Los latinismos

QUÉ SON

El español es una lengua románica que procede por evolución natural del latín, lengua a la que debe la gran mayoría de sus términos, que constituyen el llamado léxico patrimonial. Sin embargo, una vez que las lenguas romances se constituyeron, en la Edad Media, en sistemas lingüísticos diferenciados, el latín pasa a convertirse en lengua de cultura, de la que los nuevos idiomas toman prestadas las voces que necesitan para cubrir las nuevas necesidades terminológicas.

De este modo, reciben el nombre de latinismos todas las palabras tomadas del latín en un momento histórico posterior al de los orígenes del español. Los latinismos constituyen así préstamos léxicos, lo mismo que las voces tomadas de otras lenguas, y como tales se comportan.

Reciben también, junto con las palabras de origen griego, el nombre de cultismos.

LA ENTRADA DE LOS CULTISMOS

Los cultismos más antiguos son los introducidos durante la Edad Media, y pertenecen sobre todo a los ámbitos religioso, académico-científico y jurídico:

absolución, caridad, misa, sacramento; ciencia, discípulo, ecuación, geometría, matemáticas, metafísica, retórica; adulterio, herencia, justicia, etc.

A partir del siglo XV, con el humanismo renacentista, se intensifica la llegada de cultismos, tanto latinos (adolescente, exhortar, obtuso, rápido…) como griegos (ábaco, academia, musa, tragedia…).

La incorporación ha sido constante en épocas posteriores, y lo sigue siendo en la actualidad, convertida en uno de los recursos más utilizados por la lengua científica y técnica internacional para establecer su propia terminología, bien de manera directa:

átomo, córnea, dígito, misil, placenta, tándem,

bien, sobre todo, a través de la composición a partir de raíces griegas y latinas, los llamados neocultismos:

bicicleta, biopsia, claustrofobia, helicóptero, leucocito, pedagogía…

LATINISMOS CRUDOS Y LATINISMOS ADAPTADOS

Como sucede con los demás préstamos, también hay que distinguir entre latinismos crudos y latinismos adaptados.

Latinismos crudos. Son voces propiamente latinas, no incorporadas al léxico español, que suelen ser empleadas por parte del autor con plena conciencia de estar utilizando términos en latín, del tipo de animus, armonium, caldarium, frigidarium, quadrivium, etc.

Como es natural, estas palabras se escriben en su forma original, sin adaptaciones gráficas y sin tildes, que en latín no existían.

Su condición de palabras ajenas al español debe marcarse en la escritura mediante el empleo de la cursiva o las comillas.

Latinismos adaptados. Numerosas voces se han tomado del latín en época reciente para nombrar realidades que ya no tienen vinculación con el mundo latino, sino que hacen referencia al mundo actual. Muchas de ellas nos han llegado a través de otras lenguas occidentales y se han adaptado sin dificultad. Son términos como

accésit, adenda, afidávit, álbum, campus, currículum, déficit, desiderátum, detritus, estatus, facsímil, factótum, hábitat, humus, lapsus, memorándum, ómnibus, pandemónium, pódium, quid, referéndum, superávit, vademécum, etc.

Como se ve, ninguna de ellas presenta una grafía ajena a la ortografía española ni plantea problemas en cuanto a la pronunciación. Por otra parte, se han sometido a las reglas de acentuación propias del español, recibiendo la tilde cuando es necesario.

Sin embargo, en los casos precisos se han modificado algunas grafías, de acuerdo con las normas vistas para los demás extranjerismos:

accessit > accésit, addenda > adenda, affidavit > afidávit, clepsydra > clepsidra, quantum > cuanto, status > estatus, curriculum > currículum.

LATINISMOS CON DOS FORMAS

De algunos de los latinismos que conservan las terminaciones -us o -um se han creado variantes con la terminación -o, característica de los sustantivos masculinos españoles, con lo que han surgido dobletes como

auditórium y auditorio, currículum y currículo, detritus y detrito, diplodocus y diplodoco, eucaliptus y eucalipto, maremágnum y maremagno, memorándum y memorando, pódium y podio, referéndum y referendo, solárium y solario.

Ambas formas resultan igualmente válidas. Las formas en -o suponen un proceso de sobreadaptación que facilita la formación del plural.

     

    Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española:
    El buen uso del español [en línea], https://www.rae.es/buen-uso-español/los-latinismos. [Consulta: 17/06/2024].

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