El «Libro de buen amor» pisa bien las tablas

Esta noche se ha representado en el Teatro María Guerrero el Libro de buen amor, la segunda de las diez lecturas en vida del proyecto teatral «Cómicos de la lengua», dirigido por el académico y actor José Luis Gómez. El actor Carlos Hipólito ha sido quien ha puesto en escena una cuidada selección del poema narrativo del siglo xiv acompañado por el académico José Antonio Pascual, que ha enmarcado la obra en su contexto histórico, literario y filológico. De la música en directo se ha encargado Luis Delgado.

José Antonio Pascual ha comenzado dirigiéndose al público: «Imaginemos que pudiéramos llegarnos al siglo xiv y oyéramos contar allí una historia. Es lo que vamos a tratar de hacer, intentando recomponer aquellos momentos con nuestro ingenio, sin movernos de nuestro propio presente». Aunque, inmediatamente después, ha añadido: «No piensen las personas del público que les vamos a pedir un gran esfuerzo. Entenderán casi todo, pues no es tanto lo que nos separa de la manera de pronunciar del arcipreste de Hita».

Según José Antonio Pascual,  que ha explicado brevemente algunas de las características de la lengua medieval, como la pronunciación, la gramática o el léxico, «Juan Ruiz, como cualquiera de nosotros, hablaba una lengua que no era pura, sino muy mezclada. No solo por la interferencia de distintos dialectos o por el recurso a los préstamos, del árabe o del francés, por ejemplo, sino porque se daban diferencias muy claras entre la manera de expresarse los distintos grupos sociales: viejos, jóvenes, escolares, clérigos, dignatarios eclesiásticos, campesinos».

El Libro de buen amor, ha señalado, tiene la apariencia de una falsa autobiografía, en la que se cuentan distintas historias, la mayor parte de ellas dotadas de cierto erotismo. La lectura de hoy se ha centrado en la conocida historia de don Melón y doña Endrina. Carlos Hipólito ha leído las estrofas en las que don Melón trata de seducir a doña Endrina.

Después de la lectura, José Antonio Pascual ha comentado el pasaje, explicando cómo «las palabras son mediadoras del amor que puede surgir entre don Melón y doña Endrina, aunque esta no quiera pasar de las palabras y aquel no desee quedarse solo en ellas. En estas condiciones lo mejor es recurrir a una alcahueta, la trotaconventos, y poner en sus manos su salud e su vida». Esta celestina avant la lettre,  con un comportamiento lleno de desenvoltura, que convencerá a doña Endrina de que merece la pena que abandone la viuda el luto que guardaba, muestra «rasgos que aparecen ya en las comedias latinas que conoce Juan Ruiz».

La función ha terminado con Carlos Hipólito inmerso de nuevo en la historia de don Melón y doña Endrina.

Esta «lectura en vida», de una hora de duración, nos recuerda, como ha señalado José Antonio Pascual,  que «lo que hoy somos, la manera de hablar que tenemos, nuestra forma de pensar, la literatura que leemos, no ha nacido espontáneamente de la nada, sino que supone un largo proceso al que ustedes están asistiendo, a través de esta y de otras lecturas».

Durante diez semanas consecutivas, cómicos y académicos compartirán los escenarios de algunos de los teatros más representativos de la ciudad de Madrid —Teatro Español, Teatro María Guerrero, Teatro de La Abadía y Teatro Pavón—, a los que hay que sumar el salón de actos de la RAE. El ciclo forma parte de las conmemoraciones del III Centenario de la Academia, en la que, además de la primera función, se celebrará la última, dedicada a Visión estelar de un momento de guerra, de Valle-Inclán, el próximo 19 de mayo.

 

 

 

 

 

Comentario del académico José Antonio Pascual sobre la obra el Libro de buen amor.