enchumbar

Diccionario histórico del español de Canarias

enchumbar

 

enchumbar. (Del port.). tr. Empapar [= impregnar completamente un líquido un cuerpo sólido]. U.t.c.prnl.

                1905 Pícar Ageneré (p.51): Cogiendo cojollos, se enchumbó hasta los tútanos. 1918 Reyes Serie de barbarismos (p.92): (No digáis) Enchumbado. (Decid) Mojado, saturado de agua. Ibídem (p.263): (No digáis) Enchumbar. (Decid) Mojar con exceso, saturar de agua. 1932 Millares Cómo hablan los canarios (p.55): Enchumbado. Es sinónimo de «entripado». Mojado, calado hasta los huesos. En un día de invierno: Ven en seguida a mudarte que estás todo enchumbado o «entripado». a1937 (2005) Hernández de las Casas Voces de LP (p.132): Enchumbar. Mojar con profusión. 1941 Álvarez Delgado Puesto (p.11): Parecen también igualmente gallego-portuguesas formas como «sorimba» [...] y tal vez enchumbarse = mojarse, si no tiene procedencia italiana (cf. «piomba» = lluvia). 1946 Régulo Pérez Cuestionario (p.32): Otras clases de lluvia. ¿Se usa enchumbar? ¿Qué significa? 1951 (2008) Doreste Manojo de tollos (p.87): Los calamares están al caer. Joseíto. Si están bien empapaíllos... Manolito. Dile a tu madre que los enchumbe. 1955-56 (1977) Guerra Memorias (p.63): Si la noche estaba de sorimba y ventanero, miel sobre hojuelas, porque los de la guarda se embujeraban, seguro. El penoso tiempo ayudaba también las ganancias, ya que, enchumbaba la carga negra, luego rejundía más en la romana. Ibídem (p.147): «¡Sereno, nooo saltaba otro, que va a haber un pie de agua de los que enchumban...!». 1959 Alvar Tenerife (p.169): enchumbar 'mojar' ([La] Lag[una]). 1959 (1960) Hernández Martín Sancocho (p.50): Salió nuestra buena mujer a regar el silantro, con tanta prisa como si tuviera fuego pegao, con tan mala pata, que cuando ya volvía del sercao, rembaló y cayó dentro de una charqueta de agua emposáa, se estorsió un braso y se enchumbó toíta.

¨Desde el drae-70 (con la entrada enchumbrar, por errata evidente, en la edición de 1984), la Academia considera que esta palabra es propia de Canarias y América, con el significado de «Ensopar, empapar de agua», aunque sin proponer etimología alguna. La inclusión de la palabra con la marcación canaria y americana se realizó siguiendo la opinión de José Pérez Vidal que, en 1961, en una papeleta manuscrita que se conserva en el Fichero de enmiendas y adiciones, señalaba que con este significado de «se usa en las Antillas, Colombia, Tabasco (Méjico) y Rocha (Uruguay), según Malaret, Dicc. de Americanismos, y Santamaría, Dicc. General de americanismos. En Canarias es de uso general». Corominas, por su parte, la incluye como cubanismo entre los derivados de chumbo (higo) (dcech ii, s.v. chumbo). Parece claro, sin embargo, como señaló Álvarez Delgado en el texto aquí citado y como ha indicado el mismo Pérez Vidal en numerosos trabajos (vid. la información que ofrece el tlec ii), que el tratamiento del grupo inicial pl- apunta a un origen occidental y que en portugués una de las acepciones de enchumbar o chumbar es, precisamente, «molhar», aparte del uso pronominal trasmontano «Pôr-se muito pesado, por se molhar» (Figueiredo i). Su empleo en el archipiélago canario es hoy en día general en todos los niveles de habla, como muestra su presencia, relativamente importante, en Samper Padilla (p.518) y, con seguridad, hay que suponer que sus primeras documentaciones son bastante anteriores a las recogidas en el corpus seleccionado. En América su uso también está generalizado: se ha registrado en Argentina (Abad de Santillán), Colombia (Alario di Filippo 1), Cuba (Rodríguez Herrera i, Ortiz y Haensch/Werner Dicc. esp. Cuba), Tabasco (Santamaría Dicc. mejicanismos), Puerto Rico (Malaret Voc.P.Rico y Álvarez Nazario Herencia, p.139), República Dominicana (Patín Maceo Americanismos y Dominicanismos), Uruguay (Laguarda, p.50, que la considera «voz importada directamente desde el Brasil», López Blanquet y Haensch/Werner Dicc. urug.), Venezuela (Tejera 1 y Núñez/Pérez) y Luisiana (Alvar, p.179). Esta específica distribución espacial, a pesar de la opinión de autores como Laguarda, evidencia un más que probable influjo canario en la presencia y arraigo de esta voz en América.

 

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ISBN 978-84-88366-95-5 (o.c.)978-84-88366-93-1 (v.1) 978-84-88366-94-8 (v.2)

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