5.ª Entrega (enero de 2018)
Versión del 31/01/2018
Equipo Real Academia Española
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citareda s. (1909-)
citareda
Etim. Voz tomada del francés citharède, atestiguada en esta lengua en un caso aislado en 1562 y consolidada en el siglo XIX (1838; (TLF, s. v. citharède, cithariste).

Se documenta por primera vez, en la acepción de 'persona que compone poesía', en un texto de Rubén Darío titulado "Historia de mis libros" (1909). El poeta nicaragüense volverá a utilizarlo posteriormente en otros textos, al igual que otros poetas modernistas, casi todos ellos hispanoamericanos; recientemente (en el año 2002), figura en una obra que pretende recrear el ambiente de esa corriente literaria. En la acepción de 'persona que toca la cítara' presenta dos únicos testimonios de procedencia diversa; se documenta por primera vez en la traducción de la obra Luz de Asia realizada por R. Cabrena (1950) y vuelve a aparecer en otra traducción realizada por P. Jacomet de El odio a la música de Pascal Quignard (1998). Ninguna de las dos acepciones presenta documentación lexicográfica.

  1. s. m. Persona que compone poesía.
    docs. (1909-2002) 7 ejemplos:
    • 1909 Rubén Darío "Historia de mis libros" El modernismo y otros textos críticos Ni (BD)
      Y para concluir: en la serie de sonetos que tiene por título «Las ánforas de Epicuro» —con una «Marina» intercalada—, hay una como exposición de ideas filosóficas; en «La espiga», la concentración de un ideal religioso a través de la Naturaleza; [...] en «Syrinx» (pues el soneto que aparece en otras ediciones con el título «Dafnes», por equivocación, debe llevar el de «Syrinx»), paganizo al cantar la concreción espiritual de la metamorfosis. «La gitanilla» es una rimada anécdota. Leo después a un antiguo y sabroso citareda de España; lanzo una voz de aliento y de ánimo; indico mis sueños.
    • 1914 Rubén Darío (Félix Rubén García Sarmiento) "Apreciaciones" p. 13 Poesías Ni (BD)
      Y cuando suena la cuerda de bronce, el «vates» vigoroso está en su altiva transfiguración. La América, y su patria ante todo, y los héroes y las acciones magnas son celebrados por su rima sonante. ...Y al releer, ahora, al compás de las olas, unos y otros versos, pienso en que, en la historia de la poesía argentina, quizá el más impoluto, cándido mármol, será el que monumentalmente perpertuará la faz del vibrante, probo, delicioso citareda, con su aspecto de viejo y melifluo rey de cantos, en cuya frente sentarán por igual la corona de laureles y la centifolias.
    • 1928 Carames, F. "Barcia en los ateneos de Asturias" [04-04-1928] La Libertad (Madrid) Esp (HD)
      En este mes de Marzo en curso han sido ocho las conferencias organizadas a base de pensadores, amén de las que se celebran casi diariamente tratando de distintos temas. Como remate de esta labor mensual, en la actualidad la voz de milagro de Berta Singerman va derramando torrentes de belleza sobre los públicos de los Ateneos, que reciben este bálsamo de arte en espera de tomar luego con más fuerza la tarea de desentrañar los problemas que los conferenciantes les han planteado. Las notas de los citaredas llegan, como un haz de bendiciones, a alegrar las vidas angustiosas de los que desarrollan sus trabajos en las peores condiciones y en los lugares más insalubres, y que, no obstante, saben olvidarse de sus propios dolores para escuchar el dolor de la humanidad, bien emitido por boca de Augusto Barcia al señalar la opresión en que viven pueblos hermanos nuestros; bien cantado por la Singerman, que trae resonancias que invitan a caminar por las serenas regiones de la belleza, buscando caminos de luz, de justicia, de amor y de libertad.
    • 1930-1954 Greiff, L. "Retrato de Aldecoa" p. 198 Obra poética, II Co (BD)
      El dorado crepúsculo...Recuerdo, / recuerdo que era en tierras del lueñe Kol-O'jondoh, / orillas del Bredunco solitario, / y en Robinsonia, tropical hacienda: / en Robinsonia, do se enlucia al cerdo / y al bovino se engorda, / y —esa ocasión— refugio del musageta orondo: / vate antaño lunario, / antaño citareda macabrista, / funámbulo trovero fantasista, / y que, hogaño, no a Diana sino a la selva asorda / con su insólita cántiga tremenda / —rival de la cigarra que en la selva redunda, / y del río y su queja gemebunda / que sólo cesa cuando se desborda.—.
    • 2002 Ortiz Hernán, S. Y López Velarde también se subió al tren p. 144 Mx (BD)
      En un café situado frente a San Felipe conocí al autor de Lascas. Al soberano citareda que, como observaba Rafael López, días atrás, versificaba gloriosamente cuando aún regía la canalla. Estuvo magnífico, grandilocuente e insolente. Nos recitó, entre otras obras suyas, un romance a Cleopatra, de tal calidad que parecía desprenderse de la boca misma de Apolo. Nadie me ha deslumbrado, en su trato personal, como aquel hombre.
    • 1909 Rubén Darío "Historia de mis libros" El modernismo y otros textos críticos Ni (BD)
      Y para concluir: en la serie de sonetos que tiene por título «Las ánforas de Epicuro» —con una «Marina» intercalada—, hay una como exposición de ideas filosóficas; en «La espiga», la concentración de un ideal religioso a través de la Naturaleza; [...] en «Syrinx» (pues el soneto que aparece en otras ediciones con el título «Dafnes», por equivocación, debe llevar el de «Syrinx»), paganizo al cantar la concreción espiritual de la metamorfosis. «La gitanilla» es una rimada anécdota. Leo después a un antiguo y sabroso citareda de España; lanzo una voz de aliento y de ánimo; indico mis sueños.
    • 1912 Darío, R. "La vida de Rubén Darío" [23-11-1912] Caras y Caretas (Buenos Aires) Ni (HD)
      Nunca quise, á pesar de las insinuaciones de Carrillo, relacionarme con los famosos literatos y poetas parisienses. De vista conoci á muchos, y aun oí á algunos, en el Calisaya ó en el café Napolitain, decir tonterías como cualquier beocio ó filisteo. Al Napolitain iba casi todos los días un grupo de nombres en vedette, entre ellos Catulle Mendès y su mujer, el actor Silvain, Ernest Lajeuneuse, Grenet, Dancourt, Georges Courteline, algunas veces Jean Moreas y otros citaredas de menor fama.
    • 1914 Rubén Darío (Félix Rubén García Sarmiento) "Apreciaciones" p. 13 Poesías Ni (BD)
      Y cuando suena la cuerda de bronce, el «vates» vigoroso está en su altiva transfiguración. La América, y su patria ante todo, y los héroes y las acciones magnas son celebrados por su rima sonante. ...Y al releer, ahora, al compás de las olas, unos y otros versos, pienso en que, en la historia de la poesía argentina, quizá el más impoluto, cándido mármol, será el que monumentalmente perpertuará la faz del vibrante, probo, delicioso citareda, con su aspecto de viejo y melifluo rey de cantos, en cuya frente sentarán por igual la corona de laureles y la centifolias.
    • 1928 Carames, F. "Barcia en los ateneos de Asturias" [04-04-1928] La Libertad (Madrid) Esp (HD)
      En este mes de Marzo en curso han sido ocho las conferencias organizadas a base de pensadores, amén de las que se celebran casi diariamente tratando de distintos temas. Como remate de esta labor mensual, en la actualidad la voz de milagro de Berta Singerman va derramando torrentes de belleza sobre los públicos de los Ateneos, que reciben este bálsamo de arte en espera de tomar luego con más fuerza la tarea de desentrañar los problemas que los conferenciantes les han planteado. Las notas de los citaredas llegan, como un haz de bendiciones, a alegrar las vidas angustiosas de los que desarrollan sus trabajos en las peores condiciones y en los lugares más insalubres, y que, no obstante, saben olvidarse de sus propios dolores para escuchar el dolor de la humanidad, bien emitido por boca de Augusto Barcia al señalar la opresión en que viven pueblos hermanos nuestros; bien cantado por la Singerman, que trae resonancias que invitan a caminar por las serenas regiones de la belleza, buscando caminos de luz, de justicia, de amor y de libertad.
    • 1928 Caraballo, G "Misia Mariquita" [11-08-1928] Caras y caretas (Buenos Aires) Ar (HD)
      A pesar de que era bastante buena moza, Mariquita no había tenido suerte en el amor. Cuando contaba veinte años, una gran pasión reverberó en su espíritu con llamaradas de incendio. Amó locamente a Manuel Marcet, un talentoso periodista y escritor cuyos artículos en "La Libertad" leíanse con verdadero deleite, pues, a pesar de las aristas que denunciaban, era la belleza su fuerza creadora. Él también la quiso mucho, tanto que le hizo descubrir un venero de poesía insospechado. Muchos versos le inspiró la musa, publicados en los diarios locales. El modernismo hallábase entonces en plena ebullición, y Marcet, que era su portaestandarte en la muy culta ciudad de Paraná, convirtióse en el blanco de las flechas arrojadas desde el último baluarte, situado en la librería de Sors, a la vuelta de la Escuela Normal. Pero un buen día el citareda huyó a Buenos Aires, atraído por el deslumbramiento de la metrópoli. Allí se le quemaron las alas. No había sido otra cosa que una mariposa de luz.
    • 1930-1954 Greiff, L. "Retrato de Aldecoa" p. 198 Obra poética, II Co (BD)
      El dorado crepúsculo...Recuerdo, / recuerdo que era en tierras del lueñe Kol-O'jondoh, / orillas del Bredunco solitario, / y en Robinsonia, tropical hacienda: / en Robinsonia, do se enlucia al cerdo / y al bovino se engorda, / y —esa ocasión— refugio del musageta orondo: / vate antaño lunario, / antaño citareda macabrista, / funámbulo trovero fantasista, / y que, hogaño, no a Diana sino a la selva asorda / con su insólita cántiga tremenda / —rival de la cigarra que en la selva redunda, / y del río y su queja gemebunda / que sólo cesa cuando se desborda.—.
    • 2002 Ortiz Hernán, S. Y López Velarde también se subió al tren p. 144 Mx (BD)
      En un café situado frente a San Felipe conocí al autor de Lascas. Al soberano citareda que, como observaba Rafael López, días atrás, versificaba gloriosamente cuando aún regía la canalla. Estuvo magnífico, grandilocuente e insolente. Nos recitó, entre otras obras suyas, un romance a Cleopatra, de tal calidad que parecía desprenderse de la boca misma de Apolo. Nadie me ha deslumbrado, en su trato personal, como aquel hombre.
  2. ac. etim.
    s. m. Persona que toca la cítara.
    Sinónimo: citarista
    docs. (1950-1998) 2 ejemplos:
    • 1950 Cabrena, R. Trad Luz de Asia, Arnold p. 93 Ar (BD)
      Descendían con ágil paso por las colinas, los matizados senderos, para ir a alguna alegre fiesta; las campanillas de plata repiqueteaban dulcemente en sus menudos pies morenos y respondía el tintineo de sus brazaletes; mientras el citareda hacía resonar sus hilos de cobre y la bailarina que iba cerca de él cantaba: "La danza alegre comienza cuando está afinada la cítara; afina la cítara para nosotras, ni muy alta ni muy baja".
    • 1998 Jacomet, P. Trad Odio música, Quignard p. 35 Ch (BD)
      Al otro extremo de la obra, al final de la Odisea, Ulises penetra solemnemente en la sala del palacio. Tensa el arco. Se apronta a disparar su primera flecha, señal de la masacre de los pretendientes, nuevo sacrificio durante el cual Apolo el Arquero otra vez lo asiste. Es el canto XXII [...]. La lira de nuevo está primero. El arco es segundo. El arco de Ulises es como una kithara. El arquero es como un citareda. La vibración de la cuerda del arco canta un canto de muerte. Apolo es un arquero por excelencia; su arco es musical.

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