Morfología

5. La derivación nominal (I). Nombres de acción y efecto

5.7 Los sufijos -a, -e, -o (II). La dirección del proceso derivativo. Posible existencia de un sufijo nominal nulo

5.7a La formación de sustantivos mediante los sufijos -a, -e, -o plantea el problema de la dirección de los procesos derivativos (del que también se habla en los § 1.6k y 8.2k, l), es decir, la cuestión de si se produce la derivación de verbos a partir de sustantivos o la de sustantivos a partir de verbos (azote > azotar o azotar > azote). Se trata de un asunto complejo en el que se suelen tener en cuenta tres criterios, que han sido valorados de forma diversa por los especialistas:

1. El criterio histórico atiende a la fecha en que se documenta por primera vez cada derivado, así como a su pujanza en cada época.

2. El criterio formal considera la existencia de pautas o paradigmas en la morfología sincrónica que permitan decidir entre las dos ordenaciones, así como la presencia de esquemas semánticos que se correspondan con esos paradigmas (por ejemplo, nombres de acción, nombres de cualidad, etc.).

3. El lexicográfico se centra en la definición de los vocablos, de la que se deduce indirectamente su preeminencia o su complejidad conceptual. Así, si un lexicógrafo define azotar como ‘dar azotes’, sugiere el proceso N > V, pero si define azote como ‘acción y efecto de azotar’, opta indirectamente por el orden V > N.

5.7b Aunque se ha señalado en los estudios morfológicos que los tres criterios presentan dificultades, proporcionan muchas veces resultados coincidentes. Desde el primero se obtienen ejemplos de V > N en procesos como respirar (s. xiii) > respiro (s. xviii); arrancar (s. xii) > arranque (s. xvii), que coinciden con los resultados que ofrecen los criterios formal y lexicográfico: arranque ‘acción y efecto de arrancar’; respiro ‘acción y efecto de respirar’. No obstante, se documentan en fechas muy próximas extraviar y extravío (mediados del s. xviii); reposar y reposo (mediados del s. xv); liar y lío (comienzos del s. xvii); rescatar y rescate (mediados del s. xv), y chocar y choque (principios del s. xvii), entre otros muchos pares, por lo que el criterio histórico no ofrece en estos casos una respuesta tan rotunda como en los anteriores.

5.7c Se ha indicado a menudo en los estudios históricos que los préstamos de otras lenguas no han de considerarse voces derivadas de palabras documentadas con anterioridad en el idioma, aun cuando pudieran relacionarse semántica o morfológicamente con ellas. Así, desde la morfología sincrónica tiende a derivarse el sustantivo aplique del verbo aplicar, aunque el primero tenga origen francés (applique). No se suelen reproducir en la morfología sincrónica procesos históricos que sean ajenos a las relaciones significativas que pueden establecer los hablantes. Aun así, esta afirmación queda relativizada en parte por el hecho de que los procesos derivativos son sensibles a la cultura léxica de los individuos (§ 5.1u). A la extensa relación de derivados justificables históricamente y no por análisis sincrónico de los sufijos -a, -e, -o pertenecen los que se indican a continuación:

ahincar > ahínco; alijar > alijo; deportar > deporte; desbarajustar > desbarajuste; dislocar > disloque; escotar > escote; fincar > finca; llagar > llaga; percanzar > percance; pespuntar > pespunte (también existe pespuntear); rasguñar > rasguño; respingar > respingo; solapar > solapa; trizar > triza.

Algunos de estos verbos son hoy poco usados. Al descartar los sustantivos de esta lista de la relación de voces derivadas en la morfología sincrónica, no se extiende a ellos el problema de la dirección de los procesos derivativos. Cuando se examinan otros sustantivos, se observan algunos casos de discordancia entre los criterios mencionados para determinar la dirección del proceso. Se ejemplificarán algunas de estas discordancias en los apartados siguientes.

5.7d El criterio formal y el lexicográfico ofrecen a menudo resultados coincidentes con el histórico, pero no siempre es así. La definición de viaje (‘acción y efecto de viajar’) sugiere el orden V > N (nombres de acción), pero el proceso histórico viaje (s. xiv) > viajar (s. xviii) proporciona el orden contrario: N > V. Análogamente, el criterio histórico proporciona el orden forrar (mediados del s. xv) > forro (final del s. xvi), pero el lexicográfico ofrece la opción inversa, ya que forrar es ‘poner forro a algo’. En la morfología sincrónica se suele aceptar también el proceso forro > forrar, como en cepillo > cepillar y en otros muchos derivados verbales de sustantivos concretos que designan instrumentos: abanicar, lijar, remar, taladrar, etc. (§ 8.6k). Si se diera el orden contrario, se esperarían las interpretaciones ‘acción de forrar o ‘efecto de forrar’, ninguna de las cuales se obtiene. El criterio lexicográfico sugiere la dirección V > N en golpear > golpe (‘acción y efecto de golpear’), mientras que la etimología parece apuntar en la opuesta: golpe (mediados del s. xiii) > golpear (finales del s. xv). El criterio formal sugiere el orden despejar > despeje; rechazar > rechace (incorporaciones recientes del lenguaje deportivo), pero regate > regatear, frente a regatear > regateo.

5.7e Se plantea también el problema de la dirección del proceso derivativo en el análisis del llamado sufijo nominal cero. No son unánimes las posturas acerca de si existe o no en el español de hoy un morfema derivativo tácito o nulo (Ø) que podría añadirse al paradigma formado por -a, -e, -o. En efecto, este sufijo se caracterizaría por suprimir la vocal temática del infinitivo, como sucede en los temas de presente y en los sufijos vocálicos descritos, pero, al contrario de estos, no añadiría ningún segmento fonológico al derivado, como se ve en los ejemplos que siguen:

desliz(a)(r) > desliz-Ø; disfraz(a)(r) > disfraz-Ø; don(a)(r) > don-Ø; perdon(a)(r) > perdón-Ø; retener > retén-Ø; son(a)(r) > son-Ø; sosten(e)(r) > sostén-Ø.

5.7f El criterio histórico suele coincidir en estos casos con el lexicográfico, ya que los sustantivos mencionados se documentan con posterioridad a los verbos con los que se relacionan, y los diccionarios también suelen ofrecer definiciones que apuntan en esta misma dirección. De acuerdo con el DRAE, desliz es la “acción y efecto de deslizar o deslizarse”; perdón designa, asimismo, la de perdonar, y sostén la de sostener (el DRAE no relaciona, en cambio, disfrazar con disfraz ni a la inversa). Por otra parte, los procesos desdeñ(a)(r) > desdén (V > N) o desdeñ- (tema de presente) > desdén serían esperables porque la palatal nasal /ɲ/ no aparece en español en posición implosiva. El proceso inverso (N > V) daría lugar a *desdenar, si bien esta es la dirección que podría deducirse de la definición lexicográfica (desdeñar ‘tratar con desdén’).

5.7g Desde el punto de vista de la morfología sincrónica, se presentan dos opciones en los casos que se acaban de mencionar. Una posibilidad es considerar que estas formaciones son deverbales y que el proceso derivativo hace uso, como se ha explicado, del sufijo nominalizador Ø paralelo a -a, -e, -o. En este análisis, el sustantivo español sostén-Ø contrasta con el italiano sostegn-o, al igual que desdén-Ø lo hace con el no muy usado desdeñ-o: Merecen el desdeño y el desprecio del Gobierno (Razón [Esp.] 16/12/2003). Otra opción es considerar que el sufijo Ø es anómalo en el sistema derivativo del español. Desde este segundo punto de vista, es pertinente el hecho de que los hablantes no suelan relacionar desliz con deslizarse, y también el que sea posible invertir las relaciones semánticas, es decir, entender perdonar como ‘conceder el perdón’; disfrazar como ‘poner un disfraz’ o desdeñar como ‘tratar con desdén’ (como hace el DRAE en el último caso). Esta opción proporcionaría el orden N > V, en lugar de V > N. Como se ve, la conveniencia de postular o no un sufijo derivativo Ø en español es una cuestión polémica que depende en gran medida de la relevancia que se dé a cada uno de los tres criterios que suelen aplicarse al problema de la dirección de los procesos derivativos.

 

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