La coma

QUÉ ES Y PARA QUÉ SIRVE

La coma es un signo de puntuación en forma de virgulilla situado en la parte inferior de la línea (,) que se emplea para delimitar unidades lingüísticas menores que el enunciado, como algunos tipos de oraciones:

Aunque no te guste, tendrás que hacerlo,

o bien grupos sintácticos:

David, el ingeniero, no ha venido hoy.

LOS PROBLEMAS DEL USO DE LA COMA

La coma es un signo de puntuación que plantea muchas dudas, ya que la variedad de sus usos es grande y al escribir no siempre se tiene conciencia clara de dónde ha de situarse. Buena parte de los errores e inseguridades derivan del hecho de que la coma suele asociarse con una pausa breve al hablar, pero esta circunstancia, aunque influye, no es el principal condicionamiento. Así, en un enunciado como

Estaba tan cambiado | que apenas lo reconocí,

se tiende a hacer la pausa señalada, pero no debe escribirse coma para marcarla.

En su colocación, aparte de la propia estructura sintáctica, interviene la forma en que el hablante desea organizar lo que quiere decir, como se deduce del hecho de que pueda alternar con otros signos. Véanse las oraciones siguientes:

Lo hizo. Lamentablemente.

Lo hizo; lamentablemente.

Lo hizo, lamentablemente.

Puede comprobarse en ellas que el significado no ofrece apenas diferencias, por lo que el uso de uno u otro signo depende del grado de dependencia entre los dos segmentos separados y de la relevancia que se quiera otorgar al adverbio lamentablemente. En otros casos, como a la hora de marcar los incisos, la coma puede alternar, por ejemplo, con las rayas o los paréntesis.

USO OPCIONAL Y USO OBLIGATORIO

El uso de la coma puede ser opcional u obligatorio.

Uso opcional. Se produce cuando la presencia o la ausencia de una coma no implica cambios sintácticos ni semánticos, sino que obedece al gusto de quien escribe, de acuerdo con factores estilísticos como la expresividad, la claridad, etc.

Compárense las dos versiones siguientes de un mismo texto:

Si llueve, a veces, salimos a buscar setas. Ayer íbamos a ir, pero, al final, no pudimos porque llovía demasiado, así que, a las diez de la mañana, me fui al gimnasio.

Si llueve, a veces salimos a buscar setas. Ayer íbamos a ir, pero al final no pudimos porque llovía demasiado, así que a las diez de la mañana me fui al gimnasio.

Como puede comprobarse, en la segunda hay cinco comas menos, sin que por ello se altere el significado. Por tanto, hay que poner siempre las obligatorias y, en cuanto a las demás, debe procurarse un uso racional y equilibrado a fin de que el discurso no resulte entrecortado si hay muchas, ni con periodos excesivamente largos, asfixiantes, si apenas hay.

Uso obligatorio. Es aquel en el que la coma posee valor distintivo, es decir, sirve para distinguir sentidos diferentes asociados a las relaciones sintácticas de las partes que componen los enunciados. Véase el siguiente ejemplo:

Esteban, el ingeniero y yo misma estuvimos en la obra.

Esteban, el ingeniero, y yo misma estuvimos en la obra.

En el primer caso hay una enumeración: estuvieron tres personas. En el segundo, las personas eran dos, pero se aclara que una de ellas era ingeniero.

Obsérvese también este otro:

Me vestí como me indicaron.

Me vestí, como me indicaron.

En la primera oración se hace referencia a la manera en que esa persona debía vestirse. En la segunda, lo que se dice es que le habían indicado que se vistiera.

Y uno más:

Nadie te ha llamado tonto.

Nadie te ha llamado, tonto.

En la primera secuencia se alude a que el destinatario del mensaje no ha sido llamado de esa manera. En la segunda, tonto es un vocativo, una forma de dirigirse al receptor.

     

    Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española:
    El buen uso del español [en línea], https://www.rae.es/buen-uso-español/la-coma. [Consulta: 16/06/2024].

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