Diccionario histórico de la lengua española

Aun vos fazemos saber que todos los falcones grueros nuestros avemos enviado al Rey de Castella porque caçe con ellos. E assi las gruas menospreçian nos mucho e façen gran danyo en la tierra. Porque si vos nos queriades venir e ayudar con los vuestros falcones mientre somos en estas partidas plaçer nos ya mucho.

FAva segund dize Isidoro en el .xvii. libro es dicha de faga en griego que en latin quiere dezir comer: ca ançianamente las gruas comian mas favas que otras cosas: & hay dellas dos maneras: la una es llamada fava de Egipto & la otra comun e esta llaman alguna vez fava majada porque se rompe quando la majan segund dize Isidoro.

Halcones, cuando están quedos en las riberas, significa serenidad.

Aves de agua hay muchas, como patos y otros que llaman patos reales; garzas, muchas y muy hermosas. En la tierra hay ánsares muy grandes, y grúas. De volatería, muy buenos halcanos, que por tales los llevan a España; hay azores no menos buenos.

El combatir, ¿quiere ser diez a vno?; y los de fuera con grandes mantas, gruas y pertrechos, de que ninguna cosa destas lleuauamos, nin, en caso que las ouiera, non podieramos con ellas cosa buena hazer; y los mios, si tenian grand deseo de me seruir, mejor lo ternian los contrarios para se defender, porque la gente portoguesa es buena a pie, y defendian sus vidas y honrras, y morir o vençer tenian por postrimer remedio, y nosotros no teniamos aquella nesçeçidad para que a muerte cognosçida, sin ninguna esperança, nos oviesemos de poner.

Veamos, pues, las cosas tocantes a lo primero. De oriente a ocidente está la cabra, o grúa, de la cima de la qual cuelgan dos pyrámides de quatro lados, las basas de las quales están en igual distancia. En cada una d'ellas hay muchas poleas: en la más arriba, treze, en la más baxo, doze, puestas a los ángulos de las pyrámides, como parece por la figura puesta a su lado. Al entorno d'estas poleas se buelve una cuerda, assí como en los tornos susodichos; ésta, por el un cabo está ligada al anillo, distante de la cima de la cabra una mesura seys partes en la pierna meridional y, por el otro cabo, al torno distante de la cima una mesura diez y nueve partes.

Ya de pura lástima hice a mi maña que le sirviese de grúa y metíle en el carro, y yo tras él, tan sin miedo cuan sin tardanza y sin peligro. Reclinéle sobre las capas, sobre las cuales comenzó a dormir la mona alta y profundamente.

Veslos aquí; todos duermen en Zamora; sola la hija de Diego Díez velando. Pero no sin provecho, pues, según ya verás, en el carro que cogieron el gato, pagaron el pato.

Parésceme que no se deve dexar passar en silençio el modo con que se suben las piedras y baxen en los edifficios. El instrumento más ordinario es la grúa y la cabrilla y el ergate. De modo que aquí los demonstraremos, y con palabras.

Pues dispertad y salid de vuestra eterna quietud y reposo y asemejaos a los hombres, de suerte que unas veces podáis decir, con ellos en sus ganancias, que vuestro spíritu se regocija y, otras, que triste está vuestra alma hasta la muerte; unas veces os canséis y, otras, padezcáis hambre y sed. Que no es bien que vuestros discípulos estén en el navío padeciendo trabajo y vos durmiendo. Y por eso os dispiertan para que mandéis a los vientos y a la mar que se sosieguen. Y a Jonás dispiertan los marineros [372v] para que tire la grúa, saque agua y asga del remo, que están padeciendo los pasajeros, sus compañeros, y no es bien que unos tomen reposo y otros estén en peligro de perecer.

El modo que tienen en hacer estos palenques (que es lo que nos podía poner en alguna dificultad, por ser todos de palmas reales, algunas tan gruesas como dos Y tres hombres, y altas de cinco y seis estados y algunas de ocho, y no tener herramienta ninguna de hacha, machete ni cuchillo, ni otro instrumento de metal, por no conocer ninguno de éstos en aquellas tierras, o porque no los hay, o no los han hallado) es que, poniendo fuego al pie de la palma, lo queman hasta que cae, y luego, con unas piedras fuertes y agudas como pedernales, encajadas en unos palos largos como cabo de hachas, les sirven de eso, y poco a poco cortan las ramas y cogollo, y dejándolas hechas tronco, las amarran con muchos bejucos y arrastran hasta llevarlas al palenque. Donde tampoco les falta modo para empañarlas, sin grúas ni poleas, y con ponerlas de la suerte que hemos dicho en tres órdenes para mayor fortaleza.

La fabrica de la fortaleza era de grande primor, y siendo muchas de las piedras tan grandes, que su increible grandeza, hazia marauillosa la obra, y edificio, pues mas parecian pedaços de montes, que piedra, algunas de las quales eran de mas de 40 pies de largo, 20 de ancho, y de Grueso mas de seis, no siendo iguales estaban tan ajuntadasy encaxadas vnas con otras, que a penas se via la juntura, ni se podia discernir, que si los antiguos nombraron las siete marauillas del mundoa las Piramides de Egito, muros de Babilonia, Coloso de Rodas, Mauseolo de Artemisa, Laberinto de Creta, y a las demas, si la obra de esta fortaleza fuera de su tiempo, y tuvieran noticia de ella le dieran el primer lugar entre ellas; pues mas parecia obra hecha por encantamento, que por fuerças, ni industria humana; pues para ella no tuvieron artificios, Gruas, ni Garruchas para ayudarse, sino que todo fue hecho con fuerça de Gente, que los Reies mandaban venir de todas las prouincias Comarcanas.

Domingo 4 sucedió que un caballo no pequeño de un hombre de Fuentelencina, en la calle de las Postas, apeándose su dueño á comprar en una tienda, se subió por una escalera arriba muy angosta hasta el mismo tejado, como si fuera un perro, queriendo, á mi parecer, ser otro Pegaso para huir de un mundo tan malo. Juntáronse mil almas, y yo entre ellas, que no pierdo cosa. ¿Hubiéronle de bajar con una grúa, como tonel de sabalo, y dicen mil agüeros.

Colarte se está paseando muy despacio, haciendo cuantos males puede en todas las costas de Galicia. Avisan ahora haber llegado á Santander y Laredo.

El numero de la gente, que anduuo, y trabajò en esta Fabrica, es dificil de aueriguar; porque fuera de la multitud de Maestros, Sobreestantes, Destajeros, Oficiales, y Peones, que se ocuparon aqui al pie de la obra, como dizen, vnos en las Gruas, y Ruedas, otros en los Tablados, y Andamios, que subian al Cielo, y por todas partes se multiplicauan, para administrar, y assentar los materiales, Piedras, Maderas, Clauazon, Yesso, Cal, Estuque, Azulejos, y Ladrillos, que todo andaua à vn mismo tiempo [...].

La fundiciónse debe establecer en una gran nave, bastante capaz, no solo para contener los cubilotes que exija la importancia del establecimiento, sino para la disposición del gran foso que debe hallarse inmediato á los hornos, y en el cual se moldean piezas de grandes dimensiones; debe haber el suficiente número de gruas, para que combinados sus alcances, puedan moverse con su auxilio las grandes piezas, en cualquier punto del taller donde se encuentren.

En todo lo concerniente á la colocación de los buques, su carga y descarga en los puertos, diques y radas de los dos Estados; el uso de los almacenes públicos, grúas, balanzas y otras máquinas semejantes, y, en general, á todas las facilidades y disposiciones respecto á las arribadas, permanencia, entradas y salidas de los buques, se concederá en los dos países, sin diferencia alguna, el trato nacional, siendo la intención de las altas Partes contratantes establecer en esto la más perfecta igualdad entre los súbditos de ambas naciones.

Los alambres han de recocerse tambien, empleándose al efecto un hornito cilíndrico de hierro colado dispuesto mas bajo que el piso del taller; este horno tiene dos hogares y se recubre con una tapadera de hierro que una grua pone en movimiento; la recoccion dura media hora.

Capítulo trece

El mar se aleja en una inmensa mancha verde; se mueven, suavemente balanceados, los barcos; las grúas suenan con ruido de cadenas; chirrían las poleas; se desliza rápido, en la lejanía, un laúd con su vela latina y sus dos foques. Y rasga los aires una bocina ronca con tres silbidos largos y luego con tres silbidos breves. Sale un vapor. La chimenea, listada de rojo, despide un denso humacho negro; el chorro de desagüe surte espumeante y rumoroso; a proa se escapan ligeras nubecillas de la máquina de levar anclas.