Capítulo 2. Hacia un lenguaje jurídico claro

2.2. Normas discursivas

Para cumplir con su función en el discurso, los textos, además de atenerse a las reglas de la gramática, de la ortografía y del léxico, han de satisfacer positivamente algunos valores como son la coherencia, la adecuación, la claridad, la cortesía, la relevancia, la propiedad, la economía, la precisión...

La sociedad castiga su violación con calificaciones negativas como incoherente, inadecuado, oscuro, confuso, desordenado, soez, inconveniente, maleducado, machista, racista, violento, soberbio, presuntuoso...

La coherencia es la propiedad interna del texto que se origina en la trabazón entre sus partes. Gracias a esta congruencia, lo percibimos como un todo, como una unidad.

La adecuación es una propiedad de un texto por medio de la cual este se ajusta a sus fines y a las exigencias contextuales. Un discurso es inadecuado cuando no se adapta al nivel de lengua o a la capacidad de comprensión del destinatario, cuando choca con las normas sociales del contexto en que se genera, cuando no se acomoda a la finalidad que se persigue, cuando rompe con el nivel de formalidad exigida por el entorno, cuando no respeta la corrección demandada por el grupo social, cuando vulnera las creencias personales, cuando viola las normas de cortesía y de urbanidad, etc.

La claridad es uno de los rasgos más importantes en la adecuación de los textos jurídicos. En apoyo de esta propiedad ha surgido en los últimos decenios un movimiento universal dentro de la teoría del derecho.

     

    Real Academia Española y Consejo General del Poder Judicial:
    Libro de estilo de la Justicia [en línea], https://www.rae.es/libro-estilo-justicia/hacia-un-lenguaje-jurídico-claro/normas-discursivas. [Consulta: 16/06/2024].

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