Introducción

3. La ortografía del español

3.2. Criterios en la configuración del sistema ortográfico del español

3.2.5. Diferenciación de homónimos

Menos relevante ha sido en español el criterio antihomonímico, que ha tenido, en cambio, gran peso en la configuración de otros sistemas ortográficos, como por ejemplo el francés. Este criterio establece o perpetúa diferencias gráficas para evitar, en lo posible, casos de homonimia, esto es, de palabras que, escribiéndose del mismo modo, tienen distinto significado, como ante (‘delante’) y ante (‘piel de animal’), bonito (‘bello’) y bonito (‘pez’), canto (‘acción y efecto de cantar’) y canto (‘borde o extremidad’), haz (‘cara’) y haz (‘atado de mieses, leña u otras cosas similares’), etc.

Existen, como se desprende de estos ejemplos, muchos casos de homonimia en nuestra lengua que la ortografía no se ha molestado en evitar. El contexto permite prácticamente siempre aclarar qué término se está empleando en cada caso, de ahí el poco peso real que ha tenido este criterio en la configuración de nuestro sistema ortográfico. Sin embargo, sí ha servido a veces, unido a otros argumentos, para justificar determinadas decisiones. Así lo hizo, por ejemplo, la ortografía académica de 1754 cuando, para explicar su defensa de la v frente a quienes propugnaban su eliminación y el empleo exclusivo de la letra b para representar el fonema /b/, invocaba, junto al uso y la etimología, los inconvenientes que acarrearía su supresión debido a los casos en que la presencia de una u otra letra diferencia significados, como en balido (‘voz de la oveja’) y valido (‘persona de confianza de un poderoso que ejerce el poder en su nombre’), ejemplo al que pueden añadirse otros como basto (‘grosero o tosco’) y vasto (‘extenso’), grabar (‘marcar mediante incisión’ y ‘registrar sonidos o imágenes’) y gravar (‘imponer un gravamen o impuesto’), etc. Otros casos de palabras de idéntica pronunciación que se distinguen por el empleo de grafemas diversos en su escritura son, por citar solo unos cuantos, huso (‘instrumento para hilar’) y uso (‘acción y efecto de usar’), ingerir (‘introducir alimento o bebida por la boca’) e injerir (‘insertar o introducir’) o encima (‘en lugar o parte superior’) y enzima (‘proteína que cataliza las reacciones bioquímicas del metabolismo’).

Relacionado con el criterio antihomonímico está el uso de la llamada tilde diacrítica, que sirve para distinguir entre sí los miembros de ciertos pares de palabras grafemáticamente idénticas, pero de distinto significado y función, siendo uno de ellos tónico y el otro átono; la tilde se coloca, como es natural, sobre el elemento tónico del par: él (pronombre personal) y el (artículo), (forma del verbo dar) y de (preposición), (pronombre personal) y mi (determinativo posesivo), etc.

     

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