Santiago Muñoz Machado, director de la RAE, recibe el título de hijo predilecto de Andalucía

El Teatro de la Maestranza de Sevilla ha acogido este 28 de febrero el acto institucional de entrega de las medallas de Andalucía y títulos de hijo predilecto como parte de las celebraciones por el Día de Andalucía. La Junta de Andalucía acordó el pasado 21 de febrero la concesión del título de hijo predilecto de la comunidad autónoma en 2024 a Santiago Muñoz Machado, director de la Real Academia Española (RAE) y presidente de la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE). Esta distinción es el mayor título honorífico que otorga la Junta de Andalucía.

Junto a Muñoz Machado, también ha recibido este título el cantaor de flamenco José Soto Soto, conocido por su nombre artístico José Mercé, una de las voces flamencas más importantes del país. El presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, y el presidente del Parlamento andaluz, Jesús Aguirre, han sido los encargados de entregar los galardones en una gala presentada por la modelo y comunicadora Eva González.

El resto de las medallas de Andalucía en función de nueve categorías han sido para la revista literaria Ánfora Nova y el excelentísimo Ateneo de Sevilla (medallas de Andalucía de las Ciencias Sociales y las Letras); para los grupos musicales Danza Invisible y Los Romeros de la Puebla (medallas de Andalucía de las Artes); para las deportistas María Pérez García y Sarah Almagro (medallas de Andalucía del Deporte); para la Plataforma Andaluza de Voluntariado y el comunicador Juan y Medio (medallas de Andalucía de la Solidaridad y la Concordia); para la Confederación Andaluza de Alzheimer y otras Demencias y la investigadora Eva María Laín (medallas de Andalucía de la Investigación, la Ciencia y la Salud); para el artista Pablo López y el rejoneador y fundador de la Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre Álvaro Domecq Romero (medallas de Andalucía a la Proyección de Andalucía); para el catedrático Manuel Titos (medalla de Andalucía al Mérito Medioambiental); para la cooperativa DCOOP y el constructor José Luis Sánchez Domínguez (medallas de Andalucía de la Economía y la Empresa), y para el Cuerpo Nacional de Policía y la Cruz Roja Andalucía (medallas de Andalucía a los Valores Humanos).

El director de la RAE, Santiago Muñoz Machado, ha pronunciado al final del acto un discurso de agradecimiento en su nombre y el resto de los premiados:

«Representar al conjunto de premiados haciendo uso de la palabra en este acto solemne me parece un honor añadido a los muchos que Andalucía está derramando esta mañana sobre nosotros. No diré que no tengo palabras para agradecerlo, porque tengo muchas en verdad: un diccionario lleno de voces antiguas y modernas del español que hablan más de 500 millones de personas en el mundo. Incluso podría hacerlo recordando los 800 andalucismos que figuran en la edición actual de esa obra, tan familiar y visitada. Pero vale decir gracias, que es una palabra inigualablemente hermosa y expresiva.

»Los hay que se apartan del camino de la vida para evitar la gloria mundana, como hizo uno de los más grandes poetas que ha dado Sevilla, Andrés Fernández de Andrada. Escribió en su vida un único poema, la Epístola moral a Fabio, en la que anunció, de modo irrevocable, su renuncia a la fama efímera, y se marchó a vivir a América, donde trabajó en el curioso oficio de “contador de bienes de difuntos”. La Epístola moral a Fabio, escrita a principios del siglo xvii, es el único poema conocido de Fernández de Andrada y una de las cumbres más imponentes de la poesía castellana. Lo escribió y guardó la pluma para siempre, hasta que murió longevo y olvidado en un pequeño pueblo de México, Ixmiquilpan, donde lo enterraron acogido a la caridad local.

»Todo el texto de la Epístola moral de Andrada sobrecoge: “Quiero, Fabio, seguir a quien me llama, / y callado pasar entre la gente, / que no afecto los nombres ni la fama”. Más adelante sigue: “Una mediana vida yo posea, / un estilo común y moderado, / que no le note nadie que le vea”. Dámaso Alonso, que fue el mayor estudioso de la Epístola de Andrada, insistió en la conveniencia de su lectura en una época idiotamente alocada por la apetencia de la riqueza y el placer.

»Una de las obras de mi ilustre paisano pozoalbense, el humanista Juan Ginés de Sepúlveda, titulada Gonzalo o Diálogo sobre la apetencia de gloria, escrita en latín a principios del siglo xvi, probó definitivamente, con un luminoso estilo ciceroniano, que aspirar a conseguir reconocimientos y ser celebrado es una virtud cívica perfectamente ajustada a los más valiosos principios éticos e incluso necesaria para el progreso de la sociedad.

»Siempre habrá personas admirables como Andrada, pero a los demás nos resulta imposible apartarnos de la sociedad en que vivimos porque justamente nuestras profesiones y oficios están pensados para servirla y hacer felices a los ciudadanos.

»Los reconocimientos que hoy recibimos un grupo de andaluces se otorgan a personas y a entidades socialmente relevantes, que han trabajado indiferentes a la gloria y sin pretensiones de dejar en la memoria de las gentes su huella, ejerciendo sus actividades, profesiones y oficios responsablemente y con voluntad de ser útiles para Andalucía y España. También los deportistas, que tienen como objetivo competir por ser los mejores en sus disciplinas, necesitan apoyar sus marcas en una preparación previa concienzuda y responsable. El buen desempeño profesional está en la base de todo.

»Andalucía es la comunidad autónoma más extensa y poblada de España y la que mejor representa sus valores, de modo que un premio como el que hoy recibimos personas nacidas en esta tierra o que trabajan para sus gentes es el mayor y más satisfactorio reconocimiento a que se puede aspirar.

»Obligado, como estoy, a decir algo de mi persona, creo que la declaración de hijo predilecto de Andalucía premia una vida de jurista, dedicada a la defensa de la Constitución, la libertad y el Estado de derecho, y la trayectoria de un humanista que se ha ejercitado mucho en contribuir a la protección y engrandecimiento de la lengua y la cultura españolas.

»El jurista, que ha sido el oficio dominante en mi carrera, ha estado atento a explicar, con decenas de libros y artículos, la Constitución y la organización territorial del Estado, a lo largo de sus cuarenta y cinco años de vigencia. Sin un solo desmayo ni la más mínima duda a la hora de servirla.

»La preocupación por el buen funcionamiento de las estructuras y servicios públicos y la firmeza de las garantías de los derechos ha sido lo que más ha caracterizado mi carrera. Soy de la generación que ha tenido el deber y el honor de hacer visibles y prácticos los valores, principios y reglas constitucionales, pero también de la que ha tenido la responsabilidad de explicar y resolver los problemas suscitados por las relaciones entre el Estado y la Unión Europea. He sido muy afortunado por estar en el punto exacto donde ocurrían estos acontecimientos.

»Mi profesión y otras inclinaciones humanísticas, que ya se han relatado en este acto, me han llevado a la Real Academia Española, y a presidir la Asociación de las 23 academias de la lengua española existentes en el mundo. Es una enorme responsabilidad, a cuyo frente llevo ya cinco años, cuidar por el valor cultural más importante de la comunidad de naciones hispanas. Seríamos un país mucho menos valorado si el español no hubiera sido acogido como lengua propia de otros muchos Estados. Apreciamos las variedades del español de América, que apoyamos como muestra de la riqueza de nuestra cultura. Y me complace como andaluz seguir encontrando en América, que visito con frecuencia, los rastros de las hablas andaluzas que dominaron en la primera koiné americana.

»Reitero el agradecimiento de todos los premiados, y el mío en particular, por estos galardones. Nada mejor nos va a ocurrir en el resto de nuestras vidas que este abrazo de la patria andaluza, porque nada puede superar la satisfacción que produce el reconocimiento y el cariño de la tierra que nos vio nacer. Muchas gracias y feliz Día de Andalucía para todos».

SANTIAGO MUÑOZ MACHADO

Nacido en Pozoblanco (Córdoba), Santiago Muñoz Machado es catedrático de Derecho Administrativo de la Universidad Complutense de Madrid desde 1994. En 1980 obtuvo la cátedra de Derecho Administrativo de la Universidad de Valencia y, dos años más tarde, la cátedra de la misma disciplina en la Universidad de Alcalá de Henares. Es académico de honor de la Academia Colombiana de la Lengua, la Academia Nicaragüense de la Lengua, la Academia Peruana de la Lengua, la Academia Puertorriqueña de la Lengua Española, la Academia Puertorriqueña de Jurisprudencia y Legislación, la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba y la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de Extremadura.

Es doctor honoris causa por la Universidad de Córdoba, la Universidad de Extremadura, la Universidad de Valencia, la Universidad de Salamanca, la Universidad Internacional de La Rioja y la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.

Entre las numerosas distinciones que ha recibido están el Premio Nacional de Literatura en la modalidad de ensayo por Informe sobre España. Repensar el Estado o destruirlo (2013) y la Medalla de Andalucía, concedida en febrero de 2014. En noviembre de 2018 fue galardonado con el Premio Nacional de Historia de España 2018 por su obra Hablamos la misma lengua. Historia política del español en América, desde la Conquista a las Independencias. Por su condición de director de la Real Academia Española, es miembro del Consejo de Estado desde febrero de 2019. El 13 de marzo de 2019 fue distinguido con la Medalla del Congreso de los Diputados por su contribución al desarrollo de los actos del 40.º aniversario de la Constitución de 1978. 

Es autor de una extensa y variada bibliografía, que abarca casi un centenar de libros e innumerables artículos y estudios sobre diversas materias. En 2022 presentó su obra Cervantes (Crítica, 2022, 1100 páginas), una biografía que se ha completado añadiendo investigaciones y hallazgos de muchos autores, desarrollados durante más de un siglo y medio.