cemento

Diccionario histórico de la lengua española (1933-1936)

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cemento, semento

 

cemento, semento. m. Prevención municipal [= puesto de policía o de vigilancia donde se lleva preventivamente a las personas que han cometido algún delito o falta].

                1955-56 (1977) Guerra Memorias (p.118): No era pan comido entonces el servicio de los guindillas. Llevar a alguno al cemento tenía complicaciones. Si ese alguno era un jediondo, los familiares del detenido levantaban ante el municipal un muro con culos de botellas, practicando todas las variantes del enojo, desde el hocicón hasta la calumnia, pasando por una solemne retirada del saludo. Si el que metían en chirona pertenecía a gente rica, o fina, el potaje se ponía en vilo, porque aquélla siempre tenía un familiar empalmado con el cacique. Y de aquí al canuto, había menos de un jeme. Ibídem (p.192): Las carreras de los guardias, el cemento, las tollinas caseras... encalmaban un tiempo el estado de guerra en que vivíamos. Ibídem (p.237): Por cierto que durante la batida, y como a los municipales les habían hablado por encima de que la muchacha a detener era «de pa fuera y rubianca», tres de ellos recalaron por el cemento trayendo a rastras, pese a su resistencia y a sus amenazas con la Escuadra, otras tantas inglesas, que por el aire, y sobre todo por los sombreros que usaban, creyeron locas, confundiéndolas con el auténtico objetivo. a1959 (1983) Guerra Entremeses (p.542): ¿Se acuerda cuando le vendió a un chone un pájaro cojo, con una pata comía, que lo llevaron al semento porque usté no quería aflojar los cheslines que le alevantó...?

¨Es un caso de evidente metonimia, sin trascendencia más allá de estos usos de Guerra. De modo que no hay constancia de otros empleos en otros autores.

2. Persona caradura.

                a1959 (1983) Guerra Entremeses (p.567): ¡Ya, santísima! ¡Vaya un semento, caballeros! ¿Pero y si sale como tú dises, por qué no fihtes a mi casa a cobrar el duro, con lo apetitoso que sos?

¨De la misma manera que se aplica, en la lengua popular, al «caldo amasado con gofio y poco espeso» (García Ramos), por su densidad y dureza, se traslada a la denominación de la persona que destaca por tener la cara «muy dura».

 

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ISBN 978-84-88366-95-5 (o.c.)978-84-88366-93-1 (v.1) 978-84-88366-94-8 (v.2)

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