CAPÍTULO V. La representación gráfica de las unidades léxicas

4. Los símbolos

4.2. Formación

Por su naturaleza, la forma de los símbolos viene ya determinada por el organismo de normalización que la haya fijado. En el caso de los símbolos alfabetizables, suele tenerse en cuenta para su formación la primera letra de la palabra que designa, en la lengua que se haya tomado como referencia para su fijación, el concepto que el símbolo representa: N (letra inicial de la palabra que designa el norte en inglés y otras muchas lenguas, entre ellas el español), H (hidrógeno), K (letra inicial del término del lat. cient. kalium ‘potasio’); o la primera letra de cada uno de sus componentes, en el caso de las unidades de medida constituidas por un prefijo y una unidad simple: kg (kilogramo), cm (centímetro). Para crear un símbolo alfabetizable de validez internacional se toma una única lengua de referencia (habitualmente el latín científico o el inglés) y, una vez fijado, permanece invariable cualquiera que sea la lengua en la que se utilice.

En la creación de algunos de estos símbolos se añade a la inicial una segunda letra, para impedir su confusión con otro símbolo ya existente. Es el caso, por ejemplo, de Pt (del lat. platinum ‘platino’) y Pb (del lat. plumbum ‘plomo’), donde la adición respectiva de t y b evita que estos símbolos se confundan entre sí o con el símbolo P (del lat. phosphŏrus ‘fósforo’).

     

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