Clara Sánchez

La escritora Clara Sánchez ingresa en la RAE para ocupar la silla «X»

8 de Octubre de 2023
  • En su discurso, La máquina del tiempo, la autora ha elogiado la literatura como herramienta en nuestras manos para viajar hacia otros lugares y tiempos.

  • Le ha dado la bienvenida en nombre de la corporación la escritora y académica Soledad Puértolas.

  • Clara Sánchez sucede en la silla X al poeta Francisco Brines, fallecido el 20 de mayo de 2021.

La escritora Clara Sánchez (Guadalajara, 1 de marzo de 1955) ha ingresado como miembro de número de la Real Academia Española (RAE) para ocupar la silla X, vacante desde el fallecimiento de Francisco Brines el 20 de mayo de 2021.

Clara Sánchez se incorpora a la institución tras ser elegida por el Pleno de la RAE en la sesión del 23 de marzo de 2023. Le ha respondido, en nombre de la corporación, Soledad Puértolas. La candidatura de la autora fue presentada por las académicas Carme RieraPaloma Díaz-Mas y la propia Soledad Puértolas.

La máquina del tiempo

Licenciada en Filología Hispánica por la Universidad Complutense y autora de numerosas novelas (entre ellas las premiadas Últimas noticias del paraíso —2000, Premio Alfaguara—, Lo que esconde tu nombre —2010, Premio Nadal, Destino—, El cielo ha vuelto —2013, Premio Planeta—), Clara Sánchez, en su discurso de ingreso, titulado La máquina del tiempo, ha remarcado que, por muchos avances científicos que se hayan producido, solo nuestra imaginación ha sido capaz de crear una potente máquina del tiempo que nos permite ir hacia atrás, hacia delante y hacia dentro de la mente: la literatura.

Como es tradición, la académica ha dado las gracias a las escritoras que promovieron su candidatura, así como al anterior ocupante de la plaza, el poeta Francisco Brines: «Es uno de los mayores poetas de nuestro tiempo, cuya silla X me honra y me conmueve ocupar. Si se me hubiese dado a elegir letra, con todos mis respetos al resto del alfabeto, habría escogido esta sin dudar porque es la letra del enigma». «En la X se concentra todo un mundo por descubrir, que es el que nos hace soñar, imaginar y avanzar. Brines la recibió del dramaturgo Antonio Buero Vallejo, y la protegió y la iluminó hasta su fallecimiento», ha añadido.

Además, Clara Sánchez ha querido incidir en el tiempo como eje vertebrador de su discurso: «Qué impotencia y dolor nos crea no poder volver atrás, estar condenados a dirigirnos ciegamente hacia un futuro invisible. Es una sensación tan insoportable que, para mitigarla, la imaginación ideó una potente máquina del tiempo: la literatura». Sobre esta idea ha insistido asegurando que «solo nos movemos hacia adelante y no se puede luchar contra este terrible freno, salvo en la ficción. La ficción nos confiere poderes sobrenaturales con que crear una realidad a la que podemos recurrir una y otra vez, una y otra vez».

El espacio-tiempo en la literatura

Sobre viajes en el tiempo, la escritora ha querido recordar que «alguien en 1895 decidió materializar esa nave imaginaria que solo existía en nuestros deseos, una nave del tiempo física lanzada a lo desconocido. Se trata de la pequeña novela de H. G. Wells, La máquina del tiempo».

Al igual que este clásico de la ciencia ficción, por el discurso de la autora han transitado otros títulos que han tenido en el tiempo uno de sus principales elementos narrativos: Micromegas, de Voltaire; el Quijote, de Cervantes; la Celestina, de Rojas; La desheredada, de Galdós; Planilandia, de E. Abbott... Especialmente inspiradora le ha resultado la novela de Adolfo Bioy Casares La invención de Morel, que, en su opinión, hace 83 años construyó con una tecnología que aún no existía, una incomunicación y una soledad nuevas que aún no sabemos cómo digerir y que nos obliga a preguntarnos si todos los avances tecnológicos y las nuevas y sorprendentes posibilidades de cumplir cualquier deseo no sobrepasan nuestra capacidad de ser felices.

El espacio también ha formado parte de la lectura de Clara Sánchez. «Hay novelas en las que el espacio envuelve la historia en una bola de cristal. La playa del Lido de Venecia en La muerte en Venecia, de Thomas Mann; el sanatorio de La montaña mágica, del mismo autor; la playa en El extranjero, de Albert Camus; El río en El Jarama, de Rafael Sánchez Ferlosio; la mansión de Manderley, en Rebeca, de Daphne du Maurier; la mansión de Bly en Otra vuelta de tuerca, de Henry James; la fortaleza en El castillo, de Franz Kafka. En todas estas novelas, todo lo que sucede solo puede ocurrir en el seno de su espacio», ha explicado. El tiempo y el espacio influyen en la manera de narrar, según ha destacado la escritora: «Es un hecho que el espacio-tiempo virtual modifica nuestra percepción de las cosas y la forma de describirlas, el estilo de la prosa».

Para finalizar, Clara Sánchez se ha referido a la fugacidad del tiempo y la capacidad de la literatura para retenerlo. Como metáfora de esa volatilidad ha recurrido a sus recuerdos: «Una de las cosas en que más me gusta recrearme es un campo de amapolas [...]. La amapola es una flor absolutamente perecedera y sin perfume, en cuanto se la toca se marchita [...]. En el fondo es una flor rebelde, frágil y rebelde, como el tiempo y la vida».

En su respuesta a la nueva académica, Soledad Puértolas ha destacado que una escritora más se une a la institución, ya que, asegura, «los escritores tienen en la Academia un cometido muy especial. Dan fe del uso literario de nuestra lengua en el presente». Y ha añadido que «el uso que cada escritor hace de la lengua aporta a nuestra lengua un nuevo matiz, es reflejo del aire que envuelve el presente, el aire que respiramos, siempre distinto». 

«La bienvenida que damos hoy a Clara Sánchez es una bienvenida a la literatura de nuestros días, de nuestro presente, a la expresión literaria de nuestra forma de vivir, de pensar, de sentir, de estar en el mundo, el siempre indescifrable mundo de hoy», explicaba antes de comentar la trayectoria académica y profesional de la autora, repasando la mayoría de sus títulos. «Clara Sánchez está atenta a los latidos de nuestro tiempo, a sus palabras, que se encuentran ligadas a espacios y tiempos concretos, a las vidas cotidianas de hoy, e impregnadas de los recuerdos y las huellas del pasado, unas palabras que, en ocasiones, están ensombrecidas por antiguas pesadumbres o nuevas frustraciones y en otras, a las que nos aferramos, en las que son iluminadas por los sueños y la potencia de los deseos», ha concluido Puértolas.

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Clara Sánchez: silla «X»

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