Cuestiones de ortotipografía

Tipo de letra: las fuentes tipográficas

  1. Los tipos de letra son juegos completos de caracteres tipográficos con características comunes. Esencialmente están formados por las series mayúscula y minúscula del alfabeto, los signos de puntuación y símbolos de uso habitual, pero pueden llegar a incluir signos de sistemas de escritura no latinos (como el árabe o el chino), iconos ()), elementos gráficos (Ï)… De hecho, existen algunas fuentes que solo incluyen símbolos, iconos o signos.

    Aunque se trata de un calco del inglés font, hoy puede usarse con libertad la palabra fuente para referirse a los tipos de letra. Es un uso asentado y ya registrado en el diccionario académico.

    Cada uno de los diseños de estos juegos de letras de imprenta recibe un nombre: Garamond, Arial, Times New Roman…, denominaciones que se escriben siempre con mayúscula inicial.

  2. Suelen contar con versiones redonda, cursiva, negrita y versalita (además de otras combinadas como cursiva negrita, versiones expandidas y condensadas…). El conjunto de todas las variaciones sobre un diseño común constituye una familia tipográfica.
  3. Existen muchas posibilidades de agrupar los distintos tipos de letra: en función de su forma (letras romanas —con remates en los extremos de las astas—, frente a letras paloseco —sin ellos—), de su función (letras decorativas), de su carácter (letra caligráfica, con formas que recuerdan a la letra manuscrita), etc.

    letras ROMANAS

    letras PALOSECO

    Letras DECORATIVAS

    letras CALIGRÁFICAS

    Los trazos que coronan los extremos de las letras son conocidos en tipografía como terminales, remates, gracias, patines o serifas. Estos trazos son el rasgo que distingue en la actualidad dos de los principales grupos de familias de letras: las serif o romanas y las sans serif o paloseco:

  4. La elección del tipo de letra para un documento puede responder a un criterio de legibilidad (de manera general y especialmente en textos para lectores con discapacidades visuales), a preferencias estéticas, a cuestiones de gusto personal, al estilo editorial, pero siempre se debe tener en cuenta cómo será recibida esta elección por el lector.
  5. En textos que no pertenezcan a ámbitos especiales, como la publicidad o el diseño gráfico —donde hay mayor posibilidad de que se den usos transgresores, artísticos u ornamentales—, o como el matemático o el informático —con más alto grado de estandarización en sus fuentes—, hay una serie de recomendaciones que es conveniente seguir:
    1. Elegir fuentes con alta legibilidad. Ya sea impreso o digital, cuando el texto tiene una cierta extensión, debe evitarse la elección de fuentes que resulten pesadas o distorsionen la identificación de los caracteres y optar por una fuente uniforme y armoniosa que facilite la lectura.
    2. Elegir un tipo de letra adecuado al contenido y la función del texto. Los lectores valoran las fuentes, bien por su morfología, bien por el uso habitual asociado a ellas, como tradicionales o modernas, serias o informales, por lo que su elección debe estar en consonancia con el tipo de texto y el contenido, de modo que no distraiga la atención del lector.
    3. Evitar combinar demasiadas fuentes. Habitualmente se mantiene la uniformidad empleando una familia tipográfica, esto es, un tipo de letra con sus correspondientes variaciones (cursiva, negrita…). Pero es posible combinar dos o más fuentes en un texto siempre que se empleen con distintas funciones, como distinguir el texto principal de los elementos de titulación, o las palabras definidas de las definiciones en un diccionario. Naturalmente, el contraste entre ellas debe ser suficiente para evitar toda posibilidad de confusión en el lector.
    4. Elegir un tamaño de letra adecuado a la extensión y la función del texto. Aunque los elementos de titulación, por ser mucho más breves, suelen presentar un cuerpo mayor y otros elementos (como notas al pie) pueden presentar un cuerpo menor, lo habitual es que para el cuerpo del texto impreso se opte por un tamaño de entre 10 y 14 puntos en función de la fuente elegida. En pantallas de visualización, el tamaño puede aumentar en varios puntos.

    El punto es una unidad de medida tipográfica. Aunque el punto empleado tradicionalmente en España mide aproximadamente 0,37 mm, en la actualidad suele emplearse el que tiene un valor de 1/72 de pulgada inglesa, aproximadamente 0,35 mm.

    Ahora bien, incluso empleando la misma medida, las fuentes pueden presentar distinto tamaño:

    Arial 12

    Times New Roman 12

    Chiller 12

    Bernard MT Condensed 12

    Por ello, el tamaño más indicado para cada fuente tipográfica varía en función de la legibilidad de su cuerpo y el ancho de la línea.

  6. Papel frente a pantalla. Siempre habrá que tener presente que la elección de las fuentes puede variar si se trata de textos impresos en papel frente a textos destinados a leerse en pantallas de visualización. Generalmente se acepta que fuentes paloseco como Calibri, Verdana o Tahoma son más adecuadas para la lectura en pantallas, especialmente las de baja resolución, si bien esta preferencia no parece ser tan clara en las de alta resolución. Conviene no olvidar que es posible elegir fuentes especialmente diseñadas para su empleo en estos soportes.

     

    Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española:
    Libro de estilo de la lengua española [en línea], https://www.rae.es/libro-estilo-lengua-española/tipo-de-letra-las-fuentes-tipográficas. [Consulta: 17/06/2024].

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