Escultura de Quevedo

La nueva vida de la estatua de Quevedo de la RAE gracias a la restauración

11 de Mayo de 2021

La estatua del escritor del Siglo de Oro Francisco de Quevedo (1580-1645), que preside la escalera principal de la sede de la Real Academia Española, ha sido restaurada recientemente.

La pieza de mármol blanco grisáceo, obra del escultor Agustín Querol y Subirats (1860-1909), que presenta al escritor de cuerpo entero, fue adquirida por la Academia en 1929. Se trata de una de las réplicas de la estatua que se encuentra en la glorieta de Quevedo de Madrid, situada en el cruce de las calles de Fuencarral, San Bernardo y Bravo Murillo, que forma parte de uno de los monumentos escultóricos erigidos en la capital para celebrar la coronación de Alfonso XIII.

Vista de la escultura de Quevedo

Como nos recuerda M.ª Socorro Salvador Prieto en su artículo «Monumentos escultóricos erigidos en Madrid para celebrar la coronación de Alfonso XIII», publicado en Anales de Historia del Arte, el alcalde Alberto Aguilera, con el fin de «embellecer Madrid y enaltecer la memoria de los héroes de tiempos pasados», consideró que la fecha de la coronación de Alfonso XIII, en mayo de 1902, «era un momento propicio para crear una sensación general de optimismo y mandó levantar en las calles de la Villa varios monumentos dedicados a políticos y a personalidades del mundo del arte y de las letras», que fueron inaugurados por el monarca el 5 de junio de 1902.

El monumento dedicado a Quevedo fue colocado inicialmente en la plaza de Santa Bárbara, hoy de Alonso Martínez. El escritor aparece «en actitud solemne y a la vez airosa», viste a la moda de la época, con capa corta y espadín, lleva la cruz de Santiago bordada al pecho y luce los anteojos llamados quevedos en su honor. Con la mano derecha sostiene una pluma y con la izquierda sujeta unas cuartillas. Al igual que en la estatua que se conserva en la Academia, en el frontal de la base aparece la inscripción «Quevedo», y en lateral izquierdo la firma del autor, «A. Querol».

Nuestra obra, en buen estado de conservación, presentaba la falta de la terminación de la funda de la espada, que se había roto quedando dividida en varios fragmentos. Los restos de adhesivo oxidado que se observaban en los extremos de algunas de las piezas desprendidas nos indicaban que la funda se había fragmentado en varias ocasiones, y que la aplicación del adhesivo no fue una operación exitosa, ya que al envejecer perdió sus propiedades. Se conservaban trozos de perno metálico ya oxidados que unía los fragmentos de la espada; y en uno de los fragmentos se podía ver un trozo de espiga de madera utilizada para la unión de la espada con la base de la escultura.

La intervención de la restauradora M.ª Concepción de Frutos Sanz en los últimos meses de 2020 se limitó, por tanto, a la reconstrucción del trozo final de la espada: limpieza mecánica con bisturí de los restos de adhesivo, retirada de los pernos metálicos y de la espiga de madera y su sustitución por espigas de fibra de vidrio y reintegración puntual con acuarela. Para la fijación de la funda fue necesaria la construcción de un soporte a medida que permitiera que los fragmentos se mantuvieran unidos y no se despegaran por el peso.

La escultura de Quevedo no es la única representación artística del escritor que posee la Academia; en el salón de plenos de la institución se conserva un retrato pictórico.

Recientemente, la Biblioteca Clásica de la RAE ha publicado la poesía de Quevedo con El Parnaso español. Nunca, desde el siglo XVII, se había vuelto a editar una nueva edición de esta obra, que constituye una colección poética fundamental del Siglo de Oro.

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