Brulote (foto: Wikimedia Commons)

DICCIONARIO HISTÓRICO DE LA LENGUA ESPAÑOLA

La vida de las palabras: «brulote»

29 de Septiembre de 2021

¿Cuál es el origen de las palabras? ¿Cómo ha evolucionado su uso? ¿Cómo se llegó a su significado actual? En una nueva entrega de «La vida de las palabras», una serie de artículos dedicados a bucear en los orígenes de algunos vocablos, hablamos de brulote. Recuerde que el Diccionario histórico de la lengua española (DHLE) ofrece esta información pormenorizada gracias a exhaustivos métodos en los que confluyen la lingüística, la filología y la informática. 

La voz brulote se emplea, en el siglo xvii, para referirse a una «embarcación cargada de materiales inflamables o explosivos que se dirige contra barcos enemigos para incendiarlos»; así se documenta, en 1643, en los Avisos de J. Pellicer, donde figura la variante brusloteHase puesto (según dicen) con 7000 Infantes, 3000 Cavallos, 26 Navíos, 12 Galeras i algunos Bruslotes que son Navíos de fuego, sitiándola por Mar i Tierra, i ha pedido a Barcelona 150000 Ducados para la paga»). En la prensa de finales del siglo xix se comienza a registrar otro uso de esta palabra que, al igual que en francés (su lengua de procedencia), designa un ‘escrito o discurso en que se denigra, difama o injuria a personas, ideas o instituciones’. De este modo, en un texto periodístico incluido en el CORDIAM se menciona el incendiario brulote lanzado en un brindis: «El Agente Fiscal de aquel Departamento Doctor Moratorio Palomeque, en el brindis que pronunció […] no encontró mejores palabras de aliento para la laboriosidad del Delegado del Poder Ejecutivo, que hacer constar que el Jefe Político era un buen hombre, pero sin energía: mal funcionario: etcétera en fin [...]. ¿No habrá influido el original brulote del Agente Fiscal de Cerro-Largo en la dispersión del Directorio del Partido del Choclo?».

Posteriormente, a principios del siglo xx, se documenta en Argentina y Chile con la acepción ‘expresión o dicho grosero, ofensivo o provocativo’, un uso que el lexicógrafo Manuel Antonio Román, en su Diccionario de chilenismos, explica de este modo: «En castellano es ‘barco cargado de materias combustibles o inflamables, que se dirige sobre los buques enemigos para incendiarlos. De este significado, que es tomado del francés, en donde tiene por origen el v. bruler (“quemar’), se ha derivado la acep. fig. que le dan algunos chilenos, de dicho ofensivo, indecente o grosero, o sea, palabrota o grosería de palabra. Hablando con toda verdad, no está mal usada la metáfora, porque la tal palabrota viene a ser para el caso un barco cargado de materia inflamable que se dirige contra el ofendido y le hace saltar los colores a la cara».

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