Santiago Muñoz Machado (foto: RAE)

UNIVERSIDAD INTERNACIONAL MENÉNDEZ PELAYO

El director de la RAE clausura las jornadas de la UIMP sobre inteligencia artificial

18 de Julio de 2022

La Real Academia Española (RAE) organizó las jornadas sobre el español y la inteligencia artificial, enmarcadas en los cursos de verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP). La Academia, que ha ideado y lidera el proyecto LEIA (Lengua Española e Inteligencia Artificial), reunió a expertos y estudiosos en la materia con el fin de conocer cuál es el estado de nuestro idioma en la IA. 

El director de la RAE y presidente de la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), Santiago Muñoz Machado, fue el encargado de ofrecer la conferencia magistral de clausura: «Lengua española e inteligencia artificial: ¿hay un choque entre la ética, los derechos fundamentales y la IA?».

Una de las preocupaciones principales que se expusieron en las jornadas son los posibles sesgos que introduce la tecnología y que son susceptibles de derivar en discriminaciones o vulneraciones de derechos. Muñoz Machado quiso distinguir entre la autorregulación, que es la que aplican las grandes empresas a sus productos y la propia regulación: «A veces dejar el cuidado de los derechos fundamentales en manos del mercado no es suficiente, por eso hay regulaciones públicas que quieren imponer medidas concretas».

Los principios de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) sobre inteligencia artificial de 2019, la carta ética europea sobre el uso de la inteligencia artificial en los sistemas judiciales de 2018 o el informe que emitió la Comisión Europea para una IA fiable son solo algunos de los textos que han abordado este problema y que citó el director, pero puntualizó: «No son normativas exigibles; son solo recomendaciones».

El camino normativo lo ha iniciado la Unión Europea: la ley de inteligencia artificial, que es vinculante para los Estados miembros. «La propuesta quiere proteger los derechos fundamentales y controlar las fuentes de riesgo —detalló Muñoz Machado— y se estipula que pueden establecerse delegaciones con competencias que puedan certificar que una IA es ética y no compromete los derechos fundamentales».

«Creemos que esta tarea de certificación tiene que corresponder en algunos aspectos a la RAE: asegurar la calidad de las bases de datos o de los corpus que usan las máquinas es esencial. No pretendemos convertir a la Academia en una entidad certificante, pero sí que participe en los procesos —explicó—. Los corpus de la RAE añaden una vigilancia humana al automatismo».

«Las obras de la RAE han sido aceptadas siempre como normas de obligado acatamiento. Serían “derecho blando” cuyo acatamiento es imprescindible para ser aceptado en la sociedad. Por su parte, la lengua de las máquinas la determinan sus programadores. Son las propias empresas las que tienen interés en que hablen correctamente, ya que los mercados no aceptarán productos que no tengan habilidades idiomáticas mínimas», continuó Muñoz Machado. 

«La proliferación de dialectos digitales que provoquen una fragmentación del idioma sería un grave retroceso con un impacto cultural de envergadura. Esa fragmentación puede llevar a que las máquinas sean los nuevos señores de la lengua, ya que ya hay en el mundo más máquinas hablantes que humanos que hablan», aseveró el director.

Por eso, en la conferencia, Muñoz Machado insistió en la necesidad de que la tecnología tenga la transparencia y accesibilidad necesaria para poder controlarla y hacer auditorías, y que sea posible acceder a las bases de datos y algoritmos. El objetivo es evitar discriminaciones por razón de sexo, discapacidad, por motivos geográficos, etc. 

Además, el director de la RAE insistió en la importancia de exigir un buen uso del lenguaje y evitar que se oscurezca: «Se estarían vulnerando los derechos de los ciudadanos para entender las normas, la Administración, sus derechos». Cada día crece el movimiento internacional por promover el lenguaje claro: «El deber de usar el lenguaje claro está relacionado con el derecho de los seres humanos. No solo hay que enseñar bien el idioma a las máquinas, también hay que usar un lenguaje accesible y adaptar la IA a las capacidades naturales de las personas, así como lograr la accesibilidad universal para las personas con discapacidad».

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