13.ª Entrega (diciembre de 2022)
Versión del 31/12/2022
Equipo Real Academia Española
Familia Ver familia de palabras
martillazo s. (1547-)
martillazo, martiyaso
Etim. Derivado de martillo y -azo.

Se documenta por primera vez en la acepción 'golpe fuerte dado con un martillo', en 1547, en Recopilación en metro, de D. Sánchez de Badajoz. Se consigna por vez primera en Nouvelle grammaire espagnole [...]. Avec un ample vocabulaire des choses plus communes et usitées dans le discours familier (1680), de sieur de Ferrus. Como 'golpe dado con el martillo para marcar las horas en un reloj', en 1714, en Lo que pudo el despotismo en tiempo de Felipe Quinto ó sea el suplicio de dos Patriotas.

En diversos repertorios lexicográficos se consignan las siguientes acepciones: en 'el golpe dado con el martillo y la herida que produce' registrado por primera vez en Diccionario militar español-francés (1828), de Moretti. Como 'movimiento enérgico de la muñeca para dejar caer la caña verticalmente en el segundo tiempo del lanzamiento rizado' documentado por primera vez en Diccionario de ictiología, piscicultura y pesca fluvial (1945), de Pardo. Como 'golpe dado con el trompo' atestiguado por primera vez en Glosario lexicográfico del atlas lingüístico-etnográfico de Colombia (ALEC) (1986), de Montes Giraldo, Figueroa, Mora y Lozano. Como 'trago o copa de licor que se toma de un golpe' consignado por primera vez en Diccionario diferencial del español de Canarias (1996), de Corrales Zumbado, Corbella Díaz y Álvarez Martínez.

En los diccionarios se consigna también Estar hecho [alguien] a martillazos.

  1. s. m. Golpe fuerte dado con un martillo.
    docs. (1547-2020) 94 ejemplos:
    • 1525-1547 Schz Badajoz, D. Recopilación en metro p. 197 Esp (BD)
      Triste de mí, sins sosiego, / Perdido por malos azos, / Si me han de dar martillazos / Y lanzarme en aquel huejo, / Pues soncas bien pague al crego / Ogaño la confussion, / Si él marró la solucion / Tórneme mi ochavo luégo.
    • 2020 Arriaga, G. Salvar el fuego [2020] Mx (CORPES)
      Cuando trata de dormir oye martillazos sobre la tapa de acero. Se sobresalta. ¿Quién toca así? Pone atención. Graniza. Ton, ton, ton, ton, ton. El puto granizo de verano. Bolas de billar cayendo del cielo. El sonido atronador. Casi una balacera. Otra vez: ton, ton, ton. Ahora sí puede volverse loco de verdad. Cómo escapar a ese traqueteo de hielo.
    • 1525-1547 Schz Badajoz, D. Recopilación en metro p. 197 Esp (BD)
      Triste de mí, sins sosiego, / Perdido por malos azos, / Si me han de dar martillazos / Y lanzarme en aquel huejo, / Pues soncas bien pague al crego / Ogaño la confussion, / Si él marró la solucion / Tórneme mi ochavo luégo.
    • 1584 Hnz Blasco, F. Vniversal redencion [1623] p. 251 Esp (BD)
      Otro letiene asido el sacro braço, / la mano en el nivel del agugero, / la punta en la palma, i con senblate fiero, / decarga tan sobervio martillazo, / que taspasso la mano, del primero, / i entró por el barrenoapresurado / cosiendo al palo a nro Dios sagrado.
    • 1619 García, C. Codicia bienes ajenos [1959] 56 Esp (CDH )
      Porque, ordinariamente, los que han gastado sus bienes y los ajenos en buscar lo que no hallaron, vengan su rabia a martillazos sobre los siete metales que fueron causa de su ruina. Y, lo que peor es, no hay hombre en el mundo que con todas las experiencias y desdichados fines en que los alquimistas paran, no le haga la curiosidad cabriolas en al apetito y cosquillas en la voluntad, todas las veces que oye hablar desta arte.
    • 1703 Garau, F. Sabio instruido [2003] 156 Esp (CDH )
      Mas si solo assí se alcança el perdón de las culpas, yo te lo dejo a ti, para que pienses, quien de los que pecamos, y mas si lo alargamos para la última ora, quien digo es el que se presuma salvar? Pues cierto es, que el gozo, que ay en el Cielo, quando se logra la misericordia divina, no es por mil pecadores que dilatan el convertirse; sino por uno, pero que aze penitencia: Ita gaudium erit in Coelo super uno peccatore poenitentaim agente. Luc. 5. 7. Menester es que se pulan las piedras a martillazos, para que se encajen en el Templo de la gloria: Cuesta mucho de fabricarse un ijo de Dios. Apartanos de Dios infinito el pecado; y es muy tarde para desazer, y azer tanto camino, quando te mires ya enclavado en tu lecho.
    • 1753 Jove Muñiz, J. Jovial christiano, I p. 199 Esp (BD)
      Pongamos por exemplo, que el martillo pese un quarenton, ó la quarta parte de una libra, y que, al descargar el golpe, lleve un grado de impulso, que despues le toca á la plancha, ó losa sacudida, es dos mil y quatrocientas veces menor, porque la fuerza del martillazo se repartió en dos mil y quatrocientas partes de la dicha plancha de 600. libras de peso; con que todo quanto el pecho se puede hundir, ó comprimirse en fuerza del golpe, será cosa tan imperceptible lo que podrá lastimarse.
    • 1786 Montengón, P. Eusebio [1998] Esp (CDH )
      Enfurecido como estaba, no pudiendo dudar que se llevan el coche y caballos los cocheros y que los mesoneros les habían facilitado el robo, eché mano de un martillo o brazo de silla rota con que tropecé al acudir a la ventana, y echándome sobre el mesonero que venía con luz para informarse de qué era lo que me sucedía, le descargo tal martillazo, que si no hubiera reparado el golpe con la vela y candelero, lo dejara allí descalabrado. La mesonera, que venía con él, comienza a gritar; gritaba yo también, y así a oscuras daba tales palos de ciego por aquel cuarto, que si por buena suerte no se me hubieran escapado con el favor de las tinieblas, les hubiera hecho la cuenta con paga cabal.
    • c1788-c1796 Forner, J. P. Exequias Leng cast [2000] 326 Esp (CDH )
      La rancia novedad de la poesía alejandrina mereció solemnísimos silbos de la mosquetería del Parnaso, viendo que los cuatro martillazos, que a unas mismas distancias, en cada dos versos, descarga la tal poesía sobre la pobre oreja española, destruían en ella la varia y fecunda armonía de nuestra lengua, que hasta ahora no ha necesitado tomar lecciones de las fraguas ni de los batanes para construir sus versos, y, desde luego, convinieron en que un poeta filósofo, que desempeña su título echando por tierra la gala, soltura y belleza de nuestros números, debía de tener una filosofía muy orejuda y una poesía muy machacona, semejante al ruido que hace un mulo de Arévalo (o sea, de la Laponia), cuando camina lentamente, bien cargado de barras de plomo, por una calzada.
    • 1793-1797 Fdz Moratín, L. Viaje Italia [1991] 409 Esp (CDH )
      Otro, metido entre quatro palos, cubiertos con una cortina, da al público un drama en miniatura de los desgraciados amores de Arlequín, sus disputas con Pantalone, * sus combates con Pulcinella, sin omitir aquella situación verdaderamente trágica, en que Pulcinella le sorprende, / y con una barbarie inaudita le da en la cabeza treinta o quarenta martillazos, que el menor de ellos bastaría a acabar, no digo yo con Arlequín, pero con el mismo Aicides.
    • 1801 Masdeu, J. F. Arte poética [1801] Esp (CDH )
      Á ésta la formó Vulcano á martillazos sobre el ayunque por órden y direccion de Júpiter, y con asistencia de los demas Dioses. Venus la perficionó con su hermosura, Minerva con su sabiduría, Mercúrio con su habla, Apolo con la dulzura de su canto; y así concurriéron los demas Dioses á hacerla perfectísima. Esta misma muger, aunque tan privilegiada, es la que destinó Júpiter para inficionar á todo el género humano. Mandó el sumo Dios, que ella cargase con una caxita cerrada, y la entregase, así como estaba, á Prometéo, que habia sido (como dixe ántes) el criador de los hombres.
    • 1816-1827 Fdz Lizardi, J. J. Periquillo Sarniento [1997] 219 México (CDH )

      A pesar de estas nulidades, estaba estudiando para padre, según decía, con tanta vocación en aquel tiempo para ser sacerdote como la que yo tenía para verdugo; sin embargo, ya estaba tonsurado y vestía los hábitos clericales porque sus padres lo habían encajado al estado eclesiástico a fuerza, lo mismo que se encaja un clavo en la pared a martillazos; y esto lo hicieron por no perder el rédito de un par de capellanías *gruesas que había heredado.

    • 1842 Lafuente, M. Viajes fray Gerundio [1842] II, 387 Esp (CDH )
      «Llega el arzobispo; y cuando le tubieron á tiro, y cuando él miraba á todos lados buscando sus operarios, ¡ira de Dios! descarga sobre su apostólica humanidad una horrorosa lluvia de piedras, y acertándole una peladilla en el sitio destinado al solidéo, dá con su Illma. en tierra. Avalánzase entonces á él el ejército coligado, y á martillazos ponen fin á sus dias. Pero tras del pecado les vino la pena. Orgullosos los obreros con su triunfo, salen como locos por la ciudad dando descompasadas voces, é incomodando al vecindario. Exaspéranse los habitantes con tan irregular comportamiento, reúnense, emprenden con la turba de obreros, y los cazan y asesinan como á bestias feroces.» /
    • 1855 Prim, J. Memoria viaje oriente [1855] Esp (CDH )
      El campo elegido para ventilar esta cuestion real o imaginaria, ha sido siempre y será el quebrantado suelo de la raza de Osman, que semejante á un yunque golpeado con fuertes martillazos, se ve siempre castigado por guerras de interés propio ó combinado.
    • 1895 Dicenta, J. Juan José [1992] Esp (CDH )

      Juan José¡Qué sé yo!... Es una idea que se me ha metido aquí dentro (Señalando la frente.)poco a poco, pero con fuerza; igual que si me la hubieran clavaoa martillazos; y no puedo deshacerme de ella, y me martiriza, y me azuza *y me tiene como sobre carbones encendíos.

    • 1902 Azorín Voluntad [1989] Esp (CDH )
      "En seguida lo extendieron sobre la cruz, y habiendo estirado su brazo derecho sobre el brazo de la cruz, lo ataron fuertemente; uno de ellos puso la rodilla sobre su pecho sagrado, otro le abrió la mano, y el tercero apoyó sobre la carne un clavo grueso y largo, y lo clavó con un martillo de hierro. Un gemido dulce y claro salió del pecho de Jesús: su sangre saltó sobre los brazos de los verdugos. He contado los martillazos, pero se me han olvidado..."
    • 1948 Gmz Serna, R. Automoribundia [1948] Esp (CDH )
      La visión de los clavos negros del esterero con su cabeza estriada y el oír sus martillazos que sonaban a madera junto al zócalo, hacía que nos acordásemos de los crucificadores de Cristo, clavando sus pies y sus manos sobre la cruz tumbada en el suelo.
    • 1953 Carpentier, A. Pasos [1985] 119 Cuba (CDH )
      A veces, sin embargo, se producía una pausa repentina. Parecía que todo hubiera terminado. Se escuchaba el llanto de un niño enfermo en el vecindario, cantaba un gallo, golpeaba una puerta. Pero, de pronto, irrumpía una ametralladora y volvíase al estruendo, siempre apoyado por el desagarrado ulular de las ambulancias. Un mortero acababa de abrir fuego cerca de la Catedral antigua, en cuyas campanas topaba a veces una bala con sonoro martillazo. «Eh, bien, c'est gai!», exclamó a nuestro lado una mujer de voz cantarina y grave, con acento algo engolado, que se nos presentó como canadiense y pintora, divorciada de un diplomático centroamericano.
    • 1964-1967 Cabrera Infante, G. Tristes Tigres [1967] Cuba (CDH )
      De algún lado, de abajo, quizás, (aunque debajo no debía quedar otro recinto que lo que Julio Averno llamaba el salón del viento fenomenal) llegaron unos ruidos que no podían ser una respuesta, porque eran martillazos bien claros. Arreglaban el elevador. Empecé a subir la escalera y sentí un vértigo invertido (¿es que esa sensación existe?): si hay algo que detesto más que bajar una escalera oscura, es subir una escalera oscura.
    • 1988 Rojo, J. A. Hotel Madrid [1988] Bolivia (CDH )
      En fin, que si este libro fuera un libro de filosofía, yo le diría, como Nietzsche, que tal vez filósofo a martillazos. Pero como no lo es, sólo puedo decir que no persigo construcción alguna y que igual, por eso, mi escritura es sólo escombros y por tanto, palabras desde las ruinas.
    • 1995 Adoum, J. E. Ciudad sin ángel [1995] 39 Ecuador (CDH )
      "Gracias por la segunda parte, dijo él, pero más importante es la otra. Aquí no les interesa conocer a nadie y en su mundo los extranjeros tenemos que abrirnos paso a codazos, a martillazos, a pincelazos, o enloqueciendo y suicidándose como Van Gogh, o muriendo de hambre como Modigliani, y luego no les queda más remedio que reparar en ellos." Día a día fue creciendo el material que ella llamaba "mi memoria: porque cada nuevo cuadro tuyo me recuerda una tarde que pasamos juntos, una manera cada vez diferente de amarnos, todo cuanto me das.
    • 2001 Obando Bolaños, A. Violento paraíso [2001] Costa Rica (CDH )

      Y la nave encendió la propulsión atómica a toda velocidad. Apenas tuvo tiempo de acomodarse bien en el sillón cuando lo alcanzó una onda de choque monstruosa. Hasta sus órganos internos sentían el gigantesco martillazo que les llegaba desde afuera. Unos segundos más de la más desagradable batida, y de repente, todo fue calma.

    • 2005 Iwasaki, F. Neguijón Perú (CDH )

      Sentir junto a la lengua y las encías el roce pringoso de aquel instrumento barnizado de coágulos, humores y pus era tan repugnante como imaginar que su boca se había convertido en el cubil de una serpiente. Y sin embargo, el violento tirón de la muela ni siquiera le iba a doler como uno solo de los martillazos que sufrió Nuestro Señor cuando lo clavaron en la cruz.

    • 2020 Arriaga, G. Salvar el fuego [2020] Mx (CORPES)
      Cuando trata de dormir oye martillazos sobre la tapa de acero. Se sobresalta. ¿Quién toca así? Pone atención. Graniza. Ton, ton, ton, ton, ton. El puto granizo de verano. Bolas de billar cayendo del cielo. El sonido atronador. Casi una balacera. Otra vez: ton, ton, ton. Ahora sí puede volverse loco de verdad. Cómo escapar a ese traqueteo de hielo.
    • 1525-1547 Schz Badajoz, D. Recopilación en metro p. 197 Esp (BD)
      Triste de mí, sins sosiego, / Perdido por malos azos, / Si me han de dar martillazos / Y lanzarme en aquel huejo, / Pues soncas bien pague al crego / Ogaño la confussion, / Si él marró la solucion / Tórneme mi ochavo luégo.
    • 1584 Hnz Blasco, F. Vniversal redencion [1623] p. 251 Esp (BD)
      Otro letiene asido el sacro braço, / la mano en el nivel del agugero, / la punta en la palma, i con senblate fiero, / decarga tan sobervio martillazo, / que taspasso la mano, del primero, / i entró por el barrenoapresurado / cosiendo al palo a nro Dios sagrado.
    • 1619 García, C. Codicia bienes ajenos [1959] 56 Esp (CDH )
      Porque, ordinariamente, los que han gastado sus bienes y los ajenos en buscar lo que no hallaron, vengan su rabia a martillazos sobre los siete metales que fueron causa de su ruina. Y, lo que peor es, no hay hombre en el mundo que con todas las experiencias y desdichados fines en que los alquimistas paran, no le haga la curiosidad cabriolas en al apetito y cosquillas en la voluntad, todas las veces que oye hablar desta arte.
    • 1680 Ferrus Nouvelle grammaire esp Esp (NTLLE)
      Martillazo coup de marteau.
    • 1703 Garau, F. Sabio instruido [2003] 156 Esp (CDH )
      Mas si solo assí se alcança el perdón de las culpas, yo te lo dejo a ti, para que pienses, quien de los que pecamos, y mas si lo alargamos para la última ora, quien digo es el que se presuma salvar? Pues cierto es, que el gozo, que ay en el Cielo, quando se logra la misericordia divina, no es por mil pecadores que dilatan el convertirse; sino por uno, pero que aze penitencia: Ita gaudium erit in Coelo super uno peccatore poenitentaim agente. Luc. 5. 7. Menester es que se pulan las piedras a martillazos, para que se encajen en el Templo de la gloria: Cuesta mucho de fabricarse un ijo de Dios. Apartanos de Dios infinito el pecado; y es muy tarde para desazer, y azer tanto camino, quando te mires ya enclavado en tu lecho.
    • 1703 Garau, F. Sabio instruido [2003] 227 Esp (CDH )
      Scalpri salubris ictibus, et tunsione plurimâ, Fabri polita malleo, hanc saxa molem construunt. Hymn. dedic. Eccles. ni ay duda sino que se azen a martillazos las coronas: Pero veo, que nada parecen de afuera las perlas, y sin embargo oigo en San Juan, que abren las puertas del Cielo. Ellas se conciben del rozio mas puro, o digamoslo assí, de las lagrimas, que llora el alba, por los ojos de las estrellas: crianse en el corazón de la concha, o son el corazón echo perla: engastanse en el oro, sin que ni la rueda las muela, como al diamante, o las roze para pulirlas; ni para purificarlas a de abrasarlas el fuego, como al oro: ni es menester martillo, que las forme; y teniendo de nacar ya cuna, aun las trata con mas blandura en el engaste el oro.
    • 1703 Garau, F. Sabio instruido [2003] 246 Esp (CDH )

      Faltóles al duro corazón destos ombres el martillo: no fue bastante el golpeo tantas vezes repetido de la Vara de Moisen; golpe de martillo de hierro era menester; y porque no uvo martillo, se quedó en su dureza, y pereció. Bien está que en Templo de la Jerusalen gloriosa no se escuche el martillo, ni otro hierro: Malleus, et securis, et omne ferramentum, non fuit audita in domo, cum aedificaretur. 3. Reg. 6. 7.Pero esso es, cum aedificaretur, quando se encajan las piedras en su lugar, y en la gloria; pero es menester que vaian labradas ya a martillazos; que las pulan: De lapidibus dolatis, atque perfectis aedificata est. Ibi.

    • 1703 Garau, F. Sabio instruido [2003] Esp (CDH )

      74. Nescitis quid petatis. Mat. 20. 22.dijo la primera verdad a los primeros pretendientes de su corte, y en ellos a todos los ambiciosos: no sabeis lo que os pedis: y es necedad lastimosa; pero de muchos, el desear, y pedir lo que no se sabe que es, y se supiera, no se deseára jamás. Nunca deseára el oro llegar a ser resplandeciente corona, si atendiera a las ogueras; martillasos, y limas que le án de dar el esplendor.

    • 1753 Jove Muñiz, J. Jovial christiano, I p. 199 Esp (BD)
      Pongamos por exemplo, que el martillo pese un quarenton, ó la quarta parte de una libra, y que, al descargar el golpe, lleve un grado de impulso, que despues le toca á la plancha, ó losa sacudida, es dos mil y quatrocientas veces menor, porque la fuerza del martillazo se repartió en dos mil y quatrocientas partes de la dicha plancha de 600. libras de peso; con que todo quanto el pecho se puede hundir, ó comprimirse en fuerza del golpe, será cosa tan imperceptible lo que podrá lastimarse.
    • 1786 Montengón, P. Eusebio [1998] Esp (CDH )
      Enfurecido como estaba, no pudiendo dudar que se llevan el coche y caballos los cocheros y que los mesoneros les habían facilitado el robo, eché mano de un martillo o brazo de silla rota con que tropecé al acudir a la ventana, y echándome sobre el mesonero que venía con luz para informarse de qué era lo que me sucedía, le descargo tal martillazo, que si no hubiera reparado el golpe con la vela y candelero, lo dejara allí descalabrado. La mesonera, que venía con él, comienza a gritar; gritaba yo también, y así a oscuras daba tales palos de ciego por aquel cuarto, que si por buena suerte no se me hubieran escapado con el favor de las tinieblas, les hubiera hecho la cuenta con paga cabal.
    • c1788-c1796 Forner, J. P. Exequias Leng cast [2000] 326 Esp (CDH )
      La rancia novedad de la poesía alejandrina mereció solemnísimos silbos de la mosquetería del Parnaso, viendo que los cuatro martillazos, que a unas mismas distancias, en cada dos versos, descarga la tal poesía sobre la pobre oreja española, destruían en ella la varia y fecunda armonía de nuestra lengua, que hasta ahora no ha necesitado tomar lecciones de las fraguas ni de los batanes para construir sus versos, y, desde luego, convinieron en que un poeta filósofo, que desempeña su título echando por tierra la gala, soltura y belleza de nuestros números, debía de tener una filosofía muy orejuda y una poesía muy machacona, semejante al ruido que hace un mulo de Arévalo (o sea, de la Laponia), cuando camina lentamente, bien cargado de barras de plomo, por una calzada.
    • 1793-1797 Fdz Moratín, L. Viaje Italia [1991] 409 Esp (CDH )
      Otro, metido entre quatro palos, cubiertos con una cortina, da al público un drama en miniatura de los desgraciados amores de Arlequín, sus disputas con Pantalone, * sus combates con Pulcinella, sin omitir aquella situación verdaderamente trágica, en que Pulcinella le sorprende, / y con una barbarie inaudita le da en la cabeza treinta o quarenta martillazos, que el menor de ellos bastaría a acabar, no digo yo con Arlequín, pero con el mismo Aicides.
    • 1801 Masdeu, J. F. Arte poética [1801] Esp (CDH )
      Á ésta la formó Vulcano á martillazos sobre el ayunque por órden y direccion de Júpiter, y con asistencia de los demas Dioses. Venus la perficionó con su hermosura, Minerva con su sabiduría, Mercúrio con su habla, Apolo con la dulzura de su canto; y así concurriéron los demas Dioses á hacerla perfectísima. Esta misma muger, aunque tan privilegiada, es la que destinó Júpiter para inficionar á todo el género humano. Mandó el sumo Dios, que ella cargase con una caxita cerrada, y la entregase, así como estaba, á Prometéo, que habia sido (como dixe ántes) el criador de los hombres.
    • 1821 Fdz Moratín, L. Cartas 1821 [1973] Epistolario Esp (CDH )

      En el cordón del Pirineo está empleada la tercera parte del egército; todos dicen que para la peste es demasiada guarnición. Parece que en mi lugar la gente honrada come y brinda y duerme al son de las representaciones y de los trágalas; y aquí se cree que esa indiferencia, unida a la debilidad del gobierno, hará que los pocos atropellen a los muchos, y les hagan despertar a martillazos y navajadas. Se acerca el reynado de los terroristas, y no tiene remedio.

    • 1816-1827 Fdz Lizardi, J. J. Periquillo Sarniento [1997] 219 México (CDH )

      A pesar de estas nulidades, estaba estudiando para padre, según decía, con tanta vocación en aquel tiempo para ser sacerdote como la que yo tenía para verdugo; sin embargo, ya estaba tonsurado y vestía los hábitos clericales porque sus padres lo habían encajado al estado eclesiástico a fuerza, lo mismo que se encaja un clavo en la pared a martillazos; y esto lo hicieron por no perder el rédito de un par de capellanías *gruesas que había heredado.

    • 1816-1827 Fdz Lizardi, J. J. Periquillo Sarniento [1997] 649 México (CDH )
      Con esto, dando propiamente un martillazo en el clavo y ciento en el cajón, encerramos a la difunta en el sepulcro, cuidando también de no amontonar mucha tierra encima para que nos fuera más fácil la exhumación. El entierro se concluyó y los dolientes y mirones se fueron a sus casas creyendo que quedaba tan enterrado el cadáver como el que más.
    • 1816-1827 Fdz Lizardi, J. J. Periquillo Sarniento [1997] México (CDH )
      He leído * que en la Persia a los usureros les quiebran los dientes a martillazos, y a los panaderos fraudulentos los arrojan en un horno ardiendo. En Turquía a los mismos les dan de palos y multan por primera y segunda vez, y por tercera los ahorcan en las puertas de sus casas, en las que permanece el cadáver colgado tres días. En Moscovia a los defraudadores de la renta del tabaco se les azota hasta descubrirles los huesos.
    • 1842 Lafuente, M. Viajes fray Gerundio [1842] II, 387 Esp (CDH )
      «Llega el arzobispo; y cuando le tubieron á tiro, y cuando él miraba á todos lados buscando sus operarios, ¡ira de Dios! descarga sobre su apostólica humanidad una horrorosa lluvia de piedras, y acertándole una peladilla en el sitio destinado al solidéo, dá con su Illma. en tierra. Avalánzase entonces á él el ejército coligado, y á martillazos ponen fin á sus dias. Pero tras del pecado les vino la pena. Orgullosos los obreros con su triunfo, salen como locos por la ciudad dando descompasadas voces, é incomodando al vecindario. Exaspéranse los habitantes con tan irregular comportamiento, reúnense, emprenden con la turba de obreros, y los cazan y asesinan como á bestias feroces.» /
    • 1849 Navarro Villoslada, F. Doña Urraca [2003] Esp (CDH )

      Pero ni al verse desamparada, sola, sin el obispo, sin los ricoshombres, sin guardia apenas en aquellos lugares peligrosos, testigos de su humillación y del incomprensible abandono del conde de Lara; ni el estar sintiendo a todas horas martillazos de los artífices que alzaban arcos triunfales con los escombros de un trono demolido, nada pudo mover a Doña Urraca para que dejase aquel pueblo hasta tener noticia de la completa restauración del ricohombre de Altamira.

    • 1853 Domínguez, R. J. DiccNacional (NTLLE)
      Martillazo, s. m. Golpe fuerte dado con el martillo.
    • 1855 Prim, J. Memoria viaje oriente [1855] Esp (CDH )
      El campo elegido para ventilar esta cuestion real o imaginaria, ha sido siempre y será el quebrantado suelo de la raza de Osman, que semejante á un yunque golpeado con fuertes martillazos, se ve siempre castigado por guerras de interés propio ó combinado.
    • 1869 RAE DRAE 11.ª ed. (NTLLE)
      Martillazo. m. El golpe fuerte dado con el martillo.
    • 1872 Fuentes Ponte, J. Murcia que se fue [1872] 107 Esp (CDH )

      [...] quejábanse mucho al propio tiempo, riñendo cada uno sobre si era mioó no era mio, si habia renegaoó no renegao; sobre si del Rey Mizifuz venia su progenie, ó alcuzcúz dábanles á comer en sus casas; recordándose que en otra vida habian sido moros, aunque ahora tuvieren pelo de dominicos, romanos ó de Angola; llamándose feoy refeoel uno al otro: al acometer con fuerte combate que fuerte debió ser, enmarañáronse y cayeron á la calle blasfemando segun parecia por sus vociferaciones, esclafándose ántes en otros bultos que dentro y fuera una reja comunicando amor estaban por entre los garranchos, gavilanes, alicatados y cresterias de labor fina de aquella secretaria, que á fuerza de martillazos forjádose habia con primor, y á la violencia de los afectos debia ceder algun dia con terneza concertando boda.

    • 1875 Pz Galdós, B. Batalla Arapiles [2002] Esp (CDH )

      Su insistencia y el empeño de llevarnos hacia las afueras de la ciudad, infundió en mí terrible sospecha.

      Miss Fly redobló los martillazos, diciendo:

      — Será preciso echar la puerta abajo, si no abren.

      Los garabatos de hierro que reforzaban la puerta, se contrajeron, haciendo muecas horribles, signos burlescos, figurando no sé si extrañas sonrisas o mohínes o visajes de misteriosos rostros.

    • 1884-1885 Clarín Regenta [1990] Esp (CDH )

      — ¡Sus pecados! —dijo a media voz el Provisor, con los ojos clavados en la llama del quinqué— ¡si yo tuviese que confesarle los míos...! ¡Qué asco le darían!

      Y dentro del cerebro, como martillazos, oía aquellos gritos de don Santos:

      "¡Ladrón... ladrón... rapavelas!"

    • 1884-1885 Clarín Regenta [1990] II, 210 Esp (CDH )

      Entraba en su despacho. Volvía entonces a sus máquinas y colecciones; a veces tenía que clavar, serrar o cepillar. ¿Cómo no hacer ruido? Sobre todo, el martillo atronaba la casa. Quintanar lo forró con bayeta negra, como un catafalco, y así clavaba; los martillazos apagados tenían una resonancia mate, fúnebre, de mal agüero, que llenaba de melancolía a don Víctor. Los canarios, jilgueros y tordos de su pajarera, que hacían demasiado ruido, fueron encerrados bajo llave, para que no llegasen sus cánticos profanos al tocador-oratorio de la Regenta.

    • 1884-1885 Clarín Regenta [1990] II, 322 Esp (CDH )
      Todo esto que había oído sin entenderlo volvía a su memoria con sentido claro, preciso y como otras tantas lecciones de la experiencia... ¡Querían corromperla! Aquella casa... aquel silencio... aquella doña Petronila... Ana sintió asco, vergüenza y corrió a buscar la puerta. Salió sin despedirse. Llegó a su casa. Don Víctor atronaba el mundo a martillazos. Construía un puente modelo que pensaba presentar en la exposición de San Mateo. Ya no forraba el martillo con bayeta, no, el hierro chocaba contra el hierro, el estrépito era horrísono.
    • 1884-1885 Clarín Regenta [1990] II, 322 Esp (CDH )
      Ya no forraba el martillo con bayeta, no, el hierro chocaba contra el hierro, el estrépito era horrísono. "Allí era él el amo, prueba de ello que su mujer había ido al baile: se había acabado el Paraguay, no más misticismo; una prudente piedad heredada de nuestros mayores y basta y sobra. Por lo demás, actividad, industria y arte... mucha comedia, mucha caza, y mucho martillazo. ¡Zas, zas, zas, pum! ¡Viva la vida!" Así pensaba don Víctor, ceñida al cuerpo la bata escocesa, y clava que te clavarás, en su nuevo taller, en un cuartucho del piso bajo, con puerta al patio.
    • 1884-1885 Clarín Regenta [1990] II, 323 Esp (CDH )
      Ana contempló en silencio a su marido. "¡Era su padre! ¡Le quería como a su padre! Hasta se parecía un poco a don Carlos. Aquel sol de Febrero, promesa de primavera; aquel ambiente fresco que convidaba a la actividad, al movimiento; aquellos martillazos, aquellos silbidos, aquellas nubecillas ligeras que cruzaban el cuadrado azul a que servía de marco el alero del tejado... todo aquello edificaba. ¡Aquélla era su casa, allí era ella la reina, aquella paz era suya!" Al dejar el martillo para coger la sierra don Víctor vio a su mujer.
    • 1895 Dicenta, J. Juan José [1992] Esp (CDH )

      Juan José¡Qué sé yo!... Es una idea que se me ha metido aquí dentro (Señalando la frente.)poco a poco, pero con fuerza; igual que si me la hubieran clavaoa martillazos; y no puedo deshacerme de ella, y me martiriza, y me azuza *y me tiene como sobre carbones encendíos.

    • 1902 Azorín Voluntad [1989] Esp (CDH )
      "En seguida lo extendieron sobre la cruz, y habiendo estirado su brazo derecho sobre el brazo de la cruz, lo ataron fuertemente; uno de ellos puso la rodilla sobre su pecho sagrado, otro le abrió la mano, y el tercero apoyó sobre la carne un clavo grueso y largo, y lo clavó con un martillo de hierro. Un gemido dulce y claro salió del pecho de Jesús: su sangre saltó sobre los brazos de los verdugos. He contado los martillazos, pero se me han olvidado..."
    • 1905 Pardo Bazán, E. Quimera [1991] Esp (CDH )

      — Padrino —murmuró—, ¿no es raro que mi corazón funcione perfectamente? ¡Tantos martillazos como he recibido en él! Está visto que mi mal no lo curas tú ni todos tus colegas... Pertenece al dominio de lo desconocido...

    • 1905 Pardo Bazán, E. Quimera [1991] Esp (CDH )
      Los nombres de los grandes pintores franceses, como clavos hincados por martillazo seguro, habían penetrado en su cerebro, y advertía, al perderse en las vías de la amada Metrópoli, esa impresión a la vez prevista y honda de los sitios respirados moralmente antes de haberles bebido el aire.
    • 1912 Álvz Quintero, S. / Álvz Quintero, J. Malvaloca p. 12 Esp (BD)
      Y se conose que pa sus barbas fué y se dijo: "Hombre, hombre, esa campana suena demasiao bien pa está en Las Canteras. que ar fin y ar cabo no es más que un pueblo." Y á un angelito que andaba de viaje por Andalusía le mandó que la cascara de un martiyaso.
    • 1914 Cestero, T. M. Sangre [2003] República Dominicana (CDH )

      El espectáculo de la Pasión de Nuestro Señor exigía vestidos y sombreros bonitos y de moda. Hasta el preciso momento en que las carracas sonaban, se oía el ruido de las máquinas de coser; porque eso sí, tan pronto como encerraran el jueves en la Catedral ni circulaban vehículos, ni bestias, ni se barría con escobas, ni se daba un martillazo. Un silencio de dolor envolvía las cosas, maguer las gentes rieran y los amantes aprovecharan para sus citas las ceremonias litúrgicas y las procesiones.

    • 1914 Cestero, T. M. Sangre [2003] República Dominicana (CDH )
      Los anillos muerden la piel, y los martillazos sobre la chaveta remáchanle en el hueso. La voz del hierro rebota en las piedras.
    • 1914 Ortega Gasset, J. Meditaciones Quijote [1990] 70 Esp (CDH )
      Es preciso que no hieraticemos la cultura adquirida, preocupándonos más de repetirla que de aumentarla. El acto específicamente cultural es el creador, aquel en que extraemos el logos de algo que todavía era insignificante (i-lógico). La cultura adquirida solo tiene valor como instrumento y arma de nuevas conquistas. Por esto, en comparación con lo inmediato, con nuestra vida espontánea, todo lo que hemos aprendido parece abstracto, genérico, esquemático. No solo lo parece: lo es. El martillo es la abstracción de cada uno de sus martillazos. *
    • 1916 Ambrogi, A. LTrópico II [1916] 143 El Salvador (CDH )
      El andamio de madera se destaca neto, escueto, con el acusado vigor de sus líneas y el resalte, agrio, de sus ángulos. Dos, tres carpinteros madrugadores, suben por ellos, y uno que otro martillazo comienza a oírse, prematuro. En esos momentos pasa un auto, trompeteando, y dejando tras si una nube apestosa de gasolina. Pasa también un coche tirado por una pareja de escuálidos caballos tordillos. Todo el armatoste, al rodar, rebotando sobre las piedras de la calle, suena a flojo, a hierro viejo, a cosa que se desarma. Restalla, en vano la tralla del cochero.
    • 1919 Arguedas, A. Raza [1988] Bolivia (CDH )
      Al fragor del incendio despertaron el patrón y el mayordomo, rompieron a martillazos las puertas, y en tanto que el empleado, con pretexto de salvar las bestias encerradas en el corral, se daba a la fuga en el caballo del patrón, éste en calzoncillos y desarmado, buscaba refugio en un cebadal a orillas del lago, donde seguramente le dieran muerte sus colonos si por su buena fortuna no hubiese encontrado al alcance de su miedo una balsa de pescador con los remos encima, y en la que emprendió la huida con toda la salvaje energía de un coraje poderosamente estimulado. Amaneció en la isla de Patapatani, donde el empleado le procuró lo preciso para su viaje a La Paz.
    • 1921 Pz Ayala, R. Belarmino [1996] Esp (CDH )
      Oíanse en la trastienda ahogados martillazos, alguna canción femenina y el repiqueteo de unas máquinas de coser.
    • 1924 Rivera, J. E. Vorágine [1995] Colombia (CDH )
      Esta última frase me cayó como un martillazo. ¡Yo desequilibrado! ¿Por qué? ¿Por qué? Apresuréme a devolver el golpe y fue feliz mi acometida.
    • 1926 Arlt, R. Juguete rabioso [1993] Argentina (CDH )
      — Zi era ma lindo que una rroza —y el cojo desfogaba su tristeza reblandeciendo la suela a martillazos encima de una plancha de hierro que apoyaba en las rodillas.
    • 1929 Gallegos, R. Doña Bárbara [1997] Venezuela (CDH )
      Alarmado por aquel aspecto, Santos se acercó a tomarle el pulso en el brazo péndulo fuera del chinchorro y sintió bajo sus dedos el martillazo de la tensión arterial. Se quedó un rato contemplándolo, compasivamente.
    • 1929 Gallegos, R. Doña Bárbara [1997] Venezuela (CDH )
      Se manotearon, y, levantando polvareda, vibraron los relinchos y sonó el martillazo de la dentellada del rucio en el aire; la del Cabos Negros lo había alcanzado en la tabla del pescuezo. Una segunda arremetida, buscando la nuca, y otra encima sin darle tiempo de rehacerse.
    • 1937 Pellicer, C. Horas [2002] 105 Antología México (CDH )
      Abajo, la ciudad arterialmente / bebe la gasolina. / Y el ritmo microbial que la devora / es un hermoso caos. / Solos, los dos obreros / desmoronan la altura a martillazos / y son, azules y altos, vértigos prisioneros. / Los grupos de figuras / equilibré con onzas de poema, / la voz lineal y las palabras mudas.
    • 1941 Alegría, C. Mundo [1978] Perú (CDH )
      Se encrespaban y distendían los nervios y las venas, palpitaban los bíceps, todas las masas de torneada y exacta proporción se erguían e inclinaban rítmica y armoniosamente, en tanto que el hierro se quejaba y cedía a cada martillazo. Como todo hombre consciente de su fuerza, Prieto era de carácter tranquilo y hasta alegre. Terminaba la jornada diaria canturreando y él y sus ayudantes sentábanse a una tosca mesa donde la mujer del herrero servía el yantar... El hambre lo hacía siempre magnífico. El herrero dirigía la conversación charlando de las incidencias del trabajo. Una de las combas estaba por partirse. Las herramientas venían mejor antes... ¡Esos aceros, esas limas! Duraban años.
    • 1933-1946 Asturias, M. Á. Señor Presidente [2000] Guatemala (CDH )
      Llamó con saña, como si diera de martillazos en la cabeza de un enemigo. Sentía los pies pesados, la boca amarga, la lengua como estropajo y en los dientes la bullidora picazón del miedo.
    • 1947 Yáñez, A. Filo Agua [1992] México (CDH )

      — Todo el santo día estuve oyendo el serrucho y los martillazos de don Gregorio —con lo cerca que lo tengo—, y era como si me cortaran las sienes y me diera cada golpe en el corazón, pensando no más en la pobrecita de su mamá, tan buena que fue siempre conmigo, y tanto que me socorría —dice la costurera, mientras piensa: — "¿Ustedes no me irán a dar algo que sirva, y no nomás desperdicios y garritas, como los que de cuando en cuando me regalaba la difunta?"

    • 1947 Yáñez, A. Filo Agua [1992] México (CDH )
      — Todo el día estuve oyendo el serrucho y los martillazos de don Gregorio, como si fueran sobre mi cabeza...

      Ni el señor cura, ni ninguno de los padres han querido ceder a las razones de don Timoteo, que tampoco quiere que se sepa el asunto. La dificultad le golpea el ánimo más que ninguna otra de las malas ideas que lo asedian.

    • 1947 Yáñez, A. Filo Agua [1992] México (CDH )

      — Siquiera no clavaron la tapa. Es un consuelo que no más la cerraron suavecito y con llave, como una petaquilla. Me hubiera muerto con los martillazos —dice Clementina entre sollozos; con ligera transición añade—: ¡lo que ha sucedido es horrible!

    • 1930-1948 Asturias, M. Á. Leyendas Guatemala [1977] Guatemala (CDH )

      ¡Lo sobrenatural! Un escalofrío le cepilló la espalda.

      El corazón le daba martillazos, como a la Virgen desustanciada en presencia del Arcángel. Poco necesitó, sin embargo, para recobrarse y reír entre dientes de la pelotita. Sin cerrar el libro ni levantarse de su asiento, agachóse para tomarla del suelo y devolverla, y a devolverla iba cuando una alegría inexplicable le hizo cambiar de pensamiento: su contacto le produjo gozos de santo, gozos de artista, gozos de niño...

    • 1948 Gmz Serna, R. Automoribundia [1948] Esp (CDH )
      La visión de los clavos negros del esterero con su cabeza estriada y el oír sus martillazos que sonaban a madera junto al zócalo, hacía que nos acordásemos de los crucificadores de Cristo, clavando sus pies y sus manos sobre la cruz tumbada en el suelo.
    • 1948 Gmz Serna, R. Automoribundia [1948] Esp (CDH )
      Sólo la bondad de aquellos hombres borraba el sadismo martirizador a que sabían sus clavos y a que sonaban sus martillazos.

      Cuando cosían las esteras eran como sastres del terráqueo y le hacían chaleco de estera.

    • 1948 Gmz Serna, R. Automoribundia [1948] Esp (CDH )

      — Si bien en una casa de vecindad esa lápida no era de mal augurio, al entrar en un hotel nuevo y ya de nosotros solos, ¿no te parece que sería señalar nuestro propio nicho al empotrarla en tu cuarto?

      Tenía razón mi padre y partí a martillazos la querida lápida.

      Por cierto que el casero al ver la destrucciónde mi despacho, dijo:

      — Todo me lo explico, lo que ha hecho en las paredes, ese hueco de cementerio, todo... ¿Pero qué ha hecho en el techo?

    • 1948 Gmz Serna, R. Automoribundia [1948] Esp (CDH )
      2º No calculéis el daño que os haríais en los nudillos si se os escapa el martillo porque os daréis el martillazo.

      3º No tengáis clavos en la mano izquierda mientras clavéis un clavo con la derecha porque os los clavaréis.

    • 1948 Marechal, L. Adán Buenosayres [1999] Argentina (CDH )
      Sucedió que la joven, inesperadamente, comenzó a manifestar señales de una rara dolencia, la cual hacía crisis a medianoche y en el instante cabal en que del otro lado de la pared resonaban tres fuertes martillazos. Día tras día, no bien los campanarios daban la medianoche, se oían los tres martillazos en el muro y la enferma se agravaba.
    • 1948 Marechal, L. Adán Buenosayres [1999] Argentina (CDH )
      Sucedió que la joven, inesperadamente, comenzó a manifestar señales de una rara dolencia, la cual hacía crisis a medianoche y en el instante cabal en que del otro lado de la pared resonaban tres fuertes martillazos. Día tras día, no bien los campanarios daban la medianoche, se oían los tres martillazos en el muro y la enferma se agravaba. Un mes duró su agonía inexplicable; al cabo del cual, y con el último golpe de martillo, la mujer entregó su alma.
    • 1948 Marechal, L. Adán Buenosayres [1999] 437 Argentina (CDH )

      ¡Allá me aguardaba el Secretario! Señores, al evocar la siniestra figura de aquel hombrecito, me sobrecoge todavía un malestar indefinible: reseco y duro como un cascote, sin un atisbo de luz en sus ojos ni expresión alguna en su cara, luctuoso de traje y funeral de camisa, el sujeto aquel rezumaba, sin embargo, no sé yo qué ironía sutil, qué fluido socarrón, qué malevolencia demoníaca; era como un sudor invisible que le manaba de los poros, y tan ofensivo en su misterio, que algunas veces, ante mi hombre, llegué a sentir el deseo brutal de romperle la cara a martillazos, como hacen los niños con sus juguetes, sólo por saber qué tenía él adentro, más allá de su envoltura inescrutable.

    • c1928-a1952 Fernández, M. Museo Eterna [1993] 202 Argentina (CDH )
      En fin, compitiendo con Quizagenio en el despliegue de las bromas conquistadoras, la Dulce-Persona hizo averiguar cuál era el hombre de Buenos Aires más incapaz de manipular máquinas y a la vez más miope, y le mandó de regalo una radio en exaltado funcionamiento, dotada de un cierre muy complicado y diminuto, lo que hizo del al principio obsequio una calamidad final, ya que el pobre hombre no sabía cómo librarse del aparato para dormir o descansar, porque aunque miope y torpe era agradecido y gentil y no podía hacerlo callar de un martillazo.
    • 1953 Carpentier, A. Pasos [1985] 119 Cuba (CDH )
      A veces, sin embargo, se producía una pausa repentina. Parecía que todo hubiera terminado. Se escuchaba el llanto de un niño enfermo en el vecindario, cantaba un gallo, golpeaba una puerta. Pero, de pronto, irrumpía una ametralladora y volvíase al estruendo, siempre apoyado por el desagarrado ulular de las ambulancias. Un mortero acababa de abrir fuego cerca de la Catedral antigua, en cuyas campanas topaba a veces una bala con sonoro martillazo. «Eh, bien, c'est gai!», exclamó a nuestro lado una mujer de voz cantarina y grave, con acento algo engolado, que se nos presentó como canadiense y pintora, divorciada de un diplomático centroamericano.
    • 1953 Carpentier, A. Pasos [1985] Cuba (CDH )
      Ya se alzaba, sobre un túmulo de viejos terciopelos mordidos por los hongos, el ataúd aun resonante de martillazos, hincado de gruesos clavos plateados recién traído por el Carpintero, que nunca fallaba en lo de dar la exacta medida de un difunto, pues su memoria precavida conservaba la humana mensuración de todos los vivos que moraban en la villa. De la noche surgían flores demasiado olorosas que eran flores de patios, de alféizares, de jardines recobrados por la selva —nardos y jazmines de pétalos pesados, lirios silvestres, cerosas magnolias—, apretados en ramos, con cintas que ayer adornaban peinados de bailar.
    • 1953 Carpentier, A. Pasos [1985] 330 Cuba (CDH )
      El Adelantado se sitúa en su primer capítulo, y hubiera podido permanecer a su lado si mi oficio hubiera sido cualquier otro que el de componer música —oficio de cabo de raza. Falta saber ahora si no seré ensordecido y privado de voz por los martillazos del Cómitre que en algún lugar me aguarda. Hoy terminaron las vacaciones de Sísifo.
    • 1962 Carpentier, A. Siglo luces [1979] Cuba (CDH )
      No habían dado las nueve, al día siguiente, cuando Sofía, sacada del sueño por los martillazos, los ruidos de sierras y poleas, las voces de los obreros que llenaban la casa, bajó al salón, donde ocurría algo raro. El Albacea, sonriendo a medias, estaba sentado en una butaca, frente a las que, a cierta distancia, con trazas de jueces en un tribunal, ocupaban Carlos y Esteban, ceñudos, demasiado serios, demasiado expectantes.
    • 1962 Carpentier, A. Siglo luces [1979] 62 Cuba (CDH )
      Ustedes no se merecían otra cosa". Y ante la cara interrogante y enojada de Víctor: "Mi hermano Vincent ha sido ejecutado en la Plaza de Armas del Cabo Francés: le quebraron el cuerpo a golpes de barra de hierro. Dicen que los huesos le sonaban como nueces rotas a martillazos". "¿Los sublevados?", preguntó Víctor. "No. Ustedes", respondió el médico con ojos de una sombría fijeza, que miraban sin mirar.
    • 1962 Carpentier, A. Siglo luces [1979] 87 Cuba (CDH )
      Con algo de rito proseguían los hombres negros su nocturnal labor de ensamblaje, sacando piezas, correderas, bisagras, de las cajas que parecían ataúdes: ataúdes demasiado largos, sin embargo, para seres humanos; con anchura suficiente, sin embargo, para ceñirles los flancos, con ese cepo, ese cuadro, destinado a circunscribir un círculo medido sobre el módulo corriente de todo ser humano en lo que le va de hombro a hombro. Comenzaron a sonar martillazos, poniendo un ritmo siniestro sobre la inmensa inquietud del mar, donde ya aparecían algunos sargazos... "¡Conque esto también viajaba con nosotros!", exclamó Esteban.
    • 1962 Carpentier, A. Siglo luces [1979] Cuba (CDH )
      Poco después sonaron las dianas, y, hacia las ocho, con una granizada de martillazos, empezaron a alzarse mástiles, banderolas, guirnaldas y alegorías en la ci-devant Plaza Sartines, donde la banda de los Cazadores de los Pirineos, de gran uniforme, arrancó a tocar aires revolucionarios, con un relumbrante estrépito de cornetas y batería turca. Varios carpinteros armaban un estrado, desde donde habrían de presidir las autoridades una pregonada ceremonia cívica. Abandonando sus casas en ruinas, un gentío invadía la plaza, atraído por el insólito concierto matinal.
    • 1962 Carpentier, A. Siglo luces [1979] 161 Cuba (CDH )
      Había guijarros envueltos en paños ensangrentados; gallinas negras colgadas de un dintel, cabeza abajo; o bien lazos de cabellos humanos, fijos en la puerta por un clavo —un clavo ignorado, donde todo clavo tenía su precio, hundido poco antes, sin que sonara un martillazo. Una atmósfera de maleficios envolvía a los deportados, bajo las nubes negras que parecían pesar sobre los techos. Recordaban algunos, para tranquilizarse, a las brujas de Bretaña o los dañosos del Poiou, aunque sin poder conciliar ya un sueño apacible, al saberse rondados, vigilados, visitados por oficiantes nocturnos que nunca dejaban huellas y se valían de signos misteriosos para afirmar su presencia.
    • 1962 Carpentier, A. Siglo luces [1979] 229 Cuba (CDH )
      Aquí eran terraplenes, escalinatas, acueductos arcadas nacidas de un cercano yacer de piedras talladas que mal atacaban, ensangrentando las manos de los peones, unos cinceles siempre devueltos a las forjas porque se mellaban al cabo de diez martillazos. Asistíase, en todas partes, a una proliferación de tirantes y vigas, de tornapuntas y ménsulas, de levantamientos y enclavaciones. Se vivía en el polvo, el yeso, el serrín, la arena y el granzón, sin que Sofía acertara a explicarse lo que se proponía Víctor, con esas obras múltiples, que siempre modificaba sobre la marcha, rompiendo con los lineamientos de planos cuyos papeles enrollados le salían por todos los bolsillos del traje.
    • 1962 Fuentes, C. Muerte Artemio Cruz [1962] 61 México (CDH )
      No escapó a la perspicacia del viejo, mientras reclinaba la cabeza contra el respaldo de cuero y entrecerraba los ojos para ver mejor a su contrincante, que este hombre acarreaba una nueva experiencia, forjada a martillazos, acostumbrada a jugarlo todo porque nada tenía. No mencionó siquiera las verdaderas razones de su visita.
    • 1963 Cortázar, J. Rayuela [1991] Argentina (CDH )
      Para colmo con ese calor se le hacía muy difícil enderezar clavos martillándolos en una baldosa (cualquiera sabe lo peligroso que es enderezar un clavo a martillazos, hay un momento en que el clavo está casi derecho, pero cuando se lo martilla una vez más da media vuelta y pellizca violentamente los dedos que lo sujetan; es algo de una perversidad fulminante), martillándolos empecinadamente en una baldosa (pero cualquiera sabe que) empecinadamente en una baldosa (pero cualquiera) empecinadamente.
    • 1963 Cortázar, J. Rayuela [1991] 195 Argentina (CDH )
      En ese mismo momento se pegó un martillazo de lleno en el dedo pulgar. El frío que lo invadió fue tan intenso que tuvo que revolcarse en el suelo para luchar contra la rigidez de la congelación. Cuando por fin consiguió sentarse, sacudiendo la mano en todas direcciones, estaba empapado de pies a cabeza, probablemente de nieve derretida o de esa ligera llovizna que alterna con las lívidas flores del espacio y refresca la piel de los lobos.
    • 1963 Cortázar, J. Rayuela [1991] Argentina (CDH )
      Repetirlo quince mil veces, como martillazos en la pared. ¿Qué se busca? ¿Qué es esa conciliación sin la cual la vida no pasa de una oscura tomada de pelo? No la conciliación del santo, porque si en la noción de bajar al perro, de recomenzar desde el perro o desde el pez o desde la mugre y la fealdad y la miseria y cualquier otro disvalor, hay siempre como una nostalgia de santidad, parecería que se añora una santidad no religiosa (y ahí empieza la insensatez), un estado sin diferencia, sin santo (porque el santo es siempre de alguna manera el santo y los que no son santos, y eso escandaliza a un pobre tipo como el que admira la pantorrilla de la muchacha absorta en arreglarse la media torcida), es decir que si hay conciliación tiene que ser otra cosa que un estado de santidad,* estado excluyente desde el vamos.
    • 1964-1967 Cabrera Infante, G. Tristes Tigres [1967] Cuba (CDH )
      De algún lado, de abajo, quizás, (aunque debajo no debía quedar otro recinto que lo que Julio Averno llamaba el salón del viento fenomenal) llegaron unos ruidos que no podían ser una respuesta, porque eran martillazos bien claros. Arreglaban el elevador. Empecé a subir la escalera y sentí un vértigo invertido (¿es que esa sensación existe?): si hay algo que detesto más que bajar una escalera oscura, es subir una escalera oscura.
    • 1970 Borges, J. L. Informe Brodie [1986] Argentina (CDH )
      Espinosa sintió que eran como niños, a quienes la repetición les agrada más que la variación o la novedad. Una noche soñó con el Diluvio, lo cual no es de extrañar; los martillazos de la fabricación del arca lo despertaron y pensó que acaso eran truenos. En efecto, la lluvia, que había amainado, volvió a recrudecer. El frío era intenso. Le dijeron que el temporal había roto el techo del galpón de las herramientas y que iban a mostrárselo cuando estuvieran arregladas las vigas.
    • 1972 Torrente Ballester, G. Saga/Fuga [1995] 602 Esp (CDH )
      Con esa intención, al menos, mi mano se mantenía agarrada al aguamanil. Añadieron a la escenografía varios haces de leña, hasta cuatro, y un poste que se aseguró al suelo con cuñas y martillazos. «Van a representar Juana de Arco», pensé, y estuve por invitar a Julia a que mirase, pues, a mí, la vida y la muerte de aquella chica siempre me han conmovido. Aunque, con texto de don Acisclo —digo yo—, quizás no saliese tan bien parada, pues, al fin y al cabo, había desobedecido a algún obispo.
    • 1973 Aguilera Malta, D. Secuestro [1973] Ecuador (CDH )
      En el sexo de ella clavó su propio sexo, como quien da un martillazo. La joven ya no pudo contenerse. Con los puños cerrados, le golpeó la cara. Él, entonces, sonrió, lo mismo que si recibiera una caricia.
    • 1976 Puig, M. Beso [2002] 210 Argentina (CDH )
      Tiembla de rabia. Va al diario, está todo cerrado porque es muy de noche, el sereno de guardia lo deja entrar sin sospechar nada, él va a su escritorio y ve que han forzado sus cajones para entregar a otro reportero el escritorio que él abandonó, y ahí por supuesto han encontrado todo el material. Entonces va a los talleres, que están lejos de ahí, y cuando llega es plena mañana ya y ve que está en las máquinas rotativas el número de esa tarde. Desesperado a martillazos para las máquinas y todo el tiraje de ese número del diario se echa a perder, porque las tintas se vuelcan y todo todo se arruina. Un destrozo de miles y miles de pesos, millones, un acto de sabotaje. Él desaparece de la ciudad, pero lo echan del sindicato y nunca más podrá trabajar como periodista en su vida.
    • 1976 Revilla, B. Guatemala: Terremoto pobres [1976] Guatemala (CDH )

      Debieran de mantener uno de estos relojes, el de la catedral, por ejemplo, estropeado para siempre, hecho monumento eterno de aquel segundo que destruyó la nación. Sonó implacable el martillazo. Un solo clavo bastó para crucificarla. Ni fue necesaria la lanzada de Longinos.

    • 1977 Vargas Llosa, M. Tía Julia [1996] Perú (CDH )

      — La ha amenazado, golpeado y violado —se destempló la voz del magistrado—. ¡Con su sucia lujuria, señor Tello!

      — ¿Con-mi-su-cia-lu-ju-ria? —repitió, hombre que acaba de recibir un martillazo, el Testigo.

      — Con su sucia lujuria, sí señor —refrendó el magistrado, y, luego de una pausa creativa:— ¡Con su pene pecador!

    • 1977 Vargas Llosa, M. Tía Julia [1996] Perú (CDH )
      No podía oír los martillazos de Lituma que convertían el templo evangelista en ratonera, porque la ex-comadrona doña Angélica, por órdenes del Padre Serafino, le había dado una pócima espesa y anestésica. Cuando la Misión estuvo tapiada, el hombre del Chirimoyo en persona la roció con kerosene. Luego persignándose, encendió un fósforo y se dispuso a arrojarlo. Pero, algo lo hizo vacilar. El ex-sargento Lituma, la trabajadora social, la ex-abortera, los perros de mendocita, lo vieron, largo y flaco bajo las estrellas, los ojos atormentados, con un fósforo entre los dedos, dudando sobre si achicharraría a su enemigo.
    • 1987 Prensa El País, 02/12/1987 [1987] Esp (CDH )
      Sotheby's había estimado que la obra rondaría los cuatro millones de libras, y el precio del martillazo fue de 3.8 millones, que, sumados al 10% de comisión, suponen el desembolso de 4.18 millones (840 millones de pesetas). La compra la realizó la galería londinense Picadilly en nombre del suizo Beyeler. El cuadro lo pintó Picasso en la primavera de 1912 como recuerdo de un viaje que acababa de realizar a la ciudad costera francesa en compañía de Georges Braque. Motivos marineros (una botella de ron, un vaso, conchas, un ancla, maromas...) forman el núcleo de la obra, parte de un grupo de ocho telas ovales "que constituyen un punto decisivo en el desarrollo del cubismo del artista", según los expertos.
    • 1988 Rojo, J. A. Hotel Madrid [1988] Bolivia (CDH )
      En fin, que si este libro fuera un libro de filosofía, yo le diría, como Nietzsche, que tal vez filósofo a martillazos. Pero como no lo es, sólo puedo decir que no persigo construcción alguna y que igual, por eso, mi escritura es sólo escombros y por tanto, palabras desde las ruinas.
    • 1972-a1992 Atahualpa Yupanqui Payador [1996] 15 Argentina (CDH )
      / Apenas el sol salía / ya estaba a los martillazos, / y entre dos a los abrazos / con los tamaños piegrones, / y por esos moldejones / las manos hechas pedazos.
    • 1992 Posse, A. Atardecer caminante [1992] Argentina (CDH )
      Redes, guinches, cargas, risas, martillazos, imprecaciones. Los sonidos se ahogan en la corriente lacia del Guadalquivir, anochece. Desde los castillos de popa, contramaestres tratando de hacerse oír, contadores de lápiz atento y de vez en cuando la silueta de algún capitán que bosteza aburrido debajo de su tricornio con vistosas plumas americanas.
    • 1992 Posse, A. Atardecer caminante [1992] Argentina (CDH )
      Vocerío de niños jugando al gallo ciego, hasta que uno llora, los últimos martillazos del talabartero, la carreta con la mula del vendedor de agua que regresa costeando el murallón del Alcázar. Después el olor profundo del aceite de oliva con el que los judíos hacen sus fritos.
    • 1992 Posse, A. Atardecer caminante [1992] Argentina (CDH )
      Se demoraba la zarpada, como suele ocurrir. Esperé en un mesón, con más de prostíbulo que de casa de comidas. Uno de los dos únicos que hay en el puerto. Ya había negros esclavos que cantaban y bailaban con tamboriles. Iban y venían las mestizas provocadoras. Gritos, risas, los martillazos y el ronquido de los serruchos de los carpinteros de costa. Los traficantes con sus fardos. El latigazo de los capataces. La marinería borracha y la mirada sin luz de los indios inmóviles, despojados, una mirada opaca (como esa de Cortés cuando me despidió en el Mesón. Su mirada era la misma, con opacidad de muerte. Era mirada de indio vencido, eso era).
    • 1995 Adoum, J. E. Ciudad sin ángel [1995] 39 Ecuador (CDH )
      "Gracias por la segunda parte, dijo él, pero más importante es la otra. Aquí no les interesa conocer a nadie y en su mundo los extranjeros tenemos que abrirnos paso a codazos, a martillazos, a pincelazos, o enloqueciendo y suicidándose como Van Gogh, o muriendo de hambre como Modigliani, y luego no les queda más remedio que reparar en ellos." Día a día fue creciendo el material que ella llamaba "mi memoria: porque cada nuevo cuadro tuyo me recuerda una tarde que pasamos juntos, una manera cada vez diferente de amarnos, todo cuanto me das.
    • 2000 Monsiváis, C. Aires familia [2006] México (CDH )
      Ante las oficinas del Canal 4 se rompen a martillazos varios televisores viejos cuyos despojos se arrojan a la basura, en respuesta al empresario Emilio Azcárraga, que afirmó no haber visto jamás aparatos de televisión tirados en la calle.
    • 2001 Obando Bolaños, A. Violento paraíso [2001] Costa Rica (CDH )

      Y la nave encendió la propulsión atómica a toda velocidad. Apenas tuvo tiempo de acomodarse bien en el sillón cuando lo alcanzó una onda de choque monstruosa. Hasta sus órganos internos sentían el gigantesco martillazo que les llegaba desde afuera. Unos segundos más de la más desagradable batida, y de repente, todo fue calma.

    • 2001 RAE DRAE 22.ª ed. (NTLLE)
      martillazo. m. Golpe fuerte dado con el martillo.
    • 2005 Iwasaki, F. Neguijón Perú (CDH )

      Sentir junto a la lengua y las encías el roce pringoso de aquel instrumento barnizado de coágulos, humores y pus era tan repugnante como imaginar que su boca se había convertido en el cubil de una serpiente. Y sin embargo, el violento tirón de la muela ni siquiera le iba a doler como uno solo de los martillazos que sufrió Nuestro Señor cuando lo clavaron en la cruz.

    • 2005 Iwasaki, F. Neguijón Perú (CDH )
      Los tarsos le emplomaron la boca a San Bonifacio con metales fundidos, a San Donato le rompieron los dientes a martillazos por orden del emperador Juliano Apóstata, y los paganos de Alejandría le arrancaron toda la dentadura a Santa Apolonia, virgen y mártir. Si doña Luisa era trigo de Dios, sólo tenía que dejarse moler en los molinos de la fe. El segundo tirón del pelicán le chascó también los huesos de la cabeza, mas Tortajada lo encajó impasible porque aquel crujido no tenía todavía el sonido cascarón de los cráneos a punto de romper.
    • 2014 RAE DLE 23.ª ed. (NTLLE)
      martillazo. m. Golpe fuerte dado con el martillo.
    • 2020 Arriaga, G. Salvar el fuego [2020] Mx (CORPES)
      Cuando trata de dormir oye martillazos sobre la tapa de acero. Se sobresalta. ¿Quién toca así? Pone atención. Graniza. Ton, ton, ton, ton, ton. El puto granizo de verano. Bolas de billar cayendo del cielo. El sonido atronador. Casi una balacera. Otra vez: ton, ton, ton. Ahora sí puede volverse loco de verdad. Cómo escapar a ese traqueteo de hielo.
  2. s. m. Golpe dado con el martillo para indicar las medidas de tiempo.
    docs. (1714-1947) 7 ejemplos:
    • 1714 Anónimo Despotismo tiempo Felipe p. 157 Esp (BD)
      Con fúnebre y espantoso zumbido sonaron luego las doce en el reloj de la Catedral. Cada martillazo descargado sobre la enorme campana era como una puñalada en el corazon de cada barcelones, era como un dardo arpado que se clavaba profundo en el pecho de cada amigo del infeliz Rocafort.
    • 1947 Yáñez, A. Filo Agua [1992] México (CDH )
      — A esta hora, sí, debieron llegar al Calvario, sí, a esta hora, sí, debieron despojarlo de sus vestiduras, sí, a esta hora, con este sol, sí, le dieron a beber vino con hiel, sí, a esta hora, debió sonar, retumbar en el tétrico silencio, desde el monte por todos los rumbos, el primer martillazo, sí, sobre la mano, sí, de Dios.
    • 1714 Anónimo Despotismo tiempo Felipe p. 157 Esp (BD)
      Con fúnebre y espantoso zumbido sonaron luego las doce en el reloj de la Catedral. Cada martillazo descargado sobre la enorme campana era como una puñalada en el corazon de cada barcelones, era como un dardo arpado que se clavaba profundo en el pecho de cada amigo del infeliz Rocafort.
    • 1851-1855 Mármol, J. Amalia [2000] Argentina (CDH )

      ¡Quién sabe! ¡La fisiología del corazón de una mujer es toda arcanos, donde la mirada de la razón se pierde!... Un reloj dio las ocho de la noche: y desde el primer martillazo se habrían podido contar los siguientes, en los latidos del corazón de Amalia a través de los encajes que cubrían su seno, y, súbitamente, el granado de sus labios y la rosa de mayo de su rostro tomaron los colores de la perla y el jazmín.

    • 1861 Angelon Manuel ¡Atrás estranjero! p. 742 Esp (BD)
      En esto hubo entre toda aquella gente un movimiento unánime de sorpresa, cual si al lado de la gente mas desprevenida se disparase un cañonazo. Era que el reloj de la Catedral acababa de hacer vibrar el primer martillazo de la media noche. Un silencio sepulcral sucedió á las conversaciones sostenidas un momento antes: únicamente el murmullo de las aguas del Ter se dejaba oir con esa monotonía del agua arrastrada al mar inmutablemente, como inmutablemente es arrastrada la vida á la muerte.
    • 1862 Angelon, M. Treinta años p. 421 Esp (BD)
      El minutero designó las siete, y en el mismo instante sonó el primer martillazo, agudo, vibrante, argentino, al cual hizo eco á lo lejos la primera campanada de un reloj de torre.
    • 1884-1885 Clarín Regenta [1990] Esp (CDH )
      Aquellos martillazos estaban destinados a ella; aquella maldad impune, irresponsable, mecánica del bronce repercutiendo con tenacidad irritante, sin por qué ni para qué, sólo por la razón universal de molestar, creíala descargada sobre su cabeza. No eran fúnebres lamentos las campanadas, como decía Trifón Cármenes en aquellos versos del Lábaro del día, que la doncella acababa de poner sobre el regazo de su ama; no eran fúnebres lamentos, no hablaban de los muertos, sino de la tristeza de los vivos, del letargo de todo; ¡tan, tan, tan! ¡cuántos! ¡cuántos! ¡y los que faltaban! ¿qué contaban aquellos tañidos? tal vez las gotas de lluvia que iban a caer en aquel otro invierno.
    • 1889 Matto Turner, C. Aves [2000] Perú (CDH )
      El viejo y único reloj del pueblo dio el duodécimo martillazo que marca la medianoche, y en el momento vibró en los espacios la sonora voz de la campana del templo. Su acento de bronce no convocaba a la oración pacífica y al retiro del alma; llamaba al vecindario a la batalla y al asalto con la imponente señal de convenio entre Estéfano y Benites y el campanero que aguardaba en la torre.
    • 1947 Yáñez, A. Filo Agua [1992] México (CDH )
      — A esta hora, sí, debieron llegar al Calvario, sí, a esta hora, sí, debieron despojarlo de sus vestiduras, sí, a esta hora, con este sol, sí, le dieron a beber vino con hiel, sí, a esta hora, debió sonar, retumbar en el tétrico silencio, desde el monte por todos los rumbos, el primer martillazo, sí, sobre la mano, sí, de Dios.
  3. Acepción lexicográfica
  4. s. m. "El golpe dado con el martillo y la herida que produce" (Moretti, DiccMilitarEspFr-1828).
    docs. (1828) Ejemplo:
    • 1828 Moretti, F. DiccMilitarEspFr Esp (BD)
      Martillazo. s. m. Coup de marteau. El golpe dado con el martillo y la herida que produce.
  5. Acepción lexicográfica
  6. s. m. "Movimiento enérgico de la muñeca para dejar caer la caña verticalmente en el segundo tiempo del lanzamiento rizado" (Pardo, DiccIctiología-1945).
    docs. (1945) Ejemplo:
    • 1945 Pardo, L. DiccIctiología (BD)
      Martillazo movimiento enérgico de la muñeca para dejar caer la caña verticalmente en el segundo tiempo del lanzamiento rizado.
  7. Acepción lexicográfica
  8. s. m. Co "Golpe dado con el trompo" (Montes Giraldo / Figueroa L. / Mora M. / Lozano R., GlosLéxicogr Atlas Colombia-1986).
    docs. (1986) Ejemplo:
    • 1986 Montes Giraldo, J. J. / Figueroa L. J. / Mora M. S. / Lozano R. M. GlosLéxicogr Atlas Colombia Co (FG)
      martillazo, golpe dado con el trompo [...].
  9. Acepción lexicográfica
  10. s. m. Esp: Merid (Can) "Trago o copa de licor que se toma de un golpe" (Corrales Zumbado / Corbella Díaz / Álvz Mtz, DiccDiferencial Canarias-1996).
    docs. (1996) 2 ejemplos:
    • 1996 Corrales Zumbado, C. / Corbella Díaz, D. / Álvz Mtz, M. Á. Tesoro LexicogrCanarias Esp (NTLLE)
      Martillazo. Copa de licor que se toma de un golpe.
    • 1996 Corrales Zumbado, C. / Corbella Díaz, D. / Álvz Mtz, M. Á. DiccDiferencial Canarias Esp (NTLLE)
      Martillazo. m. GC. Trago o copa de licor que se toma de un golpe.
estar hecho [alguien] a martillazos
    Acepción lexicográfica
  1. loc. verb. "Ser muy poco inteligente" (Schz-Boudy, DiccMayorCubanismos-1999).
    docs. (1999) Ejemplo:
    • 1999 Schz-Boudy, J. DiccMayorCubanismos Cu (BD)
      Martillazos. Estar hecho alguien a martillazos. Ser muy poco inteligente.

Diccionario histórico de la lengua española
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