El empleo genérico del masculino

GÉNERO MARCADO Y GÉNERO NO MARCADO

El masculino es en español el género no marcado, y el femenino, el marcado. El miembro no marcado de una oposición lingüística de dos elementos puede abarcar a ambos conjuntamente, mientras que el marcado se reserva en exclusiva a uno de ellos.

Pues bien, en la designación de seres animados, sean humanos o no humanos, los sustantivos de género masculino no solo se emplean para referirse a los individuos de ese sexo, sino también —en los contextos apropiados— para designar a los individuos de la especie, sin distinción de sexos:

Un estudiante universitario tiene que esforzarse; El oso es un plantígrado.

Debido al carácter no marcado del género masculino, son correctas expresiones como Su último hijo ha sido una niña.

USO GENÉRICO Y NO GENÉRICO DEL MASCULINO

Con nombres en plural. Es habitual en las lenguas románicas, y también en otras, el uso genérico (también llamado inclusivo) de los sustantivos masculinos de persona en plural para designar a todos los individuos de una clase o grupo que se mencione, sea cual sea su sexo:

Cristianos, moros y judíos convivieron en la España medieval; En los montes está volviendo a haber lobos.

Son muchos los contextos en los que el uso del masculino plural abarca a los individuos de ambos sexos, como cuando se habla en general de los escritores, los veraneantes, los espectadores, los bolivianos, etc. En otros, por el contrario, la mención genérica no se produce. Compárense estas dos oraciones:

Los vecinos del edificio protestan por las deficiencias en la construcción.

Se han reunido los hombres que viven en este edificio,

En la primera se observa que vecinos se refiere en conjunto a vecinos y vecinas, mientras que, en la segunda, hombres alude únicamente a varones. Son varios los factores contextuales que permiten establecer estas diferencias interpretativas.

En unos pocos casos, como sacerdotes, monjes o brujos, el masculino plural no es nunca, o casi nunca, inclusivo, de forma que designa exclusivamente un conjunto de varones.

Aunque no en todos los casos, pueden abarcar en su designación a los dos miembros de una pareja de varón y mujer los sustantivos en plural padres (‘padre y madre’), tíos (‘tío y tía’), reyes (‘rey y reina’), príncipes (‘príncipe y princesa’), condes (‘conde y condesa’) y otros similares que designan cónyuges.

Con nombres en singular. La mención genérica se da también en singular, igualmente en función del contexto. Así, el grupo nominal un estudiante es genérico en el primero de los siguientes ejemplos, pero alude solo a un varón en el segundo:

Un estudiante universitario difícilmente puede hoy estudiar y trabajar a la vez.

Un estudiante universitario publicó una carta de protesta en este periódico.

Con pronombres. El uso genérico del masculino se extiende asimismo a algunos pronombres, especialmente cuantificadores y relativos con artículo:

Muchos son los llamados y pocos los escogidos.

Que salgan los que hayan terminado.

LA DOBLE MENCIÓN Y LOS NOMBRES COLECTIVOS

La doble mención. En el lenguaje de los textos escolares, en el periodístico, en el de la política, en el administrativo y en otros, se percibe una tendencia reciente a construir series coordinadas de sustantivos que expresen los dos géneros:

a todos los vecinos y vecinas; la mayor parte de las ciudadanas y de los ciudadanos; la voluntad de los peruanos y las peruanas, etc.

Esta doble mención es general en ciertos usos vocativos como señal de cortesía: señoras y señores, amigas y amigos, etc.

Exceptuados dichos usos, el circunloquio es innecesario cuando el empleo del género no marcado es suficientemente explícito para abarcar a los individuos de uno y otro sexo.

Cuando no lo es, la doble mención es una opción admisible, como en Los españoles y las españolas pueden servir en el Ejército, pero cabe también la posibilidad de agregar una apostilla que aclare la extensión del grupo nominal:

Los españoles pueden servir en el Ejército, tanto los hombres como las mujeres.

Deben evitarse siempre soluciones que contravienen las reglas gramaticales, como la repetición coordinada o alternativa del artículo (los y las alumnas, los/las padres/madres) o el uso del símbolo @, que ni siquiera es un signo lingüístico: l@s diputad@s.

Uso de los nombres colectivos. Para evitar el uso genérico del masculino, se acude a veces a nombres colectivos o abstractos. Sin embargo, estas sustituciones no siempre son adecuadas desde el punto de vista léxico o desde el sintáctico. No equivalen siempre, en efecto, mis profesores a mi profesorado; los amigos a las amistades; nuestros vecinos a nuestro vecindario; los abogados a la abogacía; varios presidentes a varias presidencias; pocos ciudadanos a poca ciudadanía, etc.

     

    Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española:
    El buen uso del español [en línea], https://www.rae.es/buen-uso-español/el-empleo-genérico-del-masculino. [Consulta: 17/06/2024].

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