margareo

Diccionario histórico del español de Canarias

margareo, malgareo

 

margareo, malgareo. m. Canto o recitación que se hacía al atardecer, desde un lugar escondido, con la finalidad de denunciar, sarcásticamente, determinados comportamientos de los vecinos.

                1901 (1985) Bethencourt Alfonso Respuestas (p.205): Malgariar: Vienen a ser los lloros de Tenerife. Tiene lugar de noche, poniéndose en las montañas, cuando una mujer se ha olvidado de sus deberes, soltera o casada, la malgarean. Empiezan hablando de otras cosas con voz disimulada, y a gritos, concluyen por sacar la vida y milagros de la que es causa del malgareo. 28-xii-1904 Jable (La Opinión, p.1): Estos, le han echado de allí por medio del malgareo. Pero no se crea que fué el tradicional, en que los malgareadores, de una á otra montaña, entablaban con voz destemplada y quejumbrosa, aquellos diálogos que imprescindiblemente empezaban con las palabras de: Aaaaa... compañero. Jaoooo. No sabes como, etc., etc.; en que se exponían á coger un buen catarro al recibir el aire frío de la noche en aquellas alturas [...]. No: fue un malgareo reformado; pues tambiém las punibles costumbres se modernizan y participan de los adelantos del siglo. 1912 Bethencourt Alfonso Historia i (p.142): En éste [en el bucio], como en todo sonido, hay que considerar su tono, duración, intensidad y timbre; siendo el último tan característico que en los actuales lloros o margareos (de algarada), ninguno usa sus propios bucios para no ser conocido y personalmente responsable de las bromas picantes, con que abruman al desdichado viejo desposado, en los diálogos que entablan por las noches desde los cerros y montañas. 1929 (1988) Darias Noticias Hi (p.226): Otra costumbre, que ya hace bastantes años ha desaparecido en el Hierro y quizá antes que en otras Islas, fue la perniciosa de los lloros, llamados en Valverde margareos. Cierto que en el fondo venían a ser en sus comienzos una especie de censura pública hacia las personas que transgredían sus deberes; pero por su mismo carácter anónimo y por la poca cultura o civilidad de los que practicaron tan reprobable hecho, pronto degeneró el margareo en plataforma apropiada para la más baja y grosera calumnia, que no se detenía ante el sagrado de lo privado, no respetando ni aun el honor de indefensas jóvenes, cuya reputación era vilipendiada a veces desde aquella vergonzosa y soez tribuna pública. El sitio preferentemente elegido por los nocturnos llorones, era el pico de Ajare o alguna otra de las lomas de la Villa. 1946 Álvarez Ecero (p.156): Una voz curiosa y no explicada tampoco es margareo (y el verbo margariar) «lloros, insultos, calumnias», de carácter anónimo pero formuladas a gritos a que se refiere Darias Padrón [...]. No sabemos si el derivado hispánico se relaciona con la voz margaro «dedo meñique» (Cf. Millares) por emplearse mucho este dedo para restregarse los ojos en las lloronas.

¨Vid. en el tlec iii el artículo correspondiente a reparto de carne.

 

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ISBN 978-84-88366-95-5 (o.c.)978-84-88366-93-1 (v.1) 978-84-88366-94-8 (v.2)

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