La RAE recuerda en el Día Mundial de la Poesía las creaciones de sus académicos poetas

La Real Academia Española (RAE) no falta este 21 de marzo a la celebración del Día Mundial de la Poesía recordando algunas de las mejores obras de aquellos académicos que trabajan con dedicación este bello e inmortal género literario.

Son muchos los literatos miembros de la corporación que cultivan la poesía, pero algunos de ellos son especialistas en el género y han dedicado parte o gran parte de su producción literaria a crear versos que han sido reconocidos con la fidelidad de los lectores, el calor de los premios y el aplauso de la crítica.

CLARA JANÉS

Clara Janés es un ejemplo de ello. Sus poemas, traducidos a más de veinte idiomas, se caracterizan por un «sincretismo que funde la plenitud del eros femenino con diversas mitologías y tradiciones místicas, plasmándose en una palabra tensa y desnuda que sigue la senda de la revelación», en palabras de José Antonio Llera, extraídas del Diccionario biográfico español (2011).

Elegida el 7 de mayo de 2015, tomó posesión el 12 de junio de 2016 con el discurso titulado Una estrella de puntas infinitas. En torno a Salomón y el Cantar de los cantares. Le respondió, en nombre de la corporación, Soledad Puértolas.

PERE GIMFERRER

El poeta Pere Gimferrer es académico desde 1985. Entre sus galardones, tanto en literatura española como catalana, atesora la Creu de Sant Jordi de la Generalitat de Cataluña (1989), el Premio Nacional de Literatura de la Generalitat (1997), el Premio Nacional de las Letras Españolas (1998), el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2000) y el Premio Nacional de Poesía, recibido en dos ocasiones. 

Gimferrer fue uno de los integrantes de la antología Nueve novísimos poetas españoles (1970), de José María Castellet, junto a Félix de Azúa, Guillermo Canero o Leopoldo María Panero. Académico fundador y miembro permanente de la Académie Européenne de Poésie, con sede en Luxemburgo, pertenece a la Reial Acadèmia de Bones Lletres de Barcelona y a la Academia Mundial de Poesía, tomó posesión el 15 de diciembre de 1985 con el discurso titulado Perfil de Vicente Aleixandre.

FRANCISCO BRINES

La Real Academia Española también cuenta entre sus miembros con Francisco Brines, un poeta que formó parte de la llamada generación del 50, a la que pertenecieron, entre otros, Claudio Rodríguez, Ángel González, José Agustín Goytisolo, Jaime Gil de Biedma y José Ángel Valente. Elegido el 19 abril de 2001, tomó posesión el 21 de mayo de 2006 con el discurso titulado Unidad y cercanía personal en la poesía de Luis Cernuda.

Su obra poética ha sido reconocida con numerosos galardones, entre ellos el Premio Adonais por Las brasas (1959), el Premio de la Crítica por Palabras en la oscuridad (Poesía castellana, 1967), el Premio de las Letras Valencianas (1967), el Premio Nacional de Literatura por El otoño de las rosas (Poesía, 1987), el Premio Fastenrath por La última costa (1998), el Premio Nacional de las Letras Españolas (1999), el Premio de Poesía Federico García Lorca (2007) y el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2010).

FÉLIX DE AZÚA

Félix de Azúa es uno de los literatos más reconocidos en lengua española, además de académico de la RAE desde 2015, año en el que fue elegido, aunque no tomaría posesión hasta el 13 de marzo de 2016 con el discurso titulado Un neologismo y la Hache. 

Integrante de la antología Nueve novísimos poetas españoles (1970), de José María Castellet, ha publicado los libros de poesía Cepo para nutria (1968); El velo en el rostro de Agamenón (1966-1999) (1970); Edgar en Stéphane (1971); Lengua de cal (1972); Pasar y siete canciones (1977) y Farra (1983). Su obra poética está reunida, hasta 2007, en Última sangre (Poesía 1968-2007) (2007), que recoge los libros anteriores e incorpora la serie de siete poemas que da título al volumen. De Azúa además cultiva otros géneros como la narrativa, el ensayo o las columnas de opinión periodísticas.

ÁLVARO POMBO

En este «repaso poético» a los miembros de la RAE, no podemos olvidar a Álvaro Pombo, cuyas obras, traducidas a varios idiomas, incluyen tanto títulos de poesía, género que nunca ha abandonado, como de narrativa, dedicación fundamental que ha compartido con su interés por la historia y muy especialmente por la filosofía.

Pombo fue elegido académico en 19 de diciembre de 2002 y tomó posesión en junio de 2004 con el discurso titulado Verosimilitud y verdad.