Sintaxis

18. Los posesivos

18.1 Definición. Rasgos gramaticales de los posesivos

18.1a Se llaman posesivos los determinantes y adjetivos que expresan posesión o pertenencia, como mi, tu, su, mío, tuyo, suyo. Estas expresiones encierran la misma información que muchos grupos preposicionales introducidos por la preposición de, a los que a menudo sustituyen (El perrito era de la niña > El perrito era suyo). Se ha debatido largamente en la tradición gramatical hispánica la naturaleza categorial de los posesivos. Los posesivos se asemejan a los pronombres personales tanto en su forma como en su significado, y comparten con ellos los rasgos de persona, lo que justificaría asimilarlos a esta clase gramatical. También coinciden con ellos en que tienen naturaleza referencial (§ 18.6a) y pueden ser el antecedente de pronombres reflexivos (su amor por mismo ~ Él se quiere a mismo). Se retomará la estrecha relación entre ambas clases de palabras en los apartados que siguen. A la vez, los posesivos tónicos (mío, tuyo, suyo, etc.) se asimilan en cierta medida a los adjetivos, ya que son, como ellos, modificadores restrictivos y admiten núcleos nominales tácitos (la idea suya > la suya), entre otras propiedades que se analizarán a lo largo del capítulo.

18.1b Los posesivos se dividen en varias clases gramaticales en función de criterios morfológicos y sintácticos diferentes. Cabe establecer cinco clasificaciones siguiendo los criterios que se describen a continuación:

1. La posición en el grupo nominal

2. La persona designada

3. El género

4. El número

5. El número de poseedores

Se analizarán separadamente en los apartados que siguen.

18.1c Atendiendo al criterio 1 (la posición en el grupo nominal) los posesivos se dividen en prenominales y posnominales:

Prenominales: mi, mis, tu, tus, su, sus, cuyo, cuya, cuyos, cuyas, nuestro, nuestra, nuestros, nuestras, vuestro, vuestra, vuestros, vuestras.

Posnominales: mío, mía, míos, mías, tuyo, tuya, tuyos, tuyas, suyo, suya, suyos, suyas, nuestro, nuestra, nuestros, nuestras, vuestro, vuestra, vuestros, vuestras.

Las formas prenominales monosilábicas (mi, tu, su y sus plurales mis, tus, sus) son casi siempre átonas y constituyen variantes apocopadas de las correspondientes formas posnominales plenas (mío, tuyo, suyo y sus variantes de género y número), que son tónicas. También son átonas la forma bisilábica cuyo (como el resto de los relativos con la excepción de el cual) y las prenominales nuestro y vuestro. No obstante, en algunas áreas del español peninsular central y septentrional las formas antepuestas del pronombre posesivo no son átonas sino tónicas. También lo son a veces —en la lengua general— en expresiones exclamativas propias del registro familiar (¡Mi madre!). Si se comparan los dos paradigmas presentados, se comprobará que solo nuestro y vuestro admiten las dos posiciones. Así, frente a el hijo nuestro y nuestro hijo, con el mismo posesivo, mi hijo contrasta con este hijo mío, con posesivos diferentes. Las propiedades gramaticales de cuyo se analizan en el § 22.5.

18.1d Alternaron hasta el siglo xvi la forma monosilábica mi con la plena mío, sin apócope de la vocal final —meu > *mieo > mi(o)—, y, más raramente, las formas tuo con tu y suo con su. La forma plena era más frecuente cuando un adjetivo se interponía entre el posesivo y el sustantivo. He aquí algunos usos antiguos de mío, tuyo y suyo como posesivos prenominales:

Veré a la mugier a todo mio solaz (Cid); A Dios lo prometo, a aquel que está en alto, fata que yo me pague sobre mio buen cavallo (Cid); Porque de la suya lengua daba testimonio ser de la provincia de Vandalia y que por cierta desdicha venía desterrada de sus tierras (Montemayor, Diana); E por el aruol que fructa leuare, dixiere el amparador: “non derranque tuo aruol ni lo corte nin sua rama tage” (Fuero Alba de Tormes); Se omme de la vila quisier ir morar á regalengo, venda sua heredade, et leve suo aver, et nenguno no lo contrarie (Fuero Villavicencio).

En los textos medievales se registran también ampliamente las formas apocopadas:

Dexat vos desto, ca después que yo fuer armado ençima del mi buen cavallo Bondifer (Otas de Roma); Ca aguzaste la voluntad e la tu lengua, por que dixieses esta fabla loca e vana (Barlaam e Josafat); La cordura te fara que non pierdas el tu buen amigo a culpa de ti (Castigos); Toda pressura de clerigo e de su casa e toda su heredade sea libre e quita e franquida pora uender e pora donar e por dar aqui quisier (Fuero Salamanca).

18.1e Considérese ahora el criterio 218.1b). Los posesivos y los pronombres personales constituyen las únicas manifestaciones de los rasgos de persona, fuera de la flexión verbal. En el caso de los posesivos, estos rasgos coinciden con los del poseedor al que se refieren. Atendiendo a la persona designada, los posesivos se pueden clasificar del modo siguiente:

De primera persona: mi, mis, mío, mía, míos, mías, nuestro, nuestra, nuestros, nuestras.

De segunda persona: tu, tus, tuyo, tuya, tuyos, tuyas, vuestro, vuestra, vuestros, vuestras.

De tercera persona: su, sus, suyo, suya, suyos, suyas, cuyo, cuya, cuyos, cuyas.

Si el concepto de persona no se reduce al que expresa la concordancia, y se amplía a las llamadas personas del discurso16.1b), deben agregarse al segundo grupo los posesivos su, sus, suyo, suya, suyos, suyas, que corresponden a los pronombres personales usted y ustedes: con el permiso de usted > con su permiso. Estos pronombres concuerdan con el verbo en tercera persona por las razones que se explicaron en el § 16.1b, y pueden establecer también, como se ve, relaciones de correferencia con posesivos que manifiestan rasgos de tercera persona.

18.1f En el español americano se restringen las formas vosotros/vosotras a determinados usos ceremoniales o a ciertos escritos de tono muy formal. Los posesivos que les corresponden (vuestro, vuestra, vuestros, vuestras) están limitados de la misma forma:

Como siempre, señoras, en vuestro servicio haría cualquier cosa (Cuzzani, Zorro); Señor Director: Me es muy grato transmitir mis sinceras felicitaciones a vuestro diario (Época [Chile] 2/7/1996); Podría abundar en algunas cuestiones secundarias pero la premura del tiempo me obliga a no abusar de la paciencia de vuestras señorías (Leñero, Martirio).

Una parte del español hablado en España (el de Canarias y el de buena parte de Andalucía) comparte este sistema, en el que no se hace distinción entre el trato de confianza y el de respeto en las formas del plural. Así pues, en cuanto que la forma ustedes se usa indistintamente para ambos tratamientos, los posesivos que les corresponden tampoco hacen distinción de usos: el problema de ustedes > su problema ~ el problema suyo; los problemas de ustedes > sus problemas ~ los problemas suyos. Se observa cierta tendencia en el español americano a limitar el posesivo suyo y sus variantes de género y número a los usos en los que se corresponde con usted, ustedes. En las demás interpretaciones se prefiere de él, de ella, de ellos, de ellas, como en de parte de ella (en lugar de de parte suya) o en los textos siguientes:

Los motivos de él eran ciertos: nunca la necesitaba tanto, viva y lúcida, como en esos minutos de zozobra (García Márquez, Amor); No pudiera asegurártelo, aunque he sido un buen lector de él (Ramírez, Alba); El Ministro añadió que la situación de ella será resuelta en un plazo de ocho a quince días, cuando posean la documentación requerida (Nación [C. Rica] 7/1/1997); Aunque no se tiene datos oficiales […] sobre el número de jóvenes que han cumplido los 18 años de edad, se estima que será considerable la participación de ellos en las próximas justas electorales (Tiempos 9/2/1997).

18.1g Los posesivos del español concuerdan con el sustantivo al que acompañan, por tanto con el que designa la cosa poseída, en lugar de con el que denota el poseedor: nuestro trabajo, vuestros deseos, esta amiga tuya. Todos los posesivos posnominales presentan variación de género y número. Los prenominales mi, tu, su y sus plurales no poseen rasgos exclusivos de género, por lo que son compatibles con sustantivos masculinos (mi libro, tus trabajos, su domicilio) o femeninos (mi casa, tus obras, su actitud). Los demás posesivos prenominales presentan variación de género. Por tanto, atendiendo al criterio 3, los posesivos se clasifican del modo siguiente:

Masculinos: mío, míos, tuyo, tuyos, nuestro, nuestros, vuestro, vuestros, suyo, suyos, cuyo, cuyos.

Femeninos: mía, mías, tuya, tuyas, nuestra, nuestras, vuestra, vuestras, suya, suyas, cuya, cuyas.

Sin distinción de género: mi, mis, tu, tus, su, sus.

18.1h El cuarto criterio de clasificación (§ 18.1b) es el número. Los posesivos del español manifiestan dos tipos de informaciones numéricas. Por un lado, poseen rasgos morfológicos de número, puesto que concuerdan en singular o plural con el sustantivo al que acompañan. Cuentan, además, con rasgos léxicos de número, puesto que señalan el número de poseedores a los que se hace referencia. Este apartado se centrará en el primer tipo de información numérica; en el siguiente se considerará el segundo y se comparará con el anterior. Todos los posesivos del español presentan una variante singular y otra plural. Las dos series de posesivos que se reconocen atendiendo a su número son las que aparecen a continuación:

Singular: mi, mío, mía, tu, tuyo, tuya, su, suyo, suya, nuestro, nuestra, vuestro, vuestra, cuyo, cuya.

Plural: mis, míos, mías, tus, tuyos, tuyas, sus, suyos, suyas, nuestros, nuestras, vuestros, vuestras, cuyos, cuyas.

18.1i El quinto y último criterio de la clasificación (§ 18.1b) es el número de poseedores. Los posesivos pueden referirse a un solo poseedor o a varios poseedores. En función de este criterio se clasifican del modo siguiente:

Un solo poseedor: mi, mío, mía, mis, míos, mías, tu, tuyo, tuya, tus, tuyos, tuyas.

Varios poseedores: nuestro, nuestra, nuestros, nuestras, vuestro, vuestra, vuestros, vuestras.

Sin distinción en el número de poseedores: su, sus, suyo, suya, suyos, suyas, cuyo, cuya, cuyos, cuyas.

En efecto, nuestra casa es un grupo nominal con rasgos de singular en el que el posesivo nuestra hace referencia a varios poseedores. En cambio, su en su casa puede hacer referencia tanto a uno como a varios. Este criterio no debe confundirse con el que se expuso en el apartado inmediatamente anterior. Así, los posesivos nuestro o nuestra no poseen rasgos morfológicos de plural (criterio 4) sino de singular, por lo que solo determinarán a sustantivos que muestren ese número (nuestra casa). Como se ve, la noción de pluralidad que parece manifestar nuestro no corresponde a su morfología, sino a su naturaleza léxica. Representa, pues, un rasgo de su significado que indica el número de poseedores que designa: dos o más.

18.1j Son varios los posesivos que resultan compatibles con sustantivos masculinos y femeninos, tanto singulares como plurales. Esta carencia de distinciones morfológicas produce algunas situaciones de ambigüedad que pueden ocasionar anfibologías. Así, a los posesivos su y suyo corresponden seis significados: ‘de él’, ‘de ella’, ‘de ellos’, ‘de ellas’, ‘de usted’ y ‘de ustedes’. Fuera de contexto no es posible saber, en principio, cuál de los seis resultará adecuado, pero el sentido se esclarece fácilmente en los textos orales o escritos. Excepcionalmente, el posesivo nuestro con sus variantes de género y número alude a un solo individuo en el plural de modestia (§ 16.2ñ) y en el plural mayestático (§ 16.2n), como se ve en los textos que siguen:

E Nos el Papa quinto vicensimo viendo que los nuestros antecesores hicieron bien [...] damos y otorgamos una septima de perdon (Relaciones); El rústico pastor de belén a los lectores: No te espantes, lector amigo, si en estos divinos discursos no cumple nuestra rudeza con la obligación del nombre (Lope Vega, Pastores); La cita precedente completa, a nuestro juicio, la información necesaria al principiante para decidir en cada caso la forma en que […] (Feldman, Guión).

18.1k Los posesivos que no distinguen léxicamente el número de poseedores pueden poner de manifiesto esta información en la concordancia con predicativos o con complementos nominales. Así, no es posible deducir cuántas personas llegan de la expresión su llegada. No obstante, la concordancia del complemento predicativo con el posesivo su en el primero de los textos que siguen pone de manifiesto que el referente de su es uno solo. Se obtienen conclusiones paralelas en los demás casos:

A mí solo me han pedido que garantice su llegada sano y salvo (Rojas, C., Hidalgo); Si no puedes entender que yo enloquecería si dejara de pintar, entonces búscate un amante en internet. Que te mande su foto desnudo —que seguramente será trucada— y, si te gusta, buena suerte (Bayly, Mujer); Se fotografiaron juntos para la prensa gráfica, y su imagen abrazados fue la más recogida de todo el partido (As 24/3/2005).

18.1l El posesivo medieval lur/lures poseía rasgos de tercera persona y se aplicaba únicamente a varios poseedores, como el del catalán actual llur/llurs (‘su(s) de ellos’), el del francés leur/leurs o el del italiano loro. En los siguientes ejemplos se subraya con subrayado discontinuo el antecedente plural del posesivo:

E apres aquesto, los franceses, uencidos por la dolçor de la lur patria, començaron a murmurar e ordenaron entre si que njnguno no romanjes e tornarons’ende (Crónica Lucas Tuy); Los iniquos et disiguales han recomtadas las lures faulas o tractamientos (Fernández Heredia, Autoridades).

18.1m Pueden ser neutros en español el artículo y el demostrativo, pero no suelen serlo los posesivos. Resultan, pues, forzadas sustituciones como el aspecto más interesante de viajar > su aspecto más interesante, o una parte de ello > *una parte suya. Sin embargo, los posesivos pospuestos pueden modificar a los indefinidos neutros, como en algo tuyo, nada mío, y también a los demostrativos neutros, como en Alguien tenía que enterarse de esto nuestro (Quiroga, Enferma).

18.1n En el siguiente cuadro se resumen los rasgos de los posesivos del español actual descritos en los apartados precedentes. Cabe hacer algunas precisiones a la información que contiene. En primer lugar, el rasgo de segunda persona de los pronombres su, sus, suyo, suya, suyos, suyas corresponde aquí solo a la variante de respeto (usted, ustedes). En segundo lugar, nuestro, nuestra, nuestros y nuestras pueden referirse a un poseedor en la interpretación de plural mayestático o de modestia, como se vio en § 18.1j. Como se adelantó en las páginas precedentes, el posesivo cuyo no se analizará en este capítulo, sino en el § 22.5.

Rasgos gramaticales de los posesivos
 prenominalposnominalpersonagéneronúmeronúmero de poseedores
mi no 1.ªmasculino, femenino singular uno
míono1.ªmasculinosingularuno
míano1.ªfemeninosingularuno
mis no 1.ªmasculino, femenino plural uno
míosno1.ªmasculinopluraluno
míasno1.ªfemeninopluraluno
nuestro1.ªmasculinosingularvarios
nuestra1.ªfemeninosingularvarios
nuestros1.ªmasculinopluralvarios
nuestras1.ªfemeninopluralvarios
tu no 2.ªmasculino, femenino singular uno
tuyono2.ªmasculinosingularuno
tuyano2.ªfemeninosingularuno
tus no 2.ªmasculino, femenino plural uno
tuyosno2.ªmasculinopluraluno
tuyasno2.ªfemeninopluraluno
vuestro2.ªmasculinosingularvarios
vuestra2.ªfemeninosingularvarios
vuestros2.ªmasculinopluralvarios
vuestras2.ªfemeninopluralvarios
su no 2.ª, 3.ªmasculino, femenino singular uno o varios
suyono2.ª, 3.ªmasculinosingularuno o varios
suyano2.ª, 3.ªfemeninosingularuno o varios
sus no 2.ª, 3.ªmasculino, femenino plural uno o varios
suyosno2.ª, 3.ªmasculinopluraluno o varios
suyasno2.ª, 3.ªfemeninopluraluno o varios
cuyono3.ªmasculinosingularuno o varios
cuyano3.ªfemeninosingularuno o varios
cuyosno3.ªmasculinopluraluno o varios
cuyasno3.ªfemeninopluraluno o varios

Información adicional

En relación con este capítulo, las siguientes entradas del Glosario de términos gramaticales podrían ser de su interés:
determinante posesivo, posesivo

 

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