CAPÍTULO III. El uso de los signos ortográficos

3. Signos de puntuación

3.2. La puntuación y las disciplinas lingüísticas

3.2.2. Puntuación y prosodia

El uso de los signos de puntuación se ha vinculado a dos elementos prosódicos: la pausa y la entonación.

a) La pausa, junto con el acento, determina el ritmo del enunciado. La lengua no es un continuo fónico, sino que en la cadena hablada se presentan grupos delimitados por pausas que obedecen a diferentes motivos. Unas veces son distintivas y, por tanto, obligatorias. Otras son opcionales y se deben a factores personales o de intención comunicativa: responden al estilo de elocución, más o menos pausado, del hablante, se usan para crear expectación ante lo que se va a decir, para realzar ciertos elementos, etc.

Esta variedad de motivos pone de manifiesto que no todas las pausas orales coinciden con límites entre las unidades sintácticas, si bien estos determinan la existencia de muchas de ellas. Al mismo tiempo, como se irá examinando a lo largo de este capítulo, no todas las pausas de la cadena hablada se reflejan gráficamente. Así, al emitir un enunciado como El mensajero encargado del envío | no apareció por la oficina | hasta las siete de la tarde, se realiza una pausa entre el sujeto y el predicado (El mensajero encargado del envío | no apareció…) que, según se explica en el apartado 3.4.2.2.2.1, no debe tener reflejo gráfico; tampoco lo tiene la segunda pausa —de carácter opcional, pues podría pronunciarse igualmente … no apareció por la oficina hasta las siete de la tarde—. No es opcional, en cambio, la presencia o ausencia de pausa entre mensajero y encargado, pues no significa lo mismo la oración con la disposición de las pausas arriba indicada que con esta otra: El mensajero, | encargado del envío, | no apareció por la oficina | hasta las siete de la tarde. Como se verá en el apartado 3.4.2.2.1.1a, tampoco en la escritura la presencia o ausencia de comas es opcional en ese contexto, con lo que en este caso sí puede hablarse de un correlato entre la cadena oral y la escrita.

b) El segundo de los elementos prosódicos que se ha vinculado con la puntuación es la entonación. Sin embargo, la curva melódica con la que se pronuncia un enunciado es el resultado de la suma de variaciones en el tono, la duración y la intensidad del sonido que difícilmente pueden reflejarse en la escritura. La entonación transmite, por un lado, información lingüística, como la relativa a la modalidad (v. § 3.1.2), lo que permite distinguir, por ejemplo, una oración enunciativa (Viene) de una interrogativa (¿Viene?) o de otra exclamativa (¡Viene!). También aporta, por otro, información afectiva sobre sentimientos y actitudes del hablante, como ironía, sorpresa, reproche, ira, vehemencia, etc. Por sí misma, la puntuación es incapaz de transmitir muchos de estos matices.

     

    Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española:
    Ortografía de la lengua española [en línea], https://www.rae.es/ortografía/puntuación-y-prosodia. [Consulta: 03/06/2024].

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