naturaleza su aspecto habitual.
        • 1904-1905 Benejam, J. Escuela práctica [2003] Esp (CDH )
          El ruido del trueno depende del trayecto que recorre la chispa eléctrica en la atmósfera, o más claro, el trueno es el ruido que produce la chispa eléctrica al atravesar las capas de aire. Véase lo que ocurre con un cohete que se dispara en el aire y calcúlese mucha mayor fuerza y distancia.
        • 1927 Hnz-Pacheco Estevan, F. Geología fisiográfica HNatural IV Esp (CDH )
          El rayo o chispa eléctrica que salta de una nube a la superficie de la tierra, es recibido generalmente sobre los agudos picos de las montañas y su acción puede producir derrumbamientos de masas de roca, dando origen, además, en las rocas, a manchas vidriadas producidas por las descargas y originándose en la zona afectada fisuras y grietas que, ensanchadas más tarde por los otros agentes, determinan con el tiempo nuevas caídas, contribuyendo de este modo a erosionar las montañas. Si las chispas caen sobre un terreno arenoso, penetra en él hasta cierta profundidad, fundiendo la arena y dando origen a cilindros o tubos más o menos ramificados denominados fulguritas. En las regiones arenosas del Sahara no son raras estas señales de caída de rayos, pudiendo también encontrarse en nuestras playas. La acción eléctrica en geología, es, por lo tanto, de muy escasa importancia y sus efectos llaman la atención más que por su intensidad, por ser repentinos y poco frecuentes.
        • 1951 Genovés, E. Montañismo [1961] Esp (CDH )
          Conozco el caso de dos montañeros que, en estas condiciones, fueron alcanzados por una chispa eléctrica y salieron a salvo sin más consecuencias que una ligera conmoción.
        • 1984 Benítez, J. J. Caballo Troya I [1994] Esp (CDH )
          De no haber sido por la potente y metálica voz que se dejó oír a continuación, yo lo habría atribuido a una posible chispa eléctrica, tan comunes en este tipo de nubes tormentosas.
        • 1993 Escuela de Supervivencia de Madrid Supervivencia deportiva [1993] Esp (CDH )
          Ahora bien, como la chispa eléctrica suele escoger el camino más corto entre las nubes y el suelo, cuando nos encontremos durante una tormenta en campo abierto:
        • a1881 Acosta, C. Literatura dramática [1887] p. 188 Ve (BD)
          ¿Quién podría agotar todos los hechos y el campo casi infinito en que la imaginación ejerce su poder? Pero la manera con que lo hace es maravillosa: [...] anima la materia con las fuerzas, para hallar la cohesión en la mecánica, las asimilaciones en la química, los medios impulsores de la industria, y la sencillísima ley, si bien grandiosa, con que se atraen las inmensas moles del espacio; asiste á las cristalizaciones, para hallar el secreto de las sales; va al encuentro de las nubes, para hallar la chispa eléctrica; al proceso de la savia [...].
        • 1899 Agencia Mencheta Un rayo El Noticiero Universal. Diario independiente de noticias, avisos y anuncios, 2 de junio de 1899 Esp (CDH )
          En una casa cayó una chispa eléctrica, causando muchos desperfectos.
        • 1900 Arcimis, A. Meteorología [1900] 124 Esp (CDH )
          El Sol, semejante a la Luna, estaba en medio del cielo, empañado y sin brillo, y aunque no tronaba, ni relampagueaba, se veían chispas eléctricas cruzar por el aire; a las cinco de la tarde desapareció el Chamsin, con rapidez igual a la de su llegada, de tal suerte que, cinco minutos después, había recobrado la naturaleza su aspecto habitual.
        • 1904-1905 Benejam, J. Escuela práctica [2003] Esp (CDH )
          El ruido del trueno depende del trayecto que recorre la chispa eléctrica en la atmósfera, o más claro, el trueno es el ruido que produce la chispa eléctrica al atravesar las capas de aire. Véase lo que ocurre con un cohete que se dispara en el aire y calcúlese mucha mayor fuerza y distancia.
        • 1927 Hnz-Pacheco Estevan, F. Geología fisiográfica HNatural IV Esp (CDH )
          El rayo o chispa eléctrica que salta de una nube a la superficie de la tierra, es recibido generalmente sobre los agudos picos de las montañas y su acción puede producir derrumbamientos de masas de roca, dando origen, además, en las rocas, a manchas vidriadas producidas por las descargas y originándose en la zona afectada fisuras y grietas que, ensanchadas más tarde por los otros agentes, determinan con el tiempo nuevas caídas, contribuyendo de este modo a erosionar las montañas. Si las chispas caen sobre un terreno arenoso, penetra en él hasta cierta profundidad, fundiendo la arena y dando origen a cilindros o tubos más o menos ramificados denominados fulguritas. En las regiones arenosas del Sahara no son raras estas señales de caída de rayos, pudiendo también encontrarse en nuestras playas. La acción eléctrica en geología, es, por lo tanto, de muy escasa importancia y sus efectos llaman la atención más que por su intensidad, por ser repentinos y poco frecuentes.
        • 1951 Genovés, E. Montañismo [1961] Esp (CDH )
          Conozco el caso de dos montañeros que, en estas condiciones, fueron alcanzados por una chispa eléctrica y salieron a salvo sin más consecuencias que una ligera conmoción.
        • 1965 Alvar, M. (dir.) ALEA, IV [01-01-1965] Esp (FG)
          chispa eléctrica 'rayo' [...] (lám. 859, mapa 856).
        • 1984 Benítez, J. J. Caballo Troya I [1994] Esp (CDH )
          De no haber sido por la potente y metálica voz que se dejó oír a continuación, yo lo habría atribuido a una posible chispa eléctrica, tan comunes en este tipo de nubes tormentosas.
        • 1993 Escuela de Supervivencia de Madrid Supervivencia deportiva [1993] Esp (CDH )
          Ahora bien, como la chispa eléctrica suele escoger el camino más corto entre las nubes y el suelo, cuando nos encontremos durante una tormenta en campo abierto:
  8. s. f. Conjunto de cualidades de una persona o una cosa por las que resulta agradable o atractiva.
    docs. (1794-2019) 45 ejemplos:
    • 1794 Jovellanos, G. M. Diario 1794 [1994] Diario Esp (CDH )

      Llegó esta tarde D. José Hermida: parece hombre sosegado; tiene buen deseo; fáltale algo de chispa; no sabe el francés; nada de matemática sublime. No hay lectura en Gibbon ni en Tácito, porque Acebedo está malo. Lee Pachín en Don Quijote.

    • 1803 RAE DRAE 4.ª ed. (S) (NTLLE)
      CHISPA. met. Penetracion, viveza de ingenio; y así se dice: fulano tiene CHISPA, ó mucha CHISPA.
    • 1928 Carrasquilla, T. Marquesa Yolombó [1984] Colombia (CDH )

      El diantre de la vieja tiene un arrebolamiento que ni ella misma sabe si es real o simulado; pero séalo o no, tiene ingenio, chispa y prontitud. Es la sola para llorar a Juan José de la Rosa *y para todas las charlas, copleos, jácaras, ensaladillas y chilindrinas que allí se acostumbran; tiene una charla muy rasgada, con oportunidades y sin malevolencia.

    • 2019 Guerriero, L. Opus Gelber Esp (CORPES)
      Esteban interviene con vitalidad y chispa en las reuniones con amigos de Bruno pero es, en cierta forma, inexpugnable: habla poco de sí mismo y no es habitual que exprese sus emociones. Como si asumiera un rol de actor de reparto, siempre se las ingenia para derivar la charla hacia temas que no tienen relación con él o que, si la tienen, resulten anecdóticos o cómicos. Ahora, de pronto, se le llenan los ojos de lágrimas y no puede seguir hablando. Sacude la cabeza, se seca los ojos, hace un ademán pidiendo una pausa.
    • 1794 Jovellanos, G. M. Diario 1794 [1994] Diario Esp (CDH )

      Llegó esta tarde D. José Hermida: parece hombre sosegado; tiene buen deseo; fáltale algo de chispa; no sabe el francés; nada de matemática sublime. No hay lectura en Gibbon ni en Tácito, porque Acebedo está malo. Lee Pachín en Don Quijote.

    • 1803 RAE DRAE 4.ª ed. (S) (NTLLE)
      CHISPA. met. Penetracion, viveza de ingenio; y así se dice: fulano tiene CHISPA, ó mucha CHISPA.
    • 1832 Larra, M. J. Quién es el público [2000] Fígaro Esp (CDH )
      «¿Dónde está el verso, la imaginación, la chispa de nuestros antiguos dramáticos? Todo eso es frío; moral insípida, lenguaje helado; el clasicismo es la muerte del genio». Aquél clama: «¡Gracias a Dios que vemos comedias arregladas y morales! La imaginación de nuestros antiguos era desarreglada: ¿qué tenían? Escondidos, tapadas, enredos interminables y monótonos, cuchilladas, graciosos pesados, confusión de clases, de géneros; el romanticismo es la perdición del teatro: sólo puede ser hijo de una imaginación enferma y delirante».
    • 1834 Larra, M. J. Los tres [2000] 164 Fígaro Esp (CDH )
      Seguía a esta comparsa una porción de pobres, rotos y malparados, con una venda en los ojos como pintan a la fe, creyendo a pies juntillas cuanto aquéllos les decían, y tomando varios dijes de poco valor en cambio de sus servicios. De cuando en cuando dábanles los magnates de la comparsa un palo, y unos respondían «¡viva!» y otros respondían «¡gracias!». Raros trajes se veían entre ellos, pero ninguno pasaba del siglo XVIII. Retazos de manteos, cruces y veneras, papel de Italia, espadines de Toledo, tal cual estrella en la frente, látigo en la mano, calzón, peluquín y hebillas. Color general blanco como la leche. Conversación poca; chispa ninguna.
    • 1834 Larra, M. J. Los tres [2000] 165 Fígaro Esp (CDH )
      Iban encendiendo las luces, que la primera comparsa apagaba siempre que podía; pero el salón estaba iluminado, de donde era fuerza inferir que se encendían más deprisa que se apagaban. Seguía a éstos una turba desigual hambrienta de felicidad; verdad es que nunca la habían catado. Unos eran gordos, otros flacos; unos tenían tres piernas, otros una; uno tres ojos, otro medio; quién era gigante, quién lilipuciano. «Se os igualará», les iban diciendo los magnates, «nada más fácil», y lo creían sin mirarse despacio unos a otros, el tonto y el discreto, el tullido y el sano, el pobre y el rico. Éstos creían en la felicidad de este mundo; los primeros en la del otro. Su conversación buena, su chispa mucha, y mayor el ruido que metían. Color general, negro.
    • 1836 Larra, M. J. Horas invierno [2000] Fígaro Esp (CDH )
      «¡Tiene chispa!». Muchos no lo dirían por no hacer esa triste confesión. Los más no lo sabrían; las bellas creerían hacerle un gran elogio diciéndole: «romántico»; algunos exclamarían: «Es un buen muchacho, ¡pero es poeta!».
    • 1836 Larra, M. J. Blanca [2000] Fígaro Esp (CDH )
      Y después de esta modesta entrada suele salir un rasguito, o un fragmento de cincuenta páginas, al leer las cuales se da uno el parabién de que se estilen en el día tales composiciones quebradas, porque ¿quién las aguantara, si el poeta las hubiera empezado, o las tuviera que concluir como antes era uso y costumbre de gente de chispa y de imaginación?
    • 1847 Estébanez Calderón, S. Escenas andaluzas [1985] Esp (CDH )
      Es fuerza que tal papel se desempeñe por hombre de chiste y chispa, y de destreza suficiente para picar la vanidad de los unos y mover la condición menos pródiga de los otros, feriando razonablemente los regalos que se muestran.
    • 1850 Ayguals Izco, W. Bruja Madrid [1969] 166 Esp (CDH )
      Proporciona de continuo flores y frutos en abundancia. Contraigamos pues deudas sin escrúpulo, y démonos tono, cada vez que la primera ley de la naturaleza es ir viviendo. Ahora es lo primero improvisar una linda Cloris que no tenga inconveniente en vivir con su Céfiro. En esta operación tendrá que auxiliarme alguna Celestina, alguna de esas intrépidas momias zurcidoras de voluntades como las llamaba un poeta antiguo. Nadie más a propósito que la tía Pelona. Es mujer de chispa y tiene peores entrañas que la serpiente Pitón. Es un verdadero halcón de doncellas.
    • 1842-1851 Mesonero Romanos. R. Escenas matritenses [1993] Esp (CDH )
      — Sí señor, tiene chispa, y si estuviera bien dirigido...
    • 1869 Altamirano, I. M. Clemencia [1959] México (CDH )

      Dejó a la suerte la elección, y como se había de empezar por algo, se acercó a Isabel y entabló con ella una de esas conversaciones frívolas de primera visita, sobre la población, el clima, la catedral, las señoras, la casa y las flores, y todo lo que presta un elemento para formar diálogo. Isabel se sentía turbada y feliz, Enrique la encantaba; aquel carácter ligero, agradable, risueño, aquellas palabras llenas de chispa y de agudeza le parecían sonar por primera vez en sus oídos y tenían todos los encantos de la novedad.

    • 1875 Palma, R. Tradiciones peruanas III [1967] II, 164 Perú (CDH )
      — Pues ya son míos —dijo para sí el niño Cututeo, que tal era el nombre de guerra con que el mocito había sido solemnemente bautizado entre la gente de chispa, arranque y traquido.
    • 1882 Montalvo, J. Siete tratados, II [1882] 55 Ecuador (CDH )
      Mezquinos por demas se conceptuarian los franceses si no tuvieran más que talento y chispa: lo que endiosa á esa nacion perínclita es el genio, virtud incomprensible por medio de la cual sus grandes hombres componen las obras maestras de la pluma, la palabra y la espada: Bossuet, el "Discurso acerca de la Historia universal;" Massillon., sus "Oraciones fúnebres;" Napoleon, la conquista de Europa.
    • 1882 Montalvo, J. Siete tratados, II [1882] 282 Ecuador (CDH )
      Walter Scott, cuya autoridad en lo tocante á las letras humanas tiene fuerza de sancion, afirma, por el contrario, que si las obras de carácter serio rechazan por instinto la sátira graciosa y no dan cabida á la chispa maleante y placentera, las de costumbres, las en cierto modo familiares, admiten de buen modo lugares profundos, y aun sublimes.
    • 1882 Pz Rosales, V. Recuerdos (1814-1860) [1993] Chile (CDH )
      Aplicando ahora el sistema climatérico de consultar los extremos del frío y del calor para deducir de ambos la temperatura media de una región, a la averiguación del término medio de las facultades científicas y literarias que nos importó la inmigración argentina, resaltan, desde luego, ante los ojos del observador, el ingenio y la chispa de Sarmiento y la necia opacidad de Tejedor. Cito a un mismo tiempo estos dos personajes, no porque crea que pueden marchar juntas tan opuestas inteligencias; sino por el desplante y la desfachatada arrogancia que uno y otro tuvieron para dar a la estampa en un español barbarizado cuanto disparate se les venía al pico de la pluma.
    • 1887 Rabasa, E. Gran ciencia [1948] México (CDH )

      No dejó de picarme aquella primera vez el discursillo de Pepe; mas a poco, cuando hube conocido su humor y su chispa, era una de mis más agradables distracciones oír de su boca los largos párrafos filosóficos, políticos, científicos o literarios que traía siempre en la tetilla de la lengua.

    • 1887 Rabasa, E. Gran ciencia [1948] México (CDH )
      En ello gastaba la mayor parte de su tiempo, consumiendo el resto ya en improvisar versos de cierta chispa con que desesperaba al desdichado Julián, autor del inacabable soneto; ya burlándose del simplísimo Clemente, o haciéndole rabiar con hablarle de sus jefes los señores diputados.
    • 1896 Carrasquilla, T. Frutos tierra [1952] Colombia (CDH )
      Entre sus amigos, el favorito era José Bermúdez, muchacho muy de chispa, de familia distinguida, bastante holgazán y poco adinerado. Martín cifró en él sus delicias, y José, parásito por necesidad, recibía mucha savia de tan jugoso tronquito. Y como el señorito este era aficionado en grado sumo a la amena lectura, medio se le pegó al caucano la afición.
    • 1898 Costa, J. Colectivismo agrario [1898] 88 Esp (CDH )
      [...] y ora tomándole los argumentos y su desarrollo, para mudarles nada más la forma, ora trasladando letra por letra su texto, ora intercalando añadidos de propia cosecha, ajenos á menudo á la materia y á la gravedad del libro, puso remate á ese que parece ser un plagio escandaloso, no advertido todavía á la hora de ahora, en que las máximas de Cellorigo, así económicas como políticas, siguen atribuyéndose al seso y chispa original del maleante cómico autor del Viaje entretenido.
    • 1902 Azorín Voluntad [1989] 273 Esp (CDH )
      Luego, una de ellas, me pregunta si conozco á Ramos Carrión. * Yo digo que no he tenido el honor de tratar á Ramos Carrión. Entonces ella, que tiene alguna confianza conmigo, ó por lo menos se la toma, me dice qué es lo que he hecho yo en Madrid y cómo digo que trato á la gente literaria, cuando no conozco á Ramos Carrión, que es autor de preciosas comedias. Yo me excuso en buena manera y ella entonces me pregunta por Arniches á quien con toda seguridad conoceré. Tampoco conozco á Arniches, y esto provoca cierta extrañeza entre los señoritos. Si yo no conozco á Arniches, que tan popular es en Madrid, entonces, ¿dónde está mi prestigio literario? ¿Es que creo yo que Arniches no tiene chispa?
    • 1904 Hnqz Ureña, P. Ensayo II [1905] Ensayos críticos República Dominicana (CDH )
      Boito escogió por tema de su única ópera el Fausto de Goethe, incluyendo muchas de sus más difíciles y gloriosas páginas, descartadas antes por Gounod y otros como muy sutiles para la música de ópera, y Verdi pintó maravillosamente el ambiente oriental en Aida, modelo inimitable de color local, interpretó en Otello la furia de los celos y la diabólica filosofía de Yago, condensada en el Credo en versos de su amigo y rival Boito, y logró infundir en Falstaff la chispa del excelso humorismo shakesperiano.
    • 1905 Pardo Bazán, E. Quimera [1991] Esp (CDH )
      No vayas a estar soñando algo parecido a lo que cuenta Zola en La Obra, * y que Solano tiene una chispa genial...
    • 1908 Álvz Quintero, S. / Álvz Quintero, J. Caín [1924] Esp (CDH )

      Pepín.Se conoce que me inspira usted: que es usted mi musa.

      Estrella.Usted tendrá la misma chispa con todas. ¿Ha estado usted alguna vez enamorado?

    • 1921 Pz Ayala, R. Belarmino [1996] 305 Esp (CDH )
      «Yo replico: la mejor universidad sería un cuartel. Quiero decir: una cultura socializada e impuesta al modo de la disciplina militar. La disciplina militar es abominable porque es inculta. La cultura moderna es abominable porque es indisciplinada. * Nadie tiene derecho a poseer más cultura que la que le corresponde, según sus facultades y función social en que ha de emplearse. En el estado actual de la cultura hay generalísimos que son simples rancheros, y, por el contrario, hay miserables rancheros dotados de la chispa genial, hombres frustrados y menospreciados, que hubieran sido generalísimos por propio derecho, de existir la apropiada organización cultural cuartelaria.»
    • 1926 Andrenio (Eduardo Gómez de Barquero) De Gallardo a Unamuno [1926] 27 Esp (CDH )
      Abunda en sales, algo groseras a veces, y muestra la chispa y erudición de su autor. Ahora bien; es un escrito que por las cuestiones que toca y el descaro burlón con que habla de ellas, tenía que herir sentimientos delicados y creencias fácilmente irritables. No hay que olvidar que eran una diatriba contra otra diatriba. Está escrito en tono de vejamen, como redactado para contestar a otra sátira, de cierto muy inferior en literatura y donaire a la de Gallardo.
    • 1926 Andrenio (Eduardo Gómez de Barquero) De Gallardo a Unamuno [1926] Esp (CDH )
      Los tres eran hombres de fértil y abundosa conversación, de mucha chispa y agilidad en la frase. El español, por hacer un chiste, sacrifica a su padre, cuanto más a un amigo íntimo. A Cánovas se atribuye la frase en que, ponderando la disculpable vanidad de Castelar, decía que, por ser el primero en todo, en un entierro querría ser el muerto y en una boda la novia. En las comidas de la duquesa Angela de Medinaceli, en las de la Huerta y en otros salones de la Regencia, Castelar y Cánovas se disputaban el monopolio de la conversación. El afecto fraternal, nacido de las aulas, les duró hasta el final de la vida. Castelar, rezando en la capilla ardiente de Cánovas, asistió a los funerales de aquella antigua amistad.
    • 1928 Carrasquilla, T. Marquesa Yolombó [1984] Colombia (CDH )

      El diantre de la vieja tiene un arrebolamiento que ni ella misma sabe si es real o simulado; pero séalo o no, tiene ingenio, chispa y prontitud. Es la sola para llorar a Juan José de la Rosa *y para todas las charlas, copleos, jácaras, ensaladillas y chilindrinas que allí se acostumbran; tiene una charla muy rasgada, con oportunidades y sin malevolencia.

    • 1928 Carrasquilla, T. Marquesa Yolombó [1984] Colombia (CDH )
      Otras damas, muy en pie, cantan bundes * o ejecutan el número que se les ordena, con la chispa de la chispa. Una da "celos llorando", otra remeda al cura, ésta imita la chirimía * aquélla baila al torbellino. Esotra, condenada por unanimidad, escoge a cualquier galán, lo hacen extender en el suelo, le arreglan el féretro, y ella se postra de hinojos, a llorar, con canto gemebundo, a su amado "Juan José de la Rosa", * intercalando, en el estribillo coreado, los lamentos que le inspire su numen, y con la mímica que el caso exige. Este número ultra, que varía según el temperamento de la dama, lo ejecutan varias, en una misma fiesta. Por cierto que revivió, por esos lados, y con mucha boga, un siglo después.
    • 1935 Gallegos, R. Canaima [1935] Venezuela (CDH )
      Aquí donde me ven y aunque me sea feo el decirlo —éste era un giro al cual le hallaba mucha chispa el chistoso caraqueño—, soy oficial de sastrería. ¡Y buena tijera, no sólo por la lengua!* Consíganme la tela y mañana mismo tendremos fraile en pena, con capuchón y todo.
    • 1947 Yáñez, A. Filo Agua [1992] México (CDH )
      Poco a poco, las cosas volvieron de revés y la chispa de los estudiantes fue consumiendo la tristeza, el malestar de las gentes.
    • 1948 Gmz Serna, R. Automoribundia [1948] Esp (CDH )
      Han ido algunos profesores de nuestra promoción, entre ellos Clemente de Diego, Retortillo, Peña, Goicoechea, Barahona, y ha presidido el ministro Sr. Ramos, que fué un condiscípulo querido en el que ya se veía la chispa de su condición privilegiada.
    • 1955 Cortázar, J. Trad Memorias Adriano [1982] Argentina (CDH )
      Pero estoy pronto a reconocerle esa chispa genial que siempre se requiere para ascender tan pronto y tan alto en los destinos públicos; nadie se impone en esa forma si no posee por lo menos cierta habilidad. Los judíos moderados fueron los primeros en acusar al pretendido Hijo de la Estrella de trapacería e impostura; por mi parte creo que aquel espíritu inculto era de los que se dejan atrapar por sus propias mentiras, y que el fanatismo corría en él parejo con la astucia.
    • 1956 Schz Ferlosio, R. Jarama [1994] Esp (CDH )

      —Pues salta ella en una de esas interviús que le hacen a los artistas, se pone: «Me gustaría ser rubia por todas partes». No está mal, ¿eh?

      —Yo no le veo la chispa, la verdad —dijo Paulina.

      —Que no, hombre —protestaba Santos—; eso no lo ha dicho, no me fastidies.

    • c1940-a1966 Amaya Amador, R. Cuentos [1997] Honduras (CDH )
      Ñor Julián Díaz era el que más platicaba de los hateros, porque era el Alcalde Auxiliar y hombre de mucha chispa que en un tiempo había vivido en la ciudad.
    • c1940-a1966 Amaya Amador, R. Cuentos [1997] Honduras (CDH )
      Otros barrenderos pasan a nuestro lado todos los días, pero ninguno tiene la chispa del alma de Ñeco. Tenemos el sindicato clandestino, que organizó el obrero a quien despedazó la fábrica.
    • 1977 Vargas Llosa, M. Tía Julia [1996] Perú (CDH )
      Tenía chispa y rapidez para las réplicas, contaba cuentos colorados con gracia y era (como todas las mujeres que había conocido hasta entonces) terriblemente aliteraria. Daba la impresión de que en las largas horas vacías de la hacienda boliviana sólo había leído revistas argentinas, alguno que otro engendro de Delly, y apenas un par de novelas que consideraba memorables: "El árabe" y "El hijo del árabe", de un tal H. M. Hull. Al despedirme esa noche le pregunté si podíamos ir al cine y me dijo que "eso sí". Habíamos ido a función de noche, desde entonces, casi a diario, y además de soportar una buena cantidad de melodramas mexicanos y argentinos, nos habíamos dado una considerable cantidad de besos. El cine se fue convirtiendo en pretexto; elegíamos los más alejados de la casa de Armendáriz (el Montecarlo, el Colina, el Marsano) para estar juntos más tiempo.
    • 1977 Vargas Llosa, M. Tía Julia [1996] Perú (CDH )
      Hablaba sin la más ligera sombra de picardía, chispa, e, incluso, emoción, de manera automática, despersonalizada, aunque las cosas que ahora decía hubieran sido entonces impensables en su boca.
    • 1985 Alatriste, S. Por vivir [1985] México (CDH )
      "Yo siempre sostuve que no hay en el mundo ningún otro ser, que tenga belleza de pies a cabeza como una mujer. Ellas son la vida, la chispa divina, la razón de ser."
    • 1985 García Márquez, G. Amor [1987] 397 Colombia (CDH )
      Su mujer, en cambio, era vivaz y con una chispa plebeya, oportuna y certera, que le daba un toque más humano a su elegancia. No podía desearse una pareja mejor para jugar a las cartas, y la insaciable necesidad de amor de Florentino Ariza quedó colmada con la ilusión de sentirse en familia.
    • 1985 Rossi, A. C. María noche [1985] Costa Rica (CDH )
      — Pie o piecito... pues... es un jipi criollo, con más chispa que un jipi normal, pero más azotado por ser del Tercer Mundo. En esa época proliferaban los pies. Pero la casa era pequeña, con tantos pies ella no tenía donde dormir, y como era bailarina llegaba muy cansada, dormía debajo del carro.
    • 1986 García Ramis, M. Felices días [1995] Puerto Rico (CDH )

      — Bueno esas cosas locas de hoy día no, pero danzas, mazurcas, eso sí— dijo. — Yo le enseñé danzas a tu abuelo pero él tenía dos pies izquierdos, ahora tú papá, y Sergio, esos sí que me salieron bailarines.

      — ¿Y Tía Ele? —"Pues mira, tenía un poco de chispa". / — ¿Y Sara F.? —"No, esa sí que no".

    • 1987 Edwards, J. Anfitrión [1987] 112 Chile (CDH )
      El personaje de hoy, por consiguiente, debía infundir confianza a todos, tranquilizar a todos, curar heridas mediante la sola irradiación de una presencia equivalente a un bálsamo, y para lograr eso necesitaba alcanzar una síntesis muy difícil. Tenía que hacer cuajar una combinación rarísima de carisma y de medianía: unir los dones innatos, la chispa divina, con esa mediocridad, esa vulgaridad no exenta de astucia, esa uniformidad gris, que los habitantes de la angosta faja de territorio, con unanimidad desconcertante, odiaban de todo corazón y al mismo tiempo amaban, o por lo menos veneraban, puesto que toda salida de esos moldes les producía, junto con una morbosa fascinación, una desconfianza insuperable, un sentimiento de hostilidad virtualmente homicida.
    • 1996 Meléndez, H. Identidad ausente [1996] Puerto Rico (CDH )
      Sobre todo en el Caribe se pone de manifiesto la diversidad de culturas, etnias y razas amalgamadas en identidades nacionales y populares y en la chispa cariñosa y bullanguera de la vida, que a su vez resultan de una pasmosa ausencia histórica de poder: el poder del mundo moderno se ha succionado de ahí. No es que en el Caribe y América Latina haya mezcla étnica, pues todos los países se constituyen con mezclas étnicas, sino que estas mezclas americanas son relativamente recientes y se han condensado en el contexto de ideologías típicamente modernas y de fe en el progreso popular para superar la subordinación. Son procesos de fundación de identidades que han empezado hace poco, por así decir.
    • 2014 RAE DLE (NTLLE)
      chispa. [...] f. Gracia, agudeza o viveza de ingenio. A los diálogos les falta chispa.
    • 2019 Guerriero, L. Opus Gelber Esp (CORPES)
      Esteban interviene con vitalidad y chispa en las reuniones con amigos de Bruno pero es, en cierta forma, inexpugnable: habla poco de sí mismo y no es habitual que exprese sus emociones. Como si asumiera un rol de actor de reparto, siempre se las ingenia para derivar la charla hacia temas que no tienen relación con él o que, si la tienen, resulten anecdóticos o cómicos. Ahora, de pronto, se le llenan los ojos de lágrimas y no puede seguir hablando. Sacude la cabeza, se seca los ojos, hace un ademán pidiendo una pausa.
  9. s. f. Estado de disminución o pérdida de las capacidades físicas o mentales provocado por la ingestión excesiva de bebidas alcohólicas.
    docs. (1825-2014) 17 ejemplos:
    • c1825 Bretón Herreros, M. Sobrinos p. 33 Teatro, I Esp (BD)
      Otra vez tuvo un bromazo / en Cabra; cojió una chispa, y le dió por ser valiente, y eso que él es muy gallina con todos menos conmigo.
    • 2014 RAE DLE (NTLLE)
      chispa. [...] f. coloq. borrachera (‖ efecto de emborracharse).
    • c1825 Bretón Herreros, M. Sobrinos p. 33 Teatro, I Esp (BD)
      Otra vez tuvo un bromazo / en Cabra; cojió una chispa, y le dió por ser valiente, y eso que él es muy gallina con todos menos conmigo.
    • 1846 Salvá, V. NDiccLengCast (NTLLE)
      CHISPA. f. [...] fam. EMBRIAGUEZ. Suele formar frase con el verbo TENER.
    • c1859 Fernán Caballero (Cecilia Böhl de Faber) "Agudezas" [1859] p. 186 Cuentos y poesías populares andaluces Esp (BD)
      Pasando dos amigos cerca de un hombre que iba borracho, le dijo el uno al otro. —Valiente chispa lleva ese!— ¿Chispa? contestó el borracho; no se lo parecerá á mi muger, sino una cosa muy grande.
    • 1879 Pereda, J. M. Don Gonzalo Glz [2003] Esp (CDH )
      Ya Bragas había llegado con sus vicios al grado sumo en que se cogen las chispas solamente con acordarse del vino, y para maldita de Dios la cosa necesitaba la casuca de limosna, pues nada había en ella que vender ni que comer, y las monas las dormía allí donde el sueño le derribaba, unas veces en el goterial de la taberna, otras en el foso de un vallado, y a menudo sobre los morrillos de la calleja, cuando su hijo, el chicuelo Colás, dijo a su hermana —que tenía dos años más que él—: «De padre, sólo podemos esperar hambre, palizas y miseria; su mala fama ha de perseguirnos en el pueblo, y nadie en él ha de abrirnos las puertas con buena voluntad; estamos viviendo como de milagro, y esto no puede durar; hay que tomar un partido, y muy pronto. Creo que tú debes irte por los pueblos del valle en busca de un amo a quien servir, mientras yo me voy por el mundo, que es más grande. Alguna vez nos encontraremos... Y si no, hasta el día del Juicio por la tarde, que a esa hora, de fijo, hemos de hallarnos».
    • 1907 Pz Galdós, B. Tristes destinos [2002] 352 Esp (CDH )
      «Cierto es que cuando está peneque habla del nuevo arreglo de la hija con un Muñoz de los de Tarancón; pero a mi ver, esta idea es tan sólo el vapor del vinazo y aguardentazo que se mete en el cuerpo... De si está Teresa en San Sebastián, nada puedo decirte. La suposición de que habite en este Real Palacio, ponla a la cuenta de la chispa que ha cogido Manuela estos días para celebrar a su modo la sublevación de la Escuadra. Y para más seguridad, requisaremos todo el edificio de abajo arriba... ¿Qué piensas?».
    • 1911 Segovia, L. DiccArgentinismos Ar (BD)
      ESTAR EN CHISPA. Frase fig. y fam. Embriagarse una persona. Comp. con achisparse, en A.
    • 1926 Burgos, F. Sonrisa [1926] p. 61 Ar (FG)
      —Si querís que te acompañe, no me pidas que beba; tengo mala chispa... —¿Por qué lado te da? —Me da por pelear...
    • 1941 Sandoval, L. DiccGuatemaltequismos Gu (NTLLE)
      CHISPA, f. = Borrachera. Beodez. Se usa con los verbos ponerse, coger, pescar, traer y otros.
    • 1942 Santamaría, F. J. DiccGralAmericanismos (NTLLE)
      CHISPA. f. [...] En Méjico y Cuba, borrachera, que también se dice chispera.
    • 1953 Rdz Herrera, E. Pichardo novísimo Cu (NTLLE)
      Chispa. [...] Embriaguez leve.
    • 1955-1956 Guerra Navarro, F. Memorias Pepe Monagas [1958] p. 101 Esp (BD)
      Sangoloteó el fondajo y saltó el ron sobre mi barbilla. [...] Y así fue como agarré —todavía no tenía una hora de nacimiento— la primera chispa de mi vida.
    • 1941-a1961 Guerra Navarro, F. Cuentos Pepe Monagas [1976] Esp (CDH )
      Esto de una parte, y de otra que mi compadre había agarrado su chispa casi sin darse cuenta, el resultado fue que maestro Juan ganó el tercer partido. Estalló el gofiero como una fiesta del Pino. Le salieron los colores y parecía que estaba vestido de limpio. Monagas, en cambio, adquirió ese aire de los gatos en el invierno al salir del fogón.
    • c1825 Bretón Herreros, M. Sobrinos p. 33 Teatro, I Esp (BD)
      Otra vez tuvo un bromazo / en Cabra; cojió una chispa, y le dió por ser valiente, y eso que él es muy gallina con todos menos conmigo.
    • 1846 Salvá, V. NDiccLengCast (NTLLE)
      CHISPA. f. [...] fam. EMBRIAGUEZ. Suele formar frase con el verbo TENER.
    • c1859 Fernán Caballero (Cecilia Böhl de Faber) "Agudezas" [1859] p. 186 Cuentos y poesías populares andaluces Esp (BD)
      Pasando dos amigos cerca de un hombre que iba borracho, le dijo el uno al otro. —Valiente chispa lleva ese!— ¿Chispa? contestó el borracho; no se lo parecerá á mi muger, sino una cosa muy grande.
    • 1879 Pereda, J. M. Don Gonzalo Glz [2003] Esp (CDH )
      Ya Bragas había llegado con sus vicios al grado sumo en que se cogen las chispas solamente con acordarse del vino, y para maldita de Dios la cosa necesitaba la casuca de limosna, pues nada había en ella que vender ni que comer, y las monas las dormía allí donde el sueño le derribaba, unas veces en el goterial de la taberna, otras en el foso de un vallado, y a menudo sobre los morrillos de la calleja, cuando su hijo, el chicuelo Colás, dijo a su hermana —que tenía dos años más que él—: «De padre, sólo podemos esperar hambre, palizas y miseria; su mala fama ha de perseguirnos en el pueblo, y nadie en él ha de abrirnos las puertas con buena voluntad; estamos viviendo como de milagro, y esto no puede durar; hay que tomar un partido, y muy pronto. Creo que tú debes irte por los pueblos del valle en busca de un amo a quien servir, mientras yo me voy por el mundo, que es más grande. Alguna vez nos encontraremos... Y si no, hasta el día del Juicio por la tarde, que a esa hora, de fijo, hemos de hallarnos».
    • 1907 Pz Galdós, B. Tristes destinos [2002] 352 Esp (CDH )
      «Cierto es que cuando está peneque habla del nuevo arreglo de la hija con un Muñoz de los de Tarancón; pero a mi ver, esta idea es tan sólo el vapor del vinazo y aguardentazo que se mete en el cuerpo... De si está Teresa en San Sebastián, nada puedo decirte. La suposición de que habite en este Real Palacio, ponla a la cuenta de la chispa que ha cogido Manuela estos días para celebrar a su modo la sublevación de la Escuadra. Y para más seguridad, requisaremos todo el edificio de abajo arriba... ¿Qué piensas?».
    • 1911 Segovia, L. DiccArgentinismos Ar (BD)
      ESTAR EN CHISPA. Frase fig. y fam. Embriagarse una persona. Comp. con achisparse, en A.
    • 1926 Burgos, F. Sonrisa [1926] p. 61 Ar (FG)
      —Si querís que te acompañe, no me pidas que beba; tengo mala chispa... —¿Por qué lado te da? —Me da por pelear...
    • 1941 Sandoval, L. DiccGuatemaltequismos Gu (NTLLE)
      CHISPA, f. = Borrachera. Beodez. Se usa con los verbos ponerse, coger, pescar, traer y otros.
    • 1942 Santamaría, F. J. DiccGralAmericanismos (NTLLE)
      CHISPA. f. [...] En Méjico y Cuba, borrachera, que también se dice chispera.
    • 1953 Rdz Herrera, E. Pichardo novísimo Cu (NTLLE)
      Chispa. [...] Embriaguez leve.
    • 1955-1956 Guerra Navarro, F. Memorias Pepe Monagas [1958] p. 101 Esp (BD)
      Sangoloteó el fondajo y saltó el ron sobre mi barbilla. [...] Y así fue como agarré —todavía no tenía una hora de nacimiento— la primera chispa de mi vida.
    • 1941-a1961 Guerra Navarro, F. Cuentos Pepe Monagas [1976] Esp (CDH )
      DE CUANDO PEPE MONAGAS AGARRÓ UNA SOBERANA CHISPA, POR MAGUA DE SU RISCO DE SAN NICOLÁS QUERIDO
    • 1941-a1961 Guerra Navarro, F. Cuentos Pepe Monagas [1976] Esp (CDH )
      Esto de una parte, y de otra que mi compadre había agarrado su chispa casi sin darse cuenta, el resultado fue que maestro Juan ganó el tercer partido. Estalló el gofiero como una fiesta del Pino. Le salieron los colores y parecía que estaba vestido de limpio. Monagas, en cambio, adquirió ese aire de los gatos en el invierno al salir del fogón.
    • 1941-a1961 Guerra Navarro, F. Cuentos Pepe Monagas [1976] 148 Esp (CDH )
      Ambos tenían ya las lenguas gordas y oscuras como barras de conserva, sin que del habla se les entendiera ni papas. Habían consumido sus tres botellas hasta las mismas raspas. Los de fuera consideraron que ya estaba bien. Estaban empatados. "¡Tablas, tablas!" se empezó a oír, como en las luchas. En medio del brumero de la tremenda chispa, el compadre observó a la banda un vaso de ron que mantenía, sorbeteándolo, Victorio el del Pinillo. Sacando fuerzas de flaqueza se lo quitó de la mano y se lo jilvanó de golpetillo.
    • 1976 Alvar, M. (dir.) ALEICan, II [01-01-1976] Esp (FG)
      chispa 'borrachera' [...] (lám. 730, mapa 674).
    • 1980 Alvar, M. (dir.) ALEANR, III-IV Esp (FG)
      CHISPA 'borrachera' [...] (lám. 1337, mapa 1126).
    • 2014 RAE DLE (NTLLE)
      chispa. [...] f. coloq. borrachera (‖ efecto de emborracharse).
  10. s. f. Punto de luz, generalmente brillante y de corta duración.
    docs. (1882-2005) 64 ejemplos:
    • 1839-1882 Villaverde, C. Cecilia Valdés [1992] Cuba (CDH )
      Era que por un lado surgía la luna creciente de entre el bosque lejano y hería oblicuamente las hojas y flores de las cañas y los troncos blancos de las palmas, al paso que desde lo alto del cielo azul y diáfano como el cristal, vertían innumerables estrellas chispas de plata y oro.
    • 1898 Blasco Ibáñez, V. Barraca [1997] Esp (CDH )

      Sereno, podría estarlo; pero tenía los ojos enrojecidos, brillaba en sus pupilas una chispa azulada e indecisa, semejante a la llama del alcohol, y su cara iba adquiriendo por momentos una palidez mate. Los otros no estaban mejor; pero todos reían. Los espectadores, contagiados por los del juego, se pasaban de mano en mano los jarros pagados a escote, y era aquello una verdadera inundación de aguardiente, que, desbordándose fuera de la taberna, bajaba como oleada de fuego a todos los estómagos.

    • 1899 Rodó, J. E. Rubén Darío [1956] 76 Uruguay (CDH )
      Pero ¡qué sugestiva habilidad en el trasunto de la sensación del ambiente! ¡Qué arte adorable en la orfebrería de esta expresión, donde cada palabra se cuida como una faceta de la piedra preciosa, como una vena de la nácar, cómo una inasible chispa de luz de las que han de constelar de diamante el oro bruñido!... Con El Faisán vino prisionera una ráfaga del aire fosfórico que hace cosquillas en el talento de Mendés, de Aureliano Scholl, de Halévy...
    • 1839-1882 Villaverde, C. Cecilia Valdés [1992] Cuba (CDH )
      Era que por un lado surgía la luna creciente de entre el bosque lejano y hería oblicuamente las hojas y flores de las cañas y los troncos blancos de las palmas, al paso que desde lo alto del cielo azul y diáfano como el cristal, vertían innumerables estrellas chispas de plata y oro.
    • 1884-1885 Clarín Regenta [1990] Esp (CDH )
      la blandura de sus ojos no servía para tales trances, y contestó mirando con chispas de que él no se dio cuenta... ni Ana tampoco.
    • 1884-1885 Clarín Regenta [1990] II, 322 Esp (CDH )
      Llegó a su casa. Don Víctor atronaba el mundo a martillazos. Construía un puente modelo que pensaba presentar en la exposición de San Mateo. Ya no forraba el martillo con bayeta, no, el hierro chocaba contra el hierro, el estrépito era horrísono. "Allí era él el amo, prueba de ello que su mujer había ido al baile: se había acabado el Paraguay, no más misticismo; una prudente piedad heredada de nuestros mayores y basta y sobra. Por lo demás, actividad, industria y arte... mucha comedia, mucha caza, y mucho martillazo. ¡Zas, zas, zas, pum! ¡Viva la vida!" Así pensaba don Víctor, ceñida al cuerpo la bata escocesa, y clava que te clavarás, en su nuevo taller, en un cuartucho del piso bajo, con puerta al patio. El sol llegaba a los pies de Quintanar arrancando chispas de los abalorios y cinta dorada de las babuchas semiturcas. El carpintero silbaba; el tordo, el mejor tordo de la provincia, que Quintanar llevaba de habitación en habitación, silbaba también colgada de un alambre su jaula. Ana contempló en silencio a su marido. "¡Era su padre! ¡Le quería como a su padre! Hasta se parecía un poco a don Carlos. Aquel sol de Febrero, promesa de primavera; aquel ambiente fresco que convidaba a la actividad, al movimiento; aquellos martillazos, aquellos silbidos, aquellas nubecillas ligeras que cruzaban el cuadrado azul a que servía de marco el alero del tejado... todo aquello edificaba. ¡Aquélla era su casa, allí era ella la reina, aquella paz era suya!" Al dejar el martillo para coger la sierra don Víctor vio a su mujer.
    • 1884-1885 Clarín Regenta [1990] Esp (CDH )
      La aventura, ridícula y todo, la había rejuvenecido, había encendido chispas en sus ojuelos, y "¡ea! venía con afán de abrazar ella también".
    • 1884-1885 Clarín Regenta [1990] Esp (CDH )
      Ya tenía él en sus ojos, casi siempre apagados, las chispas que saltaban de los de Visita.
    • 1884-1885 Clarín Regenta [1990] I, 397 Esp (CDH )
      Detrás de la celosía se le figuró ver un manto negro y dos chispas detrás del manto, dos ojos que brillaban en la oscuridad.
    • 1884-1885 Clarín Regenta [1990] Esp (CDH )
      Después de dos meses pasados debajo del agua, ¡era tan dulce ver el cielo azul, respirar aire y pasearse por prados verdes cubiertos de belloritas que parecen chispas del sol!
    • 1894 Zeno Gandía, M. Charca [2002] 876 Puerto Rico (CDH )
      Los colores bullían como chispas de luz, confundiéndose en tintas intermedias, interrumpiéndose con alegres contrastes. Diríase que con aquel reguero de colores eran los campos la inmensa paleta en donde había de humedecer sus pinceles el supremo artista. Un azul inimitable descendía del cielo como regalo nupcial, y un verde suave parpadeaba en las campiñas como ofrenda esclava. De esos dos matices resultaban el apagado gris de las lejanías y la tibia gualda de los contornos. Los árboles, en eterna gemación, ostentaban vestiduras rosadas y galas rojas, y así mostrábanse los paisajes como proyectados al mundo de los sueños por la mano de la primavera.
    • 1898 Blasco Ibáñez, V. Barraca [1997] Esp (CDH )

      Sereno, podría estarlo; pero tenía los ojos enrojecidos, brillaba en sus pupilas una chispa azulada e indecisa, semejante a la llama del alcohol, y su cara iba adquiriendo por momentos una palidez mate. Los otros no estaban mejor; pero todos reían. Los espectadores, contagiados por los del juego, se pasaban de mano en mano los jarros pagados a escote, y era aquello una verdadera inundación de aguardiente, que, desbordándose fuera de la taberna, bajaba como oleada de fuego a todos los estómagos.

    • 1898 Blasco Ibáñez, V. Barraca [1997] 20 Esp (CDH )
      brillaban en sus ojos chispas de ferocidad. Resucitaba dentro de la ramera, pasiva bestia acostumbrada a los golpes, la hija de la huerta, que desde que nace ve la escopeta colgada detrás de la puerta y en las festividades aspira con delicia el humo de la pólvora.
    • 1898 Magón Tequendama [1947] Cuentos Costa Rica (CDH )
      ostentaba la frescura de los quince abriles, brillaban sobre su traje esmeralda purísima los zafiros y amatistas de las amapolas y santalucías, las chispas de topacio y azabache rozaban alegres las ropas de los sauces tristes y el cielo retrataba sus cambiantes en la linfa tersa de las lagunetas cubiertas de cañuelas y habitadas por garzas blanquísimas como copos de escarcha. Era la niña mimada, encantadora, huérfana de padre y madre; aquél, el volcán, se había apagado al soplo frío del páramo, y la madre, laguna de ojos azules y faldas de nieve, se había consumido absorbida por la insaciable sed de Tierra Caliente. La niña creció; redondeáronse sus preciosas formas, cobraron mayor brillo sus sedosos rizos, lanzó al aire sus más delicados perfumes y tomó posesión de su reino al amparo de sus tías maternas Monserrate y Guadalupe.
    • 1899 Rodó, J. E. Rubén Darío [1956] 76 Uruguay (CDH )
      Pero ¡qué sugestiva habilidad en el trasunto de la sensación del ambiente! ¡Qué arte adorable en la orfebrería de esta expresión, donde cada palabra se cuida como una faceta de la piedra preciosa, como una vena de la nácar, cómo una inasible chispa de luz de las que han de constelar de diamante el oro bruñido!... Con El Faisán vino prisionera una ráfaga del aire fosfórico que hace cosquillas en el talento de Mendés, de Aureliano Scholl, de Halévy...
    • 1902 Blasco Ibáñez, V. Cañas [1902] Esp (CDH )
      El tabernero fingió al principio no oírles, hasta que, cansado de sufrir, se enderezó con nervioso impulso, pasando por sus ojos una chispa de ira.
    • 1902 Blasco Ibáñez, V. Cañas [1902] Esp (CDH )
      Y ella cedía con resignación, brillando en sus ojos de gata una chispa de maligno misterio, como si en el fondo de su ser sintiera un goce extraño por este amor de enfermo que aceleraba el fin de una vida.
    • 1905 Pardo Bazán, E. Quimera [1991] Esp (CDH )
      Cuando la dije que, por indicación de Valdivia, les acompañaría a París, me miró atentamente, y en sus ojos de venturina derretida, irradiaciones, vi lucir una chispa sardónica, cruel. Hizo luego un gesto de los que se hacen cuando el destino se impone.
    • 1906 Lugones, L. Milagro [1988] Cuentos Argentina (CDH )
      Nadaban en sus ojos dos chispas, y bajo su labio crispado, la dentadura fijaba un brillo siniestro. *
    • 1910 Agustini, D. Cantos mañana [1993] 181 Poesías Uruguay (CDH )
      / Mi alma, fanal de sabios / Ciegos de luz, en sus labios / —Una chispa de arrebol— / Puede recoger el fuego / De toda la vida y luego, / Todas las llamas del Sol! / Alma que cabe en un verso / Mejor que en un universo! / —Instinto de águila real / Que engarza en ave canora, / Roja semilla de aurora / En un surco musical!— / * * * / Mi sol es tu sol ausente; / Yo soy la brasa candente / De un gran clavel de pasión / Florecido en tierra extraña; / ¡Todo el fuego de tu España / Calienta mi corazón! / / La plebe es ciega, inconsciente; / Tu verso
    • 1916 Jiménez, J. R. Platero [1987] Esp (CDH )
      se ven brillar, lejos, en las viñas, los azadones, con una chispa de plata y sol;
    • 1916 Lynch, B. Caranchos [1984] Argentina (CDH )
      Don Panchito siente como un impulso de abrazar a la maestra, de estrechar contra su pecho atormentado a la pobre mujeruca aquella que acaba de encender tan generosamente, y a la manera de una madre o de una hermana, una chispa de luz en la negrura inmensa de su espíritu.
    • 1918 Quiroga, H. Cuentos Amor [1993] Uruguay (CDH )
      pero María tenía sus chispas de brillante.
    • 1919 Arguedas, A. Raza [1988] Bolivia (CDH )
      Chispas luminosas brillaban con intensidad en las tinieblas densas, y los cuitados no sabían si eran luciérnagas o los otros viajeros que fumaban...
    • 1919 Lugones, L. Gemas [1988] Cuentos Argentina (CDH )
      Sobre la rielante lama, cuyo resplandor arde como una disolución de oro solar en lago quieto, representa la corona de espinas, una eflorescencia de esmeraldas y chispas de rubí. La esmeralda que da esperanza y el rubí que sangra. Pues las espinas verdes, regadas por el cálido rocío, crecieron en vástagos y fueron las vivas raíces del prodigioso árbol de contrición a cuya sombra han gemido todos los salterios de la penitencia —de la penitencia que es la esperanza en la salvación conquistada por el dolor. Un poco más abajo, y a ambos lados de la casulla, dos rosas de rubíes manifiestan las sagradas llagas de las Manos heridas; y en el centro de cada rosa, el pistilo está formado por un diamante que es la emanación de luz divina surgida del terrible agujero abierto por el clavo de la crucifixión. Otras dos rosas, en la parte inferior, recuerdan las llagas de los sagrados Pies. La terrible lanzada del Costado es un racimo de jacintos dolorosos, y tres grandes topacios circundados de amatistas, figuran los tres clavos.
    • a1924 Vaz Ferreira, M. E. Isla Cánticos [2006] Uruguay (CDH )
      / Glorioso placer de la armonía, / despertar de su sueño / el secreto de la entraña recóndita / disperso en chispas como estrellas vírgenes / entre las cavidades de la sombra... / Glorioso placer de la armonía, / jugar con ellas un divino juego / de perfección y de inmortalidad.
    • 1926 Arlt, R. Juguete rabioso [1993] Argentina (CDH )
      Hablase sentado junto a la máquina de coser, y en el perfil, bajo la fina línea de la ceja, el ojo era un cuévano de sombra con una chispa blanca y triste. Su pobre espalda encorvada, y la claridad azul en la lisura de los cabellos dejaba cierta claridad de témpano.
    • 1929 Gallegos, R. Doña Bárbara [1997] Venezuela (CDH )
      De pura luz de estrellas era la chispa que brillaba en la mira, entre la tiniebla alevosa, ayudando al ojo torvo a buscar el corazón de Marisela; mas, como si en aquel diminuto destello gravitara todo el peso del astro de donde irradiaba, el arma bajó sin haber disparado y, lentamente, volvió a la cañonera de la montura. Puesto el ojo en la mira que apuntaba al corazón de la muchacha embelesada, doña Bárbara se había visto, de pronto, a sí misma, bañada en el resplandor de una hoguera que ardía en una playa desierta y salvaje, pendiente de las palabras de Asdrúbal, y el doloroso recuerdo le amansó la fiereza.
    • 1930 Florit, E. Trópico [1985] Cuba (CDH )
      / Alza un brazo el caminante / al cruzar por la arboleda / y presa en la mano queda / una chispa titilante.
    • 1935 Gallegos, R. Canaima [1935] Venezuela (CDH )
      Luego se le apagó la chispa de inteligencia que había brillado de pronto en sus ojos saltones y ahora lacrimosos, por añadidura, de * vejez, y sin transición gradual, sino de golpe y de repente, pasó de la locuacidad al silencio obstinado.
    • 1941 Alegría, C. Mundo [1978] Perú (CDH )
      Al sol refulge como una diminuta chispa de luz.
    • 1944 Casona, A. Dama [1996] Esp (CDH )
      Cuando va al molino lleva chispas en los ojos; cuando vuelve trae un cansancio alegre arrollado a la cintura.
    • 1945 Laforet, C. Nada [1997] Esp (CDH )
      (Y yo, en aquel momento, me imaginé el barrio chino iluminado por una chispa de belleza.)
    • 1945 Laforet, C. Nada [1997] Esp (CDH )
      Él me miró con desconfianza y pasó de largo. Llevaba una gran barba canosa que se le partía con el viento. Me empezó a latir el corazón con inusitada fuerza y, llevada por aquel impulso emotivo que me arrastraba, corrí tras él y le toqué en el brazo. Luego empecé a buscar en mi cartera, nerviosa, mientras el viejo me miraba. Le di dos pesetas. Vi lucir en sus ojos una buena chispa de ironía. Se las guardó en su bolsillo sin decirme una palabra y se fue arrastrando la bronca tos que me había aterrado. Este contacto humano entre el concierto silencioso de las piedras calmó un poco mi excitación. Pensé que obraba como una necia aquella noche actuando sin voluntad, como una hoja de papel en el viento. Sin embargo, apreté el paso hasta llegar a la fachada principal de la Catedral, y al levantar mis ojos hacia ella encontré al fin el cumplimiento de lo que deseaba.
    • 1949 Ayala, F. Cabeza cordero [1993] Esp (CDH )
      Una chispa de simpática malignidad brilló en sus ojuelos al repetirme lo que en vano me dijera hacía un instante: Que si no querría yo contarles acerca de mi familia en España, para que nos fuésemos conociendo bien unos a otros.
    • 1949-1953 Asturias, M. Á. Hombres maíz [1992] 42 Guatemala (CDH )
      Tumores ichintalosos de güisquilares. Ayotales * de flores secas. * Monte enjuto de flores amarillas. Frijolares en camino de la olla y la manteca al calor del fuego, de los aspavientos del fuego en la cocina. Y decir que era el mismo, el manso amigo de los tetuntes, * el que andaba ahora suelto, como toro bravo entre la humazón. El señor Tomás iba y venía sobre la desobediencia del macho cerrero y ojiblanco, por donde lo llevaba el macho, sin guardarse la piedra de rayo, insignificancia * de la que saltó, no más grande que el ojo de un maíz, la chispa del relámpago regado por el suelo torteado de los campos planos, por los cauces bejuqueros de las quebraditas y los trepones de las montañas afines a las nubes. Oro vivo, oro polen, oro atmósfera que subía al fresco corazón del cielo desde el braserío lujurioso que iba dejando en las tierras sembradas de maizales, cueros de lagartos rojos. Por algo había sido él y no otro el que chamuscó las orejas de tuza de los conejos amarillos que son las hojas de maíz que forman envoltorio * a las mazorcas. Por eso son sagradas. Son las protectoras de la leche del elote, el seminal contento de los azulejos de pico negro, largo y plumaje azul profundo. * Por algo había sido él y no otro el hombre maldito que condujo por oscuro mandato de su mala suerte, las raíces del veneno hasta el aguardiente de la traición, líquido que desde siempre ha sido helado y poco móvil como si guardara en su espejo de claridad la más negra traición al hombre.
    • 1949-1953 Asturias, M. Á. Hombres maíz [1992] Guatemala (CDH )
      Los brujos de las luciérnagas, descendientes de los grandes entrechocadores de pedernales, hicieron siembra de luces con chispas en el aire negro de la noche para que no faltaran estrellas guiadoras en el invierno. * Los brujos * de las luciérnagas con chispas de piedra de rayo. Los brujos de las luciérnagas, los que moraban en tiendas de piel de venada virgen. *
    • 1953 Rulfo, J. Llano en llamas [1992] México (CDH )
      Las últimas chispas se apagan y brota el sol, entero, poniendo gotas de vidrio en la punta de la hierba.
    • 1955 Cortázar, J. Trad Memorias Adriano [1982] 70 Argentina (CDH )
      Plinio, enviado cuatro años atrás a Bitinia, había muerto sin tener tiempo de informar al emperador sobre la situación exacta de las opiniones y las finanzas —suponiendo que su incurable optimismo le hubiera permitido hacerlo. Los informes secretos del comerciante lidio Opramoas, que conocía bien las cuestiones asiáticas, habían sido tomados en broma por Palma. Los libertos aprovechaban los períodos de enfermedad que seguían a las noches de borrachera, para alejarme de la cámara imperial; Fedimas, oficial de órdenes del emperador, honesto pero obtuso, y lleno de animosidad hacia mí, me negó dos veces el acceso. En cambio mi enemigo, el teniente imperial Celso, se encerró una noche con Trajano y mantuvo con él un conciliábulo que duró horas enteras, luego del cual me creí perdido. Busqué aliados donde pude; corrompí a precio de oro a antiguos esclavos que con mucho gusto hubiera enviado a las galeras; acaricié horribles cabezas rizadas. El diamante de Nerva no despedía ya ninguna chispa.
    • 1956 Schz Ferlosio, R. Jarama [1994] Esp (CDH )
      —Están cantando ahí adentro —le decía Carmelo a Mauricio, con una chispa en las pupilas, y orejas atentas hacia el pasillo y el jardín.
    • 1957 Laín Entralgo, P. Espera [1984] Esp (CDH )
      Pero en el seno de esa creadora angustia habitual no ha dejado nunca de brillar una chispa de esperanza. Leopardi siente de cuando en cuando que en su alma arde insospechadamente la ilusión. Lautréamont, uno de los más resueltos cantores de la desesperación sistemática, escribe al fin de su corta vida: "Cantar el hastío, los dolores, las tristezas, la muerte, la sombra, lo sombrío, etc., es empeñarse a toda costa en no ver más que los pueriles reversos de las cosas... He aquí por qué yo he cambiado totalmente de método, para no cantar sino la espera, la esperanza, la calma, la dicha, el deber". Los demás, es seguro, han creado su obra con la seguridad íntima de haber conquistado para todos los hombres —esto es, "para siempre"— un aspecto inédito de la realidad. Acaso la desesperanza sea, como sugirió Lautréamont, el "reverso" de la existencia del hombre; pero no un "reverso pueril", sino, por el contrario, ese sutil reverso que contempla la mirada cavilosa y lectora, cuando ha descubierto, como Mallarmé, que la chair est triste, hélas, y no se entrega animosamente a la aventura de ir más allá de la carne y los libros.
    • 1957 Laín Entralgo, P. Espera [1984] Esp (CDH )
      ¿Puede haber un optimismo terreno, por "superficial" y "espectacular" que sea, en cuya entraña no luzca una chispa de esperanza genuina? Y, después de todo lo expuesto acerca de la espera, ¿cabe desconocer la existencia de una biología —esto es, de una "física"— de la esperanza? Tanto Marcel como Bollnow han pagado un tributo excesivo al "espíritu de dicotomía" que tan amplio papel desempeña en la mentalidad indoeuropea.
    • 1958 Martín Gaite, C. Visillos [1958] Esp (CDH )
      Traían en los ojos chispas de sol, del oro de los trajes, y caminaban aturdidas sorteando los automóviles que se ponían en marcha, la gente de la salida, los puestos de helados y gaseosa.
    • 1960 Roa Bastos, A. Hijo hombre [1977] Paraguay (CDH )
      Ella misma tenía la carne prieta y morena de una tinaja, sus formas redondeadas, su tostado brillo en los pómulos y una chispa de ojo de agua en las oscuras pupilas.
    • 1960 Roa Bastos, A. Hijo hombre [1977] Paraguay (CDH )
      En el silencio del anochecer en que ondeaban las chispitas azules de los muäs, empezábamos a oír bajito la guitarra que sonaba como enterrada, o como si la memoria del sonido aflorase en nosotros bajo el influjo del viejo.
    • 1962 Mujica Láinez, M. Bomarzo [1996] 378 Argentina (CDH )
      Pronto descendieron de sus carruajes los señores de la casa de Gonzaga, amigos famosos de mi abuela: Isabel de Este, a cuya boda había asistido mi madre en fiestas memorables que la vieron bailar con Gilbert de Montpensier y con Guidobaldo de Montefeltro; su hija Eleonora, bellísima, timorata, esposa del sobrino de ese Guidobaldo, Francisco Maria della Rovere, actual duque de Urbino; y el duque Federico de Mantua y Maria Paleologa, su duquesa. Era un grupo que ocupaba mucho lugar, que hacía mucho ruido, porque usufructuaba en Italia el centro del snobismo artístico y mundano, y aunque Isabel había perdido bastante del poder que atrajo hacia ella las miradas de toda Europa, pues su celoso hijo se le había escurrido entre las manos e imponía en Mantua su áspera voluntad, la gran señora seguía deslumbrando como un astro impar con el fulgor de su inteligencia. Junto a ella, Federico Gonzaga y Francisco Maria della Rovere resultaban mediocres, pese a su arrogancia. Y, aunque extremaban la cortesía y los juegos de palabras y los motes agudos, no vaya a pensar el lector en ambos príncipes como en meros palaciegos ceremoniosos. Gonzaga, capitán general de la Iglesia, había asesinado a su preceptor, y della Rovere apuñaló al amante de su hermana y al cardenal Alidosi. Parecían apáticos, helados en su distinción y en su urbanidad, o parecían preocupados de lebreles, de halcones, de espadas y de trajes, pero en cualquier momento podía encenderse en sus ojos indolentes la chispa colérica. Eran traidores, libertinos, elegantes, fanfarrones. Inventaban las modas. Pier Luigi Farnese, cuando se insinuaba entre ellos, perdía estatura, a pesar de su fiereza. Julia Gonzaga, viuda desde la edad de dieciocho años del contrahecho Vespasiano Colonna, eclipsaba a los demás con su hermosura ensalzada por Ariosto. El cardenal Hipólito de Médicis no abandonaba su lado.
    • 1966 Goytisolo, J. Señas identidad [1996] 319 Esp (CDH )
      enterrado adónde reparación y olvido aquí cerca en el fondo / de un lago suizo mezclado con el semen la sangre y los residuos / de todas las cloacas / cómprame Mickey / sentada ella frente a ti examinabas sus rodillas con atención casi / dolorosa la curva refinada y casi perfecta que se hundía en los / bajos de la falda qué podemos hacer las piernas admirables que / tú conocías centímetro a centímetro con la morosidad y latitud / prolijas de la pasión no sé es algo tan inesperado brutalmente / interrumpidas por el dobladillo de la tela escocesa qué piensas tú / había en sus ojos una chispa de rencor como el día en que / ella vino a tu habitación en casa de madame de Heredia y comenzó / a desnudarse con desafío bueno mi manera de pensar ya / la conoces pero si tú quieres volviste la mirada hacia los bajos / de la falda de cuadros no he dicho eso me interesa sólo tu opinión / a la línea convexa de los muslos que apuntaba hacia el sexo / escondido y codiciable si tienes miedo de otra vez el brillo insólito / de sus ojos buscando furtivamente los tuyos no no tengo miedo / con un ademán púdico estiró la falda hacia las rodillas
    • 1969 Vargas Llosa, M. Conversación [1996] Perú (CDH )
      Una chispa maliciosa brotó en sus ojos, ¿la esperarían un ratito conversando?, iba a comprar algo para ofrecerles, ya volvía. Santiago y Popeye se miraron asustados, encantados, era otra persona, flaco, se había puesto loquita. Sus carcajadas resonaban en todo el cuarto, tenía la cara sudada y lágrimas en los ojos, sus disfuerzos contagiaban a la cama un escalofrío chirriante. Ahora ella también acompañaba la música dando palmadas: sí, sí sabía. Una vez la habían llevado a Agua Dulce y había bailado en un sitio donde tocaba una orquesta, está loquísima pensó Popeye. Se paró, apagó la radio, puso el tocadiscos, volvió a la cama.
    • 1970 Bryce Echenique, A. Julius [1996] 371 Perú (CDH )
      El niño volvía a pegar un bostezo padre, se le oscurecía el Aquarium, se le borraba el Country Club, el colegio, el Golf y el mapa del Perú, enseguida lo negro empezaba a aclarar al llenarse el espacio de chispitas giratorias, un Aquarium distorsionado empezaba a formarse, un restaurante caliente en que la fogata enorme de su mesa, las llamaradas locas que iban a incendiarlo todo se trasladaban a la mesa de José Antonio Bravano que era rojo y roja su mujer y no se quemaban ni sudaban sino que el fuego se acobardaba y se instalaba bajito alrededor de su mesa, para que ellos pudieran seguir ahí, porque siempre habían estado ahí, siempre:
    • 1970 Rivarola Matto, J. B. Yvypóra [2003] Paraguay (CDH )
      – ¡Ja, ja, ja! –se rió la luciérnaga y se fue en un arco de chispa.
    • 1970 Rivarola Matto, J. B. Yvypóra [2003] Paraguay (CDH )
      Ella misma, sin decirle una palabra, lo había puesto en sus manos cuando regresó de la Asunción afligido por la enfermedad, la vergüenza y el fracaso. Le hacía acordar de un amigo inolvidable. Tallado por los indios, tenía los brazos largos, retorcidos, torturados. Era demasiado flaco para una cabeza tan grande y de expresión tan dolorida que a Miguelí se le antojaba que estaba llorando la madera. Pero el alma de Jesús estaba firme, padeciendo el dolor sin una queja, para redimir los pecados de este mundo y alcanzar el perdón para los mismos que lo habían martirizado. Era lo que le explicara el padre Lutin con tanta compasión en el acento y tal chispita en los ojos que a uno le parecía que el buen cura pensaba, allá en el fondo, que tanto Jesús, como él mismo, hubieran hecho mejor en dedicarse a algo de más provecho. Sin embargo, Miguelí estaba seguro de haberlo visto andar de carne y hueso, padecer y morir, pero nunca del todo. Porque hay cosas que no se mueren, aunque parezca mentira.
    • 1975 Umbral, F. Mortal y rosa [1995] Esp (CDH )
      Pero el tiempo se escapa de los libros de las mujeres, de las ciudades. Sigue fluyendo. Cestas para el agua del tiempo. Y el tiempo se escapa. El escritor conduce de prisa, conduce despacio. Se le enciende el pelo de chispas grises. Se le agudiza la nariz, le duelen las manos al volante. Se le crispa la boca, sufre.
    • 1977 Vargas Llosa, M. Tía Julia [1996] 182 Perú (CDH )
      Ahí estaban, al pie de la escalera. No las había sentido bajar. Teresa, la mayor, llevaba un guardapolvo, como si hubiera estado haciendo la limpieza, y Laura vestía el uniforme de colegio. Las muchachas miraban, confusas, a la madre arrodillada, al padre que avanzaba, lento, hierático, sumo sacerdote yendo al encuentro de la piedra de los sacrificios donde esperan el cuchillo y la vestal, y, por fin, a la revista, que don Federico, llegado junto a ellas, les ponía judicialmente ante los ojos. La reacción de sus hijas no fue la que esperaba. En vez de tornarse lívidas, caer de hinojos balbuceando explicaciones, las precoces, ruborizándose, cambiaron una veloz mirada que sólo podía ser de complicidad, y don Federico, en el fondo de su desolación e ira, se dijo que todavía no había bebido toda la hiel de esa mañana: Laura y Teresa sabían que habían sido fotografiadas, que la fotografía se iba a publicar, e, incluso —¿qué otra cosa podía decir esa chispa en las pupilas?—, el hecho las alegraba. La revelación de que en su hogar, que él creía prístino, hubiera incubado, no sólo el vicio municipal del nudismo playero, sino el exhibicionismo (y, por qué no, la ninfomanía) le aflojó los músculos, le dio un gusto a cal en la boca y lo llevó a considerar si la vida se justificaba. También —todo ello no tomó más de un segundo— a preguntarse si la única penitencia legítima para semejante horror no era la muerte. La idea de convertirse en filicida lo atormentaba menos que saber que miles de humanos habían merodeado (¿sólo con los ojos?) por las intimidades físicas de sus varonas.
    • 1978 Cousté, A. Biografía Diablo [1978] Argentina (CDH )
      el espíritu —chispa de luz que escapa a la inmanencia— no puede ser modificado, para bien ni para mal, por los excesos de la carne. Y esa carne puede ser —por la tortura ascética tanto como por la exaltación dionisíaca— la puerta de acceso a la suprema tarea del conocimiento.
    • 1965-1980 Arenas, R. Mundo Alucinante [1997] 99 Cuba (CDH )
      — Salir —dijo el fraile, y volvió a contemplarse las manos que, ahora, soltaban chispas, quizá por el reflejo de los ojos de las ratas.
    • 1982 Mujica Láinez, M. Escarabajo [1993] 190 Argentina (CDH )
      Roldán cantaba al amor que lo esperaba en su tierra, y miles de jóvenes bocas le respondían y formaban coro, de suerte que nuestras gozosas filas, sobre las cuales se despedía el postrer reflejo crepuscular, arrancando acá y allá la chispa risueña de una lanza o de un escudo, lograban aparentemente, a su paso, rejuvenecer la melancolía inmemorial del paisaje, y regalarle, como adiós, un estremecimiento final de júbilo que ascendía hacia la desaparición de la luz, por las espesuras siniestras. Fue en ese momento, en plena felicidad, cuando se desataron las furias, las erinias, las euménides que, confabuladas con ellos, azuzaban y atropellaban a los miserables escondidos en las cumbres. Una lluvia de rocas y de dardos se precipitó sobre nosotros, y las bestias y hombres moribundos contribuyeron a entorpecer el corredor navarro que nos ceñía. Los bárbaros se soltaron por las laderas, a los brincos, cogiéndose de las ramas y los troncos, aullando y aumentando la confusión, al par que su alud obligaba a los nuestros a replegarse hacia el fondo del valle.
    • 1987 Edwards, J. Anfitrión [1987] Chile (CDH )
      Me limité a observar las chispas de brillo plateado de su chaqueta.
    • 1988 Pz-Reverte, A. Maestro esgrima [1995] Esp (CDH )
      Ella lo miraba, divertida, con una chispa de malicia en los ojos. Su voz sonó con desconcertante firmeza.
    • 1988 Pz-Reverte, A. Maestro esgrima [1995] Esp (CDH )
      — No estuvo mal, ¿verdad? —preguntó con una chispa de diversión en los ojos—.
    • 1995 Adoum, J. E. Ciudad sin ángel [1995] 48 Ecuador (CDH )
      Porque no sólo lo advierten sino que hasta se ponen a jugar con el pobre mocoso que, ruborizado, no sabe dónde meterse, con su ropa remendada, sintiéndose sin embargo desnudo y desagregado, qué esperar, hasta cuándo, maldiciéndose por ser chico que ignora qué debe hacer y de quien los otros se burlan como si ellos sí supieran. A veces, al llamarle la atención porque, precisamente por mirarla fijamente, se distraía a ratos, ella le acariciaba la mejilla y al corregirle alguna lección le alborotaba el pelo cerdoso. Pero todo iba a contribuir a que Bruno fuera por un tiempo el mejor alumno de la clase y tuviera, entonces sí, derecho a mirarle los muslos de cerca y horizontalmente: en aprovechamiento, porque ponía mayor atención, como ella quería, porque él la quería, sin apartarse de lo que decían su voz y su mano; en conducta, porque dedicado a contemplarla y a aguardar el fugaz segundo en que vería algo más de ella, no miraba ni hablaba a sus compañeros en clase; y en asistencia, porque ella logró también el milagro de hacer que le gustara la escuela, que odiara los fines de semana, que cada día esperara el día siguiente y madrugara para llegar antes que los demás aunque ella, generalmente, llegaba después de todos. "¿Era eso realmente amor?", le preguntó AnaCarla. Por qué no, qué alegría faltaba, qué sufrimiento no estaba presente: jamás volvió a sentir una caricia como la de su mano rozándole, casi al azar, al pasar junto a su pupitre; jamás volvió a sufrir en ese grado la curiosidad, la intuición, su miedo de descubridor en pantalones cortos a lo que podría descubrir; jamás ni siquiera una cita con una mujer en una cama volvería a provocar en él esa dulce turbación de la espera de cuando ella le dijo: "Bruno, quédate un rato después de clases, tengo que hablar contigo" y él sintió unas ganas infinitas, miedo también, de quedarse y de querer irse. Fue maldad y burla de ella, amor no, fue satisfacción y complacencia, amor no, porque fue hacerlo golpear contra todos los sentimientos y sentidos haberlo llevado a ese momento: la señorita Fanny, casi alumna de nuevo, pero crecida, con su cadera de mujer propiamente dicha apoyada en el borde superior de un pupitre frente a él, y él sentado en el suyo, con los labios cerca de esas rodillas que él acariciaba de lejos con los ojos bajo el escritorio, que él habría podido tocar ahora con sólo alargar las manos que transpiraban de amor y miedo, ella tomándoselas ambas, como en ciertos juegos, mirándolo risueña desde arriba, desde su doble altura de mujer y maestra, pero con una chispa de niña pícara en los ojos, preguntándole coqueta: "Bueno Bruno, dime qué tienes." Ella lo sabía, debió haberse dado cuenta de lo que tenía, en la mirada, en el buen comportamiento, en la voz. Esas cosas se preguntan cuando uno se porta más mal que de costumbre, cuando comete mayor número de errores en los deberes, cuando es mayor la frecuencia con que se distrae o falta a clases, no cuando se dedica con pasión a seguir lo que la voz querida dice, lo que la mano amada escribe, lo que la adorada señorita Fanny quiere que aprenda. Y él sin poder decir eso que se le formaba en la garganta y bajo el vientre cuando la veía de cerca, sin poder decirle nada, "Nada, señorita", dijo. Por qué no iba a ser amor si, cristiano al fin y al cabo, tenía el convencimiento del pecado, y por su culpa miedo de que la profesora cambiara, de que mañana no fuera así o de que se fuera, miedo de que el padre llegara a conocerla y se la disputara porque ella era linda y él era adulto, miedo de que la madre con su instinto que todo lo adivina lo descubriera y lo cambiara de escuela, miedo de que los compañeros se burlaran de él, peor, de ella. Cómo no iba a ser amor si, azorado en la punta de una aguja, no tenía futuro, ni siquiera sabía qué esperar, salvo la certeza de que eso era todo y que no habría después, que de ahí no pasaría, y la certeza de que ella guardaba entre sus pechos, entre sus piernas, entre sus manos, no sabía dónde, no sabía qué, algo secreto que daba miedo y era delicioso.
    • 1996 Santiago, E. Sueño América [1996] Puerto Rico (CDH )
      Él se ríe, la chispa en sus ojos lo hace verse más joven.
    • 1996 Santiago, E. Sueño América [1996] 228 Puerto Rico (CDH )
      — ¿Te han estado llenando la cabeza con cuentos esas niñas? —pregunta Paulina con una chispa en los ojos, y América asiente y esconde su sonrisa detrás del vapor que sube de la taza.
    • 1996 Santiago, E. Sueño América [1996] Puerto Rico (CDH )
      —Es una carbonilla, una minúscula chispa que centellea brevemente—. Quizás Rosalinda trató de forzarme a encarar mi propia situación. —Sacude la cabeza para borrar el pensamiento—. Rosalinda no es ni tan sofisticada ni tan dispuesta a sacrificarse por otra persona. Ella se fue con Taíno porque no quiso perderlo. Eso es todo.
    • 1996 Santiago, E. Sueño América [1996] Puerto Rico (CDH )
      La pregunta queda suspendida en el aire fragante del jardín de su madre, acentuada por las chispas rojas en el cielo, los golpes de bombas que encuentran su blanco, la tierra flexible que se estremece bajo sus pies.
    • 1998 Gamboa, S. Páginas vuelta [1998] Colombia (CDH )
      dos, tres chispas, un pequeño relámpago y luego un fogonazo lento hasta apagarse.
    • 2003 Mastretta, Á. Cielo leones [2006] México (CDH )
      Tenía la misma piel morena y el mismo rubor encendiéndole las mejillas y una chispa parecida en los ojos oscuros.
    • 2005 Iwasaki, F. Neguijón 152 Perú (CDH )
      No, los culpables de su desgracia eran solamente dos. Primero el «Muñones», porque después de toda la hacienda graciosamente invertida en su libro, el manco de los cojones no quiso citar por su nombre al dadivoso Virrey poeta. Cuando el contramaestre Linares arribó derrotado al puerto del Callao, Montesclaros lo esperaba con un ejemplar de la flamante edición del Viaje del Parnaso hecho un gurruño nervioso entre sus manos, echando pestes por la boca y zurrándose en todas las muelas de la cofradía de los poetas. ¿Por qué el «Muñones» no le había dado cuartelillo a su señor, aunque sólo hubiera sido entre la hojarasca y calderilla de la poesía? Para colmo de males, aquel Viaje del Parnaso era un florilegio de mindundis y poetones que al librero apenas le sonaban. Linares trató de adjudicarle a Montesclaros una de las estrofas sin dueño —Arbolole un Marqués, que el propio Marte / su briosa presencia representa / naturalmente, sin industria y arte; / poeta celebérrimo y de cuenta, / por quien y en quien Apolo soberano / su gloria y gusto y su valor aumenta—, pero el Virrey le respondió fulminante que su nombre era don Juan de Mendoza y Luna, Marqués de Montesclaros, y que no volvería a tratar nunca más ni con tuertos, ni con mancos, ni con ninguno de los linajes de inválidos de la república de los machucados. Linares se refregó la lengua rasposa sobre las llagas de su boca y la melancolía se le enfrió al pensar que a nadie le constaría ese nuevo descalabro del discurso de las armas a manos del discurso de las letras, aunque una chispa de venganza reverberó en su ojo sano al ver a la segunda culpable de su desgracia a punto de perder todas sus muelas.
  11. 1⟶metáfora
    s. f. Causa inmediata o desencadenante de un hecho.
    docs. (1897-1996) 9 ejemplos:
    • 1897 Pz Galdós, B. Misericordia [1993] 74 Esp (CDH )
      Como el sacristán o el coadjutor alterasen esta jurisprudencia en beneficio de alguna nueva, ya les había caído que hacer. Armábase tal tumulto, que en muchas ocasiones era forzoso acudir a la ronda o a la pareja de vigilancia. En las limosnas colectivas y en los repartos de bonos, llevaban preferencia las antiguas; y cuando algún parroquiano daba una cantidad cualquiera para que fuese distribuida entre todos, la antigüedad reclamaba el derecho a la repartición, apropiándose la cifra mayor, si la cantidad no era fácilmente divisible en partes iguales. Fuera de esto, existían la preponderancia moral, la autoridad tácita adquirida por el largo dominio, la fuerza invisible de la anterioridad. Siempre es fuerte el antiguo, como el novato siempre es débil, con las excepciones que pueden determinar en algunos casos los caracteres. La Casiana, carácter duro, dominante, de un egoísmo elemental, era la más antigua de las antiguas; la Burlada, levantisca, revoltosilla, picotera y maleante, era la más nueva de las nuevas; y con esto queda dicho que cualquier suceso trivial o palabra baladí eran el fulminante que hacía brotar entre ellas la chispa de la discordia.
    • 1940 Zunzunegui, J. A. Chiplichandle [1940] Esp (CDH )

      Ramón saltó brusco y mandó al más farruco a secarse a casa de su madre.

      Esta fué la chispa.

      Quedaron muy pocas cosas sanas en el comedor. Como eran ellos los más, terminaron golpeándose mutuamente. Media plaza se aproximó a la taberna, aspavientando más el percance.

    • 1994 Prensa La Vanguardia (Barcelona), 27/02/1994 [1994] Esp (CDH )
      Todo el mundo presiente que si la muerte de un archiduque fue la chispa de una de las dos guerras grandes del siglo, los miles de muertos de ahora pueden conducir a la catástrofe. Desde luego no son equiparables a los de Chechenia, Sudán o Timor Oriental. Como no lo sería que los mismos misiles que cayeron sobre Bagdad alcanzaran los Balcanes.
    • 1897 Pz Galdós, B. Misericordia [1993] 74 Esp (CDH )
      Como el sacristán o el coadjutor alterasen esta jurisprudencia en beneficio de alguna nueva, ya les había caído que hacer. Armábase tal tumulto, que en muchas ocasiones era forzoso acudir a la ronda o a la pareja de vigilancia. En las limosnas colectivas y en los repartos de bonos, llevaban preferencia las antiguas; y cuando algún parroquiano daba una cantidad cualquiera para que fuese distribuida entre todos, la antigüedad reclamaba el derecho a la repartición, apropiándose la cifra mayor, si la cantidad no era fácilmente divisible en partes iguales. Fuera de esto, existían la preponderancia moral, la autoridad tácita adquirida por el largo dominio, la fuerza invisible de la anterioridad. Siempre es fuerte el antiguo, como el novato siempre es débil, con las excepciones que pueden determinar en algunos casos los caracteres. La Casiana, carácter duro, dominante, de un egoísmo elemental, era la más antigua de las antiguas; la Burlada, levantisca, revoltosilla, picotera y maleante, era la más nueva de las nuevas; y con esto queda dicho que cualquier suceso trivial o palabra baladí eran el fulminante que hacía brotar entre ellas la chispa de la discordia.
    • 1940 Zunzunegui, J. A. Chiplichandle [1940] Esp (CDH )

      Ramón saltó brusco y mandó al más farruco a secarse a casa de su madre.

      Esta fué la chispa.

      Quedaron muy pocas cosas sanas en el comedor. Como eran ellos los más, terminaron golpeándose mutuamente. Media plaza se aproximó a la taberna, aspavientando más el percance.

    • 1985 Alape, A. La paz, la violencia 265 Colombia (CDH )
      Nosotros seguimos considerando que fue un gran error del gobierno de Valencia. Y si el gobierno no hubiera estado empujado por intereses reaccionarios, inclusive hemos llegado a analizar que el proceso mismo de lucha, estaría atrasado hoy, en materia de lucha guerrillera. Porque no hubiera surgido. Porque ese fue el comienzo, porque esa fue la primera chispa que se da en esta etapa de la historia del movimiento revolucionario en Colombia, con la ocupación de Marquetalia.
    • 1985 Prensa El País, 01/04/1985 [1985] Esp (CDH )
      El ciclo de acontecimientos de la semana pasada comenzó en las cercanías de Port Elizabeth, donde los blancos protestaron por el agobiante desempleo local, organizando un boicoteo de fin de semana a las tiendas, autobuses y fábricas. Como resultado, cinco negros fueron muertos en enfrentamientos con la policía. La cólera por estas muertes fue la chispa para la marcha de Langa, que a su vez causó más disturbios [...].
    • 1988 Hnz Padilla, R. HPolítica mexicana [1995] 93 México (CDH )

      Esa intencionada declaración, que luego fue desmentida por el citado arzobispo, trajo muchas y graves consecuencias: con autorización del Papa Pío XI, el Episcopado mexicano decidió suspender, unilateralmente, el culto del público en todos los templos del país; ese hecho fue la chispa que produjo la infausta "Rebelión Cristera".

    • 1993 Bain, C. Dolor Ceiba [1995] Colombia (CDH )
      A través de la distancia y los meses transcurridos daba gracias al destino por haber sido burlado, ese engaño fue la chispa que desató su ánimo para hallar el camino.
    • 1994 Prensa La Vanguardia (Barcelona), 27/02/1994 [1994] Esp (CDH )
      Todo el mundo presiente que si la muerte de un archiduque fue la chispa de una de las dos guerras grandes del siglo, los miles de muertos de ahora pueden conducir a la catástrofe. Desde luego no son equiparables a los de Chechenia, Sudán o Timor Oriental. Como no lo sería que los mismos misiles que cayeron sobre Bagdad alcanzaran los Balcanes.
    • 1994 Salvador Lara, J. HContemp Ecuador [1994] Ecuador (CDH )
      La chispa halló eco en un grupo jacobino de Quito, encabezado por el doctor Manuel Polanco, quien indujo a participar en la conjura a los jóvenes Abelardo Moncayo y Roberto Andrade. Éstos concertaron también a Manuel Ignacio Cornejo Astorga, compañero de francachelas y amoríos con un grupo de mujeres disolutas, como Eufemia Rubio, Rosario Maldonado y sobre todo Juana Terrazas, esta última resentida con el sistema moralizante de García Moreno por haber sido recluida en el Buen Pastor a causa de su vida airada.
    • 1996 Parodi, J. C. Astrología [1996] 201 Argentina (CDH )
      Fue la chispa que puso en movimiento toda una serie de cambios y derrumbó el orden previamente existente. Se ponía en marcha una nueva etapa en el desarrollo y expansión de la humanidad; pero, luego de iniciado, era preciso consolidarlo. Es curioso que los otros planetas descubiertos recientemente se hallen ligados, en su regencia, a signos de agua.
  12. s. f. Período de tiempo muy breve.
    docs. (1897-1962) 4 ejemplos:
    • 1897 Reyes, A. Cartucherita [1897] p. 174 Esp (BD)
      —¿Está ahí ese hombre? —Sí, señora, en su cuarto vistiéndose; salió con el Inglesito, pero ha vuelto hace una chispa.
    • 1951 Alcalá Venceslada, A. VocAndaluz [1980] Esp (NTLLE)
      CHISPA.—f. Espacio breve de tiempo. "Si me esperas una chispa, voy contigo".
    • 1956 Schz Ferlosio, R. Jarama [1994] Esp (CDH )
      Una chispa más tarde que las saque, y no prueban bocado, por causa el calor, tras que están ya pellejas de por suyo. Yo mañana a las cinco, ya lo sabes, el rinrín y el café y arreando, a pegarle patadas a las piedras. Ya conoces mi vida. Asi que venga, Liodoro, no me enredes y tira ya para alante, que también hay derecho de dormir.
    • 1962 Mujica Láinez, M. Bomarzo [1996] Argentina (CDH )
      Alcé los míos hasta los de mi abuela, que en la altura, vestida de blanco, se encendía de fulgor diamantino, como una diosa de esos lugares, venida de las tumbas en las que se abrazaban los luchadores ocres, y vi cómo estiraba una mano, para retenerme, y como se llevaba la otra a los labios, para imponerme silencio. Nos observamos apenas el espacio de una chispa y eso bastó. El caballo braceaba y galopaba a la distancia. Un pájaro, un mirlo, se paró en una rama y rompió a cantar.
  13. s. f. Ch Alimento real o simulado que se coloca en el anzuelo.
    docs. (1966-2006) 3 ejemplos:
    • 1966 Rodríguez, G. Orilla [1966] p. 107 Ch (BD)
      En el mar, los hombres se turnan en el gobierno. A veces, disminuyen el andar de la lancha para pescar a la “chispa". Las “japonesas” con su ficticio cebo multicolor, parecen juguetes traviesos enviando sus brillos hacia la superficie [...].
    • 1985 Morales Pettorino, F. / Quiroz Mejías, Ó. / Peña Álvz, J. J. DiccChilenismos, II Ch (NTLLE)
      chispa [...] f. fig. pesq. Carnada artificial; señuelo de metal brilloso, a veces en forma de pez, en uno de cuyos extremos se colocan el o los anzuelos. La usan los pescadores con el objeto de atraer con sus destellos a los peces: "A veces, disminuyen el andar de la lancha para pescar a la chispa" (Rodríguez, Orilla 107); "El señor Rodríguez usó nylon 0,80 con chispa, que fue lanzada a 90 metros de playa a mar con esos asombrosos resultados (Mercurio 48090, 1) [...].
    • 2006 Grosschmid, P. (ed.) DiccRegionalismosEsp (BD)
      chispa Chile Cucharilla para pescar.
  14. s. f. Pieza de oro que se incrusta en el diente y que sirve de adorno.
    docs. (1985-2010) 3 ejemplos:
    • 1985 García Márquez, G. Amor [1987] 338 Colombia (CDH )

      Temiendo que el sobrino fuera víctima de sobresaltos similares, el tío León XII le ordenó al doctor Adonay que le hiciera de una vez dos dentaduras: una de materiales baratos, para uso diario en la oficina, y otra para los domingos y días feriados, con una chispa de oro en la muela de la sonrisa, que le imprimiera un toque adicional de verdad. Por fin, un domingo de ramos alborotado por campanas de fiesta, Florentino Ariza volvió a la calle con una identidad nueva, cuya sonrisa sin errores le dejó la impresión de que alguien distinto de él había ocupado su lugar en el mundo.

    • 2002 Ojeda San Martín, C. El coronel Ec (CORPES)
      En ese lapso, en cada uno de esos lugares, atendió a una clientela especial que podía pagar los costos más elevados de su tratamiento. Esta clientela la llegaron a componer especialmente distinguidas mujeres, quienes acudían donde el doctor Concha a hacerse colocar calzas y chispitas de oro en sus bellas dentaduras como exigía la moda. Muchas de ellas se complacían de sentir el delicado trato de que eran objeto. En más de una ocasión Concha depositó sus fogosos labios en las bocas de ellas que no podían resistir a la tentación de su viril seducción.
    • 2010 ASALE DiccAmericanismos (NTLLE)
      chispa. [...] f. Cu, Bo:O. Partícula de oro incrustada en el diente que se lleva como adorno.
  15. Acepción lexicográfica
  16. s. f. "Escopeta corta" (RAE, DRAE 12.ª ed.-1884).
    docs. (1729-1918) 5 ejemplos:
    • 1729 RAE DiccAutoridades (NTLLE)
      CHISPA. En Cataluña llaman assi á la Escopéta.
    • 1780 RAE DRAE 1.ª ed. (NTLLE)
      CHISPA. En algunas partes se llama así la escopeta corta. [...].
    • 1884 RAE DRAE 12.ª ed. (NTLLE)
      Chispa. [...] Escopeta corta.
    • 1895 Rubió Bellvé, M. Dicc Ciencias Militares, I Esp (BD)
      Chispa: Escopeta corta.
    • 1918 Bedoya, M. Dicc militar ilustrado I Pe (BD)
      Chispa. Escopeta corta de uso prohibido.
  17. Acepción lexicográfica
  18. s. f. "Diamante muy pequeño" (RAE, DRAE 22.ª ed.-2001).
    docs. (1729-2001) 4 ejemplos:
    • 1729 RAE DiccAutoridades (NTLLE)
      CHISPA. Vale tambien la partecilla mui pequeña que queda del diamante grande quando se labra. [...].
    • 1780 RAE DRAE 1.ª ed. (NTLLE)
      CHISPA. Diamante muy pequeño. [...].
    • 1786 Terreros Pando, E. DiccCastVocesCienciasArtes (NTLLE)
      CHÍSPA, el diamante pequeño, ó el que queda cuando se labra otro grande. [...].
    • 2001 RAE DRAE 22.ª ed. (NTLLE)
      chispa. [...] f. Diamante muy pequeño.
  19. Acepción lexicográfica
  20. adj. "Vivo, precipitado, ardiente" (Terreros Pando, DiccCastVocesCienciasArtes-1786).
    docs. (1786) Ejemplo:
    • 1786 Terreros Pando, E. DiccCastVocesCienciasArtes (NTLLE)
      CHÍSPA, metaf, lo mismo que mui vivo, precipitado, ardiente, V.
  21. Acepción lexicográfica
  22. adj. "Viva, maliciosa, picaruela" (Malaret, DiccAmericanismos-1925).
    docs. (1846-1953) 4 ejemplos:
    • 1846 Salvá, V. NDiccLengCast (NTLLE)
      CHISPA. [...] adj. f. p. Cub. Viva, maliciosa: se dice de las muchachas.
    • 1925 Malaret, A. Diccionario americanismos (BD)
      CHISPA. [...] adj.- Cuba. Viva, maliciosa, picaruela, hablando de las muchachas.
    • 1941 Sandoval, L. DiccGuatemaltequismos Gu (NTLLE)
      CHISPA, f. = Muchacha de poco juicio, coqueta, frívola, vivaracha. "Chispireta". "Pispireta". Chispoleta, en Cuba.
    • 1953 Rdz Herrera, E. Pichardo novísimo Cu (NTLLE)
      Chispa.—N. sustdo. f.—Viene a ser sinónimo de Chispoleta; pero aplicado a las de más tierna edad.
  23. Acepción lexicográfica
  24. s. f. "Planta exótica, ornamental, de unos 60 cms. de altura" (Malaret, Lexicón fauna flora-1970).
    docs. (1908-1970) 4 ejemplos:
    • 1908 Pittier, H. Plantas Costa Rica p. 90 CR (BD)
      Chispa. Coreopsis sp. El Zarcero del Naranjo. Especie ornamental, exótica.
    • 1919 Gagini, C. DiccCostarriqueñismos CR (NTLLE)
      Chispa.—(Coreopsis sp.) Planta ornamental exótica, cultivada en algunos lugares fríos del país.
    • 1942 Santamaría, F. J. DiccGralAmericanismos (NTLLE)
      CHISPA. f. [...] En Costa Rica se llama así una planta ornamental exótica (Coreopsis, sp.).
    • 1970 Malaret, A. Lexicón fauna flora (NTLLE)
      CHISPA. f. C. Rica. Planta exótica, ornamental, de unos 60 cms. de altura. (Coreopsis lanceolata, L.). PCS.
  25. Acepción lexicográfica
  26. s. f. "Cada una de las burbujas que arroja hacia arriba un líquido en fermentación, como la chicha, o una substancia efervescente que se diluye en agua, como la sal de Vichy, la sal de fruta, etc." (Sandoval, DiccGuatemaltequismos-1941).
    docs. (1941) Ejemplo:
    • 1941 Sandoval, L. DiccGuatemaltequismos Gu (NTLLE)
      CHISPA, f. = Cada una de las burbujas que arroja hacia arriba un líquido en fermentación, como la chicha, o una substancia efervescente que se diluye en agua, como la sal de Vichy, la sal de fruta, etc.
  27. Acepción lexicográfica
  28. s. f. Mx "Carruaje ligero de dos ruedas, tirado por un solo caballo" (Neves, DiccAmericanismos-1975).
    docs. (1942-1975) 4 ejemplos:
    • 1942 Santamaría, F. J. DiccGralAmericanismos (NTLLE)
      CHISPA. f. En Méjico, nombre que también dan los campesinos al carruaje de dos ruedas, tirado por una bestia, la volanta, que en Yucatán llaman volán.
    • 1945 Duque de Regla (C. Rincón Gallardo) DiccEcuestre Mx (BD)
      CHISPA. f. Méx. Carruaje de dos asientos y cuatro ruedas, de un cuarto de vuelta, que se usaba tirado por un tronco de caballos o mulas.
    • 1946 Malaret, A. DiccAmericanismos (NTLLE)
      CHISPA. f. Méx. Coche ligero de dos ruedas tirado por un solo caballo.
    • 1975 Neves, A. N. Diccionario de Americanismos, 2.ª ed. (BD)
      CHISPA. f. [...] Méx. Carruaje ligero de dos ruedas, tirado por un solo caballo.
  29. Acepción lexicográfica
  30. s. f. Co "Aguardiente" (Alario di Filippo, LexColombianismos-1964).
    docs. (1946-1964) 2 ejemplos:
    • 1946 Tobón Betancourt, J. Colombianismos Co (BD)
      Chispa. Aguardiente.
    • 1964 Alario di Filippo, M. LexColombianismos Co (NTLLE)
      Chispa. Aguardiente.
  31. Acepción lexicográfica
  32. s. f. "Mujer de menudas proporciones" (Alcalá Venceslada, VocAndaluz-1951).
    docs. (1951) Ejemplo:
    • 1951 Alcalá Venceslada, A. VocAndaluz [1980] Esp (NTLLE)
      CHISPA.—f. Mujer de menudas proporciones. Ú. t. c. adjetivo. "Esa mujer es una chispa, pero muy graciosa".
  33. Acepción lexicográfica
  34. s. f. Co "Pequeña hormiga de color marrón oscuro o rojo" (Haensch / Werner (dirs.), DiccColombianismos-1993).
    docs. (1964-1993) 2 ejemplos:
    • 1964 Alario di Filippo, M. LexColombianismos Co (NTLLE)
      Chispa. [...] Hormiga pequeña.
    • 1993 Haensch, G. / Werner, R. (dirs.) NDiccColombianismos Co (NTLLE)
      chispa f tamb zool Pequeña hormiga de color marrón oscuro o rojo. Su picadura produce un fuerte escozor (científicamente no identificada) [...].
  35. Acepción lexicográfica
  36. s. f. "Zarpa, salpicón de barro o de estiércol que se pega al calzado o a los pantalones" (Alvar, ALEA IV-1965).
    docs. (1965-1980) 2 ejemplos:
    • 1965 Alvar, M. (dir.) ALEA, IV [01-01-1965] Esp (FG)
      CHISPA 'Zarpa, salpicón de barro o de estiércol que se pega al calzado o a los pantalones' [...] (lám. 907, mapa 903).
    • 1980 Alvar, M. (dir.) ALEANR, III-IV [01-01-1980] Esp (FG)
      CHISPA 'barrillo' [...] (lám. 1204, mapa 1010).
  37. Acepción lexicográfica
  38. s. f. "Miembro viril" (Montes Giraldo / Figueroa L. / Mora M. / Lozano R., GlosLéxicogr Atlas Colombia-1986).
    docs. (1969-2006) 3 ejemplos:
    • 1969 Flórez, L. LéxCuerpo humano Colombia Co (FG)
      chispa 'pene' [...].
    • 1986 Montes Giraldo, J. J. / Figueroa L. J. / Mora M. S. / Lozano R. M. GlosLéxicogr Atlas Colombia Co (FG)
      chispa [...] miembro viril [...].
    • 2006 Grosschmid, P. (ed.) DiccRegionalismosEsp (BD)
      chispa Colombia Pija, pene.
  39. Acepción lexicográfica
  40. s. f. Co "Empaste" (Montes Giraldo / Figueroa L. / Mora M. / Lozano R., GlosLéxicogr Atlas Colombia-1986).
    docs. (1986) Ejemplo:
    • 1986 Montes Giraldo, J. J. / Figueroa L. J. / Mora M. S. / Lozano R. M. GlosLéxicogr Atlas Colombia Co (FG)
      chispa, empaste [...].
  41. Acepción lexicográfica
  42. s. f. Cu "Cuchillo, navaja" (Paz Pz, GlosHabla cubana-1988).
    docs. (1988) Ejemplo:
    • 1988 Paz Pérez, C. Glosario popular vulgar habla cubana p. 150 Cu (BD)
      CHISPA (marginal) s. Cuchillo, navaja. Aprovechó el molote pa' pasarle la chispa y dejarlo marcao.
  43. Acepción lexicográfica
  44. s. f. "Plata nativa macroscópica, en delgadas hojas" (Langue / Salazar-Soler, DiccTérminos mineros Amér s. XVI-XIX-1993).
    docs. (1993) Ejemplo:
    • 1993 Langue, F. / Salazar-Soler, C. DiccTérminos mineros Amér s. XVI-XIX (FG)
      Chispa [...] Plata nativa macroscópica, en delgadas hojas, y también mineral argentífero, que debe tener por lo menos la tercera parte de plata nativa [...].
  45. Acepción lexicográfica
  46. s. f. Esp: Merid (Can) "Mancha en el pelaje de las cabras, vacas y otros animales" (Corrales Zumbado / Corbella Díaz / Álvz Mtz, DiccDiferencial Canarias-1996).
    docs. (1996) Ejemplo:
    • 1996 Corrales Zumbado, C. / Corbella Díaz, D. / Álvz Mtz, M. Á. DiccDiferencial Canarias Esp (NTLLE)
      chispa. f. [...] Fv. Mancha en el pelaje de las cabras, vacas y otros animales. Es más pequeña que la pinta.
  47. Acepción lexicográfica
  48. s. f. Esp: Merid (Can) "Sueño ligero, superficial y de corta duración" (Corrales Zumbado / Corbella Díaz / Álvz Mtz, DiccDiferencial Canarias-1996).
    docs. (1996) Ejemplo:
    • 1996 Corrales Zumbado, C. / Corbella Díaz, D. / Álvz Mtz, M. Á. DiccDiferencial Canarias Esp (NTLLE)
      chispa. f. [...] GC. Sueño ligero, superficial y de corta duración.
  49. Acepción lexicográfica
  50. s. f. PR "Azada" (ASALE, DiccAmericanismos-2010).
    docs. (2010) Ejemplo:
    • 2010 ASALE DiccAmericanismos (NTLLE)
      chispa. [...] f. PR. Azada. rur.
  51. Acepción lexicográfica
  52. s. f. Pe "Combustión que activa y mantiene el funcionamiento de un motor" (ASALE, DiccAmericanismos-2010).
    docs. (2010) Ejemplo:
    • 2010 ASALE DiccAmericanismos (NTLLE)
      chispa. [...] f. Pe. Combustión que activa y mantiene el funcionamiento de un motor.
  53. Acepción lexicográfica
  54. s. f. Ec "Revólver, arma de fuego corta" (ASALE, DiccAmericanismos-2010).
    docs. (2010) Ejemplo:
    • 2010 ASALE DiccAmericanismos (NTLLE)
      chispa. [...] f. Ec. p.u. Revólver, arma de fuego corta.
  55. Acepción lexicográfica
  56. s. f. "Pequeño carro que corre sobre raíles impulsado por una palanca de mano" (RAE, DLE 23.ª ed.-2014).
    docs. (2010-2014) 2 ejemplos:
    • 2010 ASALE DiccAmericanismos (NTLLE)
      chispa. [...] f. Cu. Pequeño carro que se impulsa sobre rieles con una palanca de manos.
    • 2014 RAE DLE (NTLLE)
      chispa. [...] f. Cuba. Pequeño carro que corre sobre raíles impulsado por una palanca de mano.
chispa fulminante
    Acepción en desuso
  1. s. f. Esp Artefacto explosivo usado en el tercio de muerte de un novillo.
    docs. (1887-1987) 6 ejemplos:
    • 1887 Sepúlveda, E. Madrid 1886 [1887] p. 64 Esp (BD)
      La puerta de los toriles da paso á otro novillo escuálido que se atonta en seguida y que muere al fin mechado con el estoque que maneja torpemente una mano inexperta, ó por medio de la chispa fulminante, que al menos libra á la res de sufrir cruento martirologio.
    • 1892 Millán, P. Novillos [1892] p. 190 Esp (BD)
      Unicamente consignaré: que en 1852, un Sr. Cantero, sobre zancos, picó é hizo algunas suertes de capa al novillo; que las varoniles, disfrazadas de indias, rejonearon y después mataron por la chispa fulminante; que en 1853 este género de muerte lo practicó el polvorista Frías [...].
    • 1896 Schz Neira, J. Dicc taurómaco Esp (BD)
      Chispa fulminante.— En novilladas suele darse muerte á alguna de las reses por medio de la chispa fulminante. Esta consiste en una especie de pelota ó bola, llena de una fuerte materia explosiva, que colocan bien asegurada al novillo entre las dos astas, sobre la nuca ó sitio de su descabello, impregnando aquella exteriormente de pólvora; de manera que al acercarse el lidiador ó persona encargada de aplicarle fuego, lo verifica con un cohete á más de tres varas de distancia, y entonces, al inflamarse el exterior del petardo, estalla como una bomba y la res cae instantáneamente al suelo atontada ó muerta, necesitando siempre se la remate con la puntilla.
    • 1942 Cossío, J. M. VocTaurino Esp (FG)
      CHISPA FULMINANTE. Artificio de pólvora que se usó en novilladas en el pasado siglo. Consistía en una especie de pelota o bola conteniendo una materia explosiva que se colocaba al novillo asegurada entre las dos astas sobre la nuca o lugar del descabello, que al inflamarse y estallar por la acción de un cohete que manejaba el lidiador producía al novillo una gran conmoción y a veces la muerte. Es invención ya en desuso.
    • 1987 Nieto Manjón, L. DiccTérmTaurinos Esp (FG)
      chispa fulminante. Artificio de pólvora que se usó en novilladas en el pasado siglo. Consistía en una especie de pelota o bola conteniendo una materia explosiva que se colocaba al novillo asegurada entre las dos astas sobre la nuca o lugar del descabello, que al inflamarse y estallar por la acción de un cohete que manejaba el lidiador producía al novillo una gran conmoción y, a veces, la muerte. Fue Antoñeja, en 1857, el primer lidiador, quien primero lo empleo.
    • 1887 Sepúlveda, E. Madrid 1886 [1887] p. 64 Esp (BD)
      La puerta de los toriles da paso á otro novillo escuálido que se atonta en seguida y que muere al fin mechado con el estoque que maneja torpemente una mano inexperta, ó por medio de la chispa fulminante, que al menos libra á la res de sufrir cruento martirologio.
    • 1892 Millán, P. Novillos [1892] p. 190 Esp (BD)
      Unicamente consignaré: que en 1852, un Sr. Cantero, sobre zancos, picó é hizo algunas suertes de capa al novillo; que las varoniles, disfrazadas de indias, rejonearon y después mataron por la chispa fulminante; que en 1853 este género de muerte lo practicó el polvorista Frías [...].
    • 1896 Schz Neira, J. Dicc taurómaco Esp (BD)
      Chispa fulminante.— En novilladas suele darse muerte á alguna de las reses por medio de la chispa fulminante. Esta consiste en una especie de pelota ó bola, llena de una fuerte materia explosiva, que colocan bien asegurada al novillo entre las dos astas, sobre la nuca ó sitio de su descabello, impregnando aquella exteriormente de pólvora; de manera que al acercarse el lidiador ó persona encargada de aplicarle fuego, lo verifica con un cohete á más de tres varas de distancia, y entonces, al inflamarse el exterior del petardo, estalla como una bomba y la res cae instantáneamente al suelo atontada ó muerta, necesitando siempre se la remate con la puntilla.
    • 1896 Schz Neira, J. Dicc taurómaco p. 167 Esp (BD)
      Muchas veces hemos visto que por no tener suficiente fuerza la chispa fulminante, estar mal colocada ó tener el novillo demasiada resistencia, no ha surtido aquélla el efecto deseado, y á muy poco momento de caer el bicho al suelo ha vuelto á levantarse, siendo preciso matarle con estoque.
    • 1942 Cossío, J. M. VocTaurino Esp (FG)
      CHISPA FULMINANTE. Artificio de pólvora que se usó en novilladas en el pasado siglo. Consistía en una especie de pelota o bola conteniendo una materia explosiva que se colocaba al novillo asegurada entre las dos astas sobre la nuca o lugar del descabello, que al inflamarse y estallar por la acción de un cohete que manejaba el lidiador producía al novillo una gran conmoción y a veces la muerte. Es invención ya en desuso.
    • 1987 Nieto Manjón, L. DiccTérmTaurinos Esp (FG)
      chispa fulminante. Artificio de pólvora que se usó en novilladas en el pasado siglo. Consistía en una especie de pelota o bola conteniendo una materia explosiva que se colocaba al novillo asegurada entre las dos astas sobre la nuca o lugar del descabello, que al inflamarse y estallar por la acción de un cohete que manejaba el lidiador producía al novillo una gran conmoción y, a veces, la muerte. Fue Antoñeja, en 1857, el primer lidiador, quien primero lo empleo.
chispa más o menos
  1. loc. adv. Esp De manera aproximada.
    docs. (1950-2014) 4 ejemplos:
    • 1950 Fdz-Flórez, D. Lola [1950] Esp (CDH )
      — Mira, hija —me dijo, chispa más o menos—. Siento irme así de estos malos barrios de la vida, sin tener a mi hombre al lado. Pero no me sorprende que las cosas vengan de este mal modo, porque él no es mío, sino de otra mujer, que dejó por mí. Y tampoco quisiera verte así a ti, junto a esta cama. Eres muy joven y la muerte es cosa fea, que no se aúna bien con los pocos años. Por eso, cuando llegue el momento, te irás de aquí, a la calle, que ya con la tía Carmela me las arreglaré.
    • 1950 Fdz-Flórez, D. Lola [1950] 206 Esp (CDH )
      [...] por eso creo que aciertan las gentes que estudian la cuestión y que dicen que todo depende, chispa más o menos, de la economía, es decir, de los cuartos, en cristiano.
    • 1950 Fdz-Flórez, D. Lola [1950] Esp (CDH )

      Aquello fué un barullo endemoniado y yo no lo recuerdo bien. Pero haciendo memoria, creo que los hechos fueron éstos, chispa más o menos:

      Perico andaba metido en enchufes de juzgado militar o algo parecido y no podía cobrar a los que defendía en las causas.

    • 2014 Serralvo, J. "Sexualidad" [01-02-2014] Jot Down (Sevilla) Esp (CORPES)
      Laura tenía problemas, este le responde que sí. Y cuando le pregunta si los problemas de Laura eran de naturaleza sexual, el doctor Jacoby suelta la mayor verdad de toda la serie: "Agente Cooper", le dice, "los problemas de toda nuestra sociedad son de naturaleza sexual". Esto es, chispa más o menos, digo yo, no sé, espero, lo mismo a que se refiere Foucault cuando habla de la "monarquía del sexo".
chispas del oficio
  1. s. f. pl. Inconvenientes propios de una actividad.
    docs. (1972-2010) 4 ejemplos:
    • 1972 Gaitán, H. "Ambulancia" [1981] p. 139 Calle, I CR (BD)
      —¿Qué pasó?, dijo el enfermero, tan flaco y cadavérico, que hizo saltar a don Tulio, que no salía de su asombro, pero que reponiéndose le contestó: —No es nada, mi querido amigo; chispas del oficio que suelen suceder.
    • 1993 Contreras Castro, F. Única mirando mar [2017] - CR (BD)
      —Lo de las peleas por las bolsas nuevas, son chispas del oficio, ya ves, a mí nadie me molesta, porque yo siempre ando atenta a lo que le gusta a cada uno, y si me lo encuentro, voy y se lo regalo, aunque sea algo valioso, a ver si así la gente va entendiendo que no vale la pena pelearse por cualquier cochinada, y que es mejor compartir...
    • 2007 Quesada Pacheco, M. Á. NDiccCostarriqueñismos (4.ª ed.) CR (BD)
      chispas del oficio loc. sust. Molestias o contratiempos propios de un oficio o actividad.
    • 2010 ASALE DiccAmericanismos (NTLLE)
      chispas del oficio. f. Gu, CR. Molestias o contratiempos propios de un oficio, actividad o circunstancia.
dar chispa, o chispas
  1. loc. verb. Ser [una persona] capaz de realizar algo.
    docs. (1896-2001) 4 ejemplos:
    • 1896 Flores García, F. / Abati, J Niños [1896] p. 36 Esp (BD)
      MEL. Sí, mujer... una puede verlo todo... pero no sé por qué dice usted eso... (Vaya si lo sé.) POL. No, si no digo nada... Ustés dispensen. (Ahora mismo se lo cuento todo á la señora, porque el señor está visto que no da chispa) (Vase por el foro.)
    • 1970 RAE DRAE 19.ª ed. (NTLLE)
      chispa. [...] dar uno chispa o chispas. fr. fig. y fam. Mostrar inteligencia o eficacia.
    • 1992 Martín Gaite, C. Nubosidad [1994] Esp (CDH )
      O sea que las fichas y los libros que me llevé al Hotel Atlántico de Cádiz aquel verano son más o menos los mismos que tengo ahora encima de la mesa y que he apartado con aburrimiento para ponerme a escribirte, en vista de que en el otro asunto no doy chispas. Y es que, desengáñate, Sofía, para lidiar con el erotismo, aunque se trate de una lidia a base de fichas, tiene que sentirse uno congraciado con la vida.
    • 2001 RAE DRAE 22.ª ed. (NTLLE)
      chispa. [...] dar chispa, o chispas. [...] locs. verbs. coloqs. Mostrar inteligencia o eficacia.
  2. Acepción lexicográfica
  3. loc. verb. Mx Gu "Dar resultado alguna cosa" (Malaret, DiccAmericanismos-1925).
    docs. (1895-1942) 6 ejemplos:
    • 1895 Ramos Duarte, F. DiccMejicanismos Mx (BD)
      Dar chispa, dar resultado. "El negocio no dió chispa" quiere decir "no dió resultado favorable, no tuvo efecto".
    • 1942 Santamaría, F. J. DiccGralAmericanismos (NTLLE)
      DAR CHISPA. fr. fig. fam. Como en España, pegar, gustar, tener buen éxito.
    • 1895 Ramos Duarte, F. DiccMejicanismos Mx (BD)
      Dar chispa, dar resultado. "El negocio no dió chispa" quiere decir "no dió resultado favorable, no tuvo efecto".
    • 1917 Alemany Bolufer, J. DiccLengEsp (NTLLE)
      Dar chispa una cosa. frs. fig. y fam. Amér. Dar resultado. Úsase en Méjico.
    • 1925 Malaret, A. Diccionario americanismos (BD)
      Dar chispa. Méj. Dar resultado alguna cosa.
    • 1929 Vergara Martín, G. M. Dicc frases Amér esp Esp (FG)
      Dar chispa. Fr. fig. Méjico. Tener resultado una cosa.
    • 1941 Sandoval, L. DiccGuatemaltequismos Gu (NTLLE)
      CHISPA, f. = Resultado, éxito. "Fuego". Se usa con el verbo dar y a veces en sentido negativo. "No dieron chispa (buen éxito) mis empeños en obtener la concesión que solicité".
    • 1942 Santamaría, F. J. DiccGralAmericanismos (NTLLE)
      DAR CHISPA. fr. fig. fam. Como en España, pegar, gustar, tener buen éxito.
de chispa
  1. loc. adj. [Arma de fuego] Que se dispara con llave de chispa.
    docs. (1701-2014) 21 ejemplos:
    • 1701 Villagutierre Sotomayor, J. HConquista Itzá [2002] Esp (CDH )
      Y el presidente dio también, por vía de donativo, ciento y veinte y cinco armas de chispa que se pusieron luego con las demás de el rey en su sala real de armas.
    • 2014 RAE DLE (NTLLE)
      de chispa [...] loc. adj. Dicho de un arma de fuego: Provista de un pedernal que, al golpear el rastrillo de acero, hace saltar las chispas que inflaman el cebo. Pistolas, fusiles de chispa.
    • 1701 Villagutierre Sotomayor, J. HConquista Itzá [2002] Esp (CDH )
      Y el presidente dio también, por vía de donativo, ciento y veinte y cinco armas de chispa que se pusieron luego con las demás de el rey en su sala real de armas.
    • 1747 Juan, J. / Ulloa, A. Noticias América [1985] Perú (CDH )
      En los fines del año de 1740 se pusieron en el mejor estado posible, para resistir la invasión de ingleses que se esperaba, todas aquellas costas y pueblos, para lo cual las autoridades alistaron la gente perteneciente a sus jurisdicciones y arreglaron las compañías, pero zozobraron todas las disposiciones al querer juntar armas de chispa y de corte para proveerlas a todas.
    • 1796 Azara, F. Diario guardias fortines BAires [2002] Paraguay (CDH )
      Cubierta la nueva línea con cuatro guardias, y obligando a los poseedores hagan sus establecimientos en los intermedios de aquéllas, y tengan necesariamente en su estancia cuatro armas de chispa e igual número de blancas, quedará no sólo resguardada de los insultos de los infieles tan hermosa campaña, sino que se les arrojará insensiblemente del otro lado del Tandil.
    • 1835 Larra, M. J. Caza [2000] Fígaro Esp (CDH )

      El aspecto de uno de esos hombres que viven de la caza, llamados vulgarmente «corsarios», no es menos original que su lenguaje. Un mal sombrerillo gacho amarillento, curtido del polvo y del sol; una zamarra de piel; calzón de paño burdo; polaina o botín de cuero; sajones de cuero pendientes de la cintura; por calzado un pedazo de piel sin curtir, sujeto a la pierna con cordeles; una canana alrededor del cuerpo; un morral de piel; perdigonera y polvorín de cuerno y una escopeta sencilla, vieja, antiquísima, de cañón largo, de chispa, llena toda de remiendos y composturas, escopeta sin embargo que ninguno de ellos cambiaría por otra de dos cañones y pistón del mismo Delpire, y escopeta que jamás les falta.

    • 1884-1885 Clarín Regenta [1990] I, 410 Esp (CDH )
      Los brazos cubiertos de vello negro ensortijado, lo mismo que el pecho alto y fuerte, parecían de un atleta. El Magistral miraba con tristeza sus músculos de acero, de una fuerza inútil. Era muy blanco y fino el cutis, que una emoción cualquiera teñía de color de rosa. Por consejo de don Robustiano, el médico, De Pas hacía gimnasia con pesos de muchas libras; era un Hércules. Un día de revolución un patriota le había dado el ¡quién vive! en las afueras, cerca de la noche. De Pas rompió el fusil de chispa en las espaldas del aguerrido centinela, que le había querido coser a bayonetazos, porque no se entregaba a discreción. Nadie supo aquella hazaña, ni el mismo don Santos Barinaga que andaba a caza de las calumnias y verdades que corrían contra La Cruz Roja, como él llamaba, colectivamente, al Provisor y a su madre. En cuanto al miliciano, había callado, jurando odio eterno al clero y a los fusiles de chispa.
    • 1888 Acevedo Díaz, E. Ismael [1991] Uruguay (CDH )
      Él se vengaba de las demasías de aquella vivandera formidable, llamándola Sinfora, y echándole en el botijo de «caña» fuerte con que brindaba a los soldados del escuadrón, todo un cartucho de pólvora gruesa, de la que se usaba para carga de las tercerolas de chispa.
    • 1937 Palés Matos, L. Tuntún [1978] 176 Puerto Rico (CDH )
      / ¡Ay, blando chumbo de la criolla, / de la mulata tibia mameya! / ¡Huy, la guanábana cimarrona / que abre su bruja flor en la negra! / ¡Ay, duros ojos de la cautiva / que al bucanero locura llevan; / ojos que en su alma ya desataron / el zas fulmíneo de la centella! / Mejor el ponche de moscabada, / mejor la pipa que al viento humea, / mejor el largo fusil de chispa, / mejor el torvo mastín de presa.
    • 1985 Merino, J. M. Orilla oscura [1995] Esp (CDH )
      Las monedas iniciales, los vales y bonos utilizados de antiguo para remunerar los trabajos de los ingenios y trapiches, ruedas carcomidas de las viejas carretas, fusiles de chispa, sables y espadones. Sobre un estrado cubierto de oscuro paño estaba colocado un enorme tocón de árbol, similar al gran tajo de alguna carnicería: era el tronco junto al que fueron fusilados un lejano y famoso general y uno de los primeros presidentes. Muy cerca, en una pequeña vitrina colgada del muro, entre retratos conmemorativos y panfletos contemporáneos del suceso, se mostraba el mechero de pedernal que aquel general había usado cuando vivo y que, como postrer y extraña ofrenda, había regalado, antes de morir, al capitán que dirigía el pelotón de su fusilamiento.
    • 2004 Castro, C. Sombra Felipe V Esp (CORPES)
      Se trataba, también, de acabar de modernizar todas las armas españolas. En Placencia se fabricaban ya fusiles de chispa, dejando en sus almacenes los antiguos de cuerda que quedaban, y en Tolosa se producían bayonetas; pero todo debía adecuarse ahora con exactitud a los modelos de Francia, lo mismo las llaves de los fusiles y el largo de sus cañones, o los largos y el peso de las carabinas y pistolas, que los frascos para los fusiles, las bayonetas de tres esquinas, o los picos, palas, azadones y demás instrumentos de los gastadores.
    • 2009 Fernández Díaz, J. Segunda vida flores Ar (CORPES)
      Le constaba, por confesiones de distintos anticuarios de San Telmo, que aquel pequeño personaje había vivido intrincadas pesquisas y había encontrado lo que nadie imaginaba. En los noventa, una gerente de un grupo inversor español había llegado desde Madrid para pedirle que buscara dos pistolas de chispa, en caja de caoba, que habían pertenecido a un pariente de una familia distinguida de Cádiz. Le puso delante un cheque abultado de parte de los accionistas, y Miura dejó todo para buscar las pistolas. Era una larga historia.
    • 2009 Macías Núñez, É. HistGral ejército ecuatoriano Ec (CORPES)
      La Infantería empleaba fusiles de chispa, calibre 16 y 17 mm. y bayoneta. Este armamento era vulnerable a la lluvia, cuando se mojaban los medios que producían la chispa, el arma no funcionaba. El cargarla constituía verdadera odisea para el combatiente, y dependía del grado de entrenamiento para que lo haga en el menor tiempo posible.
    • 2014 RAE DLE (NTLLE)
      de chispa [...] loc. adj. Dicho de un arma de fuego: Provista de un pedernal que, al golpear el rastrillo de acero, hace saltar las chispas que inflaman el cebo. Pistolas, fusiles de chispa.
    • 1701 Villagutierre Sotomayor, J. HConquista Itzá [2002] Esp (CDH )
      Y el presidente dio también, por vía de donativo, ciento y veinte y cinco armas de chispa que se pusieron luego con las demás de el rey en su sala real de armas.
    • 1747 Juan, J. / Ulloa, A. Noticias América [1985] Perú (CDH )
      En los fines del año de 1740 se pusieron en el mejor estado posible, para resistir la invasión de ingleses que se esperaba, todas aquellas costas y pueblos, para lo cual las autoridades alistaron la gente perteneciente a sus jurisdicciones y arreglaron las compañías, pero zozobraron todas las disposiciones al querer juntar armas de chispa y de corte para proveerlas a todas.
    • 1747 Juan, J. / Ulloa, A. Noticias América [1985] 100 Perú (CDH )
      En Guayaquil, viendo que no tenían otro recurso ni medio de conseguirlas sino el de enviar a comprarlas al reino de Nueva España, arbitraron por el cabildo, no obstante la rigurosa prohibición para que vayan navíos con cualquier pretexto a los puertos de aquel reino, en dar registro y comisión «por conviene» a uno, para que fuese a ellos y comprase el número necesario de armas de chispa, a fin de armar con ellas las compañías de infantería y caballería.
    • 1796 Azara, F. Diario guardias fortines BAires [2002] Paraguay (CDH )
      Cubierta la nueva línea con cuatro guardias, y obligando a los poseedores hagan sus establecimientos en los intermedios de aquéllas, y tengan necesariamente en su estancia cuatro armas de chispa e igual número de blancas, quedará no sólo resguardada de los insultos de los infieles tan hermosa campaña, sino que se les arrojará insensiblemente del otro lado del Tandil.
    • 1835 Larra, M. J. Caza [2000] Fígaro Esp (CDH )

      El aspecto de uno de esos hombres que viven de la caza, llamados vulgarmente «corsarios», no es menos original que su lenguaje. Un mal sombrerillo gacho amarillento, curtido del polvo y del sol; una zamarra de piel; calzón de paño burdo; polaina o botín de cuero; sajones de cuero pendientes de la cintura; por calzado un pedazo de piel sin curtir, sujeto a la pierna con cordeles; una canana alrededor del cuerpo; un morral de piel; perdigonera y polvorín de cuerno y una escopeta sencilla, vieja, antiquísima, de cañón largo, de chispa, llena toda de remiendos y composturas, escopeta sin embargo que ninguno de ellos cambiaría por otra de dos cañones y pistón del mismo Delpire, y escopeta que jamás les falta.

    • 1854 Angulo, A. Tirador pistola [1854] Esp (CDH )
      y asi era efectivamente en aquel tiempo en que solo se conocian las armas de chispas; mas en el dia, el descubrimiento é invencion que se ha hecho del piston, cono y morterete, aquella cuarta parte ha quedado reducida á la octava, reportando este adelanto las ventajas de quemar toda la pólvora que se introduce, á la vez que una notable economia en ella, aumentando la velocidad y exactitud en las esplosiones.
    • 1884-1885 Clarín Regenta [1990] I, 410 Esp (CDH )
      Los brazos cubiertos de vello negro ensortijado, lo mismo que el pecho alto y fuerte, parecían de un atleta. El Magistral miraba con tristeza sus músculos de acero, de una fuerza inútil. Era muy blanco y fino el cutis, que una emoción cualquiera teñía de color de rosa. Por consejo de don Robustiano, el médico, De Pas hacía gimnasia con pesos de muchas libras; era un Hércules. Un día de revolución un patriota le había dado el ¡quién vive! en las afueras, cerca de la noche. De Pas rompió el fusil de chispa en las espaldas del aguerrido centinela, que le había querido coser a bayonetazos, porque no se entregaba a discreción. Nadie supo aquella hazaña, ni el mismo don Santos Barinaga que andaba a caza de las calumnias y verdades que corrían contra La Cruz Roja, como él llamaba, colectivamente, al Provisor y a su madre. En cuanto al miliciano, había callado, jurando odio eterno al clero y a los fusiles de chispa.
    • 1884-1885 Clarín Regenta [1990] I, 410 Esp (CDH )
      Era muy blanco y fino el cutis, que una emoción cualquiera teñía de color de rosa. Por consejo de don Robustiano, el médico, De Pas hacía gimnasia con pesos de muchas libras; era un Hércules. Un día de revolución un patriota le había dado el ¡quién vive! en las afueras, cerca de la noche. De Pas rompió el fusil de chispa en las espaldas del aguerrido centinela, que le había querido coser a bayonetazos, porque no se entregaba a discreción. Nadie supo aquella hazaña, ni el mismo don Santos Barinaga que andaba a caza de las calumnias y verdades que corrían contra La Cruz Roja, como él llamaba, colectivamente, al Provisor y a su madre. En cuanto al miliciano, había callado, jurando odio eterno al clero y a los fusiles de chispa.
    • 1888 Acevedo Díaz, E. Ismael [1991] Uruguay (CDH )
      Él se vengaba de las demasías de aquella vivandera formidable, llamándola Sinfora, y echándole en el botijo de «caña» fuerte con que brindaba a los soldados del escuadrón, todo un cartucho de pólvora gruesa, de la que se usaba para carga de las tercerolas de chispa.
    • 1888 Acevedo Díaz, E. Ismael [1991] Uruguay (CDH )
      Perico siguió manipulando, y a poco sacó del escondrijo una pistola de caballería, pesada y larga, cañón de bronce fundido, también de chispa, y se la alcanzó a Basilio, quien al tomarla murmuró:

      — ¡Ansinase puede roncar!

    • 1900 Rubió Bellvé, M. Guerra moderna [1900] Esp (CDH )
      á mediados del mismo siglo, el mosquete de mecha, que llegó á convertirse en el embrionario fusil de chispa á mediados del siglo xvii, para llegar á ser, á fines del siglo xix, el terrible fusil de repetición, que, quizás, será arrinconado en el porvenir por otra arma cien veces más eficaz.
    • 1904 Pagés, A. GDiccLengCastellana (NTLLE)
      De chispas: loc. Dícese de las armas de fuego cuyo cebo se inflama por medio de las chispas que se producen al choque del pedernal sujeto en la llave, y del eslabón que cubre la cazoleta.
    • 1937 Palés Matos, L. Tuntún [1978] 176 Puerto Rico (CDH )
      / ¡Ay, blando chumbo de la criolla, / de la mulata tibia mameya! / ¡Huy, la guanábana cimarrona / que abre su bruja flor en la negra! / ¡Ay, duros ojos de la cautiva / que al bucanero locura llevan; / ojos que en su alma ya desataron / el zas fulmíneo de la centella! / Mejor el ponche de moscabada, / mejor la pipa que al viento humea, / mejor el largo fusil de chispa, / mejor el torvo mastín de presa.
    • 1947 Valcárcel, D. Rebelión Túpac Amaru 125 Perú (CDH )
      Esta decisión permitió defender en forma positiva aquella provincia. Desde Paucartambo llegaron hombres escogidos, armados de escopetas, espadas y rejones. El corregidor de Calca envió 500 milicianos con armamentos escasos. Las tropas enviadas desde Urubamba fueron devueltas a su lugar de origen, porque la Junta de Guerra del Cusco tenía noticias ciertas acerca de un intento de invasión enemiga. Pero la más importante contribución por su calidad, armamentos y espíritu combativo estuvo representada por Manuel de Villalta, corregidor de Abancay. Portando armas de chispa y rejones, sus hombres desfilaron por las calles de la ciudad correctamente uniformados y exhibiendo una gran disciplina. Las sobresalientes condiciones personales de Villalta le hicieron destacarse nítidamente en estos momentos iniciales y desempeñar papel importante en la defensa del Cusco. En contraste con la Junta de Guerra, cuyos componentes carecían en parte de conocimientos militares, él actuó con energía y acierto. Como sus acciones eran frecuentemente trabadas por la Junta el obispo Moscoso y Peralta llegó a sugerir al virrey Jáuregui que otorgase al corregidor de Abancay plena independencia en la dirección de las operaciones. Villalta desde un comienzo recibió orden de investigar la sospechosa conducta del abogado Domingo Astete y del escribano José Palacios, presuntos aliados de Túpac Amaru en el Cusco. Asimismo por ciertos indicios, se mandó al corregidor de Ica detuviese en Nazca a Gregorio Mabeli y Artemio de la Cámara y verificar en Lima si estaba comprometido el indio Miguel Gutiérrez, sargento mayor del Regimiento de naturales, corriendo por vía reservada otras averiguaciones en Arequipa.
    • 1883-1954 Rdz Demorizi, E. Reyertas antaño 62 Informes lengua folklore Santo Domingo República Dominicana (CDH )
      El revolver Smith,Esmí, como decían los campesinos sustituyó a la pistola de chispa, al chispero, al arcaico revólver marmita o párate ahí, al incivil trabuco. En lugar de las espaciadas detonaciones del pedreñal, se oirían desde entonces los continuados disparos del Esmí y luego del Colt, y las literas y las cruces serían más frecuentes en los campos. Contra ese desorden, severamente criticado por Espaillat y por Hostos, se movió con su gracia y agudeza incomparables la pluma de Juan Antonio Alix. Sus décimas Los revolvers de marmita o párate ahí son estampa viva de aquel pasado.
    • 1985 Merino, J. M. Orilla oscura [1995] Esp (CDH )
      Las monedas iniciales, los vales y bonos utilizados de antiguo para remunerar los trabajos de los ingenios y trapiches, ruedas carcomidas de las viejas carretas, fusiles de chispa, sables y espadones. Sobre un estrado cubierto de oscuro paño estaba colocado un enorme tocón de árbol, similar al gran tajo de alguna carnicería: era el tronco junto al que fueron fusilados un lejano y famoso general y uno de los primeros presidentes. Muy cerca, en una pequeña vitrina colgada del muro, entre retratos conmemorativos y panfletos contemporáneos del suceso, se mostraba el mechero de pedernal que aquel general había usado cuando vivo y que, como postrer y extraña ofrenda, había regalado, antes de morir, al capitán que dirigía el pelotón de su fusilamiento.
    • 1994 Ortiz-Armengol, P. Aviraneta [1994] Esp (CDH )
      Asociamos invariablemente a Aviraneta con el sombrero de copa, la pañosa embozada —tapando las pistolas de chispa o el trabuco— y moviéndose sigilosamente en la nocturnidad, todo ello parte de su profesión de conspirador; la que un siglo más tarde se llamaría «técnica del golpe de Estado» y que en la actualidad recibe otros nombres, cada vez más desacreditados.
    • 2004 Castro, C. Sombra Felipe V Esp (CORPES)
      Se trataba, también, de acabar de modernizar todas las armas españolas. En Placencia se fabricaban ya fusiles de chispa, dejando en sus almacenes los antiguos de cuerda que quedaban, y en Tolosa se producían bayonetas; pero todo debía adecuarse ahora con exactitud a los modelos de Francia, lo mismo las llaves de los fusiles y el largo de sus cañones, o los largos y el peso de las carabinas y pistolas, que los frascos para los fusiles, las bayonetas de tres esquinas, o los picos, palas, azadones y demás instrumentos de los gastadores.
    • 2009 Fernández Díaz, J. Segunda vida flores Ar (CORPES)
      Le constaba, por confesiones de distintos anticuarios de San Telmo, que aquel pequeño personaje había vivido intrincadas pesquisas y había encontrado lo que nadie imaginaba. En los noventa, una gerente de un grupo inversor español había llegado desde Madrid para pedirle que buscara dos pistolas de chispa, en caja de caoba, que habían pertenecido a un pariente de una familia distinguida de Cádiz. Le puso delante un cheque abultado de parte de los accionistas, y Miura dejó todo para buscar las pistolas. Era una larga historia.
    • 2009 Macías Núñez, É. HistGral ejército ecuatoriano Ec (CORPES)
      La Infantería empleaba fusiles de chispa, calibre 16 y 17 mm. y bayoneta. Este armamento era vulnerable a la lluvia, cuando se mojaban los medios que producían la chispa, el arma no funcionaba. El cargarla constituía verdadera odisea para el combatiente, y dependía del grado de entrenamiento para que lo haga en el menor tiempo posible.
    • 2014 RAE DLE (NTLLE)
      de chispa [...] loc. adj. Dicho de un arma de fuego: Provista de un pedernal que, al golpear el rastrillo de acero, hace saltar las chispas que inflaman el cebo. Pistolas, fusiles de chispa.
echando chispas
  1. loc. adv. Con rapidez.
    docs. (1805-1982) 10 ejemplos:
    • 1805 Fdz Moratín, L. Sí de las niñas [1993] Esp (CDH )

      [...] d. diegoPoco ha que sonó el reloj de San Justo, y si no conté mal, dio las tres.

      simón¡Oh!, pues ya nuestros caballeros irán por ese camino adelante echando chispas.

      d. diegoSí, ya es regular que hayan salido... Me lo prometió y espero que lo hará.

    • 1982 Alegre Cudós, J. L. Sala [1982] Esp (CDH )
      Seguro que se han cagado de miedo y han salido echando chispas. Cuán poco aguantamos unos segundos de misterio, ¡de intriga! Soy un apasionado de la intriga. Cuando esta mañana, a las nueve, he salido de casa para hacer la ronda de cada lunes y viernes, a través de los bares y sucedáneos, en busca de la inspiración, esa gran zorra, nadie me hubiera dicho que a las diez y media de la noche, que son ahora, iba a ver cómo todos los bares de la ciudad quedaban tan vacíos como cuando todavía no habían abierto. Parece increíble pero es cierto. Y sin embargo, esto me divierte como me llamo LAURO. A los escritores nos gusta la novedad, la chispita de la inspiración, lo fuera de la norma, la libertad de creación, el poder conocer lo nuevo siempre nuevo.
    • 1805 Fdz Moratín, L. Sí de las niñas [1993] Esp (CDH )

      [...] d. diegoPoco ha que sonó el reloj de San Justo, y si no conté mal, dio las tres.

      simón¡Oh!, pues ya nuestros caballeros irán por ese camino adelante echando chispas.

      d. diegoSí, ya es regular que hayan salido... Me lo prometió y espero que lo hará.

    • 1846 Salvá, V. NDiccLengCast (NTLLE)
      ECHANDO CHISPAS. mod. adv. Á TODO CORRER.
    • 1869 Domínguez, R. J. DiccNacional (Nuevo S) (NTLLE)
      CHISPAS (ECHANDO), loc. adv. Á todo correr.
    • 1874 Valera, J. Pepita Jiménez [1997] Esp (CDH )
      Después se largó echando chispas.
    • 1885-1887 Pz Galdós, B. Fortunata [1993] Esp (CDH )
      Gracias a las almas caritativas, la construcción va echando chispas. Jacinta lo ha tomado con tanto calor, que hoy trabaja más que yo, y maneja el sable con un garbo que me deja tamañita.
    • 1909 Baroja, P. Zalacaín [1997] Esp (CDH )

      — Vamos, Bautista, un esfuerzo —gritó Martín, sacando la cabeza por la ventanilla—. ¡Así! Echando chispas.

      Bautista, excitado, gritaba y chasqueaba el látigo. El coche pasaba con la rapidez de una exhalación, y pronto dejó de oírse detrás el ruido de pisadas de caballos.

    • 1911 Segovia, L. DiccArgentinismos Ar (BD)
      ECHANDO CHISPAS. Expresión fig. Huyendo con celeridad suma.
    • 1982 Alegre Cudós, J. L. Sala [1982] Esp (CDH )
      Seguro que se han cagado de miedo y han salido echando chispas. Cuán poco aguantamos unos segundos de misterio, ¡de intriga! Soy un apasionado de la intriga. Cuando esta mañana, a las nueve, he salido de casa para hacer la ronda de cada lunes y viernes, a través de los bares y sucedáneos, en busca de la inspiración, esa gran zorra, nadie me hubiera dicho que a las diez y media de la noche, que son ahora, iba a ver cómo todos los bares de la ciudad quedaban tan vacíos como cuando todavía no habían abierto. Parece increíble pero es cierto. Y sin embargo, esto me divierte como me llamo LAURO. A los escritores nos gusta la novedad, la chispita de la inspiración, lo fuera de la norma, la libertad de creación, el poder conocer lo nuevo siempre nuevo.
    • 1805 Fdz Moratín, L. Sí de las niñas [1993] Esp (CDH )

      [...] d. diegoPoco ha que sonó el reloj de San Justo, y si no conté mal, dio las tres.

      simón¡Oh!, pues ya nuestros caballeros irán por ese camino adelante echando chispas.

      d. diegoSí, ya es regular que hayan salido... Me lo prometió y espero que lo hará.

    • 1846 Salvá, V. NDiccLengCast (NTLLE)
      ECHANDO CHISPAS. mod. adv. Á TODO CORRER.
    • 1869 Domínguez, R. J. DiccNacional (Nuevo S) (NTLLE)
      CHISPAS (ECHANDO), loc. adv. Á todo correr.
    • 1874 Valera, J. Pepita Jiménez [1997] Esp (CDH )
      Después se largó echando chispas.
    • 1879 Pereda, J. M. Don Gonzalo Glz [2003] Esp (CDH )
      Salí echando chispas, y muy contento porque no me mandaban a la horca. Llegué aquí, entregué el oficio a ese... Bragas, y pensé que se acongojaba de angustias al leerle.
    • 1885-1887 Pz Galdós, B. Fortunata [1993] Esp (CDH )
      Gracias a las almas caritativas, la construcción va echando chispas. Jacinta lo ha tomado con tanto calor, que hoy trabaja más que yo, y maneja el sable con un garbo que me deja tamañita.
    • 1909 Baroja, P. Zalacaín [1997] Esp (CDH )

      — Vamos, Bautista, un esfuerzo —gritó Martín, sacando la cabeza por la ventanilla—. ¡Así! Echando chispas.

      Bautista, excitado, gritaba y chasqueaba el látigo. El coche pasaba con la rapidez de una exhalación, y pronto dejó de oírse detrás el ruido de pisadas de caballos.

    • 1911 Segovia, L. DiccArgentinismos Ar (BD)
      ECHANDO CHISPAS. Expresión fig. Huyendo con celeridad suma.
    • 1911 Segovia, L. DiccArgentinismos Ar (BD)
      IR ECHANDO CHISPAS. Frase fig. y fam. Vé echando chispas.
    • 1982 Alegre Cudós, J. L. Sala [1982] Esp (CDH )
      Seguro que se han cagado de miedo y han salido echando chispas. Cuán poco aguantamos unos segundos de misterio, ¡de intriga! Soy un apasionado de la intriga. Cuando esta mañana, a las nueve, he salido de casa para hacer la ronda de cada lunes y viernes, a través de los bares y sucedáneos, en busca de la inspiración, esa gran zorra, nadie me hubiera dicho que a las diez y media de la noche, que son ahora, iba a ver cómo todos los bares de la ciudad quedaban tan vacíos como cuando todavía no habían abierto. Parece increíble pero es cierto. Y sin embargo, esto me divierte como me llamo LAURO. A los escritores nos gusta la novedad, la chispita de la inspiración, lo fuera de la norma, la libertad de creación, el poder conocer lo nuevo siempre nuevo.
echar chispas
  1. loc. verb. Mostrarse [una persona] con enfado.
    docs. (1602-2019) 24 ejemplos:
    • 1602 Velásquez Velasco, D. A. El celoso [2000] Esp (CDH )
      Ha ido al corregidor un caballero mozo ( nomine Macías Curuca), echando chispas, haciendo grandes requerimientos, diciendo que el herido tiene el pasmo, que está ya en las manos de Dios.
    • 2019 Osorio Gumá, M. Otro lado Mx (CORPES)
      Te ha de haber hecho daño el atole, escuincla mensa —dijo, atragantándose con un quejido, un llanto, un no sé qué. Aunque parecía enojado, supe que en esa historia algo muy fuerte le dolía. Se levantó echando chispas y aventó el pocillo, todavía lleno de atole, en la cubeta de los trastes, como si yo lo hubiera ofendido. Agarró su cachucha, su morral, y se fue dando un portazo igual que si lo correteara el mismísimo chamuco.
    • 1602 Velásquez Velasco, D. A. El celoso [2000] Esp (CDH )
      Ha ido al corregidor un caballero mozo ( nomine Macías Curuca), echando chispas, haciendo grandes requerimientos, diciendo que el herido tiene el pasmo, que está ya en las manos de Dios.
    • 1620 Franciosini, L. VocEspItal Esp (NTLLE)
      Echar chispas. [ vale star in gran collera, o esser sdegnato.
    • 1626 Quevedo Villegas, F. Cuento de cuentos [2003] Esp (CDH )
      El hermano se fue rabo entre piernas, el maridillo echando chispas, y todos se quedaron en jolito. Entonces la moza habló al alguacil muy sobre peine, y le aconsejó que no se anduviese regodeando y que se acordase de la de marras, y que era todo fruslera, y que no había de tener más así que asado, que toda era gente honrada, escogida a moco de candil y personas de chapa. El alguacil gritaba como un descosido viendo que la mozuela le había dado entre ceja y ceja con la de marras, y tomó la hincha con ella. El escribano decía que no se la había de cubrir pelo. La madre y el padre, que se estaban a más y mejor, dijeron: «Esto va de rota, no hay sino hacer de las tripas corazón, y ojo al badil», gritando «no me hagan, que echaré por esos trigos; y a toda ley ave de tuyo».
    • 1645 Salas, P. Thesavrvs hispanolatinvs Esp (NTLLE)
      scintilla, ae; hecha [echa] chispas de cólera, excandescit, exardet in iras.
    • 1685 Hevia Bustos, Jacinto Vejamen doctor [1949] 49 Perú (CDH )
      Santo Dios, aquí es ello, al oir al muchacho salió como un loco de atar a la cocina echando chispas y después de muchas voces pesadas que tuvo con la cocinera, le dijo que le auía de sacar de las tripas el mondongo, no era malo este peregil, si nuestro graduando, no tubiera tanta mostaza; la pobre de Lucrecia atribulada dijo: Señor, aquí esta el gato; poco ha que se comió el mondongo, aún no lo tendrá digerido, démosle la yerba, que con facilidad boluerá lo que a lleuado.
    • 1725-1744 Torres Villarroel, D. Pronósticos Piscator [2006] Esp (CDH )
      [...] pero Saturno, que es Estrella de edad, y bastante machucha, se venía paso a paso, lleno de gota y juanetes, arrimado a una muleta, a apaciguar y reducir al furioso Marte, que echaba chispas; pero le perdió el respeto a sus barbas honradas, y se estragó la cortesía: el Viejo, que todavía tiene garras, enarboló la (Dios nos libre) guadaña, y le dixo: Quixotillo de las Deidades, Estrella de mala muerte, ¿no reparas que estoy enseñado a tragar niños? ¿cómo no temes mi furia, y miras que por disposición del Alto Dios estoy en superior lugar que tú?
    • 1786 Terreros Pando, E. DiccCastVocesCienciasArtes (NTLLE)
      ECHAR CHÍSPAS, enojarse, enfurecerse, chispeár, V.
    • 2019 Osorio Gumá, M. Otro lado Mx (CORPES)
      Te ha de haber hecho daño el atole, escuincla mensa —dijo, atragantándose con un quejido, un llanto, un no sé qué. Aunque parecía enojado, supe que en esa historia algo muy fuerte le dolía. Se levantó echando chispas y aventó el pocillo, todavía lleno de atole, en la cubeta de los trastes, como si yo lo hubiera ofendido. Agarró su cachucha, su morral, y se fue dando un portazo igual que si lo correteara el mismísimo chamuco.
    • 1602 Velásquez Velasco, D. A. El celoso [2000] Esp (CDH )
      Ha ido al corregidor un caballero mozo ( nomine Macías Curuca), echando chispas, haciendo grandes requerimientos, diciendo que el herido tiene el pasmo, que está ya en las manos de Dios.
    • 1609 Juan Bautista Concepción (Juan García López) Apuntes Reforma [1999] Esp (CDH )

      Como cuando una carreta cuando rueda no va untada, por poco peso que lleve, va rechinando y saltándosele las astillas, y aun echando chispas, que es lo que acá solemos decir cuando algún hombre lleva alguna pesadumbre: por allí va fulano echando chispas, gruñendo y echando astillas, etc. Y es que no lleva la unción y gracia del Spíritu que tiene el justo, mediante la cual no hay carga pesada que no le sea fácil.

    • 1620 Franciosini, L. VocEspItal Esp (NTLLE)
      Echar chispas. [ vale star in gran collera, o esser sdegnato.
    • 1626 Quevedo Villegas, F. Cuento de cuentos [2003] Esp (CDH )
      El hermano se fue rabo entre piernas, el maridillo echando chispas, y todos se quedaron en jolito. Entonces la moza habló al alguacil muy sobre peine, y le aconsejó que no se anduviese regodeando y que se acordase de la de marras, y que era todo fruslera, y que no había de tener más así que asado, que toda era gente honrada, escogida a moco de candil y personas de chapa. El alguacil gritaba como un descosido viendo que la mozuela le había dado entre ceja y ceja con la de marras, y tomó la hincha con ella. El escribano decía que no se la había de cubrir pelo. La madre y el padre, que se estaban a más y mejor, dijeron: «Esto va de rota, no hay sino hacer de las tripas corazón, y ojo al badil», gritando «no me hagan, que echaré por esos trigos; y a toda ley ave de tuyo».
    • 1627 Correas, G. VocRefranes [1967] Esp (CDH )

      Echava chispas. Echar chispas.

    • 1645 Salas, P. Thesavrvs hispanolatinvs Esp (NTLLE)
      scintilla, ae; hecha [echa] chispas de cólera, excandescit, exardet in iras.
    • 1685 Hevia Bustos, Jacinto Vejamen doctor [1949] 49 Perú (CDH )
      Santo Dios, aquí es ello, al oir al muchacho salió como un loco de atar a la cocina echando chispas y después de muchas voces pesadas que tuvo con la cocinera, le dijo que le auía de sacar de las tripas el mondongo, no era malo este peregil, si nuestro graduando, no tubiera tanta mostaza; la pobre de Lucrecia atribulada dijo: Señor, aquí esta el gato; poco ha que se comió el mondongo, aún no lo tendrá digerido, démosle la yerba, que con facilidad boluerá lo que a lleuado.
    • 1729 RAE DiccAutoridades (NTLLE)
      Echar chispas. Enojarse, enfurecerse, amenazar, disponer venganzas. [...].
    • 1725-1744 Torres Villarroel, D. Pronósticos Piscator [2006] Esp (CDH )
      [...] pero Saturno, que es Estrella de edad, y bastante machucha, se venía paso a paso, lleno de gota y juanetes, arrimado a una muleta, a apaciguar y reducir al furioso Marte, que echaba chispas; pero le perdió el respeto a sus barbas honradas, y se estragó la cortesía: el Viejo, que todavía tiene garras, enarboló la (Dios nos libre) guadaña, y le dixo: Quixotillo de las Deidades, Estrella de mala muerte, ¿no reparas que estoy enseñado a tragar niños? ¿cómo no temes mi furia, y miras que por disposición del Alto Dios estoy en superior lugar que tú?
    • 1786 Terreros Pando, E. DiccCastVocesCienciasArtes (NTLLE)
      ECHAR CHÍSPAS, enojarse, enfurecerse, chispeár, V.
    • 1834 Larra, M. J. Trad. Arte conspirar [2002] Esp (CDH )
      La corte y el ministerio están echando chispas contra mí, quieren prenderme, encerrarme...¿y quién sabe?...
    • 1872 Palma, R. Tradiciones peruanas I [2003] Perú (CDH )
      Entretanto, el cura estaba en la sacristía echando chispas, y esperando que descendiese el predicador para reconvenirlo por la insolencia con que había tratado a sus feligreses.
    • 1873 Pz Galdós, B. 19 marzo y 2 mayo [2002] Esp (CDH )
      — ¡Con que dice que soy un buitre! —exclamó él echando chispas—. ¡Un buitre! ¡Llamar buitre a un caballero como yo! ¡Bonito modo de pagar el pan que le doy! Ya le enseñaré los dientes a esa chiquilla.
    • 1878 Pereda, J. M. El buey suelto [1990] Esp (CDH )
      ¿Quieres, con mil demonios, saber lo que te sucederá, por ejemplo, en los primeros días? —dijo echando chispas el acicalado que, según parece, llevaba la voz cantante en aquel estrafalario desconcierto.
    • 1905 Pardo Bazán, E. Quimera [1991] 188 Esp (CDH )
      [...] a pesar del contento del estómago, mi cerebro se ensombrece, y de puro nervioso echo chispas como los gatos.
    • 1911 Segovia, L. DiccArgentinismos Ar (BD)
      ECHANDO CHISPAS. [...] También se alude con ella al que está ó se marcha muy enojado.
    • 1916 Arniches, C. Srta Trevélez [1993] Esp (CDH )
      Oye, ¿qué le habéis hecho a Maruja Peláez, que va echando chispas?
    • 1919 Enrique Gómez Carrillo (Enrique Gómez Tible) París [1919] Guatemala (CDH )
      Ya la oirás tú mismo, porque hoy está echando chispas...
    • 1933 Mateus, A. ProvincEcuatorianos Ec (NTLLE)
      Echar uno chispas, fig. Dar muestras de enojo.
    • 1972 Puig, M. Boquitas [1994] 26 Argentina (CDH )
      La tercera chica tampoco era socia, pero ese fue otro lío aparte, no importa, pero en el primer ensayo estábamos las tres parejas elegidas y la de Pagliolo que tocaba el piano, y la de Baños que nos enseñaba los pasos con el manual especial que tenía con las ilustraciones todas indicadas. La de Baños nos mandaba de aquí para allá a todos y quiso que primero la de Pagliolo tocase los tres valses seguidos para que los escuchásemos, cuando en eso se apareció Celina y me empezó a hablar en el oído en vez de dejarme poner atención en la música. Me dijo que no quería ser más mi amiga porque a mí me habían aceptado en el Club gracias a ella y ahora no me le unía en protesta, que le habían hecho el vacío para la fiesta. A mí ya me había pedido que no aceptara, en adhesión, pero a Mabel no le pidió lo mismo, así que a mí me dio rabia, ¿por qué no se animó a decirle lo mismo a Mabel? ¿porque Mabel tenía plata y yo no? o porque era maestra y yo no había ido más que hasta sexto grado, no sé por qué Celina me quería sacrificar a mí y a la otra no. Yo le había repetido ochenta veces a Celina que no le hacían el vacío, es que era muy bajita y los trajes de alquiler encargados a Buenos Aires vienen todos en tamaño mediano. La de Baños estaba que echaba chispas porque nos veía conversar en vez de escuchar la música y desde ese momento ya me tomó entreojos.
    • 1973 Edwards, J. Non grata [1973] Chile (CDH )
      Faltando diez minutos para las ocho llegó el secretario cónsul echando chispas de indignación. Las autoridades lo habían atajado en la puerta porque no llevaba la tarjeta de invitación; su carnet diplomático, que acreditaba que era miembro de la embajada chilena, no había sido suficiente. Después de media hora de discusión le habían permitido entrar en busca de la invitación, quedando su esposa en calidad de rehén o algo semejante. La indignación del cónsul, que se consideraba vejado en su honor de representante de la patria y que se descargó en presencia del edecán cubano, que ponía cara de quien escucha llover, me dio un poco de risa, a pesar de que la disciplina obtusa y curiosamente simbólica de los guardias, impermeables a la razón, habría exasperado a cualquiera. Después supe de otros invitados retenidos en la entrada del muelle y les hice llegar tarjetas de invitación. Debido a la falta de tiempo, muchas invitaciones sólo habían sido cursadas por teléfono por mi secretaria.
    • 2014 RAE DLE (NTLLE)
      echar alguien chispas. [...] loc. verb. coloq. desus. Prorrumpir en amenazas.
    • 2014 RAE DLE (NTLLE)
      echar alguien chispas [...] loc. verb. coloq. Mostrarse sumamente enfadado y furioso.
    • 2019 Osorio Gumá, M. Otro lado Mx (CORPES)
      Te ha de haber hecho daño el atole, escuincla mensa —dijo, atragantándose con un quejido, un llanto, un no sé qué. Aunque parecía enojado, supe que en esa historia algo muy fuerte le dolía. Se levantó echando chispas y aventó el pocillo, todavía lleno de atole, en la cubeta de los trastes, como si yo lo hubiera ofendido. Agarró su cachucha, su morral, y se fue dando un portazo igual que si lo correteara el mismísimo chamuco.
  2. Acepción lexicográfica
  3. loc. verb. Ec "Estar uno muy bien vestido" (Santamaría, DiccGralAmericanismos-1942).
    docs. (1933-1942) 2 ejemplos:
    • 1933 Mateus, A. ProvincEcuatorianos Ec (NTLLE)
      Echar uno chispas [...] Ecdr. fig. Estar uno muy bien vestido.
    • 1942 Santamaría, F. J. DiccGralAmericanismos (NTLLE)
      ECHAR UNO CHISPAS. fr. fig. fam. En Ecuador, estar muy bien vestido.
encendérsele, o prendérsele, la chispa a alguien
    Acepción lexicográfica
  1. loc. verb. "Ocurrírsele repentinamente la solución de un problema" (RAE, DLE 23.ª ed.-2014).
    docs. (2010-2014) 3 ejemplos:
    • 2010 ASALE DiccAmericanismos (NTLLE)
      encenderse la chispa. loc. verb. Cu. Ocurrírsele a alguien una solución oportuna.
    • 2010 ASALE DiccAmericanismos (NTLLE)
      prenderse la chispa. loc. verb. Cu. Ocurrírsele a alguien una idea genial.
    • 2014 RAE DLE (NTLLE)
      encendérsele, o prendérsele, la chispa a alguien [...] locs. verbs. coloqs. Cuba y Ven. Ocurrírsele repentinamente la solución de un problema.
ni chispa
  1. loc. adv. Muy poco o nada.
    Sinónimos: gota; gotera
    docs. (1889-2022) 14 ejemplos:
    • 1889 Pardo Bazán, E. Insolación [2002] Esp (CDH )

      La mujer entornó el ventanuco por donde entraba en el chiribitil la luz del sol poniente y se marchó en puntillas. Me quedé sola: me dominaba una modorra invencible: no podía mover brazo ni pierna; sin embargo, la cabeza y el corazón se me iban sosegando por efecto de la penumbra y la soledad. Cierto que andaba otra vez a vueltas con la manía náutica, pues pensaba para mis adentros: — ¡Qué bien me encuentro así..., en este camarote..., en esta litera..., y qué serena debe de estar la mar!... ¡Ni chispa de balance! ¡El barco no se mueve!

    • 2022 Moral, R. "Verborrea" [08-11-2022] Vozpópuli (Madrid): vozpopuli.com Esp (HD)
      Es diestro en colocar una palabra tras otra sin más objetivo que rellenar un discurso con mensajes aparentes que solo oyen quienes están obligados a hacerlo para cumplir con las exigencias del partido. De humor, ni chispa; de ironía, ni pizca; de recursos elocuentes, ni idea; de equilibro, nada. Si la oratoria sugiere sencillez, él escoge lo sublime; si deben ser claras las ideas, opta por las confusas, y si un grado de cortesía exige contestar a las preguntas, él se escapa con desprecio. Fluidez, contundencia, elegancia y persuasión no son, ciertamente, sus cualidades.
    • 1889 Pardo Bazán, E. Insolación [2002] Esp (CDH )

      La mujer entornó el ventanuco por donde entraba en el chiribitil la luz del sol poniente y se marchó en puntillas. Me quedé sola: me dominaba una modorra invencible: no podía mover brazo ni pierna; sin embargo, la cabeza y el corazón se me iban sosegando por efecto de la penumbra y la soledad. Cierto que andaba otra vez a vueltas con la manía náutica, pues pensaba para mis adentros: — ¡Qué bien me encuentro así..., en este camarote..., en esta litera..., y qué serena debe de estar la mar!... ¡Ni chispa de balance! ¡El barco no se mueve!

    • 1889 Pereda, J. M. Puchera [1980] Esp (CDH )
      Y para todo esto, mucho silencio y ni chispa de claridad. Si el estado de la mar no permitía acercar la embarcación a la costa, se apartaba de ella cosa de una milla, y se probaba fortuna calando allí un aparejo de cordel, de muchas brazas. Pero siempre a oscuras. Si no se trataba congrio, se trataba un durdo * regular, o una mojarra * de buen tamaño; y allá salía la cuenta, cuando mordían; porque si daban en no morder, ni mojarra, ni durdo, ni anguilo, ni nada; y noche y trabajo perdidos.
    • 1891 Pardo Bazán, E. Piedra angular [2002] Esp (CDH )

      La Marinera no andaba por allí: sólo el padre velaba a la cabecera de Telmo. No cruzaron palabra en los primeros instantes el Doctor y Rojo. Este se puso en pie, y aquel aplicó la mano a cabeza entrajada, y luego el termómetro a la axila del paciente. Cuando lo sacó, sacudió y consultó a la luz, vio que había cuarenta grados de devoradora calentura.

      — ¿Ha comido?

      — Ni chispa, señor. Naranjadas.

    • 1895 Pz Galdós, B. Torquemada SPedro [2002] 98 Esp (CDH )
      De fiebre no tenía ni chispa, según una vez y otra hizo constar D. Francisco, que se las echaba de buen entendedor de pulsos. Lo único que sentía era la opresión del pecho, la dificultad del respirar, cual si un corsé de hierro le oprimiera la caja torácica, y algo, además, que, a su parecer, como dogal interno, apretaba su garganta, a la cual se llevaba las manos sin sosiego, creyendo cerciorarse con ellas de una fuerte hinchazón.
    • 1932 Reyles, C. Gaucho Florido [1969] Uruguay (CDH )
      Ni chispa de viento. El pajonal cercano no se plañía. La soledad pesaba y parecía anunciar el alumbramiento de algún grande misterio. Miles de ojos de luz fulgían en el cielo violeta mirando a los novios, que se besaban. Los bichos nocturnos celebraban, sin ruido, sus festines sangrientos o sus negras bodas.
    • 1956 Schz Ferlosio, R. Jarama [1994] Esp (CDH )

      —Eso no puede hacerle gracia a nadie.

      —Ni chispa. Me recibieron con mucho remilgo, para ver si tragaba la píldora. Pero yo no tragué. ¿Le parece? Una mujer de treinta y nueve años, con tres hijos en casa, ya mayores, sin estrecheces de dinero ni nada. Y que ande pensando en casarse otra vez.

    • 1961 Grosso, A. Zanja [1984] Esp (CDH )
      Me levanté porque no tenía ni chispa de sueño.
    • 1972 García Hortelano, J. Mary Tribune [1999] Esp (CDH )
      — Que no veo ni chispa, de verdad —me acuclillé, apoyándome en sus rodillas—. Me estás haciendo cosquillas.
    • 2022 Moral, R. "Verborrea" [08-11-2022] Vozpópuli (Madrid): vozpopuli.com Esp (HD)
      Es diestro en colocar una palabra tras otra sin más objetivo que rellenar un discurso con mensajes aparentes que solo oyen quienes están obligados a hacerlo para cumplir con las exigencias del partido. De humor, ni chispa; de ironía, ni pizca; de recursos elocuentes, ni idea; de equilibro, nada. Si la oratoria sugiere sencillez, él escoge lo sublime; si deben ser claras las ideas, opta por las confusas, y si un grado de cortesía exige contestar a las preguntas, él se escapa con desprecio. Fluidez, contundencia, elegancia y persuasión no son, ciertamente, sus cualidades.
    • 1889 Pardo Bazán, E. Insolación [2002] Esp (CDH )

      La mujer entornó el ventanuco por donde entraba en el chiribitil la luz del sol poniente y se marchó en puntillas. Me quedé sola: me dominaba una modorra invencible: no podía mover brazo ni pierna; sin embargo, la cabeza y el corazón se me iban sosegando por efecto de la penumbra y la soledad. Cierto que andaba otra vez a vueltas con la manía náutica, pues pensaba para mis adentros: — ¡Qué bien me encuentro así..., en este camarote..., en esta litera..., y qué serena debe de estar la mar!... ¡Ni chispa de balance! ¡El barco no se mueve!

    • 1889 Pereda, J. M. Puchera [1980] Esp (CDH )
      Y para todo esto, mucho silencio y ni chispa de claridad. Si el estado de la mar no permitía acercar la embarcación a la costa, se apartaba de ella cosa de una milla, y se probaba fortuna calando allí un aparejo de cordel, de muchas brazas. Pero siempre a oscuras. Si no se trataba congrio, se trataba un durdo * regular, o una mojarra * de buen tamaño; y allá salía la cuenta, cuando mordían; porque si daban en no morder, ni mojarra, ni durdo, ni anguilo, ni nada; y noche y trabajo perdidos.
    • 1891 Pardo Bazán, E. Piedra angular [2002] Esp (CDH )

      La Marinera no andaba por allí: sólo el padre velaba a la cabecera de Telmo. No cruzaron palabra en los primeros instantes el Doctor y Rojo. Este se puso en pie, y aquel aplicó la mano a cabeza entrajada, y luego el termómetro a la axila del paciente. Cuando lo sacó, sacudió y consultó a la luz, vio que había cuarenta grados de devoradora calentura.

      — ¿Ha comido?

      — Ni chispa, señor. Naranjadas.

    • 1895 Pz Galdós, B. Torquemada SPedro [2002] 98 Esp (CDH )
      De fiebre no tenía ni chispa, según una vez y otra hizo constar D. Francisco, que se las echaba de buen entendedor de pulsos. Lo único que sentía era la opresión del pecho, la dificultad del respirar, cual si un corsé de hierro le oprimiera la caja torácica, y algo, además, que, a su parecer, como dogal interno, apretaba su garganta, a la cual se llevaba las manos sin sosiego, creyendo cerciorarse con ellas de una fuerte hinchazón.
    • 1905 Pardo Bazán, E. Quimera [1991] Esp (CDH )
      Asegura Limsoë que era un bohemio, que murió en la miseria, que vivió entre judíos prestamistas, anticuarios encubridores de robos y piraterías, corredoras de alhajas, zurcidoras de voluntades, posaderos, bebedores, gente del hampa, y que las personas de cuenta le volvieron la espalda porque sus retratos no se parecían ni chispa, mientras los de este Van der Helst, que ocupa en el Museo de Amsterdam el lugar fronterizo a Rembrandt (haciéndole la competencia después de muerto, como en vida), hablaban, eran la misma persona fija en el lienzo.
    • 1908 Pastor Molina, R. Vmadrileñismos Revue Hispanique (París) Esp (FG)
      CHISPA (NO ENTENDER NI). No entender ni jota.
    • 1923 Romero, F. / Fdz Shaw, G. Doña Francisquita [2002] Esp (CDH )
      — Mujer, ¡si es que no tienes / ni chispa de sentido!
    • 1932 Reyles, C. Gaucho Florido [1969] Uruguay (CDH )
      Ni chispa de viento. El pajonal cercano no se plañía. La soledad pesaba y parecía anunciar el alumbramiento de algún grande misterio. Miles de ojos de luz fulgían en el cielo violeta mirando a los novios, que se besaban. Los bichos nocturnos celebraban, sin ruido, sus festines sangrientos o sus negras bodas.
    • 1956 Schz Ferlosio, R. Jarama [1994] Esp (CDH )

      —Eso no puede hacerle gracia a nadie.

      —Ni chispa. Me recibieron con mucho remilgo, para ver si tragaba la píldora. Pero yo no tragué. ¿Le parece? Una mujer de treinta y nueve años, con tres hijos en casa, ya mayores, sin estrecheces de dinero ni nada. Y que ande pensando en casarse otra vez.

    • 1961 Grosso, A. Zanja [1984] Esp (CDH )
      Me levanté porque no tenía ni chispa de sueño.
    • 1972 García Hortelano, J. Mary Tribune [1999] Esp (CDH )
      — Que no veo ni chispa, de verdad —me acuclillé, apoyándome en sus rodillas—. Me estás haciendo cosquillas.
    • 1983 RAE DMILE 3.ª ed. [01-01-1983] (NTLLE)
      ni chispa. loc. Nada.
    • 1986 Lara, L. F. DiccBásicoEspañolMéxico Mx (NTLLE)
      Ni chispa Nada: "Lo que hicieron no tiene ni chispa de gracia", "No sale ni chispa de agua" [...].
    • 2022 Moral, R. "Verborrea" [08-11-2022] Vozpópuli (Madrid): vozpopuli.com Esp (HD)
      Es diestro en colocar una palabra tras otra sin más objetivo que rellenar un discurso con mensajes aparentes que solo oyen quienes están obligados a hacerlo para cumplir con las exigencias del partido. De humor, ni chispa; de ironía, ni pizca; de recursos elocuentes, ni idea; de equilibro, nada. Si la oratoria sugiere sencillez, él escoge lo sublime; si deben ser claras las ideas, opta por las confusas, y si un grado de cortesía exige contestar a las preguntas, él se escapa con desprecio. Fluidez, contundencia, elegancia y persuasión no son, ciertamente, sus cualidades.
sacar chispas
    Acepción lexicográfica
  1. loc. verb. Ho ES Pe "Lograr que alguien rinda al máximo" (ASALE, DiccAmericanismos-2010).
    docs. (2010) Ejemplo:
    • 2010 ASALE DiccAmericanismos (NTLLE)
      sacar chispas. [...] Ho, ES, Pe. Lograr que alguien rinda al máximo. pop + cult → espon.
  2. Acepción lexicográfica
  3. loc. verb. Ni PR Bo Ar Ur "Pelear o discutir dos personas con igual posibilidad de vencer" (ASALE, DiccAmericanismos-2010).
    docs. (2010) Ejemplo:
    • 2010 ASALE DiccAmericanismos (NTLLE)
      sacar chispas. [...] loc. verb. Ni, PR, Bo, Ar, Ur. Pelear o discutir dos personas con igual posibilidad de vencer. pop + cult → espon.
sacar chispas de la humedad
    Acepción lexicográfica
  1. loc. verb. Cu "Hacer alguien algo increíble" (ASALE, DiccAmericanismos-2010).
    docs. (2010) Ejemplo:
    • 2010 ASALE DiccAmericanismos (NTLLE)
      sacar chispas de la humedad. loc. verb. Cu. p.u. Hacer alguien algo increíble.
sacar la chispa
    Acepción lexicográfica
  1. loc. verb. "Poner de mal humor a alguien" (ASALE, DiccAmericanismos-2010).
    docs. (2010) Ejemplo:
    • 2010 ASALE DiccAmericanismos (NTLLE)
      sacar la chispa. loc. verb. Co. Poner de mal humor a alguien.
saltar chispas
  1. loc. verb. Producirse un momento tenso o una discusión.
    docs. (1979-2014) 6 ejemplos:
    • 1979 Prensa Revista Hoy, 03-09/10/1979 [1979] Chile (CDH )
      Saltaron chispas en Concepción entre el intendente regional, general Luis Prussing Schwartz, y dirigentes de siete organizaciones sindicales de la zona.

      El 21 de setiembre, en la sede de la Federación Ferroviaria "Santiago Watt"de esa ciudad, se iba a constituir el llamado Comando Provincial Pro Defensa de los Derechos Laborales (similar a los de la capital y Valparaíso).

      Pero el intendente emitió, el mismo día, un bando que prohibió la realización de la asamblea. A su juicio, era un acto político que se efectuaba "simulando una reunión de carácter laboral".

    • 2014 RAE DLE (NTLLE)
      saltar chispas [...] loc. verb. En una discusión, producirse una tensión muy violenta.
    • 1979 Prensa Revista Hoy, 03-09/10/1979 [1979] Chile (CDH )
      Saltaron chispas en Concepción entre el intendente regional, general Luis Prussing Schwartz, y dirigentes de siete organizaciones sindicales de la zona.

      El 21 de setiembre, en la sede de la Federación Ferroviaria "Santiago Watt"de esa ciudad, se iba a constituir el llamado Comando Provincial Pro Defensa de los Derechos Laborales (similar a los de la capital y Valparaíso).

      Pero el intendente emitió, el mismo día, un bando que prohibió la realización de la asamblea. A su juicio, era un acto político que se efectuaba "simulando una reunión de carácter laboral".

    • 1989 Prensa ABC, 04/07/1989 [1989] Esp (CDH )
      Tal vez convendría extender la costumbre a esos personajes políticos en cuyos encuentros personales saltan chispas a la más mínima fricción. ¿Se imaginan el idílico cuadro? Leguina besa a Ruiz-Gallardón, Rodríguez Sahagún besa a Barranco, Fraga y Felipe intercambian ósculos estallantes. Quizá el ejemplo de nuestra Televisión sirva de estímulo para que nuestros hemiciclos y salas de sesiones se conviertan en un edénico jardín de amorosas aunque epidérmicas efusiones.
    • 1994 Anson, L. M. Don Juan [1996] Esp (CDH )
      El 19 de octubre de 1960 saltan chispas cuando el Príncipe entra en el vestíbulo de la Facultad de Derecho. «¡Fuera el príncipe de Sissi!», gritan los carlistas capitaneados por Ortí Bordás. «¡Abajo el Príncipe tonto!» «¡Viva el Rey Javier!» La tensión alcanza unos grados que hacen prácticamente imposible que el Príncipe pueda acudir a la Universidad. El duque de la Torre se frota las manos. Sainz Rodríguez llama telefónicamente por primera vez a Anson.
    • 1997 Prensa ABC Electrónico, 17/10/1997 [1997] Esp (CDH )
      Además, se ha visto complicada con la propuesta de Iberia al Ministerio de Fomento y a la propia AENA de construirse ella misma la nueva terminal con financiación propia, lo que hizo saltar chispas entre los ministros de Fomento, Rafael Arias Salgado y de Industria, Josep Piqué, con competencias sobre la compañía de bandera.
    • 2006 Donaire, G. "Entierros" [23-08-2006] El País (Madrid) Esp (CORPES)
      Por expreso deseo de las familias, rotas por la tragedia, todos los actos fúnebres se realizaron por separado. La Guardia Civil había montado un discreto dispositivo de vigilancia en prevención de posibles incidentes. Pero no los hubo. Tampoco fue precisa la actuación de los psicólogos enviados por la Junta de Andalucía. "Mejor que él también muriera, porque, si no, saltarían chispas entre las dos familias", aventuraban algunas vecinas. La mayoría de los asistentes acudió a los dos sepelios "¿Qué culpa tienen las dos familias? Además, se llevaban bien", comentaban Ana y María, amigas de los fallecidos.
    • 2014 RAE DLE (NTLLE)
      saltar chispas [...] loc. verb. En una discusión, producirse una tensión muy violenta.
saltársele la chispa a alguien
    Acepción lexicográfica
  1. loc. verb. Co "Ponerse furioso, reaccionar de forma violenta a una provocación" (RAE, DLE 23.ª ed.-2014).
    docs. (2010-2014) 2 ejemplos:
    • 2010 ASALE DiccAmericanismos (NTLLE)
      saltársele la chispa. loc. verb. Co. Ponerse alguien furioso, reaccionar de forma violenta a una provocación. pop.
    • 2014 RAE DLE (NTLLE)
      saltársele la chispa a alguien [...] loc. verb. Col. Ponerse furioso, reaccionar de forma violenta a una provocación.
ser chispa
    Acepción lexicográfica
  1. loc. verb. ES Ni Py "Ser alguien listo" (ASALE, DiccAmericanismos-2010).
    docs. (2010) Ejemplo:
    • 2010 ASALE DiccAmericanismos (NTLLE)
      ser chispa. loc. verb. ES, Ni, Pa. Ser alguien listo.
ser una chispa
    Acepción lexicográfica
  1. loc. verb. "Ser muy vivo y despierto" (RAE, DRAE 22.ª ed.-2001).
    docs. (1780-2001) 2 ejemplos:
    • 1780 RAE DRAE 1.ª ed. (NTLLE)
      SER UNA CHISPA. f. fam. que se dice de la persona muy viva y despierta, y comunmente se aplica á las que son de pequeña estatura. [...].
    • 2001 RAE DRAE 22.ª ed. (NTLLE)
      ser una chispa. [...] loc. verb. coloq. Ser muy vivo y despierto.
una chispa
  1. loc. adv. En pequeña medida.
    docs. (1948-1972) 4 ejemplos:
    • 1948 García Gmz, E. Silla Moro [1978] Esp (CDH )
      Confesemos que Mme. J. P., pasado el primer deslumbramiento, se aburría una chispa. Este tedio y la circunstancia de que, como buena francesa, era muy dada a la epistolografía, le hicieron tomar la costumbre de escribir con frecuencia casi nocturna a su joven amigo, no obstante la frecuencia casi diaria de su trato personal y la contigüidad de sus alojamientos. Rara era la tarde en que al sentarse a almorzar el catedrático, a su regreso de la Universidad, no encontrara sobre el mantel de su mesa en la pensión una carta traída a mano por un propio. Se conoce que él, como buen español, sentía bastante menos afición por este género literario. Muchas cartas, con notoria desatención, debieron de quedar sin respuesta; otras la recibirían oral. De todos modos, también le escribía algunas veces.
    • 1952 Díaz-Cañabate, A. HTertulia [1978] Esp (CDH )
      tanta pureza y tanta perfección, cansan, aburren una chispilla. No hay lucha en esta época en los toros, y, por ende, no hay disputas en las tertulias. Nosotros hablamos de Pepe Luis Vázquez, de Manolete, como de Barbey D'Aurevilly o de Oscar Wilde, con el reposo de unos críticos sesudos.
    • 1957 Cunqueiro, Á. Merlín [1969] Esp (CDH )
      En esto estaba muy bien educado, y era la lección que tenía que abrir el portón con la mano izquierda, mientras con la derecha quitaba la gorra y estiraba el brazo un poco hacia atrás, bajando una chispa la cabeza. Me enseñó tal agasajo mi ama, doña Ginebra. Abrí, pues, a aquellos montados y saludé, y el que venía delante, un gordo y colorado que llevaba el sombrero levantado para dejar ver una perrera de flequillo muy rizada, me preguntó por don Merlín, y yo le dije que estaba tomando las once, y él me avisó que venían de París y traían un gran mandado. Los dejé desmontando y corrí a gritarle a mi amo, que estaba, como de costumbre, tomando unas once de huevos revueltos y vino clarete.
    • 1972 García Hortelano, J. Mary Tribune [1999] Esp (CDH )

      Seguí a Mary y me dejé caer en mi cama. Mary emergía de una larga túnica de punto, sin mangas y en franjas de hirientes colores. Le solicité que permitiese calzarle yo aquellas sandalias plateadas, de las que crecían unas gigantescas flores. Mandrágoras, con toda probabilidad.

      — Acaso ¿estás una chispa ebrio?

      Tardó las horas precisas que derrochaba en maquillarse. Ni una más. Cuando regresó al dormitorio, pude contestarle:

      — No seas recelosa.

Diccionario histórico de la lengua española
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