Sintaxis

21. Los numerales

21.9 Otros usos de los numerales (I). Cómputos temporales

21.9a Los años se identifican con números en una serie continua, aunque modificada en más de una ocasión a lo largo de la historia, que toma como punto de origen el nacimiento de Cristo. En otros calendarios el punto inicial correspondiente es el año 3761 a. C. (calendario hebreo) o el año 622 d. C. (calendario islámico), entre otras fechas. Así pues, los sustantivos numerales pueden designar años. Aunque se han considerado alguna vez pronombres numerales (con elipsis del sustantivo año), este análisis choca con algunas dificultades sintácticas, ya que obliga a elidir también artículos y otras unidades gramaticales: Los hechos ocurrieron en {1970 ~ *año 1970 ~ el año 1970}. El uso del artículo con estos sustantivos se rige por las reglas que se explican en los § 14.8m-r.

21.9b Las horas del día se identificaban con números en latín, y de esta forma se reconocen en español y en otras lenguas desde mucho antes de que existieran recursos técnicos para computarlas. En otros idiomas se asignan números, en lugar de nombres, a los días de la semana o a los meses del año. El sustantivo feria (análogo al portugués actual feira) se usó en el español medieval precedido de un número ordinal para designar un día de la semana, pero a la vez era frecuente hacer mención expresa del nombre del día, como en Et en la sesta feria adelant, que era el dia de viernes (Alfonso X, España II). Así pues, como en el caso de los años, examinado en el apartado anterior, cabe decir que en español se expresan con números los nombres de las horas del día. Las expresiones que las designan tienen carácter deíctico o anafórico cuando se interpretan a partir de su anclaje en el momento de emisión del enunciado, como en Nos vemos a las siete o Llegó a las diez. En ausencia de más información, se entiende que se habla del día de hoy, pero el contexto puede introducir un punto de referencia (futuro en el primer caso y pasado en el segundo) que invalide esta conclusión. Recuérdese el § 14.8.

21.9c Los grupos nominales que se refieren a horas del día se construyen con el artículo determinado, excepto cuando forman por sí mismos enunciados no oracionales que se colocan como encabezamiento o colofón de documentos, como en este ejemplo: 24 de julio de 1927, 5 horas. Los gallos de Maracay cantan en la madrugada. La diana y los tambores los hacen callar mohínos (Herrera Luque, Casa). Existe también un esquema alternativo para las construcciones con artículo determinado, que se forma añadiendo el sustantivo horas a la especificación numérica: El tren llegará a las diez horas. Esta variante es más propia de la lengua escrita y formal.

21.9d Existen dos sistemas para designar los veinticuatro intervalos horarios del día. El primero es característico de los contextos institucionales y administrativos (documentos militares, servicios de transporte, informes, atestados y otros textos oficiales o de carácter técnico), y no se usa con la misma extensión en todos los países. Este sistema utiliza los sustantivos numerales del cero al veintitrés y asigna un número a cada uno de los intervalos horarios en que se divide el día. En general, esta forma de referirse a las horas se asocia con la necesidad de expresar con exactitud la referencia horaria, por lo que suele escribirse con cifras, aunque también se atestiguan casos en los que se representa con letras:

El Hotel Condesa anuncia “recorridos turísticos a la ciudad a las 11 y 16 horas” (Ramírez Heredia, Rayo); Elisa llegó a la estación de Atocha, en el Talgo 200, a las 13 horas y 17 minutos del lunes 26 de marzo (Gala, Invitados); En la quietud antigua de Venecia dieron las dieciséis horas y treinta segundos (Paso, F., Palinuro).

21.9e Alternan en este sistema la expresión yuxtapuesta (a las tres veinte, restringida a algunos países) y la coordinada (a las tres y veinte), así como la presencia y la ausencia de los sustantivos horas y minutos: a las tres horas veinte, a las tres horas y veinte minutos, a las tres horas y veinte. En la grafía, se usan dos puntos o uno solo para separar horas y minutos: las 19:45 o las 19.45. En el otro sistema, se utilizan solamente los numerales del uno al doce y se introduce, junto a la referencia horaria, una especificación que distingue entre los dos intervalos horarios que se asignan a cada numeral. Se recurre a veces a las abreviaturas a. m. (del latín ante meridĭem) y p. m. (lat. post meridĭem) para diferenciar las horas anteriores al mediodía de las posteriores. El momento correspondiente al punto de división del sistema (el mediodía) se representa como m. (lat. meridĭes). Este procedimiento solo se emplea cuando el nombre de las horas se escribe con cifras, y es poco utilizado en el habla: Quedamos en vernos en un café de la Piazza Navona a las 5 p. m. (Souza, Mentira).

21.9f La variante más habitual de este segundo sistema para referirse a las horas del día en el habla consiste en asociar el valor numérico de la hora con un complemento introducido por la preposición de que señala la parte del día en la que se sitúa el intervalo horario designado. Estas partes son la madrugada (desde la medianoche hasta el amanecer), la mañana (desde el amanecer hasta el mediodía), la tarde (desde el mediodía hasta la puesta del sol) y la noche (desde la puesta del sol hasta la medianoche). También se usa la mañana con un sentido próximo al de la madrugada: Son las tres de la mañana. Otras veces no se especifica la madrugada y su franja se acumula a la noche.

21.9g A los intervalos indicados se añade en algunos casos el mediodía, período de límites difusos que puede cubrir desde las doce hasta las dos, aunque es más habitual situar su límite final en la una:

Establecieron una cita para encontrarnos a las dos del mediodía (García Morales, Lógica); El treinta de mayo se presentó en la emisora a la una del mediodía con una pequeña maleta y una bolsa azul marino (Gopegui, Real).

Estas referencias suelen ser variables en función de países y costumbres. Así, en gran parte de América se emplea el saludo buenos días (a veces en alternancia con buen día) hasta las 12.00, y buenas tardes hasta las 18.00 o las 19.00, mientras que en España la hora límite entre ambos se sitúa alrededor de las 14.00 y se asocia a menudo con el hecho de haber comido. En muchos países hispanohablantes se usa además la tardecita en el sentido de ‘la última hora de la tarde’, aunque sin límite preciso; la nochecita, en el de ‘la primera hora de la noche’, y la mañanita, en el de ‘la primera hora de la mañana’, este último también empleado en España. En la República Dominicana se documenta la primanoche con el sentido de ‘las primeras horas de la noche’.

21.9h Otros hablantes circunscriben estrictamente la designación de el mediodía al punto que separa la mañana de la tarde y no lo usan como franja horaria; es lo que sucede en el español de América, a diferencia del europeo. Designan el mismo instante las expresiones las doce de la mañana, las doce del mediodía y las doce del día, pero la primera es poco usada en el español americano y la última poco frecuente en el europeo. Cuando mediodía va precedido por la preposición a, puede usarse con artículo o sin él: La decisión se espera para hoy {al mediodía ~ a mediodía}. En ningún país se admite la expresión *las doce de la tarde. En lo que respecta a la medianoche, se concibe siempre como un punto (no como un segmento o un intervalo) y, por lo tanto, no acompaña a designaciones horarias numéricas. Se dice, por consiguiente, Nos encontramos a la medianoche o … a las doce de la noche, pero no *… a las doce de la medianoche. Pese a que este sistema de designación de las partes del día es, en principio, sensible a los cambios de estación, en cada país se tiende a fijar un único valor para cada hora a lo largo de todo el año, de modo que la frontera entre la tarde y la noche suele situarse entre las siete y las nueve. En los textos se atestiguan estas oscilaciones:

Don Manuel Alfonso vendría a recogerla a las ocho de la noche (Vargas Llosa, Fiesta); A los veinte días de iniciado el siglo, un automóvil blanco sin patente, ocupado por tres individuos, arrolló el cuerpo de una mujer mientras cruzaba una oscura calle de piedras a las ocho de la noche (Serrano, M., Corazón); Gabriel había convocado una reunión a las ocho de la tarde (Gopegui, Real); Le esperaba el sábado a las ocho de la tarde, sin falta, si no tenía nada mejor que hacer (Sánchez Espeso, Mujer); Y tampoco había llegado media hora después, ni a las seis de la tarde ni a las siete de la noche (Vargas Llosa, Tía); Veámonos en el Café Francés mañana a las siete de la noche (Jiménez Emán, Tramas).

La especificación del tramo del día puede omitirse cuando la indicación numérica no produce ambigüedad por estar anclada deíctica o anafóricamente, o bien porque la situación o las prácticas sociales permiten elegir con facilidad entre la interpretación a. m. y p. m., como en Quedamos a las cinco.

21.9i A la designación de las horas pueden añadirse fracciones, comúnmente expresadas mediante intervalos de un cuarto de hora. Así, por ejemplo, los cuartos de hora entre la una y las dos se indican del siguiente modo: la una (en punto), la una y cuarto, la una y media, las dos menos cuarto, las dos (en punto). La designación numérica de la hora cambia, pues, en la mitad del intervalo. Las fracciones preceden a la parte del día cuando esta se incluye en la designación horaria: la una y cuarto de la tarde, las nueve menos cuarto de la noche, las dos en punto de la madrugada. En la mayor parte de la América hispanohablante se emplea un cuarto para… (o bien sus variantes al cuarto para… o cuarto para…) en lugar de … menos cuarto:

Charlie sale un cuarto para las siete de la mañana (Santiago, Sueño); El sol sale a un cuarto para las seis (Morón, Gallo); El tren debía arribar a la estación de Querétaro al cuarto para las once (González, E., Dios).

En Puerto Rico alternan en cambio un cuarto para las siete y las siete menos cuarto. La segunda opción es la única usada en España. En la lengua periodística de El Salvador y otros países centroamericanos se usan además variantes con la preposición a, tanto para hacer referencia a los cuartos de hora (Salieron un cuarto a las siete) como para aludir a los minutos (Faltan diez a las tres).

21.9j Las fracciones de cuartos de hora no se usan en el sistema de numeración de cero a veintitrés (se dice, por tanto, las seis y cuarto, no *las dieciocho y cuarto). Para expresar los puntos entre dos cuartos de hora, se añade el número de minutos que exceden de la hora precedidos de la conjunción y si el punto pertenece a la primera mitad del intervalo horario (las diez y diez, las once y veintiocho). En cambio, se añaden los minutos que faltan para alcanzar la hora siguiente precedidos de la conjunción menos si la indicación se refiere a la segunda mitad (las tres menos veinticinco, las ocho menos cinco).

21.9k Al igual que en las construcciones analizadas en el § 21.9i, en muchos países americanos se construye un grupo preposicional con para seguido del nombre de la hora: veinticinco para las tres, cinco para las ocho. Para expresar fracciones imprecisas de carácter residual se dice … y pico en muchos países hispanohablantes: Hacia las nueve y pico decidieron marcharse y doña Evangelina las despidió con un besito al aire en la mejilla, sonriendo (Vergés, Cenizas), con excepción de Chile, donde es expresión malsonante. Como se explicó en el § 21.2k, esta fórmula se utiliza para expresar la aproximación numérica en otras mediciones (Anda por los treinta y pico). En Costa Rica, Nicaragua y otros países centroamericanos se usa también la expresión … y resto, con el mismo sentido de … y pico:

Por treinta y resto de años de servicio, no le pagaron siquiera el equivalente de un mes. No fue nada lo que le pagaron (Palmer, Wa’apin); En su corto reinado de dos años y resto hubo paz (Wilson, Obra morava),

si bien se admite también en cómputos no temporales. En Colombia se usa, además de dos horas y pico, dos horas y pucho y dos horas y punta.

21.9l Se emplea en el español general la construcción absoluta «pasadas + nombre de la hora» (pasadas las cuatro), junto con la variante «nombre de la hora + pasadas» (Eran las cuatro pasadas). Se ilustran ambas a continuación:

Tuvieron que despertarla pasadas las ocho de la mañana (García Márquez, Vivir); Se queda entredormido hasta que, una hora más tarde, pasadas las once de la noche, llama Allende al portero automático (Pombo, Natura); Eran las doce pasadas y el sol seguía sin salir (Martín Gaite, Fragmentos); —Molina… ¿qué hora es? —Las siete pasadas (Puig, Beso).

En la lengua antigua se empleaba muy frecuentemente el participio andado(s) para expresar el número de días transcurridos desde alguna fecha de referencia: Fueron leidos & publicados enel lugar de torrellas cerca dela cibdad de taraçona sabado ocho dias andados del mes de agosto (Valera, D., Crónica).

21.9m Son de uso general en el español de hoy oraciones como Faltan diez minutos para las ocho y Pasan diez minutos de las ocho para referirse por medio de perífrasis a los puntos horarios 7.50 y 8.10, respectivamente. Expresa aproximación a una hora con el adverbio casi40.9p y ss.: Son casi las dos) la locución prepositiva alrededor de (Serían alrededor de las ocho y media) y, en España, la preposición sobre, como en estos ejemplos:

Fortunata le vio entrar sobre las diez, pálido como la cera (Galdós, Fortunata); Cuando, sobre las nueve de la mañana, oyó a la puerta los cascos de la mula del doctor levantó el visillo de la ventana (Delibes, Hereje).

En los sistemas que expresan las horas mediante números arábigos, las fracciones se indican en minutos del cero al cincuenta y nueve. Como se indicó en el § 21.9e, para separar horas de minutos (y, en su caso, de segundos), se puede optar entre el punto y los dos puntos, pero se desaconseja la coma. Así, a las nueve y cuarto corresponden las opciones las 9:15 h, las 9.15 h (también sin h en ambos casos) y las 9 h 15 min; a la expresión las diez menos cuarto o (un) cuarto para las diez corresponden las opciones las 9:45 h, las 9.45 h y las 9 h 45 min.

21.9n La especificación de las fracciones inferiores al minuto, propia de los sistemas que usan cifras, sigue pautas similares. El artículo que acompaña a la designación de las horas es singular en la una (incluso en los casos en que a la hora se añaden fracciones: la una y cuarto, la una y veinticinco) y plural en todas las demás designaciones horarias, incluido el cero: las cero horas o la hora cero. La expresión apositiva la hora cero designa las 12.00 p. m., como en Anunció que al otro día, a la hora cero, ya que el avión salía a la una y veinte, me recogería en su automóvil (Bioy Casares, Lado). En el ámbito periodístico se emplea también este grupo nominal para designar la hora que transcurre entre las 12.00 p. m. y las 12.59 a. m. En México se usa ocasionalmente para hacer referencia a la hora de la tarde en la que no parece ser suficiente la luz natural ni necesaria la eléctrica. En muchos países americanos (más raramente en España) la expresión la hora cero designa el momento crucial de una decisión, un trance o un desenlace inminente:

¿Así de angustiado cuando advertí que llegaba la hora cero y que éramos un puñadito los que nos íbamos a alzar y que carecíamos de la más mínima organización de apoyo en la ciudad? (Vargas Llosa, Mayta); Se señalaba la hora cero en que el inmenso poder japonés se desataría en Extremo Oriente (Neruda, Confieso); Le llegó la hora cero al Gobierno nacional para fijar su posición frente al proyecto que revive la extradición (Tiempo [Col.] 28/4/1997); Si llegara la hora cero de un recomienzo, se exigiría a las utopías concretarse (Proceso [Méx.] 29/12/1996).

21.9ñ La pregunta sobre la hora se forma en singular: ¿Qué hora es?, aunque también se usa, sobre todo en el registro coloquial, el plural (¿Qué horas son?), así como en ciertos ámbitos coloquiales o rurales, ¿A qué horas son? Esta última variante se considera incorrecta. Véase sobre estas cuestiones el § 41.6t. En relación con la alternancia Son la una ~ Es la una, puede verse ese mismo apartado.

21.9o Se omite a menudo el sustantivo minuto(s) tras el numeral cardinal que lo introduce: Son las diez y cinco ~ Son las diez y cinco minutos. Ello lleva a pensar que el numeral se asimila en estas construcciones a los adjetivos (… y cinco Ø) o a los pronombres numerales, más que a los sustantivos. Los minutos que componen las horas no se suelen identificar con sustantivos numerales, con excepción de ciertas construcciones apositivas, como las que designan los períodos a los que se hace referencia en las competencias deportivas:

En el minuto 90, el visitante Parente, de penalti, redujo diferencias (Universal [Ven.] 7/4/1997); En el minuto 78, Tomás acumuló su segunda cartulina amarilla y salió del campo (Vanguardia [Esp.] 30/1/1995).

 

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